Viernes 31 de octubre
Edad: 9 años.
La señora Park se aseguraba de empacar la maleta de su pequeño hijo con todo lo necesario para el campamento al que asistiría todo el fin de semana. El campamento no era por motivo de Halloween, sólo al director de la escuela se le ocurrió hacerlo en estas fechas. Chanyeol estaba tan emocionado como Baekhyun de poder asistir, por primera vez en su corta vida, estarían separados de sus padres y sentirían cierta libertad (no cuenta la vez que exploraron la ciudad, esa vez terminaron con miedo), pero sería emocionante porque irían al bosque, y el bosque siempre tiene cosas que la ciudad no.
—Listo —la señora Park dijo—, ¿estás emocionado bebé?
—Ya no soy una bebé, mami —hizo puchero—. Pero sí, iré con Baekhyunnie, será muy divertido —sonrió infantilmente.
—¿Les ha tocado juntos en la cabaña?
—No lo sé, pero haremos lo posible por quedar juntos, no permitiremos estar separados —su ceño se juntó con el hecho de pensar no estar junto a su mejor amigo.
Cuando la señora Park alistó a su hijo en todos los aspectos para ir un fin de semana al bosque, salieron de su casa tomados de la mano y cruzaron a la casa de enfrente, la mamá de Chanyeol llevaba consigo la pequeña maleta alistada. Cuando la puerta de la casa de los Byun se abrió notaron que el hijo menor la había abierto.
—¡Channie! —gritó un muy emocionado Baekhyun de nueve años, abrazando a su mejor amigo—¿Estás listo? Mami dice que nos tenemos que cuidar. ¿Estás emocionado? ¡No puedo creer que iremos juntos!
Baekhyun siempre ha sido de los que hablan mucho, y la señora Park lo sabía, más cuando se trataba de su hijo Chanyeol, ambos hablaban hasta por los codos. Sonrió con ternura al verlos emocionados y se dirigió a donde creyó que su amiga se encontraba; la señora Byun.
—¿Crees que debería ponerle una muda de ropa más? —preguntó la madre de Baekhyun al notar la presencia de la otra—Estoy tan preocupada, mi bebé se va por un fin de semana.
—Ellos saben cuidarse. Chanyeol incluso creo que está más al pendiente de Baekhyun que de su propia madre —bromeó un poco aunque parte de eso era verdad—. Sé que Baekhyun también cuidara de mi Channie, ellos se cuidan mutuamente, no saben andar solos.
La señora Park conocía bien a los dos niños de nueve años, ambos no sabían andar uno sin el otro, de eso se dieron cuenta cuando ambos cumplieron siete años.
—¿Debería llevar a Kiri? —Chanyeol preguntó a Baekhyun quién comía galletas mientras abrazaba a su peluche de hurón—Mami dice que no la lleve.
—¡Debes, Channie! Nunca sabes si Kiri nunca volverá a salir —sus mejillas se encontraban llenas de migajas de galletas, Baekhyun era un desastre comiendo.
—Tienes razón, lo llevaré. Uhm, Baek... Tienes un poco de... —pasó su pulgar por las mejillas del otro recogiendo las migajas para después chupar su dedo—. Tenías galleta, Baekhyunnie, eres sucio.
Ambos rieron y Baekhyun besó la mejilla de su mejor amigo haciendo que se sonrojara.
Pronto las madres de ambos se hicieron presentes para llevarlos al lugar donde el autobús escolar los llevaría al campamento, recogieron sus pertenencias y Baekhyun guardó a Kiri en su mochila de Pororo para que la madre de éste no se llevara a Kiri y dejara a Chanyeol sin su peluche favorito. Cuando llegó la hora de despedirse de sus madres, ambas los llenaron de besos en las mejillas y les dijeron que se cuidaran mucho y que no hicieran muchas travesuras, ellos asintieron y abordaron el autobús, sentándose juntos.
En el camino al campamento se la pasaron jugando y contándose cosas sin sentido, aunque pasaran un día entero juntos nunca se acabarían los temas de conversación y nunca se cansarían uno del otro, cantaron algunas canciones —en su mayoría el tema de Pororo, a veces los otros niños les hacían los coros— y también durmieron un poco. Después de 40 minutos de recorrido una profesora les dio la orden de bajar del autobús cuidadosamente, dándoles paso a la vista de árboles del bosque y demás propiedades del territorio boscoso, nunca habían ido al bosque por lo que les sorprendió.
—Baekhyunnie, esto es tan bonito.
—Lo sé, Channie, deberíamos de vivir aquí, es mejor a la ciudad, ¿verdad?
—Cuando seamos mayores compremos una casa aquí para vivir juntos... Y con Kiri —señaló a su peluche sonriente.
—Sólo porque Kiri me cae bien.
El silbato de uno de los profesores sonó llamando su atención y la de los presentes de inmediato.
—Niños, bienvenidos al campamento de GwangJu, aquí haremos actividades recreativas y se divertirán mucho —habló no tan entusiasmado—. Lo primero que les pedimos es que carguen con su pequeña mochila ya que tomaremos una caminata por el lugar para empezar, de su equipaje se harán cargo los demás profesores. Tienen exactamente cinco minutos.
Todos los alumnos asintieron. Chanyeol y Baekhyun fueron a donde habían dejado sus mochilas y una profesora se cercioró de que llevaran un botella de agua cada uno para el camino, una vez que estuvieron listos se colgaron sus mochilas a los hombros.
—¡Espera, Baek! —Chanyeol gritó segundos después.
—¿Qué pasa, Channie?
—Quiero llevar a Kiri —inconscientemente hizo puchero—. Si lo llevo en la mano me lo quitarán los profesores.
—Entonces mételo en tu mochila —aseguró sonriente Baekhyun. A Chanyeol se le iluminaron los ojos al escuchar su idea y metió a Kiri en su mochila. Con los cinco minutos casi exactos llegaron a donde el profesor en jefe se encontraba para llevarlos a la caminata por el bosque.
En el transcurso del camino Chanyeol sacó la pequeña cabeza de su peluche de hurón por un espacio pequeño que con el cierre había hecho para él, con el cuidado de que ningún profesor lo haya visto. Baekhyun constantemente fue regañado por estar hablando con Chanyeol cuando el profesor en jefe estaba explicándoles sobre el árbol más viejo del lugar. Sorprendidos por el lugar miraron más a fondo de lo que el profesor les explicaba, Baekhyun vio a lo lejos lo que probablemente era un arrollo, estaba un poco alejado de donde el grupo de estudiantes se encontraba; aprovechó de que el profesor le enseñaba al grupo sobre una planta con flores — que según él— eran extrañas, y que todos estaban distraídos para decirle a Chanyeol.
—Channie —susurró—, Channie —volvió a llamar pero no lo escuchaba porque estaba escuchando sobre lo que el profesor decía—. Channie, vamos a ver eso —llamó tirando de su camisa, y por fin, llamó su atención.
—¿Qué, Baek? —miró hacia donde el dedo de su amigo apuntaba con el dedo entrecerrando los ojos para ver— ¡Un río! —habló alto llamando la atención de algunos alumnos y del profesor en jefe.
—Shh, haz silencio, Channie —siguió susurrando al momento en que todos volvieron su atención a las explicaciones del profesor—. Ven, vamos a ver.
Escabulléndose de los profesores e ignorando miradas acusadoras de algunos alumnos, se escondieron entre los arbustos para llegar a la pequeña corriente del río que estaba cerca. Realmente estaba a unos 15 metros si calculamos bien. Al llegar se sentaron en cuclillas tocando con las yemas de sus pequeñas manos el agua que por la corriente se movía, chocando con algunas rocas en su paso. Cualquier niño se emocionaría por aquello, más si jamás han ido al bosque, porque simplemente era fascinante poder ver tan clara el agua y mirar las rocas al fondo.
—¡Un pez, Baekhyunnie! —señaló con su dedo al notar un cuerpo moviéndose en el fondo.
—Deberíamos pescarlo —un entusiasmado Baekhyun opinó quitando de sus hombros su mochila para sacar algunas migajas de galletas que guardaba.
—No creo que les gusten las galletas, Baekhyunnie —frunció la nariz—. Además no tenemos con qué atraparlos.
—Entonces sólo alimentémoslos. Mira, se están comiendo lo que les tiré —una sonrisa traviesa salió—. Sabía que les gustaría porque son mis favoritas.
Se mantuvieron alimentando —o trataron de hacerlo— a los peces del río a la orilla, cuidando de que ninguno cayera al agua o se resbalaran, entre risas y algunas pequeñas bromas entre ellos se entretuvieron tanto que no se dieron cuenta de cuando el grupo se había alejado de ellos y de dónde habían ido.
Caminaron hacia donde antes los profesores y alumnos estaban para encontrarse sólo con la planta extraña de antes, pensaron que ir por el camino recto era el correcto. Pasó al rededor de una hora cuando se sintieron completamente perdidos y asustados, no sabían donde estaban y todos los árboles y arbustos lucían iguales, parecía que estaban caminando en círculos. Ya no vieron más señales de aquella corriente de agua en la que habían jugado algunos momentos atrás; cansados de tanto caminar entraron a una pequeña cueva para refugiarse de la próxima lluvia, el cielo se empezaba a tornar gris y debían cubrirse de la lluvia dos pequeños niños de nueve años.
—Tengo miedo —Chanyeol dijo en cuanto entraron.
—No debimos habernos separado —Baekhyun admitió.
—Fue tu culpa, Baekhyunnie —frunciendo los labios le dio la espalda a su mejor amigo—. Estaríamos con los demás si no me hubieras llamado.
—¡Tú me seguiste, Chanyeol! —gritó frustrado y una lagrima traicionera rodó por su mejilla al escuchar por primera vez a Chanyeol hablarle así, porque normalmente estaría brindándole tranquilidad en estos momentos—Eres muy malo, Channie.
Oh, no. Baekhyun había empezado a llorar y Chanyeol se empezó a sentir culpable, porque, en efecto; Chanyeol decidió seguir a Baekhyun sin importar romper las reglas.
—Perdón, Baekhyunnie —se acercó y lo trató de abrazar, mas éste le apartó empujándole.
—Eres malo. Aléjate —cubrió su rostro lleno de lágrimas con su brazo y se alejó unos pasos de su mejor amigo.
—No. Fue mi culpa también. Por favor, perdóname Baekkie —si no lo perdonaba también iba a empezar a llorar.
La lluvia empezó a cesar rápida y estruendosamente asustandoles.
—¿No fue sólo mi culpa? —Chanyeol negó—Entonces..., ¿todavía me quieres? —Baekhyun había asomado su cabeza sobre su brazo con un puchero en los labios tembloroso por el llanto.
—Siempre te querré, Baekhyunnie —abrió sus brazos invitándole a acurrucarse, sin dudarlo se acurrucó.
—Yo también siempre te querré, Channie —se limpió las lágrimas en sus ojos y le sonrió formando medias lunas en ellos.
—Te quiero mucho, Channie.
La lluvia cada vez caía mas fuerte y rápida sobre el suelo tierroso del bosque, el viento soplaba a una velocidad increíble y los truenos cada vez sonaban más fuertes. Chanyeol y Baekhyun se habían sentado en una ropa plana y larga que encontraron algunos minutos atrás, se estaban abrazando porque a ambos les daban miedo los truenos, sus cuerpos tiritaban levemente del miedo.
—Tengo mucho miedo, Channie —estaba fuertemente agarrado del pecho de su mejor amigo, porque él siempre fue más pequeño de tamaño.
Chanyeol fuertemente abrazaba con su brazo libre a su hurón de peluche—Tenemos miedo también.
Hojas que cayeron de los árboles entraron a donde estaban, el viento hacía un ruido espeluznante, como si un monstruo estuviera cerca.
Se abrazaban cada vez mas fuerte y más juntos.
—Baekhyunnie, ya no quiero estar aquí, tengo mucho miedo.
—P-podríamos hacer algo para distraernos y olvidar el miedo, podríamos jugar.
—¿A qué?
—N-no sé —pensó un poco—. ¿Qué te parece s-si jugamos a Simón dice?
—Está bien —asintió para después dar un brinquito del susto que el trueno le había provocado.
—Yo comienzo. Simón dice que nunca me sueltes hasta que termine la lluvia.
—Eso es fácil, Baekhyunnie. No lo iba a hacer de todos modos —sonrió—. Me toca. Uhm. Simón dice que aguantes la respiración por diez segundos.
Tomó el aire suficiente y aguanto los diez segundos con éxito.
—Me toca —el ambiente se había relajado y ya no sentía tanto miedo—. Simón dice que sueltes a Kiri y me lo prestes durante todo el campamento.
—No —negó rotundamente—. Kiri es mío, siempre está conmigo, no me gustan otras personas —frunció el ceño en un puchero.
—Vamos, Channie. Simón lo ha dicho —suspirando, Chanyeol le entregó a Baekhyun su peluche de hurón, quien rápido lo tomó entre sus brazos como si fuera un bebé.
—Me toca —lo pensó cuidadosamente durante algunos segundos, pensando que fuera lo correcto—. Simón dice que cierres los ojos y que escuches lo que voy a decir.
—No es justo, Channie, eso es trampa —cruzó sus brazos.
—Sí es justo. Tú me quitaste a Kiri —resignado Baekhyun cerró los ojos fuerte esperando a lo que Chanyeol le fuera a decir—. No te muevas, espérame.
Chanyeol sin moverse de su lugar miró decidido a su mejor amigo. La lluvia ya estaba bajando su intensidad y ahora las gotas caían finas, el viento brusco se había ido y el ruido tranquilizante de las gotas chocando con las hojas de los árboles estaba presente.
Aún con los ojos cerrados y sintiendo los brazos de Chanyeol a rodeándole, esperó a lo que Chanyeol iba a decirle o hacer. Sus labios se hallaban partidos por el frío y la falta de agua en su cuerpo, hasta que sintió otros presionándolos contra los suyos; abrió los ojos sorprendido para encontrarse con su cara pegada con la de Chanyeol. Como la primera vez fue corto y rápido, sus rostros se encontraban sonrojados de un color rosa claro pero con miradas conectadas en alegría al separarse. Sintieron seguridad y todos sus temores de hace unos momentos ya no estaba.
—Eh, uhm. M-me toca —habló Baekhyun después de volver a sus sentidos, ignorando el golpeteo extraño en su pecho—. Simón dice que me des un masaje.
—Eso no, Baek.
—¿Por qué no? Estoy muy cansado y tú eres muy desobediente, así que espero mi masaje, Channie.
—Está bien.
Iba a la mitad de su masaje profesional cuando el director junto con una profesora se hicieron presentes portando un impermeable y sombrilla respectivamente. Entraron sorprendidos y aliviados al ver a los dos niños sanos y salvos, sin ningún raspón o herida.
—Niños, que bueno que están bien —la profesora de ambos corrió a abrazarlos como si les quisiera sacar los órganos—. No vuelvan a separarse jamás, tendrán un reporte y una queja para sus padres.
Ambos asintieron.
—Ya hemos llamado a sus padres, ellos querían llevarlos de vuelta pero nos hemos negado porque tienen que aprender a estar con el grupo. Así que espero que no se separen el fin de semana o crean que llamaré a sus padres para que vengan por ustedes.
Ambos volvieron a asentir.
Caminaron junto a sus superiores que los dirigieron al comedor. Increíblemente no se habían dado cuenta del hambre gigante que tenían hasta que ambos comieron dos platos de ración cada uno.
Para su suerte les había tocado juntos en el dormitorio de la cabaña —ellos y otros cinco niños más—, no dormirían en cama, habían colchonetas individuales para cada niño para que más niños cupieran en un dormitorio.
A la hora de dormir, rápido escogieron unas colchonetas para quedar juntos, uno al lado del otro; en ningún momento Baekhyun soltó a Kiri, no permitió que regresara a manos de Chanyeol. Kiri ya guardado en su mochila de Pororo después de haberla ambientado como si fuera una cama para peluches lo dejó ahí para acomodarse junto a Chanyeol, acurrucándose. Baekhyun se mantuvo despierto luego de unos minutos después de que los profesores apagaran las luces y cerraran la puerta del dormitorio, curioso si Chanyeol seguía despierto, empezó a picar sus mejillas con sus dedos.
—Channie —susurró y siguió picando sus mejillas—, Channie despierta. Channie no puedo dormir.
Chanyeol se empezó a remover y soltó un bostezo cansado, frotó sus ojos con los puños de sus manos.
—¿Qué pasa, Baekhyunnie?
—No puedo dormir. Hablemos, ¿sí? —hizo ojitos aunque no lo pudiera ver con facilidad.
—Vuelve a dormir, Baekhyunnie —bostezó y lo envolvió en un abrazo—. Mañana hay mucho tiempo para hablar, ahora es tiempo de dormir —volvió a cerrar sus ojos y Baekhyun levantó su cabeza del pecho del más alto.
—Channie —habló más alto que antes—, no te duermas... —hizo un mohín y abrazó su cintura de niño escondiéndose en su pecho otra vez. Chanyeol suspiró y volvió a abrir los ojos mirando el abrazo de koala que recibía de su mejor amigo.
—Está bien, hablemos... —esas fueron las palabras mágicas para que Baekhyun levantara su mirada y aún abrazándolo empezara a hablar como si en todo el día no lo hubiera hecho.
Hablaron de lo divertido y un poco asustadizo que fue perderse en el bosque, que el bosque era más bonito que la ciudad y de otras cosas random entre ellos. Chanyeol —que ahora ya no tenía sueño— se dio cuenta de que la voz de su mejor amigo era una de las más bonitas que ha escuchado, y también de que hace gestos muy chistosos cuando se emociona al platicar algo que le ha gustado; se ha dado cuenta de que Baekhyun es diferente a los demás niños, pero no, no debe decirle eso a nadie, debe guardárselo para sí mismo.
—Baekhyunnie..., ¿podemos darnos un beso? —preguntó después de un pequeño tiempo de silencio sin hablar.
Impresionado por la pregunta miró a su mejor amigo sonrojado—C-claro —sonrió.
—¿No vas a preguntar por qué? —negó con la cabeza.
Ambos pequeños, aun abrazados, levantaron sus labios y los juntaron por cinco segundos aproximadamente, al separarse Baekhyun deshizo el abrazo y gateó hasta donde su mochila se encontraba, sacando a Kiri de ella. Desúés volvió a gatear y se abrazó de nuevo a Chanyeol.
—Kiri también quiere un beso —dijo y Chanyeol le dio un corto beso a su peluche—. Yo también quiero otro beso —admitió, rieron y juntaron otra vez sus labios.
No saben cuantos besos pequeños se dieron, pero todos les hacían reír por las cosquillas en el estómago que sentían al juntar sus labios, al llegar de nuevo el cansancio se durmieron abrazados con Kiri en medio.
*
Al día siguiente el profesor en jefe los despertó tan temprano que se arrepintieron de haberse quedado hablando hasta tan tarde. El día había amanecido soleado y mucho más bonito que ayer, hacía calor y los profesores les dijeron a ambos que si hoy se portaban bien los llevarían con los demás al lago a tomar un chapuzón. Aunque no llevaban su traje de baño se metieron con la ropa que llevaban puesta, hicieron algunos juegos que el profesor tenía preparados para jugar en el agua y desafortunadamente no les tocó en el mismo equipos aunque le suplicaron con mil pucheros al profesor. El equipo de Baekhyun ganó.
Rieron en la noche platicando de lo divertido que fue el día y Baekhyun le presumía a Chanyeol que su equipo había ganado y el suyo no. Antes de dormir Baekhyun le robó un pequeño beso y rápidamente, después de hacerlo, se volteó dándole la espalda abrazando fuerte el peluche de hurón para dormirse después.
El domingo llegó y ese día regresaban a la ciudad. Un poco tristes empezaron a guardar sus pertenencias —el bosque era lo mejor, ¿por qué tenían que regresar?—, cerciorándose de que no olvidaban nada. Baekhyun decidió poner a Kiri en una esquina para no olvidarse de él, ya que no los iba a meter en su mochila, lo iba a llevar en brazos. Cuidadosamente terminó de guardar todo y tomando la mano de Chanyeol se dirigieron al autobús que los llevaría de regreso. En el camino, Baekhyun recordó que no había llevado a Kiri consigo, que lo había olvidado en el dormitorio de la cabaña donde se habían quedado, sin embargo, no le dijo nada a Chanyeol que no lo había notado, guardó silencio esperando que no recordara a Kiri.
Al llegar a la escuela en la ciudad los padres de ambos ya se encontraban esperándolos, sus madres los abrazaron y sus padres les recordaron que los habían extrañado. Ambas familias caminaron al estacionamiento donde habían aparcado sus autos, Baekhyun tomó la mano de Chanyeol y lo llevó detrás de un arbusto escondido. Besó a Chanyeol en los labios y agachó su mirada, sus manos tomando las de su mejor amigo aún.
—¿Q-qué fue eso, Baekhyunnie? —tocó sus labios con una de sus manos.
—Perdón, Channie —su mirada seguía gacha y su voz sonaba como si estuviera a punto de llorar.
—¿Por qué?
—Perdí a Kiri, tú me lo confiaste y yo lo perdí. Lo siento, Channie, no era mi intención —rompió en llanto y abrazó a Chanyeol.
—N-no importa —si importaba pero no iba a hacer llorar más a Baekhyun—, ya lo iba a regalar de todos modos.
—Sí importa y yo lo perdí. Soy muy tonto, Channie —seguía llorando y Chanyeol lo apartó por los hombros. Baekhyun lo miró con lagrimas cayéndole por las mejillas.
—De verdad que no. Mira, lo más importante es que tú estás bien, ¿sí? Tú eres mi mejor amigo —besó su sien y Baekhyun asintió.
Salieron de los arbustos y fueron a donde sus papás ya los esperaban. Estaban a punto de irse cuando su profesora llegó corriendo hacia el auto de la familia Park haciendo que ambos autos de ambas familias se detuvieran.
—Señor Park —jadeaba a falta de aire—, el pequeño Chanyeol ha olvidado esto —tendió el pequeño hurón de peluche y Chanyeol lo tomó con ojos brillantes—. Perdonen si los detuve. Nos vemos mañana en clase, Chanyeol. Disculpen señores Park —hizo una reverencia en forma de disculpa y se retiró.
—¡Baekhyunnie! —gritó desde la ventana de su auto agitando al peluche en manos, su amigo asintió muy contento y le sonrió demasiado feliz.
A final de cuentas, Kiri regresó a los brazos de Chanyeol.