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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenencen, orginalmente son de J.R.R. Tolkien, un escritor maestro.

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Hola de nuevo, espero que les haya agradado el capitulo de ayer esta vez le dejo este capitulo puntual pues tendre que regresar a la escuela espero poder actaulizar cada fin de semana.

-¿Realmente crees que una sola persona, sea orco, elfo, hombre o cualquier criatura de esta era, sea posible raptar a Legolas tan fácilmente?- Gimli tenía razón y el rey lo sabía, aun así no dejaba de dar vueltas en la tienda de Legolas, cuando encontraba algo raro ya sea en la tierra o en las pertenecías del elfo, se fijaba con tanta atención que terminaba por hartarse y buscar otra cosa fuera de lugar.

-Gimli, fiel enano, no hay nada que nos diga a donde pudo haber huido…….o que se lo hayan llevado-

-Un elfo puede ser, sabes que ellos parecen no tocar la tierra al momento de hacer sus trabajos con sigilo- aseguro Gimli observando como por tercer vez el rey se inclinaba hacia el piso y colocaba la oreja en la tierra. Unos minutos pasaron para que Aragorn se levantara y volviera a hablar.

-En tu teoría no te has de equivocar pero, ¿Por qué quería un elfo, recurrir a Legolas?-

-Cosas de su reino, mi señor- Aragorn por un momento le hayo algo de sentido a su afirmación.

-Conozco muy bien a Legolas, uno de mis buenos amigos claro que si, al igual que tú- trato de no resaltar tanto la palabra “amigos” mientras  se detenía de dar vueltas –Sé que nos avisaría, es más, el mismo me aseguró que me avisaría por cualquier problema que ocurriera sin importar que sean cuestiones de su reino-

-Tal vez, está enfadado, antes de volver a la fiesta me lo encontré de camino a su tienda, parecía triste o enfadado, tal vez un poco de ambos aunque no pude hablarle pues ya se había desaparecido dentro- y fue cuando la imagen de ayer cerca del rio, volvió a su mente y sin importar que él se hubiera enfadado, ¿qué relación tenía con su desaparición?, a pesar de su hermosa y delicada imagen, Legolas no tenía una actitud delicada, todo lo contrario, por lo cual, que el elfo haya huido por esa razón quedaba totalmente descartado por completo de su mente.

-¡Mi señor!- uno de los guardias ya había aparecido delante del hombre y enano para arrodillarse.

-¿Qué pasa?- inquirió inquieto el rey.

-Hace un rato unos de nuestros hombres fue en busca de alguna pista de donde podría estar el rey elfo…., sin embargo encontramos a un orco herido, gracias a su falta de fuerza nuestros hombres lo trajeron hasta aquí- no hizo falta un agradecimiento sin importar que tan descortés se hubiera visto aquello, rápidamente salió de la tienda y enfrente de él, estaban dos de sus hombres forcejeando con el orco que no dejaba de retorcerse y gruñir.

-Despreciable bestia- el sonido al desvainar su espada se escuchó entre todos los guerreros que ya se había acercado para saber que sucedía, Aragorn dirigió la punta de su espada a la garganta del orco-Has de tener suerte al ser sobreviviente de Mordor, pero respóndeme una cosa y hare lo que me pidas, ¿Qué ha pasado con el elfo?- y apretó un poco más el filo de la hoja contra el cuello.

-¿El elfo?, rey de los elfos sílvanos seguramente es aquel del que tú me estás hablando desgraciado rey-

-¡Mas respeto a nuestro rey bestia despreciable!- grito uno de los guardias con bastante furia en su voz. El orco le gruño y siguió.

-Usted rey me ha dicho que hará lo que yo le pida a cambio de la ubicación del elfo, y así se lo daré-

-Hazlo rápido entonces- ordeno Aragorn.

-Fuimos enviados, yo y más de nosotros a capturarle.-

-¡Por quien!- grito el rey casi impaciente.

-No lo sabemos, solo nuestro líder quien dirigía simplemente no nos dijo y nos obligó a buscarle, después de encontrarle sabíamos que no se encontraba, por lo que vertimos un líquido que nos dio Garius nuestro líder, en la tierra cualquiera que oliera tal esencia que contenía aquel frasco quedaría dormido-

-¿Cómo era aquel líquido del que estás hablando?- pregunto el rey.

-No estoy seguro, pero tenía más parecido con una medicina elfica- por un momento Aragorn se sorprendió por tal afirmación pero le dejo seguir –Aquel elfo era fuerte, no se quedó dormido completamente tuvimos que forcejear para que dejara de patalear o moverse de un lado a otro, cuando nos alejamos un poco el elfo ya había recuperado sus fuerzas asesino a unos cuantos con su cuchillo blanco pero, antes de que me matara completamente ya lo habían inmovilizado  y le obligaron a tomar…..algo que no sabía que era, pero enseguida quedo inconsciente se lo llevaron y yo quede atrás por falta de fuerzas como usted puede verme aquí tendido contándole esto-

Las afirmaciones ya habían dejado callado a todos los hombres que le rodeaban, la espada del rey había comenzado a temblar pues el mismo no podía controlar sus temblores que le causaron repentinamente.

-¿Sabes a donde se dirigen?-

-Al bosque de Lothlórien- otro silencio se hizo presente entre todos.

-Me has dado más información de lo que yo te eh pedido, orco despojado de sus tierras te considere lo que tú me pidas, se consiente que todo tiene un límite- el orco alzo la cabeza.

-Una cosa le tengo que advertir antes de que usted pueda concederme lo que yo deseo, sin razón alguna aquel bosque cayó bajo un hechizo, tan poderoso y siniestro que ningún sabio ha captado su presencia, orcos que han entrado hay por intentar conseguir comida no han salido, se lo advierto a usted rey-

-Te eh de agradecer por tu advertencia pero aquel elfo es la única vida que me interesa salvar ahora- guardo su espada y se arrodillo hasta el hincado orco. – Ahora decidme, ¿Cuál es la petición?-

-Supongo, como le hacen llamar buen rey, le eh dado suficiente información y una advertencia grande e importante, debería merecer dos peticiones-

-Equivocado no has de estar, ¡Muy bien orco!, ¿cuáles son tus dos peticiones?- El orco se retorcio un poco y gruño unas cuantas veces.

-Acabe con Garius, hágalo antes de que los arboles de aquel bosque se conviertan en antorchas- Aragorn miro un poco sorprendido al orco y al momento de preguntar su segunda petición, el orco soltó lo que parecía una sonrisa deforme, e hizo la cabeza para adelante, el cuchillo que lo tenía amenazado se clavó en su garganta.

-Fuiste capaz de matarte tú mismo, ¿Esa era aquella tu petición?- pronuncio el rey poniéndose de pie al momento en que los hombre dejaron caer el cuerpo del orco, retorciéndose, seguramente por el dolor, lo único que pudo ver el rey fue el movimiento de cabeza y asintió.

-Un noble orco como para ser uno, hasta los enemigos merecen ser bendecidos en su muerte- dijo Aragorn mientras se inclinaba hacia el orco -¡Gimli!-

-¿Si?- agrego el enano mientras aparecía frente a Aragorn.

-¿Te gustaría partir nuevamente, ahora en busca de nuestro fiel amigo?- Gimli miro al rey con ojos ansiosos.

-Amigo hombre y rey, no tenías por qué haber preguntado, como la comunidad del anillo tenemos que estar todos juntos- Aragorn lanzo una sonrisa hacia el enano.

-Entonces prepárate enano-

 

Aragorn colocaba el broche en la capa elfica que tal vez le sería útil en el camino, tomo su balanceada carga entre los hombros y salió de la tienda.

-¡Señor, mi señor, no puede dejarnos, aún hay guerra!- los hombres que veían a su rey desatar el caballo se acercaron para tratar de convencer de que no les abandonara.

-¡Caballeros!- todos los que lanzaban quejas se quedaron en silencio enseguida -¿Cómo se atreven a estar aquí si van a asustarse sin mi presencia?, ¡Faramir!, por favor guía a estos hombres mientras no eh de estar!-

-¡Claro que lo hare querido amigo!-el  hermano del difunto Bormir había dejado a su querida esposa Eowyn para ayudar a Aragorn en la matanza de los últimos orcos de las tierras. Se arrodillo una vez que Aragorn se unía con Gimli.

-Una cosa más, ¡Glanhír!- Aragorn vio que entre la multitud aquel hombre aparecía entre la multitud de guerreros-Iras conmigo-

-¿Por qué eh de ir yo, si soy la persona en que menos ha de confiar el mimado rey?- como era de costumbre Glanhír el más insolente de todos los guerreros presentes, le tenía un gran rencor a Aragorn pues le odiaba a muerte.

-Si no soy de tu agrado, ¿Mi gran amigo lo será?- Glanhír le miro con odio. -¡Como tu rey te ordeno que me has de acompañar en este viaje a buscar al rey de los elfos silvanos!-

-¡Si no tengo otra opción no me queda de otra que acompañar al desgraciado rey!- uno de los guardias le trajo un caballo marrón le dieron provisiones y enseguida se montó en el animal con una cara de pocos amigos.

-Faramir, si no eh de llegar en tres días mandad una carta a Elrond informado la desaparición del elfo-

-Aragorn, ¿sabes que Elrond al saber esta noticia no dudara en recurrir a su padre, cierto?-

-Eso lo sé y lo tengo claro y así quiero que sea, si es verdad lo que dice el orco debemos de tener cuidado con aquel hechizo- Giro el caballo con su amigo enano y el insoportable Glanhír.-¡Tened cuidado!- y enseguida de esto azoto al caballo con los lazos, seguido de los otros se alejaron galopando.

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Había algo en Aragorn que le hacía ir por más, sabía que los caballos también habían de tener su límite, pero por suerte estos no se cansaron por varias horas, tuvieron que parar ya que el atardecer se hacía presente, los caballos se tumbaron en la aromática hierba y una fogata ya estaba prendida en medio de los tres.

-Debí haberlo sospechado- dijo en voz baja Aragorn.

-¿El qué?- dijo su amigo enano, Glanhír ya se había recostado sobre la hierba y ahora respiraba profundamente.

-Cuando me acercaba a la tierra, pude oler una esencia, olía mas a elfo, medicina de elfo, pero pensaba que era normal en Legolas- En la mente de Aragorn , le hizo recordar todas esas noches recostado en la cama con el hermoso elfo, si haber hecho nada, solamente hundiéndose en besos y abrazos luego de eso Aragorn se escondía en su cuello y olía su esencia, a veces a fresas o a veces a la hierba recién cortada pero mayormente a manzanilla, a veces el rey se ponía encima de Legolas y lamia su cuello como si realmente supiera  a lo que olía, a veces aunque pareciera increíble si sabía a fresas o manzanilla pero no a hierba, hasta que terminaba dejando marcas por su cuello. Más aun recordaba los suspiros que lanzaba el elfo mientras su lengua recorría su cuello. Aunque inesperadamente recordó cuando Legolas tenía planeado volver con su padre y si no fuera por Aragorn que intento detenerle jamás hubieran tocado sus labios, Legolas le había dicho la razón por la cual no podía quedarse.

-“Deberá perdonarme mi señor y rey, pero por la razón que no puedo quedarme es por la misma razón por la que le eh seguido durante tiempo, yo le eh amado y me avergüenza decírselo ahora que se a comprometido con la hermosa elfa Arwen”- Aunque Aragorn no soportaba la idea de que Legolas se fuera. –“Si mis sentimientos no han de ser correspondidos no habría razón por la cual me eh de quedar mi buen rey”- y por esa misma razón, cuando Legolas estaba a punto de cruzar las puertas con la capucha puesta, rápidamente el rey tomo su decisión le había tomado de la muñeca y choco sus labios con los del elfo.

-“Querido elfo, aceptare tus sentimientos gustoso, no le eh de hacer por obligación si no porque no soy capaz de dejarte ir, aunque espero que no te moleste oh joven rey, que nuestro amor sea oculto por la luz de estas estrellas que han de ser cómplices de nuestro amor”- Legolas había reído cada vez que Aragorn decía cosas como esa.

-“¿Realmente usted el mejor guerrero y rey es capaz de decir tales palabras de amor?”- y siempre que el reía, el rey terminaba por recitarle toda clase de poemas que una vez le había recitado a Arwen.

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-¡Aragorn!- La ensoñación del rey fue interrumpida por el grito de Gimli.

-Lo lamento Gimli, eh de estar demasiado cansado como para permanecer atento a tus palabras- dijo Aragorn recostándose sobre la hierba.

-De acuerdo Aragorn, descanse-.

Al amanecer, tomaron un desayuno miserable, uno no sabía lo que podía pasar, montaron en los caballos ya descansados y partieron, gracias la enorme distancia que habían recorrido el día anterior llegaron a las entrada del bosque Lothlórien justo antes del amanecer y por la velocidad de esta vez.

-¡Bien busquemos a ese elfo de una buena vez y larguémonos cuanto antes!- dijo Glanhír empezando a caminar con el lazo del caballo agarrado a su mano, sin decir nada más se introdujeron en el bosque.

-Estos bosques fueron atacados tres veces por el ejército de Sauron, había una gran ciudad-palacio por estos rumbos, antes de que la tercera edad del sol – agrego Aragorn que volteaba a los lados para apreciar los árboles, unos con vida u otros que habían sido cortados, minutos pasaron en silencio, solo con los tres viajeros y los arboles –“Estos árboles aun susurran”- pensó para si el rey mientras dirigía su mirada a su derecha, de ahí habían de provenir los susurros –“Me advierten algo, seguramente lo del hechizo”- en cuanto Aragorn volvió su mirada al frente se detuvo en seco.

En frente de un gran árbol, demasiado enorme, tal vez el mas gran que haya visto ante sus ojos, aunque la altura de ese árbol no era lo que le interesaban.

Recargado en el tronco de este, yacía Legolas inconsciente. Sin perder más tiempo Aragorn se acercó a él, dejo caer la carga de sus hombros al suelo.

-¡Legolas!- El rey le movió con delicadeza pero este no abrió sus ojos. Sus labios no tenían color, y si su piel era pálida ahora lo era más.

-Aragorn- susurro Glanhír pero este siguió moviendo a Legolas para que despertase. –Aragorn- volvió a repetir el hombre pero el rey seguía sin hacerle caso. -¡Aragorn!-

-¡Que!- se volvió de inmediato.

-Creo que debes ver esto- termino el enano, Aragorn se levantó lentamente y se acercó a ambos compañeros sin poder creer lo que veía.

El camino por donde habían venido ya no estaba, los tres empezaron a voltear para todos los lados para encontrar rastros de un sendero pero no había nada, el sendero había desaparecido sin más.

-El hechizo- dijo Aragorn, su mirada se distrajo cuando una tos se escuchó, era Legolas, el rey se acercó de inmediato para tomar la mano pálida del elfo entre las suyas –Legolas, ¿estás bien?- pregunto alterado, cuando Legolas por fin abrió los ojos, el brillo de ellos aún era visible tal y como el agua. –Me has dado un susto de muerte Legolas- pero su tranquilidad se extinguió cuando el elfo aparto su mano violentamente de las suyas, antes de que el rey pudiera decir algo mas Legolas había retrocedió toda la distancia entre él y el árbol. Con una expresión de miedo en su cara y con una voz temblorosa pregunto.

-¿Quién eres?-

 

Notas finales:

Como siempre espero que les haya gustado, saludos a todos y adios :D


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