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La verdad del corazón. por Akudo

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Notas del capitulo:

Gracias por todos los comentarios.

Me dio miedo que dejaran tantos (?

Los hombres se dejan llevar más fácilmente por sus deseos que las mujeres.

Según las estadísticas, seis de cada diez de ellos son infieles al menos una vez. Muchos de esos números terminan en hijos fuera de la pareja, y otros tantos más en separación.

Pero que sea algo común no lo hace justificable ni perdonable, ser un número más de una gran cantidad que hacen lo mismo no quiere decir que carezca de importancia. No significa que no venga a tus pesadillas en las noches, y cuando despiertas te das cuenta que esa pesadilla es en lo que se ha convertido ahora tu día a día.

Himuro despertó con los lloriqueos de Eve y se restregó los ojos tratando de que fuesen funcionales aún después de sólo cuatro horas de descanso ligero.

— Shuu, ¿qué hora es…?

Giró a su costado y la silueta que su mente había proyectado por segundos en el lado izquierdo de la cama desapareció. Estaba solo en esa habitación que no era suya.

Escuchó pasos descalzos en el pasillo y le alivió que Kazunari tomara responsabilidad, volviendo a echarse sobre la almohada mientras se le pasaba esa presión en su cabeza que amenazaba con convertirse en jaqueca.

Desde la vez que hablaron con Taiga hizo que Takao fuera al médico a revisar su salud, donde le avisaron de la clara depresión en la que se encontraba el menor. No quería que le dieran pastillas para mantenerlo drogado y terminó con una receta de vitaminas en la mano para tratar de abrirle el apetito y quitarle la apatía; de ahí lo acompañó a un psicólogo y resguardarse en los métodos y experiencias de alguien ajeno a ellos que no los miraba mal ni levantaba el dedo para juzgar no resultó tan inútil, puesto que Kazunari, aunque todavía no estaba ni a mitad de camino de regresar a la normalidad, ahora procuraba estar más pendiente de las necesidades de la niña que Taiga le pidió que cuidara y amara.

Ya pasaron las semanas de reposo luego del alumbramiento y hace rato que expiraron las vacaciones acumuladas que tomó del trabajo, no obstante el tiempo estaba pasando más rápido de lo que sus vidas se volvían medianamente estables.

Todavía quedaba algo verdaderamente importante por atender.

Shuu no era como Kagami. Se arriesgaba a asegurar que no se iría del país ni tomaría alguna decisión descabellada; él era más bien del tipo que necesitaba tiempo a solas sin que nadie estuviera al lado suyo diciéndole qué hacer, para después acceder a hablar las cosas claras.

Ya habían pasado casi dos meses.

No es que no le importara o lo haya dejado último en su lista de preocupaciones. No había minuto en que no rezara por recuperar a Shuuzou mientras le marcaba al teléfono que siempre tenía apagado, y cada tantos días le dejó un mensaje de texto pidiéndole que le regalara un momento para discutir su situación, que tenía todo el derecho de despreciarlo pero que por favor lo escuchara una vez.

 

 

 

 

 

Si algo compartía con su hermano era la necesidad de apoyarse en alguien cuando las cosas se le salían de control. La última vez que lo hizo no resultó bien, de hecho fue catastrófico, así que ahora pensó largamente con quién le haría bien desahogarse un rato.

Sin embargo, sorprendentemente… no, quizás era lo más natural, quienes creyó sus amigos más íntimos no lo recibieron con una palmada en el hombro. Claro, se iban a enterar y cada uno tendría su propia opinión pero en alguna parte dentro suyo quería creer que podía contar con alguien.

No fueron groseros con él mas no escondieron su rechazo, incluso Murasakibara. Se había quedado a su lado en la banca afuera de la casa de Takao pero Himuro notó su incomodidad, como si no le agradara la situación y se debatía entre aplastarle la cabeza con una mano o darle apoyo por ser su amigo.

Tatsuya suspiró y le dijo que estaba bien si no quería volver a hablar con él, no lo iba a obligar, y su ex compañero no agregó nada más cuando se puso de pie y se marchó.

Por supuesto, le tuvo que decir a sus padres que ya eran abuelos y la forma en la que sucedió. La familia de Takao también se enteró y fueron a verlos; le causó algo de gracia que lo miraran como si hubiese violado a su querido hijo y lo obligara a tener un bebé. Trataron de llevárselo junto con Eve y por un momento pensó que sería lo más adecuado para que Kazunari mejorara y la nena también estaría mejor cuidada, mas le sorprendió que el mismo Takao se negara fuertemente.

Les dijo que esa era su casa y se quedaría ahí con su hija, que era él quién debía encargarse de sí mismo. Las palabras de Kagami y la posibilidad de su perdón le habían dado motivos para buscar ganárselo haciendo las cosas bien desde ahora. Los señores no pudieron hacer más, de todas formas podían velar por él y ver a Eve cuando quisieran.

Por suerte el ojo de halcón mantuvo uno o dos amigos que no les hicieron el asco después de saberlo todo. Aunque Midorima lo trató como mierda en su zapato, su pareja Miyaji decidió que no lo abandonaría, aunque eso sí, lo regañó hasta que Takao pensó que le iba a pegar.

El del lunar estaba fumando afuera mientras Miyaji había llegado de visita junto con su hermano menor que parecía ser cercano a Kazunari también.

No había podido pasar regularmente por su departamento más que para buscar ropa y otros artículos personales y en esas veces las cosas de Nijimura seguían intactas en su sitio, eso significaba que no había regresado allí y que se estaba quedando con algún conocido. La familia de éste estaba en América así que buscó comunicarse con un par de amigos en común preguntando si sabían algo de Shuuzou, incluso pensó en contratar a alguien que lo buscara pero gran parte de su dinero era para gastos de su hija y para ayudar a Takao.

Recién acababa de ir a buscar unos documentos para más papeleos de la niña y fue cuando se encontró con que su pieza había sido asaltada. Unos vecinos le dijeron que varios tipos con pintas de guardaespaldas entraron llevándose unas maletas, y todo lo que faltaba eran pertenencias de Shuu.

“Akashi, eh…”

No podía ser nadie más estrafalario.

Le pararía los pies a ese duende del infierno. Acabó su cigarro y se adentró a la casa para pedirle a los rubios que se quedaran con Takao un rato mientras él volvía a salir. En la sala se encontró con la imagen del menor con la camisa subida para darle pecho a la pequeña, a quien hace poco fue que pudo volver a amamantar. Eso sí, la nena había llorado muchas veces en brazos del azabache porque percibiendo la mortificación de éste no estaba a gusto para alimentarse de él, hasta que por fin lograron restablecer su conexión.

— Oye, pero ese bebé no se parece al tipo pelirrojo. Sus ojos…—cuando hizo contacto visual con Yuuya éste le devolvió una mirada intrigada que se convirtió en asombro y luego fue volviéndose más y más agresiva. Así que este chico no lo sabía, uh…— Caíste realmente bajo, Kazunari. Das asco.

— ¡Yuuya! ¡Hey!

Su hermano no pudo detenerlo cuando éste pasó por el lado de Himuro chocándolo de una manera muy brusca para salir. Takao apretó los labios y agachó el rostro mientras Kiyoshi se disculpaba por el cabeza hueca de su hermano, y por no haberle contado antes de ir.

No salían de un charco cuando ya estaban pisando otro.

Con mucha pena le pidió a Miyaji que no dejara solo a su kouhai y cuando salió atendió una llamada que realmente no se esperó.

— ¿Taiga?

Yo… —dijo éste a modo de saludo. No habían vuelto a comunicarse desde entonces y la voz del pelirrojo aún se notaba algo decaída, sin embargo le alegró mucho estar hablando con él— Oye, Tatsuya… no he sido del todo franco la verdad. Parece que no soy tan bueno después de todo.

— ¿Qué ocurre? No sé de qué estás hablando.

Le causó malestar esa risilla amarga del otro.

No te lo conté todo esa vez. Yo… cuando hablé con Nijimura-san él me dijo algo más, algo muy serio. —Himuro tuvo que detener todo su cuerpo e ignorar sus irregulares latidos para asegurarse de que estaba escuchando bien. Su voz salió tensa, preguntándole qué pasaba con Shuuzou— Él me dijo que está preñado, Tatsuya… de ti. Y no sólo eso, sino que lo iba a abortar.

— ¿Qué… rayos…? Shuu, no… por qué, ¡¿por qué no me lo dijiste?!

Lo siento. A pesar de que todo lo que les dije fue de corazón… creo en el fondo asumí que no merecías saberlo por lo que nos hiciste. Le pedí que lo reconsiderara pero no sé si Nijimura-san fue capaz…

No tuvo tiempo para recriminarle nada al otro, ahora mismo lo único que destruía todo a su paso como un huracán en su cabeza era Nijimura, la necesidad de estar a su lado ya, la rabia por no haber actuado mucho antes y por ser tan imbécil de no saber que tenía un hijo en camino que corría peligro.

Condujo como loco a la propiedad de Akashi luego de una esporádica llamada a Murasakibara pidiéndole la dirección sin ninguna amabilidad. Luego de 15 minutos y una interminable entrada que llevaba a la mansión se bajó de su auto pateando y yéndose contra la reja de seguridad que no iba a ceder ni un centímetro.

Arremetió luego contra el intercomunicador apretando todos los botones y exigiendo a gritos que lo dejaran pasar. Primero le contestó alguien de seguridad que le pidió que se marchara de la propiedad ya que no era bienvenido y Tatsuya lo mandó a comerse sus pelotas, que le entregaran a Shuu. Fue cuando la voz de Akashi interrumpió.

Qué inesperada visita, Himuro Tatsuya. Y no una muy grata he de decir.

— Cabrón. Deja salir ya mismo a Shuu, ¡sé que lo tienes ahí! ¡Quiero hablar con él!

Akashi se rió.

¿Hablar, ahora? ¿De qué, del hijo ilegítimo? … O quizás el de él. —Tatsuya no se cansó se maldecirlo y juró que cuando lo tuviera enfrente lo mataría con sus propias manos. Estaba jugando con él— Pues ya no tienes por qué andar tan neurótico. Ese niño está muerto.

Notas finales:

Chan chan chaaann.

Sé que lo último es un tema delicado para algunos y esperaban salirse de la duda. Aún queda saber de Shuu y conocer todo más a fondo así que haré lo posible por no hacerles esperar mucho.

No me quieran matar. Cuídense.


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