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Recuerdo por Amok Scarlet

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Notas del capitulo:

Pasen y lean, espero les agrade el final

Después de unas semanas, nuestra relación seguía bastante bien a mi parecer, nunca nos aburríamos y no todo era sexo, eso me gustaba, las cosas se pusieron algo tensas cuando llego un nuevo miembro a mi equipo, yo había terminado mis proyectos en “solitario” y podía escoger trabajar con tu equipo, cosa que me negaron al darme un proyecto para un cliente bastante exigente y que me exigía a mí en especial, el nuevo miembro se presentó dos días después de que me lo entregaron, un chico alto, más bajo que yo, de cabellos rojizos, piel blanca y ojos color turquesa claro, nos presentamos y le explique de que iba el proyecto, en aquel momento no sabía si eran o no celos, pero tu comportamiento con él era bastante… rudo, yo ni me fijaba en él más que para el trabajo, un buen amigo, nos llevamos bien, casi desde el principio, de no ser por su actitud, pero la tuya me dejo perplejo, no creía que pudieras ser así, y la gota que derramo el vaso fue cuando estábamos en tú casa


— ¿Es que no lo entiendes? — gritabas preguntándome


— No, la verdad es que no, no tienes por qué tratarlo así, solo es un amigo, compañero de trabajo — te dije tranquilamente aunque ya me empezaba a fastidiar


— Ése —  señalaste con el dedo a alguna parte — él, quiere separarte de mí


— Solo estás celoso


— Sí, lo estoy, ¿Y? Tengo razones para estarlo — gritaste, estábamos de pie, era la primera discusión que tuvimos


— Solo, me estaba ayudando — te reproche


— ¡Y como ayuda! — dijiste sarcásticamente, guardamos silencio por un momento, yo intentaba, relacionar algo, encontrar la razón del porqué de tus celos, estaba de acuerdo que la situación dejaba mucho a la imaginación, pero no era para tanto o eso pensé — ¡Anda, ve y revuélcate con ése! — eso me dolió, no podías confiar en mí, me encamine a la puerta, y antes de abrirla te grite


— ¡Si eso quieres eso haré! ¡De cualquier forma planeaba hacerlo! — Salí azotando la puerta, no sabía lo que hacía, fue el momento, anduve por la calle, arrepintiéndome de mis palabras, yo no quería decir eso, pero tú lo habías dicho como si fuera verdad que por un momento dude de mí mismo y de lo que quería, mi depresión en ese momento fue la peor caída de mi vida, hasta el momento, entre en un bar y bebí hasta caer, solo el principio, entre en el bar y vi a ese pelirrojo causante de nuestra discusión, lo salude y me senté junto a él, le platique de nuestra pelea, mientras bebía, tomándome los tragos de una sola vez, no tengo ni la menor idea de lo que hice, y hasta ahora no lo recuerdo, pero me arrepentí, como no tienes idea, aun lo hago.


Había despertado en una cama que no era la mía, sentí el horrible dolor de cabeza, que trae la resaca, “imbécil, mierda, ¿cómo…? ¡Dios! ¿Qué he…?” fueron mis pensamientos esa vez, ahí estaba desnudo, con el compañero de copas de la noche pasada, me fije en su cuerpo desnudo recorriéndolo con la vista buscando pruebas de mis actos, lo confirme, lo había hecho con ese tipo, me duche, me vestí y salí de ahí como cabra, emputado conmigo por lo que hice, estaba borracho y no es excusa, camine a mi casa, me cambie de ropa, hable a la oficina y dije que no asistiría, no podía, en el estado que estaba arruinaría todo, además de que no podría ni mirarte, demasiada culpa, me tumbe en el sillón, pensaba beber pero… no lo hice por dos razones, el alcohol me idiotecé y merecía torturarme, no me lo perdonaría, y no lo he hecho, mi cabeza era un caos, con todo y el dolor de cabeza que aun sentía, tratando de recordar algo, nada, no había nada, solo imágenes muy vagas y que hasta el momento no he podido aclarar, tocaron la puerta, yo ni me levante para abrir, una vez más, otra, se calló quien sea que lo haya hecho, suspire y me tire al suelo, con la panza en él, así estuve un rato, escuche la cerradura, no me moví, pasos acercándose, seguí igual


— Con que aquí estabas — me dijo mi visitante, yo no respondí — levántate — lo escuche, pero no quería levantarme — vamos — me jalo el brazo, logro levantarme y luego me soltó, dándome un buen golpe, no me importo, me quede así, solo pensaba desaparecer, que cobarde — ni así, está bien, quédate así, me quedaré aquí hasta que me expliques que sucedió — la voz del juicio, ¿quién más? — Eres problemático — escuche que se sentó, como sabía que no se iría por nada del mundo, me resigne a hablar


— Pelee con él — dije con voz temblorosa, sentí que no tenía el derecho ni de decir tu nombre


— Ajá


— Y… — dude por un momento si decirlo o no — me acosté con Gaara


— Serás idiota — soltó


— Lo soy — respondí con una risa trémula, me gire mirando al techo y cubrí mis ojos con mi brazo — Soy un imbécil — sentí las lágrimas correr por mis ojos — lo encontré en el bar al que entre y le hable de la pelea que tuvimos — trate de que mi voz saliera lo más normal — bebí como loco — no pude continuar, mi llanto se apodero de mí y apenas y decía algo — cuando… desperté… estaba en… con él… yo lo hice… lo hice… — solo me escuchó y me dejo llorar, cuando me había calmado me hizo sentarme en la mesa y me dio algo de comer, cosa que yo solo picaba, se hartó de mi actitud, estaba peor que cuando creía que estabas casado, termino por suspirar


— Mañana, no vayas a trabajar — le iba a reprochar — yo me haré cargo, tu quédate aquí e intenta comer algo, piensa lo que vas a hacer, yo volveré mañana por la noche, ¿entendiste? — asentí con la cabeza, se marchó después de verme comer la mitad del plato, me tumbe de nuevo en el piso, no quería acostarme en la cama donde semanas antes habíamos hecho el amor, no podía.


Rodé por el suelo, me golpeé varias veces la cabeza y otras partes del cuerpo, además de tirar cosas encima de mí cuando chocaba con los muebles, hasta que me detuve, todo el tiempo los mismos pensamientos “no puedo, le digo, no le digo, no puedo, me va a odiar, ya me odia, tenía razón, quería que me alejara de él, ¿por qué no le creí?, soy un idiota, un imbécil, no merezco nada de él, ni su perdón, ni su ira, ni sus lágrimas, nada, lo mejor sería alejarme, eso haré, pero... ¿cómo le hago?, le digo que tenía razón, pero no lo quiero lastimar más de lo que ya lo he hecho, no puedo, ¡maldición!, ¿por qué no puedo?, quiero estar con él, pero le hago daño, y todo lo bueno… ¿lo dejaré atrás?” Así estaba yo, todo el día hasta que me dormí, en el piso, desperté, no quería despertar, anduve por la casa, parecía un muerto, chocaba con las paredes los muebles, con las cosas que tire, hasta caí de las escaleras, y me decepcione por no haber muerto en esa caída, me levante, entre a mi cuarto, había ropa tuya la abrace, anduve así hasta que calló la noche, al escuchar la puerta iba a bajar las escaleras y tropecé de nuevo, cuando caí escuche un grito y luego vi entrar a alguien, cerré los ojos, ese golpe me dejo fuera de juego.


Escuchaba pitidos, sentí el dolor en mi cabeza, mi mano se sentía pesada, intente moverla, no pude, intente abrir los ojos, no pude, ¿qué sucedía? Me dio miedo, sentía lo que había a mi alrededor, pero no me podía mover, un rato paso y escuche que alguien entraba, ¿cuánto tiempo llevaba ahí?


— ¡Doctor! — Era tu voz — va a… — te callaste, sentí tus manos aferrarse a las mía, y lágrimas que caían, tus sollozos me perforaron, otra vez te hice daño — no, no… eso no… — decías


— Tranquilo, él despertará — era la voz de Shikamaru, te estaba consolando, pero a la vez así mismo, lo sabía, su voz era dudosa, triste, “pero no estoy durmiendo” me dije a mi mismo tratando de decirlo en voz alta pero no podía, no salió mi voz — él es fuerte


— Lo sé — apretaste mi mano — si yo no…


— No fue tu culpa — sentí culpa en la voz de Shikamaru, se estaba culpando, seguro por haberme dejado solo ese día


— Los dejaré solos, discúlpenme — se retiró el doctor, escuche cerrar la puerta, y volvió a abrirse alguien entraba


— Lo siento — la voz de Gaara se escuchó y un jadeo acompañado de llanto, algo callo — fue mi culpa, si yo no…


— Vete — te escuche decir, un silencio inundo el cuarto — ¡Vete! — Se abrió la puerta y cerró, el silencio seguía


— Yo tengo que irme volveré mañana — hablo Shikamaru


— Gracias


— Descansa, debes estar exhausto


— Estaré bien — salió del cuarto, el silencio reino, sentí que pasaste una de tus manos por mis cabellos, tus dedos recorrieron mi rostro y pegaste tu frente a la mía — debes despertar o como vamos a perdonarnos — en ese momento supe que tuya sabías lo que hice, yo no tenía nada que perdonarte, no hiciste nada malo, solo yo; sentí tus lágrimas caer en mi rostro, te separaste — mañana volveré — dijiste y te escuche salir


Los días pasaban y tú ibas todos los días, sin falta, me platicabas de lo que pasaba en el trabajo, de tu sobrino, de muchas cosas, que yo ni tenía idea, me acariciabas los cabellos, jugabas con mis manos, y siempre me decías “te amo”.


Desperté, viéndote sentado en una silla, me sentía cansado, tonto, intente hablar pero no pronunciaba bien, quise sentarme, pero no pude no tenía muchas fuerzas, sentí impotencia, por no poder hacer nada, me viste y con lágrimas en los ojos me abrazaste y presionaste un botón, la enfermera llegó y llamo al médico, mientras ella me checaba, tú estabas con las manos en el pecho, llegó el médico que pidió a la enfermera el informe, llegaron a una conclusión, el médico se acercó a mí e hizo lo mismo que la enfermera, pidiéndome que hablara o realizara ciertas acciones, cosa que no pude e hice torpemente, mi cuerpo se sentía pesado -necesitaría rehabilitación- lloraste, al poco rato vi entrar a Shikamaru, se sorprendió al verme, te miró y vio que llorabas, vio al médico y pareció entender la situación, se acercó a ti y te abrazo, hubiera dado todo por no verte así, el médico salió diciendo que volvería cuando hubiesen hablado


— Va a necesitar rehabilitación — me pusiste las manos en la mía, yo te miraba, tú mis manos — no puede hablar y moverse…


— Tranquilo, lo haremos juntos, saldremos de esto — dijo Shikamaru mientras ponía su mano en tu hombro, lo miraste, le diste las gracias, el doctor regreso explicando más calmadamente la situación en la que me encontraba.


Los primeros días fueron los más frustrantes, una enfermera me ayudaba a comer, solo papillas, parecía un bebé, pero con menos libertad de movimiento, empezamos con ejercicios para moverme, tomabas mis brazos y juntos hacíamos los ejercicios, más bien tú los hacías, lo mismo con las piernas, Shikamaru también entraba en el juego, poco a poco empecé a moverme, primero los dedos, las manos, los brazos y los pies, pero todavía no podía caminar, luego poco a poco me empezaron a enseñar a hablar o más bien a hacer que recordara como se hacía, las terapias eran muy buenas o yo era buen alumno, empecé a leer y poco a poco a escribir.


Tú sufrías más que yo al verme en ese estado, las noches que te quedabas conmigo llorabas cuando creías que estaba dormido, no era una carga, eso lo sabía, solo se te hacía difícil la situación, pero verte así me deprimía, y bajaban mis avances, cuatro tortuosos meses, habían pasado desde que desperté, ese día iba a dar un gran paso, por fin podría intentar caminar de nuevo, en la sala donde lo haría, había dos barras de las cuales me agarre, la fuerza en mis brazos lo soportaría, con trabajos lo logre, ponerme de pie, ya que iba en silla de ruedas, puse una mano a cada lado e impulsándome logre levantarme, el médico que me supervisaba estaba ahí, tú viéndome desde la pared de cristal, intente mover la pierna hacía delante, me caí, estaba frustrado, pero no me rendiría, yo no conocía esa palabra, la conocía más de lo que aparentaba, pero tú estabas ahí conmigo, solo por eso lo haría, quería volver a caminar junto a ti, a pasear contigo, lo haría, el médico me ayudo a levantarme, los primeros días a penas y podía dar medio paso, no lograba aguantar todo mi peso, los días pasaban y ya mucho mejor que antes, hablaba más fluido, podía mover mis manos con mejor facilidad, apenas y caminaba, me dieron de alta, tenía que regresar para mi rehabilitación, entre en clases de natación para obtener más fuerza en las piernas.


Igual, al principio fue difícil, me hundía, luego flote, empecé a moverme con las manos y poco a poco con las piernas, caminaba con andadera cuando estaba en la calle y acompañado, ya fuera por ti o alguno de mis amigos, hasta la viuda de tu hermano me acompañaba, era la que más estaba conmigo cuando tú trabajabas por los dos, nos hicimos buenos amigos, empezamos a vivir juntos, a veces era difícil, pero lo lográbamos solucionar, me perdonaste, ese día lo recuerdo muy bien, yo llore bastante y tú me abrazaste mientras te contaba lo que había sucedido, pidiéndote que me perdonaras, apenas y había notado tus lágrimas.


Empecé a trabajar desde casa, enviaba mis proyectos a varias empresas, al principio no encontré muchas ofertas pero con el tiempo lo conseguí, dos años habían pasado, logré caminar sin apoyo, seguí con mis terapias, un día decidí montarme en una bici, fue bastante gracioso ese día, apenas y logre poner ambos pies en el pedal me caí, tu corriste al verme, acababas de llegar


— ¿Estas bien? ¿En qué pensabas? —Estabas preocupado, me entro la risa, en el suelo sentado me carcajeaba, habías tirado las bolsas que traías al verme — no es gracioso — me agarraste la cara y te mire todavía con la risa en mi boca — ¡oye! Qué me diste un susto, cuando te caíste


— Ya, ya, solo quería intentarlo y cuando… — me soltaste la cara y me diste la espalda, levantabas las bolsas y yo me levante, te abrace por la espalda, te bese el cuello, y susurre en tu garganta


— Ahora ya puedo — pase mis manos por la orilla de los pantalones — te devolveré todas las noches que me hiciste gritar


— Estamos en la calle — refunfuñaste y me recordaste donde estábamos


— Te veré adentro — te solté y regresando por mi bici, volví a montarme — ¿Qué comeremos hoy?


— Carne empanizada — dijiste abriendo la puerta, te logre excitar, de seguro querías que llegará ese día, las veces anteriores tú me hacías el amor, yo disfrutaba al igual que tú, pero sabía que tu deseabas que yo te lo hiciera, lo mencionaste una vez, en el hospital, otra de las razones por lo que no me rendí, me quede afuera con la sana intención de montar esa bici, cosa que logre muy lentamente, al menos logre zigzaguear hasta caer no muy lejos de donde estaba al principio, pero fue suficiente por el momento, guarde la bici, me dirigí a la cocina que no olía a lo que me habías dicho, mi platillo favorito, se me hacía agua la boca, hacía tiempo que no comía


— Ramen… ramen… ramen… — susurraba lentamente mientras babeaba y entre a la cocina y te vi cocinando y grite — ¡RAMEN! — Te salte encima tratando de ver el suculento platillo, cuando lo recuerdo se me hace agua la boca


— No me saltes encima — te agarre los hombros, alzándome encima de ti para ver la olla, entre más cerca, más se me antojaba — ¡Siéntate! — Ordenaste y yo me senté en el piso como un buen perrito — ¡Ahí no! — Me senté en la mesa de la cocina — ¡En la silla! — Eso hice, me gustaba verte enojado y como hacías esas caras, que buenos momentos — ahora espera — yo esperaba pero se me hacía eterno


— ¿Ya casi? — a los cinco minutos


— No


— ¿Ya? — a un minuto


— No


— ¿Ya? — Un segundo después de que contestaras


— No


— ¿Ya, ya, yaaaaaaa?


— ¡Qué no! No han pasado ni diez minutos


— Me muero de hambre — dije mientras me recostaba en la mesa


— Hubieras comido algo, hay fruta o te hubieras hecho un sándwich


— No me dieron ganas — me volteaste a ver y volviste a girarte


— Entonces espera — pasaron otros no sé, cinco minutos, me serviste un plato lleno de ramen


— ¡Por fin! — Estaba muy feliz, de verdad lo deseaba — ¿Y por qué hiciste ramen?


— Te merecías un premio, te has esforzado mucho en este tiempo


— Nos esforzamos mucho — te rectifique


— Nos esforzamos mucho — te corregiste, yo sonreí — quise prepararte algo


— Gracias


Otros días pasaron después de aquello, yo me di una escapada con Sakura, la viuda de tu hermano, anduvimos viendo tiendas, junto con el bebé y al pasar cerca de una joyería lo vi, quería ese anillo, entré, pedí ver el anillo, lo examine, definitivamente lo quería, lo compré, se lo enseñe a Sakura, sonrió, me dio buena suerte, planeé todo esa misma noche, después de acompañarla a su casa, llegó el fin de semana, todo estaba listo, te saque de la cama a buena hora, te hice llevar el carro, anduvimos hasta la playa, yo había preparado todo la noche anterior, baje las cosas del auto, una manta, y mis sándwiches, solo era el almuerzo aunque me apene por algo tan sencillo, pero lo mejor vendría después.


Nos metimos al agua, te metí al agua, no querías entrar, jugamos un rato ahí, te robaba besos como la primera vez, terminamos empapados y llenos de arena, caminamos hasta una cabaña, que rente previamente e hice que la arreglaran para nuestra estadía, nos bañamos juntos, nos empezamos a tocar y yo te pare, no quería cambiar mis planes, después comimos algo que tú preparaste, soy pésimo cocinando, solo lo más básico, te hice ir a la feria que estaba cerca, nos subimos a los juegos mecánicos, competimos en los de destreza, que tú me ganaste, vimos el show marino, entramos a la casa de los espejos, a la casa del terror que me dio mucho miedo, iba pegado a ti como chicle, salimos de ahí, yo con mi alma dando un paso al otro mundo, ya era de noche, por ultimo nos subimos a la rueda de la fortuna, y cuando llegamos a lo más alto, me acerque a ti, mientras sacaba una cajita azul, de mi bolsillo, te bese y susurre en tu oreja


— Gracias por estar conmigo todo este tiempo — me separe y te enseñe la cajita, te la entregue — es un regalo — la tomaste


— ¿Lo puedo abrir? — ya asentí con la cabeza, ver tu cara me hizo tan feliz, me abrasaste, acaricie tus cabellos y susurrándote


— Quiero vivir el resto de mis días contigo — bese tus cabellos — ¿me acompañarías en este viaje?


— Mh — asentiste moviendo tu cabeza en mi hombro


Tuvimos una linda caminata por la playa, comimos en un restaurante de ahí, cuando llegamos a la cabaña, caminamos entre besos hasta llegar a la cama que estaba aromatizada con incienso e iluminado por velas, te me quedaste viendo, yo solo sonreía, nos volvimos a besar entre palabras y caricias de afecto, te acosté en la cama, tú te dejaste hacer, lentamente te desabotone la camisa y tú la mía, acaricie tu pecho, lentamente, pose mis labios en tus tetillas, las bese, lamí, mordí y jale, jadeabas, acariciabas mis cabellos y mi espalda, nos quitamos el resto de la ropa, depositaba besos desde tu frente, tus ojos, tu nariz, labios, cuello, pecho, abdomen, tu ombligo, masturbaba tu pene, frotándolo con mi mano, apretándolo, como la primera vez, baje más, empecé a lamer a “tu amiguito” dándole besos, mordisqueándolo, extendí una de mis brazos hasta el mueblecito más cercano, tome el botecito de lubricante lo abrí sin dejar de atenderte, me unte en mi pene, y con un poco más en mi mano, empecé a acariciar tus nalgas, metiéndome hasta ese lugar que de seguro me extrañaba, metí un dedo, jadeaste, hay cosas que uno nunca olvida, metí un segundo, un tercero


— ¡Ya! ¡Qué me vengo! — gritaste entre jadeos deje tu miembro y sacando los dedos, frote el mío con la mano y lo acerque, lo metí lentamente, jadeabas, agarré tu pene con mi mano, no quería que te vinieras, entré completamente, te relajaste, empezaste a mover las caderas, lo saque un poco y metiéndolo fuertemente solté tu miembro haciendo que te vinieras, tu cuerpo se había arqueado y habías gritado, tu cara era tan sexy, empecé a acariciarte de nuevo, depositando besos y mordiéndote el cuello, jugando con el lóbulo de tu oreja,                  apretaste mis nalgas y me hiciste jadear, me pare un poco, subí tu pierna a mi hombro, dándote más profundo, te acariciabas rozando con tus dedos mi abdomen, encontré ese lugar que te vuelve loco, pasaste las manos a los lados de la cama, jadeabas pidiéndome más, baje tu pierna, y te senté encima de mí, nos movimos juntos, estabas cerca, tus músculos empezaban a apretarme, no te deje venirte antes que yo, apreté para que no lo hicieras, me rasguñabas la espalda, te mordía, nos besamos y nos venimos, una noche fantástica.


Mi día favorito, había llegado, nos casábamos, los días antes de la boda estaba tan nervioso, que apenas y comía, estábamos en el registro civil, nuestros testigos, Sakura y Shikamaru, después de eso a nuestra pequeña fiesta, todos nuestros amigos y compañeros de trabajo, familia solo tu cuñada y sobrino, una tía abuela que ya ni me acordaba que tenía y que llego unas semanas antes, se sorprendió al principio pero lo acepto y bien, nuestra luna de miel, fue en una isla tropical, donde hicimos cada locura, todo lo recuerdo muy claramente, después de un año decidimos adoptar, fuimos a varios orfanatos, si hubiera sido por mí adoptaba a todos los niños del lugar.


Mis ojos vieron a unos niños agarrados de las manos, completamente idénticos, tenían 2 añitos, te miré, me miraste, y asentiste con la cabeza, la señorita que nos acompañaba, nos pasó a una sala, donde nos entrevistaron, y luego a los niños, los dos tenían cabellos blancos, piel igual blanca y ojos grises, platicamos un rato con ellos, sus nombres Gabriel y Michael, lindos nombres para estos niños, me enamore de ellos desde que los vi, y más cuando nos presentaron, fuimos por una semana visitándolos, hasta que los tramites terminaron y los llevamos a casa, habíamos preparado un cuarto para cada uno, pero no se querían separar, rompimos la pared que los separaba, juntamos las camas y reorganizamos el cuarto, lo suficientemente grande para dos personas adultas.


Me sentía completo, habíamos formado una familia, nuestros trabajos eran estables, qué más podía pedir, ahora viendo todo eso, me siento tan nostálgico, soy sensible, una persona débil que junto a ti se hace fuerte, heme aquí esperando a que regreses a casa…


— ¡Naruto! — y ahí estas


— ¡Sasuke! — salté a tus brazos


— Veo que estas animado


— Como no estarlo


— ¿Y los niños?


— Ya están listos, están en su cuarto, ¡Michael! ¡Gabriel! ¡Ya bajen!


— ¡Papá! — siempre estamos felices cuando estamos juntos


— ¿Nos vamos? — preguntas


— Vamos — respondemos todos


A la cena con todas esas personas que complementan nuestras vidas, yo doy las gracias a quién sea el encargado de regalarme esta felicidad, junto a ti y nuestros preciosos hijos, gracias de verdad.

Notas finales:

Eso es todo, espero les haya gustado el final, y si no pues, imaginense uno diferente y me dicen, a lo mejor queda mejor de otra forma, pero para mí, es un buen final.

Muchas Gracias


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