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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Hoy tengo dos cosas que decirles, así que trataré de ser breve.

1.- Tengo que hace algunas cosas de la escuela, dudo que haya actualización la siguiente semana. Después de esa, volveré a clases, así que trataré de seguir siendo regular con las actualizaciones ^w^

2.- Después de este capítulo, todo sera "dulce" y "tierno". A pesar de  que siempre digo que los haré sufrir, todos necesitamos ese momento feliz en la historia. Disfrútenlo, por qué aún no decido cuántos capítulos serán e.e

Eso es todo dentro de mis comunicados, ahora sí, a leer n.n 

Minho miró a Taemin, había estado tan silencioso toda la tarde, y sabía que no podía molestarle, o distraerle, Taemin estudiaba para un examen. Suspiró, estaba terminando su trabajo, y empezaba a aburrirse. Se imaginó abrazando a Taemin, el menor le correspondía el abrazo, como siempre hacía. Entonces le tomó del cuello, obligándole a subir su rostro. Jadeo sobre aquel par de labios rosados; Taemin le miraba, con ese par de ojos bicolor, rogando por el contacto, o también se volvería loco. Minho no dudó en hundirse en esa boca suave que sabía a fresas y dulces. El beso se intensificó, exigiendo más energía, más pasión. Minho le tomó por la cadera, acercándole, para poder jalar de su cabello y tenerle en una posición más sugerente. 
 
 
Carraspeó la garganta. No podía (no debía)tener fantasías teniendo a Taemin sentado enfrente de él, era incorrecto; debía dejar de sexualizar a Taemin, o no podría controlarse.
 
 
-¿Minho?- Aquella voz aterciopelada le sacó de sus regaños a sí mismo.
 
 
Sacudió su cabeza, olvidando por completo el hecho de haber tenido otra fantasía con el menor. Le sonrió al chico, que le miraba desconcertado por su extraña manera de actuar. Siguió anotando cosas en su libro de plan de estudios.
 
 
-¿Se está aburriendo?- Taemin volvió a hablar.
 
 
-Para nada...- Sonrió, volviendo a enfocarse en el libro. -Amo verte estudiar...
 
 
Taemin hizo un puchero, sintiéndose algo responsable del aburrimiento de su profesor. Sonrió, tenía una idea, sólo esperaba que el mayor la captara.
 
 
-Terminé de estudiar.- Cerró su libro, con una bella sonrisa y un brillo especial en sus ojos.
 
 
-Tae, no, no quiero ser el motivo por el cual te vaya mal en un examen...
 
 
-Terminé de estudiar, Minho.- Insistió.
 
 
-Y yo terminé de trabajar.- Suspiró, ¿qué pretendía Taemin? Ese niño le daba sopresas siempre.
 
 
-Sería realmente absurdo si nos quedamos aquí, sin hacer nada...- Aflojó los labios, con poco de aegyo.
 
 
-¿Quisieras ir a comer conmigo en algún lugar?- Sonrió, ya entendía, y no cabía duda, Taemin cada día le daba nuevas sorpresas.
 
 
-¿Usted quiere que yo quiera ir a comer con usted?- Parpadeó lentamente, inflando sus mejillas.
 
 
Minho perdió la cordura por un momento, se puso de pie y se acercó al muchacho. Le tomó por el rostro y besó sus labios desesperadamente. Taemin le había coqueteado, ¿cómo resistirse? Jadeo, feliz de poder saciar su necesidad, pero la culpa de las fantasías le hizo separase del menor. Taemin abrió sus ojos lentamente, los había cerrado ante aquel beso. Le sonrió, no parecía molesto por ello. 
 
 
-¿A dónde iremos?- Se atrevió a preguntar inocentemente, terminando de matar a aquel hombre. 
 
 
Minho jadeó, apartándose un poco. Le miró, hacía un puchero, esperando respuesta. Rio, Taemin era tan adorable que un día de estos terminaría robándoselo, para que nadie más pudiera ser consciente de esa adorabilidad. Taemin se puso de pie y le abrazó, escondiéndose en su cuello; podía escucharle respirar, existir, y ese era el sonido más bello del mundo. Enredó sus manos en la cintura del muchacho, le gustaba ponerlas ahí. Le miró, como si le mirara por última vez, grabando cada uno de los detalles en ese rostro; sus ojos, se perdió en ellos, en el gris, en el azul, e incluso en ese pequeño toque de amarillo.
 
 
Taemin le dio un beso, para sacarlo de sus cavilaciones, después sonrió, picándole una mejilla. Minho estaba bastante extraño, y eso le daba mucha risa. Estuvo a punto de tomar su mano, pero seguían en la escuela, sabía que no podían hacerlo; ya era bastante peligroso cuando se besaban. Jadeó, haciendo una señal para que salieran, era divertido ver como Minho le seguía ciegamente. 
 
 
-Quiero comida italiana.- Dijo, de manera berrinchuda.
 
 
Ya se encontraban fuera del edificio, para Minho fue fácil reír y tomarle de la mano. Lo llevó hasta su auto, donde le acorraló, para volver a besarle. No tenía nada de autocontrol, le importaba poco, sólo podía pensar en los labios de Taemin. Llenó de besos aquella boca, saciando su propia sed. No se detuvo hasta que el menor lo quiso.
 
 
-...Pero si tengo hambre...- Un lindo puchero fue suficiente para que Minho olvidara su fantasía y rápidamente se enterneciera por el mismo chico. 
 
 
Rio, abriendo la puerta del auto, para que Taemin subiera, después él le dio la vuelta y entró, para poder ponerle en marcha.
-¿Italiana?- Volvió a preguntar, tenían poco más de una semana yendo a comer juntos, no siempre eran restaurantes extranjeros, pero si Taemin lo quería no pensaba negarselo.
 
 
-Por favor.- Rogó.
 
 
 
 
El restaurante era bastante discreto, algo que sería muy característico de Minho, mas no de Taemin. Era gracioso verles juntos, casi como si estubieran hechos para estarlo. La gente les miraba, pero no discrepaban en esa relación, porque veían la química natural que había entre ellos (además de que en público realmente no se demostraban mucho afecto ). 
 
 
Taemin comía con cuidado extremo, no estaba acostumbrado al tenedor, y además la cantidad de salsa que podía caer en su ropa era terrible. Se concentró tanto en eso, que por un momento ignoró al mayor. Minbo le tomó, apenas un roce, de la mano, para hacerle ver que estaba bien si pasaban accidentes. 
 
 
De nuevo, su usual silencio cómodo. Sólo miradas, que decían todo. Últimamente, los ojos de Taemin eran más coquetos, jugando a ser risueños y manejar al mayor como si de un títere se tratara. Minho caía rendido, no podía, estaba tan cerca, deseaba que Taemin admitiera corresponderle, era lo único que necesitaba. Cada vez pasaban más tiempo juntos, y se notaba en su forma de actuar, en como se hablaban. 
 
 
Minho volvió a llevar a Taemin a la escuela, ya que el menor había dejado sus cosas ahí. Le vio bajarse del auto, Taemin parecía ir corriendo todo el tiempo, apenas pausando para esperar a cualquiera que le acompañe. Al mayor le fascinaba esa hiperactividad de Taemin, era como ver a una hormiga excitada por el calor de verano y azúcar. 
 
 
No se dio cuenta cuando él mismo bajó del auto, siguiendo al niño que se había puesto a saltar entre las jardineras y los árboles. Había veces en que Taemin era tan infantil, que daba risa verle. Tarareaba una canción, probablemente tomada de alguna caricatura, mientras se acercaba a la entrada hacia los salones. Una vez en el pasillo, pudo ver como Taemin brincaba, de un lado a otro, fijándose en las ventanas, buscando que nadie hubiese dejado algo perdido, le maravillaba esa curiosidad que el menor poseía. 
 
 
-Hey, detente, conejito.- Le calmó, una vez dentro del salón donde estaban las pertenencias del muchacho.
 
 
Taemin echó la cabeza de lado, observando curiosamente a Minho.
-¿Conejito?- No pudo evitar preguntar.
 
 
-Has estado saltando por todos lados, conejito.- Sonrió, acariciando su cabello. -Me volveré loco si te sigo viendo saltar.
 
 
Taemin hizo un puchero, jalando las comisuras de su boca hacia abajo. Tomó su mochila y volvió a dar un salto, retando al mayor.
 
 
-Conejito...Me gusta.- Sonrio, saltando hacia la puerta. -Nos vemos mañana, Minho ah.- Esta vez no le habló como si fuera su mayor, sólo hizo una mueca de sonrisa y salió corriendo. 
 
 
Minho puso los ojos en blanco y rio, aquel niño travieso ya se había ido. Valía la pena seguirle, pero no lo haría, porque no pensaba dejar que Taemin ganara. 
 
 
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El sol brillaba en lo alto, molestando al tacto sobre la piel, pero todavía sin calentar el ambiente. Era un bonito miércoles, y Taemin lo único que hacía era esperara a que alguien se le ocurriera ir a la heladería a principios de febrero. 
 
 
Escuchaba música desde la radio, sin embargo no le estaba prestando atención. Prefería jugar a lanzar bolitas de papel, ensuciando el aparador, aunque cuando se aburría de jugar terminaba limpiando su pequeño desastre. 
 
 
La puerta fue abierta, sonando esa pequeña campanilla que tenía atada a ella. Taemin alzó la vista, un hombre con periódico bajo el brazo había entrado. Se acercó.
 
 
-Usted...- Taemin miró al hombre.
 
 
-¿Yo? Ah, eres el chico Hwasun-gun, ¿no?- Tildó un poco la cabeza, observando al muchacho, con sus ojos serios y poco expresivos.
 
 
-Neh...- Si hubiese sido otra persona, Taemin hubiese temido, pero había algo en ese hombre, le recordaba una mirada que ya conocía.
 
 
-¿Tienes algo que no sea frío?- Preguntó el hombre.
 
 
-¿Aquí, en la heladería?- Fue irónico, que hombre tan extraño era ese.
 
 
-...- No dijo nada, miró a Taemin desde arriba, haciendo que el menor se preguntara cuál era su estatura. -Usaré una mesa, si no te molesta.
 
 
Taemin le hizo una señal, para que escogiera la que más le gustase, después de todo era el único "cliente" en el lugar. 
 
 
Definitivamente, para Taemin no era nada divertido ver a ese hombre leer el periódico, no hacía muecas, no se emocionaba, sólo pasaba de página en página, leyendo. Mordió el interior de su mejilla, pensando...Entró a la cocina del lugar, poniendo en práctica lo único de cocina que sabía hacer bien.
 
 
-Disculpe...- Taemin se paró enfrente de la mesa de aquel hombre. Sirvió una taza con café, ganándose una mirada del señor seriedad. -Fui grosero con usted, espero acepte mis disculpas.- Hizo una reverencia con la cabeza. -¿Sabe? Hay una pequeña cocina al fondo, y pensé que lo mejor para leerle las noticias es acompañandolas con café.
 
 
-...Gracias...-Dijo, volviendo a leer la página.
 
 
Taemin hizo un mohín, rápidamente resolviendo la situación. Se sentó en la misma mesa que él, subiendo los codos y apoyándose sobre las palmas de sus manos. El señor seriedad bajó el periódico para mirarle y esbozar una sonrisa. Taemin se desconcertó, era tan incongruente.
 
 
-Tienes suerte de ser bonito, o no hubiera aceptado.- Tomó la taza y dio un trago.
 
 
-Dígame algo que no sepa.- Sonrió, alegre de que el hombre no hubiese despreciado el café.
 
 
-Y bastante arrogante...- Agregó.
 
 
-Eso también lo sé.
 
 
El señor seriedad rio, Taemin no pensaba moverse de ahí, después de todo no había a quien más atender. 
-Ahg...Me recuerdas a una novia que tuve...
 
 
-¿Por eso la dejó?- Preguntó, emocionado de tal vez escuchar una historia de amor y desilusión.
 
 
-¿Por bonita y arrogante?- Cerró el periódico y miró al niño. -No, para nada. Tuvimos problemas de otra índole. 
 
 
Taemin infló sus mejillas, decepcionado, esperaba escuchar más. Suspiró, pensando en qué más decir para poder avivar esa conversación que rápidamente se apagaba. 
 
 
-¿Por qué lee el periódico aquí?- Parecía niño pequeño, curioso de conocer la entidad de ese hombre de gran sombra. 
 
 
-La luz del hotel es horrible...- Parecía no querer hablar mucho.
 
 
-Oh, lo entiendo, quiere iluminar la habitación, y para eso ocupas tres lamparas y abrir las cortinas.- El menor se quejó. 
 
 
-Sí, preferí salir, cuando me topé con este lugar.- Le miró. 
 
 
-¿Puedo saber por qué está en un hotel?- Sonrió enormemente para ganarse un sí. 
 
 
-Ahh...- Suspiró. -No vivo aquí, estoy en un viaje de negocios, Taemin ah.- Hizo una mueca.
 
 
Taemin parpadeó, preguntándose... Oh cierto, en su uniforme decía su nombre. Frunció los labios, no había realmente mucho misterio en el señor seriedad. Aún así, no quería aburrise, pensaba conversar con él un poco más. 
 
 
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-Seo...- Minho la llamó, estaba en su casa, tirado en su sofá. -¿Qué más puedo hacer? Taemin sale conmigo, acepta mis besos, y también él los ha iniciado. 
 
 
-¿Cuál es el problema? Parece ser bueno.- No comprendía qué afligía a su amigo.
 
 
-Taemin...Él tiende a aburrise de las cosas, yo no quiero que se aburra de mí.- Explicó. -Todavía no acepta mis sentimientos, y temo que lo olvide.
 
 
-Agh, Minho, no seas tan dramático.- Puso lo ojos en blanco. -Yo, en tú lugar, le daría más seguridad, para que al fin dijera que sí.- Le regañó. 
 
 
-Eso trato, hago todo lo posible para que él no recienta tanto la diferencia de edades, y a la vez vea que yo puedo darle eso que esta buscando en una relación.
 
 
-¿Tan siquiera estás seguro que ese niño ahora quiere estar en una relación?- Preguntó, dejando pensativo a su amigo. -Minho ah, quiero conocerlo.
 
 
Él le miró, Seohyun sonreía detonando que hablaba en serio.
-¿Para qué?- No quería ponerse a la defensiva, pero eso pareció.
 
 
-Dices que es tierno y lindo, la verdad quiero ver qué es lo que tiene que te ha hecho interesarte tanto.- Hizo una mueca. -Nunca te habías involucrado tanto en alguna de tus relaciones, y esto que tienes con él aun no es una relación.
 
 
-Por primera vez en mi vida, siento que podría pasar el resto de mis años a lado de alguien. Así me siento con Taemin, y por eso me desespera saber que tal vez, o tal vez no, él decida aceptar lo que yo siento.
 
 
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Taemin salió de la heladería, seguía creyendo que era estúpida la idea de abrir en el mes de febrero, ya era la segunda semana, y no había tenido más que tres clientes (al menos él, no conocía como le había ido a los demás). Hizo un puchero para sí mismo, estaba molesto y aburrido. Además, no quería volver a casa aún, seguía peleado con Donghae, y su madre y Dara estaban muy ocupadas con lo de la boda. Ahh~ tal vez caminaría por el centro comercial hasta cansarse de ver todo lo que no puede comprar, he incluso iría a casa de Jonghyun, o llamaría por teléfono a Onew, para ver si ya habían arreglado ese problema. 
 
 
Alguien le abrazó por detrás, provocando que Taemin gritara y diera un leve brinco. Escuchar la risa de Minho le hizo sentir sentimientos encontrados, estaba molesto por tener la guardia baja, pero feliz de saber que Minho había ido a buscarle después del trabajo.
 
 
-¡Yah! Me asustaste.- Le reclamó, después de que Minho le permitió girarse y verle. Se paró de puntas y besó aquellos labios del alto. 
 
 
-Si estás enojado, esa no es manera de demostrarlo, o te haré enojar más.- Le retó, picando de nuevo los labios de Taemin. 
 
 
-Usted, señor, últimamente ha sido malo conmigo.- De los últimos días a la fecha, Minho le hacía exaltarse mucho...O tal vez era su propia conciencia, que le hacía malas jugadas con respecto al profesor.
 
 
-¿En serio?...- Apoyó su frente contra la del chico. -Y ¿me perdonas?- Sonrió, mirando esa expresión tiernamente enojada.
 
 
-...Quisiera no hacerlo...- Murmuró. Minho le tomaba por el rostro, sonriéndole, provocando que sus estúpidas mariposas susurraran quierele más, un poco más por favor. 
 
 
-Vamos, hasta ahora no me has negado nada.- Se quejó el mayor.
 
 
-Porque hasta ahora usted me ha consentido.- Sonrió, dejándose llevar. Le gustaba verse rodeado por aquellos fuertes brazos que lograban alzarle del suelo, Minho le regalaba un beso que le hacía sentirse tan único y especial. 
 
 
-Ves, se supone que estás enojado...- Murmuró con una vaga risilla. 
 
 
-¡Ahh! Usted me vuelve loco...- Comentó enojado, más haciendo una rabieta que en realidad resintiendo lo molesto que era Minho.
 
 
-Eso es bueno.- Le soltó, para después tomarle de la mano y empezar a caminar.
 
 
-¿Le alegra?- Preguntó exaltado.
 
 
-Te lo mereces, conejito~- Sonrió, una sonrisa malévola, haciéndole pagar por sus varias travesuras. 
 
 
-¡Lo ve! Usted es malo.- Se detuvo en seco, cruzándose de brazos mientras hacías un puchero. 
 
 
Minho rio, parándose enfrente del niño enrabietado. Era tan adorable enojado. Estiró la mano para acariciar su mejilla, Taemin la quitó. Hizo un chasquido con la boca y rodó los ojos, ¿cómo contentar a aquel conejito? Le cargó, estilo novia, asustándole por haberle alzado del suelo, mientras le llevaba a su auto. Lo subió al asiento del copiloto y abrochó el cinturón, finalmente dándole un beso rápido en los labios. 
 
 
-¡Yah! ¿A dónde me lleva?- Taemin reclamó. -No sabe si yo iba hacia otro lugar. 
 
 
-¿Vas a algún lugar?- Le miró, alzando una ceja.
 
 
-Ani ah...- Taemin negó, aún haciendo ese puchero de enfado. 
 
 
-Vamos, conejito, quita esa carita.- Le tomó del mentón, rogándole por una sonrisa.
 
 
-Eobbseo.- Se negó. -Usted es malo.- Parecía un niño pequeño, emberrinchado en darle la contraria a ese adulto. 
 
 
-¿Recuerdas cuando fuimos al museo y viste una exposición de mecatrónica?- Taemin asintió ante tal pregunta. Lo recordaba, fue el día en que asistieron a ver la exposición egipcia. Ese día la pasó muy bien...Incluso, si miraba a Minho ahora, podía llegar a sospechar que el mayor lo había hecho a propósito, llevarle ahí. -Si me regalas una de tus lindas sonrisas, iremos, como te prometí hacerlo.
 
 
Taemin observó, pensativo, ¿o sea que si no le sonreía, Minho no cumpliría su promesa? Se arrellanó en el asiento, Minho en realidad le hacía tener sentimientos encontrados. Le hacía rabiar, pero...Minho, ahh, se sentía tan bien pensar en lo mucho que le adoraba. Quiso sonreír, las mariposas seguían ahí susurrando que aceptara, que se terminara de enamorar de aquel hombre que hacía todo esto sólo por mantenerse en su mente, ser el dueño absoluto de sus pensamientos.
 
 
Sonrió, iluminando el lugar, por más que no quisiera, pensar en Minho le hacía estar feliz. Suspiró, había olvidado cuál era el motivo por el cual se había enojado. Se desabrochó el cinturón, acercándose al mayor, para regarle uno de esos abrazos impulsivos de los cuales era tan característico. Dios, cada día Minho pasaba más tiempo en sus pensamientos, y acompañándole. 
 
 
-¿Conejito...?- Minho se sorprendió de ese abrazo, había sido tan repentino; en realidad pensó que iba a tardar más en hacerle sonreír. 
 
 
-Me vuele loco cuando es malo conmigo, siempre está consintiéndome y cuando no lo hace siento que...- Susurró, no, no iba decirlo, sonaría caprichudo, pero sentía que Minho le quería menos si le trataba así.
 
 
Minho quiso reír, pero se contuvo, regresando el abrazo. Acarició el cabello castaño del chico, Taemin seguía sin moverse, descansando bajo su regazo. ¿Cuánto más? ¿Cuánto le llevaría para escucharle decir que le quiere? Era obvio, no podía negarlo cuando estaban así, pero...De cualquier modo necesitaba oírlo del menor. Besó su frente, indicándole que volviera a su lugar y se colocara el cinturón. Taemin le sonrió, haciendo caso, mientras buscaba acomodarse ahí.
 
 
Minho volvió a ese gran lugar donde había varios museos y exposiciones. Parecía que siempre estaba llena de gente. Taemin corrió, como lo usual, yendo directo a lo primero que llámase se atención. Había olvidado que también había juegos mecánicos, quería subir a cada de uno de ellos. Minho le detuvo, sosteniéndole por la cintura, para evitar que se perdiera de su vista.
 
 
-Prometo ir a todos los lugares que quieras ver, pero debes ir más despacio.- Le calmó, ganándose un puchero por parte del menor. Taemin asintió, con tal de soltarse y correr a aquella estructura que se movía por sí sola. 
 
 
Era divertido pasarla juntos, más cuando Taemin al fin dejaba de estar tan emocionado y le volvía a prestar atención a Minho, el mayor sentía que podía volver a respirar con tranquilidad; después de todo, Taemin aún no se había aburrido de él. La tarde empezó a caer un poco, Taemin había tomado la mano de Minho, con una enorme sonrisa en el rostro. Le gustaba pasear con el mayor, se sentía tan cómodo sólo con su presencia. 
 
 
Habían comido sólo dulces y comida de la cual ninguna madre estaría de acuerdo. Eso había hecho que Taemin tuviera un montón de energía, y que ahora empezara a apagarse. Se recargo sobre el brazo de Minho, mientras caminaban, estaba cansado. Esperaba que Minho le hiciera algún mimo, o que le acariciara el cabello. Pero no pasó, el teléfono de Minho sonó, y él le prestó atención.
 
 
-¡Hey, noona!...No, aún es temprano...No creo que sea posible ahora...Así es, estoy acompañado...Tal vez quince minutos...Está bien, adiós.- Minho reía entre respuesta y respuesta.
 
 
Taemin le miró atento, ¿por qué se veía así de feliz? No quería, se sentía mal, y después se sentía peor de saber que deseaba eso...Pero, Minho...Él...
 
 
-Taemin...- Le nombró. -Una amiga quiere conocerte, ¿te molestaría venir conmigo? Sé que es algo tarde, pero...- El menor ya no le escucho, ¿amiga? ¿Era esa chica a la que siempre le prestaba atención? ¿La de bonito cabello oscuro y labios rojos que había ido a la heladería? No quería ir, no, ella no le agradaba, Minho siempre le prestaba atención, y no estaba dispuesto a compartir...A Minho... 
 
 
Taemin sintió quedarse sin palabras, no quería compartir la atención de Minho, no lo haría, Minho era suyo. Pero entonces...Si no le acompañaba, sería una mala persona, y no podría saber como se llevan esos dos. Mordió su labio inferior, sentía algo caliente y molesto dentro de su cuerpo, no pensaba soltar la mano de Minho, ni aunque fuese necesario para salvar al mundo. 
 
 
-Sí...- Contestó, los ojos de Minho parecían mirarle con alivio, ¿a qué se debía? -Me encantaría...- Mintió, no estaba feliz, pero su propio egoísmo le obligaba a ir. 
 
 
Minho había dicho quince minutos, les había tomado menos. Sea a donde fuera, Taemin miraba el camino con desconfianza. Estaban afuera de un restaurante, esperando a que la dichosa amiga de Minho llegara. Apretó el agarre de sus manos, quería ser el único para Minho.
 
 
A lo lejos, una chica llegó algo apurada, en cuanto vio a Minho sonrió. Era ella, la vio acercarse, alegre y elegante. Saludó a Minho, de una manera muy familiarizada.
 
 
-¡Omo! ¿Es él?- Miró a Taemin, con grandes ojos, y una gran sonrisa. -Ya le he visto antes.
 
 
-Taemin trabaja en la heladería.- Minho agregó. -Taemin,...- Le habló al muchacho que tenía un semblante serio. -...ella es mi mejor amiga, Seo Joo Hyun. Noona, él es mi adorado Taemin.- Los presentó.
 
 
-Que niño tan bonitos.- Seohyun se acercó al menor, mirándole cuidadosamente. -¿Tus ojos...
 
 
- Son heterocromáticos.- Dijo Taemin, sin ninguna pizca de su usual amabilidad. Era frío, distante. 
 
 
-¡Que lindo!- Pero ella pareció no darse cuenta. -¿Les parece entrar de una vez al restaurante?- Preguntó cortésmente. Sólo quería conocer a ese niño, no hacerle molestar.
 
 
Taemin siguió frío, Seohyun le hacía preguntas, iniciando por su edad, y después preguntando sobre cosas como programas de televisión. Ella hacia su mayor esfuerzo por agradarle, pero Taemin simplemente rechazaba ese esfuerzo. Debía admitirlo, ella era bastante amable, y se notaba calidez en su tono de hablar, si fuera otra persona, si no fuera la mejor amiga de Minho, entonces tal vez la aceptaría. Cuando creía que tal vez le daría una oportunidad, volvía a ver la interacción entre ella y Minho. Él le daba su total atención, y reían, y entonces...Se molestaba más, porque quería ser el único foco de atención para Minho, porque no le agradaba verle feliz con alguien más.
 
 
Entonces entendía que era ilógico, Minho era homosexual, jamás en su vida se fijaría en ella de esa manera. Se sentía estúpido al estar así de molesto. Se obligaba a sonreír, porque notaba lo infantil que estaba siendo, y le molestaba no estar a la altura de la situación.
 
 
-Taemin ah, Minho me dijo que piensas estudiar fuera...- El menor se consternó, ¿Minho había hablado de él? Un mar de emociones dentro de él se volvió un maremoto, causando estragos. -¿Has pensado a dónde ir? 
 
 
-Había pensado en América...- Murmuró. -La escuela de psicología, hoy en día está divida en áreas, y...Dependiendo del continente, son diferentes las áreas y métodos en los que se profundiza. La más actual ahora es la de América.
 
 
-Pero...¿eso no se significa que aún no está desarrollada por completo?- Seohyun se interesó, tratando de ver algo de simpatía en el chico.
 
 
-Sí...Sin embargo, también es innovadora, por eso mismo quiero ir y conocerla desde dentro.- Jadeó, le gustaba hablar de eso. 
 
 
-Vaya, que firme es tu posición.- Sonrió. -Minho ah, tu novio es muy inteligente.
 
 
Minho rio, Taemin se sonrojó al escuchar eso, ¿él, novio de Minho? Sonaba bonito, e interesante. ¿Quería ser el novio de Minho? Era algo que no podía decir sin pensarlo primero, ya que después de todo Minho era su profesor, y estaba mal visto por la sociedad. 
 
 
Agh, ¿por qué no se acababa el día y ya? Quería ir a casa y descansar, estaba casándose de estar ahí y ver como a ratos era ignorado olímpicamente. Los adultos claramente podían seguir conversando por mucho rato más. Se cruzó de brazos, resoplando para quitarse un mechón de cabello del rostro, odiaba sentirse tan de lado. Pero así había sido todo ese rato, le prestaban algo de atención, y después ya no. 
 
 
En cuanto Seohyun tuvo que irse, Taemin no dudó también en levantarse y disponerse a irse sólo. Por ahora, no quería ver a Minho en un rato. Tenía bastante que pensar. 
 
 
-Yah, Taemin ¿a dónde vas?- Minho le siguió rápidamente. -¿No quieres que te lleve? Ya es tarde...- Taemin le interrumpió.
 
 
-No, gracias.- Buscó darle una sonrisa, una que Minho no supiera identificar. -Me gustaría caminar a casa, además creo que primero iré a visitar a un amigo.
 
 
No le besó, porque estaban ante muchas personas, sólo hizo media reverencia y se alejó. Seguía enojado, estaba atolondrado por lo de ser novio de Minho, y sinceramente quería descansar. Ya era muy tarde, no quería ni imaginarse cómo iban a ponerse las cosas en su casa. 
 
 
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-¿Dónde estuviste?- Como en las películas, Donghae esperaba detrás de la puerta, para cuando Taemin regresara, así poder cerrarla y regañarle por haber llegado tan tarde, o mejor dicho por no haber estado en casa en todo el día.
 
 
-...- Primero le miró feo, después Taemin pe gruñó, alejándose rápidamente para irse a su habitación.
 
 
-¡Yah! ¿Qué le hiciste?- Dara, con tono algo molesto, le preguntó.
 
 
-¡Nada!- Se quejó. - Él es el que no estuvo en casa en todo el día, ni para desayunar.
 
 
Parecía molesto, y con justa razón, Taemin no le había hablado en ya casi tres semanas, a penas y le volteaba a ver. Le sorprendía mucho como Taemin antes le hubiese perdonado, pero de un tiempo a la fecha, parecía hacer que cada uno de sus errores le pesara más de lo debido. 
 
 
Se quejó, tratando de arreglar las cosas, le dijo a su amiga que intentaría hablar con Taemin, ganándose una advertencia por parte de Dara, y así se aventuró a subir las escaleras y llegar a la habitación de su primo. Tocó la puerta, una vez más tenía llave.
 
 
-Taem, quisiera hablar contigo.- Era como hablar con la pared, ¡imposible! El silencio era la única respuesta que tenía. -Por favor, Minnie...- Rogó.
 
 
-Yo no quiero hablar contigo.- Escuchó a su primo ser serio. Taemin no le iba a dirigir la palabra más que para decir eso.
 
 
Jadeó, no iba a encontrar algún modo de ganar, o de hacer que le perdone antes de tiempo.
 
 
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Jonghyun abrió la tienda, era ya algo tarde, pero los domingos no solían ir muchas personas. Bostezó, seguía adormilado, mientras veía la mañana pasar. Rápidamente pudo ver como Taemin pasaba enfrente de la tienda y le indicaba que iba a entrar. Se le hizo raro, Taemin suele no hacer nada los domingos, sólo dormir, o perder tiempo en su cama. Se veía bastante descompuesto, perdido en sus pensamientos.
 
 
-Taemin ah...-Le quizo llamar, pero el menor lo único que hizo fue sentarse en ese lugar que estaba reservado para él y quedarse ahí.
 
 
La gente pasaba afuera de la tienda, iba y venía, como las hojas que eran sacudidas por el viento. Unos cuantos entraron, durante la primera mitad del día, al menos ya era algo bueno.
 
 
-Taeminnie, manzanita...- Jonghyun le llamó después de un rato. -Hey...- Era la quinta vez que le nombraba.
 
 
-¿Ahh? ¿Qué quieres, perro?- Al fin salió de su estupor.
 
 
-Te pregunté que si ibamos a comer a dónde siempre, o si preferías pedir algo por teléfono.- Habló pausadamente, para que su amigo le entendiera.
 
 
-Ah...Como sea está bien...- Mordió su labio inferior, mientras jugaba con sus dedos. 
 
 
-¿Taemin?- Oh, esta era una señal, por supuesto que tenían que hablar.
 
 
Jonghyun estuvo al pendiente de su amigo el resto del día. Después de comer, un poco más de personas se acercaron a la tiendas, per fueron pocos los que compraron algo. Eso le daba suficiente tiempo a Jonghyun para revisar los síntomas de su pequeño amigo. Absorto en su mundo, sin haber comido mucho, estaba más perdido que despierto. No tuvo de otra, y no quiso haberlo hecho diferente: cerró temprano y llevó a Taemin consigo, a su casa.
 
 
Ahí estaban, en su habitación, donde solían hablar de todo. Taemin siempre acudía a él cuando se sentía angustiado, o confundido con algo. 
 
 
-¿Qué es lo que pasa?- No fue serio, ni imponente, sólo tomó el roll de hermano mayor.
 
 
-Hyung...- Suspiró. -No sé que hacer.
 
 
-¿Acerca de qué?- Taemin se recostó en su cama, como si fuera uno de esos sillones largos que tienen los consejeros. 
 
 
-Minho, mi maestro...- Mencionó. -Me siento...Me gusta estar con él, es muy divertido, y podría estar horas y horas a su lado sin darme cuenta.
 
 
Jonghyun sonrió, Taemin al fin se había enamorado de verdad. Ese niño, era su primera vez sintiendo eso, debía de estar muy confundido, y más si se trataba de su profesor. 
 
 
-Son las mariposas, ¿no?- Le preguntó.
 
 
-Sí, ellas me han hecho pensar...Me gusta sentirlas, y más porque sé que es él quien las despierta, pero...
 
 
-¿Pero?- ¿Cuál era el problema? Bueno, excluyendo los obvios.
 
 
-Me siento mal de sentirlas...Él es muy bueno conmigo, me consciente de más y sé que lo hace para ganarme...- Suspiró. -Y yo sólo puedo ser egoísta cuando se trata de él.
 
 
-¿A qué te refieres, Taemin ah?- Le cuestionó.
 
 
-Ayer...Su mejor amiga me quiso conocer. La odio, desde antes de ayer, desde el primer día que escuché hablar de ella, la odie.- Empezó a gimotear. -Y sé que es absurdo, porque es su mejor amiga, y a mi profesor no le interesan las mujeres, pero...yo...no...
 
 
-¿Estas celoso?- Jonghyun le miró de manera escéptica.
 
 
-Tal vez...- Quería negarlo, pero eso dentro de su cuerpo le seguía haciendo arder en rabia. -Oh bueno, sí, estoy celoso, muy celoso.- Quiso llorar.
 
 
-Vaya, en realidad él te gusta...- Entonces le miró, Taemin se veía frágil, incrédulo de saberse enamorado. -¿Cuándo se lo vas a decir? 
 
 
-No lo sé...- Suspiró. -Tal vez no quiero que lo sepa...- Sus ojos se llenaron de lágrimas, preocupando a su perro amigo. 
 
 
-Tae, ¿qué pasa?- Se arrodilló a su lado, tomando sus manos en señal de apoyo.
 
 
-Es que...- Gimoteó. -Aún me cuesta creer qué alguien como él se haya enamorado de mí.- Oh, oh, una alarma dentro de Jonghyun le hizo ponerse de pie y abrazarle. -Yo sé que hay muchas personas más bonitas, más inteligentes, mejores, me es difícil entender porqué le gusto. Y ¿si todo esto es una mentira? 
 
 
-Tae...- Le secó las lágrimas que alcanzó a ver caer. -¿Por qué siempre que algo bueno o lindo te pasa te pones así? No debes sentirte menos, o que no lo mereces. Tú te mereces todo.- Le reconfortó. -No creo que él esté mintiendo, me has contado que llevan teniendo citas por tres semanas, eso ya es mucho tiempo.
 
 
Taemin le abrazó, volviendo a llorar. Por eso necesitaba a Jonghyun, a ese hermano mayor, que espantara sus dudas y miedos. Taemin podía presentar una imagen ante todos, pero realmente en el fondo, siempre se sentiría como una nada perdido entre todo. 
 
 
-Pero, no soy una buena persona, soy egoísta y...y...- Empezó a hipar, entrecortando sus puntos.
 
 
-Eres una persona.- Jonghyun aclaró. -No hay bueno, no hay malo. Todos cometemos errores, todos nos enojamos, nos enamoramos...
 
 
-Aún así...- Ahí iba de nuevo, otra excusa. Taemin parecía buscar motivos para no estar con Minho, a pesar de querer todo lo contrario. -Él el mi profesor...
 
 
Jonghyun estaba de acuerdo, pero entendía que en estos momentos, debía darle confianza, hacerle ver que todo estaba bien, y no hundirlo en miseria.
 
-¿Y? ¿Cuál es el problema? En el amor no hay edades.- Le obligó a mjrarle. -O ¿qué? ¿Después vas a decir que también está mal que a mí me gusten los hombres y a ti los hombres y las mujeres?- Le retó.
 
 
Taemin negó con la cabeza, desperdigando sus cabellos, con algunos pegados en su rostro por culpa de las lágrimas.
-No...No importa quien te guste, si no que seas feliz...Aunque a la sociedad no le parezca.- Entonces entendió lo que su hyung le decía. -Gracias...- Volvió a llorar, porque había algo oprimiéndole el pecho. No podía con tantas sensaciones, se había enamorado  de Minho, de su profesor, y quería que sólo tuviera ojos para sí mismo, no para alguien más. 
 
 
Lloró con su amigo, hasta que su pecho dejó de doler, porque lo que necesitaba era consuelo, consuelo por haber crecido, por haber encontrado eso que tanto había estado buscado, y que al darse cuenta que lo había encontrado se asustó. Estaba tan asustado, ¿y si a Minho al final de cuentas no le gustaba estar con alguien menor? Tenía miedo de tantas cosas, no sabía amar, no sabía lo que se espera para una relación de verdad. Pero...ya estaba harto de las relaciones de juguete que había tenido, y entendía que no quería algo así con Minho. 
 
 
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Minho suspiró, dejando todo de lado. No podía estar tranquilo, si Taemin rondaba tanto en sus pensamientos. No, no podía estar tranquilo. Mordió el extremo final de su pluma, ese día si no le hubiese hecho una pregunta con respecto la clase, Taemin no pe hubiese volteado a ver. Además, le conocía (no era maestro en Taeminnies, pero sabía de su Taemin), Taemin había estado bastante frío el sábado, cortante, no sólo con Seohyun, también con él. Y después, se fue solo. 
 
 
Se echó hacia atrás, pasando sus manos por su rostro y cabello. Taemin había sido frío...El domingo no le vio, simplemente Taemin desapareció, no hubo forma de hallarle. ¿Por qué pasaba esto tan de repente? Habían estado bien, por un momento se confío creyendo que el niño iba a aceptar sus sentimientos, pero...¿Ya se había aburrido? No, tal vez peor...Tal vez no quería estar en una relación, y el hecho de conocer a Seohyun le espantó, demasiado compromiso.  
 
 
Agh, quiso poder saber qué pasaba con Taemin, le volvía loco esa incertidumbre en la que estaba viviendo. Taemin se había vuelto  lo que más quería, lo que más deseaba, y si perdía su oportunidad de enamorarle, entonces ya nada valdría la pena.
 
 
Empujó su silla hacia atrás, acto de desesperación, no podía mantenerse quieto. Taemin no había ido aún a verle y empezaba a creer que ese era el fin. Todo había terminado, ya no encontraba algo más que hacer, cómo rescatar la situación. 
 
 
Entonces le vio, Taemin estaba en la puerta, le preocupó ver algunas lágrimas en sus ojos. Hizo el ademán de ponerse de pie, pero no alcanzó a hacerlo. Taemin había corrido, había llegado hasta él y le apresaba contra la silla. Sus labios contra los del adulto. Minho se sorprendió, no esperaba eso, Taemin parecía estar desesperado, angustiado y no encontraba consuelo en ese beso. Le tomó por la cadera, pegándolo a su cuerpo, haciendo que el menor se sentara sobre su regazo. Cada vez era más necesitado, más apasionado ese largo beso, que sólo podía gritar una cosa: quiéreme.
 
 
-¿Que...qué significa esto, Taemin ah?- Minho despegó sus labios de los del menor. 
 
 
-Son mis sentimientos...- Taemin se escondió en su cuello. -Aceptelos...Como yo acepto los suyos.- Suspiró, buscando algo de paz. 
 
 
Minho se heló, no importaba cuantos escenarios se imaginó minutos antes, en ninguno de ellos se encontraba esta situación. Taemin le correspondía. Taemin le correspondía. ¡Taemin le correspondía! Le abrazó, con fuerza, sin ninguna intención de dejarle ir nunca. El mundo entero se podía ir al diablo, tenía el amor de Taemin, ya nada importaba mas que eso. 
  
 
-Feliz San Valentín...- Susurró el menor, aún sin querer mostrar su rostro.
 
 
Minho frunció los labios, ¿San Valentín? Rápidamente echó una mirada al calendario. Vaya, había sido 14 todo el día y no lo había notado. Sonrio, tal vez Taemin lo había planeado, o había sido coincidencia, pero ese era el mejor regalo que pudo recibir. 
 
 
-Taemin, no llores.- Limpió aquellas lágrimas que osaban deslizarse por sus mejillas. -Acepto tus sentimientos, conejito, no seas tonto.- Le acarició el puente de la nariz. -Yo debía ser el preocupado de que tú no aceptaras los míos.
 
 
Taemin alzó el rostro, mirándole, había una gran curiosidad en esa mirada bicolor. Minho amaba eso,  Taemin podía mirar todo con una curiosidad que le asombraba, queriendo conocer cada detalle de lo que sea que le rodeara. Por eso le gustaba llevarle a museos, Taemin comía con su mirada la información, conociendo.
 
 
Ahora, era capaz de poder reclamarle como suyo, nadie más tendría derecho de enamorarse de esa curiosidad, esa actitud tan cambiante -quizás volatil-, menos de ese par de ojos bonitos, que lo único que hacían era hacerle delirar de felicidad. Le besó, mientras Taemin lo único que así era corresponder al beso, de la misma manera. 
 
 

Notas finales:

Oficialmente, ya hay 2min como pareja ^u^ Ahora, deben de madurar ê.é ¿Quién será el más responsable en esta relación, Minho o Taemin? 

Espero sus opiniones n.n ¡Besos!


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