Capitulo Único: El idiota soy yo.
Cuando conocí a Naruto lo clasifique como un imbécil hiperactivo, de eso ya han pasado más de 10 años, quien diría que se convertiría en mi mejor amigo. Exacto, mi mejor amigo. Por supuesto que no ha dejado de ser un reverendo imbécil hiperactivo, y sí, he tenido esos pensamientos asesinos hacia él en más ocasiones de las que puedo recordar. Hay veces en las que me pregunto el por qué somos amigos siendo tan diferentes, pero recordando lo que me dijo mi hermano: nos atrae lo diferente y no lo podemos evitar. Y eso fue mi perdición.
Hasta hace unas semanas no tenía ningún problema, siendo Sasuke Uchiha, no había ninguna preocupación académica, social o familiar, hasta que oí a unas chicas hablar sobre declararse al dobe, en otro momento hubiese chasqueado la boca y rodado los ojos siguiendo mi camino, pero la realidad fue otra, detuve mi andar sin notarlo y sentí una ansiedad recorrer mi cuerpo, me voltee a ver a las chicas que hablaban y no pude dejar de sentir que empezaba a inquietarme, las tres chicas eran del gusto de Naruto, de pechos grandes y estatura baja, de piel clara, ojos grandes y claros, con una hermosa cabellera larga. No importaba quien de ellas fuera la enamorada, Naruto diría sí.
Después de ese día me sentía realmente incómodo y estaba a la expectativa de que llegara Naruto y me comentara que una chica se le había declarado, en verdad no quería que sacara ese tema, no quería, pues mi cabeza era un torbellino de ideas confusas y sin sentido, y menos que dijera que la había aceptado. No sabría qué hacer. Tenía en cuenta que debería felicitarle, pues me preocupaba ese rubio, no le quería ver llorar y en el fondo dentro de mí, muy en el fondo, él merecía ser feliz más que nadie, aunque eso jamás lo aceptara en público y en voz alta. Sin darme cuenta derrame lágrimas y en ese día también me di cuenta que amaba a Naruto.
Me sentí feliz y miserable al saber eso.
Pero por como soy, mi ego, mi orgullo, no querían aceptarlo. Me torture con la pregunta ¿Por qué le amo? Pensé y pensé, y lo único que venía a mi cabeza eran recuerdos, situaciones. Como ejemplo, Naruto siempre sonríe a todo mundo a toda hora y eso en verdad que me fastidia, pero yo sabía diferenciar cuando lo hacía en verdad y cuando no, dentro de mi sabía que Naruto me sonreía siempre con gusto, con cariño.
Otra cosa que me gustaba era siempre ese pequeño gesto de consultarme primero a mi cualquier situación en la que tenía que tomar una decisión o lo consideraba él algo importante, aunque yo a veces pensara que era una cosa sin gran trascendencia, a veces seguía mi consejo, otras no, pero por el simple hecho que fuera el primero a quien se las dijera, me gustaba.
Extrañamente, también me gustaba mis discusiones con él, ¿cómo decirlo? Peleábamos por cualquier tontería, yo por mi orgullo y ego que no aceptan la derrota fácilmente, y él nunca se rendía nunca sin dar batalla. Eso era muy divertido, sigue siendo muy divertido.
Nuestra rivalidad para ver quien era mejor, nos hacía hacer cosas locas, quizá fue por eso que nos hicimos tan cercanos.
Verle sufrir por la tarea de matemáticas, a sabiendas que yo le ayudaría.
Los momentos en los que se le ocurre abrazarme por el cuello a sabiendas de que eso me molesta porque es incómodo, pero es bueno porque sales con una idea loca que sabes que me tentara a seguirte.
Sus pucheros que hacía mucho cuando éramos niños, ahora ya no tanto, pero que siempre me sacaban una sonrisa de medio lado que trataba de disimular.
Cuando pasamos nuestros maratones de videojuegos donde una vez más, nos enfrentábamos para ver quién era el mejor, la mayoría de las veces ganaba yo, obteniendo así la revancha que exigía Naruto.
Las veces que íbamos al cine, cuando decidía yo, veíamos una película de miedo y él se aferraba a mí, quizá fue por eso que siempre elegía de este género, me gustaba su cercanía, cuando elegía él, por lo general era un comedia muy buena que le hacia reir a carcajadas y yo trataba de contenerme pero a veces terminaba riendo con él.
Las ocasiones en las que me frustraba y me sentía mal, Naruto sabia como tratarme, a veces dejándome solo, pero siempre me buscaba apena con la ligera sospecha de mi estado y sacaba cualquier disparate y bueno, siendo Naruto, me hacía enojar o reír, procurando que pensara en positivo o hacía olvidar mi problema, siempre considere esa su mejor habilidad.
Escucharle pronunciar mi nombre “Sasuke, Sasuke, Sasuke” simple por ser Naruto, me hacía sentir tan calido.
Había tantos pequeños cosas, detalles, gestos, actitudes que me gustaban de Naruto ¿Cómo no me había dado cuenta antes de que le amaba? Sin perder más tiempo del que ya había tirado, surgió la necesidad de ver a Naruto, lo que le dijera ya lo vería después, nunca me había dejado llevar por mis emociones no sin razonarlas, bueno siempre aparece la excepción a la regla, asi que le mande un mensaje.
“¿Dónde estás?”
Diez minutos después me contestó:
“En Ichiraku Ramen”
Solo necesite eso para contestarle con rapidez.
“Espérame ahí, llego en 45 min.”
Guarde el teléfono, tome una chaleco por el frio del clima, con paso apurado me dirigía a Ichiraku Ramen.
Naruto eres un idiota, conseguiste que me enamorara de ti, exijo que te responsabilices por esto.
Estaba a nada de llegar, y me detuve de golpe, casi me tropiezo, pero ver a Naruto besar a nuestra compañera de clase, Hinata, perdí el aliento y algo se rompió en mí. Tuve ganas de gritar, de ir a donde estaba mi mejor amigo y ella y separarlos, quise golpear a Naruto… sin embargo recapacite que no importaba cuantas cosas pequeñas cosas amara de ti, tú no lo hacías.
Eras mi mejor amigo y yo el tuyo, era estúpido pensar tan siquiera que tenía una posibilidad de ser algo más.
Me gire y empecé a caminar alejándome del lugar.
Porque el idiota soy yo.