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Threesome por Dara17

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Notas del capitulo:

Bueeeeno, resulta que ya cerré la encuesta y ganaron los que querían la actu los viernes. Sólo por esta vez actualizaré en pleno lunes y comenzaré a actualizar los viernes a partir de la siguiente semana.

¡A Leer! 

Capítulo 2 — ¿Aceptar?

 

 

Isla Jeju. Noviembre 30 de 2013, sábado.

 

Había terminado su jornada laboral, llevaba casi una semana siendo algo escéptico, pues temía que Jimin y Seokjin llegaran a molestarlo de nuevo. Sonrió con satisfacción, definitivamente se habían rendido, ya no debía preocuparse.

 

Observó la mesa que estaba limpiando, brillaba tanto como lo hacía su hogar cuando lo limpiaba, se sintió orgulloso de sí mismo y pasó a la siguiente. Aquel trabajo no le correspondía, pero no le gustaba dejar a sus compañeros con tanto trabajo luego de jornadas tan largas.

 

La puerta del café VIP se abrió y todos se giraron con intención de decir que ya estaba cerrado, pero se irguieron al ver que era nada más y nada menos que el dueño de lugar, aquel hombre que no iba muy seguido pero que se comportaba muy bien con sus empleados. Su cabello era totalmente blanco y su sonrisa era cálida aunque ese día se veía un tanto apagado.

 

—Buenas noches, jefe —dijeron todos al unísono y él les sonrió con tristeza.

 

— ¿Lo han estado haciendo bien? —inquirió mirando a cada uno y ellos asintieron—. Si tienen algún problema no duden en hablarme —aclaró para luego posar su mirada en Jungkook—. ¿Podrías acompañarme? —Jungkook asintió enérgicamente y lo siguió hasta la pequeña oficina que mantenía vacía.

 

— ¿He causado algún problema, señor? —indagó algo confundido.

 

—No lo has hecho —le dio la espalda tocando las pinturas de aves ornamentales pegadas a la pared—. He… he estado muy agradecido con el trabajo que has hecho durante estos dos años, tuviste una asistencia perfecta, podría llamarte mi trabajador estrella —el hombre se giró y le sonrió de forma cálida.

 

—E-entonces… ¿necesita algo más? —Tartamudeó el menor— ¿también necesita que trabaje los domingos? 

 

—No puedo seguir teniéndote aquí —luego de tanto dolor lo soltó.

 

—Lo siento, señor, tal vez hice algo mal, prometo esforzarme más —aquella noticia fue como si alguien le hubiera lanzado un cubo de agua helada que bajaba con lentitud por su cuerpo.

 

—No hiciste nada mal, no es tu culpa y realmente tampoco es culpa mía —suspiró—. Aquí está tu paga del mes, también tu liquidación y un… regalo/disculpa —extendió tres sobres de color blanco.

 

—Por favor —jadeó.

 

—Cuídate bastante de ellos —el señor le miró con tristeza y salió con rapidez del local.

 

Jungkook dependía de aquel trabajo, aquel lugar era el mejor en toda Jeju; su paga era buena, su jefe era bueno, sus compañeros también. Podría obtener un nuevo trabajo, claro, pero no sería como el del café VIP.

 

Salió de la oficina y se encontró con los ojos llenos de lágrimas de sus compañeros, le miraban con compasión, como si quisieran hacer algo por él y no pudiesen, aunque era así.

 

—Creo que lo escucharon todo —expresó abatido—. Voy a extrañarlos —dijo y ellos se le lanzaron encima.

 

—Prométeme que nos visitarás —advirtió Changsub.

 

—Lo haré —se separó para tomar sus cosas y marcharse.

 

Cuando llegó a la puerta se giró y se despidió de nuevo de ellos. Siguió por la acera caminando con lentitud.

 

Estaba pasando por un mal momento, los malos pensamientos llegaron de nuevo a su cabeza. «Es su culpa», se dijo mientras se detenía debido a que su bufanda se había caído, la recogió y casi saltó del susto al ver a dos tipos en frente suyo mirándolo como una presa fácil.

 

—Entréganos tu bolso —apuntó uno de ellos a la maleta que reposaba en sus hombros. Jungkook trató de decir algo pero nada salió de su boca.

 

El bolso fue arrancado de sus hombros. Acató a correr, por fortuna tenía la billetera, llaves y teléfono en los bolsillos de su jean. El bus que tomaba estaba dejando la parada pero el conductor lo detuvo al ver que el pelinegro lo seguía. Se sentó solo, con los pies temblándole sin control, afortunadamente eran pocas las personas dentro del bus, por lo que nadie le preguntaría si estaba bien. Cuando se calmó un poco recordó los sobres, se habían quedado dentro de su bolso, sintió ganas de tirarse al suelo y hacer una rabieta hasta que su madre llegara y lo consolara, pero sabía que eso no sucedería por lo que guardó compostura.

 

Se bajó en la parada cercana a su apartamento y aceleró su paso. Atravesó la recepción y la dueña del edificio lo abordó con una sonrisa.

 

— ¡Jungkookie! —casi gritó asustándolo y extendiendo sus manos de una forma que él ya conocía, estaba pidiendo su pago.

 

—L-lo siento, s-señora Cho —frunció los labios—. M-me han robado en el camino —bajó la mirada esperando un insulto o algo parecido.

 

— ¡Oh, pobrecito! —La señora corrió a una puerta y regresó con la misma rapidez sosteniendo entre las manos un líquido—. Toma, sirve para los nervios —Jungkook bebió todo el líquido disfrutando el sabor de la manzanilla.

 

—Conseguiré el dinero lo más rápido posible —prometió devolviéndole la taza apenado.

 

—Está bien, vete a descansar —le empujó para que subiera al ascensor que al parecer era más viejo que el edificio.

 

El ascensor se detuvo en el quinto piso con un movimiento brusco y normal para él. Cuando ingresó en su apartamento tomó asiento en la única silla con la que contaba, encendió el computador portátil y comenzó a buscar empleo, el día siguiente sería muy largo.

 

 

 

Isla Jeju. Diciembre 02 de 2013, lunes.

 

Se encontraba presentando su examen final, pero por primera vez en dos años no sabía lo que estaba haciendo, su memoria no funcionaba como debía ser y tampoco había tenido tiempo de abrir el cuaderno de apuntes. La mente de Jungkook no paraba de recordar el día anterior, en el que se la había pasado buscando un nuevo empleo, siendo negada la vacante cada vez que iba a preguntar por ésta. Al final del día había conseguido algo, su deber era limpiar un pequeño restaurante de comida casera y pollo, sin embargo, la suerte no estuvo a su favor y cuando llegó a casa lo llamó la dueña del lugar a decir que ya no podía contratarlo. No quiso escuchar la excusa debido al montón de estupideces que había oído con el paso del día.

 

Se sentía frustrado, no quería presentar aquel examen y tampoco le importaba la nota que luego se plasmaría en su hoja. Las dos horas pasaron con una mayor lentitud y el maestro le miró impactado al recibir la hoja en blanco, no se excusó ya que evitaría aquella palabra por el resto de su vida.

 

— ¡Jung Kook! —gritó Taehyung al verlo salir del aula y el mencionado le miró— J-Hoppie y Zelo están esperando afuera —dijo con calma—, ambos están preocupados porque nunca habías tardado tanto en un examen, ¿estás bien?

 

—Realmente no.

 

—Vamos a almorzar, yo invito —sonrió—. Debemos celebrar que ya hemos terminado un año más, allá nos contarás qué sucede, ¡yo puedo solucionarlo todo!

 

Jungkook lo siguió y no respondió nada en todo el camino, sus amigos le miraban con cierta intriga y tristeza. Nunca debió mal acostumbrarlos a verlo siempre con una sonrisa, era difícil cargar con un ambiente en el que el chico feliz pasara a ser el más triste de todos.

 

 

─●──●──●──●──●─

 

 

—Ahora dinos qué sucede —indagó J-Hope cuando todos ya habían pedido su comida.

 

—Me he quedado sin trabajo, mi jefe fue amable al hacerlo, hasta me dio un regalo que podría tomarlo como una disculpa. Cuando salí de allí me robaron el dinero del pago, la liquidación y el regalo… ¡ah! Y ayer no pude encontrar un trabajo nuevo —soltó todo sin descanso y sin una expresión en la cara. Todos se quedaron procesando la información.

 

—Bueno… pues —Zelo no sabía qué decir.

 

— ¡Ya regreso! —Taehyung desapareció en un segundo.

 

—Yo te ayudaré a buscar uno nuevo —Ho Seok dio leves palmaditas en su espalda.

 

—Ayer agoté todas las posibilidades —explicó negando con la cabeza.

 

—Tal vez yo pueda decirle a mi jefe… —dijo Junhong con cara pensativa y buscando algo en su maleta.

 

—Toma —Hoseok sacó de su billetera unos cuantos billetes—, sé que no es mucho pero ayudará —sonrió.

 

—Sí, no tenemos mucho pero pueden servirte —Zelo también extendió una parte de su dinero.

 

—Ustedes también lo necesitan —Jungkook intentó regresarles el dinero pero no se lo permitieron.

 

— ¿Para qué están los amigos? —dijo Taehyung en bien regresó—. Con esto puedes pagar la renta, sé que siempre utilizabas el dinero del fin de mes para eso y con esto puedes sobrevivir un tiempo —le entregó más dinero.

 

—Chicos yo…

 

—Le diré a mi padre que te dé trabajo, él dirá que sí, te lo aseguro —le animó V.

 

—Ahora muéstranos esa sonrisa —ordenó Hoseok con una también en su rostro.

 

Jungkook sonrió apenado, convenciéndose cada día más de que amaba su nueva familia y que daría todo por ellos.

 

 

 

Isla Jeju. Diciembre 05 de 2013, jueves.

 

A pesar de que Taehyung le había prometido que su padre le ayudaría no había descansado en los últimos días. Se la pasaba buscando ofertas laborales en la web y los periódicos que en las noches le regalaba su vecino luego de leerlos. No tenía con quién hablar, Hoseok trabajaba en la empresa del padre de su novio, que todo el día le acosaba, a veces dudaba si Hoseok podía hacer bien su trabajo debido a Taehyung.

 

Junhong se la había pasado ocupado cuidando a su madre, que había enfermado de nuevo el mismo lunes en el que se habían visto. La anciana mujer padecía cada vez más enfermedades, por lo que mantenía la mayor parte del tiempo en el hospital.

 

Se puso su sueter, en la mañana había recibido un mensaje de Taehyung citándolos a todos a un café. Tal vez le hablaría de trabajo y podría descansar al saber que tendría algo al fin.

 

Sin embargo, las cosas no fueron como se lo esperaba. Junhong se había quedado sin empleo y lloraba como niño abandonado sobre la mesa mientras Taehyung y Hoseok lo animaban, Jungkook se limitó a observar y tragar con fuerza, se había prometido no llorar en los últimos días y lo estaba logrando, pero a tal paso terminaría explotando.

 

—Chicos, tengo algo que decirles —habló Taehyung cuando Zelo finalmente pudo calmarse.

 

—Son malas noticias —sonrió el pelinegro de forma lastimera.

 

—Mi padre está teniendo problemas económicos —los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas—. Nos iremos en la noche a China, según mi padre allá podremos solucionarlo todo.

 

—Yo me iré con ellos, su padre me pidió ayuda y no puedo dejarlos en este momento —dijo J-Hope para luego morder su labio inferior.

 

—Lamento no poder ayudarlos, chicos —V explotó en lágrimas y Jungkook corrió a consolarle.

 

—Ya veremos qué hacemos, algo debe resultar —murmuró Zelo abrazando también a Taehyung.

 

—Él dijo que no tardaremos más de un mes, que al parecer es un malentendido, no sé por qué debo ir también pero no puedo negarme.

 

—No te preocupes —replicó Jungkook sin dejar de pensar en Park Jimin y Kim Seok Jin, los culpables de todo lo que estaba sucediendo.

 

Se la pasó el resto del día en la playa, aquellos chicos realmente estaban haciendo de las suyas, lo estaban empujando a un precipicio en el que sus manos serían la única salvación. Tal vez terminaría cayendo por ese precipicio no sin antes salvar a sus amigos, no sabía cómo lo haría, pero debía hacerlo antes de que las cosas empeoraran.

 

 

 

Isla Jeju. Diciembre 08 de 2013, domingo.

 

Soñó con su madre alimentando las Carpas Koi de una fuente en Japón, se le veía feliz y tranquila mientras él la dibujaba. Se sentía a gusto en ese día, el sol brillaba pero sus rayos no molestaban en su piel, había mucha gente pero no hacían mucho ruido.

 

La mujer dejó de alimentar las Carpas Koi y se acercó para abrazarlo, no quería hablar, sólo quedarse quieto y disfrutar el momento.

 

—Contesta —dijo su madre y Jungkook la miró sin entender nada hasta que de repente despertó en su apartamento con el tono de su teléfono móvil a punto de terminar.

 

—Dig… —ya se había cortado la línea, era Junhong.

 

No esperó que le volviera a llamar y marcó el número de regreso.

 

Jungkook —habló Zelo llorando.

 

— ¿Está bien tu madre? —fue lo único que acató en decir.

 

H-ha m-mejorado —hipeó—, pero han dicho que no le suministrarán más medicina si no pago las cuentas viejas del hospital —el joven estaba desesperado.

 

—Dios… espérame, ya saldré para allá —saltó de la cama y se dirigió al baño, debía existir alguien con quien hablar en el hospital en esos casos.

 

Está bien —se despidió Zelo y Jungkook dejó su teléfono móvil sobre la encimera del baño.

 

Se despojó de su piyama y se duchó de forma rápida. No tardó nada vistiéndose y tomando sus cosas, cuando abrió la puerta se detuvo al encontrar un sobre que había sido arrojado bajo ésta.

 

Lo abrió y se encontró con dos tarjetas de presentación, cada una con el nombre de los tipos que estaban arruinando su vida. Las volvió a meter en el sobre y lo aventó a la papelera que se encontraba al lado del escritorio, luego, si tenía tiempo, las quemaría.

 

El hospital no se encontraba muy alejado de su apartamento por lo que no tuvo la necesidad de tomar cualquier tipo de transporte pero sí de correr. Cuando se encontró con Junhong le prometió que solucionarían tal problema, vagó por todo el hospital hablando con todo tipo de personas intentando encontrar alguien que le ayudara y no le dijera que se remitiera a una oficina en la que lo enviarían a otra, aunque así se la pasó la mañana hasta el mediodía. 

 

No halló ninguna solución.

 

Por más que rogó e imploró nadie pudo o tal vez no quiso ayudarlo. Había dejado a Junhong en la sala de espera y allí permanecía su amigo, que mordía sus uñas y lo buscaba con la mirada. Se escondió tras una columna a pensar, no había alguien que pudiera ayudarlos, estaban solos.

 

Un par de nombres se cruzaron por la cabeza de Jungkook, un par de jóvenes que estaban a punto de conseguir lo que querían. Había prometido proteger a sus amigos, sin embargo, dentro del campo que utilizaba la palabra proteger no cabía protegerse. Tapó su rostro con ambas manos y se puso en cuclillas meditando si lo que haría sería lo indicado.

 

«Si lo haces todo volverá a la normalidad», su conciencia tenía gran parte de la razón. «Tu trabajo, el de Junhong, los problemas económicos de V, todo se solucionará. Tendrás el dinero necesario para pagar las deudas de Zelo y podrás quitártelos de encima para siempre».

 

Jungkook golpeó su cabeza con suavidad y despeinó sus cabellos. «¿Y la moral? ¿Dónde demonios queda la moral?», debatió, «¿Realmente importa? Debes cumplir tus promesas, no debes ser egoísta».

 

Con estas palabras salió de su escondite y se sentó al lado de Junhong, que le miró con sus ojos brillantes, a la expectativa de algo bueno.

 

—Te prometo que en un par de horas todo estará solucionado —sonrió el pelinegro para luego abrazarlo.

 

— ¿Lograste…? —Jungkook no lo dejó seguir hablando.

 

—Sólo quédate tranquilo y confía en mí —sonrió y salió del lugar dando largos pasos.

 

Bang Yongguk observaba la escena desde un extremo de la sala junto a sus compañeros: Moon Jongup y Kim Himchan, que se levantaron en bien vieron a Jungkook moverse.

 

—Debes ir a descansar —habló Himchan—. Jongup y yo le seguiremos —dijo para seguir el camino del joven junto a su compañero.

 

Yongguk salió de la sala de espera, deseaba ayudarle a Junhong pero no debía. Hizo la fila en la cafetería y compró un par de cafés, sabía que el menor prefería el café latte debido al tiempo que había estado siguiendo a Jungkook.

 

Regresó a la sala de espera y se sentó al lado del castaño que le miró intrigado.

 

—No me agrada tomar café solo —le entregó el latte sonriendo de manera cálida.

 

—Y-yo… —recibió el café con su consciencia reprendiéndolo por recibir algo de un extraño.

 

—Bang Yongguk —extendió su mano esperando que la del otro la apretara.

 

—C-choi Junhong —dijo sin dejar de mirarlo.

 

 

 

●──●──●──●──●──

 

Jungkook tomó ambas tarjetas entre sus dedos. Tenía miedo, sus pies temblaban y sentía que su respiración se entrecortaba con el paso de los minutos. Marcó el número de Jin sin pensarlo más, ¿qué diría? Estaba tocando fondo.

 

Creí que no llamarías —dijo el chico en bien contestó.

 

—Eh… —estaba en blanco, había olvidado por completo cómo hablar.

 

En cinco minutos pasarán por ti —Jin colgó sin decir nada más.

 

 Tomó sus cosas con sorna y abandonó el apartamento con la misma lentitud. Pasó por la recepción vacía sin importarle un poco si la señora Cho dejaba que cualquiera se colara en el edificio.

 

Afuera ya se encontraba un auto negro diferente al que Jimin lo había metido la vez anterior, de éste salió el joven al cual llamaban Minwoo, que le miró con recelo y abrió la puerta trasera para que entrara.

 

Entró al auto y se fundió en el asiento. Miles de sentimientos se apoderaban de su cuerpo, miles de pensamientos invadían su cabeza y le era imposible evitarlo todo, deseaba cerrar los ojos y abrirlos nuevamente al día siguiente, donde todo ya estaría mejor y regresaría a la normalidad.

 

De repente, ya se encontraba en la recepción mientras la chica le miraba algo inquieta.

 

—Disculpe… señor —repitió la joven por tercera vez.

 

—Oh, lo siento —se disculpó con una falsa sonrisa.

 

— ¿Puedo ayudarlo en algo? —insistió.

 

—Tengo una… cita.

 

—¿Podría darme su nombre, por favor? —preguntó, lista para teclearlo en el computador.

 

—Jeon Jung Kook.

 

—Piso número dieciocho, habitación 1017 Puede esperar a que alguien lo guíe —explicó la chica para luego sonreírle como siempre debía hacerlo.

 

—Lo haré por mi cuenta, muchas gracias —hizo una reverencia y caminó hasta el ascensor.

 

Un leve dolor de cabeza se formaba en su lóbulo derecho. Observó la recepción por última vez percatándose del magnífico lugar en el que se encontraba, sólo personas adineradas podrían pagarlo.

 

Salió del ascensor y observó el orden de los números suponiendo que la habitación estaría al fondo, no se equivocó y dio con el número más rápido de lo que había esperado.

 

Suspiró y dio dos golpes inaudibles a la puerta pero para mala suerte suya, Jimin la abrió de inmediato con aquella sonrisa que estaba fastidiando a Jungkook.

 

—Pasa —el pelinegro lo hizo sin peros.

 

Se fijó en el lugar, se encontraba en un living más grande que su apartamento, no quería saber cómo serían los cuartos ni qué más podría encontrar en la supuesta habitación.

 

Se giró y miró de frente a Jimin, el cual tenía una camisa blanca abotonada hasta la mitad y las mangas subidas hasta los bíceps. Escuchó a alguien saliendo de una habitación y apareciendo ante sus ojos, era Jin, con una ropa muy formal para su gusto y bien puesta, no como la de Jimin, aunque a pesar de la situación no podía dejar de pensar en que ambos se veían jodidamente sexys con sus diferentes formas de vestir.

 

Cerró sus ojos intentando dejar de pensar de esa manera. Tragó con fuerza y habló por primera vez en el lugar.

 

—Antes que nada necesito que ayuden a Junhong —prácticamente mandó.

 

—Tus deseos son ordenes —Jimin tomó el teléfono móvil y se alejó mientras hablaba por éste. Jin le miraba en silencio, era como si estuviera quitando cada una de sus prendas con lentitud y degustara de cada segundo que lo hacía.

 

Se estremeció e intentó mirar hacia otro lugar. «Es sólo por esta vez, no volverás a verlos, ignora eso», repetía una y otra vez su subconsciente. 

 

—Toma —Jimin le entregó el teléfono móvil—. Llama a tu amigo para confirmar y no tardes mucho.

 

Jungkook tomó el teléfono y marcó el número, sus manos comenzaron a sudar, sus piernas a temblar y sus ojos a llenarse de lágrimas.

 

¿Diga? —el tono de voz de Junhong había cambiado.

 

—J-junhoonie —tartamudeó—, ¿Ya se ha arreglado todo?

 

Claro que sí, no sé qué hiciste pero acabo de terminar con los papeles, estaba a punto de llamarte, ¿cómo podré agradecerte? Estaré en deuda contigo toda la vida —sabía que Zelo estaba a punto de llorar.

 

—Deja de pensar en eso, creo que no podré visitar a tu madre en la noche, pero trataré de ir mañana —aclaró.

 

Oh… está bien, muchas gracias amigo, nunca te dejaré ir, te agradeceré por siempre y… —Jungkook le interrumpió.

 

—Ya, no te pases, debo dejarte —suspiró—. Hablamos luego, ¿vale?

 

Está bien y gracias —repitió.

 

—Adiós —colgó y apretó el teléfono en sus manos.

 

—Te recibo —Jin extendió su mano para recibir el teléfono móvil y Jimin arrastró a Jungkook hasta la habitación.

 

—Esto será divertido —murmuró Jin desatando su corbata en el camino. 

Notas finales:

¿Será que alguien ayudará a Kook? ¿Qué creen ustedes? 

Muchas gracias a todos los que decidieron abrir esta historia y a los que dejaron sus reviews *w* saben que eso siempre me hará feliz (no sólo a mi, a cualquier escritor@). Espero sigan pegados a mi historia y la disfruten.

Aquí están los looks de Jongup - Himchan & Yongguk 

 

PD: Lord deja de odiar a mis chicos malos y a los buenos LOOOL <3


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