¿Es posible que en la vida haya coincidencias?
Eso es algo que se pregunta todos los días Zhang Yixing, estudiante de intercambio en la Universidad Nacional de Corea mientras alza su itinerario del día y acomoda la cama antes de entrar a darse un baño con el fin de quitar de su cuerpo el olor a cama.
Hace seis meses que llegó desde el departamento de Artes Escénicas desde Changsha, China a Corea como parte de un intercambio estudiantil en el que se preparó desde hacía un año (Antes de entrar a la universidad de su país) ya que era algo que había deseado desde hacía tiempo.
Hijo único de una mujer trabajadora de clase media. Vivió toda su vida con sus abuelos y madre, teniendo una figura paterna bastante ausente y con pensamientos diferentes a los suyos pero que de alguna forma, influyó bastante en las decisiones y gustos que el pequeño Yixing realizaba a lo largo de su vida.
Su vida como la de todos no había sido fácil pero menos complicada al venir de una familia con los recursos suficientes como para poder meterle a diferentes actividades, o para que no trabajase hasta que tuviera la necesidad. Teniendo por suerte el poder ganar un muy ostentoso intercambio con todos los gastos pagados por su universidad para gozar de la cultura coreana y poder vivirla de cerca.
Sin embargo, y como todo en la vida en la vida de este joven surgió algo que hizo su estadía un poco más difícil de lo que debería ser y que, es digno de contarse al ser una historia en gran parte sobre él.
Ese algo, es Wu Yi Fan, su compañero de habitación y con quién ha tenido que estar desde su primer día porque, él también es un estudiante de intercambio… lo cuál sería bastante bueno exceptuando por un pequeño detalle.
A Yi Fan no le agrada ese país y tiene cierto gusto por molestar a Yixing solo para “desahogar” todo el cargo que tiene por no haber podido entrar a la Universidad de Vancouver en el departamento de fotografía.
Y si, no es que el mayor de ambos fuera completamente insoportable pero esa mala costumbre que tenía que tenía cada que el idioma se le complicaba de hacer a Yixing traducirle esto o aquello incluso si fuese lo más básico para después hacer que se fuera al pasillo a practicar algunas cosas de expresión corporal. Eso, hacía que Yixing se enfureciera ya que el mayor de ambos podía hacer sus estudios de fotografía en el dormitorio pero él no, porque dios sabe qué razón y, por más que sea algo que para muchos sería insignificante. No era el caso del más chico de ambos chicos provenientes de China.
Sin embargo, era mejor ignorar aquellos comportamientos de parte del estudiante de fotografía.
. . .
Para poder entender todo esto, es necesario regresar al día en que ambos llegaron a la que sería su universidad por dos años antes de regresar a continuar el último semestre en su país de procedencia.
Ese día apenas y podía consigo mismo de lo nervioso que se hallaba Yixing mientras terminaba de recoger el equipaje de la pasarela del aeropuerto donde estaban todas las personas que llegaban desde China hasta Corea. Su madre había decidido acompañarle y se encontraba tomando un café en uno de los restaurantes que había en el mismo sitio. Era completamente increíble para ambos Zhang el poder estar en un país del que tanto habían escuchado y la madre del chico no podía estar más orgullosa por aquel tan importante hito de su hijo.
Tras recibir el café y dos rebanadas de pan de naranja que había pedido para él y su madre. Caminando relajadamente hasta el sitio en que la antes mencionado había decidido sentarse a esperarle mientras leía uno de los libros que el mismo Yixing le había comprado sobre literatura inglesa y su influencia en el mundo moderno.
—Capuccino normal con dos de azúcar y una rebanada de pan de naranja cortesía de su hijo. — Dijo en un tono divertido Yixing al mismo tiempo que dejaba estos con cuidado delante de su madre tras haber dejado los propios en su lado de la mesa. Haciendo que ella alzara el rostro para mirarle con una amplía sonrisa mientras terminaba por dejar el libro a un lado para poder prestarle atención a su único hijo.
—Gracias, Xing. — Comentó en respuesta antes de soltar un suspiro lleno de preocupaciones y pesadez conforme miraba al chico que se hallaba delante de ella.
—Mamá, estaré bien… regresaré en vacaciones y además, puedes venir cada que quieras verme ¿si? No estamos tan lejos. —Sonrió pronunciando aquello el menor mientras le miraba fijamente en la espera de poder hacer que la mujer de más años se calmara un poco con la idea.
—Lo sé, no eres tonto y estoy muy orgullosa de ti por haber logrado esto pero sabes que me es inevitable el preocuparme por ti. — Respondió buscando tomar la mano del chico, el cuál tomó casi de inmediato la mano ajena entre las propias con una sonrisa que era de tristeza y preocupación, porque, aunque sabía que su madre podría estar bien sin él, no quería que se sintiera sola y triste, claro que era un poco imposible aquello y lo sabía bien.
—Prometo estar bien, cuidaré lo mejor que sea posible de mi. ¿si, mamá? —Contestó con una sonrisa suave pero segura, dejando que el pequeño hoyuelo que tenía en su mejilla se hiciera notorio. Contagiando un poco a la mujer de más edad y calmando la ansiedad de ambos.
—Lo sé, no me preocuparé tanto. ¿De acuerdo? Pero no olvides que si lo necesitas me puedes hablar en cualquier momento del día. —Murmuró la madre sin dejar de observarle en aquel instante para después cerrar el tema comiendo del pan entre tragos que daba al café en algunos momentos.
Ese día sería completamente cansado pues deberían ir a dejar las cosas en el dormitorio asignado de Yixing y también recoger el horario que llevaría, así como también conocer un poco las instalaciones de la escuela y su ubicación. Sin contar que debía acompañar a su madre hasta el hotel en que se hospedaría por una semana que era el tiempo que Yixing había accedido a que su madre se quedara.
Al llegar a la recepción de la escuela ambos tuvieron que mirar a la asistente de la escuela mientras Yixing se dedicaba a revisar sus papeles de intercambio al mismo tiempo que miraba con atención todos los anuncios que había en la recepción.
—¿Entonces ya se va a quedar los dos años de intercambio con nosotros, señor Sang? —Preguntó con un tono de voz casi inentendible la secretaria de la dirección escolar mientras leía el nombre de Yixing tras ingresarlo a la base de datos.
—Si, eso espero ya que es una oportunidad que he estado esperando desde que ingresé a la escuela en China. —Respondió de forma simple al mismo tiempo que miraba curioso la forma de escribir de aquella señora que rondaba los 40 años y que se hallaba detrás del escritorio asignado.
La oficina era de color salmón pálido con paredes casi infestadas de cuadros con las generaciones egresadas o con los eventos sociales que había en aquel momento al mismo tiempo que en un mueble de vitrina se hallaban varios trofeos de deportes, concursos de escritos e incluso de algunos eventos de danza en los que habían ganado algún lugar importante.
—Para inscribirte en las actividades extras es necesario que llegues la semana que viene con los demás alumnos al gimnasio escolar que es donde se colocaran los diferentes maestros de los talleres que ofrecemos, ya que ahí se explica en que consisten y como pueden ayudar a tu carrera junto con los puntos que debes de reunir. Algunos talleres ayudan a la titulación así que debes preguntar y sobre la equivalencia en tu escuela, no te preocupes ya que en cuánto decidas cuales meter se mandará un aviso a la dirección en China y se hará la equivalencia con lo que ellos tienen en su plantel. — Terminó por decir aquello mientras guardaba los documentos de Yixing en un sobre con el símbolo de la escuela. —Aquí vienen tus papeles que debes de mostrar a cada maestro al llegar, tu horario y la zona en la que está tu dormitorio. La llave de este se te entregará en el edificio de dormitorios al igual que un horario sobre la hora del toque de queda y de limpieza. El costo por el dormitorio se te entregará de igual forma así como también, la cuenta en la que debe ser depositada la cantidad. ¿Tienes alguna duda aparte de todo lo que te expliqué? — Preguntó haciendo despertar a un Yixing que parpadeaba continuamente ante la información recibida, pensando de forma rápida alguna duda que pudiera tener en ese momento.
—No realmente, pero espero que no le moleste si llego a venir al tener alguna pregunta en lo que resta de la semana. —Contestó mirando a la señora que simplemente negó y ofreció una amable sonrisa al joven que ahora terminaba de colocarse la bolsa de mano en el hombro y tomar la maleta de ropa mientras ayudaba a su madre a levantarse de la silla que se hallaba en la sala de espera.
—No habrá ningún problema, así que ve y espero que sea una de tus mejores etapas, pocos estudiantes logran ingresar en el programa de intercambio. Así que bienvenido a la Universidad Nacional de Seúl. —Sonrió tras dar una rutinaria, pero alegre bienvenida a Yixing para después terminar por irse hacía la oficina del director para dejar algunos oficios. Dejando finalmente a solas a Yixing y su madre que salieron de la oficina para poder ir hasta la zona de dormitorios.