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Una palabra: "paternidad" 2 por Haku1008

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Notas del capitulo:

Hola!!!!!

Tarde, una disculpa, pero fue por el cap, honestamente es el que más trabajo me ha costado por dos razones, la primera por su contenido (ya me entenderán) y la segunda por la cantidad de veces que pasó por re-editación. Pero quedó al fin!!!! y me siento conforme con el resultado n.n aunque eso sí, es algo triste. 

 

ACLARACIONES: cuando de la señal les recomiendo poner esta canción de fondo para leer: https://youtu.be/XwySHCNZPfc

 

 

Cap26# Lágrimas, dolor y al final…. felicidad

 

Era una mágica noche, lograda gracias al esfuerzo de todos sus amigos; Kurogane, Fye, Shaoran, Sakura y por supuesto Yuko; él estaba emocionado de tan sólo imaginar la cara que pondría Watanuki, sonríe mientras termina de anudar el moño de su traje, se da un último vistazo así mismo cerciorándose de que todo estuviese perfecto y sale de la habitación.

-¡no tardan en llegar!- anuncia Sakura un poco apresurada apenas le ve, la castaña estaba vestida con un elegante vestido en color azul marino y detalles negros, sobre sus brazos cargaba una manta rosa que envolvía a una pequeñita bebé de apenas unos cuantos meses de nacida, la pequeña Hai-Lin, la hija de Sakura y Shaoran –ya se quedó dormida, la dejare en el cuarto.

-sí, claro- responde, la castaña se aleja rumbo al cuarto de huéspedes destinados a ella y Shaoran siempre que van de visita a casa de Yuko, la casa no era muy grande pero sí estaba perfectamente administrada en cuanto espacio y contaba con 5 habitaciones más la sala de estar, el baño y la amplia cocina-comedor. Doumeki observó entonces a su pequeño sobrino y se acercó a él -¿qué pasa?- preguntó  con curiosidad, el pequeño rubio también vestía con un elegante trajecito.

-es desagadable- dice Yuui mientras observa la habitación en la que se ha adentrado la castaña, Doumeki, luego de todo el tiempo que le ha tratado, comprende de inmediato a que se refiere.

-no te gustan los bebés ¿eh?- ve al pequeño negar con la cabeza sin titubear –pero cuando crezca podrá jugar contigo- dice tratando de animarle pero Yuui hace al instante una mueca de desagrado de tan sólo imaginarse jugando con la pequeña Hai-Lin. –Yuui las niñas no son tan malas- dice divertido.

-igual no me guta

Doumeki ríe un poco, sin duda el peque era terco, herencia directa de Kurogane y Fye sin duda alguna. Carga al niño con cuidado, le quiere tanto como si tratase de su propio hijo, era extraño, un sentimiento que se activó apenas le tuvo entre sus brazos recién nacido y observó sus pequeños orbes, sus frágiles y torpes movimientos, y le vio tan indefenso y quizá también un tanto asustado por el nuevo mundo que le recibía con todas sus cosas buenas, pero también malas… y deseó con toda el alma que Yuui nunca llegase a conocer la crueldad, la tristeza ni el dolor que hay en el mundo.  

Llegan al jardín trasero de la casa y todos toman sus posiciones en la mesa ahí puesta, sus amigos se ven felices, aún quedan dos lugares vacíos: el de Yuko y el de Watanuki justo al lado del suyo.

 

 

-¡ahh! no comprendo por qué me vestiste así- se queja el pelinegro de lentes, de la nada Yuko le había invitado a ir de compras con ella, creía que Yuko le invitaba con el único fin de hacerle cargar sus bolsas de compras pero la mujer insistió de pronto en comprarle un traje, cosa que no le molesto (a pesar de que él no usaba trajes) pero sí le molesto el hecho de que le obligara a quedarse puesto con él el resto de su salida y trayecto a casa.

-luces importante, no veo cual es el problema u.u- ambos bajaron del auto, la pelinegra se había comprado un elegante vestido color negro con detalles de encaje en un modelo muy sensual, nada raro en ella.

-¬.¬

Ambos se adentraron en su casa, a Wata le pareció extraño el no ver rastros de Doumeki por ningún lado pero no tuvo tiempo de preguntarse dónde se encontraría ya que la pelinegra comenzó a empujarle hacia la puerta trasera.

-¡oye! ¿¡qué haces!?- Yuko no le respondió y continuó guiándole forzadamente hasta llegar al jardín. Los ojos de Watanuki se abrieron considerablemente, todo eso… ¿qué era todo eso?

 

[CANCIÓN: https://youtu.be/XwySHCNZPfc ]

 

Había una mesa elegantemente  arreglada, todos sus amigos estaban ahí reunidos, había velas y flores frescas acompañadas de la luz de la luna. Se sonrojó al percatarse de que todos le miraban, Yuko le abandonó para tomar su lugar en la mesa dejándole ahí, solo, sin saber a ciencia cierta de qué se trataba todo aquello. Apresuró a su mente, no, hoy no era su cumpleaños, tampoco su aniversario ¿entonces? ¿por qué motivo….? Doumeki se levantó encaminándose hacia donde él, estaba por preguntarle qué ocurría cuando el más alto se arrodillo en una pierna extendiéndole entre las manos una pequeña cajita negra.

-¡¡…..!!

-ya lo comprendes ¿verdad?- dijo dulcemente.

-…….- no se sentía capaz de decir nada, no tenía palabras.

-yo, Doumeki, delante de nuestros amigos, en esta noche, quiero pedirte a ti, Watanuki, que me permitas cuidar de ti, amarte y estar contigo cada mañana, cada noche, en cada pelea, en cada vez que sonrías, en cada fracaso, en cada lucha, en cada grito de frustración, en cada día cansado, y en todas en esas veces en que hagamos el amor.

-……- sus pupilas temblaban, sentía su corazón saltando de felicidad, no lo creía ¿era posible tanta felicidad? al parecer sí, y era para él…. ¡era suya!

-¿me permites estar por siempre en tu vida?- abrió la caja dejando ver el anillo de compromiso que en ella habitaba.

-……- lágrimas comenzaron a asomar en sus ojos, sonrió y aún sin poder soltar palabra alguna asintió.

Doumeki colocó el anillo en su dedo, todos aplaudieron, las lágrimas de felicidad no se hicieron esperar y ellos se perdieron en un dulce beso…

-¡tonto! ¿¡cómo se te ocurre hacerme esto!?- Watanuki le golpea.

-hm, te amo- Doumeki contraataca con esas simples y sinceras palabras.

-¡yo no!- dice intentando parar su llanto sin poder conseguirlo, se vuelven a fundir en un beso más apasionado –gracias- susurra contra su boca –gracias…

 

 

                                              

Las palabras resuenan en su cabeza, le hieren, duelen, se clavan en su alma sin intención de desprenderse… taladran su cerebro y le hacen pensar que, tienen razón.

-¡ahí está! ¡le veo! ¡está ahí!- gritaba un pequeño niño pelinegro de unos 7 años mientras sollozaba desesperadamente, muy asustado.

-¡¡no hay nada aquí!! ¡ya lo hablamos!- decía una pelinegra muy molesta, tenía la expresión cansada, grandes ojeras bajo sus ojos y el pelo un tanto despeinado y descuidado.

-¡está ahí! ¡¡ahí!!- insistió el niño mientras señalaba desesperado.

Un hombre irrumpió en la habitación de golpe, traía un cinturón en las manos, un evidente enfado y la paciencia totalmente gastada -¡¡se acabó!!- tomó rudamente al pequeño de un bracito y lo sacó bruscamente de la habitación.

La mujer se limitó a observar cómo se marchaban y al poco tiempo comenzó a escuchar los sonidos que ocasionaba el cuero al chocar contra la piel del niño, los llantos de éste y sus quedos gemidos de dolor…. pero no se movió de su lugar, miraba un punto fijo en la nada mientras esperaba, perdiéndose en sus pensamientos y en sus propios lamentos; su sueño más grande siempre había sido el de tener un hijo pero…. aquel no había resultado ser el hijo que siempre anhelo, no era nada cercano a lo que siempre había querido. Caminó hasta donde provenían los golpes, pensando en intervenir en caso de que su esposo llegase a sobrepasarse demasiado pero al instante en el que llegó los golpes cesaron.

-y te quedas ahí- ordenó el padre del pequeño. Ambos adultos regresaron a su habitación para seguir durmiendo, eran las 03:21 de la madrugada, quizá en cualquier otro momento hubieran sentido remordimiento al dejar al infante tirado en el piso temblando de dolor y llorando lastimeramente pero, justo en ese instante, no podían hacerlo, o quizá no querían, cansados era la palabra perfecta que les definía luego de llevar tanto tiempo con la misma situación. Desde que era un bebé ellos lo supieron, no era como los otros, y con el paso del tiempo las cosas comenzaron a empeorar cada vez más….

 

-¡te he dicho que no digas mentiras!- gritó la mujer, estaba harta, harta de las murmuraciones acerca de su familia, harta de repetir lo mismo todo el tiempo, harta de cambiar consecutivamente de vecindarios, harta de no poder tener una vida normal, harta de todo… harta de él.

-no estoy mintiendo- dijo el niño temeroso y triste ¿por qué? ¿por qué nadie creía en él? no mentía, no lo hacía, decía la verdad –lo vi, quería hacerme daño.

-¡¡ya basta!!- la mujer le soltó una sonora bofetada.

 

……………….

 

Y los días para el pequeño pasaban de manera muy similar, siendo golpeado, excluido por sus compañeros, visto como un fenómeno hasta por sus propios padres, siendo acechado por esas cosas y por aquellas personas que por alguna razón solo él veía, y no podía evitar preguntarse ¿por qué?....¿por qué él?... ¿por qué a él?.... y había llanto, dolor…. su corazón palpitaba en desgarradores gritos pidiendo por ayuda que nadie escuchaba, porque nadie quería escucharlo…. solo…. estaba solo.

 

“¡¡mentiroso!! ¡¡mentiroso!!”

 

No… él no mentía.

 

“¡loco! ¡¡está loco, corran!!”

 

¿les parecía divertido?.... no, no lo era…. no lo es…. no para él.

 

Él intentaba ser normal, trataba de ser como los otros niños, pero esas cosas le molestaban, le asechaban a donde fuese, nunca pidió vivir de esta manera y no comprendía por qué le sucedía. Tiempo después lo sacaron de la escuela, de nuevo, en cambio a las otras veces ahora no ingresó a un nuevo colegio, se mudaron también de casa, y de ciudad.

Su nueva rutina consistía en permanecer en su habitación, un cuarto sin ventanas en la parte alta de la casa donde sus padres le mantenían encerrado todo el tiempo y sólo su padre le visitaba para dejarle las comidas del día, un momento rápido y efímero como lo es ver una estrella fugaz que muere en el espacio, así de hermoso y triste eran esas cortas visitas en las cuales no había un intercambio de palabras, ni siquiera le dirigía la mirada. Era toda su culpa, pensaba, si fuese como el resto sus padres no tendrían que pasar por esa situación, si fuese normal sus padres podrían ser felices, si él no fuese él todo estaría bien, pero era él, entonces llegó a odiarse a sí mismo y se cuestionó acerca de su propia cordura, ¿en verdad no estaba loco? si todas las personas que conocía se lo decían, debía ser por una razón, no podía ser que todas aquellas personas estuvieran equivocadas y solo él tuviera razón, entonces… estaba loco.

No supo cuánto tiempo fue el que duro en aquel lugar antes de que ocurriera “aquel día”, el día que quedo gravado en su memoria como ningún otro; su padre le despertó, sería un día importante, lo supo apenas le vio. Su padre le ayudó a darse un baño, hacía mucho que no se aseaba, le puso ropa nueva y le peinó, incluso limpió sus lentes y le ayudó a ponérselos, no podía sentirse más feliz…. ¿lo estaba realmente?.... Daremos un paseo, fueron las palabras de su padre, el niño se emocionó al saber que podría salir de la casa, del encierro de las cuatro paredes que le confinaban.

Comenzó a seguir a su padre rumbo a la salida, al hacerlo pasaron al lado de la habitación de sus padres, la puerta estaba entreabierta fue entonces que la vio, su madre cantaba una dulce melodía mientras se mecía lentamente sentada al borde de la cama, jamás la había visto más hermosa, ni tampoco tan feliz, sobre sus brazos yacía un pequeño bulto, un bebé de pocas semanas de nacido que dormitaba tranquilamente, tan sólo le vio un instante, pero basto para que su rostro jamás lo pudiese olvidar ¿¡tenía un hermano!? que noticia más grata y alegre, ¿cuál sería su nombre? tuvo el deseo de entrar para verlo de cerca pero su padre le llamó diciéndole que se diera prisa, bueno, lo conocería una vez que regresaran de su paseó, se animó a sí mismo con ese pensamiento y corrió tras su padre.

Subieron al auto y el mayor condujo por largo tiempo, mucho, mucho tiempo antes de que al fin llegasen a su destino, a…. “ese lugar” y ahí le dejó su padre, al cuidado de doctores, enfermeras y unos hombres de aspecto rudo que estaban para ayudar al personal del lugar con sus pacientes. Un hospital psiquiátrico. Lo internaba en un hospital psiquiátrico.

Luego de eso, nunca más volvió a ver a sus padres.

 

……

 

…….

 

Sus pasos resonaban por todo el blanco pasillo, ambas personas caminaban sin ninguna prisa, una de ellas comentaba las razones por las que había solicitado su presencia en ese lugar, la otra simplemente escuchaba.

-le hemos realizado todas las pruebas pero en ninguna sale positiva- explicaba el hombre con bata blanca –no hay ningún problema en su cerebro, sin embargo sí le hemos tenido que medicar en algunas ocasiones, se altera y se pone histérico mientras insiste en que alguien está con él y que le quiere hacer daño.

-¿”alguien”?

-sí. Alucinaciones, supusimos. Además notamos que cuando sufría esos episodios también se hacía daño, traía moretones en las piernas, brazos, además de en la espalda, aunque… nunca le vimos hacérselo.

-tal vez haya sido uno de sus gorilas, doctor  Steph, esos hombres que ha contratado no parecen ser muy amables, aunque ¿qué estoy diciendo? para eso es que están aquí ¿no? es por eso que los contrato.

-¡de ninguna manera! bien sabe lo mucho que me preocupa la integridad de todos mis pacientes- dijo alterado –esos hombres fueron contratados porque algunos pacientes suelen ser demasiado agresivos, también me preocupa la seguridad de mi personal- dijo esta vez más tranquilo pero a la defensiva.

-vale, le creo….  Entonces ¿ese chico se hizo daño solo?

-eso creíamos pero….- su cara se tornó visiblemente seria –le pusimos en el cuarto seguro con la camisa de fuerza y…- no pudo continuar, para un hombre de ciencia lo que estaba a punto de decir era completamente en contra de su postura.

-las marcas aparecieron de nuevo- aseguró la otra persona.

-s-sí, es por eso que le he llamado…. mi colega el doctor Isaka me ha recomendado hacerlo, aunque sinceramente yo no creo en ese tipo de…

-… algunas personas tienen el don- le interrumpió –todos somos diferentes, algunos más especiales que otros, doctor Steph.

-yo no creo en fantasmas ni espíritus- dijo escéptico -…. pero, si el chico realmente no tiene razón para estar aquí….- sonó contrariado.

-está haciendo lo correcto.

Llegaron a la habitación del chico, el doctor Steph abrió la puerta permitiéndole entrar. Dentro yacía un chico de 13 años de edad, se encontraba hecho un ovillo mientras se recargaba en una de las paredes acolchonadas, traía puesta la camisa de fuerza que limitaba el movimiento de sus brazos.

-hola.

-….- el chico se volvió hacía la persona que le hablaba, no reconocía su voz, ni mucho menos pudo saber de quién se trataba pues, por su propia “seguridad”, le habían quitado sus lentes así que tan sólo podía notar una mancha borrosa frente a él.

-¿cuál es tu nombre?- dijo de manera amistosa colocándose en cunclillas para estar más cerca.

-W-Wa… Watamuki- dijo en un susurro apenas audible.

-bien, Watanuki, hablemos un poco…

 

Una semana después de aquel día el doctor Steph trató de comunicarse con la familia del chico, pero no pudo localizarlos, fue en busca de la dirección que le habían dejado cuando internaron al chico pero, una vez ahí, los vecinos le dijeron que hacía mucho tiempo desde que la familia de esa residencia había salido del país y que al parecer, no tenían contemplado volver.

“¿¡cómo pudieron irse dejando a su hijo!?”

“se equivoca, ellos sólo tenían un hijo pequeño y por supuesto que se lo han llevado con ellos”

El doctor no sabía qué hacer, Watanuki no tenía muestra de demencia, al menos a esa conclusión había llegado después de que aquella misteriosa persona hablara con él, no creía del todo pero tenía que reconocer que hay cosas en este mundo que no se pueden explicar en base a la ciencia.

-¿qué pasara con él?- preguntó la misma persona de la otra ocasión.

-no lo sé- confesó el doctor.

-…. tengo una propuesta para usted, sé de alguien que podría adoptarlo.

-¿¿eh??

-¿se puede?

-…. s-sí, supongo que sí. No tiene familia alguna y el hospital no puede hacerse cargo de él ahora que sabemos que no padece demencia, legalmente no creo que haya ningún problema…. ¿quién es esa persona? ¿cree usted que aceptara hacerse cargo de alguien como él?- dijo pues aunque el chico estuviese sano mentalmente aún estaba el pequeño detalle de aquellas cosas que solo él podía observar.

-…….

 

 

No lo podía creer, salía de ese lugar ¡¡se iría al fin!! pero… estaría solo ¿de qué servía irse de ese lugar si afuera no le esperaba nadie? el doctor  Steph le había explicado su nueva situación, en realidad no era algo que en el fondo no supiera, después de todo en ninguno de esos años que pasó ahí (que fueron cerca de 4) fueron a visitarle… ahora tendría un tutor legal del cual no esperaba demasiado, no después de que sus verdaderos padres lo habían despreciado.

El doctor le acompaño a la salida y realmente se sintió libre… de pronto alguien le extendió una cajita, la tomó y abrió al instante, descubrió unos lentes nuevos. Se los colocó. El panorama cambió favorablemente.

-¿mejor?- dijo una hermosa y joven mujer pelinegra.

-¿eh? es usted- dijo sorprendido al reconocer su voz, era la persona con la que habló el otro día, la primera que le dijo que le creía, que no estaba loco como él mismo pensaba y que además le dijo que conocía a otras personas con su “don” y que ella aunque no podía verlos podía sentir su presencia y había aprendido a ahuyentarlos.

-^^ la última vez no me presente, Hichihara Yuko, puedes llamarme “Yuko” ¡jujuju!

-….- le miró, le parecía muy extraña, quién le iba a decir que, tenía toda la razón ¬.¬ y que su vida a partir de ese momento cambiaría por completo al lado de esa extraña y peculiar mujer que lo guiaría hacia su nuevo destino.

-¿nos vamos?- le extendió la mano mientras le sonreía ampliamente.

-….- con un poco de desconfianza le tomó de la mano.

-descuida, todo estará bien.

 

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-Doumeki Shizuka- se presentó sin más, ni siquiera sonó un poco amigable.

-¿eh? ¬.¬ ¿¡quieres ayudarme a salir de una buena vez!?- dijo un Watanuki de 15 años, molesto, su tobillo se había atorado en una alcantarilla de forma casi irreal e inexplicable, sin duda esas cosas sólo podían pasarle a él, pensó.

-….- Doumeki negó lentamente –no ayudo a desconocidos, vámonos Kurogane- le dijo a su amigo para que continuaran su camino dejando a aquel desconocido pelinegro atrás.

-¿O.O?

-….- el moreno de ojos rojos le siguió -¿de verdad no vas a ayudarlo? yo podría…

-… espera un poco- le susurró con expresión segura, obtendría su nombre y lo sabía.

-¡¡de acuerdo!! ¡¡de acuerdo!! ¬.¬ -suspiró –me llamo Watanuki ¿ahora podrías ayudarme?... por favor.

-ahora sí- dijo Doumeki con una sonrisa que a Watanuki se le antojó de lo más irritante.

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-Mi nombre es Fye Flowrite ^^ es un gusto conocerlos a todos- dijo animadamente un chico rubio mientras se presentaba a la clase, el chico recién se incorporaba al ciclo escolar con ellos.

-parece agradable- susurró Watanuki a sus amigos, Doumeki y Kurogane, quienes estaban sentados a cada lado suyo.

-a mí no me lo parece- mencionó Kurogane sin darle mucha importancia.

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-¡¡bájame bruto!! ¡¡idiota, te dije que me bajes!!- gritaba su compañero rubio mientras lanzaba golpes y forcejeaba sobre el hombro de Kurogane quien le cargaba como a un bulto cualquiera.

-tú y yo hicimos una apuesta y ahora me cumples, señor desagradable- dijo Kuro disfrutando de cada palabra que salía de su boca.

 

-yo no creo que sea buena idea, pobre chico- mencionó Watanuki con preocupación, observando desde una distancia prudente de aquella escena.

-pero ya conoces a Kurogane, cuando algo se le mete en la cabeza…- respondió Doumeki dejando la oración en el aire, dedicándose, al igual que Wata, a ser un simple observador.

 

-¡¡que me bajes, estúpido!!- seguía gritando el rubio.

-ya casi llegamos- canturreó comenzando a caminar por el muelle de aquel amplió lago (el lugar a donde les habían llevado en su primer viaje escolar del año, pero en el cual tenían prohibido entrar a causa de las bajas temperaturas del lago en esa época del año).  

Doumeki y Watanuki tan sólo podían observar, no querían interferir con ninguno de esos dos (más por su propia seguridad que por otra cosa), no podían evitar pensar que, en algún punto sí resultaba cómico todo aquello.

-¡¡noooo!!- aterrado trató con más esmero de bajar -¡¡no te atrevas!!

-pero si tú ya te divertiste conmigo, además lo apostaste y ahora tienes que cumplir tu palabra como el hombrecito que eres.

-¡¡idiota no te atrevas!!- cambió de estrategia y una de sus manos fue en busca del rostro del moreno ara arañarlo y la otra a su cabello para tirar de él con fuerza y que le soltará.

-¡auch!- se quejó Kuro.

Doumeki comenzó a reír, al parecer no iba a resultarle tan fácil a su amigo, ese rubio sí que tenía carácter, quizá por ello se llevaban tan mal, porque ambos caracteres chocaban entre sí. Watanuki también comenzó a reír divertido.

Kurogane seguía quejándose mientras mantenía al rubio sobre su hombro, cosa difícil con todo aquello que el chico le hacía, por suerte no había alcanzado ninguno de sus ojos.

 

-son tal para cual- dijo divertido, su amigo a su lado le miró extrañado por aquellas palabras cuando se notaba que esos dos se odiaban.

-¿de verdad lo crees?- preguntó Doumeki con curiosidad.

-mhm- le sonrió y continuaron observando con atención.

 

-¡¡ya me hartaste!!- gritó Kuro molesto.

-¡¡NOOO!!

El moreno terminó lanzándolo al lago, resopló satisfecho y se puso en cunclillas en la orilla del muelle, el rubio ascendió del agua, la expresión de su cara en ese momento no tenía precio, Kuro sonrió complacido.

-¿está muy fría?- preguntó el moreno “inocentemente”.

-…..- el rubio quería gritar de frustración pero eso sólo resultaría más placentero para el desagradable-bruto-estúpido ese, ¡¡sí!! estaba helada y en sima el imbécil le había lanzado con ropa y zapatos lo cual le dificultaba nadar ¡¡pero se juraba a sí mismo que le haría pagar caro por esto!! 

-¿y bien? ¿tan agradable te pareció?- dijo Kuro sonriendo victorioso.

-…..- el rubio forzó una sonrisa y le enseñó su dedo corazón apuntando hacia el cielo.

-¡¡Fye!! creí que tenías mejor educación- rio un poco, nada le quitaría el sabor de la satisfacción, ni siquiera el ardor de las rasguñadas en su rostro –pero mira que hay que ser, nadar con este clima en el lago ¡¡y además con ropa!! hay que reconocerlo, nuestro nuevo compañero sí que tiene agallas.

-¡¡jodete!!- le gritó Fye mientras nadaba a la orilla del lago.

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-¿por qué no aceptas que te mueres de CELOS? ¿eh? ¬w¬ -le retó Yuko a su lado.

-¡¡yo no estoy celoso!! tan sólo me molesta que le mire como idiota, me hace sentir pena ajena, es todo u///u –protestó Wata.

-¿entonces por qué estamos aquí?- preguntó la mujer con malicia, la situación era bastante obvia ya que permanecían ocultos mientras seguían a Doumeki, espiándolo en su cita con aquella chica de su misma clase (salón).

-¡yo no estoy celoso! m-me preocupa porque es mi amigo, e-es todo ¡¡y ya deja de tomar sake!!

-¿Watanuki? ¿qué hacen aquí?

-o///o D-Doumeki je-je

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-^^ soy Sakura, gusto conocerlo joven Watanuki ^^ -dijo la castaña desde su cama ya que a causa del yeso en su pierna no podía moverse.

 

-Mi nombre es Shaoran, gracias por haber cuidado de Sakura- sonrió amablemente el castaño.

-descuida, es lo menos que podemos hacer, fue culpa de Fye después de todo- respondió Wata

-¡¡oh, gracias!! ¡no me sentía lo suficientemente culpable por ello!- dijo sarcástico el rubio.

-debemos agradecer que a Kuro no se le haya ocurrido regalarle un florero jajaja- rio Yuko animadamente

-¿¡¡quieren dejar de hablar de eso!!?- decía Fye muy avergonzado, lamentándose por haber lanzado su oso regalo de aniversario y golpear a Sakura accidentalmente, ocasionando con ello que la chica callera por las escaleras del parque y se lesionara TT.TT 

-imagina si le da un bat- bromeó Wata uniéndosele a Yuko

-¿¡¡¡¡acaso nunca se les va olvidar!!!!!?

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-¿en qué piensas?- la voz de Doumeki le trajo de nuevo a la realidad, le miró y sonrió.

-tan sólo recordaba- dijo, sus brazos rodeaban el cuello del más alto, éste le sostenía de la cintura mientras movían sus cuerpos en un compás lento, observó a sus amigos bailando: Shaoran y Sakura se observaban a los ojos diciéndose quién sabe cuántas cosas con la mirada, Kurogane abrazaba a Fye mientras giraban lento y éste recargaba su cabeza en el pecho del moreno, y Yuko…. sonrió divertido, Yuko le daba sus primeras lecciones de baile a su pequeño sobrino Yuui quien daba su mejor esfuerzo. La mirada de la mujer se encontró con la suya y le sonrió como siempre solía hacerlo desde que llegó a vivir con ella, él le sonrió agradecido…

El dolor se había ido, al igual que su pasado. Había llenado su corazón con recuerdos muy valiosos al lado de todos ellos, su familia, porque aunque no compartían ni un solo lazo sanguíneo sí compartían el cariño, las preocupaciones, las alegrías y parte de sus vidas… sin duda alguna había encontrado su hogar y todos ellos eran su verdadera familia, sí, esa era la verdad.

Sus ojos volvieron a encontrarse con los de Doumeki antes de perderse en un beso llenó de amor, aún faltaba mucho que planear y aun muchos más momentos para atesorar. 

 

Notas finales:

Uff, bien, ¡terminamos con este cap! y Wata nos regala algunos de los primeros encuentros de Fye y Kuro ¡¡waaa!! más adelante ahondaremos más en esa relación: por qué no se llevan bien, cuál fue su apuesta, y cómo es que surgió el amor o_o

 

Próximo cap27# Agridulce sensación.


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