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La verdad del corazón. por Akudo

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Notas del capitulo:

Ahora sí, este es el final FINAL.

Uuffff.

Y por si no saben, es importante recalcar que el nombre de Shin significa "verdad".

La verdad del corazón VI

En mutuo acuerdo hicieron los arreglos pertinentes para que Tatsuya fuese incluido en el acta de nacimiento. El apellido siguió siendo el de Nijimura y ninguno tuvo problema con ello.

Los señores Himuro conocieron a su nieto menor cuando Shuuzou se los llevó finalmente el día de celebración del bautizo de Eve. A Kazunari y Tatsuya no les hacía mucha diferencia esa conmemoración pero los padres de ambos insistieron tanto con que era una obligación y mil cosas más que no pudieron más que rodar los ojos y complacerlos.

Y a pesar de que los abuelos habían querido estar molestos con Nijimura por haberle mentido a Tatsuya empujándolo a hacer algo que casi acaba con su vida, en ese momento poco más y se desmayaban de la emoción. Realmente este milagro de ojos como los de su papá no daba cabida a ningún sentimiento negativo; era como estar viendo a Tatsu de pequeño otra vez.

— ¿Entonces tú y Tatsuya están juntos otra vez?

No lo dijeron con la intención de tensar el ambiente, ni siquiera se dieron cuenta de ello y fue Tatsuya quien les pidió que no anduvieran con esos temas que no venían al caso, aunque no parecieron reparar demasiado en sus palabras cuando le dijeron a Shuuzou que él y el niño debían venirse a vivir con ellos.

— ¡Mamá, papá!

Entendía que la felicidad que les trajo Shin les sosegaba el juicio pero tuvo que llevarse a Shuu a otro lugar para que no lo siguieran incomodando, pidiéndole disculpas por eso mientras los vio gozar del niño desde la cocina donde le ofreció al mayor un vaso de jugo y éste le dijo que no se preocupara.

Asistió muy poca gente, sólo quienes realmente valían y que permanecieron con ellos, sin embargo cuando un par de personitas tocaron a la puerta no pudieron negarles el paso.

— Muro-chiiiiin~ lo siento…

— Está bien, amigo. Es bueno verte aquí.

No podría estar molesto con él, y por lo que supo su cambio de actitud se debía a que preñó a su pareja y eso le hizo ver el mundo entero desde una perspectiva distinta. Saludó también a la susodicha pareja que venía detrás del gigante, y a pesar de que estaba de brazos cruzados con la misma cara agria que recordaba supo ver que traía una disculpa atorada en la garganta.

— Es bueno verte también, Kensuke. Felicidades.

— N- no es gran cosa… —suspiró obligándose a relajarse, ellos no eran extraños ni nada. Himuro estaba dejando claro que no tenía mala con ninguno de ellos aún si no estuvieran allí haciéndole frente— Gracias.

— Vinimos a practicar con tus bebés. ¿Dónde están~?

— Espera, Atsushi… ¿qué?

— Dios…

Fukui se pasó una mano por la cabeza y entre ambos tuvieron que ir a detenerlo antes de que encontrara sus objetivos.

Mientras tanto en la alcoba de la niña Takao la había liberado del pesado vestido blanco que tuvo que llevar toda la tarde durante la ceremonia y terminando de limpiarla y cambiarle el pañal una persona muy alta entró sin hacer mucho ruido— Hey.

— Miyaji-san.

— Sigo sintiéndome mal por lo de Midorima.

Por más que le insistió Shintaro no quiso acompañarlo, negado a conocer a la hija de Takao porque probablemente verla derrumbaría sus principios y haría dudar a ese dedo reprobatorio con el que tenía señalado al pelinegro.

— No te preocupes por eso, estoy muy agradecido por tu apoyo, no quiero que tengas líos con Shin-chan. La única forma de que se ablande un poquito es si tiene un bebé propio… así que, ¿cuándo vas a darle la noticia?

La expresión del rubio se arrugó en el acto y le pegó en la cabeza por andar inventando tonteras.

— No estoy preñado, imbécil, y no lo haré para darte el gusto.

— Oww, ¡pero Eve quiere muchos primitos! ¡Ahora!

— Tú… —Kazunari tuvo que juntar las manos frente al mayor sacando la lengua mientras se disculpaba antes de que le soltara otro golpe. Kiyoshi resopló mirando ahora a la niña que lo llamó con la mano al reconocerlo, pronunciando su nombre en su idioma de bebé.

Miyaji la saludó sacudiendo su pequeña cabeza y tonteando con ella también excusó a su hermano por la mala actitud que tuvo la última vez con Kazunari.

— Eso no importa, no te amargues. Después de todo Yuuya nunca tuvo muy buena impresión de mí.

— Pero qué dices, si él y tú fueron-

El ruido de la puerta los interrumpió y casi saltaron al darse vuelta, topándose con alguien a quien no se le veía el rostro porque llegaba más allá del marco superior de la entrada.

— ¿Murasakibara?

— Takao-chin… la encontré. —se dobló para poder entrar, avanzando directamente hacia la cómoda donde estaba sentada “bebé-chin”. Los otros dos no supieron qué esperar hasta que el enorme Atsushi acercó su puño a Eve y por reflejo Miyaji estuvo a punto de alejarlo, hasta que el menor extendió los dedos para descubrir un pequeño dulce de gomita que le estaba ofreciendo a la nena.

Ella lo miró sin un ápice de temor y tomó el obsequio haciendo sonreír a Murasakibara.

 

 

 

La verdad del corazón VII

Él y Fukui habían descubierto a Murasakibara en el cuarto de Eve, insistiéndole a Takao que le enseñara a cambiar pañales porque debía estar preparado. Al final todos en la habitación de alguna manera acabaron cubiertos de talco hasta las pestañas y Eve con el pañal al revés a medio poner.

Un par horas después no veía a Nijimura por ninguna parte y un limpio y cambiado Kazunari le dijo que le había prestado el cuarto de la niña para que estuviera con Shin. Al parecer nuevamente no pudieron detener a Atsushi, que esta vez pilló a los padres de Tatsuya con la guardia baja y tomó a “mini Muro-chin”, balanceándolo más de la cuenta y acabó haciendo que el pequeño le vomitara encima.

A Himuro le bajó una gota por la cabeza y se encaminó hacia allá una vez más, esperando que Shuuzou no estuviera enojado ya que se ponía al toque cuando se trataba de su hijo. Tocó suavemente para no importunar avisando que era él y el mayor le dijo que estaba abierto, entró y cerrando la puerta tras de sí se encontró con una escena que apreciaba por primera vez.

Se acercó al sillón de un asiento sentándose en el posa brazos y se aseguró de dejarlo todo registrado y bien guardado en su memoria. Su hijo jugaba con Shuu mientras se alimentaba, a veces desprendiéndose del pecho de éste para alzarse y tratar de tocar su cara mientras reía, y después regresaba a sus asuntos volviendo a echarse para tomar su pezón.

Ya se hacía tarde para que este jovencito continuara despierto y no tardó mucho en restregarse sus ojitos que cada vez se achicaban más, empezando a mamar más lento hasta que su boca se detuvo y cayó rendido.

— Puedes acostarlo en la cuna de Eve, es bastante grande para que ambos duerman sin problemas.

— Sí… rayos…

— ¿Qué pasa?

— No, es que… uff. —le daba vergüenza decirlo pero sus pectorales dolían por estar acumulados, probablemente por no haber empezado a amamantar desde el parto. Al principio no molestaba mucho pero ahora era casi insoportable e incluso a veces goteaba como una llave semi abierta, y aun cuando Shin bebía todos los días al parecer no era suficiente.

Cambió a Shin para el otro lado a ver si todavía quería tomar un poco más pero el pequeño se quejó renuente y volvió a acomodarse para dormir. No tuvo de otra más que dejarlo tranquilo e ir a acostarlo, apoyándose en la baranda de la cuna para doblarse y respirar profundo.

— ¿Pasa seguido?

— Más o menos, pero no duele tanto como ahora. Es como si fueran a explotar.

— Déjame ver.

— Cielos, no… Tatsuya… —buscando alejarse de las manos del menor acabó acorralado contra la pared sin percatarse de lo natural que había vuelto a pronunciar el nombre del otro.

Maldita sea, que no lo mirara así. Sea lo que sea que fuese a pasar, no debía ocurrir.

“Con un demonio, Shuuzou” se recriminó por paralizarse, dejándose envolver por los recuerdos de lo que pasó hace menos de una semana atrás. De alguna manera, luego de haber batallado hombro a hombro para que Shin se dejara bañar y vestir, ambos reían entre jadeos cuando se miraron y… sólo fue un beso, un hecho aislado que no se volvió a repetir y que hasta ahora continuaba mortificándolo, porque no tenía por qué volver a pasar.

Aun así no estaba haciendo mucho para evitarlo, no opuso la suficiente resistencia para alejar a Himuro cuando el más alto desabrochó otro botón de su camisa abierta para tener más espacio e irse contra su pecho— Carajo, ¡no hagas eso! No-…

Perdió la noción de todo al mismo tiempo que Tatsuya presionó los labios en su pezón izquierdo terriblemente sensible y chupó con vigor, de una forma que no podía compararse remotamente con el dulce sentimiento que le provoca Shin al hacerlo. Esto era… dios, estaba muy mal. Se quejó cuando sintió sus dientes y se echó hacia delante tratando de liberarse pero Himuro volvió a presionarlo contra la pared sin dejar de succionar.

Shuuzou no estaba demasiado enfocado en notar que la acumulación iba mitigando mientras apretaba y tiraba del cabello de Tatsuya, mordiéndose el labio para negar cualquier sonido que definitivamente él no debería emitir. Pensó que esto se estaba saliendo de control cuando sus caderas cosquillearon y aunque era normal no deseaba sentir eso, menos en tales circunstancias.

Cuando finalmente empujó la frente del más alto separándolo con un ruido húmedo y obsceno éste no quiso ceder del todo, presionándolo con su cuerpo erguido al quedar a la misma altura y sus respiraciones jadeantes chocaban demasiado cerca. Podía verle ambos ojos a través de su flequillo desordenado, verdes y velados, con un tenue sonrojo bajo ellos por el repentino golpe de excitación; lo vio acercarse demasiado lamiéndose el labio, limpiando los estragos de lo que acababa de probar y Shuuzou echó el rostro a un lado para evitarlo, recordándole que ese era el alimento de Shin, no de él.

— Y ya sé por qué le gusta tanto, está bueno. —respondió con descaro buscándole el rostro, insistiendo en ese contacto que tanto estaba necesitando ahora, y lo habría conseguido –por las buenas o por las malas- si alguien no hubiese entrado repentinamente sin siquiera avisar, obligándolo a separarse de golpe como si Nijimura estuviera hecho de fuego a mil grados.

El mayor atinó a cerrarse la camisa aunque un poco tarde ya porque el intruso había visto más de lo que hubiese querido. Quiso decir algo pero no estaba muy segura de si se había equivocado de camino— Ehh… vine a acostar a la niña. Este es su cuarto… ¿verdad? —la hermana de Kazunari miró alrededor, no creía que una habitación de motel tuviera motivos de mariposas y sirenas pero por si acaso.

— Eh, sí… puedes dejarla en la cuna. —Himuro se aclaró la garganta sin dar la cara. No quería explicar por qué tenía una semi erección, aunque no es como si la escena en que los pillaron no hablara por sí sola.

La chica fue a recostar a su sobrina en silencio y regresó a la entrada donde se quedó de pie unos segundos mirándolos antes de cerrar la puerta. “¡Hermano, adivina qué!” escucharon del otro lado y soltaron un suspiro agónico al mismo tiempo.

— Lo siento.

Tatsuya se dio la vuelta para salir sin mirarlo y a Shuu no le sentó muy bien esa disculpa.

 

 

 

 

La verdad del corazón VIII

— Oi, tu novio se está pasando un poco con el alcohol.

Himuro lo miró con cara de “¿Qué?”. Al único a quien podría estarse refiriendo Fukui con eso era Shuu, ¿no? Mientras Takao despedía a su familia fue a donde el rubio lo llevó encontrándose al ojigris en una reñida competición de copas junto a Miyaji y Murasakibara, el cual se tensó ipso facto al ver ahí a su pareja con los brazos en jarra y se apuró a dejar a un lado la botella que se acababa de sacar de la boca, escondiendo sus manos debajo de la mesa en plan “yo no estaba haciendo nada”. Abrió la boca, probablemente para dar alguna excusa tonta, pero se le escapó un chorrito del ron mezclado que estaba bebiendo y apretó los labios acordándose de tragar antes de hablar.

— No estoy ebrio, Fuku-chin~ lo juro.

— Ya basta de estar molestando a Tatsuya, vámonos.

Acatando la orden se levantó enseguida amenazando con caerse pero logró estabilizar sus más de dos metros, caminando hacia Himuro para abrazarlo y despedirse, casi aplastándolo si el pelinegro no lo sujetaba bien para que no le cayera encima. Tatsuya le dio unas cuantas palmadas en la espalda notando el fuerte olor a licor y papilla vomitada en él y tuvo que irlo a acompañar al auto porque no estaba seguro de que pudiera llegar por su cuenta.

— ¿Estarán bien?

Le preguntó a su ex senpai luego de haber echado a Murasakibara en los asientos traseros de la camioneta y Fukui le aseguró que no habría problemas ya que él no bebió alcohol por obvias razones. Se despidieron y regresó para echarle una mano a Kazunari con Miyaji y Nijimura que –mucho más tercos que de costumbre- se negaban a soltar la botella.

— Miyaji-san, tú no puedes beber. ¡Recuerda que estás embarazado!

— ¡¡Que no lo estoy, imbécil!! ¡Te voy a ahorcar!

— Sí, sí… —Kiyoshi no era tan desastroso cuando se embriagaba pero aun así Takao tuvo que ayudarlo a andar derecho— Es peligroso dejarlo salir en su estado así que iré a llevar a este larguirucho malhumorado a la cama. En cuanto se duerma caerá como tronco y no dará problemas hasta que se despierte con resaca.

El mismo caso era con Shuuzou, con quien le costó un poco hacerlo ceder y que se levantara para llevarlo a descansar. Kazunari compartiría la habitación principal con Miyaji y sus padres ocupaban la habitación de invitados así que él se pasaría al sillón de la sala para dejarle a Nijimura el futón que suele usar para dormir en el cuarto de Eve.

— Parece que te divertiste bastante hoy, pero ya es hora de descansar.

No le recriminaría nada, por el contrario le parecía estupendo que el mayor se relajara y disfrutara, aunque sí le sorprendió verlo llegar a este estado. Apoyó el brazo de Shuu en sus hombros y le rodeó la cintura empezando a andar cuando algunos pasos después tuvo que detenerse porque no estaba muy seguro de lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué?

— Vamos… a un hotel…

— ¿Para qué? Puedes pasar la noche aquí.

— No me estás entendiendo… —se puso derecho girándose completamente hacia él y ahora fue Himuro quien estuvo contra la pared, siendo besado de una forma apresurada y desordenada pero no desagradable.

Pero por más que le gustara a diferencia de Shuu él no había tomado lo suficiente como para perder el control sobre sus actos, así que lo tomó por los hombros y lo separó.

— No sabes lo que estás haciendo.

— Y tú sabes que eso no es verdad.

Tenía claro que el más bajo toleraba bastante bien el alcohol y no era de los que al día siguiente no recordaban un cacahuate de lo que habían hecho, sin embargo eso no significaba que ahora mismo fuera totalmente consciente de lo que pedía.

Nijimura no quería sentirse rechazado, maldición. Es verdad que el licor le estaba dando el coraje ahora mismo pero es porque él mismo lo quiso, porque sin la falta de inhibiciones no era capaz de reconocer sus sentimientos reales sin juzgarse a sí mismo. Volvió a pegarse a Tatsuya pero éste se lo impidió poniéndole una mano en la boca y vio a alguien asomarse.

— ¿Tatsu? Ya es tarde.

— Sí, mamá. Estaba llevándolo a descansar.

Shuuzou tomó la mano quitándola de su boca para tirar del menor— Vamos. —aunque no precisamente a dormir.

No estaba siendo irresponsable, su hijo sería bien cuidado y volvería por él en la mañana. Tatsuya avisó que pasarían la noche fuera y acompañó al otro a la puerta para ir hasta el auto.

 

 

 

 

La verdad del corazón IX

No se había quedado totalmente dormido así que apenas el auto se detuvo abrió los ojos y se bajó con Himuro, recargándose en él sin ponerle mucho cuidado a su entorno cuando el contrario le dio un pequeño beso al costado del cuello, hasta que dejó de interpretar las manos de Tatsuya dentro de su pantalón como un toqueteo y cuando se separó de él se percató de que no estaban en ningún lado más que frente a su casa y el del lunar abría con la llave que le sacó del bolsillo.

— Cobarde.

Curioso, era la misma palabra con la que se definió a sí mismo durante este tiempo, pero ya no era así. ¿Por qué las cosas no podían suceder como quería? ¿Por qué Tatsuya se disculpaba por tocarlo?

¡Esta era su decisión! Es cierto que era el más impulsivo de ambos pero eso mismo es lo que le hizo siempre dar el paso decisivo en la relación; fue quien le pidió salir a Himuro, fue el primero que se confesó, fue quien dijo que ya era hora de vivir juntos, y ahora Tatsuya se echaba para atrás.

Se adentraron a la casa y lo enfrentó.

— Por favor ve a dormir.

— No voy a arrepentirme.

El más alto resopló. No es que no lo deseara con todas sus fuerzas, por dios, incluso ahora seguía excitado por su encuentro anterior, sin embargo no era cuestión de si Nijimura no se arrepentiría al despertar, sino de si iba a arrepentirse una semana, un mes después, cuándo él estuviera totalmente ilusionado para luego ser destrozado nuevamente. Lo admitía, estaba aterrado.

Vio a Nijimura haciendo una mueca mientras se llevaba la mano a la boca y sintió un pinchazo, abrazándolo contra su pecho.

— Entiéndeme, no quiero que-

— ¡Wraaaggh!

Murasakibara no fue el único vomitado esa noche. Luego de bañarse y cambiarse con algo de ropa prestada entró a la habitación de Shuu, viéndolo en la cama con los brazos cruzado sobre el rostro.

— ¿Estás mejor? ¿Necesitas algo? —el otro negó casi sin moverse y Himuro se sentó a su lado para acariciarle el cabello.

El otro estiró un brazo para tocar el muslo de Tatsuya, pidiéndole que se quedara.

— Sé que lo ideal es que ambos padres estén juntos pero no estés haciendo esto por Shin.

El mayor negó con una sonrisa. Una de las cosas que le dijo la pediatra es que no usara a su hijo de excusa y no lo iba a hacer. Es cierto que le daba celos la relación de Tatsuya y Kazunari, esa amistad y complicidad que tenían como padres y que era algo con lo que tendría que vivir porque Eve no dejaría de ser su hija nunca.

También era cierto que su deseo por Tatsuya estaba ligado con Shin, con su nacimiento. Sin embargo no estaba haciendo esto por ningún sentido de obligación.

«— ¿No es obvio por qué decidiste tener al hijo de Himuro Tatsuya? —Akashi se aseguró de tomar al bebé en sus brazos de la forma apropiada y que Shuuzou pudiese verlo, ya que todavía estaba algo débil por la reciente operación— Es porque…»

Es lo que representaba “Shin”, la verdad de su corazón.

— ¿Cómo quieres que te lo diga? Quiero estar contigo porque me di cuenta que estúpidamente sigo enamorado de ti y es probable que nada pueda cambiar eso, porque yo mismo lo intenté y no pude, fui vencido por esto que siento.

Soltó una fuerte bocanada cuando no obtuvo más respuesta que el silencio y quiso desaparecer, pero cuando finalmente se atrevió a retirar el brazo que cubría sus ojos y se sentó Himuro se le vino encima, abrazándolo hasta casi quitarle el aliento. Lo rodeó también con sus brazos, apretando los ojos; había sido difícil para ambos y aún lo sería en el futuro ¿pero no sería más sencillo si estaban juntos?

Tatsuya se separó tomándolo del rostro para besar su frente y cuando se miraron hubo tanta intensidad, ya había sido suficiente de hacerse daño el uno al otro cuando lo que sentían era totalmente lo opuesto. Shuuzou pasó sus dedos entre el flequillo del menor, echándolo para atrás para poder ver todo su rostro y Himuro le pidió perdón por todo.

— Gracias.

— No me las des, no es un favor.

Es una oportunidad a la que debían darle sentido.

El más alto se dejó caer sobre él y ladeó el rostro en el ángulo perfecto en que sus bocas conectarían, aunque justo cuando sus labios estaban rozándose se detuvo y a Nijimura iba a llevárselo el demonio.

— ¿Y ahora qué?

— Bueno… te lavaste la boca, ¿cierto? —se rieron al mismo tiempo y Shuuzou lo atajó por el cuello obligándolo a besarlo. De todas formas Tatsuya lo besaría aunque tuviese aliento a vómito… probablemente.

Al comienzo sus toques eran bastante torpes y se enredaron quitándose la ropa así que decidieron hacer una corta pausa para respirar bien. No es que se les haya olvidado cómo hacerlo, y tampoco era sólo por hacerlo, debían crear la chispa así que volvieron a acomodarse uno sobre el otro, se miraron, se tomaron el tiempo de pasar sus manos por el cuerpo del otro, recordando sus zonas favoritas, redescubriendo las reacciones contrarias, y se besaron lentamente.

No había prisas. Debían lamer sus cicatrices para que sanaran poco a poco, y enloquecer sus mentes de pasión para que ningún recuerdo tortuoso se metiera entre ellos, borrar cualquier rastro ajeno y reemplazarlo con sus huellas digitales.

Himuro bajó por todo el cuerpo contrario que aún no había vuelto a como era antes, no obstante seguía pareciéndole perfecto porque era Shuu; lo acarició y beso, lo incitó a caer en la lujuria y lo preparó con cuidado.

— Ahh, hazlo.

Ya era hora, pero aunque hubiesen mandado a volar sus pensamientos no debían olvidarse de las consecuencias. Nijimura se tocó bajo el ombligo donde el corte ya había sanado y sólo era una línea de piel; sería peligroso volver a procrear tan pronto, más cuando persistía el temor de pasar lo mismo que con Shin.

— Yo no tengo…

— Espera. —Himuro se dobló para alcanzar sus pantalones en el suelo y rebuscó hasta sacar un par de condones. Era genial tener protección, ¿pero por qué Tatsuya tenía eso con él?— Hey, no pienses mal, Atsushi me los dio hoy porque no quiere que “haga más bebés”. Yo no he vuelto a tener relaciones.

El mayor se relajó. A pesar de que sería natural que ocurriera le habría ardido que Tatsuya se acostara con otros— Y agradezco que Atsushi tenga tan buena impresión de mí, pero…

Los preservativos eran de la talla de Murasakibara y le tocaba el orgullo pero difícilmente llenaría uno de esos. Sin embargo era lo único que tenían a mano.

Se colocó en posición subiendo a besos por la barbilla de Shuuzou hasta llegar a sus labios y le preguntó si ya estaba listo, siendo recibido con un asentimiento mientras el más bajo lo arañaba superficialmente y él buscaba la manera de moverse sin que el condón se quedara adentro, aunque muy pronto se olvidaron de ese detalle y sólo importó el placer y todas las formas a su alcance de intensificarlo.

Cuando Nijimura se mordió los nudillos para acallarse Himuro le quitó la mano apretándola contra el colchón para oírlo. Los gemidos de ambos se hicieron realmente ruidosos, había sido tanto tiempo, sus cuerpos se extrañaron tanto que no querían moderarse. Las piernas de Shuuzou se abrieron más y con su mano libre aferró el trasero del otro para que empujara más y más contra él.

— Mierda… —el del lunar cayó sobre el pecho del otro respirando muy agitado.

Rayos, eso había sido demasiado rápido mas no lo pudo evitar. Necesitaba ponerse en forma nuevamente— Disculpa eso, tú todavía…

— No, ya. —Shuu le mostró apenado sus dedos cubiertos de semen— Parecemos unos principiantes.

Se rieron. Eso era verdad pero al menos todavía les quedaba uno de los regalitos de Atsushi para redimirse.

En algún momento, antes de quedarse totalmente dormido Nijimura sintió al contrario acomodarse contra su espalda y su mano viajó por su cintura, atrapando la suya para entrelazar sus dedos. Esto le trajo una sensación familiar, un sueño que ya había tenido antes.

— Te amo tanto.

 

Se había acostumbrado a tener el sueño ligero, probablemente lo mismo que le pasaba a la mayoría de padres con bebés que lloraban a media madrugada, así que cuando sintió pasos en el pasillo abrió los ojos de golpe y se incorporó. Tuvo que dejar a Shuuzou encuerado en la cama para taparse como pudo con la cobija y se levantó a toda prisa para tomar el pomo de la puerta y evitar que la abrieran del otro lado.

¿Shuuzou? Cariño, ¿estás ahí? Ya regresamos.

Escuchó una voz femenina y un par de toques en la puerta antes de que esa persona volviera a intentar abrir.

— Shuu saldrá en un segundo.

¿… Quién eres tú?

— Un… amigo.

¿Amigo? ¿Qué amigo? ¿Qué haces allí adentro? ¡¿Shuuzou?!

— Está bien, tía… estoy con un “amigo”. —Nijimura respondió todo modorro en la misma posición que lo había dejado— Hace frío, ¿sabes?

— Lo siento pero no sería agradable recibir a tu familia sin ropa.

Una vez que la mujer cedió le dijo a su sobrino que lo estarían esperando afuera mientras acomodaban sus cosas y los devolvió a su privacidad.

— Olvidé que regresaban hoy. —el mayor se incorporó al filo de la cama moviéndose con lentitud por la resaca. Himuro fue con él, por un momento dudó en tocarlo y el otro lo notó— Dije que no me arrepentiría.

Sonrió con suavidad besándole el hombro y Nijimura cerró sus ojos. Que si todavía existían dudas en su interior, claro que sí, las ganas y el esfuerzo no determinaban que algo fuese a salir bien al final ya que lo único seguro en la vida era la muerte. Todas las cosas buenas deberían pesar más que una mala experiencia. No sería fácil, debían aprender a convivir juntos de nuevo, recordar por qué habían elegido al otro, ser amigos, padres y amantes, reconstruir la confianza.

Pero… aún si esto fallaba, sería mucho peor el sentimiento de no haber hecho nada.

 

Paciente: Nijimura Shuuzou.

Aprobado. Dar el alta inmediatamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un año después.

— Este también saco tus ojos.

— ¿Qué dices? Es idéntico a ti, mira su expresión gruñona.

— Diablos, cállate. Se parece a ti y punto.

— Umm, quizás tiene un poco de ambos. Tú qué dices, campeón. —de la mano de su padre Shin se acercó a pasos emocionados hacia el nuevo miembro de la casa y Shuuzou se agachó a su altura.

— Saluda a tu nuevo hermanito.

— ¿Y el nombre?

— Ya lo pensaremos.

El nuevo “hermanito” ladró entusiasmado cuando finalmente abrieron su jaula, permitiéndole explorar su nuevo hogar y conocer a la que ahora sería su familia.

Notas finales:

Esto salió más feliz de lo que esperaba pero dentro de todo es como quería que terminara la historia.

Este es el cierre del HimuNiji pero tengo planeado agregar dos pequeños extras, uno para el final feliz de Takao y el otro... es secreto.

No sé cuándo vaya a subirlos pero hasta entonces hemos terminado aquí. Le doy las gracias a todos los que leyeron hasta el final.


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