Miraba a través de la ventana del metro, cosa que ya me tenía más que harto.
Odiaba la rutina siempre la había odiado, pero hoy era diferente.
Hoy la detestaba con todo mi maldito ser.
“Minho-sshi mi sobrino favorito ¿Me harías un favor? Veras hoy volveré a ver a mis amigas después de años y vamos yo sé que tu entiendes esas cosas, lo sé, por lo cual sé que aceptaras cuidar a Taemin por esta noche”
Y lo último que recuerdo es tener a un pequeño Taemin a mi lado viéndome con una sonrisa pícara y ver salir a mi tía corriendo del lugar, huyendo.
En fin lo malo no era tener que cuidar a un niño, no, lo malo era tener que cuidar a Lee Taemin. Que por cierto justo ahora, en el metro, sentado en mis piernas-porque por las mil putas madres era el único asiento que quedaba-, restregando su pequeño trasero con mi erección que por cierto él había causado.
Claro que todos solo ven al inocente niño de 10 años meciéndose mientras come una paleta de un sinfín de color con su hermano mayor de 23 jugando con él.
Pero no, maldita sea que no era así, porque yo ya sabía el riesgo de cuidar a Taemin, sabía que él no era inocente, sabía que lo hacia apropósito y a veces me llegaba preguntar si ya estaba alucinando porque un ser casi angelical no podía ser así, simplemente no podía, pero lo era.
Y con la poca dignidad que me quedaba lo único que podría hacer era decirle que parara, a lo cual él ni siquiera respondió.
Finalmente llegamos a la estación, y no se me ocurrió cosa más coherente que cargarlo para cubrir mí ya enorme erección, porque estaba tan excitado que era capaz de tomarlo ahí mismo y él sabía lo que me causaba, el muy maldito lo sabía.
Porque si, yo era un maldito depravado que se tiraba a su primo cada vez que tenía la oportunidad, un maldito pedófilo que intentaba no verlo para no tener que pecar, pero que por la puta madre el maldito destino, dios, o lo que existiese siempre quería que sucediera.
Y yo ahí abriendo las puertas de mi departamento desesperadamente.
Lo deje en el sillón y fui a la sala.
Dios yo era Choi Minho, tenía una novia, Yuri, me iba a casar, trabajaba en la empresa más grande de Corea del Sur, pero por la mierda que no podía.
Aun mas desesperado que hace unos segundo me serví un vaso de agua fría que rogaba que entrara a mi cerebro.
-Ah~~ Minho hyung!-
Me quede helado, atónico, aterrado.
Me voy a la mierda, me voy al infierno pero hoy tiro a ese niño.
Camine desesperado a la sala haciendo que el vaso se cayera derramando todo el contenido y rompiéndolo en mil pedazos, porque él me trasformaba en una bestia.
Era Taemin recostado en mi sillón, sin su pantalón, sin su ropa interior. Con sus rodillas en sus hombros, sus dos dedos dentro de él moviéndose a un vaivén casi desesperante, su cabello pegando a su frente, su rostro perlado de sudor, sus ojos fuertemente cerrados y su pequeña boquita abierta y gritando mi nombre.
La forma en la que estaba me permitía ver toda su rosada entrada y su trasero, y eso no hizo más que excitarme aún más si era posible.
Me acerque a un paso lento mientras notaba que habría sus ojos y me sonreía mientras seguía gimiendo.
-Min..ho hyuuung~ t-tóqueme por fa-vor-mierda y mil veces mierda, claro que lo tocaba, ni siquiera tenía que decirlo.
Me agache a su desatendida erección y me la metí completa la boca recordando como el chupaba esa paleta colorida en el metro mientras me incitaba de nuevo.
-Minho!-
Seguí con mi tarea, el movía sus caderitas de arriba hacia abajo desesperado porque aumentara el ritmo pero yo también quería hacerlo sufrir un poco.
-Mi-Minho… por favor-y vi sus ojos suplicantes.
-Por favor que- le dije separándome u poco de su erección haciendo que mí aliento chocara con él.
-Ah! Minho quiero que la chupes más rápido por favor, me gusta mucho- y eso me éxito y basto para que volviera a mi tarea anterior.
El seguía penetrándose, yo se la chupaba, tocaba una de sus nalgas con mi mano derecha y con la izquierda me masturbaba.
Sentí su líquido pre seminal y pare rápidamente tomándole la mano con la que se penetraba logrando que sacara los dedos.
-Minho!-me miro con uno de esos pucheros bellos que solo él sabe hacer.
No le conteste y me saque toda la ropa a una velocidad increíble y desesperante.
-Ven Taeminie-le dije palmeando mis piernas indicándole donde sentarse.
Y el vino rápidamente también desesperado y cuando estaba a punto de auto penetrándose lo detuve.
-Espera Minie, espera, ahora apoya tus manos en el suelo y déjame ver tu culito Taemin-
El obedeció casi de inmediato, tenía prácticamente su culo en mi cara.
Masajee un poco sus nalgas y acerque mi cara y empecé a lamer su entrada.
-Minho~~~-sus gemidos eran muy agudos.
Lo penetraba con mi legua una y otra vez mientras el suplicaba por mas hasta que con un solo movimiento lo alce dejando nuestras miradas juntas y penetrándolo, yo seguía sentado.
Y rápidamente el empezó a prácticamente a saltar sobre mí, yo me dispuse a lamer sus botoncitos rosados.
-Minho~~~hyung~ ya no puedo-tome su miembro poniendo mi dedo, impidiendo que se corriese.
-Conmigo Minnie-
Lo escuche quejarse y seguí, cuando sentí que ya me venía lo deje venirse.
Delicadamente lo saque de mí y le di un beso en la frente.
Lo recosté en el sofá y lo tape con la manta que por suerte había traído la noche anterior mientras veía un partido.
-Minho hyung… te amo-y se durmió.
Y era por eso que odiaba esto, porque lo nuestro no podía ser, porque yo era mayor de edad y el no, porque éramos primos, porque yo me iba a casar.
Porque además sabía que el hacia todo esto solo para que le diera un poco de amor, porque por eso no lo besaba aunque sabía que era estúpido haciendo todo esto pero… una vez él me dijo que daría su primer beso a la persona que amara y yo no podía ser esa persona aunque ya la era...
Porque era un maldito hijo de puta que después de cometer sus errores recién pensaba un maldito que ni siquiera aprendía de ellos y no quiera aprender.