Daiki estaba poco más que agotado para cuando llegaron a la casa, afortunadamente no habían tenido que conducir cuando salieron del hospital puesto que Taiga había llevado su propio vehículo, así que había descansado un poquito recostado en la parte trasera del auto, en la mejor almohada que podría tener en el mundo: las piernas de su esposo.
Como buena madre putativa Ryota se encargó de instalar a Tetsuya en su cama, amenazar a su novio de no tener sexo y bajar a preparar un poco de comida para todos. Desde que se habían casado la vida hogareña había encantado a Ryota, decía que era una manera de demostrarle cuanto le amaba.
Daiki fue a su departamento, en la parte superior y tomo una ducha, todos los músculos de su espalda estaban tan rígidos que se sentía un robot, los pasados 3 días habían sido lo más estresante después de un año de la recuperación de su amigo, pese a que Tetsuya no demostraba mucho sus sentimientos todos sabían que era un persona muy sensible ¿Qué pasaría por su cabeza al enterarse que el corazón que yacía en su cuerpo había sido del ex de su actual amante? Daiki le aplaudía internamente por simplemente haber caído en shock y desmayarse un par de días para simplemente despertar y reconciliarse.
Daiki estaba seguro que en su lugar él hubiera corrido lo más lejos de esa persona, a cada segundo. Admiraba más y más a su mejor amigo y por supuesto a su amante, ambos eran hombres muy fuertes que amaban con todo su ser. sonrió bajo el agua mientras aclaraba su cabeza del shampoo; había conocido a Tetsuya prácticamente desde pequeño, la madre del ojiazul y la suya habían sido amigas muy cercanas durante su juventud y se visitaban periódicamente la una a la otra, eran algo así como hermanas, por lo tanto, cuando murieron los padres de ambos en un accidente automovilístico Daiki no tuvo inconveniente alguno en quedarse a vivir con la abuela de Tetsuya, tanto su padre como su madre eran hijos únicos y nunca habían sido muy allegados a sus familiares lejanos, la abuela Kuroko le había acogido con mucho amor terminando su educación, inculcándole buenos modales y regañándole con mucho amor por todas las travesuras que hacía de pequeño; por extraño que sonara nunca le había atraído Tetsuya de manera romántica, el pequeño ojiazul era tan parco como él y solia verle más como un hermano que como otra cosa. En la preparatoria Kise y Tetsu habían coincidido en salón de clases, su amigo siempre le platicaba que tenía un compañero rubio, modelo, inteligente bastante gracioso que coqueteaba con él, a Aomine no le podía importar menos, Tetsuya era una persona bastante rara en su forma de ser, físicamente era muy atractivo y pese a que nunca destacaba mucho y solia ser prácticamente invisible era una persona genial… el problema radico cuando Aomine fue al aula de Tetsuya y conoció al rubio, shit, había sido amor a primera vista, por parte de ambos, pero Daiki era lo suficientemente parco y Ryota muy frívolo como para que tuvieran una relación seria, durante el primer año los dos habían sido amigos con derechos, y a su vez salían con otras personas, fue hasta el cuarto semestre de la preparatoria, cuando los padres de Ryota habían fallecido que todo se había formalizado, Daiki y Tetsuya habían sido los únicos verdaderos amigos que ofrecieron su apoyo y realmente lo dieron cuando Ryota se vio solo, el moreno le había ofrecido alojamiento en la casa donde había sido acogido para iniciar una relación formal, a su manera pero le estaba pidiendo matrimonio, se amaban, estúpidamente habían estado jugueteando durante más de un año por el temor de adquirir una responsabilidad al convivir con una pareja pero Daiki ya no estaba dispuesto a ver llorar al rubio, quería protegerlo, ser el que le sustentara, lo primero que viera al despertar, reír por estupideces y tolerar todas las ideas bizarras de su amante.
La abuela Kuroko les había apoyado, había contratado a tiempo parcial en el jardín de niños a los 3, les impulso a seguir estudiando, a ser mejores hombres, hizo remodelaciones en su casa y finalmente había muerto tranquila en la comodidad de su cama de manera inesperada.
Para todos había sido muy triste, devastador, y Ryota había estado ahí para consolar a Tetsuya que había caído en shock unos buenos días y él había estado ahí para consolar a Ryota… y el rubio le había consolado a el… los tres eran una familia, y su familia estaba creciendo por lo que había visto.
Salió del baño con la toalla enredada en la cintura y sonrió al ver en la cama una muda limpia y planchada que seguramente Ryota había colocado ahí para que la usara, definitivamente Ryota era el esposo perfecto, no es que pensara en el cómo en un esclavo, pero el rubio siempre le sorprendía con detalles hogareños que simplemente alentaban a su corazón a ser un mejor marido.
Se vistió y bajo al departamento de Tetsuya, sus narinas fueron acariciadas por el rico olor de comida recién hecha, otro regalo de la abuela, Kise había insistido en aprender a cocinar puesto que hasta un huevo cocido se le quemaba. Entro a la cocina y vio a su esposo metiendo una gelatina recién hecha al refrigerador. El rubio estaba empinado acomodando el refractario, tarareando una melodía y cantoneando el sexy culo de manera que definitivamente debía ser prohibida.
-señor temo decirle que ha cometido una infracción y debo multarle…- Daiki se había acercado silenciosamente, acechando a su esposo hasta que su cuerpo estuvo bien pegado al del rubio, su miembro acariciando por encima de la ropa las nalgas redondas y suaves.
-¡pero que susto! Casi tiro la gelatina Daichan tonto…- el rubio respingo y tras sentir el cuerpo firme de su esposo pegadito a su espalda opto entrar en el juego, restregando también el culo en la pelvis morena.
-¿y no habrá alguna manera de sobornarlo oficial? No me gustaría que me multaran… si gusta puede darme unos buenos macanazos como castigo… prometo que después seré un buen ciudadano.-
El moreno sonrió ante la ocurrencia de su marido, la rutina nunca estaba en su vida sexual, mordió juguetonamente el cuello blanco y delgado.
-no me tientes Ryota… sabes que si hablas sucio probablemente no te vas a poder sentar en una semana…-
El rubio llevo sus manos hasta la pretina del pantalón y metió la mano con travesura.
- oficial… he sido un chico muy malo que ha dicho groserías, compra pornografía, se masturba en su cama cuando su esposo está trabajando mientras huele su ropa y lo peor de todo es que tire una cascara de plátano en la calle…-
Ryota definitivamente sabía mover sus cartas, era una maldita y bella combinación de ternura y erotismo, las pupilas de Daiki se dilataron con excitación, su cuerpo estaba caliente y su pene palpitaba con ansiedad en la ropa.
-entonces deberé darte una buenas nalgadas… ven aquí niño malo…-
Los dos caminaron a la sala, a ninguno realmente le importo que fuera la de Tetsuya y no la propia, se amaban, tenían que liberar toda la tensión acumulada y calmarse tocándose uno al otro, además su amigo estaba con su amante… ni que se pusieran a rezar, lo más probable es que ya le estuvieran dando duro y tupido también.
-quítate la ropa… déjate el mandil, va a ser duro y rápido…-
El rubio obedeció rápidamente, gimiendo y provocando a su esposo con miradas, sonrisas, besos, normalmente a Daiki le gustaba juguetear, torturarlo con la espera, tratarlo con pasión, en esta ocasión al parecer la lujuria había ganado y quería liberarse.
-¿así está bien oficial?- jugueteo aun mientras se ponía en 4, con el mandil colgándole ligeramente, estaba tan caliente que podía sentir su entrada húmeda y su pene goteante, seguro y ensuciaban la cubierta del sillón… pero al diablo, Ryota tenía siempre una reserva de desmanchador de telas.
-perfecto…- susurro Daiki mientras se inclinaba y le lamia todo el perineo, todo, desde la punta del pene, el tronco duro y caliente, su bolsa tensa, la suave y sensible piel que le seguía y en donde a el cómo doncel se le abriría un canal para dar a luz un bebe en algún futuro no muy lejano y rematando en la fruncida estrella rosada. Ryota maulló como gato en celo y empujo su pelvis congestionada hacia el rostro de su moreno, la lengua perdiéndose lo más profundamente que podía en su anillo.
-me matas Daichiiii… ya… por favor…
El policía sabía que él tampoco iba a aguantar mucho, se incorporó, más tarde le chuparía hasta derretirlo en la cama, ahora simplemente quería entrar en él, follarlo con toda pasión y recostarse a su lado tanto como fuera posible.
El moreno se estiro cual largo era en el sillón, su Ryota acostado encima de el con el cuerpo húmedo y sudoroso, ambos tratando de regular la respiración y dándose mimos el uno al otro.
-creo que nos vieron…- dijo con aburrimiento el moreno mientras delineaba la espalda blanca.
-y yo que les dije que no hicieran cosas de grandes… ahora por tu culpa me conocen el culo…- bromeo Ryota
-ese Bakagami es más niña que…- los dos se quedaron callados y se miraron con los ojotes redondos cuando los sonidos de la cama rechinando y los gemidos incontrolables de sus amigos les llegaron como si fueran amplificados.
-¿Qué le hace?- cuestiono el moreno sorprendido, la voz de Tetsuya era un variopinto de sonidos que nunca creyó escuchar.
Ryota comenzó a reír divertido mientras se incorporaban y se vestían.
-mejor dicho que no le hace… - reían y se sobresaltaban cuando a los gritos se sumó la cabecera y el rechinido de la cama, los esposos se miraron con un poco de vergüenza…
-tenemos que comprarle una cama menos escandalosa…- sugirió el moreno tapándose los oídos, mierda, esta era una fase de Tetsuya que nunca quería conocer.
-nuestro Kurokocchi mañana va a caminar como charro sin caballo…-
La pareja sonrió divertida, se abrazaron y caminaron juntos hacia su departamento… más tarde bajarían a cenar todos juntos.