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Regresa a mí por Akemi Kinomoto

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Notas del capitulo:

Una disculpa por la demora... he estado muy ocupada, sin embargo ha sido el fanfic que más rápido he actualizado y el primero que termino ¡Yeeeii! 

Yo sé que ha estado medio dramático y hasta medio cliché pero lo he escrito para desestrezarme un rato con algo no tan complicado y por supuesto para entretenerlas un momento a ustedes mis queridas lectoras... en fin no les sigo dando más el rollo... mejor ¡LEAN!

¡Ah olvidaba algo! ¡Hay algo llamado Lemon aquí! jiji ¡Quedan advertidas! 

Capítulo 5

 

-¿Pero qué pasó?

-Jonghyun y yo discutímos, Taemin vino a decirnos que Bonnie estaba mal, pero lo ignoramos –dijo, aún con la histeria reflejada en su rostro.

-¿Quién es Bonnie?

-Su tortuga.

-Bien, ya entendí, Taemin se sintió herido porque vos le ignoraste y encima peleabas con Jonghyun sin pensar en que los niños los escuchaban.

-Ya lo sé Minji, fue un error, no lo pensé ¿De acuerdo? –Kibum caminaba de un lado a otro como león enjaulado.

-No se te ocurre algún otro lugar al que pueda haber ido… ¡Kibum quieres tranquilizarte!

-¡No! Ya fui a la unidad deportiva y a todos los parques que rodean la calle, no puede haber ido muy lejos ¡Por Dios Minji, es un niño! –Kibum se sentó junto a la chica y la miró con preocupación. Minji era la hermana de Kibum, apenas unos años más chica que él. Y no había dudado en hablarle para que viniera y lo ayudará en la búsqueda de Taemin. Ella llegó en seguida. Onew, el novio de su hermana que casualmente era amigo de Jonghyun, también fue, habían salido ambos a recorrer el centro de la ciudad hacía aproximadamente veinte minutos, rogando que encontrarán a Tae ahí.

-¿Taemin no tiene amigos o algún compañero con el que pueda ir?

-No, Tae incluso no ha hecho amigos desde que nos mudamos, en la esc…-Kibum iba a continuar pero vio que el auto se estacionaba en la puerta de la casa, así que salió inmediatamente. Era Jonghyun que llegaba con Onew, pero sin Taemin.

-Nada, no lo encontramos –dijo Onew. Jonghyun ni siquiera dijo nada, sólo miró a Kibum con los ojos angustiados.

-Mamá, ¿aún no encuentran a Taemin? –preguntó Sandara secándose las lágrimas.

-No cielo, pero pronto lo encontraremos, ve con Yoogeun por favor.

-Pero mamá yo también quiero ayudar.

-Yo también quiero ir, mami –dijo esta vez Yoogeun.

-Bien, se me ocurre que vayamos a recorrer de nuevo los parques –habló Minji. –Podríamos ir en mi auto, Kibum, yo y los niños. Jonghyun y Onew podrían ver en otros lugares.

-Kibum tranquilo, lo voy a encontrar, te lo prometo –Jonghyun se acercó a él y lo abrazó. Kibum sólo se dejó hacer, con todo lo que estaba pasando se le había olvidado que estaba molesto con su esposo, en realidad eso ahora no importaba, lo único que importaba era encontrar a su pequeño. Jonghyun se separó de él, sacó las llaves del auto y le hizo una señal a Onew para que entrara al auto. Abrió la puerta.

-¡Jonghyun! –paro en seco y miró a Kibum –Encuéntralo por favor –Jonghyun asintió y le echo una mirada segura. Luego entró al auto.

Jonghyun recordó lo que Taemin había dicho sobre su tortuga, algo sobre que estaba mal, así que se le ocurrió ir a esas horas de la noche hasta la veterinaria. Taemin sabía muy bien donde quedaba así que había muchas posibilidades de que haya ido hasta ahí, después de todo era un niño bastante inteligente como para tomar un taxi o subir a un bus. Llegaron justo en el momento en el que cerraban la veterinaria, preguntaron sobre un niño de ocho años, delgado, piel blanquecina,  cabello castaño y lacio. Pero el veterinario no atendió a ningún niño de ocho años esa tarde. Entonces pensó en que si no había ido ahí era porque tal vez no había tenido ningún motivo para hacerlo, y si no lo tenía era porque seguro el animal sí había muerto. Recordaba haber escuchado que Taemin les decía algo así. No lo tenía claro, de lo que estaba seguro era que había mandado al pequeño repetidas veces a su cuarto, que le había levantado la voz e incluso que lo había ignorado. Y si Boonie, estaba muerta, seguro que Taemin se había puesto muy triste y deprimido. Y si estaba así, seguro que lo que quería era consuelo, que alguien lo escuchara y le diera palmaditas en la espalda, como lo hicieron cuando Dobby, su hámster, tiró también la toalla. ¿A dónde podría ir entonces Taemin?...

¡Puuff!

De pronto una idea le llegó a la cabeza: la abuela. Donde podría ir el pequeño Taemin sino con la abuela, que era tan comprensiva, que sabía cómo hacer sentir bien a las personas y que tenía un cariño especial por los niños. Pero la casa de sus padres se encontraba en Incheon, donde solían vivir meses antes, eso significaba que Taemin probablemente estaría a punto de abordar el tren hacia ahí.

-Onew da la vuelta, creo que sé dónde está… –dijo conmocionado. En realidad era solo una suposición, ni siquiera estaba completamente seguro de encontrarlo ahí, pero la esperanza era mucho más fuerte que cualquier otro sentimiento que pudiese embargarlo en ese momento. Onew llegó a la estación más rápido de lo que imaginaron, apenas se detuvo el auto Jonghyun salió volando, como quien corre por su vida. Recorrió casi toda la estación semi vacía, con la esperanza aún viva, podría ser que su pequeño simplemente nunca hubiese estado ahí o que cuando llegará ya hubiese abordado el tren. Y la gente lo miraba extrañada, pero no le importó, sus piernas corrieron hasta divisar el único tren que yacía estacionado en las vías. Poco a poco fue disminuyendo su velocidad hasta que las piernas comenzaron a caminar, tomo aire y cerró los ojos exhalando lentamente, cuando los abrió vio en una banca lateral al tren, escondida entre dos pilastrones, una pequeña espalda y unos pequeños pies balanceándose. Camino hasta ahí y cuando se acercó pudo ver mejor la cara de su hijo: Taemin estaba ahí. El corazón le bombeo de nuevo y suspiró agradecido. El niño volteo a ver y se sorprendió de ver a su papá ahí. Ese papá que mucho lo había tenido en el olvido. Jonghyun llegó hasta él y se agachó hasta quedar a su altura.

-Dijiste que seríamos felices. No cumpliste tu promesa.

-Lo sé, lo lamento –entonces Taemin se abalanzó sobre su papá.  

 

 

Kibum se levantó del sofá, vio entrar a Jonghyun y atrás de él, tomado de la mano a Taemin. El pequeño corrió hasta él y Kibum se agacho para recibirlo en sus brazos. El alma le había regresado al cuerpo ahora que tenía a su pequeño Tae junto a él. De pronto, así como estaban abrazados, el cuerpo de Kibum comenzó a dar pequeños espasmos, estaba llorando. No es como que le hubiese pasado algo al niño, pero pudo suceder, ¡y el susto! ¡Cielo Santo! Quién le quitaba el tremendo susto que le había dado. Sus pequeños lo eran todo para él. 

-No llores mamá, perdóname, no lo volveré a hacer –dijo Tae besando su rostro con esa boquita sonrosada y suave.

-Está bien cielo, está bien… -dijo finalmente secándose los ojos y mirando a Taemin con los ojos brillantes de alivio. Se separó y Sandara junto a Yoogeun corrieron hacia su hermano y lo abrazaron. Luego Minji hizo lo mismo, mientras decían algunas bromas para destensar el ambiente. Entonces Kibum decidió servir la cena, aunque a él hasta el apetito se le había ido. Sin embargo, descubrió que las verduras y el arroz se le habían quemado, pues con toda la conmoción había olvidado apagar la candela.

 

Al final terminaron pidiendo pizza, sentados en la mesa del comedor, riendo amenamente. Minji y Onew contaban chistes y hacían bromas para los niños. Jonghyun y Kibum se reían por momentos, pero estaba claro que había una cierta tensión entre ellos. Fingieron que no pasaba nada e incluso pusieron los cubiertos juntos, pero vaya, que se podía percibir la incomodidad entre ellos. Incluso los monosílabos que salían de su boca eran demasiado secos.

 

Minji, que no era para nada tonta se dio cuenta en seguida y decidió que aquello no podía seguir así. Mientras el matrimonio recogía los platos, Minji les susurró algo a los niños, emocionados dieron un gritito y se fueron corriendo a su habitación. Cuando Jonghyun y Kibum se asombraron de ver junto a la  pareja a los niños, que yacían ahí cada uno con una mochila en el hombro.

-Gracias por la cena hermanito, por favor no pienses más en lo que pasó está noche, que vas a hacer sentir mal a Taemin –dirigió una sonrisa al pequeño y éste una mirada inocente a su mamá. Kibum formó una ligera curvatura con su boca.

-Bueno, creo que ya es hora de irnos, te los devuelvo el domingo por la noche.

-¿Ah?... –balbuceo Kibum, pero Minji no le hizo caso, deposito un beso en su mejilla, luego en la de Jonghyun y salió de la casa.

-Adios mami –dijo Yoogeun

-Adiós papá –dijo Sandara

-Adiós papá, mamá –dijo finalmente Taemin corriendo hacia el auto con sus tíos, sin darles siquiera una explicación.

-Pero qué ray… - Pronunció Jonghyun. Los vieron irse. Kibum permaneció en el rellano de la puerta unos minutos hasta que comprendió el poco gracioso plan de su hermana: dejarlos solos, él y Jonghyun, solos en esa incomoda y horrible tensión. Cuando reaccionó el auto ya se alejaba de la casa. Cerró la puerta y comenzó a caminar hacia la habitación sin reparar en su esposo que estaba apenas a un lado. Jonghyun lo vio irse y no lo pensó dos veces, lo alcanzó, tomó su brazo y lo giró de golpe.

-¿Qué?

-Tenemos que hablar.

-Jonghyun, hoy ya no.

-Por favor Kibum –dice mirándolo suplicante con esos ojos aguados que Kibum detesta en momentos como ese, porque lo dejan débil ante él. Así que vira la cara y mira hacia todos lados menos esos ojos.

-Estoy cansado, mañana por favor, hoy ya ha sido demasiado –dice finalmente y se va. Jonghyun mira su espalda hasta que lo ve perderse entre la oscuridad de la habitación.

 

Jueves. Han pasado dos días desde lo de Taemin, desde que los niños se fueron con su hermana y desde que Jonghyun le pidió que hablasen. Los dos días más difíciles y deprimidos de su vida. En el trabajo no descansa, Miranda lo tiene dando vueltas de un lado para otro, escogiendo y rediseñando bocetos para su línea de ropa. Moviendo, quitando, añadiendo esto y aquello.

En cuanto a Jonghyun, lo ha evitado a toda costa. Ayer salió tarde, a propósito, del trabajo, esperando que cuando llegara a su casa Jonghyun ya estuviera ahí acostado, pero no estaba; cenó, dejo servida la de él y se tiró a la cama. Lo escuchó llegar pero se hizo el dormido. Lo llamó un par de veces pero no contestó porque estaba “profundamente” dormido. Escuchó algunos ruidos en la cocina, luego en el baño y finalmente lo sintió en la cama junto a él, justo después de que depositara un beso en su mejilla. Y hoy por la mañana, había salido volando de la casa, con el pretexto de que se le había hecho tarde, esta vez ni siquiera hubo un beso de despedida, como todas las mañanas.

 

Salió del trabajo a eso de las 7 u 8 de la noche, se había quedado hasta tarde, después de todo en casa estaría sólo, sin los niños y… sin Jonghyun. Caminó por la avenida, y mientras se dirigía a su hogar tomó el celular e hizo una llamada.

-¿Minji?...

-¡Hey Kibum!

-¿Cómo están mis pequeños? –dice, y entonces su hermana le cuenta todo lo que han hecho desde que se los llevo. Se la estaban pasando en grande, paseando de un lado a otro, siendo consentidos una y otra vez. Su hermana le pregunta sobre Jong y él le dice que aún no ha querido hablar con él, ella lo reprende un poco, Kibum la escucha arrepentido y esta apunto de colgar cuando Taemin, Sandara y Yoogeun se cuelan en el teléfono.

-¡Mami te extraño!- dice Taemin, pero Sandara le quita el teléfono.

-¡Mamá, los tíos son geniales! ¡El tío Onew me está enseñando a Pichar!

-Qué bueno cariño. –contesta Kibum divertido con la emoción de sus niños.

-¡Tía Minji me compró un algodón de azúcar del tamaño de las nubes, mamá!-grita Yoogeun.

-¿En serio cariño?

-¡Si! Te deje un pedacito –Kibum rio por la inocencia de su pequeño. –Te quiero mami- volvió  a hablar Yoogeun.

-¡Yo te quiero más! –gritó de pronto Taemin, mientras arrebataba el teléfono –Extraño a papá, tía Minji dice que ustedes tienen cosas que hablar…

-Sí amor, pero no te preocupes, papá también te extraña, me tengo que ir, dile a tus hermanos que os quiero mucho.

Minji tomó el teléfono, dijeron unas cuantas palabras más  y Kibum tuvo que colgar porque de pronto innumerables gotas empezaron a caer. El cielo que debía estar oscuro se había vuelto gris y una tormenta amenazaba con caer.

-¡Maldita sea!- exclamó Kibum y echo a correr, pero fue inútil en unos minutos yacía empapado completamente, siguió caminando un poco más tranquilo convencido de que ya no podría salvarse de la lluvia, mientras lo hacía pensaba en las palabras de su hermana; tenía razón, estaba dejando pasar los días y su situación con Jonghyun no mejoraba, en realidad, no había hecho nada para mejorarla. Los niños no tardarían en volver, Minji no podía hacerse cargo de ellos por mucho, en dos o tres días volverían y no quería que los pleitos continuasen y que los niños siguiesen escuchando, suficiente había tenido ya con el susto que le pego Taemin. Por un momento, le pasó por la cabeza dejar a Jonghyun, alejarse de él, pedirle el divorcio, seguir su vida solo con sus pequeños, cada uno con su propia vida. Le dolería hasta el último rincón del alma, y quizá lloraría noches enteras pero lo superaría y aprendería a vivir sin él.

Para cuando se había convencido de que ya sea romper el matrimonio y olvidar sus años juntos a Jonghyun o intentar recuperar lo perdido tenía que decidirlo esa misma noche, ya estaba en la puerta de su casa.

 

Antes de que siquiera tomara el pomo de la puerta, ésta se abrió de repente y Jonghyun apareció con una sombrilla en la mano y las llaves del auto. Ambos quedaron pasmados en la puerta cuando sus ojos se encontraron.

-Yo… iba a ir… por ti…-dijo Jonghyun mientras miraba las ropas empapadas de Kibum.

-Está bien, no importa –contestó el otro restándole importancia a su aspecto. Mientras entraba a la casa y Jong cerraba la puerta tras de sí.

-Sí que importa, te has mojado, te enfermarás, los niños se preocuparan, yo me preocuparé, y todo será mi culpa por tardar demasiado- Kibum que recogía un paño de la cocina para secarse el rostro miró a Jonghyun con una ternura indescriptible; por un momento su corazón se encogió.

-Tenemos que hablar- dijo de repente.

-Está bien, pero primero cámbiate, no quiero que te enfermes.

-No me entiendes, tiene que ser ahora, no puedo con esto.

-Vale… te escucho – Kibum tomo asiento en el sillón de la sala, sin importar que pudiera mojarlo, y Jonghyun lo hizo frente a él.

-Jonghyun sabes que te quiero demasiado, te he querido desde que decidí quedarme junto a ti hace ya muchos años, y quizá siga haciéndolo muchos años más, porque después de todo fuiste mi primer amor, mi punto de apoyo para salir adelante, has sido mi esposo todos estos años y me has dado tres niños maravillosos…-Jonghyun ensuavizó los ojos y Kibum se removió inquieto por lo que iba a decir a continuación. –Pero, estaba pensando en todo lo que hemos pasado, la mudanza, las innumerables peleas, la desaparición de Taemin, tu trabajo que cada vez me asfixia más… y creo que tal vez sería mejor que… ya sabes…- A Kibum, se le atoraron las palabras y Jonghyun intuyendo lo que iba a decir se levantó de golpe.

-¡No! –gritó de repente asustado por las palabras que Kibum no podía pronunciar pero que él había entendido. –No lo permitiré.

-Jonghyun creo que es lo mejor, sé que va a ser duro separarnos, pero no podemos seg…

-¡He dejado el trabajo! –gritó de repente Jonghyun, no queriendo escuchar más de esa absurda separación.

-¿Qué? –Kibum se paró frente a Jong estupefacto.

-Iba a decírtelo, pero me habías estado evitando ¡Lo he comprendido por fin Kibum! ¡He dejado ese trabajo de mierda porque me he dado cuenta de todo y no quiero seguir destruyendo mi familia!

-Pero ¿y tus sueños? ¿Y tus metas? Estabas tan decidido… ¿Qué va a pasar ahora?

-No me importan mis sueños, ni mis metas, ni mi trabajo si tú y los niños no están en ellos. –soltó Jonghyun acercándose a Kibum, quedando solo a unos centímetros de su rostro. A Kibum se le aceleró todo cuando escuchó aquellas palabras del hombre a quien había decidido no dejar nunca, no importa que pasase. ¿Cómo pudo si quiera pensar en dejarlo? ¿Cómo carajos pensaba seguir sin ese hombre que había sido todo para él?

 

Los ojos de Kibum se aguaron, arrepentido de lo que estuvo a punto de hacer. De repente una lágrima se escapó.

-No llores, amor- dijo Jonghyun mientras lo tomaba de las mejillas –No me gusta verte llorar- susurró y dio pequeños besitos en la boquita de Kibum que temblaba por el frío de la lluvia.

-Estás helado.

-Te necesito. –Jonghyun se enterneció tanto que lo tomó de la cintura y lo jaló hacia él en un abrazo. Se separaron apenas un poco y sus miradas colisionaron brillantes ante el reflejo de la noche. Jonghyun tomó su mentón, Kibum estaba a punto de abrir la boca para decir algo, pero sus narices se tocaron. De un momento a otro, sus bocas se enlazaron en un beso dulce, cálido y lento.

 

Cuanto habían extrañado, aquel sonido que hacen sus bocas cuando se aman.

 

Kibum colocó sus manos en su nuca, entonces los labios de Jonghyun comenzaron a bajar poco a poco por su cuello, lo recorrió por completo hasta llegar a su clavícula donde dejó pequeñas huellas. La boca del otro se entreabrió y su respiración se aceleró. Entonces sus labios volvieron a fundirse esta vez en un beso más salvaje, más necesitado, más ardiente. Enseguida sintió Kibum la mano varonil que se coló por debajo de la camiseta mojada y le acarició la espalda, de arriba abajo en un vaivén increíble.

 

Sus labios formaban una danza pasional desmedida, se separaron apenas para tomar aire y enlazaron de nuevo sus bocas en una perfecta sincronía donde sus labios se acomodaron y las lenguas se buscaron.

 

En un arranque de excitación, Jonghyun lo tomó de las piernas, haciendo que las rodee a su cintura y lo estampó contra la pared de la cocina. Kibum colocó sus manos sobre sus hombros para no caerse y cuando Jonghyun lo sintió más seguro lo subió a la mesa sin pensarlo siquiera, se dedicó a dejar mordiscos por todo su cuello, sintiendo sus jadeos justo en sus oídos. Por si fuera poco, eso lo puso a mil. Se quitan la camiseta, y los pechos quedan desnudos, a merced del otro. Sin esperar más bajó su boca hasta los pezones rosas de Kibum, los lamió y jugo con ellos, haciendo que tiré la cabeza hacia atrás. En ese momento las manos de Jonghyun desabrocharon el pantalón de su esposo, pero antes de que haga algún otro movimiento Kibum lo detuvo.

-Es-es espera Jong –dice agitado.

-No voy a detenerme, cariño –contesta con el semblante serio.

-No, no en la cocina, vamos a la habitación.

-Vale –relaja la cara y enrolla de nuevo las piernas de Kibum a su cintura y lo carga mientras vuelve a besarlo. Chocan contra las paredes de la sala, contra los sillones, contra la puerta del baño, hasta que chocan contra la cama de la habitación. Se recuestan en ella y enseguida Jonghyun toma el control porque acorrala a Kibum entre su cuerpo y la cama.

Mete sus manos bajo el pantalón y acaricia los glúteos redondos de su amante hasta llegar a su entrada, aquella en la que él muchas veces ha estado, acariciándola como quien acaricia el terciopelo. A Kibum se le eriza la piel, pero Jonghyun no se detiene, se deshace del resto de la ropa que les estorba, en pocos minutos ambos quedan completamente desnudos.

-Me encantas –susurra Jonghyun mientras da mordiscos al lóbulo de su oreja. Kibum vira el rostro sonrojado, ardiente en vergüenza –Oh por Dios –vuelve a decir.

-¿Qué?

-No puedo creer que aún te sonrojes –tira una risita. El otro lo mira arrugando el entrecejo.

-Chts… calla Jong.

Volvió a reír y antes de que Kibum le propinara un golpe, atacó sus labios hinchados, carnosos. Su amante olvidó el golpe y dirigió su mano hacia su espalda. Acarició de nuevo los pezones de Kibum con los pulgares y besó con ternura su pecho, bajó lento, llegó a los muslos blanquecinos y los masajeó una y otra vez. Su esposo, entonces, rosó descaradamente su pelvis contra la de él, y ambos formaron un gemido coral.

 

-Dios mío, te deseo tanto –Jonghyun suspiró contra la boca de Kibum y acto seguido lo tomó de nuevo, rejuntando ambas lenguas, explorando cada rincón oscuro.

 

Las manos de Kibum que vagaban por las nalgas de su esposo, se dirigieron ahora a su miembro erecto y hasta tocarlo. No esperó más, deslizó suavemente su mano de arriba abajo y viceversa, Jonghyun lanzó un sonoro gemido, pero Kibum no se detuvo, subió y bajó una y otra vez, rosando su longitud con total delicadeza, haciéndolo poco a poco más rápido. Jong gimió de nuevo y cuando sintió que iba a  llegar a su límite detuvo a su esposo, lo besó fogosamente y ahora las manos de Kibum se enredaron en los cabellos de Jonghyun.

 

-Venga, hazlo ya Jonghyun –él entiende, e inmediatamente posiciona la mano en su entrada, lo prepara con uno, con dos y hasta con tres dedos, cuando siente que está lo suficientemente dilatado,  rosa su miembro con aquella entrada y los dos gimen como salvajes. Kibum se endereza, enrolla las piernas a la cintura de Jonghyun, toma su miembro y lo adentra a su cavidad húmeda y caliente, sentándose sobre él. Jong tira un grito ahogado y Kibum lanza un quejido tremendo en su oído. Por el momento no se mueven, pasan unos segundos y cuando Kibum siente que está listo se levanta suavemente y cae sobre Jonghyun, comenzando con las estocadas, al principio lo hacen lento pero pronto se vuelve más rápido, y se convierte en una masacre de placer.

 

El pecho les sube y baja con agitación. Cuando Jong está por terminar, toma el miembro de su esposo y hace el vaivén al mismo tiempo que las penetraciones. Unas estocadas más y ambos llegan al clímax, Kibum entre las pelvis de ambos y Jonghyun en aquella estrecha cavidad que tanto le pertenece.

-Por fin… -dice Kibum y deja un beso en los labios de Jong.

-¿Por fin qué?...

-Has regresado a mí. –Y se besan de nuevo, despacio, cálido, sin prisa.

 

  

-Jong, date prisa, se hace tarde –gritó Kibum desde el umbral de la puerta, sonriendo al ver a Jonghyun en el pasillo intentando abotonarse la camisa con rapidez. Era domingo y les tocaba ir a recoger a los niños a casa de su hermana, cuando llamaron por la mañana para avisar que irían por ellos, sus pequeños parecían ansiosos.

-Cariño, otra vez lo has puesto mal –dijo Kibum mientras se acercaba y le acomodaba el cuello de la camisa. Jonghyun lo jaló de la mandíbula y le dio un beso de agradecimiento. Y de un beso pasaron a otro y a otro y a otro más.

-Basta Jong, estamos retrasados –dijo Kibum sonriendo con picardía.

-Vale, estoy listo mi Key. –contestó Jonghyun, haciendo referencia a su línea de ropa, mientras entrelazaba sus manos y salían de la casa.

Kibum sonrió. Se sentía tan afortunado de tenerlo a él. No importaba ya cuantas peleas hubiesen tenido en el pasado porque al final de cuentas él seguía ahí, con los pantalones bien puestos para continuar esa vida que había decidido construir a su lado.

Sus vidas prácticamente estaban dando un giro de noventa grados. Él que había llegado a Seúl siendo un simple diseñador, sin fama ni renombre, ahora estaba a punto de sacar su línea de ropa. No era un novato, había trabajado años en eso y aunque tenía que equilibrar su vida matrimonial con su vida laboral, estaba agradecido de tener ambos. Pues eso lo hacía sentir completo.

Aunque pensó que sería difícil porque Jonghyun prácticamente se había quedado sin empleo, las cosas no estuvieron tan mal, después de aquel día en que Jongyun había presentado su renuncia, contacto a unos inversionistas de ahí, de Seúl, que en varias ocasiones habían visto su trabajo y le habían ofrecido a su esposo que trabajara con ellos. Por fortuna, no solo estaban contentos de que Jonghyun se animara a trabajar en la empresa sino que como muestra de su compromiso con él, lo habían colocado como Jefe de uno de los departamentos de construcción, sus horarios de trabajo eran mucho mejores y su sueldo no estaba para quejas. Jong, su querido Jong por fin estaba siendo recompensado por su trabajo de años y él no podía estar más feliz.

Quizá tan poco iba a estar tan fácil, pero bueno, se tenían el uno al otro, para recordarse cada vez que fuera necesario el motivo por el que habían caminado tanto juntos.

 

Fin. 

Notas finales:

¿Qué os pareció?... ¡Oh Dios! Es la primera vez que escribo un final, es el primer fanfic que termino, así que estoy lista para los tomatazos y las pedradas ¡Muero por saber si os gusto! 

Creo que también ha sido el capítulo más largo de este fanfic así que espero haberlas dejado medio satisfechas, a pesar de mi demora jiji

Pues finalmente, no me queda más que agradecer sus comentarios a las que se animaron a dejar un review, los comentarios siempre van a motivar a los escritores así que no dejen de hacerlo, sobre todo si la historia los ha enganchado. Y pues también a los que no lo han hecho por pasarse a leer esta medio cliché historia jaja ¡Os quiero infinitamente lectores! Me despido por el momento... espero encontrarlos en mi otra historia ("Notas de amor"), aunque sea lenta actualizando jaja ¡Chao!

¡Arrivederci!  


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