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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Batallé horrores en poder subir el capítulo. La laptop de repuesto que tengo no sirve T.T

 

En fin, creo que este capítulo es bueno, cada vez está más cerca el gran suceso que les tengo planeado e.e Así que ya saben, léanlo, disfrútenlo, y dejen un lindo review ^-^

Taemin caminaba por los pasillos de la escuela, dirigiéndose a su última clase. También pretendía no escuchar a su primo llamándole con ahínco. No le había hablado en toda la semana, y no lo haría por algún tiempo más. Seguía tan molesto, que sólo de verle en las mañanas, hacía corajes.

 

 Entró al salón. Era viernes, la última clase era con Minho. Le fascinaba esa clase, y bueno...No podía dejar atrás el hecho de que Minho seguía mirándole con ese dejo de estar guardando un secreto entre ellos. Se sentó en su lugar, admirando disimuladamente a su profesor. Él seguía diciendo que estaba enamorado, y empezaba a creérselo. Sonrió, en ese pequeño lapso cuando ambos conectaron miradas. Minho le miraba con fuerza, negado a no ganarse su corazón.

 

Entonces las mariposas volvían a despertar. No las entendía, simplemente de un momento a otro empezaban a revolotear y hacerle sentir que simplemente debía ceder a todo cuando se tratase de Minho. Cada vez tenía mayor dificultad en controlarlas.  

 

 Entonces la clase se volvía difícil, porque no podía prestar atención, se perdía en las palabras de su profesor, en su tono de voz, en la manera en que articulaba los sonidos. Anotaba todo, sin realmente saber qué anotaba, y cuando alcanzaba a responder algo se sentía orgulloso de saberlo de ante mano, porque le era imposible aprender teniendo a Minho como maestro.  

 

    Tal vez se estaba dejando llevar fácilmente, entonces se regañaba a si mismo y obligaba a las mariposas a quedarse quietas. Mordía su mejilla desde el interior, fingiendo no sentir lo que sentía. Sólo así empezaba a sentirse cuerdo.    

 

La clase terminó, Kai y Ravi se adelantaron, puesto que Kai estaba tan emocionado de ir a comer a ese restaurante, que si por él hubiese sido posible, ni siquiera hubiera ido a la escuela. Rio, hacía rato que no veía a Kai de esa manera, empezaba a asustarse de que su amigo hubiese madurado antes que él. No quería, Kai era menor, y lo veía injusto si ese fuera el caso.      

 

Unas manos abrazándole por la cintura hicieron que dejara de maquilar injusticias. Se giró, encontrándose con aquellos ojos enormes. Maldición, las mariposas habían regresado. Sus mejillas se tornaron rojo, odiaba sentirse tan especial sólo con Minho, se estaba convirtiendo en una debilidad, y eso...Mordió su labio inferior.    

 

-Ya te vas, supongo...- Minho no se veía alegre, pero entendía que Taemin iba a salir con sus amigos. Tragaba sus celos, y simplemente se enfocaba en el chico que por ahora no había dicho nada.    

 

-Neh...- Taemin miró el suelo, sinceramente ya no sabía que decir. -Mañana...regreso a trabajar.- No supo por qué lo dijo, pero ya lo había dicho, esperando una reacción de su profesor.    

 

-Ya veo...- No es como si no lo supiera, pero se alegraba (y prefería) que Taemin se lo hubiese dicho. Le iría a visitar, y le pediría una cita, así el joven pasaría toda la tarde a su lado.     

 

Taemin notó que quizás ya había perdido mucho tiempo, y sus amigos empezarían a cuestionarse por qué se demoraba tanto. Hizo una mueca, esperando a que Minho le diera su usual beso de despedida. Era tan fácil acostumbrarse a ese tipo de cosas. Pero Minho parecía no dejarle ir tan fácilmente, le miraba, retándole a que pidiera su libertad, o de otro modo le tendría abrazado hasta hartarse (lo cual nunca llegaría).     

 

-Minho...Emm...Ya t-tengo que irme...- Infló sus mejillas, viéndose adorable, tratando de comprar esa libertad de la cual no estaba seguro tanto desear.      

 

-Hagamos un trato, ¿te parece?- Le sonrió, enredando sus dedos en el cabello castaño. -Si me das un beso, yo te dejaré irte.      

 

Taemin volvió a inflar sus mejillas, haciendo un mohín adorable. Se paró de puntillas, sin darse cuenta que no había dudado en aceptar el trato. Juntó sus labios con los contrarios, sólo tocando suavemente los ajenos. Minho le apretó por la cintura, ciñéndole un poco más a su cuerpo.     

 

-...- En cuanto se separaron, Taemin sonrió. Se había acostumbrado a eso, y le encantaba. -Me tengo que ir...- Sin embargo no se movió, se encontraba cómodo ahí, y las mariposas...    

 

Tal vez tener una debilidad no era malo, tal vez quería sentir esas mariposas todo el tiempo.  Se soltó del agarre del mayor, lentamente; no quería irse. Suspiró, tomando sus cosas y caminando hacia la puerta. Volteó un segundo, a mirar a Minho. Siempre creyó absurdo regresar a ver una ultima vez a la persona en cuestión, pero ya no más; quería ver a Minho, saber que estaba ahí, observándole como siempre.     

 

Esbozó una sonrisa, batiendo su mano, a lo lejos. Minho le guiñó, permitiéndose la libertad de avergonzarle una vez más.    

 

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Ravi y Kai comían sin muchas limitaciones, en cambio, Taemin a penas y provaba bocado. Estaba raro, tenía un extraño sabor de boca, perdido en sus pensamientos.    

 

-Taemin ah, ¿te sientes mal?- Kai le miró, interrumpiendo el silencio de su amigo.    

 

-Yo diría que está aburrido.- En cambio, Ravi, dio otra razón.    

 

-¿Wae? No...No lo sé...- Dijo, contestando vagamente. -Pensaba en cosas...- Tomó sus fideos, batiéndolos con los palillos.     

 

-En la escuela, ¿no?- Ravi le molestó.      

 

-Bah, que flojera, pensar en la escuela.    

 

-Yah, no hables así.- Taemin regañó a Kai. -A mi me agrada ir la escuela...    

 

-Me pregunto por qué...- Ravi esbozó una sonrisa de medio lado, sabiendo que Taemin callaba algo.     

 

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Minho se levantó temprano, aún recordaba las palabras de Taemin diciéndole que regresaba a trabajar a la heladería. Estuvo perdiendo el tiempo toda la mañana, mientras consideraba cuáles eran las palabras que iba a usar con Taemin.     

 

En realidad tuvo una mañana llena de actividades, incluso visitó a Seohyun, quien rápidamente quiso saber más sobre Taemin. Ella le aconsejó -de nuevo- que le diera algo de tiempo al chico, y que no esperara más de lo que tal vez Taemin podría desear para una cita.   

 

Pero Minho estaba tan excitado de saber que cada día estaba más cerca de Taemin, que no prestó mucha atención a lo que su amiga decía.     

 

En cuanto llegó a la heladería, tuvo la suerte de ver como Taemin atendía a unos clientes. Les sonreía con cortesía y les trataba amablemente. Minho se sentó en una mesa, lo suficientemente lejos como para que Taemin no se percatara. Le quería observar, y tener en cuenta como era Taemin con otras personas. De nuevo veía a ese chico que saltaba por todos lados, haciendo pucheros, y sobre todo, llamando la atención de la gente por el color de sus ojos. Minho pensaba que Taemin era toda una maravilla. Y quería que tuviera de nuevo esa confianza que le tenía antes, sin tanta pena, debía demostrarle que sus sentimientos no iban a influir en su modo de tratale. Y que, no importara cuál fuera la respuesta final, siempre estaría a su lado.     

 

El lugar se quedó vacío, dejando que Taemin se fijara en el extraño de lejos. Era Minho. Se estaba acercando. No pudo evitar cubrirse el rostro, se había sonrojado al darse cuenta que, en efecto, las mariposas despertaban cuando Minho estaba cerca.     

 

-Hey, ¿no quieres verme?- Minho dijo con tono calmado, a pesar de temer que ese fuera el caso.    

 

Taemin negó con la cabeza, después bajó sus manos, dándole una gran sonrisa al adulto. -Me da pena.    

 

-¿Te avergüenzo? - Pregunto, alargando su mano para acariciar la mejilla del menor.     

 

-No...Usted vino sólo a verme.- Le miró, esta vez directamente, sentía esas mariposas, y entendía que debía acostumbrarse.    

 

-No es la primera vez que lo hago, Taemin ah.    

 

Entonces Taemin abrió los ojos enormemente. Minho había ido varias veces, y le había invitado a salir...¿Eso significaba que...Sacudió la cabeza suavemente, ¿desde cuándo Minho se sentía así? Quiso decir algo, pero estaba sin palabras; no, quería decir tantas cosas, pero su boca no emitía ningún ruido. Escuchó como Minho rio, suave y dispersamente, probablemente por la expresión que había puesto al enterarse.    

 

-¿Quieres salir conmigo?- Preguntó, siendo directo, y tal vez un poco impaciente.    

 

-Quiere decir...¿quiere decir en una cita?- Taemin jamás en su vida se había sentido tan alelado al momento de aceptar o rechazar algo. Sí quería, pero de nuevo su boca se negaba a producir sonidos.    

 

-Sí.  

 

Tuvo que asentir, de otra manera no hubiera podido responder a la pregunta. Minho volvió a reír, debía de pensar que era tonta su manera de actuar. Agh, volvía a sentir vergüenza y se volvía a ruborizar.     

 

-¿A dónde quieres ir?- Minho trataba de comprender al chico, si reía era porque le consideraba adorable.     

 

-¿P-pasear?...¿Podemos sólo pasear?    

 

Eso era lo que Seohyun le había advertido, que no esperara mucho, Taemin debía estar realmente cohibido por salir con alguien de su edad. Lamentaba no haberle prestado atención a su amiga, porque ahora entendía a qué se refería.     

 

Taemin fue a cambiarse el uniforme, por su ropa, y cargó su bolso sobre el hombro. Estaba algo emocionado de salir con Minho en una cita, se sentía extraño, pero de algún modo también se sentía bien.     

 

Minho tomó la mano del menor, ahora sin temer a asustarle; entrelazó sus dedos con los del jovencito, sintiendo que Taemin apretaba un poco más fuerte. Le miró, Taemin escondía el rostro, pero era obvio que se trataba de su fuerte sonrojo. Amaba que Taemin se pusiera así.      

 

Caminaron despacio, Minho seguía acostumbrándose a las nuevas edificaciones que había en la ciudad. Eso fue algo que usó a su favor, ya que para distraer a Taemin de su sonrojo, no tuvo que hacer más que pedirle que le dijera los nombres de cada uno de los edificios que veían. Taemin los sabía de memoria, y se emocinaba de poder explicar algo. De un momento a otro, Taemin se veía tan cómodo, incluso jalando al mayor para que se apurara y fueran al siguiente edificio.      

 

Taemin miró al mayor, Minho en realidad le estaba prestando atención. Le sonrió, ampliamente, para después indicar otro lugar y explicar qué era, su nombre, y quienes eran los dueños. No estaba seguro si Minho ya sabía esa información, o si realmente le preguntaba por falta de conocimiento. No pudo evitar abrazarle, en un momento donde Minho no lo espero.     

 

-¿Por qué ha sido eso?- Minho alzó el rostro de Taemin, quien le sonreía francamente.    

 

-Quise hacerlo.- Se encogió de hombros, para después soltarle y volver a tomarle de la mano.   

 

Caminaron un rato más, decidiendo a donde ir después. Taemin se detuvo, mirando extrañamente a su derecha, quedándose ahí más de lo normal.    

 

-¿Pasa algo, Taemin ah?- Minho le miró, el chico tenía cara de buscar a alguien, o algo.     

 

-No, es que a veces...- Mordió el pulgar de su mano libre, haciendo una mueca. -No es nada...- Le sonrió. -¡Mire! Ahí hay un pato.- Señaló un pequeño lago que había en un area verde cerca de donde estaban.    

 

Minho rio, mientras seguía el paso de Taemin, puesto que había salido corriendo a ver el pato que estaba nadando tranquilamente. Taemin se detuvo antes de asustarle, acercándose cautelosamente. Minho le abrazó por la espalda, haciendo que diera un pequeño brinco, era increíble que no se hubiese esperado eso.    

 

-Taemin...    

 

-Shh...- Le calló suavemente. -Se va a ir.- Susurró.    

 

Minho rio, ahogando su risa en la nuca del menor. Taemin estaba muy interesado en el pato, incluso le tomó fotos con su celular. Ese niño, en realidad era una moneria, siempre haciendo y diciendo cosas tiernas y adorables.     

 

-Taemin ah...- Le volvió a llamar, ahogando su voz desde su posición. -Te quiero.    

 

Taemin se giró, prestándole su total atención. Minho lo repetía, todos los días, acostumbrándole a escuchar esas palabras. No sabría cómo se sentiría si no las escuchaba.     

 

Se movieron a una banca, en donde tomaron asiento, para seguir con esa comodidad que había entre ellos. Siempre era sí, no necesitaban hablar mucho, aunque cuando conversaban definitivamente se la pasaban bien.     

 

-Minho, ¿cuál es su color favorito?- Taemin se sentó sobre sus rodillas, girándose un poco para ver a Minho de frente. El mayor sólo se acercó al chico.    

 

-Mmm...El azul, diría yo. ¿Cuál es el tuyo, Taemin ah?    

 

-Me gustan todos.- Sonrió. -No tengo la necesidad de discrimar uno dentre los demás.    

 

-Que amable de tu parte, no discrimar colores.- Rio, haciendo que Taemin hiciera un puchero.     

 

-Y ¿su música preferida?- Dio un pequeño salto en su lugar, emocionado.    

 

-Algo lento, bohemio, o tal vez clásico.- Minho tomó al menor por el mentón, acercándose aún más. -Pero he de adivinar que a ti te gusta todo lo opuesto.- Al decir esto provocó que Taemin riera, había acertado.    

 

-También me gusta otra cosa...El piano.- Hizo algo de aegyo.     

 

-Eso es bueno, el piano puede ser clásico o bastante estrafalario.- Rio.     

 

-Minho...- Taemin sintió el impulso de hacerlo, se acercó, besando al mayor, sin motivo alguno.    

 

-...Espero que no tenga que ver con el trato de ayer. Hoy no aplica.- Le abrazó por la cintura.     

 

Taemin echó la cabeza de lado. ¿El trato de ayer? Oh, cierto, si le daba un beso, entonces podía irse. Rio, Minho era precavido al decirle que ya no era válido.    

 

-No quiero irme.- Se acomodó, recostando su cabeza en el hombro de aquel hombre que le quería.     

 

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Taemin llegó a casa, cerrando la puerta detrás de sí y usándola para recargarse. No pudo evitar soltar un suspiro, que llamó la atención de su madre.     

 

Chaerin frunció los labios, haciendo una mueca suspicaz, se preguntaba de dónde venía su hijo, con tremenda sonrisa, y ese suspirar que nunca le había escuchado. No tenía que ser genia para entender que se trataba de alguien, y su curiosidad de madre le indicaba que fuera a investigar más sobre el tema.    

 

-Taemin ah...- Le llamó.    

 

-¿Sí, umma?- Taemin, que había corrido a su habitación, asomó el rostro por las escaleras.    

 

-Ven, cariño. Ayúdame a preparar la cena.- Después de decir esto, no pudo evitar sentir las miradas curiosas y que le rogaban que no hiciera algo peligroso, de Dara y Donghae. ¿En serio pensaba poner a cocinar a su hijo?     

 

Le sonrió al niño, en cuanto le vio entrar a la cocina.                                                                

-Minnie...- Le había puesto a cortar algunos vegetales. -No me has contado si tienes algún nuevo hobbie.- No, Taemin no tenía hobbies desde hace mucho tiempo.    

 

-No realmente...- Estaba concentrado en tener los cortes exactamente iguales, mientras ls verduras empezaban a ser cada vez más delgadas.    

 

-Me he dado cuenta que sales mucho últimamente.- Habló como si en verdad no quisiera saber. -Probablemente has de estar dormido bajo algún árbol, ¿no es así?- Le señaló, risueña.    

 

Taemin rio, su mamá le conocía bien. Pero no, hacía rato que ya no se quedaba dormido en cualquier lugar.    

 

-Eobbseo.- Negó. -He estado saliendo...- No dijo más, su misma mente había cortado la idea antes de que la dijera.    

 

-Eso ya lo sé, Minnie.- Sin querer, le habían dado la vuelta al tema, ya estaban en el principio de nuevo. -Has salido mucho con Jonghyun-ssi.    

 

-Neh...Con él, también he salido con Kai y Ravi, ayer fuimos a comer.- Agregó como si nada. -Oh, umma, ¿recuerda cuando iba a clases de piano?     

 

Chaerin alzó una ceja, Taemin había renunciado al piano, junto con el arte, desde hacía un rato. ¿Qué le hacía tocar ese tema? No, no qué, ¿quién?     

 

-Por supuesto que lo recuerdo. Lloraste tanto por ese piano que no te compramos.- Rio cautelosamente.    

 

-Umma, quiero volver a ir a clases.    

 

-¡Pero si ya sabes tocar!-Se sorprendió de la petición de su hijo.     

 

-Lo sé...Pero, me he desacostumbrado, sería bueno si vuelvo a practicar.    

 

-Cierto...Hablaré con tu maestro.- Asintió con el rostro. -Estará alegre de que vuelvas, sabes cuanto te quiere...  

 

El celular de Taemin sonó. El niño hizo un gesto con los labios y pidió permiso para contestar. Chaerin asintió, era extraño cuando le hablaban a Taemin, usualmente Taemin era quien llamaba a las demás personas,    

 

-¿Yuh-bae-se...¡Oh! Hola, hyung...Neh, aquí está mi mamá.- Separó el auricular de su oído. -Es Jonghyun hyung.    

 

-Hola Jonghyun-ssi.- Chaerin saludó al micrófono,para después ver como su hijo retomaba la llamada.    

 

-Neh, vamos a cenar...Mamá me dejó cocinar...Nadie se va a enfermar...- Hizo un gesto enojado. -He estado ocupado..Espere.- Volvió a alejar el teléfono de su oreja. -Umma, ¿puedo ir con hyung después de la cena?     

 

-Mmm...Está bien, pero vuelve temprano.- Accedió.    

 

-Estaré ahí dentro de una hora.- Taemin siguió con su llamada, para después colgar y ayudar a servir la mesa.     

 

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Taemin se dejó caer en la cama de su hyung. Tenía una enorme sonrisa en su boca y muchas ganas de contarle a alguien el espléndido día que había pasado con Minho. Pudo notar la mirada cuestionándole de Jonghyun, sólo pudo contestarle con otra sonrisa aún más grande.    

 

-Sabes, te llamé porque se me hizo raro que no estuvieras aquí, y que no hayas vuelto en la semana, digo no es que necesite de alguien para llorar.- Calló, pensativo. -Pero ahora me intriga más por qué vienes como si alguien te hubiera regalado un pony llamado caramelo.- Se apoyó sobre la palma de su mano, examinando a Taemin.    

 

-Oh hyung, no tiene ni idea...- Suspiró, cerrando los ojos para sumergirse de lleno en esa extraña sensación que sentía.     

 

-¡Cuéntame, Taemin ah!- El mayor le demandó.     

 

-Es genial...- Se incorporó donde estaba, sentándose. -Me siento tan feliz, adormilado y a la vez muy despierto.- Exageraba sus movimientos, tratando darse a entender.    

 

-Así que se trata de alguien...- Infirió Jjong. -¿Quién podrá ser? Nunca te había visto así.    

 

 

-Exacto...No se puede imaginar.- Jadeó feliz.    

 

-Oh oh, eso suena a problemas.- Rio. -¿De quién se trata?- Le sacudió, haciendo que su amigo riera. Le hacía tanto bien ver que Taemin estaba felíz en cuanto al amor, le era tan reconfortante.    

 

-Hyung...- Taemin suspiró. -Realmente no se imagina...- Se apoyó sobre sus manos. -Es un profesor...    

 

Jonghyun alzó una ceja, mirando de manera severa a su amigo. ¿Qué le había dicho?    

 -¿No estás bromeando?- Le preguntó de manera neutra, y al ver que Taemin lo negaba, entonces se preocupó? -¿Es por un maestro que estás así?     

 

-Oh, hyung, no sabe cuánto a insistido. Él fue el que se confesó, dice que yo le gusto...Tal vez a mi me gusta...- Rogó con sus ojos, para que su amigo entendiera.    

 

-Si sabes que esto está mal, ¿no?- Suspiró.    

 

-Neh...- Asintió frenéticamente. Estaba muy consciente.    

 

-¿No te preocupa?- Jonghyun parecía perro guardián, cuidándole de esa manera.    

 

-Al principio, pero él me hace sentir que todo está bien.- Seguía hablando con ese tono de ruego, para que Jonghyun no le dijera nada a nadie.    

 

-Dices que tal vez te gusta, ¿tal vez?- Le cuestionó. -¿A qué te refieres con ese tal vez?    

 

-Me pidió una oportunidad y se la di.- Sonrió a la nada. -Tengo esa sensación tan extraña cuando estoy con él.    

 

-¿Las mariposas? ¿Has sentido las mariposas, Taemin ah?    

 

-Algo así.- Se coloró.    

 

Jonghyun suspiró, entendía que tal vez su amigo se estaba enamorando de verdad. Taemin nunca había actuado así con nadie; pero la situación estudiante-maestro no era la óptima. Debía estar ahí, cuando Taemin le necesitara. Le revolvió el cabello accediendo a guardar su secreto.    

 

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Taemin salió de la casa de Jonghyun. Le había escuchado quejarse de lo mucho que Onew insistía, a pesar de haberle dicho que no quería verle. Y sobre Baekhyun, no dejaba de recibir llamadas y mensajes. Se quería volver loco. Después de escucharle, se despidió de él, y de sus padres. Salió, encontrándose con la soledad de la noche.    

 

Nunca le molestó no tener auto, le gustaba caminar (además de que no podía darse el lujo de comprarse uno). Pero esta noche hacia frío. Subió el cuello de su chaqueta, frotó sus manos y después se cruzó de brazos para mantener el calor mientras tomaba el camino que le llevaba a casa.    

 

-Disculpa...- Un auto se detuvo en frente de Taemin, desde donde alguien le pidió algo de su atención. -¿Me podría decir dónde está la calle 10 de Hwasun-gun?    

 

Taemin sonrió de manera amable. Esa era la calle donde vivía, podía darle instrucciones claras de cómo llegar.    

 

-Por supuesto, tiene que tomar la siguiente calle a la derecha, tomar la avenida por dos cuadras, después gira a la izquierda y toma la primera salida.    

 

-Vaya, está algo lejos...- Hizo un ruido con la boca.    

 

Taemin rio. -Sí, me espera un largo camino.    

 

-¿Vas a la misma calle?- Parecía desconcertado.    

 

-Sí, al parecer.- Taemin se volvió a abrazar, el viento corría frío.    

 

-Hace frío, ya que vamos a la misma calle, ¿no prefieres que te lleve? Sirve que me vuelves a dictar las instrucciones.    

 

Taemin sonrió, asistiendo con la cabeza. No es que fuera un niño ingenuo al que nunca le advirtieron de los extraños. Conocía los riesgos. Pero no tuvo esa corazonada que le decía que rechazara la oferta. El señor se veía amable, probablemente tenía la edad de Donghae, o un poco más.    

 

Subió al auto, no debía negar que también moría por no sentir el frío viento. Le volvió a sonreír, recibiendo una sonrisa a cambio. Observó el auto, se notaba que aquel hombre tenía dinero, ese era un automóvil bastante caro; y aquel hombre, tenía una expresión seria, pero cuando le sonreía era bastante cálido, algo que no parecía congruente. Taemin no pudo evitar sentirse confiado, no le molestaba en absoluto haberse subido a ese auto. En general el camino fue silencioso, a excepción de las instrucciones que Taemin daba y los pequeños comentarios acerca la canción en turno que se escuchaba por la radio.    

 

En cuanto llegaron, Taemin señaló su casa. El automovilista le dejó ahí, agregando que él aún tenía que ir varias casas adelante.     

 

-Gracias por traerme.- Hizo media reverencia y se despidió con la mano antes de entrar a su casa.    

 

El auto subió las luces, mientras aquel hombre observaba al chico entrar a su casa. Parecía ir bastante alegre y de buen humor. No había duda, Taemin era un encanto

Notas finales:

¿Qué opinan, eh? ¿Se subirían a un auto de un desconocido? Particularmente, creo que Taemin hizo mal e.e Pero bueno, para estos momentos, la historia se escribe sola x)


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