2. Demonios
Todo iba normal aquí, mi tiempo siempre lo ocupaba haciendo las mismas cosas, ser un demonio no era tan emocionante como los humanos pensaban, no podías sentir esa adrenalina correr por tus venas cada que hacías algo peligroso, no podías sentir emoción alguna todo siempre era lo mismo, vigilar esas insignificantes almas que apenas y te llenaban, verlas y dedicarles tu tiempo para que otro demonio no te la arrebatara, lo único que me llenaba de emoción era ver como morían, hacer que se arrepientan de sus pecados al último momento pensando que así se salvaran y llegaran al "Reino de Dios" pero no, eso nunca funcionaba al morir caen en nuestras manos y mientras más las hacemos sufrir más se arrepienten, más gritan, más lloran, eso para cualquiera que no fuera demonio sería una masacre, pero para nosotros era música.
Al principio se sentía bien hacerlos sufrir, pero con el pasar de los años se volvía aburrido, ya no me llamaba la atención ningún alma por ahí.
Cansado de escuchar las súplicas de esas almas decidí ir en busca de alguna que si satisfaciera mis gustos y llenara mis expectativas, pero nada, ningún humano me llamaba la más mínima atención, mientras más pasaban a mi lado más coraje y enojo sentía, todos estos insignificantes estorbos humanos sentían ese asqueroso sentimiento llamado amor, lo podía ver en los ojos de ellos. Me dispuse a caminar unas cuantas calles más cuando lo vi, su alma desprendía enojo, rencor, frustración, rabia. Había llamado toda mi atención con sólo sentir lo que su alma desprendía, pero me había capturado al ver su belleza, sus ojos color azul intenso y su hermoso cabello que bajaba por su frente. Mi interés por el era tan grande que lo seguía como una sombra.
Era un estudiante ya que llevaba puesto un uniforme y una mochila en sus hombros. Al verlo entrar a la grande institución no pude hacer nada más que quedarme fuera de este, chasqueando la lengua por mi frustrado plan de raptarlo decidí quedarme arriba en un árbol, al dirigir mi vista hacia una ventana pude ver un salón de clases, era el de el, lo supe desde el momento en el que lo vi entrar y sentarse adelante de un rubio, mi mente sólo estaba en aquel chico de hermosos ojos azules.
Lo vigile toda la mañana, había sido regañado por dormir en clases y pude sentir lo enojado que estaba con el extraño de cabello rojo, después me encargaría de el por haber molestado a mi presa, luego fue a la dirección y por dos horas lo perdí de vista, había sido una tortura no poder ver su hermoso rostro y sus ojos cerrados por el cansancio con el cabello cayéndole por la frente haciéndolo ver tan tranquilo, en verdad me había atrapado por completo podía hacer cualquier cosa por el sólo para conquistarlo, pero antes de eso tenía que crear mi plan de ataque para poder presentarme ante el sin que tenga miedo.
Decidí seguirlo hasta su casa creo que sintió mi presencia ya que giraba de vez en cuando la cabeza para ver si alguien lo seguía pero supe ocultarme.
Las pastillas para dormir que tomaba fueron la llave que habría la puerta hacia mi gran plan, no pudo haber hecho las cosas más fácil ya lo tenía ganado, el pensara que estaba alucinando por las pastillas y lo haré creer que estaba en un mal sueño, al conocerlo y ver lo terco y grosero que era mis esperanzas habían bajado, las cosas ya no estarían tan fáciles como yo pensé, era demasiado listo y así no podría manipularlo a mi gusto.
Después de haberle dado una lección haciéndolo dormir me puse a pensar en otro plan ya que el que tenía pensado no iba a resultar teniendo en cuenta su actitud poco tratable, suspirando me había quedado en blanco, verlo tirado en las hojas secas de aquel bosque donde decidí hacer mi primera aparición me había causado mucha ternura, ese niño se volvería mi adoración, me acerque a el lentamente y me tome el atrevimiento de acariciarle su cabello era tan suave, baje mi mano ahora acariciando su mejilla, al parecer le dio un cosquilleo ya que apretó los ojos y arrugo su nariz ante ese acto me sonroje desviando la mirada hacia un árbol y apartando mi mano de el, alejando cualquiera pensamiento indecente lo cargue para poder regresarlo a su casa, el se abrazaba a mi, su aroma me volvía loco por completo, podría hacer cualquier cosa con el ya que estaba inconsciente pero no, no quería dañarlo, lo acerque un poco más a mi sus labios estaban a centímetros de los míos pero me detuve.
-Si haré algo contigo que sea cuando estés despierto...
Susurre contra sus labios y le di un pequeño beso en la frente, desde ese día mi objetivo sería conquistar aquella alma tan exquisita pero lo más importante, enamorar a aquel humano tan interesante y único.