Entonces huyó.
Taemin se detuvo, dejándose caer contra la pared. Puso una mano sobre su pecho, no sabía si latía así por haber corrido o por...
Tocó sus labios, tenían un cosquilleo extraño. Nunca había sentido de esa manera el contacto boca con boca. Sus ojos se abrieron con sorpresa...Era la boca de su maestro.
Minho le había besado, Minho le había besado, Minho...¡Oh, Dios! No sabía qué estaba pasando, pero Minho, su maestro, le había besado. No podía dejar de repetir esa escena en su cabeza, se sentía tan surrealista. Terminó de resbalarse, quedando en el suelo, viendo que en la mano llevaba la bolsa del regalo. Tomó el carrusel, dándole cuerda lo puso a girar. Sus labios realmente le hacían sentir un cosquilleo extraño, diferente a cualquier otro beso. Eso no le hizo evitar sonreír al ver ese viejo carrusel moverse a la velocidad de la melodía.
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-¡Minho!- Seohyun llamó a la puerta de la casa de su amigo, y no dudó en saltarle encima cuando éste le abrió. -¡Minho! ¡Minho! ¡Minho!
-¿Qué es lo que pasa, noona? - Minho la hizo pasar a la sala. Ella se veía tan feliz.
-Minho, ¡pasó!- Lo dijo en una clara explosión de felicidad. -Me besé con YongHwa.
Minho la detuvo por los hombros, antes de que rompiera algo.
-¡Al fin! Ya era hora de que admitieras que te gusta...¿Cómo pasó?
Seohyun sonrió totalmente apenada.
-Estabamos discutiendo, no sé qué pasó, pero lo siguiente que sé es que nos estábamos besando...Ya ahora siento que arruiné mi trabajo.- Jaló sus mejillas, haciendo un gesto de desesperación.
Minho rio, Seohyun tenía una perfecta relación de amor odio con su jefe, que ahora temía haberla destruido con ese pequeño gesto de afecto que tuvieron.
-Tranquila, Seo, estoy seguro que tu jefe no cambiará su forma de verte.
-Agh, no es eso...- Le hizo una mueca de desesperación. -Él ya sabe que me gusta, y yo le gusto, esto no debería ser así.
Minho volvió a reír, sólo ellos dos comprenderían ese extraño amor que se tienen.
-Déjame decirte que no eres la única que besó a alguien a quien no debía.
-¿Qué?- Se irguió al filo del sofá. -Minho ah, ¡habla! ¿Qué hiciste?- Parecía muy curiosa de saber qué era lo que su amigo había hecho.
-Ahh...Es complicado.- Sonrió como idiota. -Quiero decirlo, pero a la vez no quiero que nadie sepa, aún así...
-Minho ah, estás hablando como un adolescente.
-¡Se trata de un adolescente! Me enamoré de un adolescente.- Confesó.
Seohyun abrió los ojos, para después abrir la boca y dar un grito de emoción. Ella era la única que tal vez reaccionaría así de bien ante la situación de Minho.
-¿Y lo besaste? Tienes que contarme, ¿cómo pasó? ¿Quién es? Dime, dime.
-Ahh~ Es estudiante mío. Y no pude evitarlo. Ese niño es tan... Me fascina. Entonces lo besé y él se sonrojó, pero en cuanto pudo se fue.
-¿Qué? ¿Sólo así ?- Seohyun frunció el ceño. -Dime todo, exactamente como pasó.
-Pues... se quedó quieto, después tomó sus cosas y caminó hacia la puerta. Me miró por un segundo, y ahí fue cuando corrió.
-¡Yah! ¿No lo entiendes? Le gustó, Minho ah.- Seohyun realmente se veía emocionada.
-¿Y por qué se fue?
-Minho babbo, eres mayor que él, probablemente nunca pensó gustarle a un adulto, dale tiempo.
-¿En serio?- Sonrió, esperanzado. -Me encantaría poder conquistar a Taemin.
-Tienes que presentarmelo, Minho ah.- Le apuntó, frunciendo sus labios en una mueca de esto es una orden.
Minho rió, tal vez Seohyun tenía razón, y debía esperar, después de todo Taemin no había comentado lo del beso con nadie. Hizo movimientos absurdos en el aire, hundiéndose en ese pequeño rayo de esperanza que ahora tenía. Si tan sólo Taemin le diera la oportunidad.
-Minho, cuéntame cómo es.- Fue una orden.
-Muy bonito...- Rio de esa manera tonta en que los enamorados hacen. -Tiene una personalidad tan polifacética. Puede ser dulce, pero cuando le conocí era serio. Es bastante caprichudo y le encanta hacer travesuras.- Suspiró. -Y sus ojos...Son los ojos más bonitos que jamás conocí.- No sólo era su voz, también su cuerpo; Minho hablaba con su lenguaje corporal, y lo que decía era que estaba perdidamente enamorado de ese niño. -¿Sabes? Tiene heterocromía. El derecho gris, el izquierdo azul...- Se recargó sobre su puño. -Cada tarde hablamos, y puedo asegurar que su cabeza está llena de ideas maravillosas. Me fue fácil caer por él, y me es tan difícil no pensar en él.
-Vaya, Minho ah, suenas tan enamorado.- Seohyun rio. -No te rindas, ¡fighting!
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Taemin suspiró, era Sábado y estaba en casa de Sulli. Afuera se veía un cielo nublado, haciendo algo gris el día. No podía dejar de pensar en lo pasado el día anterior. Incluso había batallado al dormir, por estar perdido en ese instante que quedó grabado en su cabeza. El cosquilleo se había negado a dejar sus labios y...había esa sensación de torbellinos en su estómago.
-¡Oppa!- Sulli le llamó la atención. -Gané...de nuevo.- Hizo una mueca, Taemin sea lo que sea, jamás la dejaría ganar.
-¿Si? ¿Qué ocurre?- Se giró a verla. Sulli le miraba con un puchero en el rostro.
-¿Qué ocurre?- No le reclamó, sólo preguntó, buscando conseguir una respuesta diferente a la que se imaginaba. Se había esforzado tanto, pero Taemin...
-No ocurre nada, Jin Ri, es tan sólo...
-Taemin, tú no eres así.- Frunció el ceño. -¿Te gusta alguien más?
-Yo...- Taemin se sonrojó, ¿cómo contestar ante eso?
-Lo entiendo.- Le sonrió, su mejor esfuerzo no había podido conseguir el corazón de Taemin. Sabía que no podía engañarse. -Espero seguir siendo tu amiga, ¿cierto?
-Por supuesto, Jin Ri.- Le sonrió; lo había dicho, Sulli era bonita, por dentro y por fuera.
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Después de haberse ido de la casa de Sulli, Taemin fue al centro comercial. Quería, tan sólo por un momento, poder despejar su mente.
Era ese silencio, y esa soledad -que realmente no se sentía como soledad- la que le daban un segundo de paz al joven. Taemin se sentó en una banca del lugar, viendo a la gente pasar. Era extraño, de repente parecía que todas las parejas de la ciudad decidieron salir y pasearse ahí, enfrente de su nariz. Hizo una mueca, ellos se veían felices.
Entonces pensó en Minho, y en ese beso. Le gustaba estar con Minho, porque él era amable y le prestaba mucha atención, le trataba como si fuera alguien muy importante, y no dejaba que se abuerriera...Además, también veía por su bien, como cuando le dejó trabajar bajo la condición de que no descuidara la escuela. Y no estaba demás decirlo, Minho era guapo.
Se sonrojó, ¿por qué pensaba así? Podía sentir sus mejillas arder bajo esa sensación de vergüenza. Había pensado que su maestro era guapo, y no era una mentira. Cubrió su rostro, por pena. El beso era otra razón para avergonzarse. Minho le había dado un beso, que si bien sólo había sido un roce de labios, le tomó bastante por sorpresa. ¿Qué había hecho después? Había huido, porque no supo cómo reaccionar ante eso. Nunca se había sentido así de perplejo ante alguna situación, pero ciertamente no se lo esperaba...Ni tampoco le desagradaba.
Mordió su labio inferior, no sabía lo que esto significaba. ¿Qué había pretendido Minho al besarle? Se sentía bastante confundido con eso, estaba sintiendo esa sensación rara en el estómago que cuadraba perfectamente con la descripción que Jonghyun le había dado. ¿Acaso...
Hizo un mohín adorable, o eso pensaron las personas que le vieron, Taemin había hecho algo parecido a una rabieta, pero de vergüenza, cubriéndose el rostro. No entendía, y si lo hacía no quería saber. Estaba confundido, avergonzado, incluso algo emocionado.
Esa misma noche por más que trató de dormir no logró conciliar el sueño. En su cabeza rondaba una y otra vez ese momento específico que lograba despertar las cosquillas en sus labios, y en su estómago.
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Minho intentó iniciar bien el día, lo intentó, pero era imposible. No se debía menoscabar el hecho de que era lunes, pero lo que le hacía estar mal era que Taemin no había asistido a la clase. No había faltado, lo sabía, porque lo había visto con Donghae en sala de maestros. Y aún así, Taemin decidió faltar a la primera clase del día. Su clase.
En el receso tuvo una pequeña oportunidad de verle, Taemin estaba haciéndose el tonto con uno de sus amigos, el gemelo menor, supuso por el corte de cabello que tenía. Pero Taemin nunca se giró, para encontrarse con su presencia.
No podía aguantar más, Seohyun dijo que debía darle tiempo, pero temía que Taemin le hiciera a un lado por temor. Nunca quiso alejarlo de su lado, sólo...Sólo quería amarlo de la manera loca en que lo hace.
Fueron largas las horas, esperando por, con tal vez suerte, encontrarse con el menor. Entonces llegaría el momento,lo buscaría en toda la escuela de ser necesario, pero confesaría sus sentimientos.
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Taemin mordió el interior de su mejilla derecha, haciendo una mueca, mientras terminaba de decidirse que hacer. En la mañana había sentido realmente mucha vergüenza, y no había asisto a la clase, escondiéndose en uno de los muchos salones vacíos que la escuela tiene para alguna actividad.
Pero ya habían acabado las clases, y no quería terminar con esa rutina de siempre...Inspiró profundamente, ¿debía de ir al salón de clases? No sabía que iba a pasar, tal vez Minho estabamolesto, porque había salido huyendo (olvidó también que había faltado a clases). ¿Minho estaría ofendido? No quería que su profesor creyera eso, pero no sabría que decir en el caso que Minho en realidad estuviera molesto.
Dio pasos algo temblorosos hacia el pasillo que le llevaba a su salón de clases. Se sentía raro, como si fuera a derretirse en cualquier momento. Empezó a caminar más rápido, sin darse cuenta que ya iba corriendo. Quería ver a su maestro, no podía permitirse que Minho le dejara de prestar atención. Quizás eso era lo que más le asustaba, que Minho dejara de quererle como lo hacía, pero ¿de qué manera lo hacía? Respiró agitadamente, abriendo la puerta. El salón estaba vacío.
Sintió horrible dentro de sí...Esperaba encontrarse con Minho ahí adentro. Hizo un puchero, que indicaba que en cualquier momento iba a llorar. No quería que así fueran las cosas. Entró al salón, en realidad se veía vacío cuando Minho no estaba ahí.
-Taemin ah.- Esa voz gruesa, llamándole desde la puerta, hizo que el menor se girara sobre sus talones, encontrándose con la gran y pesada mirada de su profesor. Nunca lo había visto viéndole así (cuestión de mala suerte, porque Minho podía llegar a ver a Taemin como un depredador a su presa).
-Minho...- Susurró suave, mientras se quedaba helado. Minho se acercaba, a paso firme, decidido, acercándose cada vez más. Pudo sentir cuando Minho le tomó por el mentón con dos dedos y alzó su rostro. Para este momento Taemin ya había cerrado los ojos, reflejo de la vergüenza que sentía, Minho estaba haciéndole sentirse tan raro. Dio un pequeño salto al volver a sentir los labios del mayor sobre los suyos. Esa boca le provocaba cosquilleo una vez más. En su vientre sólo se sentía que muchas mariposas armaban revolución y se ponían a bailar.
¿Cuánto tiempo habían estado así? Taemin no sabía, pero tampoco quería que el mayor se detuviera. Ese beso le agradaba tanto, era una sensación tan diferente a otros besos que había tenido. Abrió los ojos lentamente conforme el beso iba llegando a su fin. Pudo ver como Minho le miraba, lleno de un brillo tan extraño.
Se puso rojo, queriendo esconder el rostro, y lo hubiese logrado, si no fuese porque Minho le detuvo. Le volvía a tomar por el rostro, con esa ruda delicadeza. Minho era tan diferente a como Taemin alguna vez llegó a imaginar que Minho sería al dar un beso.
-Me gustas.- Fue serio con el tema, mirándole con una de esas miradas que sólo los adultos tienen. Aprovechando que le tenía agarrado, Minho volvió a besarle, esta vez siendo un poco más rudo con sus movimientos. Se tomó la libertad de obligar a Taemin a abrir la boca, delinear sus labios con su lengua, entrar en el espacio ajeno, provando algo nuevo. Taemin dejó escapar un sonido, mezcla de gemido y jadeo, parecía estar ahogándose, o disfrutándolo. Entonces fue cuando Minho decidió soltarle. Rozó sus labios contra los de Taemin, cerrando el beso más espectacular que el menor jamás tuvo. Podía verle sonrojado, y eso le encantaba.
-¿C-cómo puede decir eso? ¿L-le gus-s-to?- Taemin se trabó, escondiendo su rostro que ardía en pena.
-Por supuesto que me gustas.- Entonces Minho cambió su expresión, a una más cálida y tierna. Taemin era tan adorable.
-¿Cómo puedo yo gustarle?- Mordió el interior de su mejilla, sintiendo que su corazón latía localmente ante esas palabras. Le gustaba a su profesor, al inteligente, atlético, amable , Choi Minho. ¡Dios! Se sentía tan avergonzado de sí mismo, ¿qué podía ofrcerle? No era más que un adolescente.
Minho rio, una risa calmada y suave. Podía ver el dilema en los bonitos ojos de Taemin. Le acarició, con ternura, sintiendo que el menor no temía de sus sentimientos. Eso le hizo sentirse mejor, pero nada le haría más dichoso que algún día ser correspondido por el niño.
-Porque me gustas...- Se acercó, con un beso suave esta vez. -...Porque eres el chico más tierno que jamás conocí. Porque cuando estás conmigo no puedes quedarte callado.- Rio, provocando más sonrojo en el menor. -Porque cuando digo algo que te hace ruborizar, lo primero que haces es esconder el rostro; entonces tengo que pretender que no vi ese gesto.- Taemin hizo un puchero. -Eres bastante caprichudo y travieso, pero eso no te quita lo dulce. Te importan tus seres queridos, y sé que harías lo que fuera por ellos...- Suspiró. -Además,te aseguro que tienes la mirada más bonita del mundo, y no podría pasar mucho tiempo sin verte.
Taemin se quedó callado, ¿así era como Minho le veía? Estaba tan mareado, no se lo había esperado, todo había sido una confesión tan perfecta y bonita. Y él...él no sabía que decir.
Minho le tomó por la mano, jalándole con suavidad, para que ambos se sentaran en ese peldaño que hace diferencia entre el pizarrón y el escritorio de Minho, con el resto del salón. Recogió un mechón del cabello del menor, acariciándole suavemente. Taemin no había dicho nada, y eso de cierto modo le preocupaba. Jadeó, entendía que no podía forzar al chico a quererle de la misma menera en que él lo hacía, pero al menos podía esforzarse por conseguir su corazón.
-Tae, escucha, no tienes qué aceptar mis sentimientos. Yo... Necesitaba que tú lo supieras, pero no por eso te obligaré a quererme.- Le sonrió, tomándole por las mejillas. -Sé lo que implica el haberme enamorado de ti, pero te aseguro que haré lo que sea por tratar de ganar tu cariño.
Taemin escondió el rostro. Minho no pudo evitar sorprenderse por eso. Taemin volvía a estar rojo, y mordía su labio inferior. Le obligó a subir la mirada...Entonces unos labios intercedieron los suyos. Taemin, esta vez, había sido quien besaba.
-...Me gustaría ver que lo intenta...
Minho se quedó helado, Taemin lo aceptaba, le estaba dando una oportunidad de enamorarle. Sintió que ahora todo sería perfecto, Taemin estaría a su lado, y se dejaría amar, aprendería lo que es el amor...Y todo sería perfecto. Minho no pudo evitarlo, abrazó al chico, sintiéndose feliz de que la confesión hubiese salido tan bien. Ahora, tenía a Taemin, y eso era lo que más le importaba.