Capítulo 1: captura.
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Ya era tarde, muy tarde, y eso era todo en lo que Makoto podía pensar mientras corría por las calles de la ciudad desierta que una vez había sido su hogar.
Empezaba a oscurecer, podría no llegar a su escondite antes de que toda la luz se extinguiera y eso le espantaba terriblemente, así que corrió más rápido, tratando de moverse sin hacer demasiado ruido. Los monstruos nocturnos que abarrotaban las calles cuando el sol se ponía no eran la única amenaza, y eso estaba muy claro en la cabeza del muchacho.
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Todavía podía recordar con perfecta nitidez la vez que se había percatado que los hombres eran más peligrosos que las bestias.
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Las luces del edificio en el que se escondian habían parpadeado y el sonido de pasos podrían ser escuchado.
En estos días peligrosos, la única manera de sobrevivir estaba formando grandes grupos para defenderse el uno al otro, pero en el que estaba Makoto no era demasiado fuerte, ya que lo formaban en su mayoría mujeres y niños.
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El grupo se estaba escondiendo del Vigilante, una organización gubernamental que, entre otras labores, se encargaba de cazarlos. Las mujeres y los niños estaban todos juntos, mientras que los hombres se pusieron junto a las puertas, listo para movilizarse y enfrentar el peligro con el fin de proteger al grupo.
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Makoto se sentó en el medio, su hermano bebé abrazado a su pecho con fuerza. Ren estaba llorando, Ren siempre estaba llorando. ¿Cómo no iba a llorar? Su madre había muerto y él pasaba hambre muy seguido, los bebés no tenían ninguna otra manera de quejarse.
Pero los gritos del pequeño niño estaban atrayendo a los soldados del Vigilante, y Makoto no podía hacer nada más que colocar su pequeña mano sobre la boca de su hermanito, tratando de detenerlo y hacerlo callar.
"¡Esto no va a funcionar, ellos nos van a encontrar por culpa de ese mocoso!" dijo una mujer, quien después agarró Makoto por la parte superior del brazo, casi haciendo que el niño de nueve años soltara al bebé que sostenía.
"¡Toma a ese niño y ve a ocultarte a otro lugar!" había dicho la mujer, empujando al chico hacia la puerta de salida de atrás.
El niño había mirado alrededor, sus ojos verdes buscando el apoyo de los otros miembros, pero lo único que éstos hicieron fue desviar la vista, ignorándolo, por lo que se vio obligado a salir, llevar al bebé con él.
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Era un niño grande, para su edad, y bastante fuerte también, así que podía correr rápido, y eso es lo que hizo. Corrió y corrió ... y luego los gritos comenzaron. El padre de Makoto había actuado rápido al ver a sus hijos salir del edificio. Corrió detrás de ellos y, al ver que estaban siendo perseguidos ya, decidió llamar la atención hacia si mismo. La presencia del hombre mayor hizo que el Vigilant persiguiendo a los niños los dejara para ir tras él, ayudando así a Makoto a ocultarse. Él no podía hacer nada más, le dolían las piernas, le dolían brazos, estaba cansado. Al menos, el bebé que aun sostenía había dejado de llorar.
Se quedó sentado allí, oculto en un estrecho hueco debajo de una pila de escombro, incapaz de apartar los ojos de la escena que se desarrollaba ante él. Su padre luchó, pero no había mucho que pudiera hacer contra los miembros del Vigilante, quienes lo mataron justo ahí, justo en frente de los ojos de su hijo.
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Makoto sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de la imagen de su padre, muerto en el suelo, en medio de un charco de sangre.
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¿Por qué lo habían matado? La enfermedad que había cobrado la vida de millones fue la razón. Había empezado con un caso aislado en Tokio, uno solo, pero se había extendido rápidamente y no había nada que se pudiera hacer.
Pronto, mucha gente había muerto y otros se habían visto afectados de manera diferente por la enfermedad, que afectaba directamente al adn y lo hacía mutar de maneras extrañas.
Aquel segundo tipo de personas, ¨los corrompidos¨ como los llamaban, no morían de la enfermedad, al menos no inmediatamente, pero sus genes quedaban codificados de manera distinta, por lo que definitivamente no debían tener hijos. Un par de niños así habían nacido, con genes modificados de tal forma que las criaturas parecían de todo menos humanos. ¿Lo peor? La enfermedad actuaba de manera completamente distinta en cada persona, dependiendo de su configuración genética especial y los fragmentos de adn que afectaba más. Era imposible mantener un record, era imposible controlarlo…
Por ello, el departamento de cazadores del Vigilante había surgido; por eso cazaban a los corrompidos.. El padre de Makoto sabía que vendrían a matarlo pronto, él era un corrompido. También sabía que los cazadores no dudarían en matar también a sus muchachos sin siquiera tomarse la molestia de revisarlos. Por eso había decidido huir junto a los niños, esconderse y protegerlos por tanto tiempo como pudiera, antes que las modificaciones en sus células terminaran por matarlo.
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Y es que el sabía que Makoto y Ren eran inmunes, benditos. Eran dos de las pocas personas que simplemente no se enfermaban y, a pesar de que eso los ponía fuera de riesgo de morir por la enfermedad, los ponía en la mira del Vigilante de una manera completamente distinta.
La humanidad había sufrido una gran pérdida y, con muy bajo porcentaje de ¨benditos¨, no habían quedado muchos seres humanos en el mundo. Ellos necesitaban repoblar, necesitaban crear nuevos seres humanos. Por ello, la organización buscaba a cada una de las personas inmunes y las reunían a todas en un solo lugar; una nueva nación llamada ¨El Eden¨, donde a cada persona le asignaban a un compañero con quien reproducirse.
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Era todo bastante enfermo, en la opinión del muchacho. Por eso se ocultaba.
Sin embargo, cuando giró a la derecha en la esquina quele llevaba al apartamento en el que estaba escondido, tuvo la mala suerte de toparse con un grupo de cuatro cazadores de Vigilant. Los hombres le miraron un momento, una sonrisa dibujándose en sus rostros.
La barra de pan que Makoto tenía en sus manos cayó al suelo cuando los hombres lo inmovilizaron contra la pared y le inyectaron una droga para dormir.
Las cosas habían cambiado bastante en los años que habían pasado desde la muerte de su padre hasta aquel dia. El Vigilante había desarrollado tecnología mucho más eficiente y capaz. Los cazadores necesitaron solo unos segundos para escanearlo y descubrir que era un bendito.
Los hombres se felicitaron el uno al otro mientras lo levantaban para llevárselo.