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Desea con Fuerza 「Fanfic/KyuWook」 por Sennyazell

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Ryeowook frunció el ceño entre molesto y decepcionado. No había nada que el pudiera hacer para probar su historia, no lo había, e incluso si tuviera su magia él no era bueno usándola. Deseo con fuerza que Yesung de repente apareciera y lo ayudara a probarlo, pero no tenía tanta suerte, ¿cierto?

–No sé cómo, tú dime que hacer para que me creas.

–Tu eres el hada aquí –habló con algo de burla–. ¿Tus amigas con hadas no llegan cuando les hablas?

–¿Por qué usas ese tono?

–¿Cuál tono? –cuestionó, aunque sabía de qué hablaba, lo sabía a la perfección.

–Enojado –Ryeowook habló comenzando a enojarse el también–. ¡No puedo evitar ser quien soy!

–¡No quiero que lo hagas! Puedo comprender ese sentimiento mejor de lo que crees, pero lo que no entiendo es por qué estás haciendo este estúpido cuento –su voz comenzaba a quebrarse–. Solo… No me mientas

–¡Te dijo la verdad, pero simplemente no me crees!

–¡¿Solo dices que eres una clase de hada y esperas que te crea sin más?! –Kyuhyun se pasó una mano por el cabello y caminó hacia el frente de la cama para dejarse caer en esta. Había una parte de él que le gritaba que creyera, que Ryeowook no le mentiría ni estaba loco, pero no podía–. Eso es ostentoso.

Ryeowook le dio a Kyuhyun esa mirada, la que decía más que las palabras que las que el más alto le había dicho.

–No me sorprende que utilices esa frase.

–¿Qué tiene de malo? –Se incorporó en la cama para enfrentar aquella mirada.

–¿Te respondo honestamente? –Wook odió sus palabras tan pronto como salieron de su boca. El sabía que si continuaban no habría vuelta atrás. Si comenzaba la lista de los fallos de Kyuhyun, las cosas se pondrían feas, bastante feas.

Toda la frustración, confusión, todo lo que él sentía, saldría pues él nunca fue bueno en ocultar sus emociones. Esta vez no sería la excepción.

–¿Las hadas no son honestas? –Volvió a burlarse, esta vez con más crueldad, ante el chico frente a él.

–Está bien, te voy a decir la verdad –tomo aire, tanto como pudo y continuo–. Tú piensas sólo en términos de dinero. ¡Todo es dinero para ti! Pagas para que te escuchen, pagas porque te obedezcan, pagas por todo, todo y a todos tratas de comprar.

Kyuhyun se quedó allí, viendo al pequeño castaño, escuchándolo decirle cosas que no le importaba escuchar y que preferiría ignorar.

–¡Tu ni siquiera puedes dar un cumplido si no se trata de dinero!

–Eso no es…

–¡¿Verdad?! –Kyu se sorprendió, era la primera vez que veía al chico verdaderamente molesto–. No puedes solo decir “Luces genial, eso te queda muy bien o, ese color combina con tus ojos”, no. Tú me dijiste que “Luzco la riqueza bellamente”.

Bueno, viéndolo así quizá, solo quizá, sonaba algo presuntuoso.

–¡Hay cosas más importantes que el dinero!

Kyuhyun estaba rígidamente silencioso, pero seguía estremeciéndose cada que la voz del chiquillo salía de aquella manera hacia él. Era como si el chico estuviera diciendo estas cosas porque se preocupaba verdaderamente por su persona, porque realmente se preocupaba por él y no solo por interés… como todos a su alrededor.

–¿Es tan difícil que entiendas eso, Kyu? Las personas no deben ser compradas. Deben ser respetados, incluso la persona más harapienta y pobre de Seúl sigue siendo un ser humano y merece respeto por ello. ¿No puedes sentir algo en tu corazón y ayudarlos?

Kyuhyun se quedó en silencio, con la mandíbula apretada, y el mentón levantado. No, eso no era su estilo, para nada.

–Solo mira tu casa –continuó el más bajo.

–¿Qué tiene mi casa?

–Mira a tu alrededor. Abre los ojos, todo en ella trata de dinero. No hay color y solo está llena de obras y cosas carísimas que solo tú podrías coleccionar. ¡Esto se parece más a un templo para el todopoderoso won!

Kyuhyun no miró la habitación. Si no que, mantuvo sus ojos fijos en Ryeowook y ese sin fin de ademanes que hacía con el cuerpo para hacer salir su furia de sí.

–¿Criticas mi casa porque no voy a creer esa tontería de que eres una hada?

–¡No! –El pequeño condujo sus manos a su rostro con frustración–. No lo entiendes…

–Tú eres el hada, hazme entender.

Ryeowook empezó a odiar la palabra hada o, al menor, la forma en como el empresario la decía. Suspiro con resignación y camino hasta la puerta de la habitación para hablar.

–Eso intento –tomó la perilla y la hizo girar sin esfuerzo–. Pero tal parece que es imposible…

Con solo un segundo en salir de la habitación todo se volvió borroso para el empresario. Verlo salir, de aquella manera, movió la burbuja perfecta en la que siempre había vivido y se sintió incapaz de respirar.

Con una enorme bocanada de aire salió corriendo de la habitación para seguirle, cuál fue su sorpresa al no tener que ir muy lejos. Ryeowook se encontraba sentado al inicio de la escalera –en el primer escalón para bajar– con la cabeza recargada en la base del barandal por donde siempre se deslizaba. Sin saber exactamente que fuerza se había apoderado de él, Kyu bajo los escalones necesarios para arrodillarse y tenerle justo frente a su cara.

Ninguno de los dos dijo una sola palabra, solo se miraban incapaces de saber cuál era el conjunto correcto de sentimientos que sentían. La mirada de Kyuhyun se trasladó progresivamente a los labios del pequeño, ¿por qué encontró que necesitaba seguir mirándolo de aquella forma? La ira comenzaba a irse para dejar solo deseo y necesidad, mezclados con tal intensidad que su pecho dolió.

–Por favor –susurró Ryeowook en voz baja mientras comenzaba a ponerse de pie–. No me mires así.

–¿Por qué no? –Kyuhyun tomo su brazo entre sus dedos imposibilitando su ida–. He pagado por el privilegio.

Ryeowook se estremeció con sus palabras y pudo sentirlo muy bien. Todo quedo en silencio, absoluto y lastimoso silencio que, a cada segundo, ponía más y más acuosos los ojos del pequeño castaño. Kyuhyun quería retractarse de sus palabras pero el orgullo, la ira y el rechazo, no le permitían moverse o hablar. Todo estaba mezclado en su cabeza y corazón.

El más bajo se apartó y con todas sus fuerzas propino una bofetada en la perfecta mejilla del empresario, no con furia si no con una extrema tristeza.

–N-no puedo hacer esto –murmuró en voz baja al salir corriendo a su habitación–. Leeteuk… Lo siento, no puedo…

Iba a entrar en su habitación y esconderse para llorar, llorar sin parar por todo lo que las últimas palabras del dueño de la casa significaban para él; no volvería nunca a casa, no volvería a ver a sus amigos, ya lo había perdido todo. Sin embargo, justo al llegar a la habitación, no pudo entrar a ella. Kyuhyun había llegado hasta él para abrazarle por sobre sus hombros temblorosamente.

–No te vayas. Ryeowook, no te vayas. Por favor.

Todo se tambaleo. Para ambos.

–Kyu, yo no…

Su susurro hizo que el cuerpo que le rodeaba temblara con mayor poder.

–¿Por qué estás tan asustado? –No supo de donde había salido ello, pero no obtuvo respuesta alguna.

–Prométeme que no te iras. Puedes estar enojado conmigo, puedes odiarme y golpearme todo lo que quieras, pero… Sólo di que no te irás, di que no me dejaras solo, Wook.

Algo en el pecho del ex-Esser se removió, una clase de presentimiento extraño.

–¿Qué fue lo que te hicieron?

Sin obtener respuesta sintió el frio llenarlo al momento en que Kyuhyun le soltó. No sabía si pensaba irse o se quedaría a esperar una respuesta, así que la dio antes de que fuese demasiado tarde:

–Kyu… No me voy, me quedaré.

El empresario exhaló y dio media vuelta para bajar por las escaleras y perderse de la vista del pequeño Wookie. Una vez en la planta baja corrió como pudo a su despacho y se apoyó contra la puerta dejándose caer. Miles de recuerdos y sensaciones llegaron al cuerpo de Kyu, más intento ignorarlas sin mucho esfuerzo. Aquello siempre le torturaba.

Las lágrimas salieron silenciosas de su sistema para comenzar a hacerle sentir mejor, para dejar como único pensamiento al pequeño chico en la planta de arriba. Entonces tuvo un pensamiento bastante loco:

¿Sería verdad que Ryeowook era un hada?

 

La mañana había llegado pero para Ryeowook no fue relevante puesto que, sin percibirlo, se había quedado y toda la noche despierto, pensando en miles de cosas que aún no llegaba a comprender. Ryeowook ya se encontraba escondido bajo las suaves mantas de la cama con las piernas acurrucadas debajo de su barbilla y pensó en lo que había pasado entre él y Kyuhyun. Habían peleado, eso hasta que él le golpeo llevado por ese extraño sentimiento de traición, pero después… Ese abrazo, aquella petición, el presentimiento, sus palabras… ¿Se habían reconciliado? Kyuhyun no había parecido enojado al final de todo, pero sí triste y eso hacía sentir al chico como si las cosas hubieran quedado incómodas entre ellos.

Quejándose consigo mismo, Ryeowook rodó sobre su espalda y lanzó sus piernas al aire para dejarlas caer. No quería que él y Kyuhyun estuvieran de aquella manera.

De repente los pensamientos de Ryeowook fueron interrumpidos por el sonido de un motor lo llevo de golpe en la ventana.

Wook se paró junto a la ventana y observó al coche de Kyu alejarse de la casa. Se había ido más tarde esta mañana que de costumbre, ¿por qué? Solo esperaba que no fuera por lo ocurrido. Había estado esperando y observando. Solo eso, pero… ¿Y si quien estaba mal era el mismo?

¿Cómo podía esperar a que Kyuhyun le creyera si no había entablado las bases básicas para la confianza? ¡Eso era! Kyuhyun necesitaba aprender a confiar, como amigos, para que llegara el momento en que pudiera creerle sin dudar, sin cuestionar nada.

Estaba decidido. Misión: Seamos amigos, daba comienzo. Rápidamente se acercó a la cómoda y tomó una pequeña caja azul que estaba sobre una silla para, inspeccionando que nadie le observaba, correr escaleras abajo y ponerse la primera chamarra con la que sus dedos rozaron. Abrió un poquito la puerta principal y se asomó una vez más. ¡No había moros en la costa! Salió de la casa sin ser detectado y sin mirar atrás ni una vez.

Tenía una misión, no muy bien planeada, pero que nadie iba a detener.

Mientras tanto, algo lejos del lugar, Kyuhyun estaba sentado mirando por la ventana del automóvil con las manos en los bolsillos, mientras veía sin interés aparente el tráfico en la calle. Unos minutos más tarde el rico empresario escuchó el seguro de la puerta ser levantado y miro a Kibum disponiéndose a salir para abrirle la puerta. La puerta se abrió, brindándole el paso, pero él se quedó allí mientras pensaba.

–Kibum…

–¿Sí, señor? –agacho un poco su cuerpo para poder darle la cara.

–¿Tienes familia o alguien que espere por ti?

La boca de Kibum se abrió de golpe, entonces de repente se cerró.

–Sí –su voz fue un poco temblorosa pero no lo suficiente como para dejarlo en ridículo con su hombre–. Tengo a mis padres y una hermana menor. Pero viven un poco lejos, por lo que no los veo mucho.

–¿Quisiera verlos más seguido?

–Desde luego –sonrió sin notarlo–. Cuando mi hermana está de vacaciones, junto a mi madre se la pasan cocinando pasteles y postres delicioso…

Kibum guardo silencio de la nada, cortantemente, al darse cuenta de la repentina confianza con la que trataba a su jefe. Por su parte, Kyuhyun asintió con la cabeza y miró por la otra ventanilla.

 

–¿Babes de un buen lugar para comprar un pastel delicioso?

–¿Alguna clase de pastel en especial, señor?

–Solo… uno dulce.

Su chofer le miro extrañado, pero se detuvo a pensarlo un poco.

–Puede ir al centro, hay una parte repleto de pastelerías.

–Ya veo –habló algo perdido en sus pensamientos.

Pasaron unos minutos y Kibum se aclaró la garganta, algo cansado de seguir parado junto a la puerta abierta del vehículo. Kyuhyun volteó a mirarle y sonrió, tan francamente que dejo más que sorprendido al joven frente a él.

Aprovechando el shock de su chofer, pasó la mano por las contrarias para arribar las llaves del auto para después meter la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó su billetera, abriéndola para descubrir un buen fajo de wons. Los miró por un momento y luego a Kibum.

–Tómate unos días de vacaciones y pásalos con tu familia.

–Pero, señor...

–Pagados –entrego el dinero y, abriéndose paso hasta la parte del conductor, entro para hacer arrancar el automóvil–. Considéralo como pago por todo tu trabajo, Kibum.

–Sí, señor –el chico sonrió tan fuerte y brillante como pudo–. ¡Gracias!

Kyuhyun arranco sin más tiempo que perder y condujo tranquilo hasta el centro de la ciudad. Todos sus pensamientos giraban a Ryeowook y lo sucedido la noche anterior, ahora debía hacer algo al respecto, no para disculparse, pero si para destensar la situación.

No importa quien estuviera en lo correcto y quien no, sentía que debía hacer algo para volver a lo de antes y no retroceder con él. Él realmente no quería que se fuera, muy dentro de su ser podía sentir como le estaba cambiando y, aunque no quisiera admitirlo, le gustaba esa sensación… Nunca había confiado en alguien más que en Kangin pero ahora sentía que podía hacerlo también con Ryeowook. Su nuevo punto de vista sería aprender a confiar el ese mocoso loco, no importaba si resultaba algo lastimado por ello, algo le decía que hacia bien confiando.

 

Esser, un lugar lindo y habitable donde cualquiera quisiera estar pero que, en aquellos momentos, parecía más un campo de batalla que un lugar donde descansar y ser feliz:

–¡¿Qué hicieron qué? –la voz furiosa del líder de Essers retumbaba por todo el lugar.

–No tuvimos elección –explicaba y se disculpaba en nombre de todos–. Queremos a Ryeowook de regreso.

–Lo sé, Sungmin, pero esa no es la manera de hacer las cosas.

Todos los amigos de Wookie, sin excepción alguna, se encontraban en el pequeño hogar de Hyukjae. No es que fuera muy pequeño, pues compartía hogar con Donghae –quien era un desastre andando–, sino que eran demasiados en aquel momento. Y, para colmo, las cosas no parecían acabar pronto.

–Deben dejar que las cosas fluyan por si solas o terminaran estropeándolo.

–Pero… –Shindong pareció dudar, sin embargo, habló–. Dejaras que regrese, ¿cierto?

–Desde luego que sí –Leeteuk suspiro agitando energéticamente sus brillantes alas azules–. Ryeowook es un Esser especial, más de lo que creen, así que dejen que las cosas fluyan… ya regresara y podrán verle de nuevo.

Sin más que decir, una vez que estuvo completamente tranquilo, el Esser abandono el lugar. Sabía que no había dejo a nadie convencido, pero ahora debían regresar las cosas a su rumbo o sus planes con el menor se vendrían abajo por completo.

Llego a su hogar, un enorme hueco en el árbol más grande de Esser y, envolviéndose con sus alas –como solo los Esser profesionales podían hacer se trasladó mágicamente al lugar donde, por planes muy bien marcados, había mandado al pequeño Ryeowook.

El lugar exacto en donde apareció fue un edificio, grande y lujoso, quizá demasiado, o al menos lo suficiente como para que quisiera darle dolor de cabeza. Entro al lugar si  tardar comenzó con su misión en aquel lugar.

–Kim Young Woon, por favor –habló a la elegante secretaria, quien se había quedado boquiabierta al mirarle. Y como no hacerlo; su cuerpo ya no estaba cubierto solo con una túnica blanca ni estaba delatado por sus alas, sino que, ahora, llevaba puesto un muy elegante traje a color gris adornado bellamente por una fina y rosada corbata.

–¿Ti-tiene cita con el señor Kim?

–No señora, pero necesito hablar con urgencia con él.

La mujer le miro extrañado, pero marco un número por la extensión y explico la situación.

–El señor Kim puede atenderle mañana en la tarde si gusta volver –hablo aun sin colgar la bocina, lo cual fue extraño para el Esser.

–No puedo volver, por favor, dígale que se trata de Ryeowook… Planeo llevármelo a casa.

La mujer comunico aquello y al poco tiempo se pudo de pie:

–Por aquí por favor –comenzó a dirigirlo a la oficina donde, tomando dos veces, abrió y dio paso libre–. ¿Puedo ofrecerles algo, señores?

–Por ahora no Soon, cancela mi siguiente cita.

Saliendo con una reverencia, la mujer dejo a ambos hombres solos en la oficina. Leeteuk camino al escritorio con el rostro levemente fruncido, no podía creer que el hombre fuera tan descortés como para no haberle dado la cara aun, a pesar de ya estar en el lugar.

–¿Kim Young Woon?

–Kangin, por favor, llámeme Kang… –Las palabras murieron en su boca al contemplar al hombre frente a él, tan elegante y serio que le impresionó. Los papeles que tenía en mano se arrugaron levemente, pero su mirada no se apartó, por el contrario, se sobresaltó al notar que el hombre recién llegado hacia una perfecta inclinación de perdón.

–Señor Young Woon, vengo en persona a ofrecerle disculpa por el comportamiento de los chicos a mi cargo. No volverán a molestarle.

“¿Chicos a su cargo? ¿De qué está hablando? ¿Acaso se refería a esas hadas que le visitaron?”, se cuestionó Kangin al instante.

–Dijo que… ¿Ha venido por Ryeowook?

–Algo así –Leeteuk volvió a tomar una posición normal–. Kim Ryeowook se encuentra en la tierra cumpliendo una misión, debe cumplirla para poder volver a casa.

–¿Pero Sungmin dijo qué…?

–Sungmin y los demás solo quieren que regrese lo antes posible –corto con un eje de tristeza, denotando que era también lo que él quería–. Pero las cosas tienen un curso aquí en la tierra, si no se respeta no será posible que las cosas se den como se planearon. Los chicos no debieron presentarse ante un humano de esa forma, corren con suerte al no ser relevados de su cargo.

La seriedad con la que el hombre hablaba dejo impresionado a Kangin o, ¿sería algo más lo que le tenía tan impresionado?

–Entonces… tú también eres un hada.

–También soy un Esser, si ese es tu cuestionamiento.

–Y… ¿es verdad? –Kangin desvió la mirada un poco para poder concentrarse como debía–. ¿Kyuhyun y Wook se están… enamorando de verdad?

–Tú ya sabes la respuesta a eso.

Sí, lo sabía, pero extrañamente… No quería admitirlo.

–Si todo sale como se planeó tú también estarás ligado a esto, Kangin. Solo debes esperar, como todos.

Una leve inclinación más y Leeteuk se dirigió a la salida.

–¡Espera! –El abogado se sonrojo al haber gritado de aquella manera–. Lo siento yo solo… pues… ¿Cu-cuál es tu nombre?

Aun con la cara hacia la puerta, el Esser suspiro con delicadeza, dándose fuerzas para hablar:

–Tú ya sabes eso, pequeño Kangin –sonrió, mostrando cual rayo de luz su hoyuelo y salió de la oficina sin miedo a ser detenido de nueva cuenta o que el chico con quien hablo le detuviera.

“Pequeño Kangin”, se repetía sin cesar en la cabeza de Kangin, trayendo con esa voz armoniosa recuerdos de su niñez. De cuando creía que todo era posible y no hacía más que desear que algo mágico o único le pasara a su vida.

¿Acaso… ya se conocían?

Cerró sus ojos, visualizando al chico de la última forma en que lo vio, con ese hoyuelo adornando su linda cara y, entonces… lo recordó. Algo revoloteo en su pecho, queriendo salir en un susurro que solo el escucharía una vez más en su vida.

–Leeteuk…

 

Notas finales:

¡Hola sexy´s!

Lamento dejarles por tantísimo tiempo. Espero que este capi sea de su agrado tanto como el mío jeje

No olviden comentar, creer en las hadas y ser felices :3

Nos vemos en la próxima actualización, que será en do semanas :P ¡Sayonara!


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