Kotoko
Habían pasado dos meses desde que comenzamos esta relación secreta. Violeta y yo cada vez nos enamorábamos más o es lo que supongo, nadie sospechaba de nuestra relación, no nos avergonzaba aceptar lo que éramos, tan solo que mi familia y su familia era homofóbica y criticaban a cualquiera que tuviera una relación con alguien de su mismo sexo. Por esa razón ocultábamos nuestra relación porque Violeta tenía miedo que su familia la terminara odiando, ama no me importaba mucho lo único que quería era ver la reacción de mi “familia” que era bisexual y que mantenía una relación con una mujer.
Era día de escuela y la vería como de costumbre, fingiendo una amistad y ocultando un noviazgo por culpa de la maldita sociedad.
-hola Kotoko-dijo
-hola Violeta-dije
En mi mente tenía una escena como las que suelen pasar en animes, llegar y besar a mi novia enfrente de todos y que todo mundo lo viera con normalidad pero solo pasa en los animes Yuri (lésbico) pero en la realidad te verían con cara de WTF así que esa escena la guardaría para mí misma.
Las clases transcurrían normales y aburridas como de costumbre, pero a pesar de que eran aburridas pero me fascinaban a excepción de calculo que me Asia más complicada mi existencia pero lo peor era ver a Nathan todos los días y más si es amigo de tu novia era más irritante que nada.
-Kotoko, ¿me das un abrazo?-dijo Violeta
-si-dije sonriendo
Era lo único que podía hacer con ella en público porque todos tenía como estereotipo que las amigas se abrazaran ya que con lideran a las chicas como dulce. Comenzó a abrazar a mi pequeña flor para sentir su dulce aroma. En ese momento nos interrumpe Nathan para llevársela, como odiaba a Nathan no lo odiaba por haberme roto el corazón (si calor) sino porque siempre hablaba mal de Violeta y siempre Nathan ha sido hipócrita con ella.
Era la hora de la salida iría a su casa para pasar un momento a solas antes de que llegara su madre, llegamos a su casa, ella fue directa a la cocina a prepararnos a ambas algo de comer, parecíamos una pareja de recién casados, fui directo a la cocina al llegar la abrase de la cintura comenzamos a besarnos por un buen rato hasta que nos llegó el olor del arroz quemándose. Comimos, platicamos y nos besamos hasta llegar la hora de irme. Me fui a mi casa lo más rápido posible.
Al llegar a mi casa volví a darme cuenta de la cruel realidad de mi vida, decidí ir directa a mi habitación a escuchar música, mi habitación era muy diferente a la de Violeta, su habitación estaba pintada de color rosa, un inmenso closet, paredes color rosa y varios osos de peluche. Mientras que mi habitación era de color purpura y no tenía mucha decoración ya que por desgracia la compartía en mi hermano gemelo Kent.
En ese momento mi hermano llego, él era muy diferente ama él era más el deportista y el chico popular él iba aun escuela diferente porque además de ser un gran deportista es un genio.
Mi hermano y yo no éramos muy unidos desde que hace unos años por un motivo que no quería recordar. Me Salí de mi habitación y fui a jugar maquinitas en una tienda cercana y jugo videojuegos hasta que cerraron.
Toda la semana fue la misma rutina de siempre pero lo que valía esa rutina tan fastidiada era Violeta y su hermosa sonrisa. Así fueron pasando los días hasta llegar el otoño, pronto se acercaría el cumpleaños número dieciocho de Violeta, ya había comenzado a ahorrar para su regalo le compraría un hermoso collar con nuestras iniciales.
Comenzó una nueva semana, esta semana había sido muy ocupada y no tuvimos suficiente tiempo para estar a solas hasta el viernes por la tarde habíamos salido temprano, por suerte sus amigas la habían dejado solo al igual que mi amiga y fuimos a su casa, pero por desgracia iría por un momento por que saldría, ella quería hablar conmigo, ¿acaso quería terminar conmigo?, no quería que terminara así que actué lo más fría posible.
-Kotoko, ¿podemos hablar?-dijo nerviosa
-si claro-dije fríamente
-¿sabes que quiero de cumpleaños?-dijo
-¿Qué?-dije
-quiero entregarme a ti-dijo tímidamente
No podía en crear en sus palaras, Violeta la cual consideraba una niña por ser inocente me pedía que hiciéramos el amor, ella lo deseaba como un deseo de cumpleaños
-está bien-dije
Ambas nos entregaríamos en tan solo una semana y seriamos una misma. Aunque mis instintos eran de una pervertida no sabía qué hacer para cumplir su deseo de cumpleaños.