#25
FRACASO
Un fracaso, un horrendo y total fracaso, así se sentía cuando lograba darse cuenta que un ciclo se volvía a repetir, cuando sus memorias del pasado eran restauradas al sólo conocer, al sólo ver a Saga y era horrible aquella sensación, ser un niño con los pensamientos y recuerdos de un hombre adulto no era la mejor mezcla.
—Nos vemos, Aioria— ese no era el Saga que él conocía, más bien si lo era, era el mismo pero no era aquel Saga mayor que sólo tenía ojos para él. El castaño observó al joven gemelo con su ceño fruncido sin las ganas de verlo partir, recordó que era aquella época en donde su hermano y Saga comenzaban a conocerse más a “fondo” y con sólo pensarlo se le revolvía el estomago.
Probablemente era una de las peores cosas que tenía que vivir luego de volver a la vida, no, era no era la peor de las cosas, la peor de todas era ver a Saga morir en manos de Cronos. Era egoísta lo sabía y por eso arruinaba todas y cada una de las oportunidades de su hermano así lo había hecho antes y lo segaría haciendo.
Aioria tenía otra lucha pero esta era en su interior, una pelea de autocontrol por no permitirle a sus bajos instintos lanzarse sobre el joven cuerpo que Saga le mostraba y aunque quisiera con su estado actual no era mucho lo que él podía hacer porque en esos tiempos ellos apenas cruzaban un par de palabras, para Saga él era sólo el hermano menor de Aioros y nada más.
—Adiós. — no podía fingir estar bien para ese Saga porque realmente no lo estaba, estaba enojado, molesto y muy celoso. Saga se acercó a él a pesar de la agria despedida para despedirse con un estrechón de manos, pero Aioria no podía soportar aquel tacto tan lejano y tan distante, se puso a llorar, su mente podría ser de un adulto pero era un niño aun, un niño que no sabía como controlar la frustración.
Saga lo miró extrañado sin saber que hacer, no era bueno para tratar con niños y tampoco pretendía ser bueno para ello, pero lo único que pudo hacer fue envolver a ese niño de cabellos castaños entre sus brazos como si supiera que él rogaba por aquello.
#21
CONTROL
— Es mi templo, yo decido— estaba en lo cierto era su templo y por derecho él era quien tenía la última palabra, aunque realmente poco le importaba ese derecho. Su motivación era molestar al otro, ver los cambios de humor que se producían en su rostro, cómo de una simple jugarreta el otro chico se lo tomaba todo enserio y todo su rostro se transformaba en una gran mueca de desagrado, el ponía de su parte con aquel teatro le gustaba actuar para él, actuar para divertirse todo con el fin de lograr exprimir hasta la última emoción de Saga.
—No me interesa, soy tu invitado, yo tengo la prioridad— estaban sentados en el sofá de la casa de Leo, Saga estaba de brazos cruzado y con su mandíbula apretada, intuía que el otro sólo estaba jugando con él y que como siempre se estaba dejando llevar en una estúpida pelea por algo tan simple como un control remoto. Sabía que Aioria ponía programas aburridos o que él odiaba apropósito, sólo para provocarlo y hacerlo enrabiar, lo que más le molestaba de todo el asunto es que siempre caía en ello.
El gemelo estaba frustrado el era un géminis, él no era manipulado, él era el que manipulaba a las personas pero el castaño lograba darlo vuelta en sólo segundos. Descubrió con el tiempo porqué no funcionaba su manipulación en el otro, Saga manipulaba en torno a los sentimientos, a sus emociones, a hacerse la victima pero el problema era que Aioria lo aceptaba como aquella victima, lo aceptaba como el eterno mártir y peor aun, lo criticaba por ello.
—Si lo quieres ven por él. —era un reto y a Saga le encantaban los retos, era lo oportunidad perfecta de demostrar que no podía perder frente al otro, Aioria en un movimiento rápido escondió el control detrás de su espalda no previendo lo que su decisión desencadenaría.
Saga se lanzó sobre él, abrazando el cuerpo de Aioria con el fin de “conseguir el dichoso control”, el olor del de cabellos añiles los embargaba y lo llenaba Era esa época en que se comenzaban a conocer, le encantaban esos momentos de tener a Saga tan cerca de él de volver a sentir esa necesidad de su cercanía, de las manos de saga y la piel de Saga, necesidad que llevaba guardando desde que supo que era un nuevo ciclo.
Saga luchaba en conseguir el objeto mientras se removía contra él, inconsciente de los pensamientos lujuriosos que tenía Aioria en ese momento, ajeno al mundo que el castaño creaba en ese momento en su mente, Aioria comenzaba a perder el control, ambos controles, dejándose llevar a centímetros de los labios de Saga.
El objeto fue conseguido por el gemelo quien en un rápido movimiento se apartó para poder celebrar su victoria, Aioria suspiró pesado y frustrado mientras el gemelo le sonría victorioso al cambiar el canal de televisión.