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¿RESFRIADO? por Ana Jaegerjaquez

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Notas del fanfic:

Les prometí a unas chicas en el grupo AkaFuriLovers~ que, en base a unas imagenes, escribíría un fanfic. Y aquí está. Los del Mes AkaFuri todavia no estan listos :p Los tendré pronto.

Los personajes no me pertenecen, si no a su creador Tadatishi Fujimaki... no más los tomo prestados -se los arrebató- tantinto para el Fic.

Notas del capitulo:

Pues creo que ninguna... Mejor si. Si tengo faltas de ortografía me avisan y que... Pos ya se me olvido lo demás XD

Cuando la Generación de los Milagros se reunía siempre lo hacían por un motivo, aunque no fuera el único: pasar tiempo juntos y jugar un poco. Después de la Copa de Invierno y del cambio de Akashi, las reuniones se volvieron algo habitual luego del cumpleaños de Kuroko. Para ello, la mayoría de las veces eran organizadas por Kise -con ayuda de Kuroko y el metiche de Kagami- y a veces por Akashi –obligando a Midorima a ayudarle junto a Takao-. En ellas, los más cercanos a la Generación siempre estaban presentes y, de vez en cuando, algunos miembros de sus equipos los acompañaban. Aunque los Reyes sin Corona si tenían que ir, pues fueron amenazados por Reo y la experiencia contada de Kotarou no dejó dudas, se unían a las reuniones.

 

La mayoría de las veces solo lo hacían para jugar, aunque lo hicieran en los torneos, estaba bien hacerlo sin nada de por medio más que divertirse. Los locos –por así decirlo- siempre eran Kagami, Aomine, Kise, Takao, Kotarou, Nebuya y Kiyoshi. Y siempre trataban de calmarlos los demás, aunque en el caso de Aomine y Kise Kasamatsu y Momoi tenían doble trabajo, cada vez que se unían era como tener a dos bombas juntas. Últimamente, la relación entre Kiyoshi y Hanamiya era mejor de lo esperado, pues el segundo había dejado de insultar –no tanto- al primero. Pero lo que más llamo la atención fue cuando vieron como Kagami cargaba a Kuroko y Aomine no dejaba de abrazar a Kise. Tenían que preguntar, y el mejor para eso, era el excapitán de los Milagros: Akashi Seijuurou.

 

   —        Kagami, Aomine ¿Nos explican qué está pasando? Recientemente los hemos visto demasiado apegados a Kise y Kuroko. ¿Podemos saber el por qué?— El primero en hablar fue Aomine.

   —        Mmm… Pues verás… ¿Cómo explicarlo? — Se rascó detrás de la cabeza, sopesando que decir. Las caras de Kise y Kuroko mostraban un poco de nerviosismo -más Kise que Kuroko- pero observaron a Aomine continuar, mientras apretaban la mano de cada uno.

   —        Sólo tienes que decirlo.

   —        ¡Ya lo sé! La cuestión es si ustedes lo aceptarán.

   —        ¿A qué te refie...? ah, ya veo. Entonces… ustedes dos— Señaló a Kuroko y Kagami. —Y ustedes dos…— fue el turno de Kise y Aomine. —Son…— dejó la frase sin completar, pues los demás habían captado la indirecta. Aunque no estaban tan sorprendidos, al parecer era algo esperado. Fue el turno de hablar de Kagami.

   —        Si, así es. Estoy con Kuroko y Aomine con Kise. Entendemos si les molesta o sienten aberración. Pues no es norm…— Fue interrumpido por Hanamiya. Los demás –a excepción de Akashi- se quedaron con cara de miedo, pues a saber que diría el Chico Malo. Seguramente algún insulto.

   —        No los estamos juzgando. Es más, me vale con quién salgan. Si no fuera así, desde el momento en que los vimos, se los hubiéramos dicho. Así que calmen sus dramas.

 

Todos sonrieron. Ese era el apoyo al estilo Hanamiya. Al parecer la relación que llevaba con Kiyoshi le había controlado su vocabulario, aunque no dejaba de ser un tanto rudo. Como Kagami y Aomine habían confesado que Kise y Kuroko eran sus parejas, los demás no se quisieron quedar atrás, ya que eran amigos, no querían más secretos entre ellos. Fue como se dividieron en equipos para jugar una partida. De todas maneras, fuera el equipo que perdiera, habían acordado jugar a la botella después, para confesar sus secretos más oscuros. Rieron por las ocurrencias de Kise. Ese chico siempre estaba feliz, y con Aomine a su lado, esa felicidad no se podía ocultar. De todos modos, no podía.

 

Mientras jugaban, algunos decidieron ir a comprar un poco de chatarra y bebidas para pasar la tarde viendo a los que jugaban y que se hidrataran para no morir de sed. Extrañamente Akashi fue con ellos. Aunque se sentían un poco incómodos, Kasamatsu, Himuro e Imayoshi le pidieron a Kuroko que le preguntara por que quiso venir.

   —        Solo quise hacerlo. ¿No puedo?

   —        Claro que sí, Akashi-kun. Pero es inusual de tu parte. — Los otros tres escuchaban con atención.

   —        Sabes que hay cosas que no me gustan y no quería que compraran algo para mí que me desagradará. Eso es todo.

 

Cuando llegaron, lo primero que hicieron fue dirigirse al área de las golosinas, pues Himuro necesitaba suministrar a Murasakibara. Después fueron al de las frituras, y se tardaron bastante ahí. No sabían cuales llevar, si las picantes, con sal, sabor limón, de queso o el nuevo sabor. Dejaron que Akashi decidiera y eligió llevar una de cada una, comprar una botella de salsa y algunos platos desechables. —“No pienso comer directo de la bolsa. Es mejor si nos servimos aparte.”— Tenía razón.

 

Antes de irse, Kuroko fue por unas toallas de papel, explicando que los jugadores estarían escurriendo sudor y no sería agradable. Aunque fueran hombres, el sudor es molesto, más cuando estás jugando. Asintieron a lo dicho por el peli-azul y fueron a las cajas. Para la poca molestia de Akashi, tuvieron que hacer fila, lo que ocasionó las risas discretas de los otros cuatro, pero a pesar de ello, Akashi se dio cuenta. Kasamatsu pensó que se armaría la grande y serían castigados por el Emperador. Pero aquel solo se quejó de que la gente no avanzara más rápido, lo que ocasiono más risas. No le quedó de otra más que unirse a ellas.

 

Por fin les tocó. Fue un poco desesperante, pues una señora pagó con la morralla que traía. El término fue usado por Kasamatsu, lo que ocasiono que Imayoshi empezara con una pequeña burla. Justo cuando pasaban las cosas, Akashi se percató de algo. O más bien, de alguien. Intentó recordar de quien se trataba… entonces lo recordó. La silueta era demasiado parecida a la del compañero de Kuroko, el que lo enfrentó en el último partido de la Copa. El chico al que Reo había apodado Chihuahua.

 

   —        Kuroko, ese que está allá es tu compañero, ¿verdad?

   —        ¿Compañero? ¿Dónde?

   —        Está allá, en la otra caja, ¿lo ves?

   —        Sí, creo que es Furihata-kun.

   —        Mmm.

   —        ¿Qué pasa Akashi-kun?

   —        Nada.

   —        Me sostienes esto, ¿Por favor? — Akashi tomó la bolsa de los platos.

   —        ¿A dónde vas?

   —        A decirle si se une a nosotros. — Akashi solo sonrío. A pesar de la cara estoica de Kuroko, era un gran amigo. Pues ya lo había comprobado.

 

Regresó con el castaño, que gustoso había aceptado ir con ellos. Al menos, el miedo de ver a Akashi otra vez había mermado con respecto a la primera ocasión. Esa vez sus manos sudaban y hasta se había caído, dando un espectáculo a todos. Se sintió tan avergonzado, sobre todo con el Emperador. Pero ahora, aquella persona le dirigía una mirada totalmente diferente, no era intimidante. Al contrario, era cálida y, por lo que podía apreciar, amable. Eso le hizo sentirse bien, más los otros no lo  notaron.

 

Cuando llegaron, todo estaba patas arriba, todos estaban sorprendidos, incluso Akashi, al ver a los demás gritando, jugando y riéndose como locos. Pues Kagami, Kise, Aomine y Midorima trataban de quitarles el balón a Nebuya y Murasakibara que, con pases demasiado altos, no les dejaban tocar la pelota. Kagami tenía un raspón en el brazo derecho y Takao se reía de ver al de lentes tratar de robar el balón, sin éxito. Parecían que estaban jugando al gato. Hanamiya y Kotarou se había sentado, con Kiyoshi en medio, pues el rubio se esmeraba en molestar al de cabello negro. Por lo que el Corazón de Hierro trataba de evitarlo, pero le costaba. El esfuerzo del Pikachu de Rakuzan dio sus frutos, pues el capitán de Kirisaki Dai’Ichi se había enojado y ahora lo perseguía como si fuera la muerte, mientras el rubio corría burlándose y haciendo que la ira del otro aumentará aún más, pues Kiyoshi solo se reía mientras era reclamado por los gritos de aquél. Reo era un caso aparte, se había tirado  en el piso cual borracho y sin más se había quedado dormido. Si no fuera por los rápidos reflejos de los dos que se perseguían, lo hubieran terminado pisando y la pelea se habría tornado –como pelea de gatos- más acalorada. Momoi, como toda chica –si es que se puede decir- estaba sentada bajo la palapa, jugando con el celular, ignorando todo el ajetreo de la cancha.

 

   —        Nos fuimos y esto es un caos. ¡Están locos!— A pesar de sus palabras, Kasamatsu no podía ocultar que se divertía con la situación.

   —        ¡Parecen niños!— Imayoshi estaba igual. — ¿Qué carajos les pasó?— Su risa no podía ser contenida.

   —        Akashi-kun…— Kuroko temía por todos los presentes. Pero para su sorpresa, no hizo nada. Al contrario, caminó con paso tranquilo hacía donde se encontraba Reo y lo despertó. El otro, se levantó como si hubiera visto al mismo Diablo y le pidió disculpas al peli-rojo. Akashi ignoró eso e hizo que lo siguiera.

   —        Kuroko, Akashi-san… ¿está bien? — Kuroko se giró hacia Furihata. Lo había olvidado por completo.

   —        ¿Eh? Ah… sí. No te preocupes, Furihata-kun, él está bien.

   —        ¡Qué bueno! Pensé que cambiaría al otro, el que daba mucho miedo.

   —        ¿Akashi-kun te da miedo?— La pregunta fue directa y un poco de vergüenza le invadió.

   —        ¡¿Ehh?! ¡No, claro que no! Es que… bueno…— Un gran sonrojo cubrió sus mejillas. Tanto que Kuroko se dio cuenta de la connotación de las palabras. Le habló de la manera más suave posible.

   —        Furihata-kun… A ti… ¿te gusta…?

   —        ¡NO! ¡No es cierto!—

 

El grito capto la atención de los demás, por lo que colocó su mano sobre la boca del peli-azul, la otra sobre su cuello y lo arrastro lejos de los demás. Lo llevo un poco lejos de ellos, cerca de unos árboles y matas de hierba, donde no podían ser vistos, lo soltó. Sin embargo, no se dieron cuenta que fueron sutilmente seguidos por alguien.

 

   —        ¿Furihata-kun?— Fue observado directamente. La mirada del castaño estaba un poco temerosa, pues las lágrimas casi inundaban sus ojos. Pero se mantenía firme para lo que quería decir.

   —        Kuroko, ¿puedes hacerme un favor y escuchar lo que tengo que decirte? No, quiero contártelo. — Su voz cambió a uno suplicante. —Pero no quiero que le digas a nadie, por favor.

   —        Está bien, Furihata-kun. Te prometo que no le diré a nadie.

   —        Muchas gracias, Kuroko.

   —        Para eso están los amigos. Pero antes quiero preguntare algo. ¿Puedo?— El contario le sonrió.

   —        ¿Te gusta Akashi-kun?— Se tensó. El nerviosismo controlaba su cuerpo. ¿Cómo responder a eso? No, más bien. ¿QUÉ responder a eso? Solo la verdad.

   —        Sí… así es… me gusta Akashi-san.

 

La cara de póker de Kuroko en muy pocas ocasiones cambiaba, pero esta era una de esas. Tenía demasiadas preguntas que necesitaban la respuesta ya. Pero primero quería saber por qué Furihata-kun se había enamorado de su excompañero. Dejaría que el nerviosismo del castaño bajara un poco. Después de todo, La Paciencia es una Virtud.

 

   —        Necesito calmarme un poco. — Su sonrisa demostraba todo. Aquella persona en las “sombras” también esperaba que Kouki se calmara. Quería escuchar todo.

   —        Cuéntame cuando te sientas preparado. — La risa del castaño no daba señal de ello. Se tomó la cabeza en señal de desesperación, pero fue más para despejarse. Se golpeó un poco las mejillas y volvió a Kuroko. La otra persona vio las reacciones del base de Seirin y, ahora que lo veía bien, se le hacían lindas.

 

   —        ¿Cómo explicar esto? Es que… ¡Ni siquiera me di cuenta! ¡En serio! Solo pasó y ya. Creo que fue cuando lo vi en la Copa, cuando fuimos, que tus compañeros y él te hablaron. Esa vez, te juro que me dio miedo, pero también vi algo en su mirada. Realmente no sé con exactitud que fue, pero cuando me di cuenta… ¡Bam! Ya me había enamorado de él. Eso fue como una patada en el hígado. ¿Quién se enamora de la persona que atacó a uno de sus amigos? Solamente yo. Y cada vez que lo veía cuando iban por ti, Kagami y Kiyoshi-senpai, mi corazón se aceleraba. Escuchar su voz es un canto para mí. Sé que esto se escucha muy cursi, y más viniendo de un hombre pero… es que no sé qué otras palabras usar. La verdad es que no sé qué pensar y… no se lo quería contar a nadie, pero… si no lo hacía, me sentiría peor.

 

Se recostó en el pasto. Se sentía mal. De repente, el almuerzo de la mañana hacía estragos en su estómago. Kuroko lo entendía, más bien el sentimiento. Pues había pasado casi lo mismo con Kagami-kun. Siempre sabía que decir, pero en esta ocasión, las palabras –más bien las frases- no se formaban en su cabeza.

 

La persona oculta también estaba en shock –aunque lo ocultaba bien-. No era la primera vez que una persona, fuera hombre o mujer, se le declaraba, pero si era la primera que había expresado su emociones y se sentía mal con ello. Aunque no haya sido directamente a su persona. La verdad es que no supo que sentir al respecto. Optó por irse, estar con los otros chicos. Después vería la manera para quedar con Kouki.

 

Kuroko solo pudo abrazar a Furihata, mientras este se aferraba a él. No decía nada, pero tampoco estaba calmado. Parecía que fue demasiado para el castaño. Mejor no decir nada al respecto, se quedaron unos pocos minutos así.

 

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Al ver que Akashi se acercaba, todos se habían sorprendido –a excepción de Takao y Midorima- pues se suponía que estaba junto a Reo. ¿En qué momento se había ido? ¿Y a dónde? ¿Ahora le robaba la técnica a Kuroko? Fue entonces que se percataron que el chico sombra tampoco estaba. ¿También se había perdido?

 

   —        Akashi. — Llamó Kagami. — ¿Viste a Kuroko? También vi a Furihata, y lo arrastraba. ¿A dónde fueron?

   —        No te preocupes, enseguida regresa.

   —        Mmm… bueno. Está con él, así que está bien. — Se notaba que Kagami confiaba mucho en Kuroko, y en sus compañeros. Pues no hizo movimiento alguno de ir a buscarlo.

 

No pasó mucho tiempo antes de ver a Kuroko y Furihata regresar. Kagami se les acercó.

 

   —        Kuroko, Furihata. ¿Qué pasó? ¿A dónde fueron?

   —        Kagami-kun, hablamos después. Está bien. — El tigre entendió y aceptó con un asentimiento de cabeza. Observó a Furihata y, aunque era un poco lento, captó que tenía que ver con él.

 

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                Tuvieron que volver a organizarse, pues todo era un remolino. Sobre todo porque Kise quería hacer equipo de manera que le convenía, pero Akashi menciono que era mejor de forma aleatoria. Así que Nebuya y Kotarou buscaron ramitas, se las entregaron al peli-rojo y con ayuda de Kasamatsu, Kuroko y Reo las cortaron y pintaron de azul y rojo. A saber de dónde sacaron la pintura (ni la autora lo sabe). Cuando estuvieron listas llamaron a los demás y cada uno tomo una. El equipo azul estaba formado por Akashi, Kuroko, Hanamiya, Reo y Nebuya; y sus reservas Kise, Midorima y Furihata. El último estaba contento, pues jugaría en el equipo de Akashi.

 

En el rojo estaban Kagami, Kasamatsu, Imayoshi, Aomine y Kiyoshi. Si el otro equipo era raro, este lo era aún más. También tenían reservas: Kotarou, Takao y Murasakibara. Momoi y Himuro decidieron ser la encargada de la puntuación y el árbitro. El juego dio inicio. El equipo de Akashi empezó sin él pues su estrategia la lideraba Midorima. Si el entraba primero lograrían tener una gran ventaja. Furihata fue el base. Sin embargo el equipo fue traicionado y le reclamaron a esa persona, que solo les mostró la lengua. En el lado contrario de la cancha las cosas no parecían muy bien que digamos, pues Murasakibara no quería jugar y Hanamiya (el traidor) no dejaba que Kiyoshi lo hiciera, por su pata… pierna. Takao quería salir y enfrentarse a Shin-chan, pero Kasamatsu lo regañaba diciendo que los mayores tenían prioridad. Los restantes Reyes solo reían. Cuando vieron que los otros ya estaban en la cancha, Kagami y Aomine arrastraron a los que pudieron; Takao, Kotarou y Kiyoshi –a pesar de la “maldición” del Chico Malo- fueron los desafortunados, por decirlo de alguna manera.

 

El juego termino entre gritos de parte de algunos, risas de otros y burlas de los demás. Al menos todos, sin excepción habían jugado y ahora estaban sudados. El puntaje 79-89 a favor de los azules, aun así la decisión no la cambiarían. Pero antes tenía que secarse, pues Momoi había mencionado que no pensaba estar entre tanto hombre perlado. En pocas palabras, apestaban. Fue una suerte que Kuroko comprará las toallitas, si no…

 

Sentados unos sobre otros, –al menos los que tenían pareja, y si no, pero se les notaba- la palapa era demasiado pequeña para tanta gente. Kise sugirió que buscaran un árbol y se sentaran bajo él. Todos estuvieron de acuerdo y se llevaron lo que antes habían comprado. Lo encontraron y la mayoría corrió para tener el mejor lugar. Los primeros en llegar fueron Kagami, Aomine, Murasakibara y, sorprendentemente, Akashi, quien fue el que ganó y se sentó frente al tronco y pudo recargarse, quedándose con el mejor. Los demás se resignaron y escogieron otros lugares.

 

De la izquierda de Akashi tomaron sus lugares: Momoi, Kuroko y Kagami, Aomine abrazó a Kise y este jalo a Kasamatsu, lo que provoco un poco los celos de la pantera, más Kise le dio un beso y se calmó. Luego Midorima arrastrado por Takao que tenías ganas de preguntarle muchas cosas al senpai de Kaijou. Imayoshi, Himuro y Murasakibara. Junto a ellos los Reyes sin Corona, Nebuya, Kotarou, Hanamiya… que mejor se pasó del otro lado y en medio quedó Kiyoshi. Los últimos en acomodarse fueron Reo y Furihata. El primero se iba a sentar junto a Akashi, quien le hizo señas con la mirada, entendiendo y cediéndole el lugar al Chihuahua, que primero se negaba. Pero la insistencia del tirador de Rakuzan le hizo aceptar. Akashi sonrió.

 

Abrieron las frituras y los dulces, sacaron las botellas de bebidas y las repartieron, los platos fueron abiertos y cada uno pasaba la bolsa para tomar uno. Las frituras pasaron por cada mano para que a todos les tocara. Entonces, la primera botella en ser vaciada fue la Murasakibara, que bebió su jugo tan rápido que Himuro ya no pudo pedirle que le diera un poco. —Lo siento Muro-chin, pero es que tenía mucha sed. — El mencionado le sonrió. —Está bien. Yo también tengo el mío. — Ignorando a los dos de Yosen, Kise se puso de pie. Todos le prestaron atención. Era el momento de jugar a Verdad o Reto.

 

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   —        Murasaki-cchi, préstame tu botella.

   —        ¿Por qué? Mi botella es bonita, así que no. — Hizo un puchero, pues la botella tenía forma de caramelo y le había gustado.

   —        Por favor Murasaki-cchi, es solo para el juego. Luego te la devuelvo. — Le suplico pero el de morado se negó. Kise hizo un puchero.

   —        Que malo Murasaki-cchi.

   —        Kise, atrápala. — Midorima le había lanzado su botella.

   —        ¡Gracias, Midorima-cchi! Bueno ahora sí empecemos con el juego. ¿Quién la quiere girar? — Hanamiya alzó la mano, lo miraron raro.

   —        ¿Qué? No es por que quiera ser el primero. Pero el modelito no ha explicado cómo se juega eso. — Se le quedaron viendo aún más raro, como si fuera un alíen, Akashi incluido. Le tuvo que preguntar.

   —        Hanamiya… ¿nunca has jugado Verdad o Reto?

   —        ¿Y tú me dirás que sí? — El peli-rojo mostro una sutil sonrisa.

   —        Pues sí, gracias a ellos. — Hizo un ademán, en señal de los demás de la Generación. Kotarou empezó a burlarse otra vez, por lo que el peli-negro le dio un golpe.

   —        Hana-chan no me pegues.

   —        Pues déjame en paz. Y deja de llamarme así.

   —        No te estoy haciendo nada.

   —        Me estas sacando de mis casillas. — Kiyoshi intervino.

   —        Ya, ya. Makoto, no es para tanto y tú… — Miro a Kotarou. — Ya déjalo en paz. Sabes como es y aun así… — Fue interrumpido por el rubio. — Está bien, está bien, ya no le hago nada… por ahora. — Empezó a reírse otra vez. Aomine le quitó la botella a su novio y empezó a explicar.

   —        Uno la gira y cuando esta pare, la parte de la tapa es la que le toca responder o hacer el reto, y la parte de atrás, preguntar o poner el reto. ¿Entendiste?— Miró a Hanamiya un poco cabreado, pues no le caía. Le fue devuelta con el mismo sentimiento.

   —        Si, gracias por la explicación… Negromine. — aunque lo digo por lo bajo, el mencionado lo pudo escuchar. Pero gracias a Kise, no pasó nada.

 

La botella seguía girando, pero mucho más lento. En el momento en que se paró señalaba a Takao en la parte posterior de la botella y a Reo frente a ella.

 

   —        Reo-san ¿qué quiere? ¿Verdad o Reto?— el chico se lo pensó un poco.

   —        Pues… verdad. Pregunta.

   —        ¿Te gusta alguien de tu equipo? ¿y quién es?— Midorima lo volteo hacia él.

   —        Takao, solo es una pregunta.

   —        Pero Shin-chan…

   —        Solo es una.

   —        Pero…— la mirada del peli-verde fue la advertencia. Los demás rieron.

   —        Está bien, solo una. — Acepto resignado. —¿Entonces? La primera pregunta. — Reo le contestó.

   —        Sí, si me gusta alguien de mi equipo. — se escuchó un “Uhhhhh” por parte de algunos.

   —        Bien, ¿ahora quien la gira? — Aomine la tomó y preguntó. Kuroko levantó la mano.

   —        Yo Aomine-kun, la giro. — le fue entregada, mientras los integrantes del circulo bebían y comían las frituras y los dulces. Al terminar de girar, la botella apuntaba de Kotarou a Kagami.

   —        ¡Me tocó el tigre de Seirin!— Se rio. — ¿Verdad o Reto? — El preguntado no dudó.

   —        Reto.

   —        ¿Qué será bueno? ¿Qué será bueno?... ¡Ah! Ya sé. Besa a tu novio. — Tanto a Kagami como a Kuroko se les fueron los colores a la cara. El resto empezó a reír otra vez, Aomine y Kise no dejaban de burlarse del peli-rojo.

   —        ¿No puedes verdad Kagami?

   —        A Kagami-cchi ya le dio vergüenza.

   —        ¡No es cierto! Es que… ¡Ah! Está bien. — Sin avisar, tomó a Kuroko del rostro y le dio el beso en los labios. Ni se dieron cuenta cuando tal cosa empezó a subir de tono. Empezaron los cuchicheos y otra vez, las burlas de algunos.

   —        ¡Búsquense un cuarto!

   —        ¡El tigre devora al conejo!

   —        ¡No coman enfrente de los pobres!

   —        ¡No quiero ver porno!

   —        ¡Tetsu-kun! ¡Kagamin!

   —        No puedo creerlo, el chico fantasma ya ni respira.

   —        Shin-chan, ¿por qué tú no me besas así?— Susurro quedito Takao, ocasionando el sonrojo de Midorima.

   —        Cá… Cállate, Takao.

   —        Muro-chin, tu hermano se come a Kuro-chin.

   —        ¡Shhhh!

   —        ¡Bbbrrrr!

   —        ¡Qué asco! ¡Si vas a hacerlo voltea hacia otro lado, Gorila!

   —        Gracias por el halago.

   —        ¡Ese no fue un cumplido!

 

Ni modos, tuvo que separarse. Se miraron a los ojos y empezaron a reír. El más alto de manera ruidosa y el pequeño, una risa un poco tranquila.

 

   —        ¿A quién  le va?— preguntó Takao.

   —        ¿Me la prestas? Ahora yo. — dijo el emperador. El base de Shutoku se la dio, la puso en el suelo y la giró.  Apuntaba de Imayoshi a él.

   —        A eso le llamo mala suerte, Aka-chin. Mira que tú   girarla y que a ti te toque. — Murasakibara comía una paleta.

   —        Entonces Imayoshi, pregunta.

   —        Bueno, ¿verdad o reto?

   —        Reto. — Es el Emperador, después de todo.

   —        Si la persona que te gusta está aquí, dale un abrazo.

Las miradas se clavaron en Akashi. Reo lo miraba ansioso, pero no pasó nada. Como no se levantaba pensaron que aquella persona no estaba entre ellos, pero grande fue su sorpresa –menos Kuroko- cuando vieron que se acercaba al compañero a su lado, el miembro de Seirin que se les unió más después: Furihata.

   —        ¡¿QUÉ?! 

Notas finales:

Ya me acordé que era lo que me faltaba... Espero con ansías sus reviews XD XD 


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