Taemin mordió la punta de su lápiz; no tenía ni idea de que responder en el examen. Puso los ojos en blanco, no había otra opción, dejaría en blanco varias respuestas. No quería hacerlo, sobre todo, porque si bajaba su promedio, Minho se encontraría decepcionado de él... Y le contaría a Donghae sobre su empleo. Sacudió su cabeza, haciendo un puchero, tenía que hacer memoria, ¿de qué servía tener inteligencia visual, si al recordar, las partes que recordaba no eran más que imágenes borrosas de lo que en realidad vio? Arrancó el borrador de su lápiz, se dirigía a la ruina.
Alcanzó a poner algunas respuestas, dentro de los incisos de opción múltiple, y garabateó otras redundancias en algunas preguntas abiertas, esperando acertar aunque fuera a la mitad de lo que anotó. Lentamente pudo escuchar como el timbre sonaba, indicando el cambio de clase, a su vez, indicando, que su tiempo con el examen había finiquitado.
Salió farfullando cosas entre dientes, ¿cómo rayos no había recordado que debía estudiar? Suspiró, dejando escapar su aliento más de la cuenta.
-¿Por qué ese lánguido suspiro?- Sulli se colgó del cuello de Taemin, preguntando de manera curiosa, sabiendo perfectamente la respuesta, por el rostro que llevaba su amigo.
-Ya me vi, viviendo bajo un puente...- Exageró sus ademanes. -Ustedes fingirán no conocerme, para evitarse la pena de tener un amigo sin futuro. Mi madre olvidará quien soy, de Donghae ni se diga...
-Oh, vamos Tae, siempre habrá alguien que te ofrezca consuelo. Tal vez nosotros seamos despiadados contigo, pero has de conocer a alguien que sea tu hombro de apoyo.- Sulli picó la mejilla de Taemin.
-...Tienes razón...- Suspiró. -...Pero si sigo así, me temo que también terminaré por decepcionarle.- Dibujó un mohín en sus labios.
-Ya, ya, que no todo será malo en tu futuro...- Dijo de manera despreocupada. -Mejor, hablemos del ahora, ¿qué pretendes saliendo con Jinki?- Fue seria.
-Nada.- Taemin se encogió de hombros. -Me pidió una oportunidad...Varias veces, ese chico es muy insistente.
-Pero, Taemin ah...
-No me regañes...- Taemin se sentó en una banca que había en el jardín de la escuela, siendo acompañado por su amiga. -...Sé que no está bien...- Su mueca era triste.
-¿Él te gusta?- Entonces Sulli dejó de ser agresiva en su manera de hablar.
-Sí...Pero no tanto como le gusta a Jonghyun. Es más como, un gustar de amigos.- Volvió a encogerse de hombros; si seguía así, desaparecería en sí mismo.
-Vaya que te has metido en un lío.- Ella también se encogió de hombros. -Taemin ah, sal conmigo.- Le sonrió, gesto que fue correspondido por el chico.
-Claro, Jin Ri, el siguiente sábado.- Taemin alzó su mano, en señal de promesa.
-Es una cita.- Sonrió.
Entonces ella se fue, dejando a Taemin sentado, en esa banca, solitaria. No tenía idea de que hacer, le gustaba Jin Ki, de eso no había duda, le gustaba desde que él seguía en la preparatoria, pero no era nada más que la atracción que sentía por verle sonreír, o la manera en que hablaba con todos. De cierto modo, tenía miedo de empezar a conocerle más a fondo, porque si lo hacía, saldría decepcionado.
Por otro lado, estaba Jonghyun. Su amigo le había confesado sus sentimientos hacia Jinki desde hacía tiempo. Entendía lo mucho que le gustaba, por la forma en que hablaba de él, por la idiota mirada que ponía, incluso, por el tiempo (contando horas de sueño) en las que había pensando en el ser en cuestión. Jonghyun tenía más derecho a salir con Jinki. Y Taemin no podía evitar sentirse mal con ello. Le tenía que decir a Jonghyun sobre sus citas con Jinki, ¿pero como? Agitó su cabeza, tenía que encontrar una solución.
Entonces unos dedos se enredaron en su cabello, dispuestos a despeinarle. Alzó la mirada, encontrándose con el rostro de su profesor, sonriéndole. No pudo evitar ganar color en las mejillas, no esperaba esa muestra de afecto -por parte de nadie.
-Taemin ah, ¿qué haces aquí afuera?- Minho cuestionó al chico. -No pensarás en brincarte alguna clase, ¿cierto?.
Taemin miró a la nada.
-No...Ya iba a clases.- Siguió quieto en su lugar.
Minho rio, era obvio que Taemin no pensaba moverse de ahí. No le dio importancia, y se sentó a su lado. Cruzó una pierna sobre la otra y se apoyó en ella para poder mirar al niño.
-¿Qué tienes?- Fue directo.
-¿Yo?- Taemin se hizo el ofendido, ¿qué podría saber Minho de él, como para asegurar que le pasaba algo?
-Siempre que te veo estás corriendo de un lado a otro, brincando de lugar en lugar, o en su defecto, interrumpiendo gente para tener primero la palabra.
Taemin se sonrojó, le había descrito, o al menos lo que la gente más sabe de él, Minho en realidad le había estado observando. Suspiró, cansado, no tenía ánimos de hablar. Se dejó caer sobre el hombro de su profesor, apoyándose en él.
-Maestro...- Suspiró. -Me quiero ir a casa, no quiero terminar el día.- Lloriqueó.
-Que mimado.- Soltó Minho entre una sonrisa. -¿Bajo qué excusa te irías?
-Morí cerebralmente, lo perdí en el examen que acabo de tener.- Aflojó su labio inferior. -Ya no creo tener futuro.- Gimoteó.
-Taemin ah, no hables así.- Le obligó a alzar el rostro. -Sé que eres muy inteligente, tal vez también distraído, pero tienes un futuro, de eso no tengo duda.- Le sonrió. -Es por eso que debes ir a tu clase, en vez de chillar que te irás a casa.
-No quiero.- Cerró sus ojos en una mueca de disconformidad. -¡No quiero!
-Tae, ¿qué edad tienes?- Rio. -Anda, a clases.- Le animó.
-Pero...¿qué me dará a cambio?- Sonrió.
-¿Qué?- Minho enarcó una ceja. -¿Por qué habría de darte algo a cambio por que tu vayas a clases? Eso no es justo, joven Lee.- Miró como Taemin inflaba sus mejillas, mirándose tierno. -Tal vez considere no regañarte al ver tus calificaciones, ¿listo?
-Prométalo.- Taemin le miró serio, haciendo que Minho se quedara unos breves segundos a la seriedad que esos ojos tenían. Era extraño, ya no podía dejar de ver esa mirada estrambótica, que le hacía perderse en la gama de colores por la cual estaba compuesta. Gris vetado, azul con algo de verde, y de vuelta al gris, perdiéndose en un toque del verde y el café que estaban también escondidos ahí. Regresó a la tierra, cuando notó que su estudiante reía. ¿Por qué reía?
-¿Qué es lo gracioso?- Preguntó serio.
-Acabo de ver a alguien caerse.- Trató de contener su risa tras sus dedos, pero no pudo evitar hacer mucho por aquella risa espontánea que fluía como el viento a su alrededor. -Ahora me siento mala persona.
-Oh, vaya que lo eres, Lee Tae Min. Deberías estar decepcionado de ti mismo.- Se puso en pie. -Ahora, a clases jovencito.- Le tendió la mano, haciendo que Taemin la tomara, para poder ayudarle a ponerse en pie.
-Pero...
-He dicho que a clases, ¿no escuchó joven Lee?- Le miró con severidad.
-Está bien...Pero no ha prometido no regañarme.
-Eso lo discutiremos luego.- Le apresuró a ir a su clase. -Sé que no te puede ir tan mal...
-Maestro...¡No se decepcione de mí!- Hizo una reverencia, antes de tomar el camino correcto para su siguiente clase.
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Minho suspiró mientras se dejaba caer en la cama, le dolía el cuerpo, probablemente por el estrés. No tenía idea de la hora, probablemente eran las tres de la mañana, realmente no importaba, el día siguiente (o mejor dicho ese mismo día) era sábado, no tendría que levantarse temprano. Se quedó mirando el techo, con sus manos cruzadas sobre su pecho, no podía dormir; era como estar en blanco, su mente no daba para más, no tenía ni idea de lo que era el descanso. Y cuando cerraba los ojos...
Cuando cerraba los ojos...
Lo único que podía ver era ese mirada estrambótica, incrustada en su mente. La seriedad con la que le había mirado le había dado peso a ese par de ojos bonitos, que podían ser realmente aterradores para alguien que no conociera el síndrome. Pero, alguien que sí sabía de qué trataba, ese par de ojos eran realmente sorprendentes, ya que no implicaban alguna otra enfermedad, ese niño, era como cualquier otro, sólo que no lo era. Sonrió, al recordar cuando le llevó una manzana, y otro día, había llegado con una rana entre las manos. Al parecer había estado cerca de una charcaza, donde la encontró. Fue un desastre cuando se le escapó y el croar de la pobre rana se estuvo escuchando por varios días dentro del edificio. Minho no dijo que el responsable había sido Taemin, ¿para qué hacerlo, si ese pobre animalito en realidad no hacía más daño que el de interrumpir ideas vagas de los estudiantes con su croar? Su sonrisa creció, ¿desde cuando Taemin era parte de su rutina del día a día? En realidad ya no se imaginaba estar trabajando, sin que ese niño le hiciera compañía, con sus pláticas algo absurdas, sus silencios al momento de hacer tarea, o alguna que otra confesión sobre las travesuras que había hecho en el día.
Suspiró, mientras lentamente cerraba sus ojos, por fin cayendo en sueño, sin darse cuenta que había pensado en Taemin para poder dormir.
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Donghae azotó la puerta de la cocina, haciendo que Taemin se fijara curiosamente, sin terminar de pasar su cuerpo al área, porque sabía que si Donghae estaba realmente enojado, no debía acercársele. Infló sus mejillas, caminando lenta y cuidadosamente, como si fuera un conejo asegurándose de si el terreno era seguro o no. Su primo estaba que echaba fuego. ¿Qué le había pasado?
-¿Una galleta?- Le ofreció desde el tarro, que supuestamente no debía de tocar. -Prometo no comerlas.- Hizo una mueca parecida a una sonrisa, Donghae realmente se veía furioso.
-No, Taemin...- Apartó la mano del menor, para continuar con su soliloquio.
-¿Estás bien?- Se atrevió a preguntar. -Hoy en la mañana estabas muy alegre.
-¡Sí, estoy bien!- Le gritó, dándose cuenta de había hecho que su primo se asustara. -Perdón, Tae, no quise hablarte así.- Se acercó y le abrazó por los hombros. -Te diré algo, no crezcas, quédate así por siempre, no entres al mundo de los adultos.
-Hae...- Taemin le veía asustado, ¿qué le pasaba a su primo? -¿Quieres comer la galleta?- Insistió, tratando de calmarlo, a lo que Donghae no pudo evitar reírse.
-Está bien Minnie, comeré la galleta.- Accedió.
-Y yo, ¿puedo comer una?- Y con una sonrisa infantil, logró aprovecharse de la situación.
-Sólo, que no se entere Chaerin...
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Taemin terminó de guardar sus cosas en su casillero, el día había terminado, al fin. Se giró, para llevarse el susto de su vida, Ravi había esperado el momento indicado para asustarle. Hizo una mueca, golpeando a su amigo en el estómago.
-¡No hagas eso!- Le exigió.
-Te ves adorable cuando te asustas.- Ravi se burló. -Deberías de quedarte en casa en Halloween, no vaya ser que ganes una acosador.
-No digas esas cosas, Wonshik.- Le miró mal. -Ya es tarde, hay que irnos.
-A eso vine. La heladería estará cerrada hoy, mi padre quiere hacer algunas remodelaciones, y estaremos fuera de servicio por algunas semanas.- Se encogió de hombros.
-Eso suena a vacaciones.- Sonrió. -¿Son pagadas?- Preguntó tan inocente y a la vez no, a lo cual Ravi sólo alcanzó a poner los ojos en blanco.
-No.- Se burló. -Pero busca algún lado bueno en esto.
-Claro que lo hay...- Taemin hizo un puchero. -Supongo que me quedaré aquí, como los demás días.- No le dio importancia.
-Taemin ah, ¿no te aburres? Deberías de venir conmigo a casa, juguemos videojuegos.- Ravi hizo de igual manera un mohín, ganándose la risa de Taemin.
-No es tan malo estar aquí.- Sonrió. -Ayudo al maestro Minho, así que me entretengo en las tardes.
-Y ¿no te aburres de eso?- Ravi no comprendía a su amigo.
-No...A veces...Creo que Choi Min Ho es el único adulto que me presta atención.
Ravi juntó sus manos y tildó la cabeza de lado, haciendo un gesto absurdo de burla.
-Ay, pero que bello. Te has enamorado.- Parpadeó varias veces, con una sonrisa de sorna.
Taemin no pudo evitar reírse. Era absurdo
-Claro, el viejo cliché donde un estudiante se enamora de su profesor.- Le quitó importancia. -Piensa lo que quieras, a mi me gusta estar aquí.
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Minho desvió la mirada, observando como Taemin terminaba de dibujar su tarea de arte. Era graciosa la forma en que se mordía los labios al concentrarse, y como sacaba la punta de la lengua al momento de darle precisión a los trazos. Era extraño tenerlo ahí un miércoles, pero Taemin había ido, a pesar de tener el día libre. No pudo contenerse, alargó la mano, para recoger el mechón de cabello que caía por la frente del menor, pasándolo por detrás de su oreja. Taemin alzó la vista y sonrió. Contempló esa sonrisa...Se quedó perdido en ella, durante segundos, en los que Taemin parecía tampoco querer dejar de sonreír.
Entonces su celular sonó. Minho se apartó del menor, alcanzando el artefacto electrónico, para responder a la llamada.
-¡Seo! Sí, estaré ahí con gusto. No exagere, sólo pasó una vez, y fueron quince minutos tarde...- Minho parecía estar en problemas con esa persona, pero a la vez le hablaba con tanta familiaridad. Fue así, por unos minutos más, hasta que la conversación terminó. Cuando guardó el celular, se dio cuenta que Taemin ya no estaba tan cerca, de hecho, se había alejado. Parecía concentrado en otra cosa, pero la línea en la que sus labios se habían convertido, denotaba algo de molestia. Quiso preguntar qué le molestaba, pero no se atrevió.
Taemin sacó una libreta de su mochila, dejando caer -sin querer- un libro pesado, que provocó un gran estruendo. Alzó la vista, el salón se sentía vacío. Se giró a ver a su profesor, él tampoco dijo nada.
-Maestro, ¿tiene novia?- Preguntó, sin pudor alguno, ya había pasado más de un mes haciéndole compañía, podía hacerle preguntas que usualmente no le haría a algún otro profesor.
Minho le miró, haciendo una leve sonrisa sólo con sus labios, no podía dejar de pensar en que Taemin era gracioso de una manera tierna.
-No, Tae, no tengo novia.
Entonces Taemin también sonrió, mostrando esa bonita mueca que le hace compañía ese par de bonitos ojos.