Chaerin miró severamente a Minho sin decir nada por largos minutos. Minho se veía más que abatido, pensando. Eso no hizo ningún efecto en la mujer. Minho realmente se había comportado como un idiota.
-¿Cuál es tu problema?- No gritó, aun así el tono de regaño en su voz se mantuvo. –Taesung vino buscando consuelo y le dices que no va a tener al bebé de regreso, ¿qué te pasa?
-Es un posible escenario, es la verdad.- Mascó entre dientes. –El bebé fue abandonado, él debió haberlo entregado a las autoridades ese mismo día, no tres meses después.
¡Tres meses! Chaerin abrió los ojos en sorpresa; no tenía idea de que su hijo había cuidado del niño por tanto tiempo. Ahora entendía el apego que Taesung parecía tenerle.
-A veces las cosas no se planean, ¿lo sabes?- Comentó molesta. –Él realmente necesitaba que le dijeras que las cosas iban a ir bien.
-¿Y si no es así? Si él no obtiene al niño, ¿entonces qué? Hubiera quedado como un monstruo por darle esperanzas, cuando obviamente no las había.- Gruñó, cruzándose de brazos.
-Eres un patán Choi Minho.- Chaerin espetó. –Pensé que te gustaba la felicidad de mi hijo, pero parece que has hecho todo para no obtenerla.
-¡Él no debió haber mantenido al bebé por tanto tiempo!- Minho gruñó. –Se quedó con el bebé, sabiendo que debía dar parte a las autoridades. Ni siquiera a mí me habló de él hasta hace poco.
-¡Por favor! Choi, mantener a un bebé es bastante demandante, dudo mucho que haya salido de su casa en estos tres meses que lo tuvo con él.- Rodó los ojos. –No es como si hubiera planeado encontrar un bebé, pero la situación se dio. Taesung fue quien lo encontró, y decidió cuidar de él. ¿No crees que estás siendo egoísta? Debiste apoyarlo.
-No.
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Taesung cuidadosamente estiró una mano para ingresar la contraseña del seguro de la puerta de su casa. Se balanceaba de un lado a otro, tratando de mantenerse en equilibrio con todo lo que cargaba encima. Marcó el sencillo número, escuchando como se desbloqueaba, empujando un poco con su hombro derecho hasta poder entrar. Su boca formó una o al ver a su familia esperándole a dentro. No pudo evitar sonreír al notar los listones y guirnaldas que colgaban de todos lados, o los globos pegados en cada superficie saliente.
-¿Es esto una fiesta de bienvenida?- Preguntó, aun cuando sabía la respuesta. Dejó su maleta y la pañalera que cargaba consigo en la mesita que tenía como recibidor. –Les tengo que informar que Yoogeun duerme, así que probablemente quieran esperar media hora a que despierte.- Sonrió, reacomodando su brazo izquierdo para sostener mejor al niño que dormía apoyado sobre su hombro.
-Déjame cargarlo.- Taekwoon se acercó, pidiendo que le pasaran al bebé. Una vez que Taesung lo colocó en sus brazos, Taekwoon se sentó en el sillón de la sala, arrullándole. -¿Cómo les fue?
Taesung suspiró, sentándose en el sofá que estaba de lado izquierdo a su padre.
-Estoy a prueba ahora.- Informó. –Por seis meses, para que el informe final esté listo y la adopción se cierre.- Se frotó la nuca, mirando hacia su hijo. –Por un momento pensé que no podría llegar tan lejos, y sin embargo…- Exhaló. –Gracias padrino, si su ayuda yo…
Hongbin interrumpió a Taesung con un simple gesto.
-No tienes que agradecer Sung ah, hubiera preferido ayudar más, pero sabes bien que no soy abogado familiar.
-Aun así, contactó a quien sabía que podría ayudarme.
-Eres familia, Sunggie, por supuesto que íbamos a ayudarte.- Su madre se sentó a su lado, tomándole de la mano cariñosamente. –Yoogeunnie es familia nuestra desde el día que llegó, no podíamos dejar que lo apartaran de nosotros.
-Gracias.- Suspiró una última vez. –Ahh, ¿dónde está Jaehwan?- Buscó a su alrededor. Su padre y sus padrinos se encontraban ahí, pero dudaba mucho que aparte del entusiasmo de Zinni, su padre y padrino hubiesen contribuido mucho a la decoración. Eso debía ser algo de Jaehwan.
-Tuvo que salir, pero volverá en cualquier momento.- Taekwoon respondió rápidamente, con su mirada aún pegada al bebé.
Taesung asintió, sonriendo al ver a su bebé. Pronto sería oficialmente su padre, y eso era lo que más quería.
Su celular sonó, así que se excusó para contestar la llamada. Sintió algo al ver que era Minho quien le llamaba, sólo que no pudo decidirse si era felicidad o anhelo lo que sentía. Se apartó de sus familiares, para poder hablar tranquilamente.
-Hola...- Soltó tímidamente.
-Tae...¿Cómo estás? ¿Cómo están las cosas?- La voz de Minho era algo ronca, y aún provocaba que la piel sintiera pequeños escalofríos.
-Oh Minho,- exhaló -acaban de concederme la custodia momentánea de Yoogeun.- Se recargó en el marco de la puerta de la cocina. -Estoy tan feliz Min, realmente soy feliz ahora.
-Por supuesto.- Minho exhaló. –Taesung ah…quisiera saber…Yo…¿Cuándo podré verte?
Taesung se mordió el labio inferior, terminando de entrar a la cocina, donde definitivamente el ruido no saldría de ahí. Se sentó en la isla que tenía, suspirando.
-Min, estoy a prueba. No creo poder ir al menos en dos meses, hasta que el trabajador social haga su primer visita.- Suspiró. –Quisiera…Quiero que las cosas se establezcan un poco acá con Yoogeun, y luego entonces podremos ir…- Guardó silencio, esperando por una respuesta que no llegó. –Minho, por favor…
-No.- El hombre mayor le cortó. –Es realmente una prioridad, puedo entenderlo. Supongo que sólo podré extrañarte hasta que nos volvamos a ver, ¿cierto?
-También te estaré extrañando, mucho.- Le aseguró.