Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

[Reviews - 340]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, al parecer escribir los capítulos me ayuda a estudiar para mis exámenes, así que les dejo aquí el capítulo de esta semana *yay* ^-^ 

Ya casi salgo de vacaciones :D Eso significa que terminaré varios shots que les quiero regalar, y terminaré al menos la primera parte de esta historia, además de empezar a subir Hermanito y El Consorte Real (Sé que ya no se acuerdan de esas promesas que les hice T.T). 

¿Ya vieron el nombre del capítulo? :D Es lindo el 2min 

No era que no hubieran continuado con esa plática. Simplemente, Taemin ahora era más reservado, sin realmente responder a lo que Minho le decía, o pedía. El mayor le miró, el salón de clases era suyo desde hacía una hora, pero se seguía sintiendo tan vacío.

 

-Taemin...- Le nombró. Sentía que sólo así podría tenerle más cerca. El menor había puesto un silencio entre ambos que le hacía darse cuenta que las cosas no estaban arregladas aún. -Acércate.-  Extendió su mano, invitándolo a dejar su silla y sentarse con él.

 

-No...- Apenas y alzó la vista de su trabajo. -Me temo que si me acerco a usted, no será capaz de terminar su trabajo, ni yo mi tarea.

 

En otro momento, eso hubiese sido dicho con gracia, en tono de coqueteo. Ahora era seco, y directo. Minho suspiró, tendría que buscar una forma de acercarse al muchacho, de ganarse su sonrisa de nuevo. Taemin no le había dejado, pero si se había alejado. No quitó la mano, la mantuvo extendida, indicándole que no pensaba darse por vencido. Arreglaría su error, porque ese niño era lo más valioso en el universo, y era suyo.

 

-Acércate, por favor.- Rogó suavemente. -Siéntate conmigo.

 

Taemin gimió como si no tuviera otra salida. No pensaba volver a decir que no, y quería-realmente deseaba- sentirse rodeado por el amor de Minho. Quería hablar, pero no podía. Se sentía ofendido, sin saber si era por Minho o por las circunstancias. Se puso de pie, acercándose a su novio. Con cuidado buscó sentarse sobre el mayor, acomodándose entre su hombro izquierdo y el cuello. Colocó su mano en el pecho del mayor, su corazón solía latir desbocado, ahora era calmado, aguardando por algo.

 

-¿Aún me amas?- Preguntó el mayor al verle tan aletargado en sus movimientos.

 

-Si...

 

-Bésame.

 

Un beso, que Minho supo ya no era curioso, no sabía dulce. Era un beso que necesitaba sanación. Tomó al menor por la nuca, profundizando el beso. Quería hacerle sentir todo su arrepentimiento. ¿Cómo demostrarle todo el amor que sentía? Acarició la mejilla del menor, ya sabía qué hacer.

 

-Ven conmigo.- Hablo de manera suave, pidiéndole que le siguiera. Le besó en la mejilla, convenciéndole.

 

La mirada asustada del menor era lo que hacía que Minho dudara de la respuesta de Taemin. Ahora, más que nunca, tenía que hacerle ver cuánto le amaba.

 

-Por favor...

 

Taemin jadeó, quería, pero estar a solas con Minho ya no sabía igual. Tendría que correr el riesgo, intentar que las cosas regresaran a la normalidad, debía esforzarse por aceptar los intentos del mayor. Asintió, bajándose del regazo de su novio, sin soltarle de la mano. Ambos tomaron rápidamente sus cosas y salieron de la manera más sigilosa posible. 

 

Minho invitó al menor a subir a su auto. Taemin seguía estando un poco renuente, pero al menos le estaba dando esa oportunidad, así que no la iba a desperdiciar. El camino estuvo lleno de silencio, lo suficientemente cortante, pero nada de eso le importaba al conductor. Quería a ese niño dulce, cándido, que logra robar muchos corazones.

 

Llegaron a la casa de Minho, Taemin abrió sus ojos, no pensaba que Minho fuera a hacer eso, era la reconciliación más cliché de las películas. Ni siquiera pudo reír, pero en su interior volvió a sentir ese calor que sólo Minho lograba provocar. Le siguió, como un dócil corderito, sabiendo que iba a las fauces de un lobo que no le iba a dejar escapar nunca.

 

Minho le abrazó por los hombros, dejándose caer en el sofá con el menor entre sus brazos. Pudo acariciarle el cabello, observando como los bellos ojos del chico brillaban con esa característica de la tristeza. Le besó en la nariz, en los ojos, los labios, le llenó de besos por todos lados, para poder conseguir que aquel niño reaccionara. Después se separó, apenas lo suficiente para que respirara. Logró desfajarle la camisa, para poder colar sus manos lentamente por debajo de la ropa, alcanzando a acariciar el marco de su figura. Taemin se encogió, sintiendo ese escalofrío que siempre sentía al ser tocado por Minho. Las mariposas despertaban lentamente, susurrándole que dejara pasar el enojo, que aquel hombre sólo era un humano que había cometido un error, y que ahora estaba profundamente arrepentido.

 

Se limpió la mejilla, una lágrima había traicionado a las demás, corriendo libre primero. Escondió rápidamente su rostro en el cuello del mayor. No podía reprimirse, y no lo iba a hacer, quería actuar como lo que era, un adolescente enojado, dejando escapar su frustración.

 

-No llores, por favor. No pretendí hacerte llorar…- Minho acarició la espalda del chico, algo asustado de haber fallado en su intento de hacerle el amor. Taemin simplemente negó con la cabeza. No, no le había hecho llorar con eso.

 

-No quiero que pienses eso de mí…- Casi susurró. –No quiero que me hables de ese modo, ni que lo nuestro termine…- Realmente tenía miedo a que un día las cosas entre él y Minho ya no fueran lo mismo, que se dejaran de querer. ¿Esto sólo habría sido un adelanto de las cosas? ¿O era una prueba para seguir adelante? –Quiero que me ames hasta que las estrellas se caigan del cielo, y que sigas mirándome a hurtadillas en clase, que me abraces todo el tiempo, y que estemos juntos hasta que el tiempo se acabe.- Parecía rabieta, pero no era más que sus sentimientos jóvenes rogando por que esto que tanto adoraba fuera eterno.

 

-Prometo estar a tu lado siempre.- Le sonrió, tranquilizándolo. –Prometo besarte todos los días, y mantenerte entre mis brazos cada vez que pueda y te dejes.- Le obligó a alzar el rostro. –Prometo no desconfiar de ti nunca más, porque sé lo mucho que te importa lo nuestro, y prometo no volver a ser tan idiota y grosero contigo.- Le besó en la frente, mimándolo. –Cariño, si por mí fuera, ataría las estrellas al cielo, así nunca tendrían que caerse.

 

Taemin asintió, adoraba que Minho le hablara de ese modo, podía sentir su cariño penetrarle el alma, y le gustaba derretirse ante esas palabras. Dejó que el mayor le girara, y le dejara recostado en el sofá. Miró a los ojos del alto, Minho tenía unos ojos enormes y redondos, que le miraban con tanto fervor. Suspiró al sentir esas manos acariciarle con cuidado. No podía evitarlo, las manos de Minho eran únicas, las que más le gustaban, porque siempre le hacían sentir bien. Los labios del mayor depositaban suaves besos en su mandíbula, y subía, de nuevo tocándole con suavidad, para limpiar lo que quedara de las lágrimas que terminaron por salir. Respiró con alivio, seguían sintiendo lo mismo, seguían mirándose igual, lo que tenían iba a sobrevivir. Minho le tenía atrapado debajo de su cuerpo, así que no podía moverse mucho, pero alcanzaba a desatarse la corbata del uniforme, y desabrocharse la camisa. Minho le ayudó a desnudarse, para así poder contemplarle por largos segundos.

 

Se besaron con profundidad y un inmenso cariño. Taemin le abrazó por los hombros, atrapándole consigo dentro de ese sentimiento asfixiante de un amor primerizo. Suspiró, liberando esos últimos tragos amargos, amaba más de la cuenta a Minho.

 

-Vamos conejito.- Le tomó por la cadera. –No será cómodo hacer el amor aquí.- Le besó en la mejilla. –Te llevaré a la cama.

 

Taemin asintió, enredando sus piernas en la cadera de Minho, para que le cargara con mayor facilidad. Minho siempre le terminaba cargando a la habitación. Cayó con suavidad en la cama, de nuevo quedando atrapado bajo el cuerpo del mayor. Suspiró, colocando las manos sobre el pecho del alto, logró quedar encima, sentado sobre el cuerpo de Minho. Desabrochó su pantalón, deshaciéndose de él y su ropa interior rápidamente. Seguía Minho. Taemin acercó su boca a la contraria, dejando un corto beso en aquellos labios, mientras sus manos buscaban desabrochar la camisa de Minho. Pasó sus dedos por el pecho desnudo, siguiendo un camino cuesta abajo, hasta llegar al filo del pantalón. Tan fácil como pasar el botón por el ojal del pantalón, bajó la bragueta. Minho le obligó a subir la mirada, Taemin tenía las mejillas sonrojadas. Le acarició una mejilla, consiguiendo una sonrisa de medio lado del menor.

 

-Tae…No tienes que hacerlo si no quieres…- Recogió el cabello del menor detrás de su oreja.

 

-Soy tuyo, haré lo quieras que haga.- Sus palabras tan sencillas hicieron que el corazón de Minho temblara. Taemin terminó de quitar la ropa del mayor, jadeando suavemente debido a su pequeño nerviosismo.

 

Una cosa llevaba a la otra, así de simple. Pero Taemin seguía teniendo nervios al momento de estar con Minho. Tomó aire, para despejar su mente, sabía que no debía pensarlo demasiado. Acercó su boca al miembro del mayor, con cuidado y exacta lentitud se dispuso a introducirlo en su boca. Minho gimió como reacción, indicándole al menor que estaba bien que siguiera adelante. Poco a poco los movimientos por parte de Taemin se hicieron más rápido, guiado por las manos de Minho enredadas en su cabello.

 

Sólo fue en ese instante, el perfecto para eclipsar el orgasmo del mayor. Minho separó rápidamente al menor, jadeante. Alcanzó a limpiar gotas de la comisura de los labios de Taemin, el chico simplemente le excitaba. Le jaló por la cintura, pegándolo a su cuerpo para así poder darle un cariñoso beso en los labios. Le fascinaba poder abrazar a su pequeño adolescente. Le había extrañado tanto. Giró con suavidad la posición en la que estaban, volviendo a tenerle por debajo. Taemin era como ese muñeco de felpa al que nunca quisiera soltar. El chico le miraba, con los ojos enormemente abiertos, expectante de saber qué seguiría en cuanto a ellos. Pudo verse reflejado en ese par de ojos tan extraños y bonitos. Le besó la nariz, continuó subiendo hacia los pómulos, los ojos, bajo a la línea de la mandíbula, yendo cada vez más abajo, hasta empezar a mordisquear las clavículas del niño.

 

-Minho…- Le escuchó suspirar. Era tan adorable cuando perdía el aliento ante ese tipo de situaciones.  

 

-Te amo...no tienes idea de cuánto te extrañé…a pesar de que estuvieras aquí.- Murmuró sobre la piel ajena.

 

-Yo también te extrañé…- Gimió, alcanzando a tocar el rostro del alto. –Realmente tenía miedo.

 

-No.- Le regaló un beso más, apaciguando los ánimos de llorar que Taemin volvía a sentir. –Aunque no me quieras tener cerca, no me pienso alejar de ti.- Provocó una pequeña risilla en el chico. –Y…Tendrás…Que…Lidiar…Con…Lo mucho…Que…Te amo.- Le dijo entre besos.

 

-¿En serio no me va a dejar?- Su voz sonó con rayos de esperanza. -Te amo.- Le abrazó, aferrándose con desespero y emoción.

 

Minho sonrió, regresándole el abrazo. Buscó besarle en cuello, para terminar mordisqueándole el lóbulo del oído derecho. Escucharle gemir ante eso le parecía divertido. Obligó al menor a girarse, para poder besarle y morderle en los hombros, bajando lentamente, mientras saboreaba con gusto la piel salada del chico. Le acarició tiernamente, susurrándole al oído mientras sus manos caminaban cuesta abajo, separándole las piernas y acomodándose entre ellas. Pidió permiso, obteniendo una otorgación en silencio. Sonrió, besándole en la mejilla, mientras se introducía con cuidado dentro de él. Taemin gemía quedito, como si tuviera miedo de que alguien más allá de ellos dos les fuera a escuchar.

 

Con movimientos sencillos, Minho le hacía el amor al menor, demostrándole de esa manera –sin palabras- lo mucho que le amaba. Le besaba y rozaba por todos lados, siguiendo el mismo ritmo de las penetraciones. Quería más, verle reaccionar, porque sabía exactamente cuándo Taemin empezaría a tener los ojos húmedos, y después las lágrimas saldrían. Le giró, embobándose con la expresión que el menor tenía, le era totalmente hipnotizador verle en cualquier momento, pero ahora, sólo podía perderse en aquella existencia que ahora necesitaba tanto para poder seguir viviendo. Se sintió llegar al clímax cuando Taemin empezó a lagrimear, también llegando a la cúspide del orgasmo. Era hermoso, sabía que estaba mal, que odiaba verle llorar, pero siempre que se trataba de esta circunstancia, esas lágrimas eran totalmente hermosas. Las limpió con suavidad, antes de terminar todo el acto, dejando de su semilla dentro del chico.

 

No quisieron separarse, hasta tiempo después de haber regularizado sus respiraciones. Podían haberse quedado en esa posición por horas, sólo observándose. ¿Qué tan perdidos estaban el uno en el otro? Ni siquiera ellos mismos lo sabrían. Ahora, después de haber sufrido esa desesperación por días, sentían tal grado de felicidad por volver a estar juntos, que no cabía en una simple sonrisa. Minho volvió a besarle, de manera profunda y tranquila, disfrutando realmente saber que aquel conejito no quería huir más. De igual forma…

-Lo siento, te decepcioné.- Minho acarició la mejilla del niño, que se había movido hasta acomodarse sobre su pecho. -Te he hecho llorar más veces de las que jamás quise.

 

-No me importa...- Escondió su rostro en Minho. -Quiero estar a tu lado, siempre.- Realmente no le importaba, Minho era la única persona que le había hecho sentir que no quería irse de ese lugar, porque alguien le amaba con todas sus fuerzas. –Me decepciones o no, estoy seguro que me quieres.

 

Minho le miró, analizándole de manera profunda. ¿Qué había hecho con Taemin? No sólo le había enamorado, era algo más, y le sorprendía lo mucho que ahora se dependían ambos. Jadeó, debía decir algo, no quería que el menor se conformara con aquella decepción, pero tampoco quería que Taemin no entendiera sus motivos.

 

-Por supuesto que te quiero…Es tan sólo que…No me gusta compartirte.- Admitió. Lo odiaba, tener que amarle a escondidas, mientras que el resto del mundo podía demostrar su afecto al chico. Era su culpa, por haberse enamorado de un adolescente, pero no pudo hacer nada, no quiso detenerse, y no se arrepentía de ello. Además, el no poderle amar en todo lugar, le hacía pensar que algún día Taemin se cansaría y enamoraría de alguien más que si pudiera hacerlo. Quizás esa era la única forma en que podía justificarse a sí mismo sus celos.

 

-A mi tampoco me gusta…- Subió la mirada, demostrándole que entendía ese terrible sentimiento. –Cuando le sonríes a otras personas, cuando no me das tu atención total, cuando hablas con alguien más. ¡No me agrada cuando no me presta atención!- Tímidamente entrelazó su mano con la que Minho había puesto en su mejilla. –Me frustra tanto cuando otras personas le hablan y dejas de pensar en mí. Y al parecer no eres capaz de darte cuenta…De cierto modo, eso me hace gracia, pero sólo cuando le veo en tercera persona, y mucho tiempo después de sucedido.- Le miró claramente, ya sin querer esconder todo eso que llevaba adentro. –Tampoco quiero que mires a más gente, y no quiero que le sonrías a nadie más. Pero no se puede, ¿o sí? Minho, te volviste eso que tanto quiero, y no te dejaré nunca.- Frunció los labios.

 

-¿Por qué no lo dijiste antes?- Había suavizado su expresión, escuchando más que dulce y alegre los celos que Taemin, en efecto, había llegado a sentir.

 

-Porque entonces no sería más que un niño encaprichado con su primer amor. Sé que por salir contigo debo ser alguien que se merezca estar a tu lado, y no sólo un adolescente que…

 

-…eres un adolescente. Eres mi adolescente, y no quiero que actúes como algo que no eres. Me gustas tal y como eres, actúa de manera caprichosa, tierna, grosera, sé tú.- Le obligó a sonreír. –No debería importarte lo que se supone que debemos ser.

 

Taemin asintió, regocijándose de poder escuchar a Minho decirle cosas así. Adoraba que Minho le hiciera sentirse así, que podía derretirse en sus brazos, y que él le cuidaría por siempre. Le obligó a que le abrazara, porque quería estar cubierto por los brazos de aquel hombre que le seguía haciendo sentir mariposas en el vientre, y que cada beso podía ser el primer beso.

 

-Conejito…- Le llamó, a lo cual sólo obtuvo un murmullo como respuesta. –Trataré de no ser tan celoso, a cambio quiero que me prometas que siempre me dirás lo que sientes.- Primero había sido lo del cabello, Taemin se había sentido mal por pequeños comentarios, y ahora no había hablado sobre sus celos, sino hasta que todo explotó. –No importa qué sea, quiero saber qué piensas y sientes.

 

-¿Todo?- Subió la mirada. Minho simplemente asintió. Tomó una bocanada de aire, buscando por dónde empezar. –Desde antes de que yo me confesara y aceptara sus sentimientos, he sentido que todo esto, que usted, es demasiado perfecto como para que me esté sucediendo a mí. Usted, mi maestro, se enamoró de mí…- Gimió. –Hay tantas razones por las cuales yo no me enamoraría de alguien como yo…No pude evitar preguntarme cómo fue a suceder esto, ¿qué veía en mí?

 

-Cariño, te lo he dicho, me gusta cómo eres. Todo tú, como si estuvieras hecho para mí.

 

Taemin rio entre dientes, haciendo una mueca sencilla.
-Lo sé.- Se volvió a recostar en el pecho del mayor. –Pero, eso me hizo dudar por mucho tiempo…Supongo que fue lo que me hizo temer ahora…Sólo soy un adolescente, no puedo ofrecerle más.

 

-Escucha, Tae.- Le tomó por la barbilla. –No necesito de más, tenerte a ti es todo lo que quiero.- Le miró serio, tenía que buscar una forma de hacerle entender que su inexperiencia en todo era algo tan hermoso en la relación que tenían. –Quiero enseñarte lo que no sepas, en todos los sentidos.- Le guiñó un ojo, provocándole la risa. Era obvio que incluso después de que Taemin se graduara, seguirían haciendo comentarios acerca de su relación maestro-estudiante.

 

-Minho, quiero que me beses.- Fue caprichudo, pero no le importó. Demandaba ese beso, con los labios fruncidos, acurrucándose en el mayor.

 

Minho rio, quería consentirle más de la cuenta. Le besó por todo lados, encantado de escuchar esa infantil risa que sólo Taemin tenía.

 

-·+·-·+·-·-·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·

 

El mundo era suyo, y estaban tan inmersos en él, que realmente no les importaba estar con la puerta abierta en el salón de clases. Claro, Minho estaba haciendo su trabajo, Taemin contestaba algunas entrevistas para enviar al extranjero, cada quien estaba en su propio universo, alejados lo suficiente como para no decir nada acerca de su relación. Estaban cómodos sólo con su presencia, que estar callados era más que suficiente para saber que ambos estaban ahí, el uno por el otro.

 

-Taemin ah…- Alguien llamó a la puerta, teniendo la precaución de quedarse bajo el marco, en vez de interrumpir a la pareja.

 

-Oh, Kyungsoo.- Taemin saludó gratamente, achicando los ojos. Se puso en pie, acercándose al chico que había tenido la amabilidad de ser su amigo los últimos días.

 

Ambos salieron del salón, apenas unos pasos. Taemin estaba más que curioso por saber qué era lo que Kyungsoo le quería decir, realmente le interesaban mucho las conversaciones que podía a llegar a tener con aquel chico. Extrañamente no habían vuelto a tocar el tema de Kai, como si Do confiara en Taemin, y por eso no insistiera.

 

-¿Ya se arreglaron?- Preguntó, con un tono discreto, como si le causara gracia la relación de esos dos.

 

-Neh…- Taemin miró por encima del hombro, dándole una corta vista a Minho. –Estamos bien, ahora…

 

-Me alegro.- Le sonrió. –Ahora, ten, te traje un regalo.- Sacó de su bolsillo una sencilla pulsera de cuentas.

 

-Oh, gracias Kyung…- Taemin sonrió, esa pulsera le parecía vagamente familiar. -¿Puedo saber por qué?

 

-Hace días que estábamos platicando, tú aún te veías triste…Después vi que hiciste ese movimiento de mano.- Señaló, justo el movimiento que Taemin estaba haciendo en el momento. –Recordé que solías usar una pulsera.

 

Taemin asintió, siempre usaba esa pulsera, hasta que en una clase de educación física terminó de romperse. Curiosamente no recordaba de dónde la había sacado, sólo que estaba entre las cosas del ático.

 

-Te debió haber sido muy difícil encontrar una que se le pareciera.- Hizo un puchero. Kyungsoo era mejor persona que lo que aparentaba a primera instancia.

 

-No realmente, la vi hace días, y pensé que si la tenías sonreirías.- Explicó. –Además, es una forma de agradecer el que me hayas escuchado estos días.

 

-No debiste, lo hice por gusto.- Sonrió, mientras no dudaba en ponerse la pulsera y volver a hacer ese gesto, donde repetía una y otra vez la cuenta de cada una de las figurillas que llevaba colgando. –Gracias, Kyung…

 

-Me iré ahora, no quiero mantenerte distraído por más tiempo.- Señaló con la cabeza hacia adentro del salón, donde el profesor Choi les miraba curioso de saber de qué tanto conversaban.

 

-Es bastante inofensivo…- Sonrió. –De nuevo, gracias.- Alcanzó a abrazarle rápidamente. –JongIn está siendo un idiota contigo.- Comentó, sabiendo que tenía que hablar con su amigo y aclararle las cosas.

 

-Hasta mañana, Taemin ah.- Terminó de irse, haciendo un gesto con la mano a la distancia para decir adiós.

 

 

 

 

 

 

 

Minho gruñó, Taemin y, lo que parecía ser su nuevo amigo, Do Kyungsoo se habían abrazado. Debía de mantenerse tranquilo, y tratar de entender qué había pasado, y sobretodo desde cuando se llevaban tan bien. Aún recordaba el día que Taemin se había puesto nervioso porque ese chico les había visto juntos, ahora se veía tan tranquilo hablando con él.

 

-Minho ah.- Taemin brincó a su lado, dándole un beso en la mejilla. -¿Me extrañó?- Preguntó alegremente.

 

-Como no tienes idea.- Le tomó por los brazos, enredándole consigo. -¿De qué hablaron? Si puedo saber.

 

Taemin rio, con ese lindo murmullo que hacía que Minho frunciera el gesto, porque sabía que era de travesura. Se sentó en el regazo del mayor, le encantaba poder tomarse esa libertad y así esconderse en el cuello del hombre que seguía esperando por una respuesta.

 

-Vino a darme un regalo.- Explicó. –Su memoria es excelente, y es muy lindo conmigo.- Hizo un mohín.

 

-Ah, en serio…¿Por qué?- Pegó su frente con la del menor, mirándole a los ojos.

 

-Razones.- Se encogió de hombros. –Quiero ayudarle, y fue su manera de agradecerme. Mire.- Le mostró la pulsera. –Se parece mucho a una que yo solía tener, y él se acordó de eso.

 

-Vaya, entonces está muy agradecido…- Murmuró desinteresadamente.

 

-Nosotros deberíamos estarlo con él.- Taemin inquirió.

 

-¿Por qué?

 

-Aquella vez…Él se dio cuenta, y guardó silencio, sin pedir nada a cambio.- Volvió a besarle, ahora en la otra mejilla. –Ahora, ¿puede tratar de aparentar más que no ha sentido celos?- Porque lo sabía, y no pensaba iniciar otra pelea.

 

-Oh, conejito, yo…- Taemin le calló con un beso, el niño sabía en qué momentos hacerlo. –No sentí celos, lo juro…Tan sólo, no entendí por qué se llevaban así de bien, pero ya me lo explicaste.

 

Taemin rio, sabía que Minho no cambiaría, pero que si lo intentaría. Eso era lo que le hacía feliz. Se sacudió, para poder ponerse en pie y empezar a guardar sus cosas.

-Debo de irme a las clases de piano.- Susurró. –Hasta mañana, Minho.- Se despidió con un último beso, que juraba que esta vez sería el último, que no regresaría a mitad de camino desde la puerta, por otro.

 

-Espera…Quiero verte, esta tarde. Salgamos, ¿te parece?- Le alcanzó a detener, quería estar con Taemin todo lo que les sobrara de tiempo antes de que el chico empezara a estar realmente ocupado con su papeleo para irse a otro país.

 

-Neh.- Sonrió, mientras trataba de alejarse. No podía, debía volver y regalarle otro ósculo a su novio. Por más que le pareciera estúpido cuando lo veía en otras personas, ahora entendía que si se giraban para mirar una vez más, para volver a despedirse, volver a besar, era por culpa de esa necesidad de estar juntos todo el tiempo.

 

-·+·-·+·-·-·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·

 

Donghae miró con desconfianza el pasillo por donde Taemin se había ido. Sabía que pasaba mucho tiempo con Minho, y eso era lo que le empezaba a causar algo de temor. Por suerte ahora había visto que Do Kyungsoo había sacado a Taemin de ese salón. Y minutos después, Taemin se había retirado a su clase de piano. Estaba seguro que si era ese día en que Taemin no tenía clases, se hubiese quedado toda la tarde con aquel profesor.

 

No era algo personal, no conocía del todo a Choi Minho, y no podía juzgarlo. Pero Taemin era su primo, y más que eso, le quería como a un pequeño hermano. Por supuesto que se encontraba preocupado, conocía de los miedos del menor, de su curiosidad hacia todo. Y no le sería difícil imaginar, que si Taemin alguna vez se relacionaba con alguien mayor, probablemente sería porque estaba buscando esa figura paterna que le hacía falta. No creía que el menor fuera capaz de enamorarse, no aún al menos.

Notas finales:

Sé que está cortito, pero hey, lo saqué en dos días, mientras me alternaba con la materia que estaba estudiando ^-^ 

Ahora, ¿alguna opinión de lo que quieren que aparezca en el siguiente capítulo? La verdad, me quedé sin ideas por ahora, la escuela me mató x.x 

Besos n.n 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).