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Hasta los Dioses lloran por Akasuna No Luna

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Notas del capitulo:

Lamento, enserio, lamento demasiado la espera Uu... Apenas el viernes pude tener internet y debía atender unas cosillas escolares pero ya la tenía bastante avanzado, apenas hoy alcancé a terminarla para poder traerles el tercer capítulo.

 

Un saludito ahora a Schehe (Si, ya existe la dichosa cuenta xD), espero que le guste al igual que a ustedes

Capítulo 3: Una explicación que lleva a la nada.

 

Soberano es aquel que decide sobre el estado de emergencia.

Carl Schmitt

 

En el capítulo anterior:

 

-¡Hambre!- Gritaron las dos chicas mientras una se agarraba el estómago por el dolor del hambre, la otra simplemente ya no sentía los brazos. Y por si preguntan, si, las armas volvieron a sus formas anteriores al ser soltadas, siendo Sasori quién agarró el paraguas que tenía un diseño japonés aunque tenía cierto aire inglés por el la formación del mango mientras que Itachi agarró el mango, observándolo.

 

-… ¿Cómo habrán hecho eso?- Se preguntó el pelirrojo aun observando el paraguas, abriéndolo para revisarlo mejor-…Es un paraguas común y corriente, esto no tiene sentido.

 

-Menos tendrá sentido si no callamos a ese par de mocosas Danna, uhn- Respondió empezando a hartarse por los lamentos de las chicas quienes morían de hambre; por ende, tuvieron que cargar literalmente a las dos féminas para llevarlas a la cocina y que ahí comieran o más bien…

 

Actual:

 

-¡Hey, dame eso!- Exclamó la azabache quién le arrebató el baguett a su amiga para poder comerla con aquél tazón de ramen que tenía en frente, siendo su platillo número 10 al igual que la castaña. Prácticamente tragaban lo que tuvieran en frente; felices de poder ingerir comida para sorpresa de todos los akatsukis quienes veían como los montones de platos empezaban a acumularse sobre la mesa a medida que las dos terminaban cada plato, comenzaban con el resto hasta que para así terminarse absolutamente toda la comida de un año para encabronamiento de los demás.

 

 

-¿¡Cómo mi***as se les ocurre acabarse absolutamente toda la comida!?- Gritaron casi todos los Akatsukis para las caras satisfechas e indiferentes de las dos féminas quienes se acariciaron sus abdómenes inchados por comer bastante.

 

Al momento de recibir dicho regaño, la ojicafés observaron a todos con evidente desinterés, seguido de la ojinegra; exceptuando de qué ella dedicó una tierna sonrisa burlona falsa, pero muy convincente pues solo hizo que el encabronamiento anterior aumentara junto con los gritos atrajeran la atención de los últimos Akatsukis en hacer acto de presencia, para curiosidad de las dos féminas.

 

-¿Huh? Parece que llega el Dios mortal…- Susurró bajo Schehe quién recibió el asentimiento de Luna aun sin moverse.

 

Quizás sea por alucinación o porque los demás tuvieron oídos biónicos (Si claro, ni siquiera son robots) Pues guardaron silencio, solo para escuchar aquél eco, aquellos pasos pesados, seguido de unos más delicados que, por cosa de lógica e intuición, eran los pasos de una chica, solo esos ecos que adornaban el silencio quebrándolo por la estructura, dejaron de resonar al momento de detenerse súbitamente en la cocina.

 

*Hum…Juzgando por sus… Gestos de sorpresa y evidente temor…Debo suponer que ellos tienen un rango especial en esta organización…Aunque tengo entendido que solo existe un solo líder... Habrá que responder con cautela* -… ¿Huh? Oh, no sabía que vivían más personas además de estos gilipollas~- Respondió con una fingida sonrisa inocente aquella fémina quién se tuvo que girar para poder observar a los recién llegados quienes también observaron con sorpresa aquellos platos sucios y todas las alacenas vacías.

 

-¿¡Cómo nos llamaste mocosa de cuarta!?- Gritaron de nuevo el resto de Akatsukis quienes habían visto cómo se devoraban la comida -¡Ustedes no tienen el maldito derecho de haberse tragado toda nuestra comida!

 

-… ¿Qué ellas qué?- Preguntó aquél pelinaranja quién ya había fruncido el ceño al igual que su acompañante fémina. En respuesta, las dos solo encogieron los hombros y se levantaron para llevar todos los platos al fregadero. Dado a su metabolismo acelerado por el calentamiento inicial, sus barriguitas se aplanaron lo suficiente para no parecer embarazadas. Ambas se miraron unos segundos antes de la azabache se carcajeara divertida.

 

-Schehe, algún día tendré la razón maldita sea- Dijo y buscó el jabón junto con una esponja y en el mismo fregadero comenzó a lavar todos los platos para sorpresa de todos quienes, estaban confundidos a más no poder por aquella personalidad tan… Tan… Tan cambiante. La mencionada solo río falsamente, escuchándose la falsedad en esa voz muerta y le ayudó a secar los platos.

 

 

Más de 150 platos después… (Venga, es una maldita lata poner cómo lavaban plato por plato)

 

Cada plato, cada cubierto, palillos, tazones, sartenes y cacerolas fueron perfectamente limpiadas y los que no se pudieron limpiar, se les dejó con agua enjabonada con bicarbonato para ser lavadas al día siguiente. Cada varón desvió la mirada shockeada hacia la única fémina del lugar pues, eran dos chicas, una menor de edad que la otra y aun así hacían un trabajo mucho mejor. La chica de cabello azul simplemente los ignoró.

 

-Bien…Esto fue en agradecimiento por cocinarnos la comida aunque… Lamentamos habernos acabado todo- Respondió Luna al cabo de unos segundos de silencio, soltando una falsa risa de pena que solo hizo que el pelinaranja entrecerrara la mirada.

 

-…Ustedes son civiles por sus vestimentas…Según yo, juzgando por la grieta de la pared y a Hidan herido de gravedad… A menos que hubieran sido todos estos inútiles- Cada quien reaccionó diferente ante el término “Inútil” -…Dudo demasiado que hayan causado un desastre menor al que alguien con gran poder pudiera hacer…

 

-…Si me permite; Pain- Dijo al fin el marionetista para diversión de Luna, quién le miró de reojo -...Una de las chicas había usado esto para pelear- Dijo y mostró el paraguas japonés, sonriendo falsamente.

 

-… ¿Un paraguas?...- Preguntó la fémina cuando vio aquél artículo de uso normal -…¿Están diciendo que una de las mocosas… usó un simple paraguas para dañar a Hidan?

 

-¡No es un simple paraguas, uhn!- Exclamó el artista efímero señalando acusadoramente a las chicas - Esta mocosa mutó ese paraguas en una espada y luego en un arco para disparar flechas de cha…-Interrumpido por el ataque de un sartén directo en su cabeza- ¡Gaagh!

 

-En primera, tengo nombre y es Luna; en segunda: Ese paraguas es especial- Dijo señalando su paraguas una vez que recobró la postura- Sin embargo…- Cortó, mordiéndose la lengua para no develar su estatus real, pues fue una promesa que hizo - No todas las personas pueden usarlo; Scheherazade es una de ellas… Solo yo puedo usarlo y no hago ninguna mutación; uso un juego de sellos para convertirla en una espada y en mi arco.

 

Esta última, miró a Luna y cerró sus orbes, sintiéndose tranquila al ver que aún lo recordaba.

 

*…Me alegra que…Aun lo recuerdes…Luna…*

 

-Ya veo…- Respondió suavemente el pelinaranja, aun observando el paraguas, sujetándolo del mango e intentando adivinar cómo lo hacía- …Sin embargo; no las excusa para no hacerse responsables del daño ocasionado… Dejaron inutilizado a Hidan con el ataque ridículamente poderoso que usaron… Y dañaron la estructura… así que deberán pagarlo de algún modo...- Dicho eso, no le agradó a la castaña quién miró fulminante al adicto a las varillas a modo de pircings.

 

Ella iba a reclamar, sin embargo, fue retenida por su amiga, quién alzó un brazo para impedirle que dijera siquiera algo.

 

-…Ok, hagamos esto: Nos uniremos a ustedes a cambio de reparar lo que hicimos… Si quiere, una de las dos tomará lo que sea que iba a hacer el mencionado que dejamos ridículamente lastimado. Eso significa que nos ofreceremos voluntariamente a prepararles las comidas, a reparar la estructura y curar a su amigo- Dijo Luna para sorpresa de su amiga quién le tuvo que tomar con fuerza la muñeca y obligarla a que volteara a verla. -¿Qué? Schehe... Sé que te cuesta pero… Tenemos que hacerlo, además; es lo justo a comparación de… Bueno… Tú sabes… -Susurró dulcemente a su amiga, acercando su diestra que aún seguía libre a la mejilla del cual, acarició; en respuesta, solo entrecerró la mirada antes de recibir un suspiro en respuesta.

 

-…Esta bien- Respondió rendida antes de mirar al resto quienes les miraron curiosos y de paso, soltarle la muñeca con la misma brusquedad. Su amiga por su parte, se acarició un poco la muñeca rojiza por el agarre discretamente; sin embargo, no lo suficiente pues el compañero del Uchiha lo había notado-…Lo que dijo Luna, estoy de acuerdo… Aunque pediré que ese idiota con cara de niño bonito ni se acerque a mi amiga porque no me voy a contener…

 

-Me parece justo- Responde Pain, quién miró a Itachi y Sasori -Ustedes dos: Entreguen dos túnicas a talla de las chicas para que vayan con Kakuzu a completar la misión.- Comentó y luego miró a las dos chicas del cual, solo Luna tenía la mirada puesta en el pelirrojo- …¿Sucede algo?

 

-¿Eh?- Miró al menor algo sorprendida cuando notó que le había cachado en su mirada -Bueno…Es solo una suposición pero… Quisiera preguntar algo al de lindo cabello rojo~- Dijo con una tierna sonrisa para leve sorpresa del marionetista quién al instante recibió el codazo complice del rubio; acto seguido, posó su mirada café oscuro en él, aun manteniendo su sonrisa, sin embargo, la había suavizado -¿Cuánto Mides?- Si, pregunta rara, que extrañó a todos.

 

-…¿Y para qué quieres saberlo? Mido 1.64…- Frunció un poco el ceño al respecto a esa pregunta.

 

-¿Nos prestas dos de tus túnicas?- Volvió a preguntar a modo de respuesta, alzando el íncide- Verás…- cerró sus orbes momentáneamente, ladeando la cabeza- Las dos somos un centímetro más pequeñas que usted; sin embargo, a diferencia de lo que nuestras facciones indican; yo tengo 20 años, mi amiga también tiene 20 años y yo soy la mayor de las dos por unos cuantos meses

 

-¿¡Qué qué!?- Gritaron casi todos al mismo tiempo a excepción de Pain y Konan; Sasori por su parte, también quedó sorprendido, pues había calculado la edad de 14 años de Luna.

 

-…Cómo dijo Luna- Respondió Schehe quién ladeó la cabeza sin entender qué sucedía.

 

-…Bueno, nos ahorramos medirles las tallas… Sasori, préstales dos túnicas tuyas hasta conseguirles un guardarropa con las túnicas… De paso, Itachi los llevará a su nueva habitación para que puedan vestirse cómodamente… Saldrán con Kakuzu en dos horas…

 

-Haaaaaai~- Respondieron al uniso y ambas se fueron con el uchiha quién se había salido del grupo para que le reconocieran. Acto seguido, los cuatro desaparecieron de las vistas de todos.

 

-Oiga jefe…- Dijo al fin, aquél renegado de la niebla quién recibió la mirada del pelinaranja quién le prestó su atención -¿Está seguro de eso? Quiero decir; la pelea si fue ridícula, pero… No sé, la chica de cabello café me da mala espina… ni siquiera ha mostrado una mísera sonrisa a diferencia de la que se llama Luna

 

-…Bueno, no te puedo decir mucho que digamos porque aquí no todos mostramos sonrisas Kisame- Respondió el chico algo confundido, pues la actitud de Schehe le pareció algo normal.

 

-Deidara y Kakuzu pueden golpearme y corregirme, pero ninguno de nosotros trata bruscamente a su compañero por algo que su compañero dice… Al menos no de forma física.

 

-Pues, Kisame tiene razón Pain, Uhn- Respondió el rubio luego de haber analizado lo que dijo el peliazul -Ni siquiera con Sasori no Danna le tomo a la fuerza la muñeca, mínimo el hombro si noto que su decisión es demasiado arriesgada aun para su seguridad.

 

-¡Tche! No es por nada pero Hidan al menos tiene un poco de cerebro para poder entender con palabras y un golpe en la cabeza- Dijo el encapuchado quién sacó a todos de onda -¿Qué? Yo también me sorprendo cuando ocurre eso

 

-Bueno… Si Hidan puede llegar a tales extremos, entonces si es de sosechar la actitud de aquella chica que por cierto… ¿Alguien sabe cómo se llama?

 

-…Les hemos estado diciendo mocosas todo el rato…- Dijeron todos los Akatsukis con unas gotas en las cabezas y se pusieron a pensar.

 

-Hmmm…- Cada Akatsuki quién fue testigo de la pelea ridículamente poderosa al estilo God of War, pensaron de distintas maneras, pues estaban seguros que Luna había dicho un nombre o una palabra; sin embargo, casi no hablaron hasta que…

 

-…Scheherazade, apártate

 

-…¡Esperen!- Exclamó Kisame quién logró recordar algo –Luna mencionó algo…Esto… ¿Cómo era? Parece un trabalenguas…

 

-Si es el nombre que creo saber qué piensas, entonces ella decía su diminutivo, uhn- Dijo Deidara quién miró inquisitivo al pseudo humanoide con tiburón.

 

-¿Y bien, cuál es?- Preguntó algo impaciente el pelinaranja quién quería saber quiénes eran para poder investigar, porque no les sonaba sus caras en el libro bingo.

 

-S…Sche… Scheje…

 

-Scheherazade

 

-Sí, Schejeraza…Eh… ¿¡Eh!?- Se sorprendieron los pensativos cuando oyeron la nueva voz femenina de los cuales, todos dirigieron sus miradas hacia los cuatro recién llegados.

 

Las chicas tenían las túnicas que Sasori les prestó y debido a que sus ropas no eran precisamente lo mejor del mundo, Itachi tuvo que prestarles dos rameras suyas junto con los pantalones del pelirrojo y las botas todoterreno de este último, por lo tanto, si se omitían los pechos de las dos féminas, estas fácilmente pasaban por hombres.

 

-S-C-H-E-H-E-R-A-Z-A-D-E

 

-Te dije que te cambiaras de nombre joder, jajaja- Dijo la chica quién se cruzó de brazos divertida.

 

-Pain, nunca nos dijiste que teníamos que prestarles nuestras ropas...-Dijo el pelirojo quién miró a las chicas unos segundos antes de devolver la vista hacia su líder.

 

-…Y de paso tener que prestarles una de nuestras habitaciones para que se vistieran…- Culminó el pelinegro quién no había visto a las féminas, solo al pelinaranja.

 

-…¿Ah?

 

-Eso- Dijeron ambos quienes miraron algo molestos a su líder aunque este los terminó ignorando un poco.

 

-Cómo sea, después me explican bien la situación. Lo importante es que las nuevas integrantes estén listas para ir con Kakuzu…- Miró al mencionado quién había soltado un suspiro pesado, acercándose.

 

-Huuuh…- Las dos miraron al mayor con curiosidad. Aquél ente vivo tenía una peculiaridad que no pasaba desapercibida ni de chiste; una especie de capucha blanca, acorde a su rostro por la bandada de la cascada rasgada en el medio, seguido de aquél pedazo de tela a modo de mascarilla que cubría su rostro casi por completo, dejando entrever aquellas cuencas negras dónde resbalaban aquél tono verde jade que poseía el mayor. Este les miró sin una pizca de felicidad pues sabía que debían gastar todavía más de lo que quería, pero eso, sería en otro momento.

 

-Estoy listo, partiré en unos segundos… Solo que no pienso hacerme cargo de este par de mocosas si les sucede algo

 

-…- Schehe tuvo que contener a Luna quién le había saltado la famosa vena roja en la cabeza por lo dicho, pues tenía una paciencia prácticamente nula.

 

-¿Al menos nos devuelven las cosas?- Preguntó la misma quién retenía a su amiga con algo de esfuerzo pues siempre imponía pelea al respecto.

 

-…Eh, sí; aquí tienen- Les devolvió el paraguas y el mango de la espada a sus respectivas dueñas

 

*… ¿En qué momento tuvo el mango?* Se preguntó la castaña quién sujetó su arma con una gota en la cabeza.

 

-Bien, entonces; buena suerte y nos vemos pronto. El resto de Akatsukis, a la sala de reuniones, ahora.

 

Mientras aquellos seres abandonaban el recinto, el ninja renegado de la cascada mojándose y las dos diosas errantes protegidas por el dichoso paraguas todopoderoso, el resto de integrantes caminaron hacia la sala de reuniones para platicar sobre lo sucedido.

 

 

En las profundidades de aquél edificio cuyo exterior parecía abandonado; aquellos pasillos oscuros tenuemente iluminados con aquellas luces brillantes y a la vez tan inútiles, pues solo servían para iluminar un mísero espacio suficiente para saber que la tranquilidad será uno de tus últimos preocupaciones. Un silencio adornaba todo el lugar, pues la soledad era el pan de cada día. Aquellos desterrados que suponen un peligro, solo tienen como cómplice y amiga aquella soledad que, de una manera enfermiza, les entiende. Sin embargo, es un arma de doble filo pues, no todos toleran dicha soledad y se encierran en un mundo donde todos están bien aunque saben que eso es una vil, asquerosa y útil mentira.

 

Camuflado entre la oscuridad, yacen unos portones de acero macizo, pues su pesadez es tanta, que harían falta diez hombres fornidos normales para poder siquiera mover uno de los portones y sin embargo, faltaría un aproximado de media hora para poder siquiera abrir la mitad… Claro está, es solo un mísero aproximado. Sin embargo, con nada de esfuerzo, siquiera, de algún truco de cámara; aquellos portones empezaron a abrirse, haciendo aquél estresante y tétrico chirrido a medida que su supuesto líder y compañía comenzaban a adentrarse a aquella habitación grande y oscura, y aun así, conocida por todos. Claro, las primeras impresiones, es normal que te golpees por la falta obvia de luz.

 

De repente, un destello imprevisto tomó a todos por sorpresa; una luminosidad que encegó por unos segundos a aquellos ojos pobres acostumbrados a la infinita oscuridad; aquél sonido sutil pero a la vez notorio, de la misma electricidad pasando por aquellas lámparas que sujetaban firmemente aquellos focos largos blancos que adornaban el techo. Por un instante, aquella soledad salió del lugar con tal de protegerse de aquella luz artificial. Todos miraron, una vez acostumbrados a pesar de ver las clásicas motas de colores a causa de ver directamente aquella luz de las luces de techo, a su líder, este, solo les miró con una tenue… quizás, nula en toda la extensión de la palabra, sonrisa burlona.

 

-Con tal de ignorar a Kakuzu y seguir escuchando sus quejas al respecto de los moretones que algunos sufrieron, decidí comprar luces para aquí… Hay que aprovechar que no está para empezar con la reunión- Explicó misterioso aquél místico ser quién se dice ser Dios cuando en realidad, es solo un Dios mortal a comparación de las verdaderas diosas, quienes debían ocultar su verdadero ser aunque… no la cumplieron bien a la perfección.

 

Contiunará…

Notas finales:

Bien... Nota final: Tardaré igual con el capítulo cuatro debido a un proyecto un poco pesado para el segundo parcial, así que... No se preocupen, si seguiré pero tardaré, no sé cuanto se acabará mi martirio pero en fin, veré si podré avanzar los domingos porque los sábados tengo inglés.

 

Recuerden, los dioses nos observan (?)


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