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Regresa a mí por Akemi Kinomoto

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Notas del fanfic:

Una vez más aquí para las fans del JongKey :) <3

Notas del capitulo:

Hola comunidad lectora, pues hay vengo aquí a dejarles este fanfic, medio romanticon y dramatico, incluso tal vez un poco cliché. Pero tenía que escribirlo porque no paraba de imaginarme a Jonghyu y Key en esta situación

No les sigo fastidiando, ahora si... ¡A leer! 

Capítulo 1

 

Cuando tomamos la decisión de mudarnos nunca pensamos en lo difícil que sería adaptarnos a una nueva ciudad, un nuevo trabajo, una nueva casa, un nuevo colegio para los niños. Las buenas noticias opacaron cualquier posible pensamiento de negatividad. Todos estábamos felices y entusiasmados; incluso los padres de Jong que no habían tardado en enterarse. Por un momento nos sentimos como los sujetos de la televisión. En las películas las personas se mudaban a menudo y era como si volvieran a nacer: nueva vida, nueva rutina, nuevas personas, nuevos proyectos, nuevas metas. Además de que significaba un considerable progreso económico y una consolidación mayor de la familia. Era el ciclo de la vida feliz. Sin embargo a nosotros se nos olvidó que en la vida real las cosas no eran tan fáciles como en las películas.

A Jonghyun lo habían elegido para un nuevo proyecto en la empresa, algo relacionado con la construcción de un hotel para los accionistas japoneses, con la promesa de que si lograba elaborar un boceto lo suficientemente bueno para ser aprobado, se convertiría en el nuevo socio de la compañía. En los diez años que Jonghyun llevaba trabajando, después de graduarse en la escuela de Arquitectura, era la primera vez que recibía una propuesta así. El proyecto de su vida. Lo que anheló durante años. Por lo que no tardo en aceptar la propuesta. Y yo sabiendo que era lo que él tanto deseaba terminé aceptando todo, incluso el que nos mudáramos a otra ciudad. Él estaba tan ilusionado que no tuve el valor de ponerle objeción alguna y me convencí a mí mismo que las cosas saldrían bien. Después de todo yo no era nadie para destruir las ilusiones de mi esposo. En cambio, lo animé y le prometí que haría lo posible para que él pudiera alcanzar su meta. Aunque ahora me doy cuenta de que tal vez fuimos un poco imprudentes, tanto él como yo; que tal vez debimos haber pensado mejor en las consecuencias que todos esos cambios traerían a nuestras vidas. Porque ahora esas consecuencias en las que nunca pensamos estaban, poco a poco, deteriorando nuestro matrimonio. Tenemos apenas tres meses de habernos establecido en Seúl y las cosas no van nada bien. Casi todas las noches Jonghyun y yo  tenemos una discusión. Hoy es la tercera en la semana.

-Jong, necesito que le pongas el pijama a Yoogeun y lo metas a la cama. A Taemin le ha vuelto la tos de nuevo- bajo apenas algunos peldaños hasta el ático para asechar a Jonghyun, que parece ponerle más atención a sus planos que a mí.

-Cariño, ahora no puedo- responde sin mirarme si quiera.

- Últimamente nunca puedes, ¿podrías dejar un momento eso?- digo levantando un poco más la voz.

- Oye amor, no me paso toda la noche aquí en el ático porque quiero, necesito tener listo este boceto en menos de un mes, sabes que todo esto lo hago por ti y por los niños- se voltea por fin y me mira con esa arruga en la frente que me señala que se ha enfadado. Pero soy tan bocazas que le contesto enseguida.

- ¡Harías más por mí y por los niños si dejaras esos planos un momento!- le grito enfadado también.

-No entiendes. ¡Necesito que Park me haga socio de la compañía!- me grita ahora él. Luego se voltea hacia su escritorio para seguir con sus planos.

-¡La compañía, la compañía, la compañía! Desde que nos mudamos lo único que te importa es la compañía- bajo unos peldaños más para acercarme a él.

- ¿Qué te sucede, amor?- me mira con cara de fastidio. Como si quisiera que me fuera ya.

- Lo sabes bien Jonghyun. Estoy empezando a hartarme de todo esto. Nunca tienes tiempo ni para mí ni para tus hijos. Me la paso batallando todas las mañanas para convencer a Yoogeun que no haga berrinches y se quede en su nueva escuela. Taemin está teniendo problemas en el colegio porque se niega a socializar como un niño normal. Y Sandara me pregunta todo el tiempo si asistirás al próximo juego. ¡Pero a ti lo único que te importa es tu estúpido proyecto y tu estúpida empresa!- le grito una vez más, asegurándome de que le llegue completa la información. Mi cuerpo podría irradiar fuego en cualquier momento.

- Ya hemos hablado sobre esto, Kibum. Por favor no empieces, necesito avanzar- regresa a sus planos y hace un gesto para minimizar la situación.

-Al menos finge que te importamos-. Volteo los ojos, como cada vez que me molesto, sé que a Jonghyun le irrita así que lo hago con más énfasis; y me doy la vuelta para subir al cuarto de los niños. Él hace una mueca de exasperación, pero no le hago caso porque estoy tan enfadado que sería capaz de darle un buen coñazo.

 Froto el pecho de Taemin con ungüento de eucalipto hasta que se le calma la tos y luego me voy con Yoogeun que me espera en la puerta del baño. Me pide que su papá le cepille los dientes y le ponga el pijama, pero le contesto que papá no puede, que papá está muy ocupado creando el plan perfecto para salvar el mundo, Yoogeun ríe y aprovecho para meterlo al baño y desviarle la conversación.Me aseguro de que mis tres hijos, Yoogeun de 5 años, Taemin de 8 años y Sandara de 10 años, apaguen la televisión y se vayan a la cama.

Me dirijo a mi habitación y decido darme una ducha, porque necesito relajarme, necesito sentir el agua fría aclarándome la mente, enfriando esa furia interna que sigue almacenada. Desde que dejamos Incheon a Jonghyun no le importa nada más que su trabajo. Las primeras semanas intenté comprenderlo porque sabía lo difícil que le era adaptarse a su nuevo ritmo de trabajo, complacer en cada junta a los accionistas japoneses y encima trabajar en los planos del proyecto que definiría su futuro laboral. Pero en realidad, todos la estábamos pasando difícil. Yo tuve que renunciar a mi trabajo en Incheon –soy diseñador de ropa-, me pagaban bien y era muy bien acogido; el personal me respetaba por mi trabajo. Me sentía cómodo ahí a pesar de que era una empresa pequeña. Todos ahí eran como mi segunda familia, por lo que sí me dolió dejarlos. Sin embargo, cuando Jonghyun me habló de Seúl y de la oportunidad de trabajo que le estaban ofreciendo, no dude en apoyarlo. Y vi en eso una oportunidad, también para mí, de llevar mi trabajo a una empresa más grande y de escalar a algo aún mejor. Me convencí de que valía la pena intentarlo. Después de todo Seúl era la capital, la ciudad más grande del país, la más consumidora en moda. Por fortuna, encontré trabajo rápido, a la diseñadora en jefe de la empresa, le encantaron mis trabajos y dijo que tengo talento, pero que debo trabajar duro si quiero lograr darme a conocer como diseñador.

En realidad, todos en casa estábamos intentándolo. Yo por mi esposo y los niños por su padre.

 

Me senté frente al tocador, me sequé el cabello y luego me quede un largo rato mirando el espejo, preguntándome si esto seguiría así,  cuánto más podría aguantar. Estaba pasando por uno de esos momentos en los que me sentía solo, vació, como viento sin rumbo, sin escala y sin color. ¿Desde cuándo se había vuelto tan monótona mi vida?, a veces me preguntaba si había hecho bien en casarme, luego me cuestionaba porque hago ese tipo de preguntas. “Estas cansado Kibum, eso es todo”. Si, estaba cansado, de hacerme cargo de la casa, de los niños, del trabajo, solo; porque mi esposo está ocupado con un trabajo que mucho le promete y poco le cumple. No sé si ha sido buena idea venir hasta aquí, abandonarlo todo por algo de lo que ni siquiera estamos seguros. Aunque cada vez que pienso en Jonghyun, en el avance que supondría para su carrera y para nuestra economía que el proyecto se realizara, en lo feliz que él sería; siento que todo vale la pena, siento que puedo seguir intentándolo, siento que no puedo dejarlo solo, porque es la persona con la que decidí pasar el resto de mis días, la persona que me complementa, a la que decidí apoyar ante todo, a la que he jurado ser fiel. Y la fidelidad significaba estar con él en las buenas y en las malas.

Salgo de mi trance, miro el reloj de mesa, son las 12:30, Jonghyun aún no sube, me resigno y me meto a la cama. Me quedo un buen rato mirando la ventana cuando de pronto siento sus brazos enroscarse en mi cintura. Su respiración choca con mi nuca y me estremezco un poco.

-Jonghyun… -Susurro con voz cansina.

-Perdóname Kibum, soy un patán amor –susurra resignado y me besa el hombro, como sabe que me gusta. Viro mi cuerpo hacia él y lo miro a los ojos.

-Sí lo eres –hago un mohín y golpeo levemente su pecho.

- Te has quedado despierto.

-No puedo dormir, no me gusta que peleemos tanto.

-Lo sé, no te preocupes amor, prometo que pronto volverán las cosas a la normalidad y, tú y yo dejaremos de pelear –dice mientras acaricia mis mejillas granadas. Se acerca aún más y nuestros labios se rosan.

-Te amo- susurra contra mis labios y me besa, profundo y lento, pruebo el mar y beso la brisa en ese beso. Después caemos rendidos.

 

El reloj marca las 7:00 am, el café ya está listo, el jugo está servido, los Hot cakes esperan en la mesa. Sandara se arregla el cuello del uniforme, Taemin intenta peinarse aunque sé que sólo finge porque en realidad odia peinarse y Jonghyun escoge una nueva corbata que pueda impresionar a los proveedores que estarán en la junta de esta mañana. Pero Yoogeun… Mi pequeño saltamontes una vez más se resiste a salir de la cama.

-Vamos Yooogeun, llegaremos tarde a la escuela ¿y sabes que pasará? –le pregunto haciendo una mueca dramática.

-¿Qué pasará? –pregunta escondiendo su cara entre la sábana.

-Te quitarán una estrella del cuadro de asistencia… -intento sonar dramático una vez más, pero no funciona. Él sigue con el rostro entre las sábanas.

-Y no obtendrás tu premio al final del mes, ni te nombraran en el homenaje –digo con voz triste.

-¡No me importa! –grita y vuelve a esconderse. Hoy tampoco ha funcionado. Me siento al borde de la cama y pienso en algo que pueda hacerlo cambiar de opinión. Pienso en todas esas veces en que lo he chantajeado con comprarle algo, sé que eso funciona, pero también sé que no puedo seguir haciéndolo. Yoogeun no puede crecer recibiendo premios diarios sólo por ir a la escuela.  Entonces llega a mí una nueva idea.

-Bien… Sandara ¿te cuento un secreto?... ya que Yoogeun no quiere salir de la cama, te lo tendré que decir a ti –dije mientras me acercaba a Sandara que yacía frente al espejo. Ella me sigue la corriente y hace una mueca de asombro cuando finjo que le susurro algo al oído. Entonces de reojo veo que Yoogeun asomar la cabeza.

-¡Yah! Mamá… yo también quiero saber –exige.

-No te lo dirá, porque eres un niño llorón que no quiere ir a la escuela –dice Sandara burlonamente.

-¡Si me lo dirá!

-¡No te lo dirá!

-¡Bien, basta Sandara, Yoogeun! –levanto la voz mientras regreso al borde de la cama.

-Vale… te lo contaré, pero primero debes quitarte esas sábanas y ponerte el uniforme –Yoogeun obedece y comienza a buscar su uniforme en el closet. ¡Si! Está funcionando.

-Dime mamá- me dice mientras lo ayudo a ponerse la camisa.

-Mmm… ¿te acuerdas de Bill, la lagartija?

-¿El del cuento?

-Aja.

-Bueno pues Bill en realidad, no era una lagartija- digo bajando un poco la voz, como si realmente estuviera confesando un secreto.

-¿No?... ¿Y qué era? –me pregunta asombrado.

-Era un niño, un niño de verdad, como tú.

-¿Y qué le pasó?

-Bueno, pues digamos que no le gustaba mucho ir a la escuela… -Mi saltamontes abrió aún más los ojos y entonces sí, comencé mi relato sobre Bill, la lagartija que había dejado de ser niño por no querer ir a la escuela. Cuando terminé Yoogeun estaba tan convencido de mi historia que no hizo falta que lo aligere para tomar el desayuno.

-Rápido Sandara, Taemin… se hace tarde, el desayuno está listo –digo al borde de la habitación mientras doy palmaditas a la puerta.

-¡Jonghyun, el desayuno está listo!

-¡Ya voy, amor!

Han pasado dos días desde nuestra última discusión, las cosas no han mejorado mucho pero tampoco han empeorado.

Tomamos el desayuno lo más rápido que podemos y nos preparamos para salir de casa. Jonghyun se encarga de llevar a Yoogeun al colegio, y yo me encargo de Sandara y Taemin.

-Te veo en la noche, amor –me  dice Jonghyun mientras se para de la silla y recoge su saco.

-Que tengas un buen día –contesto  tomando las llaves del auto, listo para salir de casa.

-Te quiero –me dice y me besa la comisura de los labios.

-Y yo a ti – lo jalo de la corbata y le doy un beso corto en los labios. Ambos sonreímos y él me besa de nuevo. Olvido los problemas y las peleas, y me concentro en lo mucho que me encantan sus besos. Con todo lo que está pasando apenas y tenemos tiempo para tener si quiera un momento de intimidad. Escuchamos las voces de los pequeños replicando, nos apartamos y cada quién sube a su auto. 

 

Continuara...

Notas finales:

¿Que les pareció?... Agradecería que me dejarán un review con sus opiniones y/o críticas constructivas. Recuerden que los comentarios son el pan de los autores :)

Gracias por leer. 

Sólo una cosilla más antes de irme, si alguien de aquí de casualidad esta leyendo mi fanfic "Notas de amor", quiero decirles que pronto les traeré el siguiente capítulo, tuve un bloqueo mental y he estado trabajando en otros escritos por eso no he podido publicar. Pero quiero que sepan que si voy a terminarlo. Gracias por su paciencia, mis queridas lectoras. 

Arrivederci ~


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