Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Feliz Cumpleaños por Makechuta

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, aquí esta el segundo capitulo. Deseo que les guste. :D Gracias por leerlo.

Un niño se escondía debajo de la mesa intentando retener sus lágrimas. No quería que su madre le viera.


 


-Se has escondido el niño y no lo encuentro-.Explicó la mujer.


 


-Tranquila, yo lo encontraré. Tú ve a preparar la tarta.-Propuso una voz masculina.


 


-Vale confío en ti.


 


El niño estaba asustado. No podía ver nada. Además le preocupaba quien era ese hombre.


 


-Te encontré pequeño.-Se agachó para cogerle las manos. Unos instantes después sonrió.


 


Era Sinbad, el profesor de los mayores. Judar no intentó escapar. Únicamente se quedó contemplando tanta belleza.


 


-¿Qué te pasa pequeño?


 


-Nadie ha venido a mi cumple-Sollozó-Y estoy triste.


 


-Yo si he venido a tú cumpleaños-Le guiñó un ojo-.¿Qué te parece si lo celebramos; tú, tu madre y yo?


 


-Vale-Saltó de alegría.


 


>>En aquel entonces solo tenía 10 años. Sinbad, a partir de ese año, siempre celebraba mi cumpleaños junto a mi. Era algo realmente especial.


 


-.-


 


 


 


 


 


 


 


 


Me desperté. Me encontraba en una cama junto Alibaba. Su mano estaba sobre mi pecho. Unas gordas sábanas cubrían ambos cuerpos. Con cuidado aparté su mano de mi, pero no sirvió de mucho pues comenzó a abrir sus ojos.


 


-Judar- me llamó entreabriendo sus grandes ojos. Seguramente, él, no podía ver mucho por la luz. Era una expresión muy tierna.


 


-Dime Alibaba- Le sonreí sinceramente, a pesar de que me costaba hablar.


 


-Buenos días-Dijo en voz bajita. Y sonrió nuevamente.


 


Asentí con la cabeza. Verdaderamente no tenía ganas de hablar. Alibaba levantó la persiana. La luz me molestó un poco. Por la expresión del rubio adiviné que él también.


 


-¿Qué te apetece para desayunar?- Me preguntó levantándose.


 


-Me da igual- Respondí con tal de no hablar mucho.


 


-Esta bien.


 


Alibaba preparó unas tostadas con aceite y unos cafés. Todo estaba muy rico. Ambos estuvimos en silencio durante todo el desayuno. A mí no me apetecía hablar en absoluto y él no intentaba forzarme. Realmente se lo agradecía. Era un buenísimo amigo. Pero estaba solo. Me daban ganas de decirle que a partir de ahora y en adelante podría contar conmigo para cuanto gustase. Y darles las gracias encarecidamente por tal excelente atención. Pero no podía articular las palabras. Sino las lágrimas brotarían en contra de mi voluntad. Espero que algún día puedas perdonarme Alibaba.


 


Me dirigí a coger mi mochila, cuando él se paró en seco delante de mi. Me miraba un tanto extraño. Quería preguntarle, pero de nuevo, no encontraba las palabras. Siguió mirándome, intensamente. Esto era muy extraño para mi. Me sentía, totalmente, fuera de lugar. Súbitamente me abrazó. Mi cuerpo estaba inmóvil. Sus brazos me rodeaban. Con su mano acarició mi cabello. Mi cabeza estaba apoyada en su hombro.


 


-Llora cuanto necesites. Yo estaré aquí para apoyarte.-Me hizo saber muy decidido. Su voz no temblaba. Sus intenciones eran nobles.


 


-Si...- Y rompí a llorar como nunca antes.


 


Estuve un buen rato llorando. Tanto que se nos pasó el tiempo de ir a clase. Odiaba todo lo que estaba sucediendo. ¿Todo? Realmente todo no. Alibaba se había convertido en mi amigo y me apoyaba. A pesar de la congoja pasada en el momento su calidez estaba ahí para animarme. Era una sensación muy agradable. Por primera vez tenía un amigo de verdad.


 


De repente algo se encendió dentro de mí. Era consciente de lo que estaba sucediendo. Mi corazón estaba dividido. Por un lado, estaba destrozado por lo ocurrido con Sinbad. Pero, por el otro, me alegraba de que Alibaba estuviera a mi lado.


 


Creí que ya podría hablar, así que antes rodeé con mis brazos a mi nuevo amigo. Pero me percaté de un hecho muy trise: El también lloraba.


 


-Alibaba, ¿Qué sucede?-Pregunté muy preocupado.


 


-Nada- Sollozó.- No me prestes atención.


 


-¿¡Cómo no te voy a prestar atención!?- Grité exaltado- Eres mi amigo. Yo te apoyaré en todo.


 


Él volvió a sonreírme. En cierto modo, tanto drama era asqueroso. Pero supongo que estaba bien. Tomó mi mano y me guió con rumba a su habitación.


 


-Volvamos a la cama.-Imperó señalándola.


 


Sin decir palabra alguna acaté su orden. Bajó las persianas. Ambos nos desnudamos y nos tapamos con las sábanas.


 


-¿Son cálidas verdad?- preguntó entrelazando sus dedos con los míos.


 


<<¿Qué coño haces Alibaba? Y no son cálidas, son calurosas. ¡Qué inútil!>>


 


-Claro... muy cálidas y eso.


 


Si te gusta morirte de calor. A mi siempre me gustó el frío. A decir verdad creo que me sentía mejor. Pues de nuevo empezaba a molestarme todo y me daban ganas de destruirlos a todos (Menos a Sinbad).


 


Nuevamente estuvimos en silencio un gran rato. Finalmente me dormí. Sé que soñé con algo muy triste. Pero al despertarme no lo recordé.


 


Alibaba no estaba en la cama. Ahora me sentía mal por los pensamientos anteriores. Tal vez estaba un poco susceptible. Como cuando la pesada de Kougyoku tenía a regla. <<Ahhhh>> De verdad que no sé que pasa conmigo. Todo era un lio en mi cabeza. En mi cabeza se formulaban las siguientes preguntas. “¿Cómo voy a arreglar las cosas con Sinbad? ¿Sinbad querrá hablarme? ¿Qué voy a hacer para aprobar? ¿Podré mirar a Kouen nuevamente?


 


Todo era demasiado difícil. El suicidio se veía como un opción interesante. Ni en broma. Resistiré en contra de las adversidades. Nadie me detendrá.


 


Pasé todo el día y la noche de nuevo en casa de Alibaba. Nadie estaba en su casa, a parte de nosotros.


Al día siguiente si fuimos a clase.


 


 


 


 


 


 


Al llegar al instituto ambos nos encontrábamos muy callados. Sé que me apoyaba con todo su corazón, pero tal vez no sabía exteriorizarlo bien. Yo, tampoco, no sabía que decir en tal situación. El silencio me era un poco incómodo. Habíamos llegado muy temprano, algo raro en mí, por lo que apenas había personas en la escuela.


 


-Judar, ¿Te molesta si pasamos antes por a biblioteca a recoger un libro?-Preguntó como si estuviera pidiendo permiso.


 


-Emm...¡Claro1-Exclamé con energía, alzando mis brazos al cielo.


 


-Bueno...Si no quieres vete tú para clase-Propuso notando mi sobreactuación.-Puedo ir yo solo-Puso una mirada triste.


 


-No- lo cogí por los hombros-Yo iré contigo-le guiñé el ojo- Sino me sentiría solo.


 


-No sabía que te molestara estar solo- rió un poco infantil.


 


-Quiero estar contigo- cogí su mano.


 


Nuestras manos estuvieron enlazadas hasta que llegamos a la puerta de la biblioteca.


 


Cuando entramos todo se encontraba en absoluto silencio, (lo normal de estos lares). Nunca antes había entrado aquí. En el centro de la sala, del techo, colgaba una estrepitosa y lujosa lámpara de araña. Estaba muy sorprendido. Se encontraban un montón de estanterías repletas de libros. Además, el lugar constaba de mesas redondas, con sillas, por toda la sala. El lugar estaba casi vacío. Justo debajo de la suntuosa lámpara, había una mesa ocupada por un grupo de jóvenes, los cuales, sentados susurraban de un modo casi imperceptible. De los chavales solo pude reconocer a dos; Aladdin y Toto, una chica que también era compañera de nuestra clase. Los acompañaban dos alumnos más. Una chica pelirroja y un chico de piel morena con un pelucon de lo más extravagante(Al menos yo lo veía así.) El cabello llegaba hasta el cuello, una parte estaba recogido por una pequeña coleta, rodeado por varias trenzas. Lo que yo decía, EXTRABAGANTE con todas las letras. Más o menos ambos parecían de la misma edad, rondaban los quince. En la mesa, también, una silla vacía los acompañaba. Pensé, que tal vez esperaban a alguien.


 


Alibaba y yo pasamos muy próximos a ellos. Me percaté de como ellos lo fulminaban con la mirada. Probablemente sintieran un sentimiento cercano al asco. Porque esas expresiones no me parecían muy amorosas.


 


Alibaba comenzó a hablar con el bibliotecario. Me dí la vuelta para seguir observando el lugar. Pero tan solo pude fijarme en como susurraban de Alibaba y como parecían que se burlaban de él, además de señalarlo.


 


No me gustaba nada la situación. Me daban ganas de meterle a todos unos bofetones bien ejecutados. Mi cuerpo se enervaba más y más por momentos.


 


-¡Ya Judar!- Me dijo Alibaba rodeándome con el brazo. Las burlas de los demás aumentaron.


 


-Vayámonos ya.-Dije con un semblante totalmente serio.


 


Alibaba se sorprendió ya que nunca había visto tal expresión en mis rostro.


 


-Claro.


 


Salimos y caminamos por el pasillo con dirección a clase.


 


-¿Qué libro has cogido?-Le pregunté con el propósito de empezar una conversación.


 


-Mi libro favorito.-Esbozó una sonrisa- Las mil y una noches.


 


-AH. No lo he leído.- Alcé mi brazo para rascarme la cabeza.


 


-El orientalista y diplomático francés Antoine Galland hizo su primera edición, en Europa, en el Siglo XVIII, fue recibida con escándalo. En los salones franceses, lo más beatos pusieron el grito en el cielo. Debido a que contiene demasiadas obscenidades e impudicias. Se le acusó de haber escrito el libro y decir que era de otro país para poder plasmar su propio libido.


 


¡Ahh!- curvé mis labios.- Eres muy culto Alibaba.


 


Sinceramente me sentí avergonzado de que él supiera más que yo. Me creía inteligente, pero la literatura histórica no me llamaba la atención, y aún así quería superar a Aladdin.


 


-Que va. Para nada-rió. Simplemente es lo que dice en el prólogo del libro.


 


Ah. Oye Alibaba- Me paré en seco y lo miré a los ojos.


 


-¿Qué sucede Judar?


 


-Verás... hay algo que e gustaría preguntarte.


 


-Claro, dime- respondió con naturalidad.


 


-¿Te solías relacionar mucho con los chicos que estaban en la biblioteca?


 


-Sí. Ellos eran mis amigos. La silla que estaba vacía, ¿La vistes?


 


Asentí.


 


-Pues ahí es donde solía sentarme yo.-Añadió con nostalgia.


 


-¿Qué pasó?- Pregunté muy preocupado.


 


-Decidieron dejar de hablarme.


 


-¿Sin motivo? -Lo agarré de los hombros angustiado.


 


No respondió.


 


-¿Por eso estabas tan mal antes?


 


-En parte sí.


 


-¿Alibaba no te dan ganas de destruirlos? Yo te puedo ayudar- Mi vena sádica salió sin pensarlo.


 


-Judar, ¿qué dices? - Preguntó atónito como el mismo.


 


-Es que...-Dije intentando remendar mi error.


 


-Eran mis amigos-miró hacia abajo.-Aún les tengo cariño.


 


-¿Cómo les vas a tener cariño? Te han abandonado.


 


-Pero los recuerdos siguen.


 


-Pues eso, te han hecho daño.-Lo zarandeé-Te dejaron solo.


 


-Judar ya he intentado empezar de nuevo. Además tú estas conmigo.-esbozó una sonrisa que me calmó.


 


 


>>Alibaba en aquel momento no lo comprendí muy bien. Eres un ser muy noble y de gran corazón. Tu no le guardabas ninguna clase de rencor a tus amigos, ¿verdad? Tú solamente te quedaste con los buenos momentos. Te admiró por ello. Aún así me pregunto. ¿Conmigo serás igual?


 


 


 


-Por cierto Judar,¿quieres que vaya yo a hablar con Kouen? -Me propuso con su típica miradita.


 


-A A A -jadeaba


 


-¿Qué te ocurre Judar?-Preguntó el canijo muy preocupado.


 


-“¿Qué te ocurre?”-Me tronché de la risa-¡Eres de demasiado pijo!.-Volví a carcajearme.-¿Dónde te has educado?-Reí de nuevo-¿En un palacio?-Reí nuevamente.


 


Mirándole la cara, adivine que no le hacia ni una pizca de gracia lo que estaba diciendo. Me sentí un poco culpable. Ya que esto era un colegio de señoritos, lo normal es que Alibaba fuera un estirado y de familia poderosa. Los únicos que no encajábamos en ese perfil éramos Aladdin y yo. Que estábamos en Prestigioso instituto de Alma Torán por nuestro intelecto, no por el dinero.


 


-Pues es que no esperaba que me ofrecieras tal cosa, de ahí el jadeo.- Dije en modo reconciliador.


 


-Bueno, es que a mí también me ha suspendido. Y supongo que no querrás verlo en un tiempo, o al menos no tener que estar con él a solas.


 


-Gracias Alibaba. La verdad es que no sabía el modo de enfrentarme a él. Me ayudarías mucho.-Le sonreí, aunque tenía ganas de comérmelo a besos.


 


-No hay de qué- me devolvió la sonrisa.


 


-Espera-reflexioné-¿Y si te intenta hacer lo mismo que a mí?


 


-Tranquilo yo lo conozco, ¿recuerdas?


 


-A sí cierto.-Asentí repetidas veces.


 


De repente sonó el timbre. Ya iba a comenzar la primera hora. En mi calendario indicaba que nos tocaba Historia, es decir Kouen. Quería que la tierra me tragase. No quería verle la cara tan pronto.


Súbitamente una pregunta se formuló en mi : <<¿Cómo es qué Alibaba conoce tan bien a Kouen?-Alibaba entró a la clase- Dios Alibaba. Espero que lo pudieras haber mantenido alejado de ti. Ahora me sentía muy intranquilo. No quería ver al chivo pero me preocupaba por el unicornio.


 


*Alibaba → Unicornio(Debido a su extraña cresta)


Kouen → Chivo(debido a la barba)


 


 


 


Segundos después comencé a reírme por mi propio chiste. JAJA. Realmente era gracioso. “ La inquebrantable historia del chivo y el unicornio”-Reía solo en el pasillo.


 


-Si alguna vez escribo un libro se llamará así-Dije al aire haciendo círculos con el dedo índice.


 


-¿Qué hacer Judar-chan?-Preguntó una tierna voz.


 


-Kougyoku... Preparaba un monólogo. Adiós.


 


-¡Para!-Jaló mi mano.-¿Dónde estabas esta mañana?


 


-Kougyoku no te importa. Adiós.-Entré en mi clase.


 


Yo me sentaba en la última fila, mientras que Alibaba en la primera junto al enano pedante. Pobrecito.


 


Kouen entró. Dio una clase aburrida y tortuosa. Se me hizo eterna. Cada vez que miraba su rostro me acordaba de los sucedido y me daban ganas de matarlo. En cambio Alibaba parecía disfrutar de la clase. La verdad es que le pegaba este tipo de cosas. Alibaba es alguien muy carismático. Podría ser un gran profesor o político, estoy seguro. ¡AHHH! De nuevo. Que angustia. Últimamente todos mis pensamientos terminaban en Alibaba. Ni que me estuviera enamorando de él. Yo sólo amaba a Sinbad.


 


Cuando llegó física estaba muy nervioso. ¿Cómo iba a mirar a Sinbad? ¿Y si él no me prestaba atención? Realmente estaba muy preocupado. Tenía miedo.


 


-¡Buenos días!-Dijo él con alegría.


 


La clase transcurrió con normalidad. Él no fijaba su vista en mi ni por un segundo. Algunas veces, durante las clases, nuestras mirada se cruzaban por pequeños instantes. Además Sinbad solía sacarlo a la pizarra o preguntarme. Pero nada de eso sucedía así. <<Me están llevando los demonios>> Mascullé exasperado.


 


Cuando quedaban cinco minutos para acabar la clase,Sinbad paró. Eso era algo realmente raro, pues el solía exprimir hasta el último.


 


-Prestarme atención.-Alzó la voz.- Pasado mañana realizaremos una excursión al campo. El que no venga tendrá un punto menos en mi asignatura.-Curvó sus labios con malicia-¿Quién se apunta?


 


Absolutamente todo levantamos la mano. Menuda mierda. Yo odiaba las excursiones.


 


 


 


 


 


 


 


 


Saliendo del Instituto Alibaba y yo nos topamos con el director. También era el profesor de ética. Alibaba solía tener intensos debates con él. Creo que ellos no se pueden ni ver. Supongo que se odian mutuamente.


 


-¿Qué tal cariño?-Le besó la frente a Alibaba.


 


<<WTF>> Alibaba y el director no se odiaban. ELLOS DOS TENÍAN UNA RELACIÓN HOMOSEXUAL.


 


-Muy bien-Sonrió mi amigo gay(y yo sin saberlo).


 


-Vamos te llevo a casa.


 


-¿Hoy no tienes que trabajar por la tarde?-Sonrió de nuevo.


 


-No. Tengo toda la tarde para estar contigo.-Guiñó un ojo.


 


DIOS. Encima iban a aprovechar para practicar el sexo. Todo esto era demasiado para mi. No podía creerme lo que estaba sucediendo.


 


-Judar,¿quieres que te lleve a ti también?


 


-¡No se moleste señor director!


 


-Si no es molestia Judar.


 


-No, no es igual. No se preocupe.-Curvé mi labios trémulos.


 


-Judar, para mi padre no es molestia.


 


-¿PADRE? - grité sorprendido.


 


-Si, ¿qué te pensabas?


 


Le susurré al oído todo lo que había pensado. No podía permitir que Rashid, el director, se enterará todo lo que imaginé. Sería muy vergonzoso.


 


-Jajaja- Rió desmesuradamente.-¿Enserio Judar?-No paraba de reír. De la risa, se le saltaron las lágrimas.-¿No crees que es un poco mayor para mí?-Y nuevamente se tronchó en mi cara.


 


-Bueno yo... Nunca había oído nada sobre vuestro parentesco.


 


-Bueno a decir verdad nosotros no lo ocultamos pero evadimos el tema. De ahí la confusión.- Explicó el director.


 


El coche del director era antiguo pero olía bien. Alibaba y él hablaban con cariño sobre temas triviales, mientras que para mi era muy incómodo.


 


-¿Dónde te dejo Judar?


 


-En la siguiente calle.-Mentí.


 


Les hice que me dejaran en un una zona que estaba a cinco calles de mi barrio. Mi casa estaba en un lugar pobre. Me sentía muy avergonzado y no quería que Alibaba lo supiese. Así que decidí andar un poco.


 


Y tediosamente para mí, llegó el día de la excursión.


 


 


 


En el autobús Alibaba estaba echado sobre la ventana. No hablaba no decía nada. Por otro lado, Sinbad, estaba en el primer asiento. Próximo al conductor. A su lado se sentaba Kouen. Ambos reían con naturalidad. Detrás estaban el director Rashid y el profesor Jafar. Que también reían relajadamente. -Me fijé en todos mis compañeros- Todos sonreían y hablaban. Y yo era el único callado y aburrido. Siempre fue así. Pero ahora que las cosas eran distintas esperaba un cambio.


 


-Alibaba,¿estas durmiendo?-pregunté con cuidado.


 


-No-respondió con una voz queda.


 


-¿Quieres hablar conmigo?-le dije mientras que acercaba mi cuerpo al suyo.


 


-Judar...


 


-Dime.


 


-Me encuentro mal. Creo que voy a vomitar.-dijo mientras que volvía su cara para mirarme.


Era una cara horrible. Sé que debería haberlo ayudado pero:


 


-JAJAJA-me destornillé.-Qué pringado-grité.


 


Todo el autocar nos miraba.


 


-Todo el mundo me mira. Eso hace que me sienta peor.-acto seguido se vomitó encima. MIENTRAS QUE TODOS LO MIRABAN.


 


-Qué puto asco Alibaba.-volví a reír.


 


Alibaba me miró con una cara reprochadora. Sus ojos era vidriosos. Yo era su amigo y lo había dejado en ridículo.


 


-¿Alibaba estas bien?-Dijo el señor Rashid ofreciéndole una servilleta.


 


-Si-mintió Alibaba.


 


-Quitate la sudadera. Aquí tienes otra. El pantalón luego lo cambiamos.-esbozó una sonrisa.


 


-Gracias.-se quitó la sudadera.


 


Todo el mundo lo miraba. A decir verdad me sentía algo mal.


Por casualidad, me di cuenta de que Aladdin y la pelirroja, miraban a Alibaba con cara de preocupación. Aunque yo no lo quise ver así. Por lo que saqué mi dedo corazón a ellos, a la vez que les sacaba la lengua. En su semblante era plausible las ganas de estrangularme. Simplemente miré para otro lado obviándolos. Ver así al enano me causó una gran satisfacción.


 


Cuando llegamos al lugar Alibaba y Rashid se fueron a una cabaña que se hallaba justo al lado del autocar.


Todos salían con entusiasmo. Yo me limité a esconderme debajo de los asientos del autobús. Es lo que hacía siempre. Pero Sinabd venía a por mí para que fuera con mis compañeros, pero esta vez no iba a ser así. Era evidente.


Oía como todos se alejaban. Alcé un poco mi mirada y los vi a todos. Odiaba como íbamos vestidos. Con este asqueroso chándal. Azul marino y una camiseta blanca, era simple y aburrido. Sin decir que todos iguales.


Súbitamente escuché unos pasos y me escondí. ¿Quién podía ser? ¿Alibaba y Rashid? Era lo más


probable.


 


-Judar sal. Sé perfectamente que estas escondido-Ordenó una voz ronca.


 


-¿Qué haces aquí Sinbad?-Salí.


 


-¿No te fuiste huyendo de mí? Pues vete.


 


Realmente no quería ser así, pero mi orgullo actuaba solo.


-¿Qué dices Judar? Si fuiste tú el que estaba haciendo cochinadas con otro habiendo quedado conmigo.-Frunció el ceño


 


Supuse que Sinbad estaba dolido por lo que vio y decidí dejar el orgullo a un lado y dejar hablar a mi corazón :


 


 


 


-Te amo Sinbad. Olvida todo lo que vistes. Pues ahí no mostraba mi verdadero amor. El único que puede hacer mi corazón latir de esta forma, el único que mi alma abruma de esta manera... Sin duda eres tú. Sólo te amo a ti. Eres el dueño de mis pensamientos. Yo...


 


-Judar, tranquilo. Creo que lo llego a entender. Aunque sea un poco -rió- pero acabas de confesar tu amor por mi, casi sin darte cuenta.-arqueó sus labios de oreja a oreja.


 


-Esto yo... bueno...- Mi pálida piel sufrió una conversión a granate, en todas las mejillas.


 


-Judar, cielo, deja de imitar a los tomates. -Sin pensarlo me besó.


 

Notas finales:

Ya se acabó el capitulo. Proximamente tendrán otro. Les agradó el capitulo? Espero que sí. Os invito a dejar vuestra opinión en el review. ¿Con quien creeis que se quedará Judar? Yo ya lo tengo pensado, pero me gustaría saber vuestra opinión. o, ¿Con quién querríais que se quedará? XDD

Nos leemos próximamente.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).