Capítulo cuatro. ¿Jinyoung es niña? Y ¿Porqué sus labios no son míos?
A Jinyoung jamás le gustaron las fiestas que organiza su padre por la única razón de que son demasiado aburridas. Y esa no era la excepción. Sólo que no podía negarse desde el principio porque había dos grandes razones para que aceptara; la primera, era para celebrar que el contrato se había consumado por completo, así que su matrimonio con Mark había pasado de un “experimento” a algo para toda la vida; y como última y la más importante, Yugyeom iba a estar ahí.
Pero hay un gran motivo vergonzoso por el cual la reunión se torna más que tensa y esa es cuando su padre toma de más y comienza a contar su infancia con lujo de detalle.
-Joder, ya me quiero ir.-susurra por lo bajo mirando su celular por enésima vez en la noche.
Mark está muy despreocupado al lado de su azabache jugando con el teléfono sin prestar realmente a la charla que tienen sus padres, hasta que, claro, no puede evitar levantar la mirada cuando el progenitor de Jinyoung le palmea el hombro casi dislocándoselo.
-Ambos deberían de estar muy felices…-dice el señor casi arrastrando las palabras gracias al efecto del alcohol, Jinyoung, por su parte, prefiere perder la vista entre los invitados sabiendo para donde va el tema principal.
Voltea a mirar a Mark y éste sólo tiene una sonrisa incómoda en el rostro debido a la tensión que suele crear su padre cuando está borracho; se acerca más al pelirrojo y le toma del brazo jalándolo un poco haciendo que éste le agradezca con la mirada.
-Todo lo que escuches, debes de olvidarlo, ¿de acuerdo?-no es una amenaza, aunque por los ojos serios de Jinyoung parece ser que es así, Mark sólo asiente y se separa un poco más del señor.
-¿Por qué lo dice?-Jinyoung le da un leve golpe a Mark y niega con la cabeza, cree que también debió haberle mencionado el nunca seguirle la conversación a su padre, sólo que para eso ya es un poco tarde.
-¡Porque pueden ser padres!
Jinyoung deja caer su cabeza en la mesa ocultando su rostro, Mark se ahoga con el vino y el padre del pelirrojo sólo ríe.
-¿Jinyoung es niña?-el mencionado levanta la mirada hasta encontrarse con la sonrisa burlona de Mark, susurra un jódete levantándose de la silla un poco molesto.
Pasa de entre todos los invitados buscando a alguien en específico, pero como no ve a Yugyeom en el tumulto de gente, va al sanitario para lavarse la cara, la siente tan caliente que no puede creer que su padre ha dicho eso enfrente de Mark, se suponía que eso no estaba en los planes.
Y si de por sí la situación ya era extraña y vergonzosa, que lo supiera su loquesea era para darse el tiro de gracia en medio de todos los presentes.
-Estúpido, idiota, vete al carajo.-sin embargo, ya no sabe a quién le dedica esas palabras, si a su progenitor o a Mark, o a los dos como última opción ya.
Se mira en el espejo y divisa una figura detrás de él; lo reconoce de inmediato y corre a abrazar a Yugyeom quien sosteniéndolo entre sus brazos le pregunta qué es lo que ha pasado y el porqué de sus palabras.
-No tiene importancia.-no se dedica a explicar de manera completa por la vergüenza, Mark es la primera persona que saber eso acerca de su cuerpo.
La mentira de ser un hombre normal se había extendido por largos años, hasta que, claro, descubrió que una bebida es más fuerte que el raciocinio de su señor padre Park. Al carajo con lo último.
-¿Han peleado Mark y tú?-niega con la cabeza y se sostiene más de la ropa del menor. La palabra ‘adulterio’ recorre su mente y se separa de Yugyeom.
También estúpido BamBam.
Todo está empeorando porque no puede aceptar que Mark es más que sólo parte del contrato, es una persona a la que tiene que amar y respetar, según lo estipulado ahí, pero no puede llegar y decirle ‘te amo’ como si en realidad lo sintiera, porque es evidente que Jinyoung sólo siente algo por Yugyeom y no por Mark debiendo ser al revés.
-Te cuento luego.
-¿Porqué no ahora?-Yugyeom le sostiene de las manos antes de que quiera separarse, siente su tacto cálido y suave fundirse con su piel, sosteniéndose la mirada, ambos se acercan poco a poco hasta hacer que sus respiraciones se vuelvan una.
Jinyoung se repite mil y un veces que no debe de hacerlo, que Mark no se merece tal acto de infidelidad, pero, ¿desde cuándo le importa lo que Mark piense de él? Hasta ahora el único trato que ha tenido el pelirrojo con su persona es evitarle cuando le enfrenta, lo cual suele suceder muy a menudo.
En cambio, Yugyeom está ahí siempre que lo necesita, desde antes de conocer a su ahora esposo, desde que el menor tenía quince años recién cumplidos y sintiendo siempre algo por él sin saber si es protección, ternura o amor. Pero al momento de sentir lo labios del alto sobre los suyo puede reconocerlo.
Pasa los brazos por el cuello del menor buscando un contacto más cercano, dándose el gusto de degustar esa boca siempre dedicada a sacarle una sonrisa inocente con palabras alentadoras.
Sólo que se da cuenta de algo y no es de las manos de Yugyeom en su cintura, sino de Mark carraspeando su garganta haciendo acto de presencia.
Claro que se separa avergonzado, también es claro que Mark le toma de la muñeca arrastrándolo fuera de la fiesta.
Aventándolo a la parte trasera del auto, cierra la puerta y pone el seguro para comenzar a conducir sin decir ni una sola palabra y tampoco escuchando una de parte del pelinegro quien se la pasa en todo el camino con el rostro bajo.
Era obvio que se iba a burlar de Jinyoung cuando escuchó que puede tener hijos, no es que le pareciese raro, es sólo que debido a la resistencia del azabache hacia su persona, era obvio que su momento de vengarse era ese.
Tampoco era para que saliera corriendo. Por eso es que se sintió culpable y lo siguió. Y lo encontró muy amistoso con el gigante de sonrisa estúpida. Golpea el volante ya estando enfrente del edificio, eso es lo que ocurre una vez que repite la escena de Jinyoung besando a Yugyeom por más de dos veces en su cabeza.
Lo que le da más coraje no es el hecho de que se hayan besado enfrente de él sin darse cuenta y mucho menos sin culpa, lo que le da más coraje es que él ni siquiera ha podido acercarse al azabache excepto cuando tiene ganas de dormir con él, lo cual ha sucedido sólo dos veces en el mes que llevan juntos.
-No te voy a pedir una disculpa, si es lo que esperas.-escucha por parte del pelinegro y niega con la cabeza encontrándose con los ojos nerviosos de Jinyoung.
-No quiero una, ya me viene dando igual lo que hagas tú con ese.
-Se llama Yugyeom y sólo es mi amigo.
-No sabía que los amigos se comían la boca de esa manera.-no puede evitar soltar un tono sarcástico, toma una gran bocanada de aire para calmar las ganas de ir a golpear al gigante que le ha robado los labios de su novio.-Te recuerdo que estamos casados…
-¿Sabes? ¡Me da igual!-observa a Jinyoung levantar los brazos y le sigue atento con la mirada.-Me importa una mierda porque desde el principio yo iba a ser de Yugyeom, pero tenía que llegar tu padre con las malditas hojas en la mano y desde ahí supe que odiarte es lo mejor que puedo hacer en la vida.
Entreabre la boca con sorpresa olvidando el por qué de su enojo y el beso queda como un mal recuerdo que ya no le daña tanto como las palabras de su no más azabache. Lo único que le concierne son las lágrimas que bajan por el rostro de Jinyoung y sus manos hechas puños a cada lado de su vulnerable cuerpo.
Sabía que lo del contrato era una mala idea.
-Jinyoung, yo…
-¡Apuesto a que Yugyeom lo hubiera entendido y no podría haberse burlado como tú! ¡Eres un estúpido!
Después de estar más de una hora sentado fuera de la habitación de Jinyoung, esperando que le abra, se levanta del suelo limpiándose del polvo y toca de nuevo sin escuchar ese ‘lárgate’ como los primeros minutos.
Sabe de sobra que Jinyoung está dormido, así que con prisa va por la llave que tiene del cuarto del otro, encontrándola debajo de su cama. Si se entera de que puede abrir su habitación en cualquier momento, lo más seguro es que estaría tres metros bajo tierra.
Logra abrir la puerta y camina con cuidado de hacer un ruido que despierte al menor de su trance. Cuando llega a su cama, observa el cuerpo dormir plácidamente debajo de las sábanas, no podría sólo meterse y abrazarle como si nada hubiera pasado.
Se sienta a un lado y comienza a acariciar el cabello de Jinyoung mirando cómo las lágrimas secas adornan su rostro. Baja de sus ojos hasta su nariz para después encontrarse con los labios abultados y rosas de su azabache.
Levanta un poco su cuerpo sin separar la vista de esa zona, logra sentir la respiración acompasada de Jinyoung y niega con la cabeza sin querer separarse realmente.
-Yo sólo quería que tus labios fueran míos.-susurra leve sentándose de golpe en el suelo más enojado consigo mismo que con Yugyeom, este último sólo tiene la culpa de aparecer en el momento indicado para él, lo cual es cada vez que pelea con Jinyoung.
Sin embargo, antes de levantarse e ir a su cuarto, la voz pequeña y reclamadora del pelinegro se alza entre la obscuridad.
-Y lo son, lo que pasa es que eres un idiota…