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Desea con Fuerza 「Fanfic/KyuWook」 por Sennyazell

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Notas del capitulo:

Hola sexy´s!!!

Les traigo otra capi, espero les guste :3

A leer!

Ryeowook sentía que su cuerpo caía sin control. Caía y caía, aquello parecía no tener fin alguno. El viendo se arremolinaba a su alrededor haciendo danzar su cabello.

Caer, caer y seguir cayendo… Y luego, nada.

Fue como si la gravedad lo sujetara delicadamente para, ahora, dejarlo caer suavemente ante lo que parecía ser una superficie dura. El suelo en sus pies descalzos era frio y áspero, tanto que incluso sin moverse raspaba su delicada piel, lo que le causa hacer una mueca de malestar aun con los ojos bien cerrados. No quería abrirlos para ver su realidad pero debía hacerlo, ¿cierto?

Justo cuando el pequeño Ryeowook comenzaba abrir sus ojos, escucho un ruido fuerte seguido del dolor. ¡Por todos los cielos! El dolor realmente era lo peor y, experimentándolo de aquella manera por primera vez, no era nada grato.

Cayó nuevamente hacia el suelo mientras que, muy vagamente, escuchaba fuertes sonidos huecos y gente hablando. Deslizándose por el dolor, el pequeño se deslizo hacia la inconciencia con un solo pensamiento en su mente:

“La vida en la tierra es un asco…”

 

–Le juro que no tengo la menor idea de dónde vino –la inconciencia comenzaba a borrarse de su cuerpo gracias a las voces a su alrededor–. Apareció de la nada.

–Basta Kibum, los chicos no aparecen de la nada.

–Hablo enserio señor, yo estaba conduciendo y entonces apareció de la nada en la calle.

–El que atropellaras al chico no significa que inventes excusas.

–¡Pero yo no lo atropelle! De verdad, es como si el chico hubiera aparecido de la nada.

Las voces que lo rodeaban le provocaban una nada placentera presión en la cabeza, causando más dolor. Ryeowook abrió los ojos desenfocadamente adaptándose a su nuevo entorno. Su cuerpo se encontraba recostado en una reluciente cama con sabanas tan blancas como la nieve y una cantidad exorbitante de almohadas a juego.

Una vez que su visión se normalizo en su totalidad –haciendo visible su primer entorno humano–, miro las rojas paredes adornadas con cuadros hermosos, quizá de colección, como aquellas obras que bien podrías tardar años en apreciarlas por completo. Después su vista se fijó en los dos hombres frente a él, quienes seguían discutiendo sin parar.

–Está despierto –anuncio uno de ellos al mirarle al fin.

Uno de ellos era delgado pero de mejillas algo regordetas, con la piel pálida y ojos infantiles vestido elegantemente con un traje color negro. El otro hombre era un poco menos esbelto y más alto, lucia tranquilo y de cara amable pero calculadora que se encontraba vestido con un traje gris. Ryeowook  sonrió a modo de saludo. Ambos se veían bien tan bien como todos los Essere´s que había conocido, por lo que se puso más cómodo ante su presencia.

–Hola –saludo el hombre de traje gris, su voz le pareció profunda y algo ronca, no era para nada igual a las melodiosas voces de los Essere´s, pero tampoco estaba mal–. ¿Te encuentras bien?

Ryeowook asintió con la cabeza ganándose una punzante sensación en la cabeza, haciéndolo quejarse. Grito y se tomó la cabeza hablando entre dientes. Su primera experiencia con el dolor era mala, muy mala y nada parecía a lo que Donghae y sus demás amigos profesionales le habían contado. Hizo un puchero molesto y escucho algunas risitas.

–Tu cabeza seguirá doliendo un poro ya que fuiste noqueado en el suelo tras el golpe –explico el mismo hombre con calma–. ¿Puedes decirme tu nombre?

–Kim Ryeowook –gimió dolorosamente, tanto por el dolor en su cabeza como por dolor en su corazón ante su nombre–. Ryeowook…

–Bien, Ryeowook, ¿puedes decirnos tu edad o dónde vives?

El pequeño negó con la cabeza calmadamente, para no sufrir más dolor. Ambos nombres se miraron sorprendidos, ¿por qué no quería decírselos?

–¿No lo recuerdas? –aquel hombre siguió cuestionando con voz tranquila, pero ahora más preocupada.

Ryeowook volvió a negar antes de contestar con un muy bajo “Son extraños”.

Era cierto que no conocía nada sobre los humanos pero gracias a sus amigos el pequeño Wook sabia algunas cosas sobre la tierra y, recordando las palabras de su amigo Hae continúo negando. “Las madres humanas son tiernas y se preocupan por sus pequeños Wookie, siempre les dicen cosas como: No hables con extraños, no le des información tuya a ninguna persona que no conozcas”

–Oh… bueno… –una voz distinta llego a sus oídos, era tan dulce que incluso suavizo el dolor de su cabeza hasta casi no dejar nada–. Mi nombre es Kim Kibum, tengo veintisiete años y trabajo como chofer en esta casa. Él es Kim Jongwoon, tiene treinta años y trabaja como abogado. Ambos trabajamos para Cho Kyuhyun, el dueño de la casa donde estas en este momento.

–Es un placer conocerles Kibum y Jongwoon.

–Llámame Kangin –pidió el abogado en un intento para que el pequeño se soltara más con ellos–. Y tú, niño –señalo burlón mente a su elegante compañero–. ¿Qué esperas para disculparte por atropellar al chico?

–Yo soy quien lo siente –hablo Ryeowook antes de que Kibum pudiera razonar algo coherente–. Siento mucho que tuvieras que atropellarme, Kibum. Eso suena doloroso.

El abogado rio, resistiendo el impulso de alborotar el pelo castaño del accidentado. Intento distraerse viendo a su compañero Kibum, pero solo logro ver la cara aturdida del menor ante lo expresado por Wook.

–Entonces –se apresuró a buscar que decir–. Ya que no somos extraños, ¿puedes decirnos tu edad y lugar de residencia?

Ryeowook frunció el ceño, había caído por completo ante aquella plática de presentación y, ya que no eran extraños debía decir sus datos. Sin embargo, no podía decirles su verdadera edad…

Recordando otra de las cosas que Hyukjae le había dicho de los humanos, estos no vivían tanto como ellos a lo que sus cientos de años podrían parecer mucho para esos hombres. Se apresuró de inmediato buscando alguna edad adecuada, pero que iba a saber el de edades humanas…

–Diez –soltó finalmente y encogiéndose de hombros tras las cejas y caras de sorpresa de Kibum y Kangin–. ¿…y siete? –añadió, con esperanza.

–Pareces mayor de veinte –susurro Kibum inconscientemente dándole a Ryeowook una pista muy grande.

–Veintisiete –casi grito.

El abogado suspiro cansadamente. Quizá el chico había experimentado algunas secuelas respecto a su memoria tras el golpe y aquello podría hacer que surgieran problemas…

–¿Recuerdas donde estas Ryeowook? –Una pregunta fácil para comenzar, fue lo que pensó Kangin para comprobar el daño del menor.

“¿Intenta ponerme a prueba? –Pensó Wook–. Los humanos son extraños…”

–En la casa de Cho Kyuhyun –respondió felizmente, como si supiera de antemano que su respuesta era exacta.

–Bueno, sí, pero me refiero a en que ciudad te encuentras –explico Jongwoon.

El menor frunció el ceño y sacudió la cabeza. No tenía idea de donde está, eso fue algo que Leeteuk no le había dicho. El solo sabía que los Essere’s expulsados se dirigen a la tierra más no sabía exactamente dónde.

–Estas en Seúl, en Corea del Sur –hablo despacio tratando de estimular la memoria del pequeño más la cara de extrañes que hizo este mismo le dejo en claro que era de provincia, o eso supondría hasta que pudiese recordar con claridad–. Bueno, bueno… Ryeowook, ¿con quién vives? ¿Tienes familia cerca de aquí?

La sonrisa del castaño se borró al instante y sus ojos se llenaron tan rápido de lágrimas que asusto a los hombres ahí presentes.

“Familia… Ya no tengo”, pensó Wook mientras su mente vagaba rápidamente a Yesung, Sungmin, Leeteuk, Hae, Hyuk, Heechul y Shindong. Ellos eran todo lo que conocía y quería, sin embargo, ya no los tenía, les había perdido para siempre al ser convertido en humano… en un ex Essere. “Ya no están… No más Sungmin ayudándome hacer pasteles, no más Yesung haciendo bromas junto con Shindong, no más Leeteuk con sus lecciones, no más Hyuk y Hae cantando para él, no más hogar, no más familia, no más… nada”

Kangin entro en verdadero pánico cuando el menor comenzó a llorar y lanzando una mirada a Kibum vio al otro chico luciendo tan afligido y preocupado como él. Ambos hombres se acercaron a reconfortarle, pero no tenían mucho éxito pues sus lágrimas seguían corriendo.

–No tengo a nadie –susurraba Wook una y otra vez–. No casa, no familia… Soy un caído, nadie se preocupa por mí.

Los ojos de Jongwoon se abrieron sobre manera por el término “caído”. Él era abogado y aquel término solo significaba una cosa en la tierra…

De la nada la puerta de la habitación se abrió con un fuerte golpe que hizo saltar a los dos hombres de traje. El infame hombre de la casa había entrado en el lugar.

 

Ryeowook miro hacia arriba, sollozando levemente, aun posando sus manos sobre su cara intentando limpiar sus mejillas, pero todos sus movimientos se detuvieron cuando sus ojos se posaron en la persona que había cruzado el umbral.

El hombre que se acercaba al pie de la cama era distinto, muy distinto a los dos hombres que ya conocía. Este hombre era alto –almenas más que él–, tenía rasgos afilados que combinaban a la perfección con su blanca piel y su brillante cabello marrón. Simplemente perfecto a la vista, pero emanaba una clase maldad que Ryeowook nunca había sentido, dejándole sin aliento alguno.

Aquel elegante hombre escaneo al delicado chico en la cama antes de suspirar con pesadez.

–¿Cómo está? –se dirigió a su abogado, haciendo sonar aquella voz tan asombrosa.

–Te dije que soy abogado y no doctor, Kyuhyun –respondió el mayor de todos los presentes a la vez que entrecerraba los ojos a su jefe–. Solo fue golpeado ligeramente por el auto pero esto le provoco muchas heridas menores y superficiales. Hay que llevarlo al hospital y…

–¿Para que la prensa tengan algo que comentar? No lo creo –hablo Kyuhyun–. No tendré un desastre en relaciones públicas.

–¿Y prefieres tener un desastre mayor por atropellar a un chico y dejarlo morir?

Desde su posición en la cama Ryeowook se tensó sobremanera.

“¡¿Me voy a morir?! –se exaspero–. Bueno, supongo que al ser humano ya no viviré tanto, pero por que tan pronto? Ni siquiera he visto los peces de los que tanto habla Hae. No, yo… ¡No quiero morir!”

–¡Ryeowook! –grito Kibum llamando la atención de todos, no solo de quien pretendía al verle tan angustiado.

–¡¿Me voy a morir?! –nuevas lagrimas comenzaron a correr por su delicado rostro.

–No estás tan lesionado, tranquilo –explico Kibum–. Kangin-sshi solo estaba tratando de hacer entender al señor Cho.

–¿Qué mierdas pasa con él? –Dijo Kyuhyun dirigiéndose, como siempre, a su abogado.

El mayor tomo el brazo de Kyuhyun y lo saco de la habitación con apuro.

–Creo que Ryeowook está pasando por un momento difícil ahora, Kyu –él sabía lo que su jefe y amigo diría, pero no le dio oportunidad de hablar–. Por lo poco que pudimos sacarle pareciera que no tiene familia o casa, además, cabe la posibilidad de que haya sido abusado sexualmente…

La cara de Kyuhyun se volvió más sombría, tanto que asusto un poco a su abogado.

–Quiero decir, él mismo se llamó “caído” y, bueno, los dos sabes lo que eso significa.

–¿Y eso es acaso mi problema?

Y ahí estaba la clara respuesta que esperaba del menor.

–Los problemas del chico no tienen nada que ver conmigo.

–Pues ya que tu chofer atropello a Ryeowook, sus asuntos se han convertido en tuyos –continuo sin prestar atención a las muecas de disgusto del menor–. Si él quiere bien puede demandarte por una gran cantidad de dinero y eso, obviamente, le daría muchísimo de que hablar a la prensa, ¿no crees?

Kyuhyun miro a su abogado con una ceja levantada. Una demanda era lo último que pensaba haría aquel chico bajo su techo, pero como él mismo sabía muy bien: las apariencias engañan. Sin decir nada, el dueño de la casa giro su cuerpo para entrar de nueva cuenta en la habitación. Y camino a la cama para dirigirse al chico que bien podría causarle un problema.

Tras aquella malvada y dubitativa mirada, Ryeowook giro el rostro.

–Voy a mandar medicamentos para ti y los tomaras –hablo con aquel tono de autosuficiencia y superioridad que le caracterizaba–. Una vez que estés mejor podremos hablar de tu pago.

–¿Pa-pago?

Más que recordar, los pagos era algo inútil en los humanos que servía para salvaguardar sus requerimientos diarios, sin embargo, él no había hecho nada. ¿Acaso los humanos toman chicos para llevarlos a dormir a sus casas y pagarles por ello?

–Te pagaré por tus lesiones y cualquier problema que tengas, así no tendrás la necesidad de demandarme –hablo el alto castaño con algo de odio en su voz–. Asumiendo claro que puedas darte el lujo de tener un abogado propio.

¿Demandar? Los ojitos de Ryeowook se abrieron confusos, ¿qué significaba demandar en aquel mundo? ¿Se alegraba a los demás con ello o acaso se degustaba?

–¿Por qué necesitaría un abogado propio? Yo no sé dónde conseguir uno… –entonces recordó que Jongwoon era un abogado–. ¿No puedes compartir a Kangin conmigo, Kyuhyun?

El autoritario hombre, luciendo un marcado ceño fruncido, miro por largos segundos al menor mientras se preguntaba si era tonto o loco.

–¿Por qué compartiría mi abogado contigo para que pudieras demandarme?

–Ryeowook sonrió ampliamente, dispuesto a dar la respuesta que le dicto su cerebro de inmediato.

–Porque compartir es la cosa más buena que se puede hacer, ¿cierto? –Soltó una risita recordando las lecciones de su amigo Leeteuk–. Y Kyuhyun es una buena persona, por lo que seguramente compartirá conmigo sin dudarlo.

Kibum se sorprendió tanto que comenzó a temblar como anticipando la reacción del señor de la casa ante aquellas palabras. Por otro lado Kangin intento con fuerza no reír, pero fallo soltando unas cuantas risas audibles.

–¿Por qué crees que soy una buena persona? –reto el chico en cuestión entrecerrando los ojos. Nadie, absolutamente nadie, le había llamado “Buena persona” en su vida. ¿Acaso ese mocoso trataba de jugar con él?

–Porque eres muy guapo –hablo con sinceridad el pequeño Wook sorprendiendo a todos.

Si algo no hacia bien Ryeowook, además de usar la magia, era hablar con tacto. Él era el tipo de ser que hablaba lo que sentía y no lo que debía.

–Alguien tan guapo como tú no puede ser malo ni egoísta.

Una vez más Kibum tembló y Kangin rio fuertemente. Mientras que las cejas de Kyuhyun se arquearon y pude sentir sus mejillas tomar algo de color por el calor que producían.

“¿Esta es la forma en que trata a todo el mundo este mocoso?”, se cuestionó el castaño.

–Como sea –trato de no sonar nervioso ante aquellas palabras–. Voy a mandarte las medicinas… Discutiremos tu situación luego.

Y antes de salir contemplo al chico en la cama; Piel levemente bronceada adornada por esos bellos rasgos infantiles, ojos tan brillantes como las estrellas, sonrisa acogedora y…

“¡No!”, se regañó a si mismo por prestarle tanta atención. Pero bueno, era razonable que le mirara tan dubitativo, ¿cierto? Después de todo, él era alguien que no se ponía nervioso con nada y, ciertamente, aquel mocoso lo había logrado con tan solo un par de palabras.

¿Qué escondía aquel chico?

“Ninguna persona puede ser tan inocente –pensó para sí mismo–. Tiene que haber algo con ese chico” Y él lo averiguaría, quería averiguarlo porque aún no existía persona sobre la tierra que pudiera engañar a Cho Kyuhyun.

–Todo el mundo tiene un precio –susurro al llegar a su despacho–. Así que solo comprare tu secreto, Kim Ryeowook.

Notas finales:

Nos vemos el jueves con el siguiente :D

No olviden comentar!

Les dejo Wattpad, mi firma en Facebook y mi grupo por si quieren seguir mis historias. Los quiero... No vemos :3


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