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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Sé que me tardé años en escribir tan poquito. La verdad, pasé por un breve bloqueo de escritor, y por más que intenté en esta, y en otras historias que tengo iniciadas, no pude avanzar mucho.

Mientras tanto, el tiempo corrió ¿no? Espero que hayan pasado felices fiestas :B Y también les deseo un gran año nuevo ^-^ 

Sólo me queda decir que a la historia aún le sobra un gran cacho, así que habrá más Ojos Bonitos por lo poco que queda de este año, y lo que le sigue del otro.

-¿Y ahora? ¿Qué vas a hacer?- Key guardó varios papeles en su maletín.

 

-¿Con qué?- Por su parte, Minho seguía haciendo papeleo, no quería tener trabajo durante las siguientes semanas.

 

-Dos semanas sin clases, obviamente estoy hablando de Taemin.- Sabía que para ellos, lo mejor era verse en la escuela, que aunque no era el mejor lugar si llegaba a ser el más adecuado. No tenían que esconderse tanto.

 

-Vamos, ¿en serio crees que no veré a Taemin por dos semanas?- Lo dijo casi con tono de burla. Dos semanas de vacaciones de primavera, pensaba estar todo el tiempo posible con el niño.

 

-No.- Incluso se permitió reír. -Pero, ¿acaso su familia no se dará cuenta?- Porque sabía que esos dos no eran discretos, sólo con recordar la escandalosa personalidad del menor le bastaba.

 

-Taemin tiene sus maneras.- Esbozó una sonrisa. -Hay muchas cosas de él que me maravillan porque sabe esconderlas, y no permite que nadie le descubra.

 

-Sí tú lo dices.- Se encogió de hombros mientras terminaba de guardar sus cosas. -Por favor, Minho, que no los descubran.- Hizo una reverencia y se despidió. Sólo esperaba que su amigo no se metiera en problemas.

 

Minho hizo una mueca, no era tan idiota como para confiarse demasiado ahora que podía ver fuera de la escuela a su adorado niño. ¿Por qué Kibum le dijo que se cuidara? Sabía como mantener el perfil bajo, o al menos eso creía. Dejó aquella plática de lado, estaba feliz por esas absurdas vacaciones. Tenía planeado ver al menor todos los días, y llevarle a muchos lados. De hecho, ahora tenía deseos de llamarle, sólo esperaba no interrumpir su clase de piano.

 

Marcó más rápido de lo que imaginó.

 

-¿Sí?- La voz de Taemin alegraba cualquier cosa.

 

-Conejito, ¿te interrumpí?- Miró por la puerta, asegurándose de que nadie viniera.

 

-No...- Murmuró una risilla. -El profesor tuvo que salir un momento. Usted ha sabido cuando llamar.

 

-Tenía el presentimiento de que era buen momento.- Chasqueó la lengua. -En realidad, te llamé para preguntar si tenías algo que hacer después.

 

-Aunque lo tuviera, diría que no.- Contestó coqueto. -¿Me va a invitar a salir?

 

-Sí, quiero que salgas conmigo.- Respondió. -Iré por ti cuando acabes.- Declaró.

 

-Ya quiero que esté aquí.- La vocecilla con la que habló fue suficiente para que el corazón de Minho diera una gran vuelco. Taemin se escuchaba felíz. -Minho, ya debo de colgar.

 

-Espera...Te amo.- Admitió.

 

-Yo también te amo.- Dijo antes de terminar la llamada.

 

Minho se sentía satisfecho con eso, Taemin le amaba, y sobre todo, estaba a su lado. Daría lo que fuera por urgir el tiempo y ya poder estar con ese niño que, sinceramente, le había vuelto loco. No podía pedir más, tenía todo lo que quería, el amor de ese niño era lo que le impulsaba día con día.

 

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Taemin sonrió al ver a Minho llegar. Su corazón latía locamente, dándole un ritmo a las mariposas dentro de su vientre. El mayor le abrazó por la cintura, a lo cual correspondió al pararse de puntillas, apenas suficiente para poder tocar los labios del alto.

 

-Te extrañé.- Murmuró.

 

-Nos vimos hace rato, conejito.- Le recogió un mechón de cabello por detrás de la oreja. -Yo también te extrañé.

 

Taemin sonrió ampliamente, mientras juntaba su mano con la ajena. Sólo fue unos breves instantes, el auto de Minho ya se encontraba frente a ellos. Sonrió, le gustaba pasear con Minho, y estando en el auto podía acurrucarse en el hombro del mayor.

 

Era todo tan tranquilo. Taemin hacía caras por el retrovisor, sabiendo que Minho le estaba viendo, riéndose. En momentos como este, Taemin sentía que en realidad ya no quería irse. No importaba a qué lugar fueran, él quería estar cerca de Minho y no separarse de él nunca.

 

Estuvieron toda la tarde paseando, Taemin en realidad sentía que las mariposas le obligaban a tener que estar pensando en Minho todo el tiempo. Sabía que de ahora en adelante, definitivamente, empezaría a pasar más tiempo con Minho.

 

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Taemin se retorcía, Minho le hacía cosquillas por todos lados. Se dejó caer en el sofá, no quería rendirse, pero realmente estaba perdiendo las fuerzas para oponerse a las manos de ese hombre que le acariciaban de ese modo.

 

-¡Ya! Por favor…- Jadeó, mientras terminaba de perder el aliento. –Piedad.

 

-Te rindes muy fácil, conejito.- Minho rio, colocando un juguetón beso en la mejilla del menor. –Pero, está bien, tendré piedad de ti.

 

-Usted es malvado.- Taemin torció los labios en una mueca triste. –Se aprovecha de mí, y no me da ni un beso apropiado.

 

-¿Quién se aprovecha de quién, cariño?- Susurró, besando la boca con ahínco. –Exiges demasiado.

 

-Sólo exijo lo que me prometiste.- Coqueteó.

 

-Agh, eres todo un caso, Taemin ah.- Rio, dejando escapar un largo suspiro al final. –Tae…Debemos de hablar.

 

El menor le miró, no le gustaba el tono que había usado, pero tampoco se iba a negar a escuchar lo que el mayor pensaba decir. Se incorporó un poco, recostándose esta vez sobre el hombro de Minho. No importara dónde estuviese, él siempre iba a encontrar cómodo recargarse sobre Minho.

 

-Tae, no hemos hablado sobre tus estudios.- Le acarició la mejilla, Taemin guardaba un extraño silencio, como si estuviera meditando muy bien las palabras que fuera a decir.

 

-Ya tengo mis papeles listos…- Suspiró. –Los enviaré dentro de poco, para ver si me aceptan o no.- Enviaría diferentes solicitudes, a diferentes escuelas, para después saber en cuáles tendrá derecho de aplicar examen…Aunque eso implique tener que irse, para presentarle.

 

-Me alegro…en serio…- Sin embargo, no sonó así de alegre. –Al final de cuentas, ¿te irás lejos, no?- Observar al chico asentir le destrozó, pero no iba a detenerle.

 

-Minho, no quiero separarme de ti.- Le miró, con ojos grandes, llenos de probabilidad de llanto.

 

-No nos vamos a separar…- Sonrió, Taemin, a pesar de todo, no le olvidaría. De eso estaba seguro. –Seguiremos juntos, y cada día te querré más.- Le apretó entre sus brazos. –Pensaré en ti a diario, así que estornudarás muy seguido.- Bromeó. –Y cada vez que pueda te voy a llamar.

 

Taemin sonrió, regocijándose en ese abrazo. Se giró suavemente, quedando de frente al mayor. Le besó los labios, apenas un roce superficial, pero lo suficiente como para demostrar lo alegre que le ponía el escuchar a Minho hablando así.

 

-¿Me promete pensar en mí siempre?- Lo dijo con tono mimado. –Yo también pensaré en usted siempre…voy a extrañar lo mucho que me abraza, y cuando me besa. Por eso, cuando esté de vuelta en las vacaciones, prometo pasar todo el tiempo que pueda con usted.- Sonrió.

 

-¿A sí?- Minho alzó una ceja, tomándole por la cintura para colocar al chico sobre su regazo. -¿Cuánto tiempo? ¿Una hora? ¿Un día? ¿Eh?- Le besó la punta de la nariz.

 

-Mucho, mucho tiempo.- Rio. –Le voy a extrañar mucho, tanto que…

 

Minho sabía lo que el chico iba a decir…Pero jamás le pediría que se quedara. No le retendría, sabiendo que eso podría afectarle en su futuro. Cuando le conoció, Taemin lo dijo, su sueño era viajar, no le arrebataría ese sueño, no podría llegar a ser así de egoísta.

 

-Tae, hagamos el amor.- Sugirió, buscando posicionarse por encima del chico.

 

-¿Ahorita?- Taemin no pudo abrir más los ojos, ahora si le había tomado por sorpresa, y no como las otras veces que primero hubo coqueteos entre tiempos. -¿Lo dices en serio?

 

-Neh…- Sonrió, acercándose a su boca, para después robarle un par de besos. Ahora, que le podía disfrutar por tanto tiempo seguido, aprovecharía de hacerle el amor con locura, hasta el cansancio, sólo para así demostrarle cuanto amor le profiere. –Tan en serio, que podría hacértelo aquí, en vez de ir a la habitación.

 

Taemin rio, quitándose a su novio de encima. Minho le besaba el cuello, soltando ligeras mordidas. Le encantaba la idea de hacer el amor con Minho. Besó sus labios, abrazándole por el cuello, para darle a entender que prefería ser cargado a la habitación. Suspiró, sentía las manos de Minho deslizarse con fervor sobre su cuerpo, y ni siquiera habían llegado a la habitación del alto.

 

Se movieron fluidamente, llegando a la habitación más rápido de lo imaginado. Minho se sentó, con el chico aún en su regazo, decidido a desvestirle con suma parsimonia, hasta desesperarle. Besó sus mejillas, repetidamente, mientras que rozaba cada centímetro de piel debajo de su camisa. Le escuchaba, el chico soltaba suaves gemidos ante su toque. Empezó a besar el cuello, subiendo, hasta llegar a la parte posterior de su oreja donde sopló con cuidado, provocándole.

 

-Agh, Minho.- Se quejó, rogando por que fuera mucho más rápido. Sus manos buscaron el pecho del mayor, rebuscando la orilla, para poder quitársela.

 

-Conejito…- Parecía burlarse; con un suave beso en los labios, le indicó que subiera los brazos para poder quitar su camisa. –Ponte en cuatro.- Le indicó.

 

Taemin sintió su rostro arder; no mentiría y diría que no sabía a lo que se había referido, pero le avergonzaba. Asintió suavemente, levantándose del regazo del mayor, para tomar su lugar en la cama. ¿Cómo es que antes no lo habían hecho así? Preguntarse eso también le causó un fuerte enrojecimiento en las mejillas. Sintió la mano de Minho acariciar su espalda desnuda. Se estremeció. Minho había llegado al filo de su pantalón, y con la otra mano jugueteaba con el botón.

 

Contuvo la respiración, Minho le había desabrochado el pantalón y lo bajaba con cierta parsimonia. Le siguió la ropa interior, Taemin no pudo evitar jadear, Minho le provocaba con cualquier cosa.  Sabía que se encontraba desnudo, pero nada le hacía notarlo más que las manos del mayor jugando a acariciarle lentamente, subiendo y bajando, logrando crisparle la piel. Volvió a jadear, cuando esas manos llegaron a su trasero, separándolo suavemente para empezar con roces libidinosos.

 

-¿Te gusta, conejito?- Realmente se divertía al ver las reacciones del menor, y sus pequeños gemidos. -Vamos, no guardes silencio ahora.

 

Escuchar la queja del chico le hizo reírse.  Se acercó a su oído, besando varias veces, yendo hacia abajo. Mordió su hombro, sabiendo que probablemente le dejaría una marca al momento de separarse y escuchar el sonido de succión. Recorrió la espalda, dejando un camino de besos, que se marcó con los ligeros rastros de saliva.

 

-M-minho...- Taemin chilló; de nuevo la boca del mayor hacía lo que quisiera con su sexo. Se derretía ante ese calor y la humedad que lo único que lograban era hacer que se mordiera los labios.

 

Abrió los ojos, escuchando atento al sonido que Minho hacía mientras bajaba la bragueta de su pantalón. Supo cuando el mayor quedó desnudo, puesto que volvió a tomarle, esta vez de las caderas. Acercándose al cuerpo contrario, Minho restregó su cuerpo contra aquel que se deshacía en gemidos. Se introdujo despacio, para su deleite y molestia del otro.

 

-Agh, ¡Minho!- Se quejó, moviendo sus caderas como protesta.

 

Una ligera risa se escapó de los labios de Minho. Terminó de cernirse sobre el cuerpo que se encontraba debajo suyo.

-No te enojes, amor.- Le besó la mejilla, con tono coqueto.

 

Buscó acariciar el muslo del chico, subiendo, hasta llegar a su miembro erecto. Le acarició al mismo ritmo que iniciaba a penetrarle. Gimió, adoraba el cuerpo de Taemin, y mientras le hacía el amor terminaba de darse cuenta que jamás se cansaría de eso, ni de él. Le estrujó con fuerza, adentrándose más. Taemin empezaba a lloriquear, su cuerpo se estremecía ante cualquier movimiento. Poco a poco los movimientos iban ganando rapidez, llenando la habitación de más que gemidos y jadeos. 

 

Taemin escondió su rostro en las almohadas, se sentía bien, gemir por el placer que estaba dándole, pero de nuevo se avergonzaba. Esta vez era diferente, se sentía mejor. Jadeó, Minho realmente le penetraba con fuerza. Siguió sus movimientos con las caderas, procurando ya alcanzar el clímax.  Minho realmente no perdía el tiempo, besaba la nuca del chico, jugando con el raciocinio del menor.

 

Taemin buscó también masturbarse, entrelazando sus dedos con los de Minho. Agitaba sus caderas, tratando de saciar esa sensación en la parte baja de su vientre. Se mordió los labios, mientras se dejaba inundar por esa sensación eclipsante. Chilló, mientras se corría. Quedó jadeante, a merced de los últimos esfuerzos de Minho. Se volvió a estremecer en cuanto Minho llegó al orgasmo dentro de su cuerpo. Entonces el mayor se movió rápidamente, girándole para poder estampar su boca con la contraria. Ambos cuerpos acariciándose lentamente, mientras terminaban de perder el aliento en ese largo beso que desenvolvía un alargamiento de emociones. 

 

En cuanto separaron los labios, Taemin se sonrojó, buscando esconderse entre las sábanas. Minho rio, preguntándose por qué Taemin se transformó en un gusanito que se revolvía debajo de todo.

 

-¡Hey! ¿Qué pasa, cariño?- Picó traviesamente ambos costados del chico, viéndole dar un pequeño brinco de sorpresa. Entonces Taemin escondió el rostro debajo de la almohada.

 

-Siento vergüenza.- Admitió, alzando apenas la cabeza, rápidamente volviéndose a esconder.

 

-¿Vergüenza de qué?- Evitó reírse, mientras acariciaba la espalda del chico.

 

-Hicimos el amor...- Casi susurró como si fuera secreto.

 

-Tsk...Conejito, hemos estado haciéndolo toda esta semana. Lo hemos hecho antes, ¿por qué sientes vergüenza hasta ahora?- Le cuestionó abiertamente.

 

-Es que...Me gustó...- Parecía estar un poco más que avergonzado. -..más que las otras veces...

 

Minho entonces no pudo evitar reírse, le era grato saber que a Taemin le gustaban ciertas posiciones más que otras. De eso se trataba hacerle el amor, llegar a conocerle hasta el último rasgo.

 

-¿Te gustó que hayamos follado así? - Le molestó.

 

-¡Minho!- A Taemin se le volvieron a subir los colores al rostro. -¡No hables así!- Le lanzó la almohada con la que había cubierto su rostro.

 

-Déjame decirte, amor, que yo prefiero el sexo oral.- Le tomó por la cintura, arrastrándolo cerca de su cuerpo.

 

-A mi también me gusta...Cuando hicimos...- Taemin no lo dijo, sus mejillas quemaban en rojo vivo, pero con sus manos fue capaz de engancharlas para dar a entender que se refería al 69.

 

-¿A sí?- Le parecía tierno que Taemin realmente se sintiera avergonzado con este tema, cuando no tenía problemas para desnudarse y hacer el amor. -Pues, te diré que me gusta cuando le hacemos honor a tu sobrenombre, CO-NE-JI-TO.- Le picó la mejilla.

 

-¡Yah!- Taemin le golpeó sin esfuerzo en el hombro, más como un berrinche. Definitivamente, nunca volvería a saltar sin pensar en algo que le hiciera ruborizarse.

 

-Está bien, hagamos el amor y no la guerra.- Se excusó. -Así que, conejito, hazme el favor de cubrir tus ojos.- Sentó al menor entre sus piernas, con la espalda del menor contra su pecho. Subió las manos del chico, para que cubriera sus ojos, y le besó la mejilla. -Aguarda un segundo, no espíes.

 

Taemin esperó, mientras oía al mayor buscar algo en el cajón del menester que había a lado. Escuchó al mayor decirle que ya podía abrir los ojos. En efecto, el cajón estaba abierto. Resopló, ¿para qué cubría sus ojos, si Minho no pretendía esconder de dónde había tomado la sorpresa? Entonces se dio cuenta, Minho le daría una sorpresa.

 

-Préstame tu mano.- Minho tomó la mano izquierda del menor,haciendo que levantara cada uno de sus dedos, decidió colocar en el anular una sortija. -Sé que el protocolo dice que debe ir en la mano derecha.- Al menos hasta que Taemin fuera mayor de edad y pudieran comprometerse. -Pero sé que si lo llevas en la mano izquierda, asustará a cualquier que desee pretenderte.

 

Taemin se quedó sin palabras. Minho le había comprado un anillo, ¡un anillo! Para que lo usara, dando a entender el amor que se tenían.

-M-me compraste un anillo...- Alcanzó a balbucear.

 

-Te amo, y quiero que lo recuerdes. Por eso te pido que mientras estés fuera lo uses siempre.- Le besó en la mejilla. Taemin seguía absorto mirando el anillo.

 

No era nada pretensioso, una simple alianza dorada. Bordes lisos, sin nada escrito, pero no necesitaba de nada más para describir su amor. ¡Era perfecto!

 

-¡Gracias!- Taemin se giró, abrazándole por el cuello. Nunca imaginó que Minho algún día le daría un anillo. Esto era maravilloso, le hacía sentir en un sueño. Se atrevió a darle un suave beso en los labios, conteniendo la felicidad que sentía. -Pero...¿tú también usarás uno, no?- Le miró, mordiéndose el labio inferior.

 

Minho sonrió, había veces en que ya podía predecirle. Por supuesto que había comprado la pareja del anillo. Le extasiaba la idea de compartir ese vínculo con el menor;

también esperaba por que un día esos anillos se convirtieran en alianzas de compromiso. Asintió, robándole una sonrisa enorme al chico que se encontraba en frete. Volvió a meter la mano en el cajón, sacando el otro anillo.

 

-¿Quisieras ponerlo tú?- Preguntó amablemente, observando que la respuesta del menor fue apresuradamente emocionada.

 

Taemin le puso el anillo, también en la mano izquierda, y se volvió a acomodar en su pecho, como habían estado momentos antes. Minho cerró su mano izquierda sobre la de su novio, observando la diferencia en tamaños, pero que ambas compartían el secreto de sus anillos.

 

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Dara miró de reojo a su futuro hijastro. Taemin había estado todo el día riéndose en frente del celular, lo cual no era muy extraño. Lo que le había llamado la atención, era el anillo que llevaba puesto. No hubiese resaltado, si es que el menor no hubiera empezado a jugar con él entre tiempo, mientras probablemente esperaba la respuesta de algún mensaje de texto.

 

Mordió el interior de su mejilla, preguntándose si se lo había regalado la misma persona de quien hubo hablado hacía casi un mes, cuando llegó enfadado. ¿Debería preguntar? No quería entrometerse, pero le era algo preocupante, ya que Taemin no había vuelto a hablar del tema, y siendo sincera, quería saber con quién estaba saliendo el chico.

 

-Taemin ah…- Le llamó, observando como el niño simplemente dejaba su celular de lado para ofrecerle una sonrisa de atención. -¿Qué estás haciendo?

 

-Estaba jugando.- No supo si creer o no esa sencilla respuesta.

 

-Ya veo…¿Puedo hacerte una pregunta?- Se sentó cerca de él, esperando a que Taemin asintiera. –Ese anillo, es muy bonito. ¿Te lo dio tu novio?

 

-Neh…- Un ligero sonrojo apareció en las mejillas del menor.

 

Dara se erigió, haciendo una mueca. No le agradaba mucho la idea de que hace poco esos dos hubiesen peleado y que ahora Taemin tuviese un anillo. Sonaba casi como una relación más complicada, que la que un adolescente tuviese que tener. Contuvo sus pensamientos en mente, debería de hablar con Chaerin sobre Taemin…No, tal vez Donghae podría saber algo, después de todo estaba más atento a Taemin, en la escuela, que Chaerin trabajando. Sí, hablaría con Donghae.

 

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Taemin abrazó a su madre, ella se veía bastante nerviosa. No entendía por qué, sabía que no era la primera boda de su madre, pero de igual modo se encontraba tan nerviosa y excitada debido a que se iba a casar dentro de un par de minutos. Los invitados ya habían llegado, el juez terminaba de poner en orden las cosas. La casa había sido el recinto, adornando todo el jardín habían logrado hacerle ver como un bello campo. Eran pocos los invitados, un par de amigos de la familia, algunos de Dara –tan pocos como los dedos de la mano-, compañeros de trabajo de Chaerin, y por supuesto, el novio de Donghae.

 

-Mamá, es hora.- Taemin alentó a Chaerin a continuar con la boda.

 

Entonces salió corriendo a ocupar su lugar entre el público, mientras que miraba a su madre y a Sandara empezar a hacer la ceremonia tal y como el juez les indicaba. No fue muy larga la espera, o Taemin ya había crecido lo suficiente como para que el tiempo pasara corriendo, sin que él lo notara. Después de firmar, la pequeña fiesta continuó. Las sillas fueron movidas, para ser alegremente puestas alrededor de mesas, que darían lugar a los invitados. Hubo música, y muchas risas de parte de las recién casadas.

 

Taemin miraba a su familia, era mucho más feliz ahora. Sonrió, deseaba que fuera así todo el tiempo. Mientras jugueteaba con el anillo en su dedo anular decidió que él también quería tener una familia nuclear así de feliz.

 

Notas finales:

Sigo trabada con los capítulos que irán describiendo el final de este tramo en la vida de Taemin y Minho. Realmente no calcúlo más de 3 o quizá 4 capítulos, antes de que todo cambie. Mientras tanto, procuraré que les siga gustando la historia ^-^ ¡Besos!


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