Destinos entrelazados
-Inglaterra, Londres 2015-
Como todos los días se preparó para ir a su trabajo, patético trabajo. Con un suspiro de resignación salió de su humilde hogar para tomar el autobús, mientras iba en el autobús, con cierta melancolía se miraba a través de la ventana. No era más que un joven de 18 años, con una vida frustrada, aunque también era un joven apuesto, esos grandes ojos azul zafiro que contrastaban con el negro azulado de su cabello y su piel blanca. Apuesto definitivamente…
Dejo que otro suspiro se escapara de sus labios, veía en sí mismo tanto potencial que día a día era desperdiciado. Mejor se puso a pensar en otras cosas para no deprimirse más…
Cuando llego a su parada se bajó con cierta dificultad, una vez en la calle se dirigió a la cafetería donde trabajaba. Al entrar lo primero que recibió fue el regaño de su jefa por haber llegado tarde… de nuevo
-¡Si vuelves a llegar tarde, te despediré!- esa era la amenaza con la que siempre iniciaba su día, aunque sabía que su jefa no lo decía en serio, sabía que era mejor no tentar su suerte
-Si lo sé, lo lamento, prometo llegar más temprano- y con esas palabras entraba a la cocina para comenzar con su trabajo
Tomar pedidos, asear el lugar, preparar platillos, lavar platos... Solo eran algunas de las tareas que él tenía que hacer, definitivamente odiaba su trabajo y sobre todo cuando el reloj marcaba la hora del té. Corría de aquí para allá, limpiando mesas, tomando pedidos y lidiando con ciertos idiotas…
-Oye Shieru*, ¿Ya me vas a tomar mi pedido?- pregunto cierto rubio que dedicaba todos sus ratos libres a molestarlo
-Primero que nada, Alois me llamo Ciel, C-I-E-L no Shieru y segundo voy a tardar bastante no vez que el lugar está casi lleno- grito con cierta molestia, odiaba que su amigo le digiera Shieru
-Si como digas Shieru, yo te espero- suspiro realmente su amigo no tenía remedio, se alejó de él porque sentía que si no lo hacía terminaría matándolo. Tan solo se alejó unos pasos cuando escucho…
-¡CIEL!- y tras su nombre dicho de la manera más escandalosa posible sintió unos brazos rodeándolo y asfixiándolo
-Elizabeth- dijo con bastante dificultad, la chica lo soltó claramente disgustada
-Dime Lizzy, ¡Lizzy! O empezare a llamarte Shieru- advirtió con un puchero, Ciel solo pudo suspirar
-Lizzy ¿Qué haces aquí?- Trato de decirlo con un tono lleno de dulzura que, como supuso, derritió a la chica, que volvió abrazarlo con fuerza mientras escuchaba entre sollozos algo acerca de una despedida- ¿Te vas a algún lado?- logro preguntar separando delicadamente a la chica que se debatía entre llorar y reír
-¿Alois no te lo conto?- pregunto Elizabeth mirando con reproche a su hermano, igualmente rubio, Alois
-No, no me lo conto- el también clavo su mirada en Alois que solo se encogía de hombros
-Bueno tú nunca me lo preguntaste… S-H-I-E-R-U- deletreo con clara intención de molestar a Ciel que solo soltó un bufido de molestia
-¡Ciel! Todas las vacaciones de verano estaré en Estados Unidos- dijo Elizabeth con lágrimas en los ojos- Mañana me iré, así que vine a despedirme- sin previo aviso lo volvió a abrazar para plantarle un beso cerca, muy cerca, de los labios cosa que lo hizo sonrojar- Te extrañare Ciel
-Yo también Lizzy- y lo decía enserio porque la chica de verdad le agradaba- ¿Alois tu también vas a salir de viaje?- pregunto con cierta curiosidad, Alois solo desvió la mirada
-El también vendrá… ¡No le contaste eso tampoco!- regaño Elizabeth, Alois solo suspiro al verse descubierto
-Sabes cuánto odio las despedidas- se escudó en eso- Además yo voy a ir la semana que viene….- agrego con algo de molestia
-Me alegro- acertó a decir Ciel para no demostrar que en realidad se moría de celos, uno de sus sueños más grandes era viajar a Estados Unidos para conocerlo y también para estudiar ahí, pero ese sueño fue frustrado cuando su querida hermana Doll se fue allá y él tuvo que quedarse para cuidar y mantener a su madre. Suspiro tristemente, ahora comprendía porque Alois no le había comentado nada de su viaje… le agradeció internamente
-Vámonos Alois, que mama nos espera- Elizabeth sin previo aviso jalo a Alois que se dejó arrastrar- Adiós Ciel, Te escribiré… nos vemos cuando terminen las vacaciones- y con esas palabras los hermanos desaparecieron del lugar, Ciel se quedó parado sonriendo con melancolía mientras agitaba la mano en señal de despedida
-Que afortunados son, sin preocupaciones ni obligaciones, solo pensando en un futuro y yo…- miro a su alrededor, la cafetería se había llenado completamente y todos requerían de sus servicios. Suspiro para volver a ponerse a trabajar…
***
-Estados Unidos, California 2015-
Desde que tengo memoria siempre eh estado huyendo… Huyendo de las críticas tan severas de mi padre, del odio de mí hermano, del cariño de mi madre. Toda una vida sin enfrentar un pasado y mucho menos añorar un futuro, pero creo que eso no es necesario. Muchos dicen que el dinero no compra la felicidad y aunque yo también opino eso, pienso que sin duda alguna el dinero compra el futuro. Siendo el hijo de la segunda esposa de una de las familias más importantes de Inglaterra no solo tengo asegurado un futuro, sino que también tengo asegurada una vida infeliz…
Fui enviado aquí como un castigo… Muchos pensaran que enviar a alguien a Estados Unidos donde vive con los más grandes lujos, no es un castigo… pero lo es… Estar solo en una casa, donde a veces el silencio enloquece, añorar a tu familia y que la dolorosa posibilidad de que ellos ni te recuerden te quite el sueño noche tras noche, yo creo que es el peor castigo que le puedes dar a alguien…
Alejarlo de todo lo que ama y condenarlo a la soledad…
Miro con melancolía el cielo que se tornaba de un precioso carmesí, como sus ojos. Suspiro mirando lo que apenas tenía escrito, sin pensarlo arranco la hoja, la arrugo y la aventó al océano que con una luz tenue brillaba frente a él, dejo que una solitaria lágrima de sus ojos se escapara.
-Sebastián, ¿No vienes?- pregunto un rubio desde un automóvil de lujo. Dejo que en sus labios se dibujara una traviesa sonrisa, ya habría tiempo de tristezas pero por ahora disfrutaría tanto como fuera posible su vida
-Por supuesto que sí, Bard- y de un salto se metió al automóvil que el rubio condujo a toda velocidad. Ser un Michaelis sin duda tenía sus ventajas…
***
-Inglaterra, Londres 2015-
Después de una larga jornada de trabajo regresaba a su casa realmente cansado, pero aun así tenía que hacer la comida para cuando su madre regresara. Resignado a ello paso por un pequeño supermercado para comprar todo lo necesario para la cena… con lo que había ganado de propina ese día. Con paso lento entro a su hogar, humilde hogar. Se dirigió a la cocina para empezar a hacer la cena, en ese momento escucho como la puerta se cerraba
-¿Ya llegaste Madre?- pregunto recibiendo el silencio como respuesta, de reojo miro a la mujer rubia, de ojos igualmente azules, en la puerta que con rapidez escribía algo en una pequeña libreta
-Sí, ¿Quieres que prepare la cena? – escribió la mujer enseñándole la libreta a Ciel para que la leyera, este estuvo muy tentando a decir que sí, pero se contuvo
-No te preocupes madre, yo la hare, tu ve a descansar- le dijo con cariño. Su madre asintió…
Ella había perdido la voz en un accidente, el mismo en el que su padre murió. Desde entonces ella siempre traía consigo una libreta para anotar lo que quería decir y aunque también hablaba con lenguaje de señas casi ni lo utilizaba pues en la casa donde trabajaba como sirvienta, la señora no podía entenderla…
Pensando en eso, Ciel se apresuró a hacer la cena, algo sencillo pero delicioso, sirviéndola en un plato se dirigió a donde seguramente estaba su madre, en la sala viendo televisión
-Toma madre- le dio el plato caliente de comida- ¿Y cómo te fue hoy en el trabajo?- dudo en preguntar ya que siempre se enojaba bastante con la respuesta, su madre, en lenguaje de señas que había tenido que aprender, le explico cómo le había ido
-Muy bien, aunque la señora Michaelis me saca de quicio, es muy histérica y cuando se enoja tiende aventar las cosas…- con un ceño fruncido hacia las señas
-Deberías renunciar- se atrevió a decir sabiendo de antemano la respuesta
-y dejarte a ti toda la responsabilidad… ¡Por supuesto que no! Tu estudiaras y tendrás un futuro brillante- aquella respuesta lo entristeció, su futuro estaba prácticamente en la basura, sonriendo se dispuso a cambiar de tema
-¿Has hablado con Doll? La he llamado todo el día pero no me ha respondido- dijo para cambiar de tema, su madre en lenguaje de señas le respondió
-sí, Hablando de eso quiero que vayas mañana muy temprano al banco- aquello extraño a Ciel que pregunto de inmediato por qué- Doll se va a casar…
Ciel, que estaba comiendo tranquilamente, sintió como se empezaba atragantar. Carraspeando un poco se dispuso a contestar
-¡¿Doll se va a casar?!- exclamo más que sorprendido
-si por eso quiero que le deposites dinero. Ya que no podremos ir, tenemos que darle nuestro apoyo desde lejos- en el rostro de su madre se notaba muy claramente la tristeza
-¿Cómo desde lejos?- pregunto ciel más molesto- Por lo menos uno de nosotros debería viajar a Estados Unidos para darle personalmente el dinero
-Tu hermana se va a casar con un exitoso empresario, ella quiere que nos mantengamos al margen- Ciel se molestó más ante esto
-¿Solamente porque su futuro esposo es rico, nosotros debemos actuar como sus sirvientes?- pregunto con cierta ironía- Si su esposo es rico con más razón hay que ir, ella ya puede pagar nuestros pasajes ¿No? Y en primera clase- Aseguro tomando el teléfono que su madre de inmediato le quito
-Tampoco vamos a vivir de la fortuna del buen hombre que Doll se consiguió, Y no somos sus sirvientes, solamente Doll está esperando el momento adecuado para decirle sobre su origen- su madre se notaba de verdad molesta. Pero Ciel lo estaba aún más- Mañana iras al banco y fin de la discusión
-No iré al banco- dijo suavemente, su madre se mostró sorprendida- Mañana iré a estados Unidos y personalmente yo le daré el dinero… y nuestras felicitaciones por su afortunada vida…- y sin decir más se fue a su cuarto ante las señas desesperadas de su madre. Se encerró con seguro y de inmediato saco una maleta donde metió algo de ropa. Unas pequeñas lagrimas se escaparon de sus ojos- Eres una egoísta Doll… Si tú lo eres yo también. Perdóname madre pero si sigo aquí solo veré mi futuro desmoronarse…
Y así termino de empacar, miro su pasaporte que casi nunca usaba y una sonrisa, acompañada de lágrimas, se formó en su rostro…
***
-Estados unidos, California 2015-
Aun en contra de lo que su madre había dicho, llego a Estados Unidos, California la ciudad en donde su hermana vivía. Pidió un taxi y le dijo al chofer la dirección donde vivía Doll
Al llegar al lugar, solo se topó con una casa, más que humilde. Con duda se acercó a la puerta donde toco varias veces, un hombre de edad media que parecía ebrio le abrió
-¿Quién eres tú?- pregunto ese hombro con voz arrastrada
-¿Aquí vive Doll Phantomhive?- pregunto con bastante recelo, el hombre pareció procesar la información- Mujer de 25, cabello castaño, ojos azules- describió mirando con cierta molestia al hombre que ante la descripción reacciono
-A esa muñeca, si vive aquí- Ciel de reojo pudo mirar el interior de la casa, había basura por todos lados y escasos muebles
-¿Usted es su pareja?- una risa de clara burla se escapó de los labios de aquel hombre que negó de inmediato tal afirmación. Le dijo que Doll vivía con él porque no tenía otro lugar a donde ir, también le dijo donde trabajaba. Ciel sin pensarlo tomo otro taxi diciendo el lugar en donde su hermana estaba trabajando. Todo el camino contuvo las lágrimas que querían escaparse, al descubrir la mentira de su muy querida hermana Doll…
Al otro lado de la ciudad, cerca de la playa, en un bar café. Un pelinegro de ojos carmesíes fue para tomar un té helado acompañado de su amigo rubio Bard que le contaba las aventuras sexuales de su vida
-Sinceramente Bard no tienes que ser tan explícito- exigía, cuando su amigo le contaba con lujo de detalle su noche anterior
-¡Que amargado me saliste! Sebastián- Exclamo Bard mirando para la playa- Mira esas hermosuras…- Sebastián veía sin interés alguno, a las chicas con bikini- Amigo el deber llama… y con esas palabras se fue directamente a la playa. Sebastián dejo que la sonrisa que mantenía se desvaneciera. Clavo con aburrimiento su vista la calle que había frente a él. Miraba con aburrimiento las personas, las flores, el cielo…
De repente quedo estático, un joven por demás hermoso tenía su vista clavada en el lugar, sus ojos azules lo cautivaron de inmediato. El joven se veía sumamente decepcionado
-Aquí tiene joven- le dijo la mesera que era castaña y de ojos azules, esos ojos que de inmediato volvió a buscar en el joven que miraba a la castaña con una profunda tristeza. Aquello lo puso un poco celoso, pero no sabía él porque. La mesera algo extrañada de no recibir respuesta alzo su mirada encontrándose con su hermano Ciel, rápidamente salió del lugar
-¿Así que con un exitoso empresario?... ¿¡Desde cuando una mesera puede ser esposa de alguien exitoso?!- pregunto dolido por las mentiras que su hermana había contado
-¡Eso no te incumbe Ciel! ¿Trajiste el dinero?- Pregunto Doll con desesperación, miro las maletas de su hermano y sin pensarlo las abrió para buscar en su interior
-Eres una mujer despreciable ¿Sabes todo lo que hizo mama para conseguir ese dinero?- quería gritarlo pero se contuvo porque habían muchas personas alrededor. Doll ignoro la pregunta de su hermano para seguir rebuscando entre sus cosas- ¡Basta Doll!- grito Ciel conteniendo el llanto
-¿Dónde está el dinero Ciel?- grito Doll mas que desesperada
-¡No te lo diré! Ese dinero es mío. Mientras tú actuabas como prostituta con un sujeto, yo me mataba día a día para conseguir ese dinero. Tire mi futuro, todo por tu culpa… Yo era el que iba venir a Estados Unidos, Yo era el que tenía que tener una vida privilegiada- Exclamo todo eso con dolor. Sebastián seguía siendo un mudo espectador de aquella situación, su corazón se estaba empezando a acelerar y no entendía porque
-Que lastima Ciel…- exclamo Doll al encontrar la tarjeta en donde Ciel traía todo el dinero- Pero así tenía que pasar…- Doll empezó a correr ante la mirada atónita de Ciel
-¡Doll! ¡Doll! ¡Hermana!- grito Ciel dejando que varias lágrimas se escaparan de sus ojos. Doll rápidamente desapareció de su vista- ¡Doll!- sollozo con mucho dolor. Sebastián seguía impresionado por lo que acababa de presenciar. En ese momento entro Bard mirando hacia donde su amigo lo estaba haciendo
-¡Pero que hermosura!- exclamo sacando a Sebastián de sus pensamientos- ¡El deber llama!- y rápidamente Bard corrió hacia Ciel que cabizbajo seguía sollozando. El rubio sin descaro alguno tomo la mano de Ciel y lo abrazo con fuerza
-¡Espera Bard!... ¡No es una chica!- le grito algo alterado ya que Ciel cambio su expresión triste por una furiosa-Bard…
-¿Me podrías soltar?- pregunto Ciel con fingida amabilidad
-Vamos cariño, ven conmigo y te hare olvidar tu dolor- esto solo aumento la furia de Ciel que de inmediato empezó a darle un paliza a Bard. Sebastián que iba a ayudar a Ciel, se quedó estático al ver la paliza que le estaba dando a su amigo- ¡Cupido me ha flechado!- exclamaba Bard entre golpe y golpe
-¡No soy una chica!- grito Ciel furioso dándole de patadas, Sebastián se debatía entre reír o ayudar a su amigo, sin pensarlo hizo lo primero, dejo que una sonora carcajada se escapara de sus labios recibiendo una mirada cargada de furia de parte de Ciel. Justo cuando él ya iba a golpear a Sebastián la policía llego, deteniendo a los tres…
-Estación de Policías-
-¡Pero oficial!- alego Ciel, cuando le quitaron el pasaporte
- Lo siento señorito Phantomhive, su pasaporte queda confiscado hasta nuevo aviso y pasara toda lo noche en la cárcel- Sebastián que estaba oyendo la sentencia se prestó a intervenir
-El crimen no fue tan grave como para que lo metan en la cárcel. Además mi amigo fue quien lo provoco- Ciel miraba con impresión al joven de casi su misma edad, que de alguna manera se le hacía conocido
-El hecho de que usted, Sebastián, haya estado implicado ya le da toda la gravedad al asunto- Sebastián solo frunció el ceño
-Ya tienen su pasaporte, él se estará quedando en mi casa así que ya saben dónde buscarlo- sin previo aviso tomo al chico de la cintura, provocando que este se sonrojara mientras trataba desesperadamente de librarse del agarre- Actúa como si me conocieras y saldremos de aquí sin ir a prisión- le susurro a Ciel que solo dejo de forcejar
-¿Su nueva conquista?- pregunto el policía sin inmutarse, no era muy raro en California las parejas homosexuales
-Sí, y vino de muy lejos solo para verme, tenga compasión- Aunque ciel tenía unas enormes ganas de golpear a ese pelinegro atrevido solo sonrió para convencer al policía
-Bien, si se presenta algo iré a su casa, Sebastián- y con un gesto el policía los corrió
-¿Pero mi pasaporte…?- pregunto algo angustiado Ciel
-se lo devolveremos en unos cuantos días…- dijo fríamente otro oficial que cerro la estación
-¿Enserio?- miro mal a Sebastián que solo se encogió de hombros
-Tenía que sacarte de ahí a cualquier costo, mi amigo puede llegar a ser un verdadero idiota- exclamo mirando de reojo a Ciel que tenía un semblante bastante decaído
-Bueno Gracias…- tomando sus maletas ciel se dispuso a irse. Sebastián lo detuvo
-¿iras con ella?- Ciel ni se inmuto, solo asintió- ¿Después de lo que te hizo?
-Es mi hermana, sabes… ya sé que ella me dará por lo menos el dinero suficiente como para sobrevivir aquí- dijo aún más cabizbajo porque ni él creía que eso iba a pasar. Sebastián solo suspiro
-Déjame llevarte- saco de sus bolsillos, las llaves de su auto
-No es necesario- dijo Ciel de inmediato, no quería deberle nada a ese joven que lo ponía algo nervioso
-Tómalo como una compensación- casi a arrastras, Sebastián metió a Ciel en su auto y este resignado le daba la dirección a donde debía ir.
Llegaron en media hora, casi a las 10 pm. Sebastián noto que el barrio en donde estaban era de muy mala muerte, algo receloso dejaba que Ciel se saliera del auto, este camino hasta la casa para tocar pero nadie le respondió. Ciel sabía que nadie le iba abrir, con resignación se sentó en las afueras de la casa
-¿No hay nadie?- pregunto Sebastián a lo que Ciel solo asintió- Ven a mi casa- dijo de repente, sobresaltando a Ciel
-A penas te conozco, ¿Quién me asegura que no eres un secuestrador?- pregunto Ciel sacándole una pequeña risa a Sebastián
-Bien como quieras, espero que tu hermana regrese pronto- arranco su coche para irse lo más rápido posible. Ciel solo miro como el coche se perdía en la distancia…
No pudo evitar sentirse mucho más desolado, se acurruco contra la puerta cerrando los ojos. En ese momento escucho de nuevo el motor de un auto. Abrió de golpe los ojos encontrándose con…