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The demon inside me por Stein

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic en esta comunidad, espero que la idea les guste, esta cosa (? que leeran a continuación estuvo en mi cabeza por varios meses, pero recien hoy me atrevo a publicarla. Aviso: La historia dpuede ser tanto chistosa o ironica como tragica, la trama tocará hechos sociales y la idea es narrarlo con realismo (espero conseguirlo) habrá capitulos de humor como también de realidad social. Espero que les guste y si es así me dejen un review.

El infierno era caluroso, depresivo, horrendo para cualquier mortal, pero quienes vivimos en este "paraíso para los caídos" ya nos hemos acostumbrado a el, a los gritos de agonía, a las plegarias y suplicas de auxilio, para los demonios más enfermos, aquellos mismo gritos los llevaban al orgasmo. Debo de admitir, y con orgullo, que me encuentro entre esos malnacidos, sin embargo algo me impedía disfrutar del sufrir de los mortales pecadores: Algo llamado consejo demoniaco.
 
Me encontraba en los tribunales, siendo juzgado por caídos mayores, era la primera vez que me encontraba nervioso, sentimiento impropio de alguien con mi naturaleza, sudaba y temblaba, esperando lo peor. Los altos pilares de mármol negro parecían acorralarme, al igual que los tronos y butacas de las autoridades mayores, sin salida, trago saliva al escuchar la decisión del concejo. Estúpida y sin sentido.
 
En toda mi inmortalidad jamás había escuchado una orden tan estúpida como la que mis oídos captaron, debe de ser alguna clase de broma, el consejo finalmente se volvió loco, de ninguna manera sucedería, de ninguna manera yo: Alastor, demonio exterminador, viviría en la tierra, ni mucho menos compartiendo cuerpo y mente con el primer fulano que me invoque.
 
-Me niego rotundamente- Fue lo primero que dije a la corte y el tumulto de maldades que allí se reunían, mi furia aumenta al solo escuchar carcajadas de su parte.
 
-¿y con qué derecho te niegas?- Pregunta Mephisto, lo mismo me empecé a preguntar yo: ¿Y con qué derecho?  No tenía ninguno, las palabras de las autoridades eran las definitivas, no había nada que yo pudiese hacer, rebelarme solo me traería más problemas. Como perro fiel, hago una reverencia y guardias me acompañan hasta fuera de la corte.
 
  Tres siglos después...
 
Tres siglos, tres malditos siglos esposado en este calabozo, con solamente la compañía de la oscuridad y mis propios pensamientos, llenos de odio e insanidad. No sabía qué era lo peor, si mantenerme hasta el día del juicio final aquí encerrado conmigo mismo y mi falta de cordura, o ser invocado y pasar una vida compartida con un humano. Cualquiera diría que luego de tanto tiempo esposado a una pared llena de moho y putrefacción, otros cien años con una vida humana sería tocar las puertas del mismísimo cielo, pero no es así, no para nosotros. Una vida humana era el peor castigo que alguien nos podría dar.
 
Aun después de lo transcurrido puedo recordar mi castigo, la razón por las cuales estas argollas ya crearon marcas sobre la piel de mis muñecas. Quien primero me invoque, el primer estúpido al que se le ocurra hacerlo, compartirá mente, cuerpo y alma conmigo. Como si fuese poco, se me asignó una misión: Convivir con mortales en la piel del individuo que realice el ritual, vivir su vida y así sacar una conclusión, si la humanidad aun sirve de algo. Siendo sincero, lo único que me sonaba atractivo de todo esto era la posible exterminación de los mortales, podría crear finalmente una guerra entre el cielo y el infierno en la tierra, deseo que muchos como yo buscan hacerlo real. Aun así, me pregunto quién será el descerebrado que me invoque.
 
 
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Unas semanas más y se acababa todo, unas semanas más y volvía a la cárcel juvenil llamada escuela. Sí, lo que más odio es la secundaria obligatoria, ¿Pero eso a quien le importa? A nadie realmente, lo que alguien como yo; Dorian Klaus, haga o piense le tenía sin cuidado a todo el mundo, incluyendo mi propia familia.
 
Con el tiempo uno se acostumbra a ser la sombra de su hermano, a que su madre lo ignore y lo tenga sin cuidado, y hasta a un padre ausente y viajero, tanto me había acostumbrado que hasta lograba reírme de la infidelidad de mis padres, mi mamá aprovechaba los días en los que mi viejo iba de viaje, los cuales eran casi todos los meses, mi padre aprovechaba esos días de viaje. Tanto mi hermano como yo nos dimos cuenta, pero ninguno decía nada, tampoco nos afectaba, nunca fuimos una familia unida.
 
Mi hermano mayor ya tenía trabajo y novia, yo en cambio era el fracasado quien había repetido el último año de secundaria, condenándome a otro ciclo lectivo, ¡Mierda! Hubiese estudiado. Pero ahora no había nada que hacer, tendría que soportar otro año de lo mismo, acosos, golpes, sacadas de almuerzo, humillación...¡¿Por qué no estudié?!
 
El maltrato había empezado en primaria, siendo débil y fácil de engañar siempre fui el blanco favorito de los imbéciles o aprovechadores, la cosa solamente fue de mal en peor cuando en secundaria, y sin querer de mi parte, se hizo pública mi homosexualidad. Después de eso solo vinieron más insultos y citas habituales con el taller psicopedagógico del instituto. Fue entonces cuando me quedó muy claro una cosa: Los adolescentes podían ser crueles, abusivos y simplemente malévolos, peores que los mismos demonios.
 
Doy vueltas en mi habitación, nervioso hasta los huesos, el espejo se interpone en mi campo de visión, no puedo evitar verme, me doy pena a mí mismo, aun con diecinueve años parecía un muchachito de quince, delgado, cabello azabache largo, ojos celeste, piel cual vampiro, ¡Me miraba del asco! Parecía hasta enfermo. Suspire, no podía hacer nada por mi aspecto quedando unas semanas de clases, una hora en el gimnasio no me traerá mágicamente músculos, belleza y popularidad entre los hombres.
 
Cabizbajo y mostrándole el dedo medio a mi propio reflejo, me siento frente al computador, mi cuenta en uno de los blog de Comics había quedado abierta y me había llegado un mensaje. En ese pequeño mundo, en mi pequeña realidad virtual, era popular y tenía amigos, muy diferente a mi vida real.
 
DCLover: ¡Viejo! Me descargué varios tomos de Hellblazer, le di una  oportunidad a los comics de Marvel, John Constantine es genial. Hasta me dan ganas de invocar a alguna cosa rara
 
MarvelWorld: ¿Ves que siempre tengo razón?  Pero ¿invocar alguna cosa rara? ESTAS LOCO, de todas formas. No te atreverías.
 
DCLover: ¿Quién sabe? A lo mejor lo haga, estoy de seguro que tu no podrías.
 
Fue mi instinto competitivo, las ganas de hacer algo osado y mi propia estupidez quienes me condenaron.
 
MarvelWorld: ¡Lo haré! Lo grabaré y te pasaré el video para que veas que sí me atrevo.
 
Después de enviar ese mensaje, cerré la cuenta y la pestaña, sin esperar a que el otro me respondiera. Las siguientes horas me las pase buscando en sitios de satanismo y rituales, estaba decidió a hacerlo. Mi atención recae en un ritual, a principio de post, letras rojas dictaban "ALASTOR: El exterminador", si iba a hacer una estupidez, sería una grande.
 
Según esto, podía realizar el ritual desde las 12 de la noche hasta las seis de la mañana, eran las tres de la madrugada, así que encendí mi cámara y la coloque arriba de mi escritorio, en un ángulo que se pueda ver todo, corrí hacia la cocina buscando sal, cuando la encontré empecé a dibujar un círculo y de ese círculo fui creando líneas, garabatos y palabras en un idioma desconocido, hasta que mi obra maestra quedó completa, ¿Y ahora? La página no decía nada más.
 
-mmmm...¿Aparece?- Dije sin saber qué hacer, por un momento espere algo, quien sabe qué, un aro de luz roja que ilumine todo el vecindario, o gritos de gente sufriendo, quizás un gato pariendo, ¡Lo que sea!  Pero no sucedió nada —Menudo fraude- Aunque también la culpa era mía por esperar demasiado de una página web.
 
Estaba a punto de traer la escoba para limpiar todo el desastre que había hecho, pero entonces sucedió. Mi corazón dio un vuelco y no sé de cómo no se detuvo en ese mismo instante, no podía estar pasando.
 
Frente mío se alzaba un torbellino de sombras, no había gritos, tampoco gente agonizando, pero la ventisca que emana el torbellino ya era suficiente para helarme y ponerme la piel de gallina, las sombras empiezan a unirse unas con otras, empiezan a tomar color, puedo visualizar huesos, luego carne, piel, en cuestión de segundos  las sombras se transformaron en un hombre de espaldas.
 
 
No llevaba camisa, tampoco zapatos, solamente un jean de cuero negro apretado y unas argollas rotas en las manos, su espalda se encontraba totalmente tatuada, llena de símbolos extraños y palabras que no podía pronunciar ni entender, además de los tatuajes, la piel de su espalda estaba cubierta por cicatrices de látigos, sus muñecas estaban rojas y heridas debido a las argollas, ¿A este hombre que le había pasado?
 
Pero otra palabra rondaba por mi cabeza, ¿Era él un hombre?, estaba asustado, tanto que doy pasos hacia atrás, chocándome fuertemente con la pared, el ruido hace que mi invitado se dé la vuelta.
 
Sus rasgos eran perfectos, delicados pero varoniles a la vez, su cabello rubio resaltaba sus ojos como esmeraldas, tan verdes que te perdías en ellos, sus pestañas eran largas y cautivadoras. Ni que hablar de su cuerpo, parecía alguna clase de modelo, cada abdominal bien marcado, mostrándome el cuerpo que soñaba tener, parecía estar en presencia de la personificación de la belleza masculina.
 
El hombre se cruza de brazos, es entonces cuando una ventisca abre la única ventana de mi habitación, la sal se eleva y sale por la misma, como si no hubiese pasado nada. El hombre me mira seriamente, como esperando algo de mí, yo aun me encontraba atontado, lo único que pude hacer fue verlo directamente a esos ojos esmeralda y preguntar: -¿Alastor?
 
Trago saliva nervioso, el rubio ríe con sorna mientras que asiente con la cabeza, ya me jodí.

Notas finales:

Lección del día: No le hagan caso a los amigos virtuales.


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