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What the hell por thealmightyk

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Notas del capitulo:

¡Segunda entrega!

¿Les gusta Kesha? Porque este capítulo esa inspirado en una de sus colaboraciones, que de seguro han escuchado en algún momento gracias al cover de Key. 

Video oficial: https://www.youtube.com/watch?v=AYC2FUutdKA

Subs: https://www.youtube.com/watch?v=AE8hIPi3aDI

"My first kiss" está dividido en algunas partes, que se dejarán ver conforme esto vaya avanzando *3* 

En el capítulo se hace referencia a Edward Scissorhands. Si no saben de qué hablo, es tal vez por el doblaje (?). Ed es conocido en Latinoamérica como El joven manos de tijera y en España como Edward Manostijera. Este personaje es universal (un éxito de los 90) así que no me digan que no lo conocen xD Además recientemente Key se disfrazó de él

http://2.bp.blogspot.com/-lja5oyIg4F4/VFtA2FklwkI/AAAAAAAAQw8/0E725q43RSg/s1600/fx%2Bsmtown%2Bhalloween%2Bparty%2B(1).jpg (Foto de Key Scissorhands.)

También hace referencia a Tim Burton, que no es más que el director de esta película. Últimamente muy conocido por sus trabajos con Johnny Deep. 

Sin más qué agregar, disfruten

What the hell
Por: K

 

Porque KiBum solo está buscando al chico ideal.

 

 

II.- My first kiss

 

07 de noviembre
14 años

 

En esas fechas, el cabello de KiBum era bastante obscuro.
No había perforaciones en los oídos, ni fiestas de excesos.
Sólo había un sentimiento.

 

El pequeño primogénito de los Kim tuvo la honra de tener la ovación de aquella noche al llevarse el indudable premio a la mejor representación en papel de lo que se festejaba por esas fechas.

Dado a que se llevaba  a cabo el festival anual que el colegio organizaba, todos la tenían libre para ir disfrazados de lo primero que les viniera  a la mente, y cómo no, él no se había quedado atrás. No con la reciente obsesión que le había dado por Tim Burton y Johnny Deep, combinada con la ocasión adecuada.

Que si fue difícil, ¡lo fue! Que si valió la pena, ¡cada centavo!

Un disfraz de Edward Scissorhands nunca había sido mejor, lo aseguraba.

(Y también aseguraba que la tendría difícil para arreglar eso que se hizo en el cabello para que quedara así. Seguro viviría calvo desde ese día.)

Kim bajó de la plazuela a mitad del patio que en ocasiones como esas se convertía en escenario y algunos de sus compañeros se acercaron para felicitarlo. La “obra de arte” que había realizado tenía aspectos demasiado góticos y deprimentes, sin mencionar la escuela en llamas y las macabras personas con cabeza de calabaza.

—Viejo, creo que soñaré esto —expresó uno con fingida expresión de pánico. Varios soltaron una carcajada y KiBum sacó algunos caramelos que llevaba en un bolso para darle uno a cada chico.

Trick or treat —murmuró tomando uno para así y llevándolo a su boca.

 

 

A pesar de que el festival se había atrasado ese año por situaciones sospechosas, estaba siendo un éxito. Con los diversos concursos y los puestos de comida que cada clase había erguido, anudando la increíble casa embrujada, todos se estaban divirtiendo demasiado.

KiBum también lo estaría, sino es porque le faltaba algo.

Hyung.

Un chico más bajo que él, de cabellos alborotados y bolsas bajo los ojos (todo parte del disfraz), le llamó pasado un rato.

—¿Qué sucede?

—El profesor Cho te llama, dice que es hora de que cubras a JinHo.

 

Y ahí venía la parte del día a la que quería llegar.

 

No es que ganar el premio a mejor dibujo representativo no hubiera sido bueno, y si a eso le sumaban que sus compañeros, sus padres y un par de profesores (incluido el rector) le habían felicitado, ¡pues había sido perfecto! Además muchas personas le habían elogiado su disfraz y él había estado muy orgulloso de decir ‘yo lo hice’ cuando le preguntaron.

Sin embargo KiBum era joven y, como todo joven: tonto. Y en esos ayeres sólo pensaba egoísta e ilusamente.

Típico.

 

 

 

—¡Creí que nunca llegarías! Estoy muriendo acá.

—Lo siento, lo siento. —Se disculpó con cierta vergüenza al llegar al gimnasio y recibir esa negativa por parte de un intento de zombie, tirándose al suelo a su lado y tratando de ver lo que él veía por el orificio en la tela negra. —Estaba en el concurso, ya sabes,

—Espero que al menos hayas ganado, porque si no es así, no valió la pena estar la mitad del día con JinHo aquí.

Ambos soltaron una silenciosa carcajada. JinHo podía ser tan exasperante y parlanchín.

—Ve, ahí viene otro incauto.

—Todo mío, hyung.

Como cada año, la clase A (su clase esa generación), se encargaba de montar una de las mejores casas embrujadas en la historia de los festivales escolares en el territorio de la nacionalidad surcoreana (o así es como ellos la describían). Y ese curso, la responsabilidad de esconderse bajo las gradas (cubiertas de tela negra, muñecos ensangrentados y una que otra persona que terminaría persiguiendo a los visitantes) para jalarle los pies a los que pasaran por ese pasillo, recaía en ellos.

 

Aunque a JongHyun no le gustaban ese tipo de festejos porque alegaba eran parte de la globalización, la estructura del sistema americano y mera comercialización, disfrutaba en demasía el hecho de poder asustar a los incautos que gastaban su mesada sólo para ser asustados, y el hecho de que fuera con KiBum, sólo lo hacía mejor.

 

—Traje dulces —informó Ed una vez pasaron al menos 30 clientes. Sabía que iban a estar ahí un buen rato y qué mejor que comer para pasar el tiempo.

—Nunca me fallas, KiBum —dramatizó JongHyun observando de reojo cómo el aludido se esforzaba por alcanzar el bolso de vinipiel que le había tomado prestado a su madre para que combinara con el resto de su disfraz.

Moviéndose como un gusano al estar acostado en un lugar reducido, el menor de ambos (dígase KiBum) atrapó el aza del bolso entre sus falanges con dificultad y jaló de él hasta tenerlo a su lado. Un gracioso mohín se formó en su rostro cuando se dio cuenta de que al dejarlo abierto y jalarlo con brusquedad, todos los dulces quedaron esparcidos en el suelo antes de llegar a él.

JongHyun dejó escapar una carcajada y él no supo si fue por su torpeza o porque consiguió que alguien más callera allá afuera.

—Maldición —murmuró entre dientes usando sus ante brazos para darse la vuelta, quedando bocarriba, y así impulsarse con los pies hacia los caramelos.

—No maldigas, KiBum-ah —reprendió el mayor, quien no se había perdido sus acciones, con cierta burla—. ¿Qué diría Dios si te escuchara decir esas cosas?

—Ni siquiera crees en Dios, ¿o sí?

—Mamá dice que existe.

KiBum extendió lo más que pudo los brazos por sobre su cabeza y se esforzó por alcanzar los dulces, lanzándolos hacia JongHyun cada que tenía uno.

JongHyun rio nuevamente cuando uno le dio en el hombro, pero KiBum estaba demasiado concentrado como para siquiera notarlo.

—Mamá y noona se la pasan en la iglesia, tú sabes —continuó JongHyun, ahora con la mirada fija en él. Se había movido tanto, que ahora sus pies estaban al lado de la cabeza de JongHyun y viceversa.

—Tú también —comentó en un hilo de voz, pensando en si sería mejor estar sobre su estómago otra vez.

—Pero, no sé. La última vez que visité a papá y a su esposa me dijeron que todas esas cosas eran mentiras. Fue algo cruel, porque dijeron que después de la muerte no había más. Entonces yo pensé en que tal vez era un invento de la gente para auto consolarse, y papá me dijo que eran pretextos para la comercialización, y dijo también que la gente creaba personas superiores para justificar su existencia. Así que me pregunté por qué estamos aquí y ese tipo de cosas. Sabes, como cuál es nuestro propósito y por qué es necesario que tengamos orejas.

—O por qué tenemos dos ojos y no tres —le siguió KiBum. Ambos soltaron una carcajada y KiBum estiró aún más su brazo derecho para así alcanzar el último dulce, una barra de regaliz que había guardado especialmente para su mayor.

Sin perder detalle, JongHyun observó que al hacer eso, su chaqueta se elevó junto con la camiseta que llevaba debajo, dejando ver su piel lampiña.

—¿Tú mamá sigue insistiendo en esa dieta? —Se atrevió a preguntar  JongHyun al percatarse de que el hueso de la cadera se notaba más de lo que debería.

—Ella no quiere que suba de peso otra vez. Papá sigue llevándome frituras de contrabando de todas formas.

La risa se dejó escuchar una vez más y un silencio se instaló entre ambos luego de que KiBum hubo pasado el regaliz hacia JongHyun y dado en su cabeza.

Aun con los brazos ‘arriba’, KiBum intentó relajarse para iniciar la nueva travesía vuelve a como estabas cuando una mordida justo en el hueso juzgado le hizo gritar y sentarse de una, golpeándose la cabeza en las gradas.

La risa de JongHyun, quien le había mordido en la piel expuesta, no se hizo esperar, y pronto estaban ya peleando por nada en específico, entre risas y uno que otro golpe de importancia.

Terminaron recostados como en un principio, comiendo regaliz e intentando regular su catastrófica respiración, sin siquiera saber cuántas personas habrían pasado ya y ellos ni enterados.

(No es como que la casa no pudiera asustarlos con tan sólo la decoración, de todos modos.)

Dejando escapar las últimas carcajadas de aliento, los dos suspiraron, quedando bocarriba esta vez y dirigiéndose una mirada cargada de sentimientos.

KiBum no tenía idea de qué clase de sentimientos eran esos, pero siempre que se quedaba con JongHyun, salían a flote. El chico frente a él podría decir la cosa más estúpida y KiBum seguiría pensando que era cool. Seguiría con esa sonrisa imbécil. Seguiría con ese sonrojo en sus mejillas. Seguiría sintiendo esa inexplicable opresión en el pecho que era de alguna manera satisfactoria.

Entonces, un nuevo sonrojo, pero por parte de JongHyun se hizo presente. Y KiBum pudo darse cuenta de que sus manos yacían entrelazadas entre sus cuerpos, que sus rostros estaban realmente cerca y que la situación no era del todo normal.

Sus pechos bajaban y subían acelerados, la conexión entre sus miradas no desaparecía y una sonrisa como la suya se formó en los labios ajenos.

Su instinto de supervivencia le gritó que corriera cuando sus frentes hicieron contacto, pero lo único que KiBum pudo hacer fue cerrar los ojos cuando, por primera vez, sus labios tocaron otros.

Los labios de JongHyun se movieron con miedo sobre los suyos.

Los labios de JongHyun fueron correspondidos con torpeza y, a la vez, convicción.

Los labios de JongHyun sabían a regaliz.

 

En esas fechas, el cabello de KiBum no tenía tintes fantasía.
No había ropa costosa, ni fiestas de excesos.
Sólo estaba JongHyun.

 

 

...

 

Notas finales:

¿Les gustó? ¡Espero que sí!

Por favor escriban diciendo de quién quieren que hable en el próximo "capítulo". Sé que algunos estarán esperando OnKey, o TaeKey (?). 

Aliménteme con sus reviews, que amo saber lo que opinan de lo que escribo. 

¡Gracias! 


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