Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mundano por Izumi Beloved

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no son míos.

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, mis fics... siguen congelados. Recominedenme uno !!!!

Mundano.

Por: Izumi Beloved

 

Él estaba prohibido para ti y lo sabías, Naruto no podía ser propiedad de nadie y eso te disgustaba.

Por tu parte sabías que Naruto deseaba ser amado. Conocías sus pequeños secretos y los mantenías a salvo, Naruto no era un ser tan puro como todos creían, su carne siempre se exiliaba en otros  pueblos en busca de cuerpos que lo hicieran vibrar.

Sabías que los altos mandos confiaban en ti y tú aprovechándote de la inocencia del rubio cuando era apena un niño comenzaste un sucio negocio, lo vestías en seda y lino; lo único  debía hacer era complacer a los altos mandos para que tu obtuvieras riqueza y grandeza.

Tu deber era negociar diplomáticamente y el de él…simplemente dar placer mundano.

Te lo habían prohibido, y todos te habían comentado que una vez que el muchacho no fuera deseado por otros hombres sería desechado. Te conseguirían un joven simpático, inocente y creativo.

Pero tú al igual que ellos sabían que Naruto tenía algo más.

Tal vez era la sonrisa, también podía ser la piel apiñonada o tal vez era el deseo de crecer y también el de tener un nombre en la sociedad.

Lo llevaste a al pueblo de Suna y lo ofreciste al Quinto Hokage.

Un hombre  joven de cabello de fuego, Naruto se sintió por primera vez en diecisiete años inquieto. Te lo comento una noche después de que le había entregado su cuerpo al líder de la aldea.

Su cabello le recordaba a su madre; y ahí empezó tu condena cuando Gaara te ofrecía riquezas y poder militar a cambio del rubio muchachito.

Intentaste por todos los medios de hacerle cambiar de opinión a Sabaku no Gaara, pero observaste en aquellos ojos aguamarina obsesión. Naruto por su parte estaba embelesado con las hermosas palabras que le dedicaba el hombre por las noches.

—Dice que soy perfecto—te dijo sinceramente— Sasuke-sama, el llena mi alma—

Lo golpeaste esa noche con fuerza y regresaron en la madrugada a Konoha.

 

—¡No puedes! ¡Tú no eres libre, eres de mi propiedad! ¡Yo te crie!—

—Sasuke-sama, lo escucho de Sabaku-dono—se aferró a las ropas del pelinegro— si usted me vende ¡lo tendrá todo! —

—No te tendré a ti Naruto— sinceró al mayor  cayendo de cuclillas mirando las marcas que había hecho en las mejillas de su siervo.

—Yo seré viejo* dentro de unos ocho años, Sabaku-dono encontrará alguien joven y versátil. Usted es un hombre inteligente que sabe lo que significa el poder y la riqueza, un huérfano como yo solo es un instrumento vació que no conoce de amor. Úseme y obtenga beneficios—

—Naruto…—

—Sakura Haruno es una buena mujer, no cambie su decisión por un simple placer mundano. A eso se refería el Sexto Hokage de Konoha cuando me puso a su cargo—sonrío el rubio acariciando con suavidad de la cabeza de su señor.

 —En un mes regresaremos, necesito entregarte en el mejor lino al líder de Suna—

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Tuvieron sexo la siguiente semana, lo que te había sido prohibido ahora debía ser marcado.

Naruto jamás se negó, finalmente su deber desde que había cumplido los doce años era el de dar placer a otros. Intentaste ser diferente  mostrándote lento y precavido, pero solo habías logrado asustar al adolescente que no conocía de tactos suaves.

Todo tenía que ser tosco y brusco, Naruto jamás se había considerado alguien digno de alguna caricia o abrazo y, recibirlos de tu parte se sentían como llagas internas que le causaban incluso más dolor a su psique.

—¡DETENTE! —te gritó Naruto cuando estabas a punto de besarle en los labios.

Tu cerebro reaccionó al instante separándote del rubio que se colocaba sus ropas rápidamente.

—Actúas como una niñita virgen en cuanto a los besos se refieren— te mofaste y observaste al rubio sonreír inconscientemente.

—Guárdelos  para su futura esposa, un siervo como yo… no es digno de algo tan maravilloso—

Apretaste tu puño y nuevamente lo tumbaste en tu futon, tu siervo abrió las piernas y se dejó hacer.

-.-.-.-.-.-.-.

No había flores o regalos finos para él. Solo su nuevo kimono rojo con estampado de crisantemos.

Naruto había hecho ese fin de semana un pequeño arreglo de flores que coloco a un lado de su cabello. Sabaku no Gaara no podía esperar por su premio y en un intento desesperado por obtenerlo corrió a Konoha para ofrecer  su ayuda en lo que el pueblo necesitará.

Acomodaste el obi dorado de Naruto y pusiste atención en los más mínimos detalles del lugar,  por última vez en aquel vació cuarto volviste frente a Naruto para despedirte.

—¿Estuviste guardando tu primer beso para él? —

Naruto negó.

—Lo guardaba para Sasuke Uchiha— sonrío mientras las lágrimas que había reprimido durante cinco años bajaban por sus mejillas. Sonreíste y quedando nuevamente de cuclillas lo besaste.

Querías abrazarlo pero eso significaría atarte a él y eso, era algo prohibido para ti, para tu clan, incluso estaba prohibido para el mismo Naruto que ahora y por órdenes del sexto Hokage de Konoha y el quinto Hokage de Suna, Naruto pasaba a ser siervo de otro hombre.

Rompiste el beso y observaste a Naruto limpiar las lágrimas con las mangas del kimono, ahí tierno y apacible como si de una mascota se tratase ahora esperaba a Gaara.

El hombre entró solo a la habitación mientras Naruto sonreía vacíamente a su nuevo amo.

—Sabaku-dono, esperaba por usted—

—Uzumaki-san, volvamos a casa—

Era el As bajo manga del Hokage de Suna, lo supiste cuando te miró con superioridad. Él había ganado con todo a su favor.

Tú una simple marioneta del sexto Hokage jamás podrías competir contra tal rey.

—Me llevo a tu peón para convertirlo en reina— se atrevió a decirte Gaara.

Pasaron cuatro años y fuiste llamado Hokage de la aldea de Konoha, te casaste con Sakura y tenías ahora una pequeña hija. Escuchabas hablar de Naruto como un fiel servidor a Sabaku no Gaara y te hiciste de poder entre otras aldeas.

Buscabas venganza y la conseguiste cuando habías puesto en jaque al líder de Suna. Pedías algo fácil a cambio de evitar una guerra.

  Y ahí a las seis de la tarde, viste con tus propios ojos como llegaba tu visita diplomática envuelta en un kimono dorado

—Sasuke-dono—hizo una reverencia Naruto mientras miraba tu vacía habitación de Hokage.

 

—Haz lo que mejor sabes hacer Naruto, y no escatimes…—tragaste saliva —… quiero besos, por los viejos tiempos— relamiste tus labios mientras jalabas dulcemente del cabello de tu viejo amante.

No te importaba si tus caricias hacieran lastimaron a Naruto. No te importo nada, tenías poder y por ende Naruto te pertenecía cuantas veces amenazarás a Suna.

Observaste a Naruto colocar su kimono, y aprovechaste tu tiempo a solas con él para despojarlo nuevamente del mismo. Lo  besaste, nuevamente tomaste posesión de su cuerpo y con lastimosas caricias intentabas marcarlo como tuyo.

Naruto se dejó hacer a tu placer mundano. Y entonces entendiste la razón por la cual el sexto Hokage te lo había prohibido, Naruto como cortesano era un simple títere, vació y sin expresión.

Naruto… no era Naruto; eras solamente placer mundano.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).