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Seis estilos de Baloncesto por Fullbuster

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Aomine Daiki POV

 

 

 

Momoi se había empeñado en ir hoy a la playa a entrenar y aquí estaba todo el equipo subido en el autobús. Odiaba tener que salir de mi azotea donde me pegaba las mejores siestas… al menos me tumbé en los asientos traseros del autobús y dormí todo el trayecto aunque Momoi tratase de despertarme una y otra vez comentándome lo bien que nos lo pasaríamos. Yo lo dudaba… la playa no tenía nada de entretenido, yo sólo quería jugar a baloncesto y dormir, nada más, ni siquiera me hacía falta entrenar.

 

No estábamos nada lejos de la playa pero aunque podía haber ido tranquilamente andando o en un autobús urbano, Momoi le había pedido el autobús escolar para… “Que fuéramos todos juntos” ¡Vaya tontería! Yo sólo quería estar tranquilo un rato y me agobiaban los gritos de mis compañeros en el autobús.

 

Cuando llegamos fui el último en descender pero es que ya estaba agotado y aún no había comenzado mi día ¡Menudo aburrimiento iba a ser esta excursión! Todos bajaron muy contentos y Momoi nos obligó a sentarnos en la arena para explicarnos los ejercicios y rutinas que nos había programado para el entrenamiento. Mis compañeros la miraban anonadados… yo miraba mis piernas y jugaba con la arena entre mis dedos.

 

- Aomine – me gritó Momoi y yo la miré - Deja de jugar con la arena y atiende.

 

- Vale, vale – le dije aburrido – pero date prisa.

 

Atendí… los primeros cinco minutos si es que llegó porque volví a distraerme enseguida mirando a la gente que hoy había venido a la playa. Hacía un día agradable, tanto… que me había venido en pantalón corto grisáceo y con mi camiseta corta negra con el nombre de mi instituto impreso en ella.

 

Habían niños jugando a hacer castillos de arena, padres y adolescentes entrando y saliendo del agua, gente con colchonetas disfrutando, personas solas y acompañadas, supongo que había para todos los gustos pero cuando me giré hacia la derecha, me encontré al equipo del Seirin con sus camisetas de tirantes y sus pantalones cortos corriendo descalzos cerca del agua, ¡Entrenando! Menuda casualidad encontrarlos aquí, desde luego Kuroko y Kagami destacaban, quizá más Kagami porque Tetsu con esa habilidad suya para desaparecer de la vista de la gente era casi como un fantasma.

 

Sonreí… creo que ahora empezaba a ver un día entretenido, estaba Kagami y podía meterme con él, eso me gustaba. Desde que había perdido aquel partido frente a ellos no podía quitármelo de la cabeza. Ese chico pelirrojo me retaba y no sólo eso, no perdía su energía, su vitalidad ni se rendía ante mí como los demás, se levantaba, se ponía en pie y volvía a tratar de frenarme, eso me motivaba a seguir jugando al baloncesto, tenía un rival y era uno de los buenos. En parte me recordaba a Kise, él también estaba siempre tratando de superarme y no perdía el entusiasmo por conseguirlo alguna vez.

 

Me levanté y aunque Momoi se quedó atónita y me dijo que volviera a sentarme, yo ya estaba caminando hacia aquellos chicos que corrían por la orilla y me coloqué en medio con los brazos cruzados en mi pecho y mi típica sonrisa de superioridad para que me vieran bien. Tetsu fue el primero en hacer una pequeña mueca de sorpresa y era desde luego… “pequeña mueca” porque ese chico apenas mostraba sentimientos o expresiones, era muy frío pero siempre fue y sería mi mejor amigo. En cambio, Kagami sí se sorprendió y frenó de golpe mirándome atentamente.

 

- ¿Qué haces aquí? – me preguntó Kagami.

 

- Eso no importa, lo importante es que tú estás aquí. Juega un partido de baloncesto conmigo.

 

- ¿Para hacer que pierdas de nuevo? No gracias – me dijo sonriendo con prepotencia.

 

- Serás tú quien coma el suelo.

 

- Está bien, juguemos entonces – dijo Kagami de golpe entusiasmándose con una gran sonrisa pero su entrenadora lo frenó cogiéndolo del cuello trasero de la camiseta.

 

- ¿Dónde crees que vas? Tus piernas aún se están recuperando del campeonato, no puedes jugar a baloncesto, dijimos que sería un entrenamiento suave, nada de jugar partidos ni ir a retarte con Aomine Daiki.

 

Yo sonreí pero en parte supongo que tenía razón su entrenadora, yo no quería causarle un daño a Kagami, quería demostrarle que era mejor que él pero no a costa de su salud.

 

- Podríamos competir en otras cosas, de todas formas seguiría ganándote – le dije sonriendo.

 

- Está bien, haremos cuatro juegos – me propuso – y así podremos hacer un quinto de desempate en caso de que empatásemos. ¿Qué te parece?

 

- Me parece estupendo. Puedes empezar tú a elegir juego, los perdedores siempre primero – le dejé caer enfadándole pero sonrió con ganas de empezar los retos.

 

- Iba a proponerte tiros libres… pero sé que acertarías todos con tus tiros imposibles, así que buscaré otra cosa – yo sonreí – Contemos quien hace botar más veces la pelota en la arena.

 

- Todo el mundo sabe que una pelota no bota en la arena – le dije.

 

- ¿Te echas atrás gallina o es que no sabes hacerla botar en la arena?

 

- Claro que sé – le mentí porque no se podía.

 

- ¿Aceptas entonces?

 

- Por supuesto.

 

Todos los compañeros de Kagami se sentaron a ver el espectáculo que íbamos a realizar y hasta mis compañeros acabaron uniéndose a ellos mirando con detenimiento nuestras pruebas, cuatro malditas pruebas en las que tenía que vencerle, le demostraría que yo era mejor que él.

 

Lancé el balón al suelo y cayó con un ruido seco en la arena sin botar. Era algo normal, ¿Cómo iba a botar una pelota en arena? Yo no creía ni que Kagami pudiera hacerlo. Él sonrió al ver la pelota clavada en la arena y cuando la cogió para dejarla caer, me fijé como ponía el pie debajo y la empujó hacia sus manos en cuanto cayó en él.

 

- Eso no vale – le dije – has hecho trampas.

 

- Ha botado – me dijo.

 

- Le has dado una patada.

 

- Pero ha vuelto a mis manos, eso es un bote, quiere decir… yo gano – me dijo sonriendo y cuando me giré a los demás, todos nos miraban con cara de asombro sin entender las estupideces que estábamos haciendo – te toca elegir prueba – me dijo.

 

- Está bien, voy a elegir algo.

 

Miré por la playa hasta que en el paseo marítimo mis ojos se cruzaron con un par de niños pequeños en unas bicicletas enanas con ruedines. Eso es lo que yo buscaba y sonreí con malicia.

 

- Hagamos una carrera – le dije.

 

- ¿Una carrera? Vale… ¿De dónde a dónde? – preguntó mirando por la playa.

 

- Nada de eso Kagami, una carrera en eso – le dije señalándole las bicicletas y él se sorprendió muchísimo.

 

- Ah no, no pienso subirme en esos trastos.

 

- ¿Así que no te atreves? – le pregunté.

 

- Claro que me atrevo.

 

- Entonces hay que ir allí, coger las bicicletas y pedalear hasta aquella papelera del fondo – le dije sonriendo y especificando que tenía que ser pedaleando, no me fiaba de que corriera con los pies subido en la bicicleta.

 

- De acuerdo – me dijo pero yo ya había salido corriendo hacia la bicicleta – eso no vale, tramposo.

 

Todos nos miraban sin poder creerse que íbamos a robarles las bicicletas a unos niños, que nos íbamos a subir en ellas y que haríamos una carrera como niños pequeños hasta el fondo del paseo. Creo que estaban alucinando con nosotros, éramos peor que los niños pequeños.

 

Llegué yo primero, básicamente porque había salido antes. El chiquillo sonreía divertido mientras pedaleaba y yo lo levanté de las axilas viendo como se ponía serio y no entendía lo que ocurría, lo dejé en el suelo y me subí en su bicicleta intentando encajar mis grandes pies en esos mini pedales. Empecé a pedalear y realmente esto era muy complicado, los pedales se movían muy lento, mis pies no cabían y por mucho que pedalease no podía comprender cómo no avanzaba nada. El niño caminó a mi lado y me daba golpes en el brazo diciéndome que dejase su bicicleta y no podía quitarme a ese mocoso de encima.

 

Kagami había hecho lo mismo que yo y trataba de alcanzarme teniendo los mismos problemas que yo hasta que caí en algo para poder llegar al fondo y ser el ganador.

 

- Ey chico… siento haberte cogido la bicicleta pero quería ganar a mi amigo ¿No querrías ayudarme? Si llego hasta allí al fondo te la devuelto y dejaré que te metas con ese pelirrojo de ahí atrás.

 

El niño miró a Kagami haciendo un gran esfuerzo por pedalear mientras el chiquillo al que le había robado la bicicleta lloraba y llamaba a sus padres señalándole por el robo. El chico al final sonriendo, se puso a mi espalda y me empujó, ahora sí avanzaba.

 

- Eso no vale, tramposo – oía a Kagami – Ey chico – llamaba al suyo que aún lloraba – deja de llorar y ayúdame, tengo que ganar a ese creído – le decía pero con sus gritos aún hacía que el niño llorase más.

 

Por supuesto… yo gané esa carrera y el chiquillo que me había ayudado se metió con Kagami por ser el perdedor, creo que este chico al final iba a caerme hasta bien.

 

- Eres un tramposo – dijo Kagami enfadado.

 

- Seguro que es el perdedor el que habla – le dije sonriendo – venga elije tú siguiente prueba.

 

- Quiero una carrera de natación – me dijo Kagami – sería correr desde aquí – dijo haciendo una línea en la arena – y debemos entrar en el agua, nadar hasta aquella boya y volver pisando esta línea, así que hay que salir rápido del agua, la carrera no acaba hasta pisar la línea en tierra – me dijo y lo veía muy fácil.

 

- Vale, empezamos – le dije quitándome la ropa quedándome sólo con el bañador mientras salía corriendo y Kagami me imitó saliendo tras de mí.

 

Llegué al agua el primero, corrí los primeros metros y en cuanto tenía agua suficiente me lancé y empecé a nadar con rapidez hacia la boya. Di el giro encontrándome a Kagami muy cerca de mí mientras escuchábamos como nuestros equipos nos animaban a ser los primeros. Estaba a punto de hacer pie cuando sentí como algo se agarraba a mi bañador.

 

- ¿Pero qué haces? Suéltame – le dije pataleando y tratando de que me soltase, pero él con una sonrisa me quitó el bañador y tuve que pararme mientras veía como Kagami salía corriendo con mi bañador en su mano.

 

No podía salir desnudo, bueno… sí podía pero no quería que toda la playa me viera desnudo, eso sí… me las iba a pagar. Corrí un poco detrás de él lanzándome en plancha y caí encima de él que sumergió la cabeza en el agua. Forcejeamos, él tratando de que le soltase para salir y ganar y yo tratando de que soltase mi bañador para ponérmelo y salir corriendo de la orilla donde estábamos para ganar.

 

Con tanto forcejeo acabé bajo su cuerpo y me sonrojé lanzando un gemido al sentir como su mano había cogido accidentalmente mi miembro y Kagami se detuvo en seco sonrojado de la misma manera. Ambos nos quedamos estáticos ¿De verdad había gemido delante de él? Eso sí me dio vergüenza, aún así no veía que Kagami soltase mi miembro, se había quedado igual de paralizado y movió ligeramente su mano haciendo que yo contuviese a duras penas otro gemido. Cuando escuchamos los gritos de nuestros compañeros de nuevo, es cuando salimos del trance y Kagami soltó mi miembro levantándose y saliendo corriendo con mi bañador ganando la carrera.

 

Me giré bocabajo viendo como ganaba pero estaba serio y sonrojado por lo que había ocurrido, creo que yo también estaba un poco sonrojado. Se acercó a mí para devolverme el bañador y prácticamente se lo quité de mala manera de las manos colocándomelo.

 

- He ganado – me dijo mirando para otro lado ¿Eso era todo lo que iba a decirme con lo que había ocurrido?

 

- Me has robado el bañador – le dije aún sonrojado.

 

- Tú has salido antes, tramposo – me dijo.

 

- Y tú me has… - me callé de golpe al ver como nos miraban, creo que no era apropiado decir lo que me había tocado el desgraciado – sigamos con la última prueba, me toca elegir. Quiero que nos entierren uno al lado del otro cerca de la orilla y veremos quien aguanta más – le dije.

 

- Perfecto.

 

Nuestros equipos nos enterraron muy juntos y yo no paraba de mirarle… me iba a vengar de él, no iba a aguantar frente a mí, esta vez ganaría yo y tendríamos que ir al desempate. Una vez enterrados, yo empecé a mover mi mano escarbando hacia Kagami y finalmente llegué hasta él. Nuestros compañeros aburridos de vernos allí sin hacer nada, se habían largado a jugar con una pelota hinchables o a darse baños. Kagami al sentir mi mano me preguntó alarmado qué hacía, pero yo ya estaba casi en su entrepierna.

 

- Voy a cobrarme mi venganza – le dije.

 

- Suéltame, aparta esa mano de ahí – me dijo sonrojado.

 

- De eso nada, tú me has tocado algo y ahora me toca a mí.

 

- Ha sido un accidente.

 

- Esto también es un accidente ¡Uy, mi mano se escapó! ¿Lo ves? – le dije sonriendo cogiendo su miembro y acariciándolo mientras él sufría intentando no gemir.

 

El miembro de Kagami empezó a reaccionar ante mis caricias endureciéndose y yo disfrutaba viendo su cara de sufrimiento porque sabía que no les diría nada de esto a sus compañeros, tenía su orgullo y quería tratar de aguantar. Cuando la sentí lo suficientemente excitada, empecé a pensar si sería su miembro más grande que él mío y tuve en mente cual sería nuestra prueba del desempate. Sonreí ante la idea.

 

- P-para – me dijo mirándome.

 

- ¿Por qué? Parece que te diviertes.

 

- ¿Qué pretendes Aomine? – me preguntó.

 

- ¿No es obvio? Hacerte pagar por lo que me hiciste en el agua.

 

- No lo hice adrede.

 

- ¿No? Porque parecía que disfrutabas mi miembro, no querías soltarlo.

 

- Vete al infierno – me dijo levantándose de golpe y desenterrándose – tú ganas.

 

- Genial… porque yo elegiré la prueba final. Sígueme – le dije caminando hacia los vestuarios masculinos.

 

Nadie de nuestros compañeros estaba atento a nosotros y aunque dudé de si Kagami me seguiría o no, al final lo hizo y en cuanto llegó al vestuario lo metí con violencia dentro de una de las duchas cerrando la cortina y empotrándolo contra la pared de azulejos. Bajé sus pantalones cogiendo su miembro entre mis manos y masajeándolo a mi antojo provocando que ahora no pudiera silenciar sus gemidos.

 

- ¿Qué haces?

 

- Nuestra prueba del desempate, quien más gima pierde, así que aguanta los gemidos si es que puedes – le dije con una gran sonrisa.

 

Kagami trató de retener todo lo que pudo sus gemidos mientras yo aprovechaba a besar su cuello aún con mis manos en su miembro. Mordí levemente su oreja y le susurré con seducción.

 

- Vamos Kagami, gime para mí, dame la victoria.

 

- Jamás – me dijo empujándome del pecho contra la otra pared de enfrente y uniendo sus labios a los míos mientras colaba su mano en mi pantalón agarrando mi miembro.

 

Aquello me pilló de sorpresa, jamás esperé que Kagami se atreviera a besarme, que cogiera el control de algo así, no me imaginaba a Kagami besándome en la vida pero aquí estaba, colando su lengua con pasión dentro de mi boca, explorándome por completo mientras se tragaba mis gemidos y es que su mano no paraba de tocar mi entrepierna.

 

- ¿Qué te ocurre Aomine? – me preguntó sonriendo al separarnos a coger aire - ¿Creías que no me atrevería a seguir tu jueguecito? Yo me atrevo a todo, no vas a ganarme.

 

- ¿Cómo que no? – le pregunté empujándole de nuevo contra la pared donde estuvo él primero y arrodillándome frente a él.

 

- Ni se te ocurra – dijo sonrojado a más no poder.

 

No le hice caso y metí su miembro en mi boca ante su sorpresa. Jamás había hecho algo así pero estaba dispuesto a ganar este desafío a como diera lugar. Sólo con meterla levemente en mi miembro, ya sentía cómo me excitaba, creo que era en sí Kagami quien me excitaba y más sabiendo que esto era un desafío, un reto entre los dos. Me gustaba esta sensación de querer ser el mejor.

 

- Si quieres que gima, tendrás que hacerlo mejor – me dijo sonriendo dejándose caer sentándose en la ducha mientras cogía con fuerza mi cabello y me empujaba hasta el fondo para que tragase entero su miembro.

 

Le escuché gemir por fin y dejé que siguiera moviéndome para darle placer, si él me ayudaba a ganar, genial, por mí estaba perfecto. Oírle jadear me excitaba mucho, tenía un sonido tan varonil lo que no esperé, es cuando sentí su mano en mi miembro dándome también placer a mí.

 

Alzó mi cabeza de golpe y sin soltar mi cabello aprovechó para besarme dejándome ahora a mí sentado con la espalda apoyada contra la otra pared. No podía no abrir la boca, cada vez le daba más acceso a ese chico pelirrojo para que me explorase por completo y no entendía cómo habíamos llegado a esto de una competición tan ridícula como la que habíamos estado haciendo hoy.

 

Soltó mi cabello y bajó esta vez él a mi miembro lamiéndolo por completo, succionando mis huevos y haciendo que gimiera como nunca en mi vida. Aproveché aquella posición para ir metiendo mis dedos lubricados con mi saliva en su interior y se tensó, pero no dijo nada. Me levanté de golpe cuando estuvo lubricado obligándole a levantarse y le puse de frente contra la pared cogiendo sus brazos y posicionándome entré en él.

 

Gimió y yo seguí sosteniéndole de los brazos mientras él se inclinaba y me dejaba penetrarle a mi antojo, entrando cada vez más al fondo mientras él jadeaba y prácticamente gritaba de placer.

 

- Gime bien alto Kagami – le dije sonriendo – voy a darte el mayor placer que te hayan dado jamás.

 

- Dámelo – me dijo sonrojado – quiero sentir ese placer.

 

Recosté un poco mi cuerpo sobre su espalda obligándole a que apoyase sus manos en la pared para no caerse mientras yo cogía con una de mis manos su miembro y con la otra sus pezones. Besé su cuello desde esta posición pero no dejé de penetrarle. Cada vez había más jadeos, más gemidos y es que ninguno de los dos podía evitar sentir este placer. Sus paredes se contraían y apretaban mi miembro dándome un placer que no había sentido antes. Me corrí en él mientras veía como Kagami manchaba la pared y su líquido caía al suelo llenando mi mano entera con su semen.

 

Ambos caímos rendidos en la plato de la ducha serios y mirándonos fijamente mientras nos recuperábamos.

 

- ¿Quién ha ganado? – me preguntó.

 

- No lo sé – le dije y ambos empezamos a reírnos por lo estúpido que parecía todo.

 

Habíamos hecho una competición y nos habíamos dejado llevar tanto por el placer que nos habíamos olvidado del reto. ¿Quién narices había ganado? Acaricié el cabello sudoroso de Kagami y él sonrió al ver como le apartaba algún mechón de su cara.

 

- Ha sido increíble – le dije.

 

- Sí, tendremos que repetirlo más a menudo.

 

- Cuando quieras – le dije – creo… que me gusta tu estilo de baloncesto

 

Salimos de allí duchados y discutiendo para que nadie se enterase de lo que habíamos hecho pero cuando ya me subía al autobús para volver a casa, me giré mirando a Kagami y ambos sonreímos sabiendo lo que esto significaba, era un cambio en nuestra relación, él y su estilo me habían hecho pasar el mejor día de mi vida, todo empezó con un aburrido día en la playa y acabé… con el mejor estilo de “Baloncesto en la playa

 

 


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