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Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

No tengo excusas para esta tardanza e.e 

La verdad, pensé que tenía bloque de escritor, luego me di cuenta que simplemente se trataba de que había perdido el hilo de la historia. ¡Pero ya lo recuperé! Y hasta estoy haciendo mis giros sorpresa y tonteras con la trama, de nuevo xDDD 

Minho tocó el timbre de la casa de Chaerin. Hacía tiempo que no le visitaba; pero ahora que se encontraba separado de Taesung, tenía la necesidad de informárselo a ella. Tal vez lo único que quería era escuchar una forma de cómo poder arreglar las cosas, o un regaño por haber sido tan idiota. Cualquiera opción estaría bien, sólo quería saber si tenía alguna oportunidad de arreglar las cosas.


Cuando la puerta fue abierta, no supo si sonreír o fruncir los labios en un gesto débil. Odiaba la situación en la que se encontraba, sentía que estaba perdiendo lo único a lo que se había aferrado en los últimos años, y todo había sido por su culpa. Su insistencia de recuperar algo que ya ni siquiera sabía si seguía existiendo ahí.


-¿Qué ocurre, Minho?- Chaerin notó lo afligido que Minho se encontraba. Ella entendía que si él estaba ahí, sólo podía ser por una cosa. Le hizo pasar, cruzándose de brazos mientras examinaba lo que veía. Minho no tenía buena pinta, y eso le asustaba más. -¿Le ha ocurrido algo a Tae…


-No…Sí, y no…- Minho jadeó, cubriéndose el rostro con sus manos. ¿Qué podría hacer? –Discutimos, y las cosas se descontrolaron…


-¿De qué estás hablando, Minho? ¡Explícate!- Le exigió.


-Se ha ido. Me dejó.- Suspiró, tratando de ordenar los pensamientos en su cabeza. –Estábamos cada vez peor, y ni siquiera sé cómo llegamos ahí. Discutíamos demasiado, y cuando las cosas no podían ponerse peor…Lo llamé por el nombre equivocado…- Cerró los ojos, recordando el momento. –Lo llamé Taemin.


-Oh, Minho…- Chaerin se sentó a su lado, preguntándose cómo podría ayudar en eso. –Dejaste que tus sentimientos pasados tomaran el control del ahora.


-Sí, lo hice. Y me desespera tanto, porque él ahora cree que no lo quiero.- Jadeó. -Por nuestras discusiones le había dicho y que lo mejor era que se fuera, pero no pensé...Se ha ido de verdad, no va a volver.


-¿Por qué le dijiste que se fuera?- Chaerin frunció el ceño. -No tiene sentido, Minho. No alejas a alguien a quien quieres.


-Lo sé, lo sé.- Gruñó. -Pero él simplemente no se veía feliz aquí...conmigo.


-¡Chaerin! ¡Chaerin!- Se escuchó desde la cocina, y unos pasos apresurados. -Oh, Minho, estás aquí.- Dara se sorprendió de verle. -No importa, los dos: lean esto.- Mostró una revista. -La compré hace un mes, para leerla entre vuelos, pero nunca tuve tiempo suficiente como para hacerlo.


-¿Qué tiene? Es sólo una galería de arte.- Chaerin miró por encima de la nota.


-No eso, la foto.- Dara señaló. Una bonita chica posaba, bajo el título de la dueña de la galería. -Detrás de ella había una enorme foto de un joven. -Es Taemin.


-Así que era cierto...- Minho murmuró, mirando la foto. -Ella es su amiga, así que él posó en esa sesión, como un favor.


-Mi hijo...- Chaerin exhaló al ver la imagen. -Se ve tan diferente a como solía ser.


-Tae la debe de querer demasiado, o deberle un gran favor, si aceptó hacer la sesión sin sus lentes de contacto.- Minho masculló por lo bajo. La imagen del chico mostraba su bonito par de ojos bicolores. -Conmigo dudó en hacerlo.


-¿Sigue sin agradarle su heterocromía?- Chaerin frunció los labios, examinando todas las fotos del reportaje, buscando más del joven.


-Absolutamente, a estas alturas...Creo que lo odia más que antes.- Minho suspiró. -Supongo que es otro de los motivos por los que me dejó.


-¿Taemin te dejó?- Dara se vio sorprendida de escuchar eso. -Eso no es posible. Él-él solía estar tan enamorado de ti. No puede ser diferente ahora.


-Pero lo es...- Exhaló. -Lo arruiné, y sé por la manera en qué me habló al irse...No va a volver.- Jadeó.


-Minho...- Dara endulzó su voz. -¿No piensas hacer nada? Es el amor de tu vida, deberías ir tras él. Dile que no quieres que se vaya, que lo amas.


-Pero, le hago daño...- Minho miró al suelo. -Hubieran visto cómo me miró. Parecía que me odiaba. En ese momento me estaba odiando, y yo...No quiero que me odie.


-Minho...- Chaerin le tocó el hombro. -Pero, si él se aleja de ti, se alejará de nosotras y de todos quienes le extrañamos.


-Lo siento, Chae...No hay nada que ya pueda hacer.


Minho simplemente hizo una reverencia, disculpándose por todo, y después dejó aquella casa. No se sentía bien, y ciertamente el corto sermón de Chaerin tampoco le había ayudado a esclarecer las cosas. Taesung no pensaba volver, y con eso, había perdido también lo que le quedaba de Taemin.


 


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Taesung suspiró, agitando su café por quinta vez. Ya ni siquiera estaba caliente, y sabía que no se lo iba a tomar. Lo dejó de lado, subiendo las piernas sobre el sofá y pegándolas contra su pecho. No tenía muchos ánimos, de nada. No había salido, ni siquiera a la empresa, que era un lugar que conocía desde joven. Tampoco atendía su teléfono, o el celular, no tenía deseos de tener contacto con el mundo exterior. Sólo quería estar ahí, quieto, solo, sin respirar, ni existir. Cerró los ojos, apoyando la cabeza sobre sus rodillas. Se sentía tan mal, que ni siquiera prestó atención a la persona que había logrado entrar a su casa sin solicitar.


-¿Sunggie?- Unos brazos se ciñeron sobre sus hombros. -¿Qué tienes? No puedes seguir así, desde que llegaste no me has dicho que pasó.


-No pasó nada Jaehwan, absolutamente nada.- Jadeó, frotándose los ojos con su brazo. –No logré  hacer nada…


-Cariño, no puedes ponerte así por alguien.- Exhaló, sentándose a su lado.


Aquella llamada que Taesung les había dado en vísperas de navidad fue la alarma que le indicó a Jaehwan que las cosas no estaban yendo tan bien. Jamás imaginó ver que Taesung estaría tan derrumbado. ¡Llevaba una semana sin salir de casa! Le acarició la cabeza, buscando consolarle. Lo había previsto, por la manera en que Taesung actuaba y hablaba desde un inicio de esa relación, todo indicaba que las cosas no iban a salir bien.


-Lo odio, Jae…- Taesung sorbió su nariz. –Odio no haber podido hacer que sus sentimientos cambiase, odio no ser suficiente, y que nuestra relación…


-Basta, Taesung.- Jaehwan le calló. –No puedes seguir pensando en eso como una relación.


-¡Pero lo amo!- Le miró, serio.


-Sung, desde que te conozco jamás habías estado así por alguien. No es sano.- Le regañó. –No debes de llorar por el amor de alguien, eso no está bien.


-Pero lo amo…- Se irguió propiamente, mirando con severidad a su amigo. ¿Cómo podía decirle que no llorara por Minho, si él era el amor de su vida? Y se sentía tan perdido, porque no era capaz de obtenerle plenamente.


-Taesung, jamás te he visto llorar por alguien. No está bien, no debes de sufrir por amor.- Exhaló. Había algo que no le gustaba en lo que Taesung le contaba de su relación, y aunque en el principio era algo mínimo, Taesung cada vez volvía un poco más deprimido y preocupado por su relación. -¿No te das cuenta? Luchas contra un fantasma, jamás podrás ganar con eso, porque se volverá tu mayor temor. Temes ser un reemplazo.


-Vete.- Taesung se limpió el rostro, siendo firme. –Amo a Minho, y sé que me quiere. No soy un remplazo, sólo necesito tiempo para convencerle de sólo mirarme a mí. No pienso escucharte decir que soy un reemplazo.


-Cariño, pero…


-¡Vete! No voy a escucharte.- Se cubrió los oídos, cerrando los ojos. No necesitaba de esto ahora, no cuando se sentía tan mal.


-¡No seas infantil! Por dios, ¿qué no ves? Sólo lloras últimamente, y no te sientes amado por él. Eso no es amor.- Le obligó a escuchar, aunque no quisiera. -¡Genial! Haz lo que quieras, pero habiendo tantas personas interesadas en ti, te fuiste a enamorar del único que te hace sufrir.- Se alzó del sillón. –Y no puedo hacer nada por ti si no quieres darte cuenta de esto.- Bufó, dejando rápidamente la sala para poder irse.


Taesung lanzó un cojín justo cuando la puerta se cerraba detrás de su amigo. Estaba furioso, porque Jaehwan había dicho lo que no quería aceptar…Era tan sólo un reemplazo. Cerró los ojos, dejando que las lágrimas corrieran rápidamente. Podría volverse a convencer de que eso era mentira, pero el recuerdo de Minho llamándolo por el nombre del chico perdido le hacía ver lo que no quería ver. Se dejó caer en el sofá, cubriéndose el rostro, lloraría hasta el cansancio, lo haría porque no veía otra salida, porque lentamente empezaba a entender que tal vez no tenía opción. Porque estaba cansado. Porque amaba y odiaba tanto a Minho.


 


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Taesung tecleó algo rápido en su computadora, guardando el archivo de inmediato para no perder el progreso. Cerró ese reporte, abriendo lo siguiente en su lista: una ponencia. Suspiró, recordando que la reunión con los inversionistas sería dentro de dos días, y aún no estaba totalmente seguro de su discurso. Pero no huiría de eso, se había ofrecido a ser el representante, y tenía que dejar bien parada su empresa. Por algo era la mayor exportadora del país. Se ajustó las gafas, subiéndolas por el puente de su nariz, acercándose a la pantalla mientras le daba una leída rápida a lo que tenía escrito. No, algo no sonaba natural en ello. Empezó a borrar y reescribir partes, recortándolo más de lo que tenía planeado, pero agregando alguna que otra parte que sabía se llevaría algo de tiempo en explicar.


No pensaba poner su concentración en otra cosa, no tenía qué. Volvió a subir sus gafas, reacomodándolas en su lugar, empezando a sentirse satisfecho con lo que tenía escrito. Hasta que fue interrumpido. Los golpes contra la puerta de cristal de su oficina le hicieron quitar la vista de su ordenador, hasta ver su amigo Yesung del otro lado. Le indicó que podía pasar con un simple gesto de cabeza, volviendo a concentrarse en su trabajo.


-Vaya, realmente es sorprendente lo que tenemos aquí.- Yesung rio algo burlón, sentándose rápidamente frente al escritorio de su amigo. –Tu padre me dijo que has estado trabajando mucho en la empresa.


-Así es…- Le ignoró, guardando los nuevos cambios en su discurso, para ya al fin tacharlo de su lista de trabajo y proseguir. -¿Qué se le ofrece, hyung?- Mirá rápidamente a contrario, apenas dándose tiempo para ser cortés, mas no amistoso. No estaba para ese tipo de cosas ahora.


-Precisamente eso, que has estado trabajando demasiado en la empresa.- Yesung se echa hacia adelante, girando el monitor de la computadora, ganándose un molesto “Oye” de parte del menor. –Dos semanas, enteras.


-Sí, lo he estado haciendo.- Taesung frunció el ceño, regresando la pantalla a su posición inicial, esperando que durante el movimiento no se hubiese desconectado del cpu. -¿Qué con eso?


-Sung, has venido cada día. Incluso los días libres.- Se cruzó de brazos. –Tu padre me lo comentó, y quise corroborarlo con los trabajadores.


-No veo el punto, hyung.- Rueda los ojos, molesto por esta gran interrupción que no lo deja seguir con su marcado ritmo de trabajo.


-Te estás tirando a matar en el trabajo, cuando otras veces no quieres ni pasar cerca de las oficinas.- Se puso serio. -¿Qué ocurre?


-Nada.- Se encogió de hombros. –Estoy interesado en un trato…- Explicó, sacando un legajo de entre sus cosas, para mostrárselo. –Pensé poner mi empeño en esto, porque me interesa, ¿qué hay de malo en ello?


-No hay nada de malo, si fueras así, pero…Lo siento, no puedes seguir así, nos preocupas.


-¿A quiénes?- Bufó desesperado. –¿Acaso no puedo venir a mi empresa  a trabajar?


-Oficialmente, no.- Sacó del bolsillo interno de su saco un memo, mostrándoselo. –Es del consejo, estás de vacaciones hasta nuevo aviso.


-Imposible.- Taesung le arrebató el papel. –No, no pueden. En dos días es la reunión con Smitherson, y ¡no pueden! ¡Es mi empresa!- Se arrebató, sonando infantil y caprichudo.


-No lo es, Taesung ah. No hasta que seas el presidente. Y tu padre fue el primero en firmar esa petición.- Señaló. –No tienes permitido venir a partir de hoy, y los guardias de seguridad ya lo saben.


-¿Cómo se atreven?- Se sentía ultrajado, como si su mundo empezara a caerse rápidamente, desquebrajándolo. Sostuvo su cabeza entre sus manos, batallando para respirar. –Vete hyung.


-Taesung.


-¡Adiós!- Le corrió.


Yesung torció los labios, entendiendo que lo que le tenía de ese modo obviamente no era que le prohibieran ir a su oficina. Taesung tenía problemas mucho más grandes de lo que podía sobrellevar, y le preocupaba, porque su amigo no era el tipo de persona dura, sino de los que buscan estar abrazados de sus seres queridos. Pero Taesung les estaba alejando en este momento. Suspiró, haciendo una ligera reverencia como despedida, no podía hacer mucho si el menor no se dejaba.


Taesung revolvió los papeles en su escritorio, molesto. ¿Cómo podían hacerle esto? Si era lo único que le mantenía cuerdo. Tiró varias cosas, golpeando el escritorio. ¿Por qué a él? Se levantó, enojado. Tomó su saco y salió de ahí. No se preocupó por arreglar lo que había deshecho en su berrinche, o en esconder su enojo, ¡lo habían sacado a la fuerza de su lugar de trabajo! Tomó el ascensor, haciendo que todos los que también lo habían tomado se bajaran en un piso que no era el suyo. Porque sabían que Taesung con la cabeza caliente era igual que su padre, nada lindo. Salió bufando, y mirando de la peor manera a los guardias de seguridad que hicieron su mejor esfuerzo por no verse intimidados por esa mirada severa. Taesung tenía los ojos más bonitos de la empresa, sobretodo cuando usaba sus gafas de pasta que le hacían que se le vieran mucho más grandes de lo normal. Las personas podían ver las vetas de amarillo en su ojo azul, y lo marmoleado del gris. Podían ver cuando sus ojos se dilataban ante algo que le gustaba, y la expresión de sus demás emociones en la manera en que le brillaban. Pero, cuando estaba enojado, por más bonitos que fueran, lo único que hacían eran buscar que algo ardiera.


Su celular sonó, deteniéndolo de subirse a su auto. Alguien tenía que pagar los platos rotos, y no le importaba saber quién sería. Respondió, sin mirar el identificador.


-¿Qué?- Fue grosero. ¿Qué más daba? Estaba cansado, harto de todo. Sólo quería desaparecer.


-Alguien no se levantó del lado correcto de la cama, Sunggie ah.


-¿Qué quieres Moon?- Rodó los ojos, exhalando con frustación. ¿Acaso el mundo estaba en su contra? No se trataba de que le odiara, o a sus llamadas, pero su mejor amigo a veces podía ser demasiado exasperante.


-Me dijeron que has estado actuando raro...


Taesung rodó los ojos. ¿Por qué ahora a su padre le daba por hablar con todo el mundo? Pero no se trataba de su padre, ese hombre sabía darle su espacio. No, todo esto era cosa de Jaehwan actuando a través de su padre, y eso sí que le molestaba.


-No lo estoy. ¡Ponte a trabajar! No te pago para que vivas tomando té frente a los Champs-Élysées y mirando cómo el London Eye gira.- Colgó, molesto. Oh sí, alguien tenía que pagar los platos rotos.


                  


                     


                          


                          


                                             


                                         


Llegó a casa de su padre, bufando. Se bajó de su auto, cerrando la puerta de un portazo. Caminó a zancadas, pensando exactamente lo que quería decir, y reclamar. Porque no era un niño, no podían castigarlo por actuar raro, y mandarlo a su habitación a que se le bajara lo enojado. No tocó el timbre, ni siquiera tenía llave la puerta, además sabía que su padre debía de estar en casa. Porque cuando su padre no estaba en la empresa, estaba en casa. Él no era un hombre al que le gustara viajar por todo el mundo, visitando de aquí para allá…A diferencia de él.


Entró, dejando burdamente sus cosas en la pequeña mesa que había a lado de la puerta. Se cruzó de brazos, escuchando la plática que se llevaba a cabo en el salón principal. Torció los labios mientras entraba, llamando la atención de su padre.


-Cariño, ya estás aquí…- Por supuesto que Taekwoon sabía que al primer lugar que Taesung iría después de saber de su suspensión sería ahí. Su hijo era un poco problemático; cuando no podía soportar algo, terminaba discutiendo con todo el mundo hasta obtener lo que deseaba. Y por supuesto que lo esperaba.


-¿Por qué me has sacado de la empresa?- Le miró con esa mirada ruda que su hijo había poseído de toda la vida, simplemente brotaba de él cuando algo le cabreaba por completo. –Creí que querías que tomara control de ella. No has dejado de insistir con ese tema desde hace meses.


-Si, y todas esas veces has salido con alguna excusa tonta. Es ilógico que ahora, sin que te lo pidas, vayas todo el tiempo.- Colocó las cartas sobre la mesa.


-Por supuesto, y eso lo observó usted, o…- Taesung miró de mala gana a Jaehwan, que parecía querer estar apartado en esa discusión. ¡Obviamente todo tenía que ser por obra de él! A su padre no le importaría en qué circunstancias tomaba los controles de la empresa, con tal de que el negocio fuera pasado de una generación a la otra. Jaehwan simplemente le había acusado con su padre, como si aún fuera un niño. ¡No lo era! Y eso le cabreaba más que nada.


-Sí, Taesung, porque todo lo que digo y hago es malintencionado.- Jaehwan se levantó, mirándole de mala manera. –No me voy a quedar a escuchar cómo me faltas al respeto, niñito. Tengo cosas más importantes que hacer.- Y entonces se fue, asegurándose de que la puerta sonara realmente alto cuando fue azotada tras de él.


-¡Agh! ¡Vete! No necesito de ti o tus consejos. ¡Te detesto!-  Taesung gruñó, dando pisotadas contra el suelo, yéndose a la cocina.


Taekwoon miró de izquiera a derecha, fijándose en la puerta principal y después el pasillo que llevaba a la cocina. No estaba muy seguro de lo que había pasado ahí. Sí, Jaehwan le había comentado que su hijo estaba raro, pero él no le había incitado a que le sacara de la empresa. Bueno, qué más daba, al menos Jaehwan ya no le estaba robando la atención de su hijo.


Se dirigió a la cocina, donde su hijo mantenía un molesto soliloquio caminando a lo largo de la cocina. Se cruzó de brazos; a pesar de que le agradaba la idea de volver a tener a su hijo sólo para él, había algo que no calzaba con esa discusión que Taesung tuvo con Jaehwan. Además de que obviamente su vecino jamás le gritaría a su hijo. Rodó los ojos, sabiendo que tenía que averiguar de qué iba todo esto.


-Hablemos hipotéticamente…Si nosotros…Incluyendo al fastidioso de Jaehwan, fuéramos una familia, a quién debo de hacerle caso a lo que me diga: ¿mi esposa, o mi hijo?- Trató de hacerse el gracioso, encontrando que no había sido la mejor idea al ver la cara enojada de su hijo.


-¡El no es su esposa!- Gritó fastidiado. -¡Y por supuesto que a mí! Soy su hijo.- Rodó los ojos. –Jaehwan no hace otra cosa más que entrometerse en lo que no le interesa.- Jadeó, molesto. –Me voy, yo también tengo mejores cosas que hacer ahora que tengo mi tiempo libre.


Taekwoon frunció el ceño, preguntándose qué era lo que estaba pasando con su hijo. Realmente estaba actuando raro. Y era más que obvio quién sabía lo que estaba ocurriendo. Tenía que idear un plan para poder sacarle la información a Jaehwan.


 


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Minho cambiaba los canales del televisor, sin interesarse mucho en ello. Hacía tres meses que no sabía nada de Taesung. Y lo había intentado, le había llamado constantemente por cinco semanas, sin obtener respuesta alguna. Taesung le evitaba por completo. Así que había dejado de molestarle. Se puso en pie, sin saber exactamente qué hacer. Terminó por decidirse ir a la cocina, revisando su refrigerador. Había un par de cervezas que Suho había dejado ahí la última vez que le visitó, pero no pensaba tomarlas. Había dejado por completo el alcohol desde que supo que Taesung no podía beberlo. Aunque Taesung ya no estaba…Suspiró desahuciado, cerrando la puerta del aparato.


No tenía ánimos de nada. Ni siquiera había revisado los exámenes del mes pasado. Estaba tan desesperado por no poder estar con…su…chico. Pero se lo había buscado, todo era su culpa. Había sido tan egoísta hasta ahora que…


Soo An maullaba con fuerza, despertando a Minho de sus pensamientos. Exhaló, preguntándose qué molestaba a su pequeña gata. Era lo único que le quedaba de Taesung, así que se había dedicado a cuidar de ella como si en realidad fuera un bebé humano. Se acercó, dándose cuenta que Soo An maullaba a la puerta, con ese exacto tono que no le había escuchado en un largo rato.


-Olvídalo, Soo. Él no va a volver.- Se agachó, cargándola contra su pecho. –Lo hice enojar, y se ha ido.- Trató de explicarle. Era inútil, pero entre más lo decía en voz alta, estaba seguro que algún día terminaría por asimilarlo. Le había recuperado, sólo para alejarle de nuevo…


El timbre sonó, provocando que Minho mirara con extrañez a su gata. La soltó, obligándole a irse del recibidor. Estaba algo indeciso acerca de abrir la puerta…Pero no tenía nada que perder. Tomó una gran bocanada de aire, dándose un poco de valor. Lo sabía, era imposible, pero su corazón latía ante la esperanza. Giró la perilla, abriendo la puerta, para terminar topándose con la imagen de su persona amada con las mejillas marcadas por las lágrimas que le brotaban.


-Yo…- Taesung le miró rudo, pensando bien en lo que diría. –Te odio, Minho. Y aun así, no puedo dejar de amarte.- Lágrimas más gruesas rodaron por sus mejillas, que estaban de color rojo debido al constante roce para limpiarlas. –Y sé que no debo estar aquí, pero no puedo…No quiero…


Minho le miró, sintiéndose peor de lo que jamás se había sentido. Él lo había provocado, todo esto era su culpa. Le abrazó, ansioso, tratando de consolarle. Taesung lloraba en silencio, sin moverse. Sólo estaba ahí, dejándose ser abrazado por el hombre que le había causado tanto dolor. Minho lo sabía, no tenía perdón, pero…


-Perdón…- Susurró. –No quise…Yo…Te amo.- No supo qué más decir, sólo le quería de vuelta. Le necesitaba tanto.


 


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Minho miró de reojo a Taesung. Las cosas no podían seguir, se sentía tan mal, como si nada estuviera arreglado aún. Y era cierto, las cosas no estaban arregladas en lo absoluto. Llevaban una semana, desde su supuesta reconciliación, pero todo se sentía incluso peor. Minho sabía que le tenía que de nuevo a su lado, pero era absurdo. ¡Estaban sentados en el mismo sofá! ¿Cómo podían encontrarse tan distantes? Parecía que había kilómetros de distancia entre ambos. Y lo entendía, Taesung le había dicho que le odiaba, las cosas no volverían a estar como antes tan fácilmente. Pero encontraría la manera, arreglaría todo. Tendría de nuevo su amor y admiración…Y lo haría, hasta recuperar también todas sus memorias perdidas.


El programa que supuestamente habían estado viendo llegó a su fin, provocando que Taesung suspirara. Minho regresó la mirada a la pantalla, realmente no se había interesado en ello, pero Taesung parecía querer verlo, por eso había dejado el canal. Ahora, que la cortinilla de las noticias aparecía, Minho decidió que no sería apropiado verlas. No quería escuchar malas noticias, si su situación con el menor de por sí ya estaba tambaleante. Cambió de canal, sin pensar en que el menor había visto algo en las escenas de las noticas actuales que ponen durante la cortinilla.


-¡No! Regresa al noticiero.- Taesung abrió los ojos con horror, moviéndose al filo del sofá.


Minho frunció el ceño, mirando como el menor suspiraba y sostenía el aliento mientras el presentador daba el saludo formal de siempre antes de iniciar con la primer noticia. Un accidente de autos en la capital. Las cosas habían salido mal, uno de los autos estaba no tan dañado, la cuestión era que el otro realmente había obtenido perjuicios. El presentador pedía que si alguien conocía a los afectados, se reportara ante las autoridades, porque ciertamente había heridos yendo al hospital Se asustó al ver que Taesung soltaba su respiración, mientras una lágrima se le escapaba.


-Yo conozco ese auto…- Exhaló, con horror. –Mi celular, ¿dónde está mi celular?- Se levantó, desesperado, buscando su celular en su bolso sin prestar atención a lo que se seguía diciendo acerca de esa nota. Halló el celular, marcando su discado rápido. -¡Papá! ¿Dónde está Jaehwan?- Preguntó con temor. -¡No importa, papá! Ve a su casa, revisa si él no está ahí…¿Su doctorado?- Más lágrimas cayeron. –Papá, pon las noticas del canal 13.- Soltó un resuello, mientras miraba la imagen de a quien habían identificado como el conductor. –Es Jaehwan…


Soltó su celular, empezando a hiperventilar. Esto no podía pasarle, debía ser una mentira.


-¿Tae?- Minho apagó el televisor, acercándose a su novio. -¿Quién es él?


-Es un amigo… y yo me he estado portando muy mal con él…- Jadeó. –É-él ¿puede morir?- Miró a Minho, asustado. –No quiero que muera, ¡no puede!- Volvió a llorar, dejándose abrazar por el mayor. Jaehwan, a pesar de todo, había sido su confidente, y quería lo mejor para él. ¡Era una buena persona! ¿Por qué le pasaba eso? Hundió su rostro en el cuello de Minho, desesperado. -…Tengo que ir con él.- Comentó firme.


-No puedes, no así.- Minho le limpió las lágrimas, a pesar de que Taesung seguía llorando. –Iré contigo.


-No, no puedes…- Se negó, sorbiendo por la nariz. –Mañana tienes que ir a la escuela, y no puedes faltar. Si fuera mi familiar sanguíneo, podrías decir que es familia política, pero no es el caso. Si faltas será registrado en tu expediente y…


-Está bien; no puedo dejarte solo…- Le calló con una caricia. –Pero no te vas a mover de aquí hasta que estés calmado. No te dejaré conducir de este modo.- Juntó su frente con la contraria. –Todo va a estar bien, ¿sí? Piensa en eso, y todo estará bien.


Taesung asintió, abrazándose de nuevo a Minho. Había olvidado todo lo contradictorio que sentía por él, o que no sabía ya cómo actuar en su presencia. En este momento no podía pensar en nada más, que en su terrible pánico a los accidentes automovilísticos; y que una de las personas que más quería, podría morir. Jadeó, aferrándose a Minho, porque a pesar de todo, con él se sentía seguro.


 


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-Lo siento…- Taesung jadeó. Tenía la mirada gacha, debido a lo gran apenado que se sentía. –He sido muy grosero contigo, cuando sólo quieres que esté bien…


-Lo entiendo, ¿sí?- Jaehwan jadeó un poco, ante el dolor que sentía. –No estés así, estás un poco loco ahora, pero no eres un malcriado. Y yo estoy bien- Le obligó a subir la mirada.


-Tengo que decirte algo…- Retorció los dedos de sus manos, mordiéndose el labio inferior. –Fui a ver a Minho.


-…¿Y qué pasó?- La sorpresa en su expresión se debía a que Taesung no lucía radiante y feliz como si hubiere arreglado sus problemas.


-Me pidió perdón…- Exhaló. –Pero…Realmente no ha intentado remediar todo y yo…- Jadeó. –Me cansé. No quiero ser el único que trate de mantener esta relación en pie. ¡Pero lo amo tanto! Agh…Haré mi mejor esfuerzo, pero no puedo seguir negándolo. Prometo que si las cosas no van bien, yo seré quien termine con ello.


Jaehwan se quedó callado, suavizando su mirada lentamente. Lo sabía, Taesung no era un malcriado. Sólo estaba viviendo su duelo. Duelo a un corazón roto, que se lo habían roto desde el momento en que supo que había alguien más en el corazón del hombre a quien amaba. Taesung simplemente había entrado a una negación eterna, y después del último incidente había sido su etapa de agresión. Ahora se deslizaba hacia la negociación, tratando de salvar aquella relación, pero aceptando que si había un fin inminente, no podría evitarlo. Jaehwan lo sabía, su joven amigo estaría bien. Le acompañaría durante la depresión, y le ayudaría llegar hasta la aceptación, de que aquella relación simplemente no estaba hecha para ser.


-Entonces, Sung…


-Estaba con él cuando anunciaron en las noticas t-tú accidente…- Susurró. –Me asusté tanto, y comencé a llorar…- Mordió su labio inferior, subiendo la mirada. –Minho no dejaba de decirme que las cosas estarían bien, que fuera positivo. P-pero, pensé que…- Sus ojos se llenaron de lágrimas. Cuando llegó al hospital se enteró que Jaehwan había sido intervenido en el quirófano para detener una hemorragia interna. Desde entonces, hasta que pudo verlo despierto, había sufrido imaginándose siempre lo peor. –Estabas ahí, en el auto, y se veía todo tan mal en las noticias…- Su respiración cambió, además de que mirada ya no enfocaba en Jaehwan. –Me dio tanto miedo que murieras…- Jadeó, sin poder controlar los recuerdo que empezaban a bombardear su mente. Las lágrimas y el rictus de horror que tenía en su rostro fue más que suficiente para alarmar al hombre encamado.


-¿Cariño? ¿Taesung qué ocurre?- Jaehwan trató de moverse, a pesar de su herida y el brazo ferulizado. -¡Enfermera! ¡Necesito un doctor! ¡Ayuda!


                


                         


                          


  


  


    


Taesung frunció el ceño, el aroma a alcohol era tan fuerte, a pesar de saber que no había nada contra su nariz. Abrió los ojos, sintiendo un gran dolor de cabeza. Diferente a sus migrañas. Estaba en una camilla de hospital. Tuvo una terrible sensación de ya haber vivido esto antes, varias veces. Se sacó la aguja del brazo, sin temor a hacerse una herida. Las luces apagadas le hacían entender que había sido precaución de parte del hospital por si se trataba de su migraña. Pero no lo era.


La puerta se abrió un poco, dejando ver a su padre. Taesung se sentó al filo de la camilla, sosteniéndose la cabeza con la palma de su mano. Todo daba tantas vueltas, y le pesaba el cuerpo.


-¿Papá?- Le llamó, haciendo que su padre entrara por completo al cubículo. -¿Qué pasó?


-Asustaste mucho a Jaehwan, ciertamente.- Se cruzó de brazos. –No lo sé hijo. Cuando llegué, Jaehwan me dijo que estabas conversando con él, y después te desmayaste.


-¿Me desmayé?- Preguntó, cerrando los ojos con algo de molestia. –Sí…Eso pasó.


-Cariño, ¿qué pasó?- Lo ocultaba, pero Taekwoon estaba terriblemente asustado de saber que su hijo se había desmayado. –Te estás exigiendo demasiado, has cuidado de Jaehwan desde que salió de la cirugía, sin detenerte a descansar.


-No es eso, papá…- Exhaló entrecortado. –Yo le mencioné lo asustado que estaba de le hubiese pasado algo. Su accidente…yo…Su accidente me hizo pensar en el nuestro. ¡Entonces ya no era el hospital! Ni se trataba de Jaehwan y yo. Éramos tú y yo en la camioneta, papá.- Le miró, asustado. –Y la lluvia. Había tanta lluvia que no se podía ver más allá de un metro de distancia…Estaba tan molesto, tan enojado…Y el sonido de los frenos. No pudimos frenar…Me asusté.- Se cubrió la boca. –Así que volteé a verte. Estaba asustado, pero no por mí. Tenía miedo de que te pasara algo. T-todo dio vueltas, demasiado golpes…- Los surcos en sus mejillas ya estaban marcados de lo mucho que había llorado últimamente. –Papá, recordé nuestro accidente.- Le miró, levantándose de la cama y corriendo a abrazarle, como un niño pequeño lo haría cuando le teme a algo.


Taekwoon abrió la boca, sorprendido. Nunca se imaginó que su hijo sería capaz de recordar el accidente. Frunció el gesto, guardando compostura. Simplemente se limitó a mantenerle abrazado, para que su hijo pudiera liberar la preocupación que había tenido. Lo sabía, probablemente el estrés era lo que había servido de gatillo para que recordara aquel accidente. No permitiría que su hijo pasara por más estrés como ese.


-Tranquilo, cariño. No estamos en el accidente…- Le acarició la espalda, tratando de calmarle. Se sentía algo conmovido por saber que su hijo había pensado en él, sobre su propia vida. –Estoy bien, estás bien, Jaehwan también está a salvo ahora.- Le aseguró. –No tengas miedo, cariño.


-Papá…- Le llamó. -¿Por qué estaba tan enojado mientras nos mudábamos?


Taekwoon se separó de su hijo, mirándole. Tomó un poco de aire, y después le indicó que se volviera a sentar. Se sentó a su lado, y le rodeó con un brazo, para volver a calmarle con caricias y palmadas sobre su brazo.


-Tú tuviste un novio…- Comenzó el relato. –Y las cosas no terminaron bien entre ustedes, cariño.


-¿Por qué no me lo dijiste antes?- Taesung se veía sorprendido de escuchar eso. Su padre ciertamente jamás lo había mencionado.


-¿Para qué habrías de recordar algo así? Tú fuiste el que decidió que ya no querías verle.- Le explicó. –Pero, antes de que nos moviéramos, él te hizo llorar…Estabas molesto con él, ¿sí? Eso es lo que recuerdas.


-Oh…- Exhaló, entendiendo. –No quiero que les pase nunca nada a ti, o a Jaehwan.


-Entonces seremos precavidos.- Le hizo sonreír, picándole la barriga. –Bien, ahora que estás despierto y consciente, hay que ir a casa. Necesitas darte un baño, y descansar. Jaehwan está bien cuidado aquí, no ocupas preocuparte por él, ¿entendido?


-Neh.- Asintió, aceptando la ayuda de su padre para ponerse en pie. –Te amo, papá.


-Yo también te amo, hijo.

Notas finales:

Estaré trabajando en Alarm Clock y Ojos Bonitos simultáneamente, así que técnicamente los siguientes capítulos tendrán que salir rápido. ¡Hay que ser positivos y pensar que eso sí sucederá! x)

Otra cosa, estuve pidiendo permiso para traducir una historia que me mega encanta. Al caso, la autora no me ha respondido; pero, como estuve viendo mis mensajes de AsianFanfics, me di cuenta que tengo permiso, desde el 2014, de traducir The Gayme de Wolfburglar e.e ¿Les gustaría que lo tradujera? 

Eso es todo por ahora, ¡besos! ^-^


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