Kai despertó. Parpadeó varias veces y paso su mano por su cabeza. Volteó su cabeza hacia el lado izquierdo, donde Lloyd aún dormía, con una leve sonrisa en los labios.
Kai hizo lo mismo, sonrió. Se sentó en la cama y, antes de pararse, beso ligeramente los labios del menor. Éste se revolvió inquieto y se giró dandole la espalda a Kai, que soltó una leve risita.
Al ponerse de pie un dolor en sus caderas se hizo presente, "lo normal", se dijo y caminó hasta el baño, para darse una ducha bien merecida. Después haría el desayuno, aunque lo único que sabía cocinar era arroz frito y huevos... No esa clase de huevos, los que se comen... ¡La mendiga gallina, para que entiendas!
Las gotas de agua recorrían todo su cuerpo, llevandose el sudor con ella.
Muy pronto sería el cumpleaños de Lloyd, y necesitaba un regalo -que no fuera su propio cuerpo-. Había pensado en un libro, pues a Lloyd le fascinaba leer, pero no sabía cual darle, podría ser que ya lo tuviera. Puede que deba revisar eso después.
Se sentó en el suelo de azulejos y abrió sus piernas.
¿En dónde guardaría Lloyd sus libros? Porque en el cuarto no hay ni una estatería. ¿Acaso tendrá biblioteca? Podría ser, teniendo en cuenta lo grande que es la casa. "¿Lloyd ya habrá despertado?... Lo dudo, se veía bastante agusto", pensó.
Introdujó dos de sus dedos en su entrada, para sacar todo el esperma. Soltó un jadeo inaudible, el sonido del agua absorbia todos los demás.
Comenzó a mover sus dedos. No pudo evitar volver a jadear. Aunque no estuviera preparandose, aquello se sentía bien por alguna razón. Los recuerdos de la noche anterior azotaron en su cabeza y se sonrojo de sólo pensar en todo lo que había hecho. Cuando alguien se sumerge en lo más profundo del placer, manda a la mierda todo lo demás y se deja llevar. Es algo que Kai siempre hacía al estar al lado de Lloyd.
Sacó sus dedos y pudo sentir como todo el semen salía de su interior. Miró su mano, ambos dedos que había utilizado estaban unidos por el viscoso esperma. Se quedó observandolos durante un minuto o menos, y los acercó a su boca, para lamerlos.
”Lloyd sabe tan bien...". El calor comenzó a invadir su cuerpo, se estana excitando.
—Buenos días, Kai— dijo una voz. Kai se sobresalto y vió, recargado en el marco de la puerta de la ducha que ahora estaba abierta a Lloyd, quien lo miraba pícaramente.
—Lloyd...— susurró sonrojado, ¡íncreible!, estaba a punto de hacer algo que pocas veces había hecho en su vida: masturbarse.
—Kai, estás duro— dijo Lloyd, divertido.
El mayor miró su entrepierna y era verdad. Cerró rápidamente sus piernas, evitando así que el menor lo mirara de tal excitante manera.
Lloyd entró a la ducha y cerró la puerta tras de sí, quedando en frente, de pie, de Kai, que seguía en el suelo, sentado, mirando desde abajo a Lloyd.
—No puedes quedarte así... Empezará a dolerte, venga, ¿por qué no lo haces?— preguntó burlón. Kai se sonrojo nuevamente y cubrió su rostro con sus manos. ¿En que pensaba Lloyd? ¿Quería ver que se masturbara? Eso era nuevo, por lo general era Kai quien decía las cosas guarras o similares—Vamos, hazlo.
Kai lo miró directamente a los ojos, y en ellos había pura lujuria.
Separó lentamente sus piernas, dejando al aire su miembro erecto. Acercó la mano de antes y tomó su miembro, soltanto un jadeo. Comenzo a moverla de arriba a abajo, despacio, mientras jades y gemidos ahogados salian de su garganta. Podía sentie la caliente mirada de Lloyd encima suyo, y eso lo ponía más excitado.
Aumento el ritmo de su mano y se estremeció. ¡Se sentía tan bien!
—Haaa... ¡Ahh! Mgh, hmmn, ¡Lloyd!— gimió, llamando al chico que también se estaba excitando de sobremanera al ver una escena tan erótica como aquella—, ¡Lloyd! Haa... ¡Aah-! ¡Se..! ¡Se siente bien! Mghn, ¡más-!
Gemía y gritaba como si fuera el contrario quien lo estuviera tocando. Pronto sintió ese inconfundible calor en sus caderas, estaba llegando al final de todo.
Acelero aún más el movimiento de su mano y acabó corriéndose, arqueó su espalda y una sacudida eléctrica recorrió su cuerpo. Su semen termino manchando su cara, torso y cabellos.
Jadeaba en busca de controlar su respiración, mientras aún tenía, inmovil, su mano sobre su miembro.
—Ahh... Me has excitado, ¿sabes?— dijo Lloyd, suspirando.
Kai volvió a dirigir sus verdes ojoa brillantes al menor, y sonrió.
—Dejame echarte una mano...
Abrió los ojos de par en par y se sentó de sopetón. Colocó su mano sobre su cabeza y la sacudió fuertemente.
Quitó las sábanas que lo cubrían y pudo notar que tenía una prominente erección. ¡Genial!
Ese puto sueño lo había puesto cachondo. Imaginar a Kai así...
Giró su cabeza hacia la derecha tan rápido que casi lo disloca. ¡Kai no estaba a su lado!
Se abrió la puerta de la habitación y, tomando las sábanas, cubrió su erecto miembro. Era nada más y nada menos que Kai, que venía con una sonrisa de lado a lado.
—Ya despertaste. Perfecto. El desayuno está listo, baja antes de que se enfríe— dijo éste.
—V-vale...— respondío Lloyd. Kai cerró la puerta y el menor pudo relarajarse soltando un suspiro de alivio. Iría al baño a ocuparse de su problema y luego bajaría—. Putos sueños... ¿Cómo fregados se me ocurrió tal cosa? Soy un maldito enfermo...