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¿Amor? No se que se siente. por Amber Masahito

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Notas del capitulo:

Hola chicas. Ay, estoy a full, no?

Tengo que recompensarlas por dejarlas tanto tiempo

Es un capitulo cortito pero es que quiero que los dos primeros solo expliquen sus historias, digamos. La de Jun y Min ♥

Bueno, voy a actualizar as seguido  de ahora en mas.

¡A leer! ^^

Las manos le sudaban, temblaban mientras sostenía su pasaporte entre ellas.


Estaba de vuelta. Después de siete años de ausencia, al fin regresaba a su país. Hace solo unos meses no cavia la posibilidad de regresar a casa. Su vida estaba hecha en Inglaterra, pero ahora, más que nunca tenía ganas de sentir el calor de su hogar, de sus padres y tal vez, de algunos amigos.


Muchas cosas habían cambiado, él sobre todo, ya no era un muchachito de 19 años, recién cumplidos, lleno de sueños, que lo único que deseaba era recorrer el mundo, estudiar la carrera que le apasionaba y encontrar el amor de su vida. En el presente, lo que más deseaba, era todo lo contrario.


El primer año fuera de Corea, lo había pasado recorriendo diferentes países de Europa, conociendo diferentes personas y culturas, cuando creyó que era tiempo de sentarse y ser responsable partió al Reino Unido luego de haber ingresado a la universidad más prestigiosa del país, tenía como meta llegar a ser un gran arquitecto, al igual que su padre, quería pararse frente a una hermosa edificación y sentirse orgulloso por haber sido responsable de tal obra.


La fila para hacer el chequin avanzaba sin problemas, su turno pronto llegaría y ansiaba cruzar la puerta para encontrar a su madre, seguramente, y darle un abrazo. Ya era un adulto, un hombre lastimado, por eso mismo, imploraba por la calidez de los brazos de su madre.


Cuando le devolvieron sus documentos, señal que todo estaba en orden, los guardó en su saco. Sus paso se agigantaron y las ruedas de su maleta arrastrarse por el piso se oían con fuerza.


Entre la multitud que allí estaba, pudo divisar a su madre, su cabello ahora estaba corto y el paso de la edad se le estaba manifestando en su rostro.


Casi corriendo fue hacia ella, agachándose hasta su altura la tomo en un fuerte abrazo, casi quitándole el aire, su madre besaba su rostro y decía su nombre sin parar. Los brazos de Jung Min se fundían en el cuerpo de su madre, pidiendo a gritos que sanara sus heridas.


Cuando pudieron separarse uno del otro, la mujer tomo entre sus manos el rostro de su hijo, habían pasado tantos años sin verse, era como un sueño. Tanto para Jung Min como para ella, este momento parecía una ilusión producida por la añoranza de ambos.


-Hijo- sollozaba la mujer –Estas tan grande, mi pequeño Jung Min-


-Mamá, te extrañe, te extrañe mucho- decía el joven con lágrimas aglomeradas en sus ojos café


-Jung Min- escucho una voz ronca llamarlo


-Papá- exclamo al ver a su padre acercarse a ambos


-Tanto tiempo, hijo- dijo tomándolo del brazo y arrástralo a un abrazo


 


 


Al llegar a su casa, noto que seguía siendo la misma de siempre, unos cuadros se habían sumado a las estanterías y un hermoso cuadro ahora adornaba la parte superior a la chimenea. Sus maletas apenas habían tocado el piso de su vieja habitación cuando el grito de su madre llamándolo para cenar lo saco de sus pensamientos. Definitivamente estaba en casa.  Fue en esos momentos, en los que los tenía tan cerca, que se percato de cuanto los había extrañado.


Antes, el brillo del país extranjero lo había impactado, haciéndole olvidar lo feliz que era en Seúl.


Bajo hasta el comedor y se sentó dispuesto a comer, su madre había preparado decenas de cosas que sabia le gustaban, aunque cada vez que podía, en Inglaterra iba a un restaurante coreano, nada se comparaba con la comida de su madre.


Tomo los palillos y en un instante ya tenía varios bocadillos en su plato. La sonrisa de su madre era inmensa, única y hermosa, tal como lo recordaba. La mirada cálida de su padre tampoco había cambiado, siempre apoyándolo y ayudándolo a seguir adelante, ese era su padre. En esos momentos se sentía sumamente afortunado, alegre y sin dudas, de que dejaría todo lo malo en el pasado.


-Entonces ¿Terminaras el último año aquí?- cuestionó su padre en medio de la comida


-Si, aún me faltan unos papeles pero los enviaran por fax luego voy a inscribirme a la Universidad de Seúl.


-Es una pena que no hayas terminado allá pero no voy a negar que me alegra- acotó su madre


-Pero ¿Por qué decidiste volver? Así ¿tan de repente?- agregó su padre


La cara de Jung Min de pronto entristeció y recuerdos dolorosos vinieron a su mente, solo desvió su mirada diciendo – Los extrañaba demasiado- fingiendo una sonrisa


La cena termino con tranquilidad y aunque hubiera querido conversar con sus padres el resto de la noche, el cansancio del viaje se lo impidió. Su madre había mantenido su habitación tal cual la había dejado, sus libros, juegos, películas al igual que sus figuras de colección seguían en el mismo lugar. Como si su madre lo hubiera esperando con ansias cada hora de los pasados siete años, como si estuviera convencida de que él regresaría a pesar de que en ocasiones le había dicho que Inglaterra era su lugar en el mundo.


Se acostó en su cama y el sentimiento de la soledad se hizo presente nuevamente, ahora podía estar completamente seguro de que él no vendría, ya nadie se acostaría a su lado brindándole calor, no importaba si pasaban horas, si la medianoche era marcada por las agujas del reloj, nadie atravesaría la puerta y se acostaría pidiendo su abrazo, después de tantos años en pareja, debía acostumbrarse a dormir solo.


Con mucho esfuerzo logro dormir profundamente por un par de horas, aún seguía con el horario cambiado así que no pudo volver a conciliar el sueño. Se levanto y buscando su laptop entre su valija, la sacó. Se sentó en su escritorio y acomodando el aparto se dispuso a abrir su cuenta de email.


Cierta parte de su ser esperaba encontrar un mensaje de él, uno en le pidiera perdón, en el que explicara sus acciones, que dijera que lo amaba y que jamás hizo algo malo. Pero allí no había nada. Se quedo por horas mirando la pantalla esperando que algo apareciera, un motivo, solo uno, para que tomara sus cosas y regresara a su lado. Pero era en vano, no daba señales, tal vez no pidiéndole que volviera, que le dijera que lo que le había dicho era mentira, que se disculpara, al menos. No pedía mucho ¿O sí? En medio de la fría madrugada empezó a llorar, de enojo, por haber sido tan idiota. Por ser tan ingenua y creerse cada una de las mentiras que llevaba diciéndole desde hace años. Por no dudar ni un poco de él, de su amor. Se odiaba por haber sido un negador.


Como deseaba seguir siéndolo. Olvidar esas palabras, los gritos, las verdades, que según esa persona, se tenía guardada hace años. Quería dejar todo a un costado del camino y avanzar como si nada hubiera pasado como si la persona que mas amaba no lo hubiera lastimado, humillado e insultado, de todas las formas posibles.


Añoraba poder lograrlo, sería muy difícil, gran parte de su vida la había pasado a su lado, no seria una tarea sencilla pero lo intentaría con esfuerzo.

Notas finales:

No olviden dejarme sus opiniones

Saluditos ^^


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