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“De amo a esclavo…”
Dime cuervo ¿Recuerdas la última vez que caíste en el pecado de la lujuria?
Lo primero que vio al abrir los ojos fue la tenue luz que provenía de una vela. Se sobresaltó. Se suponía que debía estar muerto o en el estómago de cierto demonio, pero el lugar en donde estaba no se parecía en nada al estómago de un ser sobrenatural, en realidad era un lugar muy acogedor con una lúgubre decoración, con cierta dificultad se sentó en la cama donde estaba acostado topándose con la inquietante sorpresa de que solo una camisa cubría su cuerpo. Se revolvió con fuerza sus azulinos cabellos tratando de recordar lo que había pasado, pero solo recordaba a Sebastián que estaba a punto de devorar su alma…
Si ese era el caso entonces… ¿Por qué seguía vivo?...
En ese momento la puerta se abrió sacándolo abruptamente de sus pensamientos. Con un candelabro en manos un hombre de quizá 30 años apareció, su expresión seria resaltaba sus ojos grises y su cabello negro se confundía con la obscuridad. Para su sorpresa este hombre hizo una reverencia
-Joven Phantomhive, El Rey solicita su presencia- confundido trato de decir algo pero no le salían las palabras- Que torpe soy… Me llamo Damián y soy el fiel sirviente del Rey Raum…
-¿Raum?- ese nombre se le hacía familiar, terriblemente familiar
-Ya lo vera, Joven Phantomhive… ¿O prefiere Joven Ciel?- pregunto Damián interrumpiendo lo que iba a decir. Ciel solo se encogió de hombros
-Creo que Ciel estará bien- contesto en un murmullo, Damián no le daba muy buena espina- ¿Tu eres…?
-Soy un demonio, de muy bajo rango. Desde hace ya 10 milenios que sirvo a la familia Real- los ojos grises de Damián brillaron en escarlata, Ciel solo lo miro con cierta incredulidad- Bien Joven Ciel déjeme dejarlo presentable para el Rey- en un tronar de dedos la camisa que lo vestía ahora era remplazada por un fino traje completamente negro- Sígame por favor…- Damian hizo una reverencia para luego salir de la habitación, Ciel vacilo unos segundos pero luego con un suspiro de resignación se dispuso a seguir a Damián, pero cuando salió de la habitación quedo pasmado…
Una decoración completamente lúgubre lo recibió. Los enormes ventanales le permitieron ver el paisaje que lo dejo boquiabierto. Un mundo ardiente se presentó ante sus ojos y entonces lo supo… Estaba en el infierno…
Miles de preguntas se aglomeraron en su mente aturdiéndolo completamente, si estaba en el infierno entonces…
-Joven Ciel ¿Ocurre algo?- pregunto Damián, Ciel quiso decir algo pero no le salían las palabras- Si no es nada, continuemos que el Rey está impaciente- en silencio siguió a Damián mirando con recelo el lugar
-¡Damián!- ese grito femenino detuvo el andar de Damián y por consiguiente el de Ciel
-Maldición, justo ahora… Joven Ciel tendrá que ir solo, solo camine por este pasillo hasta topar con una enorme puerta- dijo rápidamente ante la mirada confusa de Ciel, Damián le dio el candelabro y luego se perdió entre los pasillos.
Pasaron varios minutos antes de que Ciel se animara a continuar. Esta situación era tan surreal que pensó por unos instantes que era un sueño, pero el calor que irradiaban las velas le indicaban que eran realidad. Tomando una gran bocanada de aire se decidió a continuar. Camino durante largos segundos, en donde pudo analizar un poco la situación, suspiro ya que no le encontraba lógica alguna. Se detuvo para mirar a un ventanal encontrándose con un negro cuervo que lo miraba fijamente, camino hacia la ventana pero el cuervo desapareció… ¿Había sido solo una alucinación? Decidió apresurar su paso y ya no detenerse más…
Por fin pudo ver la dichosa puerta, cuando estaba a punto de tocar esta se abrió. Cuando vio el interior confirmo sus más grandes sospechas.
En un trono enorme, al cual solo se podía acceder por medio de escaleras, se encontraba Sebastián su mayordomo, aunque en ese momento ya no tenía su vestimenta de mayordomo. Una túnica negra con detalles carmesí cubría el cuerpo de Sebastián y una corona completamente dorada adornaba su cabeza
-Bienvenido joven amo… Puede pasar- la manera arrogante en que Sebastián lo veía le indicaba que algo tenía planeado. Con recelo se adentró a la habitación subiendo las escaleras para llegar al trono en donde Sebastián estaba sentado, de reojo miro a los guardias, había dos en cada escalón y estaban armados con una espada. Cuando llego a donde estaba el trono sin pensarlo dos veces le planto una cachetada a Sebastián que solo sonreía con cierta burla
-espero que tengas una buena explicación- Ciel lo miro con total enojo, Sebastián solo frunció el ceño y trono los dedos. En menos de un parpadeo Ciel se encontraba en el suelo con varios guardias apuntándolo con la espada
-Ha Querido sí que tienes agallas- Sebastián se levantó del trono y se puso en cuclillas en frente de Ciel que solo lo fulminaba con la mirada, con cierta burla el demonio tomo las mejillas del chico y con brusquedad lo acerco a su rostro- Lastima que no te servirán de nada
-¿Por qué no devoraste mi alma?- pregunto Ciel tratando de librarse del agarre de los guardias
-Porque no es divertido solamente devorarla, voy a torturarla un rato por los malos momentos que me hizo pasar- Ciel sintió como un escalofrió recorría su cuerpo- Pueden soltarlo- y tras las palabras de Sebastián todo los guardias se retiraron, con dificultad Ciel se levantó del suelo- El problema querido es que aún no me decido la tortura- confeso Sebastián sentándose en el trono- ¿Quieres ayudarme a elegirla?
-Claro, hay que discutir con un té y galletitas mis posibles muertes- exclamo sarcásticamente Ciel, la sonrisa de Sebastián se hizo ligeramente más grande
-¡Que gracioso!- rio Sebastián con cierto sarcasmo- Pero si así lo quiere… ¡Damián!- de la nada apareció Damián con una charola de plata que contenía dos tazas de té y un plato repleto de galletas, Ciel arqueo una ceja- Sírvase joven amo… - Damián le ofreció una taza, Ciel la tomo con recelo sintiendo el aroma de su te favorito- Es Earl Grey su favorito joven amo- la sonrisa que en ese momento le dio Sebastián lo sorprendió ya que denotaba cierta melancolía, ante esto Sebastián carraspeo- ¿Tiene alguna idea?
-¿En serio esperas que yo discuta este tema contigo?- Ciel le dio un sorbo al te mirando al mayordomo con cierta acritud
- La verdad sería algo muy tonto de su parte- contesto Sebastián estirando su mano, de la nada un cuervo negro sobrevoló el lugar para posarse en la mano de Sebastián- ¿Qué opinas Crow?- le susurro al cuervo que solo ladeaba la cabeza, una sonrisa maliciosa cruzo su pico- Podría ponerte orejas y cola de gato ¿No te gusta la idea? Ciel-ante esta proposición solo pudo estremecerse
-Con gusto seria tu maldito gato personal, pero no me acostaría con escorias como tú- dijo Ciel mirando con burla a Sebastián que parecía ligeramente sorprendido
-No podía esperar menos de usted- dijo en un susurro- Pero ¿Escoria? ¡Querido por favor! Soy el Rey Infernal- exclamo jalando bruscamente a Ciel para sentarlo en su regazo, la taza de té se hizo pedazos haciendo un ruido que resonó en todo el lugar- Si realmente quieres conocer escorias con gusto te mandare al abismo, en menos de dos segundos suplicaras regresar- con su dedo índice delineo el ojo de Ciel, en donde la marca de su contrato aún estaba brillando en aquel tenue amatista- Pero yo no le cedería tal alma a las escorias que habitan ahí- beso con frialdad la blanca mejilla de Ciel que solo se apartó para limpiar su mejilla con asco
-¿Podrías torturarme y luego devorarme? Esto es aburrido- Exclamo Ciel cruzando los brazos sobre su pecho en una pose caprichosa
- Me gusta querido, si tanto quieres que te devore- los labios de Sebastián se posicionaron en el cuello de ciel haciéndolo estremecer- Te devorare de una manera en que te hará enloquecer- los ojos de Sebastián brillaron dejando que su lado demoniaco surgiera, sin pensarlo clavo sus dientes en aquel blanco cuello sacándole un jadeo a Ciel- Primero hay que empezar con una ligera entrada, que habrá el apetito para el plato fuerte- las manos de Sebastián se deshicieron en un parpadeo de las ropas que Ciel vestía dejándolo desnudo a su merced. Su mirada escarlata se paseó en ese blanco y puro cuerpo que el jovencito de no más de 15 años poseía- Aunque con solo verte me da un hambre voraz- Ciel solo cerro los ojos, sabía que no valía la pena resistirse- Tan pronto te rendiste querido… Es una pena, realmente esperaba un poco más de acción… Pero bueno, creo que debo darte una recompensa por ser buen chico- Tomo a Ciel en brazos y se dirigió a una puerta que estaba detrás del trono, esta se abrió de inmediato ante la cercanía de Sebastián cediéndole el paso a la lujosa habitación, donde en el centro había una enorme cama
-Apresúrate- ordeno Ciel mirando a Sebastián con cierta ansiedad
-Pero que amo tan impaciente acaso…- Sebastián se acercó más a Ciel para susurrarle al oído- Sera que usted también lo desea
-No digas tonterías- le grito Ciel para ocultar el sonrojo que de repente había cruzado sus mejillas
-Un buen aperitivo se disfruta lentamente- dejo a Ciel en la cama y de inmediato se posiciono encima de él, de inmediato volvió a atacar el cuello del chico que lamiendo y mordiendo dejando más marcas, Ciel solo suspiraba pesadamente. Sebastián continúo su recorrido deteniéndose en el pecho de Ciel lamiendo lentamente aquellos pequeños botones rosas que ante el contacto húmedo se pusieron erectos, Ciel trataba de no gemir pero las caricias que el demonio le proporcionaban eran placenteras- Vaya, vaya algo ya está comenzando a despertar- las manos de Sebastián apretujaron el miembro del chico sintiendo como se ponía erecto- Pero no es justo que usted solo se divierta- Sebastián empezó a quitarse la túnica que cubría su cuerpo, Ciel solo aparto la mirada pero no pudo evitar mirar de reojo el cuerpo de Sebastián, el cual era sumamente perfecto , no le faltaba ni le sobraba. Un calor abrazador empezó a carcomer su juvenil cuerpo- Sera mejor Joven amo que me guste el aperitivo que me dé- se quitó de encima del chico para tumbarse en la cama, con una mano guio a ciel a su parte baja que ya estaba algo despierta - Si lo hace prometo que el plato fuerte será placentero- Ciel se negó rotundamente a hacerlo - Muy bien, como el aperitivo fue decepcionante, el plato fuerte será un poco picante- Antes de que Ciel digiera algo Sebastián volvió a colocarse encima de él, tomo sus piernas llevándolas a sus hombros y sin aviso lo penetro
-¡Idiota! E-Eso d-duele- grito Ciel sintiendo como algunas lágrimas se escapaban de sus ojos- d-detente e-es una orden- dijo con cierto esfuerzo
- Lo siento querido pero el contrato ya no funciona así- Lamio con algo de malicia las lágrimas que se deslizaban lentamente por las pálidas mejillas del chico- Yo le dije que si me daba un buen aperitivo yo le daría un placentero plato fuerte pero como no fue así- con lentitud empezó a embestir a Ciel que sintió como el dolor se volvía una sensación placentera que lo hacía gemir suavemente- Pero que sorpresa, el joven amo es masoquista- Rio Sebastián recibiendo una mirada molesta de parte de Ciel- Si ese es el caso- las embestidas suaves se volvieron totalmente frenéticas, Ciel simplemente se quedó en blanco sintiendo un asfixiante placer, reaccionando un poco, escondió su rostro entre las almohadas para ahogar sus gemidos- Ahh joven amo, no me prive el placer de ver su rostro sucumbiendo a la lujuria- en un rápido movimiento Sebastián se sentó en la cama con Ciel sobre de él, puso sus manos a cada lado de la cintura para luego penetrarlo con más fuerza
-E-Espera- gimió Ciel sintiendo como estaba por llegar a su limite
-Tan pronto joven amo- gruño Sebastián al sentir el miembro húmedo de chico- Muy bien, entonces tratare de llegar con usted- rápidamente lo puso en cuatro penetrándolo salvajemente, Ciel gimió con fuerza sin poder evitarlo, aquello era realmente placentero. Sebastián noto que Ciel estaba a punto de culminar así que con cierta malicia dirigió una mano a la entrepierna del jovencito para acariciarla al compás de sus estocadas, Ciel solo grito por la acción
-Y-Ya c-casi- gimoteo Ciel sintiendo como una estocada toco un punto en su interior que le hizo alcanzar el orgasmo, Sebastián al sentir como el interior del joven se estrechaba fue inevitable para el correrse dentro soltando algunos gemidos. Ambos cayeron con la respiración agitada en la cama
-Joven Amo- Ciel miro a regañadientes a Sebastián quien le planto un beso con un extraño sabor dulce- Usted será mi esclavo sexual…- sentencio Sebastián con una maquiavélica sonrisa...