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Seis estilos de Baloncesto por Fullbuster

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Kise Ryouta POV


 


Había salido de ese partido de baloncesto con una gran sonrisa, habíamos ganado y en el vestuario sonreía animando a mis compañeros. Me duché y una vez dentro mientras me caía el agua encima empecé a llorar en silencio. No se lo había dicho a nadie, no creí que fuera necesario contarles mi vida privada pero para una vez que se me había ocurrido salir con alguien, me había dejado y todo porque siempre era seguido por periodistas y clubes de fans, estaba harto de esto, yo sólo quería ser normal, dejar de ser este chico, el jugador de los milagros, ser quizá un poco como Kuroko, un poco invisible.


Limpié mis lágrimas con el agua y cerré el agua cogiendo la toalla enrollándola en mí cintura. Salí volviendo a colocar mi gran sonrisa para no preocupar a nadie. Supongo que mis días felices en una relación se habían acabado. Ahora me preguntaba por qué empecé a salir con ese chico… quizá para olvidarme de un amor imposible, un amor que surgió la primera vez que perdí, el amor que me surgió por Kagami Taiga pero jamás le dije nada, no podía decirle nada, me habría rechazado de inmediato, había visto como miraba a Tetsu.


- Ey buen partido Kise – comentó un compañero mío sonriendo y sonreí fingiendo chocándole el puño.


Mi compañero se marchó ya vestido y uno a uno fueron despidiéndose de mí hasta que me quedé completamente solo. Recogí mis cosas de la taquilla guardándolas en la bolsa de deporte y cogí la pelota de baloncesto marchándome. Boté la pelota y es que al final… el baloncesto era lo único que tenía en mi vida.


Caminé hasta una de las tiendas cercanas a mi casa y cogí el balón que no había dejado de botar por toda la calle para cogerlo en mis manos y entrar a comprar algo. Me compré un simple sándwich y un refresco saliendo de nuevo y comenzando a botar de nuevo la pelota hasta la cancha del parque.


Todo estaba a oscuras pero me daba igual, se veía lo suficiente con la luz de la luna. Dejé la bolsa en uno de los bancos y cogí la pelota lanzando a canasta. Por supuesto encesté… esto era lo único que se me daba bien, jugar al baloncesto, meter una pelota por un aro, nada más no era bueno para nada más.


Recordé mi relación con aquel chico, creí que me quería, creí que yo podría olvidarme de Kagami, que podría sonreír de verdad y dejar de fingir mis sonrisas. Miré la pelota en el suelo rebotando ligeramente. Quizá no había olvidado a Kagami pero quería intentar seguir con mi vida y ahora estaba aquí… solo… como siempre.


Me senté uno de los columpios y recapacité, siempre estaría solo porque los ojeadores… los periodistas y las locas de mis fans no me dejarían en paz, nadie querría estar siempre agobiado en una relación conmigo, fuéramos donde fuéramos ellos nos perseguirían y al final… todas mis relaciones huirían de mí para que les dejasen a ellos tranquilos. ¿Debía dejar el baloncesto para que todo esto desapareciera? En esto pensaba y entonces sentí como unas lágrimas caían de nuevo.


- ¿Kise? – escuché que preguntaban y me sorprendí, era la voz de Kagami y no entendía que hacía por aquí.


Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano ocultando mi rostro de la vista de Kagami. Escuché sus pasos acercándose y puse enseguida mi gran sonrisa pero él se detuvo en seco a mi lado acuclillándose frente a mí y levantando mi rostro con dos dedos bajo mi barbilla.


- No me tomes por estúpido – me dijo – conozco tus sonrisas y estás fingiendo.


Me quedé atónito mirándole, abrí los ojos y le miré. Tenía unos ojos hermosos y en este momento sólo podía pensar en sus dedos bajo mi barbilla, en su contacto y entonces aparté la mirada de él enseguida.


- ¿Qué te ocurre Kise? – me preguntó.


- Nada – le mentí.


- ¿Has perdido el partido de hoy? – me preguntó.


- No – le dije – he ganado… como siempre, sólo pierdo contra tres personas.


- ¿Aomine, Akashi y…? – me preguntó sonriendo.


- Y contra ti – le dije – creía que era bueno en el baloncesto, gracias por recordarme que ya no sirvo ni para eso.


Me levanté de allí para irme cuando Kagami cogió mi muñeca con fuerza. Estaba a mi espalda y yo agaché la cabeza para que no me viera. Sentía mi flequillo caer sobre mis ojos y los cerré intentando aguantar las lágrimas.


- ¿Eso es lo único que vas a comer? – me preguntó mirando el sándwich allí encima en una bolsa de plástico.


- Sí – le dije.


- Eso es poco – me comentó – deberías comer algo más, acabas de salir de un partido, necesitas recuperar fuerzas.


- No tengo hambre – le dije intentando marcharme pero su mano no soltó mi muñeca.


- Vamos Kise… te invito a comer algo.


- He dicho que no tengo hambre ¿Vale? – le grité – déjalo ya.


- ¿Qué te pasa? – me preguntó de golpe y me sorprendí – Tú nunca me habías gritado, jamás le gritas a nadie ¿Qué te ocurre? ¿Te ha hecho algo tu novio?


- ¿Cómo sabes lo de mi novio? – le pregunté en susurro ahora, no sabía que Kagami estaba enterado de eso.


- Las noticias suelen correr bastante.


- La gente de aquí entonces es una chismosa – le dije.


- ¿Qué te ha hecho? – me preguntó intuyendo que era sobre mi supuesto novio.


- Hemos roto – le dije – nada más, nadie se muere por esto.


- ¿Entonces por qué estás tan deprimido?


- No es por él, ni siquiera le quería – le dije – es… otra cosa.


- Esta bien, hagamos un trato. Juega conmigo y por canasta metida se puede hacer una pregunta. Empieza tú – dijo cogiendo el balón y lanzándomelo – venga… intenta encestar, contestaré todo lo que quieras saber.


- No quiero jugar a esto.


- Entonces yo encestaré y me contestarás – me dijo sonriendo y cuando trató de quitarme la pelota driblé y me acerqué a canasta encestando.


Creo que Kagami no esperaba que reaccionase o quizá era precisamente eso lo que esperaba.


- Genial, pregunta – me dijo.


- ¿Te gusta alguien? – pregunté con la esperanza de que me dijera que no.


- Sí – me dijo muy seguro.


Claro que le gustaba alguien, siempre iba con Kurokocchi a todos lados, era algo normal. Estaba tan distraído pensando en eso que no me di cuenta cuando vino corriendo hacia mí arrebatándome la pelota de un manotazo y encestando en la canasta a mi espalda.


- Punto para mí ¿Por qué salir con alguien a quien no amabas? – me preguntó y me sorprendí de aquella pregunta.


- Para olvidar a la persona a la que amaba – le dije serio.


Me giré hacia él y esta vez si discutimos por la posesión del balón, pero yo fui más rápido arrebatándoselo y encestando de nuevo.


- ¿Amas a Kurokocchi? – le pregunté directamente y él sonrió.


- No – me dijo – es un gran amigo, mi mejor amigo pero nada más.


Kagami pasó como un rayo al lado mío y aunque traté de bloquear su ataque, me robó la pelota encestando y tirándome al suelo de culo. Me quedé allí sentado escuchando la red de la canasta, había encestado, lo sabía pero yo no quise mirar. Una lágrima resbaló por mi mejilla de nuevo y no esperé a su pregunta.


- Me dejó – le dije – es irónico… yo no le amaba pero fue él quien me dejó a mí. No soportaba a los fans, ni a los periodistas, ni a toda la gente que me sigue, le agobiaba. Nunca podré ser libre, no podré deshacerme de ellos y no podré tener una relación estable, nadie querrá estar conmigo – le dije llorando.


- El chico al que amabas… ¿Aún le amas? – me preguntó a mi espalda.


- Sí – le dije – pero ya da igual, él no estaría conmigo, esos periodistas no nos dejarían en paz. ¿Quién querría salir conmigo?


- Yo – me dijo de golpe y me giré aún en el suelo viéndole completamente desnudo tras de mí tapándose su intimidad con la pelota de baloncesto.


Me sonrojé mucho al ver su ropa en el suelo de la cancha, ¿Se la había quitado tras la última canasta? No sabía si apartar la mirada de su cuerpo desnudo o dejarla, total… tampoco es que se viera nada interesante, ese balón estaba en medio de la mejor parte. Aparté la mirada de golpe tremendamente sonrojado y le escuché sonreír.


- ¿Era yo, kise? – me preguntó acercándose y arrodillándose frente a mí – venga… no intentes mentirme, sé que es así.


- ¿Cómo puedes saberlo?


- Aomine me lo dijo. Hablé con él hace un par de días y me dijo que te veía preocupado, algo entristecido.


- Es un bocazas – le dije apartando mi vista de nuevo de él – le dije que no lo contase.


- Lo hizo por tu bien – me dijo obligándome a mirarle – por el nuestro.


No pude debatirle aquello pues sentí sus dulces labios uniéndose con los míos en un beso tierno que lentamente se iba intensificando hasta que me tumbó en el suelo de la cancha con él encima de mí besándome con pasión, metiendo su lengua en mi boca explorándome por completo.


- Quiero estar contigo Kise – me dijo rozando sus labios con los míos – y sé que tú también lo deseas.


- No es cierto, nadie quiere estar conmigo, esos periodistas me persiguen a todos lados.


- Entonces sólo necesitamos un poco de imaginación para escondernos mejor – me dijo sonriendo – no te dejaré porque esos tíos te molesten. Ahora no hay nadie y estamos en mitad de un parque desnudos.


- Tú estás desnudo – le sonreí.


- Y tú lo estarás muy pronto – me dijo sonriendo mientras desanudaba mi corbata y la quitaba.


Sentía sus manos desabrochar los botones de mi camisa sin parar de besarme, creo que yo tampoco podía separarme de sus labios, hacía mucho tiempo que le había deseado. Sus manos entraron bajo mi camisa tocando mis pezones y fue el único momento en que se separaron nuestras bocas para comprobar como bajaba Kagami a mi pecho besándolo entero, lamiéndolo y jugando con mis pezones dejándome cómo única posibilidad gemir y agarrar su cabello mientras cerraba los ojos disfrutando de sus atenciones.


Kagami sonrió al sentirme jadear por él y con gran maestría desabrochó el cinturón bajándome los pantalones. No podía evitar pensar que estábamos tirados en la cancha del parque, que cualquiera podría vernos, pero no podía parar incluso con aquel pensamiento, había deseado tanto a Kagami que hacer esta locura me parecía perfecto, siempre que fuera él todo me parecía bien.


- ¿Te da vergüenza? – me preguntó sonriendo.


- Un poco – le dije – nos pueden pillar.


- Quizá ahí está el morbo Kise, yo no te fallaré – me dijo muy serio – no dejaré que tu reputación desaparezca pero no por ello te voy a librar de que disfrutes de la vida, sé que siempre has estado fingiendo ser perfecto por esos periodistas y creo que es hora de que hagas alguna locura. Yo voy a ser tú locura Kise – me sonrió.


- Me parece bien. Contigo haría las locuras que quisieras.


Bajó mis pantalones hasta mis tobillos y lamió mi miembro con lujuria, yo sólo me dediqué a gemir y jadear, a disfrutar de sus caricias, de su boca y acabé moviendo levemente mi cintura buscando más profundidad en su boca. Era la primera vez que alguien me hacía algo así y quería disfrutarlo. No me corrí de milagro porque Kagami se detuvo antes y subiéndose encima de mí de rodillas, colocó su miembro a la altura de mi rostro.


- ¿Quieres probarlo? – me preguntó enseñándome su erecto miembro frente a mí.


- Sí – le dije metiéndolo en mi boca con rapidez.


Lo saboreé entero, también era la primera vez que me atrevía a hacer algo así. Kagami cogió mi mano y la llevó hasta sus huevos pidiéndome que los tocase también mientras mi lengua jugaba en el interior de mi boca con su miembro. Escucharle gemir era increíble, me sentía bien sabiendo que esos sonidos los producía por mí y para mí. Le vi meterse los dedos en la boca lubricándolos antes de llevarlos hasta mi entrada dilatándome todo lo que pudo y cuando estuvimos listos, se posicionó mejor metiendo su miembro en mí con lentitud pero sin detenerse hasta llegar al fondo. Me sentí completamente lleno teniéndole dentro, era increíble esta sensación.


- Disfruta Kise – me dijo sonriendo empezando a moverse y yo comencé a gemir como un loco sin poder controlar mis gritos.


Notaba su miembro rozarse en mis paredes, entrar y salir, sentía el placer de ese cuerpo sobre el mío, de ese fuerte abdomen moviéndose contra mi miembro que iba a correrse en breve como siguiera así. Sus dedos apresaron mis pezones pellizcándolos con suavidad y provocando más gemidos en mí, le gustaba escucharme y a mí me gustaba oír su respiración entrecortada disfrutando de mi cuerpo.


Se corrió en mí justo cuando yo me estaba corriendo en mi abdomen manchándole también a él. Intentamos relajarnos un poco pero no tuvimos mucho tiempo, escuché la voz de aquellos malditos periodistas y Kagami con una gran sonrisa cogió corriendo toda la ropa mientras yo cogía el balón de baloncesto y la bolsa de comida. Salimos corriendo por el parque y le maldije.


- Dame mi ropa – le comenté.


- ¿No te gusta correr desnudo por el parque? – me preguntó riéndose – seguro que esto no lo has hecho nunca, disfruta de nuestra locura… porque esto… sólo acaba de empezar Kise, te amo – me dijo de golpe y me sonrojé pero no dejé de correr.


Eramos dos locos corriendo desnudos por el parque intentando huir de mis periodistas y mis fans, pero éramos felices así, me gustaba esta nueva relación que surgía, Kagami era sorprendente… lejos de abandonarme, se divertía con lo que había sido el mayor sufrimiento para mis otras relaciones. Sonreí… creo… que éste sería mi último “baloncesto solitario”.


 


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