Sangwoo despertó muy temprano la siguiente mañana, se sentía recuperado.
—Ese si que fue un buen descanso —. Volteo hacia la cama de su hijo donde éste estaba de espalda —Estas dormido?
—No, estoy despierto —. Le respondió sin voltease aún.
—Bueno qué haces? Levántate ya, hoy será un buen día ya lo veo, ya lo veo — Desliza las cortinas justo en el momento en que cae un rayo y alumbra la habitación —, NO PUEDE SER!... Sus hombros decaen.
Xiumin se estremece, odia los rayos y truenos, pero no la lluvia.
20 minutos después bajan juntos las escaleras.
—Uhmm! No se qué sera eso pero a mi nariz le encanta... Buenos días! —Sangwoo saluda a la señora Lu que se encuentra en la cocina.
—Buenos días! Espero que hayan podido descansar, es una pena que el día este tan nublado... Lei yen quería mostrarle muchas cosas —. Responde ella con rostro de desilusión
—Es una verdadera pena... Pero bueno no hay nada que hacer sino esperar —.Él suspira sentándose en el comedor. Luhan y Lei yen se unen a la mesa pocos instantes después.
—Buenos días! — Xiumin se sorprende que el muchacho lo este viendo a él *Porqué diantres sonríe tanto?* Agarra la silla a su lado y se sienta apoyando los codos en la mesa, Xiumin aparenta ignorarlo con su actuación magistral.
—Parece que no pudiste descansar —. dice con voz baja *A ti qué te importa* pero no sale de su boca.
—Hoy parece que va a ser imposible salir, pero si quieres podemos jugar juegos de vídeo, tengo muchos —. Luhan no iba a sacar la bandera blanca tan rápido. A Xiumin le gustaban pero no jugaría, no con él. Muy en lo profundo no quería ser lastimado, no otra vez.
Luhan no le dirigió palabras en lo que quedo del desayuno, y se paró de repente.
*Ja, lo sabia, está molesto*
—Mamá ya está lista la comida de Meli?... Quiero llevársela —. Preguntó.
—Sí, aquí está, dásela con mucho cuidado —. Le respondió ella mientras le entregaba la bandeja.
Xiumin sintió algo raro en su corazón, era como una especie de alivio, pero no iba aceptarlo, eso nunca.
Sangwoo y Lei yen charlaban de lo mucho que harían el próximo día, y de otras cosas triviales, Xiumin sólo asentía de algunas veces, hasta que se disculpó para retirarse a su habitación. Al llegar revisó en su equipaje y saco un libro, bajo las escaleras y se proponía salir de la casa.
—Seguro que quiere ir allá afuera? — Pregunto Lei yen.
Xiumin enrollo bien su bufanda y salio.
—Estará bien ama la lluvia... Como su madre —. Le respondió Sangwoo.
Xiumin abrió el libro, en la pagina donde estaba el marcalibros, leyó un par de líneas, y luego levanto su mirada para ver la lluvia. A Xiumin le encantaba leer pero cuando llovía los recuerdos no dejaban de venir e invadirle.
*Flashback*
—Ven, no tengas miedo —, La voz de su madre resonaba— Es sólo lluvia.
—P-pero, pero todo se pone oscuro ¡No me gusta! — El pequeño tenia los ojos llorosos.
—No crees que el señor sol necesita descansar? —Le acariciaba la cabecita— Además la naturaleza también necesita refrescarse con la lluvia, así podrán crecer bien. Xiumin abrió sus ojos expresivos dejando de llorar.
—Ah! Creo que entiendo, a las plantitas también les gusta bañarse, no es así mamá? — la veía esperanzado. Ella no pudo retener su risa, y Xiumin que no entendía el porqué de su reacción empezó a reír también.
Esos tiempos eran preciosos, y no volverían.
*Fin del flashback*
Dentro de la casa Sangwoo y Lei yen seguían hablando animadamente, Luhan bajo la escaleras.
—Ven un momento, tengo algo que pedirte —, Lo llamó Lei yen — Quiero que hables con Xiumin, él no es muy sociable, pero tiene razones para ser así, la vida no se la ha puesto fácil, y ustedes son jóvenes se entiende mejor entre ustedes, anda a charla con él, está en el porche.
—Papá, yo creo que yo no le...— Trato de explicar.
—Ve Luhan, te lo estoy pidiendo, al menos inténtalo.
Luhan se limito a suspirar, todo lo que tenia que ver con aquel chico lo estaba afectando demasiado, y aunque quería tenerlo cerca eso sólo lo hacia sentir cada vez más tonto. Xiumin se sorprendió al verlo pero fijo la mirada en el libro con fingida concentración.
—Cómo te concentras con este frío? — Se sentó a su lado mientras se sobaba los brazos.
—Simplemente me gusta —. Le respondió en modo automático.
—Así que puedes hablar —. Una sonrisa se dibujo en sus labios.
Xiumin se maldijo por haber respondido.
—Sabes, cuando me dijeron que vendrían coreanos a la casa me alegre mucho, pero más me alegre cuando supe que vendría un chico de más o menos mi edad —hablaba con la mirada hacia el suelo—. Seguro no lo sabes pero no es fácil hacer amigos en un lugar que no es tu país, tuve que esperar aprender español, y cuando por fin entre al colegio pensé “Ahora si tendré amigos”, no se si ellos pesaran que soy su amigo, pero creo que sólo soy “El chino que juega soccer” para ellos.
Xiumin aparto su vista de las palabras que había dejado de leer, y volteo para verle, por primera vez tan de cerca.
—Mi historia debe parecerte muy aburrida, estas leyendo y yo sólo estoy molestándote —estampo en su boca una sonrisa notablemente decaída—. Pero en serio me gustaría que hablaras más, ya se que que esto no es Corea ni yo tu mejor compañía, pero trata de disfrutar un poco tu estadía aquí.
—No me conoces, y yo no vine aquí para hacer amigos —expreso Xiumin cuando Luhan le sorprendió parándose frente a él.
—Claro que no te conozco —mostró una pequeña sonrisa para luego poner una mano en el espaldar del mueble, dejando a Xiumin atrapado entre sus brazos, y aún más atrapado en su mirada penetrante —. Pero quiero conocerte.
En esos pocos segundos que a Xiumin le parecieron la eternidad misma, sentía su corazón palpitar rápidamente, aunque tratara de refrenarlo era en vano. Aún cuando el otro se alejo, su corazón no parecía prestarle atención alguna cuando le ordenaba que desacelerara.
—Ella quiere conocerte, vamos a ver a mi hermana —dijo sin más Luhan agarrándole del brazo.
Xiumin sin saberlo suelta el libro mientras era arrastrado dentro de la casa, se soltó del agarre de Luhan al ver a la sra. Mei fregando unos trastos, se había quedado en trance por unos segundos, y ahora que habia reaccionado no pensaba ir a visitar a nadie.
—Van a visitar a Melissa? —pregunto Mei.
—Si a eso íbamos —le respondió Luhan reluciente.
—Es muy lindo de tu parte Xiumin, ella ha estado un poco triste esta mañana y quejándose de que quiere conocerlos —la sra. Se dirigió al joven sonriente.
*Es la misma... la misma sonrisa*
—Tomen algunas de las galletas, dentro de un momento subiré con chocolate caliente.
—Dijiste galletas cariño? —se escuchó desde la biblioteca.
—Sí eso dije, ya les llevó —dijo ella en respuesta.
El plan de escape de Xiumin quedo destruido por completo, no le quedaba de otra tendría que ir a conocer a la pequeña. En realidad no era el tener que ir a esa habitación el problema, sino la presencia de aquel chico y esa sonrisa... Pero “eso no era nada, quizás sólo eran los típicos síntomas de la adolescencia o algo de menor importancia”.
Subieron las escaleras y Luhan se detuvo frente a una puerta adornada con el nombre “Melissa”. Agarro la manilla sin moverla.
—Ella es muy alegre, pero también es muy frágil, no lo demuestra claro, sé que le agradaras así que no te quedes callado, tiene muchas ganas de conocerte —dijo despacio.
Ambos entraron a la habitación, ésta estaba lindamente decorada, y el rosa reinaba en el lugar. En la cama se veía un pequeño bulto.
*Estará dormida*
—Buh! — El bulto dio un salto y detrás de las sabanas se asomo una cabecita con ojos brillantes. Luhan abrió exageradamente la boca fingiendo sorpresa.
—Te asuste, verdad? Seguro pensaste que estaba dormida —dijo muy orgullosa la pequeña. Él se acerco y le acaricio el cabello desordenándolo.
—He hecho lo que me pediste, te he traído a Xiumin —señalo al sujeto en cuestión que permanecía parado en la misma posición. Un leve sonrojo pinto la mejillas de la pequeña.
Luhan le indico a Xiumin que se acercara, y éste no tuvo más remedio que hacerlo. La niña le extendió su manita, y al estrecharla con la de él sonrío tiernamente.
—Son calientes —dijo— Mamá dice que si tus manos son cálidas, es porque tu corazón también lo es. Ella volvió a mostrarle su sonrisa y Xiumin se encontró a si mismo sonriendo con ella.
Un par de ojos sobrantes observaban en silencio.