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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Quise hacer de este capítulo uno lleno de angustia.

Creo que al final no se siente tanta esa emoción, pero será parecido a lo que vendrá en los siguientes capítulos *con algunas pequeñas excepciones e.e*

Les compartiré mi dolor:

Les había prometido que cuando esta historia llegara a la mitad, empezaría a subir Hermanito y El Consorte Real. Debido a motivos personales (llamados Escuela u.u), tengo que retrarsar ambas historias, ya que no seré capaz de actualizarlas semanalmente. Entonces, decidí retrasarl la fecha en las que serán publicadas. 

Probablemente las suba por fechas de vacaciones de invierno, pero no habrá actualizaciones tan seguidas como las que pretendía originalmente.

Para tratar de remediar, les dejo un adelanto de El Consorte Real en notas finales. 

Taemin atendía la heladería, había muchas familias con niños pequeños. Le gustaba cuando el ambiente en la heladería se ponía así. Los niños pequeños eran algo escandalosos, pero imposible imaginar algo más lindo que sus risas, o su felicidad al comer helado.

 

Esa vaga sensación que había sentido gran parte de su vida le hacía sonreír. No sólo era el ambiente familiar que se instalaba en la heladería, también era no sentirse solo. Una protección, que aunque no estaba seguro que todos los demás sentían, él se sentía bastante aliviado de saber que se encontraba ahí, a su lado. Siempre.

 

Alzó la vista, fijándose por el ventanal del lugar. Ahí estaba, esa figura tan familiar, y a la vez irreconocible –tal vez se debía a que estaba lo suficientemente lejos como para que ambas partes no pudieran identificarse…O, ¿tal vez el contrario si podría verle a la perfección?

 

No supo descifrar el escalofrío que surcó su espalda. Una sensación desagradable le hizo saber que a partir de ahí ya nada sería igual. Quiso salir corriendo, hacia esa persona, preguntar quién era, por qué estaba ahí, y por qué ya no se sentía igual que siempre. Pero se contuvo, más que nada porque no entendía que era lo que pasaba dentro de su cabeza.

 

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Minho entró a la heladería, pensaba darle una sorpresa a Taemin, y le llevaría a una exposición acerca de Amelia Earhart. Era increíble que se fue a enamorar de un adolescente que adoraba de las exposiciones intelectuales.

 

Pero, algo le pasaba a Taemin. Se acercó a él, sin notar algún sonrojo en su rostro; más bien se veía algo perdido en la nada. Le besó la mejilla, rápidamente ganando su atención. Taemin apenas se daba cuenta que él había llegado. Frunció el ceño, ¿su pequeño novio se encontraba bien? La sonrisa que le dio era el obvio intento de esconder algo que le estaba alterando.

 

Taemin le siguió, en un trance que le mantenía apartado de él. Minho echó la cabeza de lado, ¿cuántas veces le repitió la misma pregunta? Taemin aún no respondía. Decidió cambiar planes, sería mejor ir a ese parque cerca de ahí, donde siempre iban, y tenían esos encuentros casuales desde antes de ser novios. Le preocupaba la extraña abstracción que el niño traía en mente.

 

No quiso soltarle de la mano. Gesto que después agradeció, porque así pudo darse cuenta que Taemin había dejado de caminar. Se había quedado de pie, ahí, a mitad del sendero. Tenía la cabeza agachada, cubriendo su rostro con su mano libre. Sollozaba.

 

Minho abrió los ojos por completo, preocupado. Taemin estaba llorando. Le tomó por los hombros, obligándole a subir su mirada, le hizo quitar la mano que cubría sus lágrimas. ¿Qué le pasaba? Lloraba como si alguien hubiese muerto, o si le hubiesen hecho algo terrible.

 

-¡Tae! ¡Tae! ¿Qué tienes? ¿Qué pasa? ¡Por favor di algo!- Le abrazó, buscando llenar de sosiego el llanto del niño.

 

-¡Se fue! Se ha ido...Me dejó solo.- Gimoteó contra el pecho del alto.

 

-¿Quién? Cariño, dime, ¿por qué lloras? Por favor, dime, no quiero que llores.- Habló en un arrullo, tratando de hallar una manera de consolarle.

 

Le tomó firmemente, halándolo para llevarlo a otro lugar. Más adentro del sendero, entre los árboles, protegía al chico, con sus brazos. ¿Cómo volver a intentar preguntarle si seguía llorando? Le dejó llorar, sintiendo ese suave movimiento de su cuerpo al tratar de recuperar el aliento. Taemin parecía tan preocupado, y le dolía no poder entender qué le estaba pasando.

 

-Tae...Taeminnie, por favor, dime qué es lo que te hizo llorar.- Rogó una vez que el muchacho fue capaz de controlar su propia respiración.

 

-Yo...yo...- Jadeó. -Siempre he sabido que no estaba solo.- No parecía tener sentido lo que decía, de cualquier modo Minho se dedicó a escuchar. -Su mirada me cuidaba cuando salía sin compañía, y me hacía sentir que realmente la soledad no existe.

 

-Tae...¿acaso estás hablando de...- No pudo terminar, su niño estaba hablando de un acosador, pero...Le describía con algo de cariño.

 

-Hoy lo vi. La primera vez q-que me deja verlo tan de cerca. Aun así estaba lejos para...para identificarle.- Volvió a gimotear.

 

-Tae, es un acosador.- Dijo preocupado. -¿Desde cuándo sabes de él?

 

El niño se encogió de hombros. Enterró su rostro en el hueco del cuello del mayor. Suspiró, cansado de llorar, buscando una respuesta.

 

-Siempre ha estado ahí...- Murmuró. -Pero ya no. Se fue, y me dejó solo.- Había matices de enojo y rabia ante ede hecho.

 

-Taemin, tú no estás solo.- Fue serio. ¿Por qué Taemin se sentía solo sin el acosador? Tenía mucha gente que le amaba, le tenía a él. No entendía, Taemin le lloraba a algo que estaba mal. -¿También cuando salías conmigo?

 

Taemin asintió. Sí, varias veces había sabido que él estaba ahí, cuando tenía una cita con Minho; en el parque, aquella vez del pato, o en la feria, él siempre estuvo ahí.

 

-¡Taemin!- Se exaltó. Un acosador no se va así de simple, y que Taemin se encontrara acongojado por eso le hacía creer que era incluso más enfermo que su relación maestro-estudiante. -¿Alguna vez le dijiste a alguien? Pudo haberte hecho algo malo. ¡Omo! ¿Alguna vez trató de hablarte?

 

-¡No!- Le miró serio. -Nunca me dañaría...E-Eres el primero a quien se lo digo.- Jadeó. -Da igual, sé que no va a volver...Me ha dejado.

 

Minho sentía volverse loco. El muchacho no entendía que un acosador era algo malo, qué él -porque Taemin hablaba del acosador como si fuera un hombre- pudo haberle hecho mucho daño. Los acosadores no se iban así de simple sin haber obtenido algún beneficio de eso. Taemin le lloraba como una novia dejada en el altar.

 

-Taemin, escucha, tienes que decirle a tu madre sobre esto.- Trató de que el menor siguiera su consejo; no podía dejar que Taemin estuviera en peligro. –Quien sea que haya sido, te estuvo acosando, a pesar de que digas que no te hizo daño.

 

-¡No!- Se negó. –Ya se fue, no serviría de nada.

 

-No puedes estar seguro de eso, conejito, por favor, ¿cómo te hago entender?- Le miró a los ojos. Taemin tenía los ojos rojos por haber llorado, y eso le desagradaba tanto. Taemin no debía de llorar. –Trata de ponerte en mi lugar, me acabas de decir que hubo alguien siguiéndote por mucho tiempo, y que no te dejaba solo. ¿Crees que no me mortifica eso?

 

-Minho, ya se fue. Ese es el problema…

 

-No, Tae. Personas así no se van tan simplemente.- Le tomó por el mentón. –Y tampoco sabes a ciencia cierta qué es lo que quería. ¿Qué tal si vuelve? ¿Puedes estar seguro que no te atacará? ¿O que no te robará algo?

 

-Minho…

 

-Te amo demasiado como para no preocuparme. Por favor, prométeme que le dirás a tu familia de acerca de esto.- Rogó.

 

-Yo…E-está bien…

Una mentira piadosa, porque sus ideales estaban por encima de ese ruego de la persona que le amaba, y a quien amaba.

 

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Minho miró por la ventana, había muchos adolescentes tomando la merienda. Era obvio, nadie quería seguir pasando esos breves momentos dentro de la escuela. Suspiró, Taemin había estado ligeramente callado desde aquel día. Se veía melancólico y quizás algo deprimido.

 

El chico entró con cuidado al salón, dejando sus cosas despreocupadamente cerca de un banco. Se acercó al mayor, buscando consuelo entre sus brazos. ¿Por qué se ponía tan mal con eso? Minho sólo quería abrazarle y hacerle sonreír como el niño dulce que es, lleno de vida y de felicidad. Sobó la cabeza del menor, después colocando un beso en su coronilla; el amor que le profesaba con el tacto era tan grande, que sin darse cuenta lograba mejorar un poco el dolor del menor.

 

-Ya no llores.- Lo dijo, como si hubiese estado ahí todas las veces que Taemin lloró sin que nadie le viese. -Me partes el corazón al verte así.

 

-No sé por qué le quiero.- Admitió. -Pero, siempre estuvo ahí. Yo no sabía lo que era estar solo. Hasta ahora.

 

-Escucha, Tae, tú nunca estarás solo.- Le tomó por el rostro, fijando su mirada a los ojos azul y gris. -Me tienes a mí. Prometo siempre estar contigo, aun cuando no estemos físicamente juntos, yo estaré a tu lado.- No importaba a qué lugar se iba a ir a estudiar, incluso allá, Taemin estaría siendo cuidado por Minho.

 

-¿Me va a amar?-Sollozó tristemente.

 

-Hasta que las estrellas se caigan.

 

-Minho, eso no es posible.- Torció los labios ante la imposibilidad física.

 

El mayor rio ante el ligeramente gesto fruncido del chico. Se acercó, besando su boca con un casto beso. Haría lo que fuera por ya no verle triste. Volvió a acurrucarle contra su pecho, besando cada centímetro de su rostro. Taemin le abrazaba con algo de infantil ilusión, quizás esperanza. 

 

Entonces el silencio era la mejor cura. Minho podía escuchar como el si el silencio del menor fuese convirtiéndose en uno más tranquilo y algo resignado. Su respiración también se enlenteció, mientras lentamente caía en el conformismo de esa resolución.

 

Minho tuvo que tomarle por el mentón y alzar su rostro, para poder descubrir la gran decepción que había en sus ojos. Taemin seguía sufriendo. Besó su boca, tratando de atontarle, de volver a tener a ese chico tan impropio como Taemin lo era.

 

Sentir el beso de regreso sólo le sirvió para entender, que a pesar de su tristeza, el chico iba a sobreponerse al acontecimiento.

 

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Dara encontró el artículo que quería mostrarle a Eunhyuk. Tomó asiento a su lado, mientras discutía la banalidad que había contemplado de último momento para la boda. Además, estaba ayudando a perder tiempo a su amigo, en lo que Donghae volvía de la escuela.

 

-Mira, me encantaría que Taemin se viera así.- Señaló un traje no muy formal, pero tampoco tan infantil. -Supongo que si le digo, sería capaz de usarlo.- Hizo un gesto con la boca, provocando que el hombre riera.

 

-Taemin te ama, eres su noona preferida.- Afirmó. -Nunca te diría que no, por más locura que sea... En cambio, si se trata de mí: no sé hasta cuándo podré soportar seguir con la incertidumbre de si me va a clavar agujas en un muñeco vudú, o pondrá algo en mi comida.

 

-Taemin no es así.- Fingió golpearle. -Él, suele tener algo de rencor, pero casi siempre lo deja de lado. Se concentra en otras cosas.

 

-El chico me odia.

 

-Tal vez...te lo mereces...- Pronunció con una delicadeza que podía sentirse como navajas finas sobre la piel.

 

Eunhyuk la miró. No sabía hasta qué punto ella estaba de acuerdo con el adolescente, y hasta qué punto estaba de acuerdo consigo. Él no consideraba tener la culpa, ¿de qué? No se puede culpar de ser uno mismo. ¿Por qué Taemin seguía despreciándole tanto? Aún podía recordar la época cuando el niño le sonreía con candidez y le era muy respetuoso, adorando su compañía por el valor cultural que implicaba. Taemin no había vuelto por ninguna de sus pertenencias, ni por ese esbozo de amistad que llegaron a tener. 

 

Donghae llegó, salvando el día. Dara seguía hojeando la revista, con una de sus lindas sonrisas capaces de guardar dos emociones a la vez. Subió la mirada ante la figura de su mejor amigo, haciéndole un gesto burdo. Después le sonrió a Eunhyuk.

 

-Tal vez deba irme, no quiero estar presente antes de que lo romántico se vuelvan peleas.- Lo dijo en burla, antes de irse. Últimamente, ese par lo único que hacían era discutir para volver a estar como si nada al día siguiente.

 

Los hombres se miraron entre ellos, Dara a veces era muy rara. Tras quedarse sólos, fue cuestión de segundos antes de que Donghae cambiara su mirada por una llena de determinación.

 

-Hyuk...Quisiera que habláramos.- Lo dijo serio.

 

-Usualmente soy yo el serio, ¿qué es lo que pasa?- Le miró, echando la cabeza de lado.

 

Donghae suspiró, tomando asiento a lado de su pareja. Había estado pensando últimamente, y aunque discutieran o no lo hicieran, su decisión realmente no iba a cambiar.

 

-Sabes que cuando te conocí cambiaste mi mundo.- Le tomó de las manos. -Necesitaba estar a tu lado todo el tiempo.

 

-Donghae, me estás asustando. ¿Qué está pasando?

 

-La verdad, desde que empezó todo esto de la boda de Chaerin y Sandara, yo...-Le miró, directamente, esperando por algo de valentía. –Entonces, me di cuenta que yo también quiero casarme.

 

-Acaso esto es una proposición…- Eunhyuk frunció el ceño, esto no se sentía bien.

 

-Lo sé. Por favor, dime que te casarás conmigo.- No fue un ruego, ni una orden. Solo miradas que se cruzaban entre sí.

 

-Yo…No puedo, lo siento.- Se echó hacia atrás.

 

-¿Por qué no?- Se paró de golpe, no esperaba esa respuesta.

 

-¿Crees que estamos listos? Sólo discutimos y nos culpamos de muchas cosas…- Calló. –No sé qué tan correcto sería si…

 

-Podemos superar esto.- Le miró con determinación. –Ya son casi seis años desde que nos conocemos. No hay un solo día donde no piense en que si cometo un error es mi culpa…

 

-O la mía…¿Ves? Nuestra relación es algo inestable…Siempre lo ha sido…

 

-De cualquier modo, Hyuk, ¡míranos! Llevamos seis años juntos.- Necesitaba escuchar el sí, no alcanzaba a comprender el temor que hacía que Eunhyuk le pusiera un pero a su proposición.

 

-No es sólo eso…- Mordió su labio inferior.

 

-¿Entonces qué es?

                                                                                                                           

–Tu familia me odia, y se siente mal casarme contigo.

 

-¿Es en serio? Sólo se trata de Taemin, y no tienes…

 

-¡No! No es sólo Taemin.- Aclaró. –Sabes bien que Chaerin también me odiaba, me miraba de la misma manera rencorosa con la que Taemin lo hace. La única razón por la que le agradado ahora es porque Dara intervino, pero…Yo ni siquiera sé que mal les hice. Antes de salir contigo, Taemin me adoraba, incluso hubo un corto tiempo cuando empezamos a salir en el que él seguía yendo conmigo…

 

-Pero ¡no te vas a casar con ellos! Eunhyuk, por favor, escucha mis razones. Quiero estar contigo, soy feliz contigo, no necesito de nadie más…

 

Eunhyuk abrió los ojos, Donghae era extremadamente terco. Desde que se conocieron hubo eso especial entre ambos, eso que hacía que después de cada discusión volvieran a verse, a arreglar las cosas. No importaba que tan mal estuvieran, siempre regresaban por eso que había entre ellos. No podía negar que se sentía mal el aceptar casarse con él, pero tampoco negaba que le emocionaba saber que, a pesar de todo, Donghae tenía planes de casarse. Cuando se conocieron Donghae era chico de una noche, y que ya llevaran seis años juntos era realmente un cosa extraordinaria. ¿Cómo decir que no ante este hecho? Se encontraba enamorado de él, terriblemente, y le encantaría poder estar a su lado por más tiempo, en diferentes término, y no sólo siendo el novio que le acompaña. Podía permitirse seguir siendo egoísta, no preocuparse más por el mal que le causaba al pequeño primo de su novio, entonces a ciegas decidió seguir el brillante camino que Donghae le estaba proponiendo.

 

-Sí, está bien.

 

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El viento sopló caliente, secando todo lo que se encontraba a su paso. Taemin estaba sentado debajo de un árbol que adornaba el interior de los patios de la escuela. Dentro de su ser se empezaba a asentar la nostalgia, acostumbrándose a ella, tanto como para pasarla desapercibida. Pero, a ese sentimiento, se le sumaba el gran aburrimiento que sentía al saberse solo. Esta vez lo pensaba no con los mismos acordes de soledad de antes, sino que estaba físicamente solo. A parte de los maestros, eran poco los alumnos que quedaban. Minho no se encontraba tampoco en la escuela.

 

Suspiró, esperando a que el tiempo pasara; él le había dicho que no iba a tardar, sólo era ir a recoger algo que sus padres le habían enviado desde donde vivían, antes de que los encargados del correo pegaran una estampa de regreso. Se reacomodó bajo la sombra del árbol, quería estar abrazado a Minho, sin hacer nada, sólo escuchando la respiración del mayor. Últimamente había encontrado muy relajante la respiración de Minho, siempre tranquila, adormeciéndole lentamente.

 

Bostezó, sabía que se iba a quedar dormido, y exigía (dentro de su cabeza), que Minho regresara pronto. Aflojó el labio inferior, pensando alguna historia con qué entretenerse.

 

-Tae...- Le susurraron por arriba del hombro, cerca del oído.

 

Taemin brincó, había sentido un escalofrío recorrer su espalda.

-¡JongIn ah!- Le reclamó.

 

-Yah...- El mencionado frunció el ceño al ser llamado por su nombre, y no el apodo. -¿Qué hacías?- Se sentó a su lado, entrelazando brazos. Podría llegar a parecer que no se daba cuenta del humor de Taemin, pero en realidad si lo notaba.

 

-Nada...- Jadeó.

 

-Mmm...¿nada?- Alzó una ceja. -Eso es raro en ti.- Le miró. -Tae...yo...

 

Taemin alzó la mirada, había buscado acomodarse a lado de Jongin, dejando al chico unos centímetros (más) arriba.

-¿Sí?

 

Para ser sincero, Kai sentía que hacía siglos que no hablaba con su adorado Taemin. Habían sido amigos desde antes de hablar, y no lograba entender el porqué de su separación. Tal vez, era hora de al fin hacerle entender sus sentimientos.

 

-Ven a mi casa este viernes.- Le fue difícil hablar como siempre, mirando a su amigo.

 

-Está bien.- Una respuesta muy corta.

 

-Tae, eres el mejor.- No pudo evitar sonreír.

 

-Ya lo sé.- Murmuró con sus infantiles aires de grandeza. -Por eso no te has ido.

 

Kai rio, realmente había extrañado esas respuestas. Y, aunque su amigo se viese bastante melancólico, pensaba que si ponía de su esfuerzo, Taemin volvería a ser el mismo de antes, totalmente desinteresado de todo menos de él.

 

-Sabes bien que jamás te dejaría, incluso si te enojas conmigo, te molestaré con mi presencia.

 

Taemin se encogió de hombros. Kai siempre era así, pero, no terminaba de creer en esas palabras. Exhaló, retomando su posición contra el árbol, no tenía que hacer mucho esfuerzo que dentro de poco Kai tendría que irse, y más le valía no ponerse cómodo.

 

Por más que Kai le trató de hacer reír, Taemin parecía adormilado en sus propios pensamientos; y más que desistir, Kai decidió darle espacio a Taemin, por alguna razón estaba ahí solo, sin haber buscado compañía de alguien más. Le volvió a sonreír, sin saber qué hacer antes de despedirse con un simple hasta mañana.

 

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Minho regresó a la escuela, había estado pensando en maneras de alegrar a Taemin. Ya no podía verle así de decaído, era como si el chico pudiese transmitir su tristeza con sólo respirar. Se preguntó cómo sería en su casa. Le conocía, sabía que Taemin no había dicho nada aún, por eso se preguntaba si su madre, o Donghae habían notado su repentino cambio de ser.

 

Le vio a lo lejos, el chico estaba distraído con su propia sombra. Por más que quisiera acostumbrarse, le mataba verle así. Necesitaba regresarle su sonrisa. Sin dudar, caminó hacia él, dándose cuenta de cuando Taemin volteó a verle. Le sonrió, esperando ese tierno sonrojo en el menor; no llegó.

 

Entonces, más que nunca, quiso abrazarle y contenerle en sus brazos, hacerle olvidar todo; ¿hasta cuándo duraría esto? No lo soportaba más, sentía angustia de verle tan deprimido por algo en lo que debía sentir alivio, no decepción. Le abrazó en cuanto le tuvo cerca, envolviendo todo su cuerpo, para así poderle transmitir todo el amor que le tenía.

 

-Tae…- Exhaló. –Te extrañé.

 

-Sólo se fue por media hora.- El chico buscó consuelo en ese par de brazos que le abrazaban. –No debió extrañarme tanto.

 

-Por supuesto que sí.- Le sonrió, tras alzarle por el rostro decidió darle un corto y rápido beso en los labios, sin importarle donde estaban. –Creo que deberíamos de irnos, te llevaré a un lugar.

 

Taemin le miró, se sentía tan bien cuando Minho hacía cosas así. Ese hombre, simplemente había hecho todo por ganarse su corazón, y seguía intentándolo a pesar de ya tenerlo entre sus manos. Suspiró, porque a pesar de todo, sentir eso dentro de sí, provocado por Minho, era sentir un millón de mariposas que se negaban a hacer caso de otros sentimientos, eran sólo provocadas por Minho. Nada le haría sentir de esa misma manera, Minho había logrado acaparar todo, y saber de su devoción era absolutamente deleitable a un nivel que ni él mismo podía describir.

 

Estar con Minho, en su auto, observando como las calles se van quedando atrás, sin realmente llegar a ningún lado. Fue cuando lo comprendió, Minho no le llevaría a ninguna parte, el lugar era ahí, en el auto, con él. Era un momento donde podían estar solos, sin necesidad de que algo más interviniera. Sintió algo demasiado cálido dentro de su pecho, Minho en realidad estaba buscando un momento en donde nada más les interrumpiera. Sonrió, levemente, iluminando un poco su rostro, no tenía ni idea de que esa sensación dentro de su cuerpo era amor burbujeando ante el calor que Minho le transmitía.

 

-Minho…- Murmulló justo cuando se detuvieron. No tenía ni idea de dónde estaban, pero no le importaba. –Yo, realmente lo sien…

 

Minho sonrió, sin dejarle hablar; tomó sus labios, en un beso, tierno y lento, con cariño y devoción. Bajó su boca, depositando más besos en la quijada, y un largo camino en el cuello. Tal vez sólo eran besos, pero tenían una presencia fuerte. Era consuelo, mezclado con amor, con lo único que podía regalarle, su propia vida. Amaba a ese chico, como nunca amó a nadie, y sin sonar egoísta, no quería que el menor se sintiera mal por culpa de alguien más; sólo quería que Taemin le mirara a él.

 

Besos fue lo que hicieron que Taemin se despertara del estupor en el que había estado viviendo los últimos días. Minho le amaba, más que nadie. Le abrazó, con necesidad, porque se había sentido tan perdido últimamente, y verle a él al final del camino en ese dolor, era saber que no debía de doler, nada debía de doler.

 

-Conejito, regálame una sonrisa.- Rogó sobre su boca, alcanzando a ver de nuevo ese brillo especial en los ojos coloridos del menor.

 

Taemin arrugó la nariz, con algo de asombro. Buscó devolver el último beso que el mayor había soplado sobre sus labios, para después sonreír ante el ruego del hombre que seguía sosteniéndole. Abrió los ojos al sentir las manos de Minho colarse por debajo de su ropa. No era un acto sexual, Minho rozaba su piel con ánimos de hacerle reír. No evitó encogerse ante las cosquillas, Minho entendía que lugares tocar en cada momento que estuviesen juntos. Escondió su rostro en el cuello de su novio, mientras liberaba esa risa que había sido contenida dentro de su garganta por varios días.

 

-Gracias…- Susurró, dejando un beso en la mejilla de Minho. Su corazón latía tan rápido, y no podía culpar a las cosquillas, era de nuevo la simple presencia de Minho, acelerándole como siempre.   

 

-Conejito, te ves más bonito sonriendo.- Acarició el cabello del chico. –Por favor, si alguna vez te vuelves a sentir triste, ven a mí. Prometo hacerte sonreír.

 

Taemin no necesitó más palabras, se dejó envolver por estas, sintiendo una sensación parecida a la miel siendo escurrida. Frotó su cabeza contra el cuello del alto, buscando poder demostrar aunque sea un poco de afecto, en comparación de todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Minho siempre estaba cuidando de él, una vez más demostrando que era el mejor hombre del mundo.

 

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Pasos presurosos, tratando de llegar a su objetivo. No era nada más que el temor a perder algo que casi creyó suyo. Pero, siempre estaba él, interponiéndose. No quería odiarle, era dulce, le trataba bien, pero como le hacía difícil llegar a lo que más quería.

 

-¡Kai!- En cuanto le vio le llamó, esperando a que el chico se detuviera y escuchara sus palabras. –Por favor, detente.

 

-Agh, ¿ahora qué quieres Do?- Verle rodar los ojos en un acto de irritación fue la gota derramó el vaso.

 

-¿Por qué me tratas así?- Kyungsoo se sentía tan frustrado. Kai no tenía derecho a tratarle así sólo porque no correspondía sus sentimientos.

 

-¿Es que acaso no lo entiendes? Quise ser amable, pero tu creaste una idea errónea ante mi comportamiento.- Ni siquiera le miró.

 

-¿Es por él? No me correspondes porque crees que Taemin algún día te hará caso.- En estos momentos, Kyungsoo no sabía a quién de los dos ahorcar primero, tan sólo tenía todas sus emociones contenidas en un frasco que pronto iba a explotar.

 

-Yo…- Logró dejarlo sin palabras.

 

-Taemin jamás te amará.- Fue amargo, porque sabía que esa era la única manera en que lograría hacerle daño, con tal de devolver aunque fuera sólo una parte del dolor que sentía.

 

-Si me mantengo a su lado, no importará que jamás me quiera.- Entonces se alejó, porque estaba harto de escuchar los ruegos de Kyunsoo, y de lo mucho que su encaprichara con lo que no tenía.

 

-¡Aish!- Se cruzó de brazos, mientras volvía a enfrascar sus sentimientos…Todavía no podía explotar, debía de intentar otra cosa, la única que quizás le llevaría a tener el amor de Kai.

Notas finales:

Entonces, ¿qué opinan del capítulo? e.e Apuesto realmente que pocas personas esperaban esto; quisiera saber qué piensan que pasará después ^^

 

Aquí les dejo el adelanto de El Consorte Real:

"

-¡Yo puedo casarme con quien quiera! Quiero belleza...Belleza como...- Taemin escuchó gritar al rey, así que apretó su paso, para poder salir de ahí en cuanto fuera. Lamentablemente, su uniforme no era el más apto para huídas rápidas. -Como él...

______________

-Tae, ¿qué pasa?- Se acercó, sacando de su horrible transe al menor.

-C-cre-o que me voy a casar...- No pudo ni respirar al decirlo.

_____________

-Taemin ah, Tae, escucha.- Changmin se acercó, viendo peligrosa la respuesta del muchacho. -Tendrás que casarte con él.

-¡No! Por favor no, no quiero...- Gritaba, sentía como el aire se acababa, un enorme peso se asentaba en su pecho, impidiendo que respirara. Entonces todo se volvió oscuro. 

_____________

-No te comprendo, Changmin.- Minho se quejó, sabía que su amigo había pasado tiempo con el sirviente, y eso le molestaba. -Explícate.

-Señor, con todo respeto,se atrapan más moscas con miel, que con vinagre." 


Y todo eso en los tres capítulos que llevo escritos e.e

 

Ya los dejo en paz; en realidad espero sus reviews con lo que tengan que decir, por favor *w* 

Espero poder actualizar pronto, besos n.n

 

 


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