Cap36# Lluvias de lágrimas y sueños: “pronto”
Aquella era la mañana de un nuevo día, sin embargo no tenía ganas de comenzarlo, sus ojos se humedecieron al instante pero se impidió llorar, no podía seguir llorando por siempre, Kurogane había rehecho su vida y él tenía que hacer lo mismo… pero era realmente difícil teniendo ese sentimiento oprimiendo su pecho constantemente.
–¡buenos días! ^^– Yuko entró en la habitación y abrió las cortinas dejando que el sol le diera de lleno en el rostro a su rubio huésped –hoy es un buen día para salir de la cama ^w^
–……..– Fye suspiró obligándose a recordar que vivía en la casa de la pelinegra y que, por lo tanto, no la podía echar como quisiera a menos, claro, que quisiese que fuese Yuko quien le terminara echando a él ¬.¬
–al bebé le hace daño tanta depresión, cambia ese rostro– dijo animadamente mientras le obligaba a “sonreír” usando sus dedos.
–Yuko– se quejó sin ganas alejando su rostro.
–anda, dime ¿qué se te antoja para desayunar? ^^
–¿cocinaras?– dijo sorprendido
–por supuesto que no u.u le diré a Watanuki que te lo prepare ^^
–¬.¬ ¿cómo no lo imagine?
Con el tiempo, lentamente, paso a paso, Fye pudo ir recobrándose, Yuko, Watanuki y Doumeki fueron un gran apoyo, también buscó trabajo y aunque le costó mucho el que le dieran una oportunidad al ser tan inexperto y además en “su estado”, lo logró, consiguió ser contratado en una revista que recién comenzaba sus publicaciones, al principio era un escritor de artículos simples pero un año después lograría escalar hasta convertirse en un exitoso editor, pero claro, en ese momento era imposible que lo supiera…
Yuko y las chicas que trabajaban con él en la oficina y de las cuales se había hecho muy buen amigo, se encargaron de regalarle montones de artículos para el bebé, algunos que incluso ni siquiera sabía para qué se usaban.
–esto sirve para limpiar su nariz– le explicaba Haruka
–¿¡con aire!?– dijo asustado.
–¬.¬ no en esa forma, de hecho es al revés, succiona
–O.O
–Fye, esto es realmente muy útil u.u
–aja– dijo arrastrando las palabras, no estaba seguro de someter a su bebé a dicho aparato.
………….
Recién salía de darse un baño, se puso una bata que le llegaba hasta las rodillas, era algo incómodo pero muy apto para su ahora enorme pansa ¬.¬ y es que las demás prendas resultaban incomodas a la hora de dormir, salió secando su cabello con una toalla y vio a Doumeki sentado frente al televisor de la sala, seguramente viendo alguna película y Wata debía de estar en la cocina preparando palomitas o al menos eso suponía por el olor que se expandía por el pasillo, según recordaba Yuko no estaba en casa pues había salido a una cena con un pretendiente. Sin más decidió ir a con Doumeki para ver también la película con ellos, pero ni bien llegó hasta la sala cuando un dolor como nunca había sentido jamás le golpeó y tuvo la clara sensación de ser partido en dos.
–¿qué pasa?– preguntó Doumeki alarmado al verle detenerse de forma abrupta en el marco de la puerta, el rostro de Fye se había tornado alarmantemente blanco y se contraía en una evidente mueca de dolor. De inmediato Doumeki fue hasta él y le ayudo a sostenerse.
–yo… ¡¡AHHH!! ¡duele!... creo que ya va… ¡¡ahhh!!
–¡¡…..!!
[ https://youtu.be/Ch_ku2A3W3k ]
Con los ojos de tu padre
Y su gran melancolía
Doumeki entró en el hospital con el rubio en brazos mientras éste último repetía un montón de maldiciones y palabrotas nada prudentes, los enfermeros le llevaron a una camilla de inmediato y el médico que le asistió durante el embarazo llegó en cuanto le avisaron.
–¡¡ahhhh!!– Fye sostenía la mano de Doumeki pues no lo había abandonado ni un solo instante, quizá le estaba apretando con demasiada fuerza pero no lo podía negar, estaba asustado, agradeció para sus adentros el que el otro correspondiera a su agarre dándole ánimos.
–esto dolerá un poco– anunció el médico inyectándole algo –hay que esperar un poco.
–¡¡joder!! ¿¡¡esperar qué!!? ¡¡maldita sea!! ¡¡quiere salir!!– dijo mientras presionaba con más fuerza la mano del pobre de Doumeki que sabía disimular muy bien el dolor que el rubio le causaba.
–tenemos que asegurarnos de que no sea una falsa alarma. Ahora respire hondo por favor.
–….– Fye realmente lo intentaba, justo ahora se arrepentía de no haber leído todos esos folletos que le habían sugerido, supuso que como no sería un parto natural (si no por cesárea) no lo necesitaría –¡¡mnn!! estúpido, estúpido Kurogane– decía entre dientes.
Un silencio que al atardecer descubre
El color de la marea
–bien, tendremos que anestesiarlo– anunció el médico acercándole la mascarilla al rostro.
–…….– observó a Doumeki con preocupación.
–todo estará bien.
–……..– Fye asintió y lentamente fue perdiendo la conciencia, un último pensamiento pasó por su mente, el rostro de cierta persona –Ku… ro…– y todo se volvió negro.
Tú llegarás
Con la luna de Septiembre
Que verterá
Su blancura en mi interior
Y te amaré
Como en los cuentos de hadas pasa siempre…
Cargaba con ternura al pequeño recién nacido, un niño, sonrió mientras tímidamente acariciaba su mejilla como si fuese prohibido tocarle o como si no fuese suyo, de igual manera le cargaba con temor, se veía tan frágil que temía hacerle daño con el más mínimo movimiento, pero el bebé en sus brazos parecía no pensar lo mismo ya que dormía tranquilamente como si se sintiese seguro y protegido.
Te esperaré
En compañía
De un millón de golondrinas por el aire,
En la tierra mía
Descubrirás
Que envejece y te acaricia con su baile
Las pequeñas risas del bebé llenaron la habitación, Fye le hacía mimos y pequeñas cosquillas que hacían al pequeño reír divertido, con mucho cuidado le acomodó en sus brazos y dejo un beso en su frente con ternura.
Ahora amanece y el alba traerá
Cálidas luces y esperanzas del este
Y el cielo es así Celeste, Celeste…
–¿estás seguro de esto?– preguntó Yuko
–sip, Yuui y yo necesitamos dar este paso– dijo mientras observaba al pequeñín rubio en sus brazos que chupaba una de sus manitas –nuestro propio hogar.
Tendrás libros, juegos y zapatos
Tus brillantes “Amarcord”
Será tan negro como el mío tu cabello
Un instante y ya verás
El llanto del pequeño infante le despertó, se levantó apresurándose hasta la cuna y le tomó entre sus brazos meciéndolo con sutileza, al parecer un estruendoso rayo había sobresaltado al pequeño, afuera la noche estaba vestida de una fuerte lluvia.
–shh, shh, ya, ya, no pasa nada.
El llanto comenzó a cesar y los profundos ojitos del infante se perdieron en el rostro sereno de su protector.
–todo está bien– susurró con dulzura y le acarició el rostro.
Tú volarás
A una isla muy lejana
De la ciudad
Como yo lo hice también
Cariño mío
Porque el sol puede olvidarse de la luna…
Miraba a su pequeño bebé durmiendo en la cuna, cierta tristeza brillaba en sus ojos, deseaba que su padre Ashura conociera a Yuui, deseaba que Yuui conociera a su propio padre…. pero aquello parecía tan intangible.
Te esperaré
Sin escapar
A mi regazo llegarás entre algodones
Observa la fotografía en sus manos, el cabello negro, la piel canela, los ojos rojos y las guapas facciones en su rostro, no entendía cómo es que a pesar de todo lo que había pasado le seguía amando, reconocía que una parte de él estaba sumamente dolida por la facilidad con que Kurogane le había olvidado, se sentía traicionado, herido, molesto y, al mismo tiempo seguía añorándole, queriéndole, amándole. No, no debía, Kurogane se había casado y formaría una familia con su esposa, lejos de él, lejos de Yuui. Sus manos comienzan a romper la fotografía, ya no puede permitirse amarlo.
Te escucharé
Te quedarás
Mientras que las hojas cambian sus colores
Le arrulla con ternura, el pequeñín parece luchar contra su hora de siesta pues intenta con esmero no cerrar los pequeños orbes, pero finalmente el sueño termina venciendo, Fye sonríe y le recuesta en la cuna.
A mi ventana el otoño llegó
Un dulce aroma de castañas se funde
En un cielo así Celeste…
–tengo algo que decirte– comenzó Yuko bastante sería, eso alertó al rubio quien la observó dejando por un momento su tarea de preparar la mamila de Yuui que en esos momentos se encontraba con Doumeki –veras…. Kurogane y Tomoyo
–…….– al instante sintió que el pecho se le oprimía, muchas cosas pasaron por su mente, todas dolorosas –¿sí?
–se divorciaron
–¡…..!
Un soplido de la vida
Que abre todas las persianas
Y que a sonreír te invita
Aunque ya no quieras más
Observaba al pequeño que chupaba con insistencia su mordedora, Yuui ya podía sostener cosas por su propia cuenta además de que ya podía sentarse solito, a medida que crecía no cabía duda de que era la misma imagen de su hermano y él mismo.
–¿qué debería hacer? ¿crees que deberíamos ir y presentarte? ahora es libre y no habría problemas pero…. ¿y si nos rechaza?– preguntó con temor al infante que aparentemente nada comprendía de aquellas palabras, en cambió le dedicó una hermosa sonrisa que Fye agradeció en el alma –todo estará bien, no voy a dejar que nadie te lastime.
Este viento enamorado
Tú también respirarás...
Tú respirarás
Terminó de unir los trozos de la fotografía con cinta, ahora el rostro volvía a observarse de nuevo.
–lo siento, Kuro… mira Yuui, él es papá
Pues me sobra el coraje de esperarte un poco más
A tu llegada miraremos hacia el este.
Y el cielo será
Celeste
Celeste
El cielo será
Celeste
–ne ¿cuádo vede a Kudogane-papi?– preguntó el pequeñito mientras sostenía la fotografía que ya había visto muchas veces, tantas que ya tenía grabado cada detalle de su rostro en la memoria, sin embargo no podía decir que aquel trozo de papel unido con cinta pudiese llenar realmente el espacio vacío que era su padre.
–pronto, en algún momento– respondió pegándole más a su cuerpo, estaban sobre la cama del mayor, al parecer Yuui no quería dormir en su cuarto esa noche.
–¿cuádo es “ponto”, manana?
–hm, no lo sé, puede ser en unos días o…– “incluso años” pensó Fye con tristeza sin atreverse a confesarle la verdad
–awww– hizo un tierno pucherito –¿po que Kudogane-papi no vene a visitame nunca?
–¿eh?
–un niño de la guadería me dijo que su papi tampoco vivía con él pero le visitaba cada domigo ¿po qué Kudogane-papi nunca vene a veme
–…..– un nudo se formó en su garganta
–¿ne? ¿Fye-mami?– le observó con la natural curiosidad infantil
–porque…. porque es un idiota- dijo conteniendo sus lágrimas.
–… ne– Yuui asintió como si aquello en verdad respondiera a su pregunta, aunque en realidad de alguna manera sí lo había hecho para el peque –¿Kudogane-papi me quiede, ne?– preguntó preocupado.
–claro que sí, y mucho, él te ama… tanto como yo– le aseguró ocultando lo quebrada de su voz ¿cómo decirle lo contrario? ¿cómo decirle que Kurogane ni siquiera sabía de su existencia?
–…..– el peque sonrió tiernamente y se acurrucó junto al cuerpo de su Fye-mami cerrando los ojitos, dispuesto a dormir –¿sabes Fye-mami?– dijo quedito.
–¿qué, mi cielo?– respondió con ternura
–ya quiedo que sea ponto– susurró
Fye sonrió y besó su frentecita, le gustaría pensar que en verdad ese “pronto” llegaría algún día.