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What the hell por thealmightyk

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Gracias por haber estado leyendo y por sus comentarios. 

Este shot me gusta mucho en partícular porque me imagino a Onew bien sexy :v 

Haha, la canción se las dejo al último <3

 

Disfruten. 

What the hell
Por: K

 

Porque KiBum solo está buscando al chico ideal.

 

 

 IV.- Almost perfect

 

14 de diciembre
25 años

 

KiBum no pudo evitar que una carcajada se escapara desde lo más profundo de su garganta.

JinKi frunció el entrecejo y lo miró reprobatoriamente.

—Es en serio, sólo tienes que acercarte y mirar.

—Estás paranoico —afirmó desde la cama.

JinKi se encontraba frente a esta observándose en el espejo de cuerpo completo.

KiBum lo observó con una sonrisa llena de ternura y negó amenazando con reír escandalosamente otra vez.

Usualmente, Lee JinKi era una persona segura de sí misma. Todo lo hacía con conocimiento de causa y si se equivocaba, era porque desde un principio decidió correr el riesgo. Nada lo tomaba desprevenido. Sin embargo, en esos últimos meses, las cosas estaban cambiando en ciertos aspectos. Desde que estaba próximo a cumplir los 37, sólo inseguridades salían de sus labios.

Que si las canas, las arrugas que según él comenzaban a formársele, que si se le caían tres cabellos más a lo usual, y ahora eso; temía por la aparente barriga que antes no tenía.

Si le preguntaban, a él no le molestaba absolutamente nada de eso. Adoraba las arrugas en sus ojos cuando sonreía, pensaba que las canas en los lugares estratégicos le hacían ver demasiado sexy y la pansa, según él, era fácilmente escondible bajo el saco que se colocó en esos momentos.

(JinKi siempre se veía tan sexy en traje de gala.)

Amaba a JinKi, sin dudarlo. Él era como… como perfecto.

 

—Qué horror —murmuró él. Key rio nuevamente.

—Por qué no vienes aquí —pidió hincándose en la cama y dirigiéndose al extremo de esta.

Mientras que JinKi estaba pulcramente enfundado en ese traje de gala, con un peinado que sólo lo hacía lucir más guapo de lo que ya era, KiBum se encontraba como había llegado al mundo.

JinKi se acercó hasta él y pasó sus brazos por su estrecha cintura, envolviéndolo en un cálido abrazo. KiBum colocó las manos sobre su pecho y sonrió sobre sus labios para después besarlos suavemente.

—Luces perfecto —admitió sonriendo—. Con barriga y todo —bromeó.

JinKi esbozó una nueva sonrisa y asintió riendo.

—No lo dices sólo porque es mi cumpleaños, ¿verdad? —Inquirió con una ceja alzada, haciendo que KiBum retrocediera en la cama para subirse también.

—No, cariño, el regalo te lo di anoche —contestó lo más sensual que pudo, dejándose caer en la cama al sentir a JinKi sobre él—. Y también toda la mañana —agregó risueño.

—Y qué buen regalo —confesó el mayor dejando sus labios descansar sobre su cuello.

KiBum dejó escapar un suspiro de satisfacción cuando el cumpleañero se posicionó entre sus piernas y su lengua decidió hacer un recorrido por su cuello.

—JinKi… —murmuró con gusto. —JinKi —repitió de forma similar, pero esta vez con una alerta impresa que el aludido decidió ignorar—. JinKi, la fiesta, JinKi.

 

Para agregarle un poco más de drama al asunto de que era doce años mayor, JinKi era nada más y nada menos que su jefe. El presidente de la editorial para la que trabajaba. Pero eso no había evitado que ellos terminaran enamorándose y todo eso. (Aunque Nana asegurara que él era el único enamorado ahí.)

El hecho es, que siendo que todos lo querían demasiado y que era en extremo respetado, la editorial había decidido organizar una gran fiesta dado su cumpleaños número 37.

Era un evento importante, con gente más que importante, y ellos ya iban media hora tarde.

 

Como siempre que JinKi lo llevaba algún lugar, (como todo un caballero) le abrió la puerta del copiloto una vez estuvieron frente a su convertible (uno que KiBum ni siquiera podía soñar con poder costear). KiBum estaba por abordar cuando la voz profunda y varonil de JinKi llamando su nombre lo detuvo.

—¿Sucede algo?

JinKi miró a ambos lados de la calle, asegurándose. Luego lo observó fijamente y le regaló una de esas sonrisas que sólo él podía recibir, porque JinKi sólo se las dedicaba a él.

—Te ves precioso de azul.

Un sonrojo fue la respuesta de su parte, ¡como si tuviera doce o diez años! Pero ese efecto lograba JinKi en él, sencillamente lo derretía con su trato.

JinKi rio como burlándose de él y esperó a que subiera para cerrar la puerta.

Claro, tenía que confirmar que aún era un galán que traía a media editorial tras sus huesos. Pero KiBum, orgulloso, se decía que él era el único que había obtenido su amor.

Y era verdad.

Lo era para él.

Lo era para JinKi.

 

Afortunadamente el lugar del evento no quedaba muy lejos del departamento de KiBum, así que al llegar pudieron disfrazar su retardo con el pretexto de un error en los vuelos, porque se supone que ellos venían de un viaje de negocios. Porque se supone que ellos no tenían una relación amorosa.

Porque siendo sinceros, ¿cómo se vería que tuviera una relación con el jefe? (Omitiendo otras cosas.)

 

Por supuesto todos alagaron el traje de dos piezas azul que KiBum llevaba, pero la noche, como debía ser, comenzó a llevársela el presidente desde que puso un pie dentro.

A pesar de que personas importantes se acercaban para saludarle, JinKi no dejó que KiBum se alejara en ningún momento de él. Muchas veces lo intentó, pero los brazos de su jefe siempre encontraron camino para frustrar sus huidas.

—Es incómodo —le dijo una vez quedaron solos, aunque sabían que no sería por mucho tiempo así. Incluso habían sido invitadas personas de otras editoriales y modelos con los que solían trabajar.

—¿Lo es? —Intentó comprender.

—Claro que lo es. Hablas y hablas y yo sólo tengo que permanecer a tu lado sonriente. Qué soy, ¿tu asistente? ¡No me digas!

JinKi rio abiertamente y saludó con un asentimiento de cabeza a una de las personas que afortunadamente pasó de ellos. Se dio el lujo de alborotar los cabellos color gris de KiBum y negó.

—Me estás dando seguridad.

Por lo regular, JinKi era de pocas palabras. Pero todo lo que decía era absolutamente acertado, o inspirador, o ambas cosas. Como en esos momentos, en los que KiBum sintió un revoloteo más que agradable en la boca del estómago. JinKi siempre lo hacía sentir como un adolescente enamorado, y vaya que sabía cómo se sentía aquello.

—Mentiroso —murmuró de igual forma, ocasionando una sonrisa en JinKi. Él sonrió también.

Mientras KiBum intentaba acomodarse el cabello nuevamente, un mesero se acercó a ambos y no desperdició la oportunidad de felicitar a JinKi. También, les ofreció una copa a cada uno, por supuesto que sólo Key aceptó. JinKi nunca bebía, y había dejado el tabaco y la nicotina hacía un par de años.

—No deberías beber tanto, KiBum —acotó JinKi con elegancia al ver que una mujer demasiado fabulosa se acercaba. Ambos se saludaron con un abrazo y un beso en la mejilla. KiBum aprovechó para beberse la copa de un trago antes de que JinKi se lo impidiera y dejó la copa por ahí para deshacerse de la evidencia.

—KiBum, acércate —pidió JinKi—. Quiero presentarte a alguien.

KiBum asintió y sonrió lo mejor que pudo, saludando también a la mujer.

Chéri, un gusto —saludó ella, con un beso en cada mejilla.

—KiBum, ella es Miranda; Miranda, KiBum.

—Quería tanto conocerte —expresó Miranda, KiBum respondió con un gesto de sorpresa. No necesitaba ser un genio para saber que era alguien importante. Ese vestido rojo Dior no lo vestía cualquiera.

—Miranda ha estado leyendo tus artículos —aportó JinKi con la expresión y voz llenas de orgullo—. Le han encantado, y quiere ofrecerte un lugar en la sede de su revista aquí en Corea.

Key hubiera podido saltar sobre JinKi y comerlo a besos cuando supo el nombre de la revista. ¡Por favor, la compraba sin duda cada mes!

Una vez Miranda volvió para disfrutar de la fiesta con sus acompañantes. KiBum se dio el descarado lujo de abrazar a su JinKi, igual si alguien preguntaba, era su cumpleaños, ¿no?

—Oh, JinKi, tú la hiciste que me leyera, ¿verdad? ¡Lo hiciste! No es necesario que lo digas. Pero no puedo hacerte esto.

—¿De qué hablas? —Inquirió abrazándolo también. —Es tu sueño, KiBum.

—Pero no podría abandonar tu editorial —admitió.

—No lo hagas por mí, cariño —susurró sin querer soltarlo—. Si  hice que te leyera, fue porque estoy de acuerdo con esto.

KiBum asintió con una sonrisa enorme y se separó sólo para poder mirarlo a los ojos.

¿JinKi podía ser mejor? (Sabía que sí.)

WooHyun se cansaba de escuchar sobre cuanta perfección albergaba todo su ser. Pero KiBum siempre pensaría de esa manera.

 

—Te besaría en este momento si pudiera —confesó Lee con una sonrisa bastante atrevida. KiBum se mordió el labio inferior queriendo provocarlo.

Ambos rieron con nerviosismo al sentir un poco más de calor en el ambiente y decidieron que, por su bien, debían poner al menos veinte centímetros de distancia entre ellos. Lo hicieron.

—Escápate esta noche también —propuso KiBum, pero JinKi negó.

—Prometí a Ye y Wook que los llevaría mañana a visitar a su abuela. Sabes que la aman y no puedo decepcionarlos.

KiBum asintió algo decepcionado.

Ya le hubiera gustado a él que sus padres se hubieran comportado aunque sea un poco como JinKi con sus hijos. Siempre jugando con ellos y complaciéndoles. Tenían la mejor educación gracias a él, eran igual de amables y tenían la misma preciosa sonrisa.

—Dales mis saludos.

Ambos rieron porque sabían que no podía ser así. JinKi miró a KiBum con adoración y él esperó la satisfacción que solía llegar con ese tipo de mirada, pero lamentablemente no llegó gracias a una nueva mujer acercándose a ellos.

—JinKi —llamó con voz cantarina—, aquí estabas.

KiBum se acercó con una sonrisa a ella y le saludó con expresión cariñosa.

—Hey, Luna, ¿cómo estás?

—Perfecta, KiBum, más joven ahora.

Ambos rieron ante la broma. JinKi no. Claro, cómo hacerlo si indiscretamente le estaban diciendo viejo a él.

—Mi mamá quiere saludarte, JinKi —expresó Luna con una sonrisa, tomándolo del brazo y besando su mejilla.

JinKi le pidió disculpas con la mirada, eso era suficiente para comprenderlo y sentirse mejor.

Iría a saludar a su madre en ley, pero de inmediato volvería con él. Nunca duraba más de quince minutos en un evento social al lado de su esposa.

Ambos se alejaron y KiBum suspiró con una media sonrisa cuando JinKi volteó a medio camino y le envió un beso.

A pesar de estar casado, de tener hijos, de ser su jefe, de ser doce años mayor que él, lo amaba, KiBum lo sabía.

Y también sabía que de no ser por esos factores, JinKi sería el mejor.

Por ahora, se conformaba con cada cierto tiempo tener al hombre casi perfecto a su lado. 

Notas finales:

JinKi sería perfecto de no ser porque no es soltero :c Así lo ve KBum.

La canción en la que me inspiré es de ya hace un buen tiempo.

Se llama Eres casi perfecto (creo) y es de Ana Cirre c: 

 

¿Opinan que JinKi de verdad quiere a KiBum?

¿Cuál creen que será la siguiente pareja? ¡Si no saben propogan! 

Gracias por leer y nos estamos viendo en la próxima :'D 


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