#12
SOBRENATURAL
Existía algo que Saga no sabía de si mismo, pero que Aioria había descubierto en una de las ocasiones de sus arcos de tiempo anteriores, se sentía malvado por hacerlo cada vez que se presentaba la ocasión, pero no aguantaba perder una oportunidad como esa a pesar de que él mismo se aburriera de tantas veces de haberla visto. No obstante si había algo que no era para nada aburrido y eso era ver el temeroso y atento rostro de Saga frente a la pantalla gigante.
Saga ingresaba junto al castaño a la obscura sala. Había elegidos apropósito los asientos en donde se podía apreciar mejor la película, no le dijo en ningún momento que tipo de película irían a ver, llegaron a la última función porque Aioria ya sabía que era la hora menos concurrida en del cine.
La película era una la cual Aioria había visto un sin fin de veces, era obscura, terrorífica, combinaba lo sobrenatural con el exceso de sangre y matanza, para él ya todo en aquel filme era aburrido, conocía de memoria las escenas, diálogos y los minutos en que la sangre y la tensión se acercaba y era el momento cuando él sólo se concentraba en darle su mano y su hombro al gemelo para que se acercara a su cuerpo. Aioria era cruel, vil y hasta un tanto sádico, pero ya había dejado de preguntarse porqué sentía aquella necesidad de ser el soporte de Saga, su vida, su compañero, amigo y amante, era sólo una necesidad constante, era la forma en que Aioria demostraba que no quería dejar al dorado por ningún motivo.
Con cada grito, con cada aparición del ser sobrenatural el gemelo apretaba más su mano, y en su cara se forma una mueca de miedo, muchas veces su veía su mandíbula temblar pero a pesar de todo Aioria no entendía como el caballero de géminis no podía dejar de prestar atención a la pantalla, el león entendió que a Saga le gustaban aquel tipo de películas, que le causaban miedo, que temblaba al verlas pero quedaba fascinado he hipnotizado por cada escena.
Al regreso Saga lucía feliz, había descubierto algo nuevo de él que no conocía y todo gracias al castaño. Las calles estaban desoladas, sólo los faroles iluminaban la avenida principal, el frío y el silencio de la noche les daba la oportunidad de caminar tan cerca como ellos quisieran, tomando sus manos para transmitir calor al otro, besos fugases, caricias espontáneas, era la parte que más disfrutaba el caballero de leo tras la película y una de las más que odiaba, el viento soplaba fuerte, las hojas teñidas en color café, amarillo, rojo y naranjo caían desde los árboles, era mediados de otoño, estaba a una estación de aquel cruel destino e incluso ya podía sentir las manos de Cronos apoderándose de la vida de Saga.
#11
POSTRE
— ¿Cómo está? ¿Te gustó? —descansaba sus codos sobre la mesa del comedor observando atento el rostro imperturbable de Saga, estaba demasiado concentrado en un simple bocado, analizando su sabor, degustándolo apropiadamente y paseándolo por su boca identificando que sabor era el que más resaltaba y si estaba en las proporciones adecuadas. Era difícil hacer que a Saga le gustara un postre, no porque odiara las cosas dulces si no que le gustaban demasiado, por lo que era extremadamente exigente con todo dulce que se echaba a la boca.
— Está delicioso ¿Dónde lo compraste? —la seria cara del gemelo se transformó en un abrir y cerrar de ojos cuando su decisión ya había sido tomada, su rostro mostraba una alegre sonrisa la cual estaba manchada por un poco de chocolate en su labio inferior, Aioria no podía dejar que el gemelo estuviera sucio así que decidió limpiarlo de la mejor manera que conocía; llevó su pulgar hasta la zona que se encontraba manchada y lo quitó suavemente para luego probar el chocolate que a su parecer sabía mejor luego de haber pasado por los labios del geminiano.
—Es un secreto, no te lo puedo decir— chasqueó la lengua y se cruzó de brazos frente a la negativa, Saga conocía cuando el castaño jugaba con él y ese era uno de esos momentos, pero no podía mantenerse sereno frente a la actitud del otro, ahora deseaba conocer aun más el lugar de donde provenía aquel pastel de tiramisú que tanto le había agradado, no, agradar era una palabra demasiado simple para describir lo que había sentido al primer bocado, sus papilas gustativas parecían bailar al sentir el dulzor de aquel postre, se atrevía incluso a decir que ese pedazo de pastel estaba hecho exclusivamente para él, con lo que a él le gustaba, el nivel de dulzor perfecto y una decoración hermosa.
— Prometo hacer lo que me digas por el día de hoy a cambio de saber su procedencia —el geminiano jugaba con fuego, sabía que podría traer consigo aquella frase pero estaba dispuesto a todo por conocer la respuesta a pesar de que después se arrepienta. Se asustó al observar la sonrisa maliciosa del león, su mano fue alcanzada por la otra y guiada por el castaño hasta la cocina de la quinta casa.
Ahí se encontraba la respuesta.
—Lo hice yo especialmente para ti —besó la mejilla del gemelo que lo miraba incrédulo, Aioria no lo culpaba por sospechar, era algo que no tenía como saber, ¿Cómo Saga podría saber que él sabía preparar todos y cada uno de sus postres favoritos a la perfección? ¿Cómo podría saber que debido a que con cada regreso conoció su obsesión con los dulces y además pulió su técnica hasta casi la perfección sólo para sorprenderlo?, era imposible que Saga pudiera saber algo como aquello, era otra mentirilla que Saga jamás sabría pero que probablemente una de las mentiras que más disfrutaba.