Capítulo 1
Amigos
Sus suspiros se escuchaban una y otra vez en la calle, afortunadamente para él estaba solo, era ya de noche y tuvo que quedarse hasta tarde en su trabajo debido a que tenía que entregar los informes de mes. Llegó a su casa, en la entrada lo saludó como siempre su gato negro con ojos verde esmeralda como los suyos.
–Hola chimuelo, ¿cómo estuvo tu día? –el animalito le maulló con alegría e inmediatamente saltó a sus brazos–. Te extrañé amiguito.
En eso escuchó un ruido proveniente de arriba, probablemente de una recámara, giró sus ojos con desdén, ya sabía de quién se trataba. Bajó a chimuelo para colocarlo en el sofá, el gatito lo observó con tristeza como si no quisiera que viera lo que estaba ahí arriba.
Hipo subió a la planta alta y vio que las luces de su recámara estaban encendidas, entró y encontró algo que le destrozó bastante, en su cama destendida se encontraba una pareja, una chica rubia delgada junto a un muchacho delgado de cabellos blancos como la nieve y piel pálida, se trataba de su amigo Jack quien besaba con lujuria a la dama.
–¡¿Qué está pasando aquí?! –gritó Hipo colérico intentando ocultar su dolor.
La pareja dio un brinco asustados por aquel grito, Jack solamente sonrió.
–Hola Hipo, creí que ya no llegarías, te presento a… –
–¿Quién te crees que eres al traer a alguien a mi casa y estar con ella en mi cuarto? –Hipo abrió la puerta completamente–. ¡Largo!
–Tranquilo Hipo, no es nada grave, por favor déjanos solos por un momento –Jack se levantó de la cama demostrando que sólo traía sus pantalones puestos.
La chica estaba nerviosa y preocupada.
–Será mejor irme, lo, lo lamento –dijo mientras recogía sus coas para así irse.
La chica se fue de la casa, Jack se puso triste por aquello.
–¿Viste lo que ocasionaste? Estuve a punto de estar con ella y tú lo arruinas –se molestó.
–¡Cállate! –exclamó Hipo–. El hecho que seas mi amigo no te da derecho de meterte en mi casa como si fueras el dueño, te dejé hospedarte aquí en lo que encontrabas un nuevo hogar.
–Vaya, me estás diciendo que soy una molestia para ti, ¿verdad?
–Sólo lárgate –dijo Hipo esperando que Jack se fuera, se acercó a su propia cama para quitar las sábanas–. Será mejor que cambie mi cama.
Jack observó todo y sonrió.
–Será mejor que las dejes, ya mañana las cambia –se acercó a Hipo y se colocó detrás de él para susurrarle en su oído izquierdo–. Aún puede pasar lo que estaba buscando.
Hipo se sonrojó por aquello, le molestó sentir a su amigo cerca, más el saber que desde que conoció a Jack le gustaba sólo que no se atrevió a decir nada debido a que el peli blanco siempre estaba tras varias chicas y las presumía ante él.
–Déjame en paz, quiero descansar –se quejó Hipo.
Jack volteó a su amigo para tenerlo de frente, lo tomó de la cintura y sonrió al ver el sonrojo del oji verde. Le encantaba ver como Hipo se sonrojaba por mínimos toques (según él)
–Lo lamento, pero arruinaste mis planes así que yo arruinaré los tuyos –Jack acercó sus labios al cuello de Hipo para besarlo y saborearlo.
Hipo soltó un gemido que le agradó bastante al otro, ambos cayeron en la cama, Hipo estuvo a punto de golpear a Jack, le dolía estar en esa situación y lo peor, sabía que le estaba gustando, en eso sonó el celular del oji verde que se encontraba en la bolsa de su pantalón arruinando el momento; Jack se separó de él algo molesto, Hipo contestó el teléfono, se trataba de su jefe.
–Sí claro, no hay ningún problema, en un momento lo realizo –respondió.
Hipo salió de su alcoba.
–¿Qué ocurrió? –preguntó Jack.
–Mi jefe me pidió realizar las nóminas de esta semana cuanto antes –respondió mientras salía de la alcoba para prender su laptop que se encontraba en el comedor y así empezar a trabajar.
Chimuelo ya estaba dormido en el sofá, Jack observó a Hipo que laboraba y probablemente olvidó por completo lo que había ocurrido hace unos momentos.
–Nuevamente trabajarás hasta tarde –se molestó Jack mientras pasaba a la cocina.
–Tengo que terminar esto –respondió Hipo sin prestarle atención.
Jack preparó café y le sirvió una taza a su amigo acompañada con un pedazo de pastel de limón para merendar.
–No tardes tanto –fue lo único que le dijo para así dejarlo solo e ir a la otra alcoba a dormir.
Hipo observó la taza de café y la tristeza volvió en él, le dolía bastante saber que Jack sólo quería ser su amigo nada más.
A la mañana siguiente, Jack se levantó para poder ir a la universidad donde era maestro de varias materias, se bañó, se vistió usando una camisa azul cielo de manga larga y unos pantalones de mezclilla, se peinó y bajó para ver ahí a un Hipo dormido sobre la laptop y al lado una taza a medio beber y sin haber comido lo que le dejó la noche anterior, Jack se acercó a él, lo observó con ternura y a la vez con tristeza, le molestaba que su amigo fuera explotado de esa manera. Recorrió un poco la silla con el único fin de cargarlo y llevarlo a su cama cosa que fue destruida ya que el chico de cabello marrón despertó.
–¿Qué hora es? –preguntó mientras se tallaba sus ojos.
–Las nueve cuarenta –dijo Jack.
Hipo se asustó por aquello, se levantó rápido para ir a su cuarto cuanto antes, cambiarse de ropa y volver a la sala.
–¡Llegaré tarde! –exclamó asustado.
–Ey, te pasaste toda la noche trabajando, al menos deberías descansar –mencionó Jack preocupado.
–Olvídalo, hoy hay junta, debo estar presente y llegaré tarde –salió de la casa para dejar a Jack solo con chimuelo quien se veía preocupado.
–Lo sé, a mí también me preocupa –mencionó el peli blanco.
Jack llegó a la escuela para dar clases a distintos salones, ya al llegar al medio día podría al fin irse y planear los trabajos y exámenes parciales.
–¡Jack! –escuchó a lo lejos y observó una chica de cabello azabache y delgada.
–Hola Annie, ¿cómo te fue? –preguntó sonriente ya que esa maestra le interesaba.
–Muy bien gracias, escucha, me preguntaba si te gustaría ir a comer conmigo, conozco un excelente sitio –dijo la muchacha.
Jack accedió gustoso para ir a un restaurante de comida japonesa, ya de ahí salieron a un parque para así poder charlar más y conocerse mejor, Jack habló casi siempre de Hipo, de cómo la había conocido y varios detalles más.
–Vaya, sí que quieres mucho a tu amigo –sonrió la chica.
Jack no respondió ante eso.
–Disculpa, ¿te gustaría ir a mi casa? –preguntó Jack nervioso, la chica accedió, así que ahí se dirigieron.