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Desea con Fuerza 「Fanfic/KyuWook」 por Sennyazell

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Notas del capitulo:

Hola sexy´s!

Nuevo capi, más mis ideas y cosas que mostrar. Espero les sea de su agrado y les pido perdón por no actualizarles aquí en AmorYaoi pero no me lo permitian jeje En wattpad lo hice pero aquí no y lo lamento...

Bueno ya, a leer :3

–¿Jugamos ahora?

–No puedo Kyunnie, tengo mucha tarea.

–Solo un rato, vamos, mamá me trajo un balón nuevo.

–Lo siento –una mira triste cruzo sus ojos antes de caminar hacia su habitación–. Mañana podremos jugar.

–Siempre dices eso Hyung…

El pequeño Kyu, de solo siete años, boto su balón para salir al jardín más el timbre de la puerta lo distrajo. Nadie iba abrir y él decidió hacerlo. Colocando su mano en el picaporte y abriendo la luz del lugar se esfumo solo para dejar entrever una figura, alta y robusta, entrar en el lugar para jalonear al pequeño a fuera.

–¡No, duele, déjame! –La oscuridad y el ser halado con fuerza a donde no quería ir le había hecho derramar lágrimas–. ¡Hyung, ayúdame! ¡Kangin!

Algo extraño sobre su cuerpo y su mente le hizo despertarse aceleradamente. Su respiración era acelerada y su boca estaba completamente seca. Mirando a su alrededor pudo notar su habitación, tan tranquila y serena como siempre, iluminada vagamente por la luz de luna.

Kim YoungWoon siempre se consideró a sí mismo como un hombre razonable y realista pues su agudo sentido del realismo fue la razón por la que era uno de los mejores abogados en Seúl, y se enorgullecía de ello. Sin embargo, no importaba cuantas veces lo pensara o intentara olvidarlo, las pesadillas le seguían. ¿Era su culpa no cuidar bien de Kyuhyun? Siempre habían sido amigos, desde pequeños, pero lo que al menor le sucedió para hacerlo cambiar le había hecho creer que talvez, solo talvez, aquello había sido realmente su culpa.

–¿Kim YoungWoon? –una voz dentro de su habitación le hizo abrir los ojos al por mayor.

Un respingo y el golpe sobre el suelo le hicieron girar a todos lados. Deseo no encontrar a nadie o, al menos, que no fuera nadie malo o peligroso, pero su sorpresa fue contemplar una pequeña luz azul flotante.

¿El temor de trabajar con Kyuhyun le había finalmente robado su cordura?

Kangin se levantó de golpe asombrado y la luz realizo sus mismos movimientos. Dio un paso a su derecha y la luz le imito, dos pasos hacia atrás y nuevamente la luz le siguió. Al parecer siempre quedaba a la altura de su ojos… ¿Aquello podría ser un sueño? Bueno, recordaba el golpe al caer de la cama por el susto y en definitiva había dolido.

–¿Kim YoungWoon? –Una muy angelical voz en tono alto le llamo desde la luz.

–¿Me está hablando a mí? –Preguntó con los ojos muy abiertos.

–Sí –una vez más se escuchó–. Tu eres Kim YoungWoon, ¿cierto?

–Sí… –susurro sin salir de su asombro–. Puedes decirme Kangin.

“¿Puedes decirme Kangin? –se recriminó mentalmente–. ¿Eres idiota o qué? ¡Es una luz parlante en medio de tu habitación idiota!

–Un placer conocerte –la luz brillo de un azul aún más intenso y un sonido, similar a docenas de burbujas de jabón estallando, dejaron ver a un chico volando en el lugar con unas alas bastantes llamativas–. Mi nombre es Sungmin.

–Alucino, estoy alucinando…

“¿Desaparecerá si hablo con él? Pero que estoy pensando, las personas que hablan con sus alucinaciones son aún más locas, ¿cierto? Debería ignorarlo”

–No, no estas alucinando –habló el chico en los aires sin obtener más respuesta por parte del otro hombre–. ¿Estas escuchándome?

El abogado le miro e intento hallar algo que denotara algún fallo, quizá luces mal puestas o el cable de donde colgaba… Alguien le jugaba una broma, no había otra explicación.

–He venido a pedir tu ayuda por lo que te estaría muy agradecido si pudieras mirarme y escucharme con atención.

Pero Kangin no hizo caso, seguía mirándole entre extrañado y asustado.

–Es un truco muy bueno…

–¡No soy ningún truco! –Ésta vez su voz sonó con bastante molesta.

El vio con mucha mayor cautela chico volando en frente de él, parecía muy real pero, ¿podría serlo? Parecía joven, su cabello rubio brillaba lindamente mientras caía por un lado de su cabeza, casi cubriendo sus ojos, y realmente parecía molesto.

–Si no eres un truco ni un producto de mi imaginación, ¿qué eres? –Cuestionó.

–Soy un… Espera… como le llamo él… –el chico tierno parecía casi estar exprimiendo su cabeza para recordar–. Ah, sí, es cierto –tomo un suspiro antes de hablar o, mejor dicho, gritar–. ¡Soy un hada!

–¿Una hada? –sus cejas se enarcaron–. ¿Cómo las de los cuentos de hadas que dan bellos vestidos a las princesas y hacen tus sueños realidad?

–Sí– hablo con entusiasmo y orgullo.

Los dos se miraron durante unos minutos en silencio; uno de ellos esperanzado a que por fin pudiese hablar de su tema en cuestión para visitar el lugar y el otro con la cabeza finalmente en blanco.

–Convenceré a Kyu de que me page el psicólogo… Debió ser su culpa después de todo – Kangin suspiró para sí mismo antes de dejarse caer sobre su cama rendido.

–Realmente soy un hada, ¿qué no ves mis alas?

Claro que lo hacía, desde el primer instante lo hizo pero aquello no significaba que fuera real y no un sueño.

–Sí, sí, muy bonitas por cierto –ante sus palabras estas brillaron más de color azul, provocando que parpadeara por el cambio de luz–. Vale, pero… ¿Puedes demostrarlo?

–¿Magia? –El entusiasmo tanto en sus ojos como en su voz alerto al abogado–. ¡Hazte para atrás y observa!

Alegremente el Esser se puso enfrente de la cama con una mirada de concentración absoluta. Mientras Kangin me observaba con algo de miedo el lindo chico alzo los brazos frente su cuerpo y una ventisca de aire abrió de un golpe las ventanas de la habitación. Lo que podría entenderse como un pequeño tornado –no mayor a los treinta y cinco centímetros de alto– se formó haciendo volar papeles a de la habitación y el cabellos del dueño del lugar. Sí, aquello le sorprendió y le convenció. El chico era… bueno… algo así como una criatura mágica cumple deseos, pues Kangin no aceptaría al cien por ciento que se tratase de un hada, ¿eso cómo le dejaría a él? ¿Cómo la princesa que necesita un vestido y unas zapatillas para conocer a su verdadero amor? ¡Ni loco!

¡Clap! De un segundo al otro el tornado hizo una especie de explosión para que, en su lugar, comenzarán a flotar miles de burbujas por el lugar.

–¿Burbujas? –le dieron ganas de reír–. ¿Ese es tu gran acto de magia.

–¿No te gustan? –El humano suspiro con pesadez–. Ryeowook siempre pensó que era increíble.

Los pequeños y casi insonoros estallidos de las burbujas hicieron a lugar, como los pensamientos y racionamientos del abogado.

–¿Ryeowook? ¿Hablamos del mismo Ryeowook? –el chico agito sus brillantes alas y asintió–. ¿Le conoces?

–Es uno de mis mejores amigos, ¿por qué no habría de conocerle? –Hablo como si fuera la cosa más obvia en el mundo.

–¿Mejor amigo? –se sentía como un disco rayado, solo preguntando–. Entonces, ¿él también…?

–Sí –contesto la pregunta sin terminar–. Ryeowook es como yo, un Esser.

–¿Eshe… qué?

–Esser, bueno, ustedes nos llaman hadas –Eufóricamente Sungmin sacudió la cabeza–. Pero nada de eso importa ahora, no tengo mucho tiempo y la razón por la que vine aquí es para pedir tu ayuda.

–D-de acuerdo…

¿Qué otra opción le quedaba? El chico frente a él estaba volando, tenía alas brillantes y mostro que sus poderes eran reales… Kangin tenía un hada en su habitación que le necesitaba. ¿Qué podría salir mal?

 

Ryeowook repasaba en su mente, una y otra vez, el beso que tuvo con Kyuhyun. No, definitivamente no sabía lo que lo hacía tan especial, pero aquello se había sentido tan mágico que, por unos segundos, le hizo sentirse en su hogar.

Inconscientemente, pasó un dedo sobre sus labios, preguntándose si se veían diferentes ahora que habían sido besados. ¿Podría acaso notarlo alguien más con solo verle? Si alguno de sus amigos le viese ahora, ¿podrán reconocerle? ¡Zaz! La simple idea de que Sungmin, Yesung o incluso Leeteuk supieran de aquello le hizo entrar en pánico. Eso era algo que no debía hacer, ¿cierto? ¿Pero ahora qué haría?

–Pero se sintió tan bien... –murmuró inconsciente y de inmediato se regañó a sí mismo. Sabía que besar a Kyuhyun estuvo mal, quizá, pero también sabía que si tenía la posibilidad de besarle otra vez lo haría sin pensarlo.

La puerta del dormitorio donde se encontraba se abrió de golpe, interrumpiendo los pensamientos del chico y asustándole. Levantando la vista pudo observar al mismo hombre que no había dejado pensamientos.

–Kyu…

–Vístete y baja –ordeno sin chistar con el rostro impasible.

–¿Saldremos? –sus segas se juntaron de momento y el hombre frente a él asintió con la cabeza.

–Necesito despejar un poco mi mente y no pienso dejarte en mi casa para que te deslices otra vez.

–Ya pedí disculpas por eso…

Una vez más el pequeño castaño había decidí probar el pasamanos de las escaleras pero, lamentablemente había resbalado al casi caer bien y provocó que la muchacha de servicio dejará caer la vajilla. No habían quedado más que pedazos de platos relucientes por doquier.

–Tus disculpas no repararan la vajilla y yo necesito una –cerrando sus ojos suspiro queriendo apartar el recuerdo de la vajilla regada por doquier–. Yo mismo escogeré la nueva, así que date prisa.

“¿Para qué la necesitas si nunca viene nadie?”, se cuestionó el pequeño mientras se dirigía al armario para cambiarse.

Kyuhyun salió de la habitación y mando un texto a Kibum para que estuviera listo. En realidad lo que quería el empresario era llevar a Ryeowook de compras, pero no podría decirle eso sin que sonará vergonzoso, el terco orgullo alto nunca le permitiría admitir ese hecho en voz alta.

El empresario bajó las escaleras, moviendo un poco la cabeza. Necesitaba cambiar el aspecto de estas para que a Ryeowook no se le ocurriera volver hacer eso de nuevo. Sí, quizá colocarle picos o…

Otra clase de pensamiento llego a su cabeza. Por supuesto, el beso con el chico. Había sido más increíble, pero eso no contaba con la forma en que se estaba sintiendo ahora mismo. No entendía por qué estaba tan aturdido al escuchar al menor tararear por la casa, o por qué las manos le sudaban cuando Ryeowook le sonreía, o por qué se sentía un poco más acalorado cada vez que el chico estaba cerca de él. Rayos… Lo único que se le podía venir a la mente  era que se estaba enamorando, pero sabía que era imposible. ¡Sumamente imposible!

Se había prometido que nunca volvería a enamorarse o adherirse a otra persona de nuevo y cumpliría esa promesa, a costa de lo que fuera...

Los pensamientos de Kyuhyun fueron cortados de tajo por los ruidos desde la parte superior de la escalera principal. Levantó la vista para toparse a Ryeowook levantándose para subirse al pasamanos y deslizarse.

–Ni siquiera lo pien…

Y antes de que pudiera decir algo más, el chico ya se había empujado y se deslizaba con facilidad. Ryeowook abrazó los bordes con sus muslos y equilibro su cuerpo para ir bajando lentamente hasta que llegó al final, deteniéndose calmadamente y en orden, hasta se podría decir que con cierta gracia.

– Te deslizaste por el barandal, de nuevo –reto no solo con la mirada, sin embargo, Ryeowook asintió con la cabeza alegremente.

–Esta vez traigo pantalones y no me paso nada –Kyuhyun miró abajo, hacia los pantalones blancos y luego a la enorme chamarra rosa pálido que se había puesto y le quedaba algo grande.

“Un segundo…”, reflexiono para pasar rápidamente su mirada por su propia vestimenta. Ya que el lucía un pantalón beige y una lujosa camisa blanco podrían lucir diferentes, pero no era así. El también llevaba un suéter rosa pálido, este si a su medida y de muchísima mejor calidad. Una vez más parecían ir a juego y, aunque no quería, Kyuhyun tuvo que admitir que era una de las cosas más adorables que había visto nunca.

–Deslizarse es divertido Kyu –la voz de Wook le regreso al momento.

–¿Lo es tanto? –Le cuestionó mientras los dos salían hacia el jardín, donde Kibum seguro ya les esperaba.

–¡Lo es, lo es! ¡Se siente como si volaras! –Fue la respuesta de Ryeowook, pero pronto su rostro reflejo algo de nostalgia–. Realmente, te sientes volar… Deberías intentarlo alguna vez.

–Tal vez –murmuró el más alto inconscientemente una vez llegado al auto.

 

Durante el trayecto no hubo pláticas ni expresiones, ambos iban en la parte trasera mientras una música clásica invadía el automóvil sin hacer nada en particular más que mirar a través de la ventanilla.

–Servido señor –hablo Kibum mientras aparcaba frente un alto edificio.

Wook miró el lugar con confusión. Parecía como si fuera muy elegante, un lugar de clase muy alta, y no un lugar donde pudieses encontrar vajillas.

–¿Dónde estamos? –Preguntó mirando a Kyuhyun, pero este solo le miró sin expresión.

–Solo entremos.

Paredes blancas de principio a fin y un sinfín de ventanas brillantes, aquello era lo único que Ryeowook podría observar. Frente a él, por donde quiera que fuera había aparadores con miles de cosas que jamás había visto.

–Kyu –llamo la atención de su acompañante–. ¿Qué es eso?

–¿Un collar de perlas? –Wook arrugo la nariz para dar a entender que no sabía nada al respecto–. Lo pones alrededor del cuello, son costosas y… Espera, ¿nunca habías visto uno?

–No –respondió simplemente y camino hacia otro lugar. Ninguna de las brillantes y costosas joyas del piso de la joyería llamaba su atención ni lograban impresionarlo siquiera.

El rico chico ladeó su cabeza cuando vio pasar a Ryeowook de largo por la zona de los brillantes más grandes de Seúl. Estaba más que confundido. Todas las mujeres a su alrededor le habían exigido siempre a Kyuhyun que les comprara joyas caras y otras chucherías como muestra de cariño y, a pesar de que Ryeowook era un chico, siempre lucía tan femenino que Kyuhyun pensaba que gozaría de la compra de algunas joyas también.

Bueno, tal vez nunca tuvo a nadie que le comprara este tipo de cosas y ahora que Kyu podría hacerlo era algo que no le interesaba.

Pero de pronto Ryeowook se vio interesado por algo.

Kyuhyun vio como Wook se precipitó a una vitrina sobre pared que contenía unas graciosas figurillas de hadas. El material solo era cristal, pero la etiqueta de más de quinientos dólares le hizo prestarle más atención, en las alas tenia incrustadas perlas, otra de ellas jade, rubíes, zafiros y de más.

–Se parece a Heechul –el pequeño apuntaba a la figura con rubíes y una pose bastante afeminada–. Y esa a Yesung –apunto esta vez la figura de Jade que parecía estar catando–. Esa es Leeteuk, esa Hyuk y Hae que nunca se separaron, esa a Sungmin y esa a…

De la alegría cayo a la tristeza. Sin dejar de apuntar KyuHyun miro que su atención estaba en la figura con perlas.

–Parecen lágrimas –comento Wook al observar dicha figura–. ¿No lo crees así?

Sí, a Kyuhyun no le gustaban las perlas, siempre las había comparado con lágrimas, pero eso era algo que no quería recordar, no ahora.

–Es una bella pieza pero… –un sollozo a su lado no le permitió continuar. Ryeowook había comenzado a derramar pequeñas lágrimas sin sentido aparente, bueno, al menos para Kyuhyun.

–Quizá también le desterraron… Sí así es, entonces, esa soy yo.

Entonces lo recordó. Ryeowook siempre decía que era un hada, que tenía poderes pero que lo hicieron caer en la tierra para cumplir una prueba muy importante y no le dejarían volver si no lo cumplía. Niñerías, siempre lo creyó así el rico empresario, pero aquel mocoso sí que se lo tomaba en serio.

–¿Y por qué lloras?

–Solo… Recordaba algo que he perdido –Kyuhyun se tensó pues las palabras que Kangin le había dicho el primer día que conocieron al pequeño castaño flotaron de nuevo en su mente. Eso le hacía sentir que…

“No, por favor, ahora no”, se suplicó a sí mismo antes de hablar con Ryeowook.

–Las hadas no existen Ryeowook –soltó sin esfuerzo alguno.

De inmediato el cuerpo del más pequeño se tensó y sus lágrimas pararon. Se giró sorprendido a mirarle y, sin más, frunció el ceño.

–No digas eso, no –contesto algo molesto–. Si lo dices un hada muere o es despojada de sus poderes.

–Si no tratas de superarlo no podrás seguir adelante, así que deja eso ya. Las hadas no exis… ¡Auch!!

El pequeño le piso acortando su frase y ahora ambos estaban molestos. Kyuhyun quiso gritarle y maldecirle pero, en cuestión de segundos, Wook corrió al ascenso del edificio y bajo hasta la recepción dejándole ahí.

¿Qué mierda pasaba por la cabeza del castaño para hacer algo así? ¿Por qué no dejaba esas tonterías de las hadas e intentaba superar lo que fuera que le hubiese pasado?

Kyuhyun miro una vez más la estantería con hadas de altísimo precios y suspiro resignado. Maldito y mil veces maldito Kim Ryeowook.

¿Por qué le hacía nacer en el ese sentimiento que le obligaba hacer cosas que jamás creyó que haría?

 

El e Esser había bajado del piso de la joyería hasta la recepción y sin detenerse entro al auto de Kyu azotando la puerta y asustando a Kibum.

–¿Sucedió algo joven Kim?

–Te he dicho que me llames Ryeowook, Kibum, y no, no ha paso nada.

Su vos denotaba lo contrario y, por esa precisa razón, Kibum solo bajo la mirada y no dijo nada más. Nunca le había visto así y no quería empeorar las cosas.

En la mente de Wook todo era un caos. Odio, confusión, desilusión, nostalgia y demás sentimientos hacían lucha por ver quien denominaba. Las palabras de Kyuhyun le habían hecho enojar pero no tanto como el hecho de que él siguiera sin creerle. ¿Por qué era tan difícil de creer que él era un hada desterrada? ¿Qué no había explicado con detalle para que eso no se entendiera?

No supo cuánto tiempo se la paso despotricando contra Kyu pero, el antes mencionado, corto esos pensamientos al entrar al auto de pronto.

–Tengo hambre, Kibum –llamo a su chofer, quien comenzaba a encender el auto–. ¿Sabes de algún buen restaurante cerca de aquí?

–Sí señor –respondió el chofer entendiendo a la perfección su trabajo.

“Eres un tondo Kyu”, pensó Wookie al ver que el otro no hizo el menor el esfuerzo por disculparse. Pero eso no se quedaría así…

–Quiero ir a casa –hablo en un tono levemente a orden.

–Tengo hambre, así que iremos a comer algo.

–No tengo hambre.

–pues entonces tu esperas afuera mientras yo como.

“Tonto”, volvió a pensar al darse cuenta que su plan fracaso.

De la nada, un peso extra sobre sus piernas le hizo dejar de mirar por la ventanilla con el ceño fruncido. Una caja bastante grande con una muy brillante envoltura azul plateado y un moño blanco, adornado con pequeñas plumas, fue lo que deposito Kyuhyun en sus piernas.

–Para que no estés molesto –sonrió al explicarse.

Sonrió, sí, Kyuhyun había sonreído y eso derritió al pequeño castaño por dentro. Tan vez, solo tal vez, sus esfuerzos no estaban siendo tirados a la basura como él creía.

–Gracias, es muy bella, la voy a guardar por siempre.

Y ahora Kyuhyun rio, no solo sonrió, si no que pequeñas carcajadas escaparon de su boca.

–Dentro de la caja está el presente Ryeowook, no es la caja –más risas–. Debes romper la envoltura para mirar.

–¿Romperla? Pero así es hermosa…

–No tienes remedio –ahora suspiro–. Comprare más papel de envoltura par que vuelvas a cubrir la caja una vez que saques el obsequio, ¿bien?

–Sí –habló y comenzó a rasgar el papel para poder abrir el paquete y mirar el contenido.

Varias figuras de hadas, de diferentes materiales a modo de decoración, se encontraban dentro. Sus pequeños ojos se abrieron más de lo normal y miro al alto chico sin entender muy bien. ¿Acaso no eran muy caras y no creía en esas cosas?

Sonrió sintiéndose feliz. Kyuhyun había comprado eso para él, eso ya era un avance. Movió con cuidado las figuras en busca de una en especial, pero no la encontraba.

–Esa no la adquirí –le aclaro Kyuhyun ahora siendo el quien buscaba una figura n especial–. No quise la de perlas, era insoportable, pero en su lugar…

Un par de alas salieron colgando de la mano del empresario. Solo alas, no había ninguna hada en ellas y su color azul le hizo pensar en…

–Estas son tus alas –volvió a hablar Kyu–. Ahora tienes hablas de nuevo Ryeowook.

Algo en el pequeño se encendió, como una bombilla ante aquellas palabras. Sin sentirlo empezó a derramar lágrimas y, tomando las alas de cristal azul con delicadeza, las apretó a su pecho con alegría. Los sollozos se hicieron más fuertes cuando unos brazos le rodearon con delicadeza brindándole algo de calor.

–No sé qué mierda de persona te hizo esto… –le apretó con más fuerza–. Pero me gustaría tener mis manos sobre él para hacerle pagar.

Y antes de que Ryeowook pudiera decir alguna otra palabra, Kyuhyun dejo un beso sobre su frente. Confundido, frunció los labios, y puso mala cara. No supo lo que Kyuhyun quiso decir con esas palabras y aunque estas fueron duras, escucharlas le hicieron sentir seguro.

Las emociones humanas son muy extrañas, eso es un hecho que Ryeowook comenzaba a entender más y más.

Notas finales:

No olviden comentar y ser felices :3

Nos vemos en la próxima actualización! Sayonara!


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