Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojos Bonitos -En Edición- por Ari_123_love

[Reviews - 340]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Han pasado meses desde la última vez que publiqué. Incluso llegué tarde para el segundo cumpleaños de Ojos Bonitos :C Aún así, no es tarde para celebrar, y por eso les diré que la historia está a 20, o menos, capítulos de acabar ^-^ 

 

-No lo entiendo, ¿por qué no avisaste antes de salir?- Taekwoon notó el cansancio en su voz. Últimamente su hijo salía de la ciudad a cada momento, sin avisarle antes. Simplemente recibía una llamada de Taesung, cuando él ya se encontraba a kilómetros de distancia.

Su hijo no solía ser así. Su hijo adoraba estar en familia; y si bien, siempre demostró esa gran inquietud por descubrir nuevos lugares, jamás fue capaz de irse sin despedirse primero de su familia. Exhaló, sin mucho más que decir. Escuchaba cómo Taesung se excusaba, diciendo que había tenido que salir de improviso, y después había tenido una conferencia con Moonkyu. No supo si creerle, exactamente, puesto que la voz de su hijo sonaba algo extraña, como cuando le quiso ocultar que se había inscrito en el programa de intercambios.

-De acuerdo…Ya no hay nada que se le pueda hacer.- Exhaló, decidiendo no hacer el problema más grande. –Por favor ten cuidado, y llama si necesitas algo.- Se despidió, escuchando la escueta despedida del joven.

Colgó la llamada y guardó el celular dentro de su bolsillo. Sabía que esto no había sido cosa del trabajo, Taesung había estado actuando de ese modo desde hacía meses, y lo que más llamaba su atención fue ese lapso donde se encerró a sólo trabajar. Las señales eran obvias, Hakyeon se lo había dicho, y sabía que tenía que tomar cartas en el asunto. Pero primero, debía de confirmarlo.

-¡jaehwan!- Lo dijo con tono rudo, observando al hombre sentado en su sala de estar, que le regresó el llamado con una mirada algo nerviosa. –Ken, cariño, ¿podría hacerte un comentario acerca de nuestro Taesunggie…?- Lo sabía, se atrapaban más moscas con miel, que con hiel. Tendría que sonsacarle la información de la mejor manera. –¿Sabes?- Se sentó a su costado, pasando su brazo sobre los hombros del contrario. –No tienes idea de lo mucho que me agrada lo bien que se llevan tú y Sunggie ah.

-¿En serio?- Jaehwan miró con sorpresa, y bastante nerviosismo debido a la extraña actitud de Taekwoon. –P-parecía que no te agradaba…

-Oh, no, no es así.- Sonrió. –Sí, soy algo celoso acerca de mi hijo, pero…Ver lo muy preocupado que estaba por ti, cómo te cuidó mientras estuviste en el hospital. Ah~ realmente somos una familia, ahora.

-¿Fa-familia?- Jaehwan abrió los ojos enormemente, atragantándose.

-Claro que sí, yeobo.- Le tomó por la barbilla, acercándose por completo. –Me hace feliz que mi hijo confíe en ti, como si fuera tuyo. Él te cuenta muchas cosas.

-Bueno, es que él considera que somos lo suficientemente cercanos.- Trató de no balbucear mientras lograba sacar esa frase de su boca.

-Eso me hace tan feliz.- Rozó sus labios con los de Jaehwan. –Porque sé que si algo está pasando en la vida de mi hijo, él te lo contará sin lugar a dudas.- Jadeó. –Y yo sé que si pasa algo importante, tú sabrás hacer lo correcto.

Jaehwan sentía que se derretía. Pocas veces había conseguido que Taekwoon fuera tan amable con él, y jamás imaginó lograr tener algún tipo de coqueteo, mucho menos esa declaración tan directa. Su cerebro se estaba empezando a apagar poco a poco.

-Ken, cariño, sabes que para mí la familia es lo primero.- Taekwoon hizo una mueca interesante, mordiendo su labio inferior mientras miraba la boca de su vecino. –Me alegra saber que también es lo que tú piensas. Tienes toda mi confianza…Sé que si pasara algo importante en la vida de mi hijo, tú me lo dirías… Porque, como pareja, no podemos tener secretos.

-Pareja…- Repitió idiotamente. No recordaba haberse ido a dormir, pero era el mejor sueño que había tenido en mucho tiempo. –Sí, sí, yo te lo diría…- Jadeó. Apresurándose a responder para no despertar.

-Me preocupa mucho Taesung, últimamente.- Se alejó, soltando a Jaehwan. –Está algo distante y…No lo sé, sólo no quiero que esté sufriendo algo malo.

-No lo está…no al menos ahora…- Susurró, topando su mirada con la del hombre alto y severo. ¡Oh dios! Había hablado de más.

-¿Sabes qué es lo que aqueja a mi hijo, Ken?- Taekwoon alzó una ceja, colocando su mano en el cuello de Jaehwan, profiriendo una caricia demasiado dominante.

-No-no…Exactamente.- Torció los labios, sin saber si hablar o no. Pero la severa mirada de Taekwoon no le permitió guardar silencio. –Él no se está distanciando, no al menos a propósito.- Exhaló. –Conoció a alguien, y sale con él. Por eso hace tantos viajes…

Taekwoon le soltó, frunciendo el ceño. Así que era verdad. Taesung le había encontrado, después de todo.

-¿Por qué no me lo había dicho? ¿Desde hace cuánto sale con él?- Fue serio.

-Más de un año.- Soltó. –Leo, mi amor, eres un típico padre celoso. Jamás te ha gustado que nuestro Sung tenga citas, lo que menos quiere es que espantes a su novio, cuando tanto trabajo le ha costado mantener esa relación.

-¿Su relación tiene problemas?- El gesto en su rostro denotó algo de alivio, al mismo tiempo en que se miraba tan analítico.

-Oh, no señor, no pienso decir más. –Jaehwan alzó sus manos en gesto de deslindarse de la conversación. –Me has seducido para que rompiera el voto de confianza que Taesung me tiene, y yo tontamente…

Taekwoon sonrió a medias, tomándole por el rostro y plantándole un beso, logrando callar el extenso parloteo que sabía escucharía dentro de poco.

-Eres demasiado molesto, ¿lo sabes?- Sonrió algo burlón. –Pero, fui sincero. Confío en ti, y en que cuidarás de mi hijo si algo grave le estuviera sucediendo.

-¿Otro beso?- Jaehwan jadeó, con los ojos cerrados, y aún con el cerebro apagado. –Por favor…

-Pórtate bien, y lo consideraré.- Se levantó del sillón, cruzándose de brazos y mirando la única foto que colgaba en la pared. Él y su hijo. Nadie más. –Tal vez, necesitamos tomarnos una foto familiar pronto.

-¿Ah?- La sorpresa en la voz de Jaehwan fue obvia. A Taekwoon no le gustaban las fotos, y mucho menos hacer una cita en algún estudio para sacarse un par de simples fotos. –Leo, ¿hablas en serio?

-Sí.

 

-·+·-·+·-·-·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·

 

Taesung se bajó de su auto, corriendo a abrazar a Minho. Tenía unas cuantas semanas sin verle, y eso le ponía algo ansioso. Pero, como si estuvieran en sincronía, justo cuando Taesung salía de casa para un corto viaje, Minho le había llamado, pidiéndole verle. No había podido decir que no, si Minho quería verle, él estaría ahí para hacer su presencia aún más fuerte en la mente de Minho.

-Minho...- Exhaló, hundiendo su rostro en el cuello del hombre alto.

-Hola bebé. Gracias por venir.- Minho soltó, devolviendo el abrazo.

-Me hizo feliz que me pidieras que viniera.- Alzó la vista, sonriendo. Porque era cierto, quería sentirse el único pensamiento de Minho 24/7.

-¿Muy feliz?- Le besó en la frente.

-Neh.- Rio. -Quería verte, y entonces me llamaste. ¿Has leído mis pensamientos?

-A veces quisiera hacerlo, pero no amor. El único con poderes aquí, eres tú, hada mía.- Le tocó la punta de la nariz.

-No soy un hada, Minho.- Frunció el ceño, de manera graciosa, arrugando la nariz.

-Para mi suerte, no.- Le apretó más. -No creo que hubieras sido capaz de permanecer dos años a mi lado, si fueras un hada real.

-¿Dos años?- Abrió la boca, sorprendido.

-No sabes en qué día vives, ¿cierto?- Minho rio. -Estamos ya en mayo; hace dos años nos conocimos.

-Se ha sentido como toda una eternidad.- Jadeo, escondiéndose de nuevo en el cuello del alto. -Me hace feliz saber que hemos estado dos años juntos.

Le soltó, tomándole de la mano. Si hacía dos años habían podido dejar de ser miradas y persecuciones en la calle, podrían superar ahora, que eran una pareja, ese vacío que no les dejaba terminar de consumar el amor que se tenían.

-Entonces...Quisiera que cenáramos juntos esta noche.- Minho le arrastró, obligándole a entrar a la casa.

-¿Me has hecho venir sólo por una cena?- Preguntó, soltando una vaga risita mientras seguía al mayor rumbo al sofá.

-Por supuesto que no.- Le rodeó la cintura con un brazo, acercándole más. No permitiría que Taesung volviera a alejarse del modo en el que había estado la última vez que se vieron. –Nos conocimos en mayo, por supuesto que no recuerdas la fecha exacta; yo tampoco lo hago.- Jadeó. –Así que nos vemos obligados a celebrar todo el mes.

-¿Todo el mes?- Taesung abrió sus ojos por completo. –Minho, no puedo. Tengo mucho trabajo que hacer, hay unos libros que necesitan enviarse al extranjero, y no puedo mandarlos si no están arreglados primero. Además, unos inversionistas prefieren tratar conmigo que con…- Minho colocó un dedo sobre la boca del menor, callando cada razón que estaba dando para no quedarse a su lado.

-No puedes escaparte de esto, cariño.- Fue firme. –Tal vez te de unos días de margen, pero nada evitará que pases mayo conmigo.

-¿Realmente quieres celebrar esto?- No pudo evitar esconder esa pequeña sonrisa que se formó en las comisuras de sus labios. Se sentía feliz por eso, conmovido.

-Por supuesto que sí. Eres importante para mí, quiero hacer esto.- Le tomó por el mentón, alzándole el rostro. -Te amo, Taesung ah.

-Si vas a hacer de todo mayo, nuestro aniversario, tendrás que consentirme mucho.- Hizo un mohín.

-Aunque no me lo pidieras.- Rio. -Quiero que hagamos todo lo que nos gusta hacer, salir de paseo, y muchas otras tontas actividades.

Taesung rio, aun así sintiendo una ligera punzada en la boca del estómago. Minho le estaba proponiendo olvidarse de todo, y actuar como lo hacían antes de sus problemas. Y diría que sí, aceptaría eso, porque a pesar de estar evitando el problema, también podría ser una forma de sanar todo. Le abrazó, dando todo de si, sabiendo que si daba más que lo que recibía podría salir lastimado...de nuevo.

 

 

 

 

 

Los días corrían más rápido de lo planeado. Taesung mantenía su sonrisa en su lugar, dejando de lado sus problemas, incluso aplazando alguno que otro trabajo que debía hacer. Sin embargo, no todo se puede mover de horario, y eso no está mal.

Su celular sonó, dejando que la alarma fuera clara. Taesung se giró en la cama, escondiéndose más entre las sábanas. No deseaba levantarse. No, al menos, hasta que sintió que alguien le movió suavemente.

-Amor, despierta.- Minho se frotó los ojos, siguiendo con su tarea de despertar al menor. Se habían dormido algo tarde después de haber ido al cine, y a penas podía recordar la vaga conversación que mantuvieron mientras se acostaban. Le parecía increíble lo temprano que su novio debía despertar.

-...No quiero.- Se giró, dándole la espalda a Minho.

-Vamos, me dijiste que no quieres perder a este nuevo cliente.- Minho sonrió. -Que por eso debía despertarte, sin importar qué.

-Rayos...- Gruñó, sentándose. -Debo de ir...- Bostezó, aún con los ojos cerrados y ganas de volver a pegar la cabeza en la almohada. -Necesito café, y bañarme.- Gruñó.

Se levantó de la cama, arrastrando los pies hasta llegar al baño. Sabía que debía ir, lo sentía en el fondo de sus entrañas. No lo entendía, raramente le daba tanta importancia a un cliente que apenas y conocía, pero el dueño había sido quien le contactó. Y se encontraba considerablemente cerca, aunque no quisiera dejar a Minho. Tras ducharse con agua caliente, y terminar de despertarse, regresó a la habitación. Minho se había vuelto a quedar dormido, y no lo culpaba. Él también quería volver a la cama y descansar al menos otro par de horas.

Se acercó a su maleta, revisando que tanta ropa le quedaba limpia, notando que pronto iba a tener que usar la lavandería del hotel. Aun así, consiguió una camisa y un par de calcetines, que vistió rápidamente. Se estaba colocando los zapatos, sentado al filo de la cama, cuando sintió a Minho despertar.

-¿Tae...?- Jadeó, incorporándose lo necesario para poder colocar su mentón sobre el hombro del joven.

-Vuelve a dormir, Min...- Exhaló. -Aún es temprano.

-¿Vas a tardar mucho?- Exhaló, enredando sus brazos en el torso de Taesung.

-No. Dos horas, en ir y volver.- Se giró, regalándole un beso. -Almorcemos juntos, ¿sí?

-No pienso moverme de esta cama, bebé.- Minho masculló una risita.

-Oh, cállate.- Rio. -Si te vas a quedar aquí, entonces hay que vernos en la cafetería.- Suspiró. -Podríamos incluso pedir que nos suban la comida.

-Está bien si comemos abajo, no creo que nos movamos mucho después de eso.- Asintió. -Vamos, se te hace tarde.- Masajeó con prontitud los hombros del menor. -Entre más rápido te vayas, más rápido vuelves.

-De acuerdo, de acuerdo.- Jadeó, levantándose de la cama con pereza. -Vuelvo pronto, amorcito.- Sonrió, despidiéndose.

Bajó rápidamente, saliendo hasta el estacionamiento y subiendo a su auto. Minho tenía razón, entre más rápido saliera del hotel, más rápido volvería. Pero, primero, antes de iniciar su viaje, iría por un café. Se estaba muriendo de ganas por sentir la cafeína bajar por su garganta y ser absorbida por su sistema. Así que, a pesar de querer volver cuanto antes a la cama de esa habitación de hotel, hizo una corta parada en una cafetería donde se dispuso a comprar un café para llevar.

Nada se comparaba a la grata sensación que tuvo al dar su primer sorbo de café, sin siquiera haber dejado la fila de los que recogían su pedido. Simplemente lo necesitaba, era algo que se sentía bien, y seguro. El café jamás le haría sentir mal. Dio un largo suspiro, apartándose de la fila para poder llegar a la puerta de salida. Apenas cruzó el umbral cuando sintió una extraña incomodidad en su ojo derecho. Trató de parpadear, para deshacerse de aquella sensación, descubriendo –al abrir el ojo- que todo se veía borroso.

-¡Maldición!- Masculló por lo bajo. -¿Dónde quedó ese lente?- Soltó, exhalando. Pocas veces en su vida había perdido un lente de contacto mientras lo usaba, pero no era algo tan inusual. Trató de buscarlo, dando una rápida mirada a su alrededor. No, no estaba. –Aish…- Suspiró. –Voy a tener que quitarme el otro.

Dio media vuelta, caminando a zancadas, hasta llegar al baño de la cafetería. Si algo sabía en su precaria y corta-de-vista vida, era que jamás podía salir de casa sin sus gafas dentro de su mochila. ¡Por algo llevaba esa mochila a todos lados! Junto con sus pastillas, sus lentes, eran algo más que indispensable. Se apoyó en el lavabo del baño, mirándose a medias en el espejo. Si no se sacaba pronto el otro lente de contacto, empezaría a dolerle la cabeza horrores. No pudo evitar resollar un poco al verse en el espejo sin los lentes de contacto. Su imagen no estaba muy definida, pero lograba atisbar aquella diferencia de colores que tanto malestar le causaba. Sacó sus gafas, poniéndoselas sin quitar la mirada del espejo. No odiaba la imagen en total, sólo que no podía evitar desear que sus ojos, por algún tipo de milagro, fueran del mismo color en algún punto de su vida.

Salió del baño, cruzando la cafetería rápidamente, para poder salir de ahí sin perder más tiempo. Subió a su auto, y dejó su café en el porta vasos. Por más que tuviera conflictos consigo mismo, ahora, debía ponerse en modo profesional y dejar de lado todo. Ahora era Jung Tae Sung, un joven emprendedor en un negocio que era demasiado viejo para alguien como él, enamorado de los libros, porque le dejaban viajar a lugares que, físicamente, jamás lograría llegar.

Media hora de camino después, había llegado a aquel lugar no tan pequeño, pero si un poco antiguo. Le habían dicho que la librería abría a las nueve de la mañana, pero él podía llegar antes, para no ser interrumpidos.  Así que les había dicho que estaría ahí a las siete de la mañana, tratando de ahorra su tiempo lo más que pudiera. Empujó la puerta con cuidado, sonriendo y haciendo una rápida reverencia al ver al hombre que se encontraba detrás del mostrador, haciendo papeleo.

-Buenos días, señor.- Sacó su libreta, adelantándose. –Soy Jung Tae Sung, rastreador de libros. Usted me contactó.

-Sí, estaba esperándole. Sólo que…No imaginé que fueras a ser tan joven.- El señor sonrió. –Kwon Ji Yong.

-No soy tan joven, señor Kwon.- Taesung rio. –Además, usted parece tener la edad de mi padre, así que no le puedo asegurar que no es tan mayor.

-¿Tu padre ronda los cincuenta?- Soltó una carcajada. –Vaya, eso sí que es inusual. Cada día, los padres son un poco más jóvenes…- Eso último lo dijo con un dejo de amargura al final. –Gracias por venir, joven Jung. Supongo que está de más decir que necesito un libro.

-Nunca está de más.- Sonrió. –Podría, entonces…

-¡Papá!- Una chica, al menos cinco años menor que Taesung salió de la trastienda, buscando al hombre. –Mis clases de la universidad se han cancelado, puedo ayudarte en la librería el día de hoy.

-Gracias cariño, pero no olvides que debes de ir a tus clases de baile.- Ji Yong le sonrió a su hija. –Ven, cariño, te presento al joven Jung Tae Sung. Es de quien te hablé, que encontrará el libro de tu madre.

-¿En serio?- Se giró rápidamente hacia Taesung. –Gracias.- Se dobló en una reverencia completa, siendo totalmente respetuosa.

-Eh, no es necesaria la formalidad…- Taesung forzó una sonrisa, preocupado por tal gesto. –Es mi trabajo.

Jiyong rio, sabiendo que esa era una conducta usual de su hija.

-Le presento a mi hija, Yuri.- La presentó. –Es la segunda al mando en este barco.- Guiño un ojo, siendo bastante gracioso.

-Entiendo eso…- Taesung sonrió. Sabía perfectamente que a los padres, con negocios propios, lo que más deseaban era poner a sus hijos a cargo de su herencia. –Mi padre también me puso al mando del suyo.

-¿Este es negocio de tu padre?

-Oh, no. Papá prefiere que este en casa, leyendo libros, en vez de buscándolos.- Se negó. –Este es mi negocio propio.

-¿No es mucho trabajo para usted?- Yuri preguntó sorprendida.

-No, en lo absoluto.- Le sonrió; no lo entendía, pero, sentía una gran ternura al verla. Era inexplicable, ni siquiera con la hija de sus padrinos se sentía así, y la conocía de años ya. Sin embargo, esta chica, Yuri, era como ver a algún viejo conocido, del cual se tiene buenos recuerdos. Y no podía evitar ser amable con ella. –Cuando me canso de uno, me refugio en el otro.

-Sí que eres un hombre trabajador.- Jiyong asintió, aprobando que Taesung tuviera dos empleos. –Bien, te llamé para encontrar un libro que fue vendido hace unos años, pero fue poco distribuido.

-Entiendo.- Sacó el bolígrafo que tenía guardado entre la libreta, y empezó a garabatear algunas cosas en ella. -¿Hace qué tanto tiempo?

-Diez años…- Yuri respondió. –Hace diez años que fue publicado.

-De acuerdo. ¿Cómo se titula?- Subió la mirada, observando al padre y a la hija.

-La  Colina Que Nos Une.- Yuri respondió rápidamente.

-Como dije, no fue muy distribuido, ya que la editora que lo publicó es pequeña.- Jiyong aclaró.

-Ajá…- Volvió a escribir. –Y el aut…- El sonido de un teléfono de casa, a lo lejos, le interrumpió.

-Yo contesto.- Yuri se excusó, dejando rápido la tienda para entrar a la trastienda y responder el teléfono.

-Es su madre.- Jiyong sonó serio, mirando directamente a Taesung. –La autora del libro, es su madre.

-Ya veo…- Jadeó, preguntándose cómo era posible que no tuviera un libro de su esposa.

Y, casi como si hubiese leído la mente de Taesung, Jiyong se dispuso a volver a hablar.

-La copia que teníamos, se perdió en una inundación que hubo. Junto con la madre de Yuri.- Comentó amargamente.

-…Lo siento.- ¿Así que la mujer había muerto? –Haré mi mayor esfuerzo, hasta encontrar el libro.

-Gracias, es lo único que nos queda de ella…- Jadeó, mirándole con suma atención.

-¿Q-qué es lo que ocurre?- Sonrió, sintiéndose algo nervioso. Era una mirada demasiado adherente, y casi rio al escuchar su pensamiento. Eso solían decir de él, así que ahora estaba sintiendo lo que los demás sentían cuando él los miraba.

-Antes…antes de conocer a la madre de Yuri…- Fue serio, titubeando un poco, como si no quisiera hablar de eso que observaba en el hombre joven. –Mucho antes, yo tuve una novia que…tenía los ojos como tú.

Taesung dejó de respirar, sosteniendo su aliento por completo. ¿Alguien como él? Estaba cansado de escuchar eso, era lo peor que le podían decir. Jamás en su vida conoció a alguien con aquella anomalía tan marcada, y entonces en un corto lapso, todo el mundo le dice que hay más, y que él es el recuerdo de esas personas.

-Es una enfermedad...- Iba a explicar.

-Lo sé.- Pero Jiyong le interrumpió. -Poco común, ¿no? Al menos del modo en que tú la tienes. Ambos ojos de distinto color. Nunca pensé ver, de nuevo, a alguien así; no cuando fui tan cruel.

-¿Señor?- Taesung dio un paso al frente, sintiéndose extrañamente curioso de escuchar esa historia. Este hombre también le hacía sentir aquella ternura inexplicable, aunque a menor medida.

-Ella, estaba embarazada, y yo...La dejé.- Admitió. Pocas veces lo había dicho en voz alta. Su hija no lo sabía, y su esposa lo supo por poco tiempo. -¿Qué edad tienes joven Jung?

-29...

-Mi hijo debería estar rondando por esa edad...- Jadeó, viéndose de repente más cansado. Llevó una mano a su pecho, recargándose en el mostrador.

-Señor, ¿se encuentra bien?- Se apresuró a asistirle, ayudándole a sentarse en una silla que había detrás del mostrador.

-Estoy bien, es tan sólo este corazón que no quiere funcionar a veces.

-No puede bromear con este tipo de cosas.- Frunció el ceño, preocupándose por escuchar eso. No lo conocía en lo absoluto, pero no quería que el hombre tuviera un infarto. -Tiene a su hija, y acaba de mencionar a un hijo. No sea tan descuidado.

-Aigo, sí que sabes regañar.- Rio, liberando un poco de tensión junto a su risa. -Si tan sólo supiera algo de mi hijo. Ni siquiera sé si vivo está.

-¿No lo buscó?- Taesung frunció el ceño, sintiéndose más que ofendido con esa idea. Sus emociones estaban extrañamente alebrestadas.

-Lo hice, vaya que lo hice. Pero ella ya no estaba en la ciudad, para cuando volví.- Jiyong suspiró. -Por lo que supe, su familia le dio la espalda, y ella se fue. Desapareció, con mi hijo en sus entrañas. Pero lo merezco, por haber huido de tal responsabilidad. Era muy joven, y no es excusa, pero estaba aterrado. Si tan sólo hubiese hecho las cosas bien...Hubiera conocido a mi hijo, y le hubiera podido haber dicho lo mucho que le quiero.

-Estoy seguro que...Su hijo lo sabe, y entiende que usted tuvo miedo.- Sonrió. -Un hijo nunca deja de amar a sus padres, sin importar qué. La sangre, es más espesa que el agua.- Afirmó. -Usted buscó a su hijo, y aunque aún no lo ha encontrado, estoy seguro que algún día lo hará, y podrá decirle esto. Lo mucho que lo ama, y lo ha buscado.

-Eres un buen hombre, hijo. Tus padres deben estar orgullosos de ti.- Sonrió. -Ojalá mi hijo sea un hombre como tú.

-Él es mejor, estoy seguro de eso.

Taesung le sonrió de la manera más honesta y amable que pudo. Entendía, simplemente lo hacía, y no era nadie para juzgar al pobre hombre que se veía enfermo. Él debió haber tenido sus motivos, y probablemente si estuviera en esa situación, estaría igual de asustado. Aunque no sabía, exactamente, si huiría, o aceptaría la responsabilidad. Conversó un poco más con el señor, hasta estar totalmente seguro que se sentía mejor. Entonces se despidió, prometiendo hacerle una llamada cuando encontrase el libró, y salió de aquel lugar.

Sólo alcanzó a dar un par de pasos fuera de aquel lugar, cuando escuchó que le detenía.

-¡Espera! ¡Oppa!- Yuri salió rápidamente de la tienda, hasta llegar junto a Taesung. -Erm, yo...- Jadeó. -¿Te molesta si te digo oppa?

-En lo absoluto.- Sonrió. Era raro que alguien le llamara así. No había muchas personas menores que él a su alrededor, así que sonaba refrescante. -Mi prima lo hace, pero...no la veo muy seguido.

-Lo siento.

-No lo hagas, no es bueno que estemos juntos. Solíamos pelearnos todo el tiempo, hasta que descubrí que tengo ese complejo de hermano mayor, y entonces empecé a malcriarla.- Rio. -Pero, ¿por qué has salido así de apresurada señorita Kwon?

-Yuri está bien.- La chica rio, por lo bajo. -Ah, mi padre...Él no está bien de su corazón. Y no me gustaría que se decepcionará si no logras encontrar  el libro. Sé que esa es una gran probabilidad, ya que el libro no se movió mucho en el mercado. No quiero que mi padre se preocupe por algo tan simple.

-Por lo que escuché, no se trata de algo simple.- Taesung alzó una ceja. Entendía la posición de Yuri, pero sentía que la chica estaba haciendo de menos la verdadera razón de esa búsqueda.

-Sé que mi madre no volverá con ese libro, y sé que hay algo que agobia demasiado a mi padre...- Jadeó. -Por favor, no quiero perderlo a él también.

Taesung sintió que su corazón se estrujaba. Normalmente no le importaría, negocios son negocios. Pero ella se notaba tan acongojada. Exhaló, sabiendo que estaba mal acceder.

-De acuerdo.- Torció los labios. -Si no lo hallo, incluso si lo hallo, te lo comunicaré a ti primero. Pero eso no evitará que hable con tu padre. Así que será mejor que prepares el terreno.- Fue firme en su posición.

-¡Gracias oppa!- Yuri sonrió radiante.

-Ya, ya, ahora dame tu teléfono.- Sacó su celular, ofreciéndoselo. -Para poder contactarte.

-¡Sí!- Yuri lo tecleó rápido, devolviendo el artefacto.

-¡Yah! ¿Y la foto? ¿Cómo pretendes que recuerde quién eres si no veo tu rostro?- Rodó los ojos, tratando de no sonar tan rudo.

-Está bien...- Rio por lo bajo, dejando que Taesung le sacara una foto para imagen de contacto.

-Listo, entonces...Cuando tenga noticias, te las haré saber.

-Oh, oppa, antes de que te vayas...Me gustan tus ojos.- Se atrevió a decir, ganándose otro rodar de ojos por parte de Taesung.

-¿Te gustan? Te los regalo. Yo prefiero un par de ojos color café.- Exhaló, escuchando que había hecho reír a Yuri. -Adiós, Yuri.- Hizo una breve seña con la mano.

-Adiós.- Sin embargo, ella hizo una reverencia, despidiéndose de aquel chico mayor.

Taesung regreso a su auto, dejando su mochila en el asiento de copiloto, y revisando los apuntes que había hecho sobre este encargo. Nunca había oído hablar de ese libro, pero le sonaba vagamente el nombre de la autora. ¿Acaso ella habría sido tan bonita como Yuri? Debía ser así, porque no se parecía en nada a su padre. Jiyong, ese hombre tenía algo, junto con su hija, que simplemente le hacían sentir bien. Los acababa de conocer, pero sentía que sin importar qué, podría mantener cualquier tipo de conversación con ellos.

Manejar de regresó fue mucho más rápido, ahora que no había hecho una pequeña parada para comprar café. Eso le tranquilizaba; tras haber hecho su trabajo, sentía de nuevo las enormes ganas de volver a meterse a la cama y dormir hasta que su cuerpo le exigiera ponerse en pie. Aun así, colocó una gran sonrisa, cuando entrar al hotel, pudo ver a Minho esperándole en el restaurante. Se dirigió ahí de inmediato, dándose cuenta que, a pesar del café que se había tomado antes, su estómago moría de hambre. No fue capaz de hablar algo decente, hasta llevar la mitad de su plato.

-Cada día me vuelvo algo más mayor, como para seguir desvelándome.- Jadeó, cerrando los ojos mientras daba un trago a su vaso con agua.

-Dices eso siempre, sin tomar en cuenta que soy mayor que tu amorcito.- Minho rio, burlándose de lo muy desmañanado que se veía Taesung. –Además, creo que tu verdadero problema está en que te despiertas muy temprano, sin haber dormido mucho antes.

-Da igual, lo único que quiero es ir a la cama.- Bostezó, volviendo a mirar su desayuno. –Ni siquiera sé si podré seguir comiendo sin quedarme dormido sobre el plato.

-Realmente no vamos a movernos de ahí en todo el día, ¿cierto?- Minho jadeó, riendo. Taesung no tenía remedio alguno, no sabía irse a dormir a la misma hora dos días seguidos.

-No oh, ni un centímetro afuera de la puerta de la habitación.- Comentó con gracia. –Ahora, termina tu desayuno y vayamos de regreso, quiero ponerme mi pijama y arrastrarme directo a la cama.

Minho asintió, observando discretamente a su pareja. Taesung debía de estar muy cansado, si actuaba tan sueltamente, a pesar de no estar usando sus lentes de contacto. Ni siquiera entendía qué había pasado, si Taesung había salido del hotel con ellos puesto; pero había vuelto con sus gafas, mostrando su bonito par de ojos bicolores. Tenía tantas ganas de preguntar, pero algo dentro de sí le decía que no lo hiciera, que esperara a que el mismo Taesung le contara, o que lo dejara ir y ya. Calló un jadeo con el último bocado de su plato, esperando a que el menor terminara y poder pagar la cuenta.

Volvieron a la habitación, tomados de la mano, con Taesung mirando los correos pendientes que tenía en su celular. Minho recostó su cabeza en el hombro del joven, dejándole un par de besos en el cuello. Taesung rio, apretando el agarre entre sus manos, guardando su celular y prestando su atención al hombre que le rogaba por algunos mimos. Se dieron un par de besos, durante su camino al cuarto, hasta tener que separarse para poder abrir la puerta.

Minho le tomó por la cadera, metiéndolo en el cuarto. Taesung rio, regalándole un último beso antes de soltarse. Lanzó su celular sobre la cama, y se excusó para poder ir al baño. Desapareció tras la puerta de ese gran baño, dejando a Minho solo, esperando. Miró el celular que había sido abandonado, la luz de mensaje nuevo parpadeaba constantemente. Taesung, al parecer no tenía descanso, sólo prefería ignorar las cosas. Lo sabía, el chico leía los mensajes, pero jamás salía corriendo ante ellos. Cogió el aparato, descubriendo que tenía contraseña. Miró la puerta del baño, ¿por qué Taesung tenía con contraseña su celular? Puedes saber mucho de las personas dependiendo de si tienen contraseña o no, incluso qué tipo de contraseña tienen. Activó la pantalla, descubriendo que era una clave numérica. ¿Debería intentarlo? Mordió su labio inferior, ingresando la primera opción que se le vino a la mente, el cumpleaños del hombre. No lo era. Suspiró, intentando con cualquier otra combinación, simplemente no cedía. El celular se bloqueó, invitándolo a que volviera a intentarlo después de dos minutos. Pero Minho ya no pensaba hacerlo; no era un hombre curioso, porque sabía que si le daba rienda suelta a su imaginación, podría llegar a lugares oscuros de los cuáles no quería saber.

Suspiró, mirando el protector de pantalla. Taesung tenía un paisaje lluvioso como imagen, algo que de cierto modo desentonaba con él. Lo observó detenidamente, a pesar de no ser propio del chico, esa imagen iba bien con el aparato que usaba para todo. Daba una pequeña calma tras todo el caos que Taesung trabajaba a diario. Sonrió, dejando que su vista descansara ahí. No pensó llevarse el susto de su vida en el instante en que el celular recibió una llamada. Minho soltó el artefacto, volviéndolo a tomar cuando procesó de qué se trataba. ¿Debía de responder? El identificador de llamadas decía el nombre de una chica, y no sabía si eso le agradaba o no. Terminó por decidirse, aceptó la llamada y se acercó al auricular.

-Jung, ¿dónde rayos...

-Disculpe, no es Taesung.- Minho trató de sonar normal mientras le respondía a la chica que había llamado.

-¿Quién es usted? y ¿por qué respondió el celular de Taesung?- La chica fu algo agresiva, sonaba molesta.

-Soy su novio...- Minho frunció el ceño.

-¿Qué? No, imposible...¿dónde está Taesung?- Se escuchó un jadeo ofendido.

-En el baño, se está vistiendo.- Minho omitió decir que se trataba de un cambio de su ropa del diario por su pijama, algo le estaba empujando a terminar de hacer molestar a aquella chica.

-...Ah...- Hubo demasiado silencio. -Yo, le llamaré luego.- Entonces colgó.

Minho miro, con el gesto fruncido, como la pantalla se apagaba tras terminar la llamada. ¿Quién era ella? Y ¿quién se creía que era para colgar la llamada de manera tan grosera? Sea quien fuera, se había molestado al escuchar que quien había respondido era el novio de Taesung. Sintió algo de temor anidarse en el fondo de su garganta. Taesung era muy llamativo, podría tener a un sinnúmero de personas interesadas en él. ¿Acaso ella era alguien así?

La puerta del baño se abrió, mostrando que Taesung llevaba, de nuevo, su pijama puesta. El muchacho dormía con una camisa raída y unos shorts largos. Parecía más que iba a hacer ejercicio, que dormir. Pero así se metía a la cama siempre, sin siquiera pensar en ir a correr usando esa ropa. Bostezó, cerrando los ojos en el acto. Cubrió su boca, y se estiró después. No pensaba hacer nada más en el día, con o sin Minho. Miró a su novio, Minho hacia un puchero molesto a su celular, y eso le llamó la atención.

-¿Qué sucede?- Preguntó, acercándose a la cama.

-Alguien te llamo; una chica.- Minho le miró, aun con su gesto enfadado. -El identificador decía <<Kang Seul Gi>>.

-Oh, era de la oficina.- Taesung rodó los ojos, tomando su celular de las manos del mayor. –Me quieren matar... ¿Te dijo algo?

-Pues, preguntó quién era, así que le dije que tu novio. Eso pareció molestarla, y colgó.- Fue sincero, no pensaba inventar una excusa. Además, tenía el derecho a llamarse el novio de Taesung ante cualquiera.

-¿Tú le dijiste...- Taesung rápidamente estalló en risas. –Oh genial, ahora tendré trabajo extra por estar desperdiciando mis días en "romances".- Exhaló. –Está bien, delegaré todo mi trabajo.

-Tae...- Aun así, había algo en la reacción de esa chica, que dejó una pequeña espina clavada en la mente de Minho. -¿A-alguna vez saliste con ella?

-¿Ah?- Y, aunque eso tomó por sorpresa a Taesung, no se inmutó. Torció los labios en una mueca pensativa que duró demasiados segundos. -...Sí, eso creo.

-¡Increíble! No eres capaz de recordar con quiénes saliste.- La manera en que Taesung respondió, provocó que Minho no se sintiera preocupado por la respuesta. Su chico le prestaba atención a muy pocas cosas reales, como para darse cuenta de quienes le rodeaban con intenciones de quedárselo.

-¡Es imposible saberlo! Pudo haber sido una cita, o una cita de trabajo, no lo sé. En ese entonces mi vida era muy confusa, había más cafeína en mi sistema, que sangre.- Se cruzó de brazos, frunciendo los labios.

-Amor, en tu cuerpo siempre hay más cafeína, que sangre.- Rio, jalándole para hacerle caer en su regazo. -Dime, ¿has salido con muchas mujeres?

-Algunas...- Taesung respondió, antes de entender la naturaleza de aquella pregunta. -¿Minho?

-¿Debería sentirme celoso?

-Para nada...- Sonrió. –Te lo he dicho, sólo me siento de esta manera contigo, no quiero que eso cambie.

Minho asintió, soltando varios besos en las mejillas de Taesung. Hasta hacerle reír. Taesung aún no llevaba sus lentes de contacto puestos, dándole una imagen a Minho que había extrañado por años.

-¡Cierto! Debo marcar el contacto de...- Taesung abrió su lista de contactos, buscando uno en específico. -la señorita Kwon.

-¿Otra chica? Tae, sospecho que sí quieres ponerme celoso.

Taesung rodó los ojos, sonriendo. Terminó de nombrar adecuadamente el contacto y giró la pantalla hacia Minho.

-Es bonita, ¿no?- Le había mostrado la foto que le tomó para identificarla.

-Sí, mucho.- Ahora fue Minho quien rodó los ojos. -Pero, Tae...

-Es hija del cliente al que visité. Está preocupada por su padre, así que me pidió que le avisará primero a ella, para que su padre no se estrese si no encuentro el libro.- Explicó. -Creo que eso ha sido muy amable. Ella me parece muy amable. ¿Nunca has sentido que quieres cuidar a alguien como si fuera tu hermana menor?- Preguntó, siendo serio. Y eso fue algo que Minho notó.

-Pues, a mi mejor amiga. Seohyun se hace la madura, pero no ha cambiado nada en veinte años.- Soltó una risa.

-¡Es cierto! No conozco a tu mejor amiga. ¡Minho! ¿Por qué no la he conocido?- Se quejó, frunciendo el entrecejo.

-Tontito, ella vive fuera del país.- Se burló, acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja de Taesung. -Pero cuando venga de visita, te aseguro que ella será la primera en proponerlo. Estoy seguro que te agradará, y se van a llevar bien.

-Eso espero.- Sonrió, acomodándose en el hombro de Minho.

-Ahora, ¿cómo estoy yo?- Minho tomó el celular de Taesung, aprovechando que estaba desbloqueado y en la lista de contactos.  Reviso la lista, sin hallarse. -Jung Tae Sung, no estoy ni en la c de Choi, ni en la m de Minho. ¿Tan siquiera me tienes agendado?

Taesung rio, tomando de regreso su celular y buscando en la lista.

-Estás en la s, amor.- Soltó algo burlón.

-¡En la s! ¿Por qué estoy en la s?- Soltó con sorpresa.

-Por <<señor Choi>>.- Rio, dándole un beso travieso.

-Creí que habíamos quedado en que el señor, antes de Choi, era algo prohibido.- Soltó con fastidio. -¿Por qué me haces esto?

-Llorón.- Se burló. -Así te puse originalmente, y luego olvidé cambiarlo. Me daba flojera hacerlo.

-Aigo, eres tan...

-Ya lo cambio, Minho. Deja de quejarte.- Volvió a burlarse, mientras abría el contacto y lo editaba. -¡Listo!

-¿Cómo me has nombrado?- Rodó los ojos, esperando cualquier respuesta.

-<<Min Min yeobo>>.- Rio, siendo descaradamente travieso.

-Yah, ¿me estás retando?- Minho frunció el gesto. –Está bien, sólo ten en cuenta que cada vez que te marque, así apareceré y tendrás que leerlo.- Le picó la mejilla.

-Ah, es cierto~. ¿Debería cambiarlo?

-Nop, así se queda.- Volvió a arrebatarle el celular. –Tendrás que pensar en mi como tu esposo, porque así lo dice el contacto.

-Lo voy a cambiar, dámelo.- Se quejó, tratando de alcanzar el celular que Minho había alzado rápidamente, evitando que lo cogiera. -¡Minho!

-Ah ah, así se queda.- Si no hubiese tenido su otra mano en la cintura del chico, seguramente le estaría reteniendo de cada vez estar más cerca de su objetivo. Pero por más que Taesung se retorciera, obviamente no lo alcanzaría. –Yo también te colocaré como mi lindo yeobo.

-¡Aish!- Taesung rodó los ojos, rindiéndose. Se cruzó de brazos y dejó de luchar. Minho no le iba a permitir cambiar eso. –De acuerdo, así se queda.

-Qué lindo yeobo tengo.- Minho se burló, riendo. –Anda, dame un beso.

Taesung volvió a rodar los ojos, suspirando. No se iba a dejar ganar después de todo. Se acercó lo suficiente, como para hacerle saber a Minho que sí le daría un beso, y rápidamente cambió de dirección, besándole en la mejilla. Tenía que vengarse de alguna manera.

-¡Yah!

-No me dijiste dónde, Minho ah~.- Soltó con un tono demasiado inocente, que sonaba falso.

-Mi error…- Jadeó, sin quejarse. -¿Me regalarías otro beso?

-De acuerdo.- Sonrió, pensando que una vez más lograría salirse con la suya.

No contaba con que Minho se giraría a tiempo para chocar sus labios con los contrarios, empujando con el dorso de su mano los lentes del menor hacia arriba para que no estorbaran, y menos esperaba escuchar ese ligero click que hizo la cámara de su celular. Se apartó con sorpresa, observando la sonrisa grosera de Minho. Él les había sacado una foto mientras se besaban. Parpadeó, aún sin entender qué estaba pasando, hasta que pudo ver que Minho colocaba la foto como foto de contacto. Volvió a colocarse sus gafas, haciendo una mueca.

-¡Minho!- Se apresuró a tomar el celular. Ahora, cada vez que Minho le llamara, esa foto iba a brincar enorme en la pantalla. –No, es demasiado.

-¿Cómo puede ser demasiado?- Rio. –A mí me gusta.

-Te gustan las cosas muy cursis.- Se quejó, mirando la foto. –Si la quito… ¿te molestas?

-Definitivamente lo haré.- Comentó tranquilo. No pensaba enojarse, pero le parecía divertido que Taesung, a pesar de que fuera su celular, le estuviera pidiendo permiso para deshacerse de esa foto.

-Ah~, sólo no me llames de cuatro a seis.- Torció los labios, guardando los cambios en el contacto.

-¿Por qué? ¿No quieres que vean esa foto?- Minho frunció los labios.

-No quiero que nadie te vea, Minho.

-¿Por qué?- Oh no, esa respuesta no le había gustado en lo absoluto. Sabía que Taesung no le había dicho abiertamente a su familia que tenía pareja, y que podía ser parte de eso.

-¿Qué pasará conmigo si alguien te ve y se enamora de ti? Minho, eres muy guapo, te van a querer robar de mi lado.- Se enfurruñó, quitando la vista de enfrente.

¿Así que había sido eso? Minho sonrió, reprimiendo una corta risa en su garganta. Taesung tenía muchas ideas volando dentro de su cabeza, pero siempre le recalcaba que lo consideraba un hombre guapo.

-No va a pasar, bebé.- Exhaló, tomándole del mentón para atraer su mirada. –No se van a enamorar de mí, por sólo verme en una foto.

-¡Sí pasará!- Lloriqueó.

-¿Por qué lo dices, amor?- Preguntó, con paciencia.

-Yo lo hice. Me bastó sólo verte, y después me diste de tu atención.- Jadeó. –Luego me llevaste a casa de tu madre, y te vi en esas viejas fotos… En ese momento pensé que eras el definitivo, te quería sólo para mí.- Lucía aún más enojado ahora. –Sé que si pasó conmigo, puede pasar con alguien más.

Minho evitó decir cualquier tontería. Taesung se escuchaba tan celoso de un hipotético, que parecía incluso absurdo. Sin embargo, no se lo parecía. Él mismo sentía celos de distintas situaciones que podrían jamás sucederé. Le regaló un beso en la frente, apretándole por la cintura.

-Te amo tanto, Tae.- Jadeó. –No importa si alguien se llega a fijar en mí, mis ojos sólo van en tu dirección.

-¿Cómo estoy seguro de eso?- Suspiró, recargando su cabeza en el hombro del alto. -¿Cómo saberlo?

-Te lo estoy diciendo, confía en mí por favor.

-Eso hago, Minho. Confío en ti.

 

-·+·-·+·-·-·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·+·-·+·--·

 

Taesung miró con algo de cansancio el reloj de pulsera que llevaba puesto. Viró a la izquierda, dejando que las luces del auto titilaran en esa dirección hasta haber terminado de dar vuelta al volante.  Se estacionó, bajando del auto rápidamente. Nada, en su casa, se veía fuera de lo común, así que no entendía el comportamiento extraño de su padre. Camino la entrada, hasta llegar a la puerta, y darse cuenta que como siempre, no estaba cerrada con llave. Pasó, dejando sus zapatos en el recibidor y dejando sus llaves en la mesa al lado del recibidor.

Sabía que su padre estaría en la sala, o en su defecto en el despacho. Miró la gran habitación que constituía como sala de estar, se encontraba vacía. Suspiró, dando largos pasos hasta llegar al despacho. Tocó la puerta y la abrió seguidamente. Su padre se encontraba ahí, leyendo un libro, tendido en uno de los sofás que se encontraban dispuestos a lo largo del despacho, frente al escritorio. Taesung se recargó en el marco de la puerta, haciéndole una mueca a su padre.

-Hola, cariño.- Taekwoon no bajó su libro, sin embargo era obvio que no estaba leyendo más. -¿Qué ocurre?

-Fui a la oficina, y me han dicho que no te has presentado en varios días.- Exhaló, preguntándose por qué su padre a veces actuaba tan infantil.

-No me ha dado la gana.- Se encogió de hombros, pasando página.

-Papá, por favor...- Rodó los ojos, cruzándose de brazos y entrando a la habitación. -¿Ahora cuál es tu reclamo?

-No es reclamo. Sólo estaba pensando, si mi heredero puede hacer lo que se le venga en gana, yo también. Al cabo, sólo me quedan un par de años antes de dejar el puesto.- Alzó un poco la vista, mirando por encima del libro.

-Papá, en serio...- Jadeó. -¿Desde cuándo te ha molestado mis viajes?

Taekwoon no respondió, pasando la página y volviendo a fijar su mirada en el libro. El movimiento de sus ojos indicaba que leía rápidamente, a penas sin prestar atención a las palabras. Taesung rodó los ojos, sentándose en el sofá que se encontraba frente al de su padre. Cruzó una pierna sobre la otra y se apoyó sobre su rodilla.

-¿Qué es lo que ocurre?- Preguntó, esperando que su padre hablara en vez de continuar con su rabieta.

-¿Por qué no me lo has contado?- Le miró, con esa imponente mirada que le había llevado a ser presidente de una trasnacional.

-¿De qué…- Taesung lo comprendió. –Papá, yo…

-¿Hasta cuándo pensabas no decirme que estás saliendo con alguien?

-Sí pensaba hacerlo, sólo que no se ha dado el momento.- Explicó.

-¿El momento para que me cuentes algo importante de tu vida? Hijo, solías contarme todo, o al menos lo necesario.- Torció los labios. –Tuve que enterarme por alguien más.- Jadeó. –No me molesta eso, sino que lo hayas escondido.

-Papá, sabes que no era mi intención hacerte de menos, pero debes de tomar en cuenta que…

-Ya sé lo que vas a decir.- Taekwoon le cortó. –A diferencia de lo que piensas, que todos piensan, sé que ya no eres un niño, cariño. Sé que vas a encontrar a alguien, y querrás casarte, formar una familia.- Fue severo. –No soy nadie para prohibírtelo, ni pretendo hacerlo. Si crees que te diré que no salgas con alguien, te equivocas. Por más que no me agrade tu pareja, es tu decisión.- Sermoneó. –Me molesta que ya no tengas la confianza de contarme estas cosas.

-Papá, lo siento.- Se disculpó, sabiendo que había lastimado a su padre. El hombre era su familia nuclear, tenía grandes motivos para sentirse ofendido.

-Al menos, me quedo tranquilo de saber que, si no lo has traído a casa, a presentarlo, es porque piensas que no es nada serio.- Sus palabras fueron terriblemente calculadoras, desplegando un punto de vista que Taesung no había tomado en cuenta, pero que podía estar ahí.

Se irguió sobre su lugar, meditando las palabras de su padre. ¿Por qué no había llevado a que Minho conociera a su familia? Se quedó sin palabras; simplemente no lo sabía. Respiró pesado, tratando de hallar una respuesta. Minho ya le había presentado ante su madre, incluso le había prometido que sería el último a quien le presentaría. ¿Por qué no podía hacer lo mismo?

-Sé, hijo, que tú sabrás quién es la persona correcta, en el momento indicado. No te forzaré a que traigas a nadie, si no quieres hacerlo.- Le sonrió. –Recuerda que te amo, ¿sí? Soy tu padre, siempre preferiré tu felicidad y bienestar, que mis ideales.

Taesung le miró, aún sin hablar. Necesitaba pensar, las palabras de su padre le había calado, y no por ser él. Sino que, eran ciertas, y no se había dado cuenta hasta ahora. 

Notas finales:

Sólo para aclarar, sí Jiyong es el padre biológico de Taemin, por lo tanto Yuri es su media hermana.

No, no volverán a salir en la historia. No es necesario para la historia, ni para el personaje que es Taesung/Taemin. Seré muy desconrazonada por hacer eso, pero así pasan las cosas (u.u) 

 

 

La inspiración sólo me llega entre 12 y 1 de la mañana, si sigo así, me volveré un búho nocturno para poder actualizar más seguido.

Me siento bien en volver :D Espero que esta vez sea ya por un tiempo fijo ^-^ 

¡Besos! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).