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¿En dónde has estado, amor? (+18) por KimmyRoseTaeminnie

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Notas del capitulo:

No podían explicar lo que sentían, al verse de esa manera sus cuerpos y sus almas correspondían solo a un sentimiento, al amor. Amor a primera vista”

CAPITLO IV

ALMAS GEMELAS

 

La luz primaveral que entraba por los ventanales del gran salón empezaba a molestar los ojos del chico alto. Sentía como el calor del sol entraba por sus ojos sin dejarlo dormir un minuto más. ‘Un día nuevo’ pensó. Si, un día nuevo, sensaciones nuevas y sobre todo una resaca intolerante.  En su cabeza, hacia un recuento de lo que habría sido el día de ayer, como era de esperarse, se imaginó que todo había sido un sueño. Un magnifico e irreal sueño.

Lentamente abría sus hermosos ojos cafés, cegándose por la luz, visualizaba su entorno y a la vez sentía el calor del sol.  Cuando vio a su lado derecho, tenía en su regazo un hermoso hombre de cabellos castaños y piel blanca tan tersa como la más fina seda.  Parpadeo varias veces, pero de  nuevo lo vio, lo vio en su regazo, lo vio en los espejos. ‘Así que no es un sueño. Anoche no fue un sueño tampoco, lo que quiere decir que todo esto es real…’ se paró rápidamente, tumbando al chico a sus caderas. El pequeño duque dormía en posición fetal en sus piernas ahora.

‘Que está pasando. Si esto no es un sueño, entonces… ¿Qué es?’ un escalofrió recorrió su espalda, erizándole la piel. No podría ser posible que estuvieran el pasado y peor aún que haya hecho el amor con un personaje del pasado. Le daba miedo lo que pudiera significar esto en el presente.

Aun así, sus ojos no se despegaban de la desnudes de Taemin.  No se podía explicar cómo alguien tan angelical le hubiera dado tanto placer. Puso su enorme mano sobre la espalda del chico, y empezó a hacerle pequeños círculos con el dedo índice. En su regazo, Taemin empezaba a retorcerse y su piel reacciono a su tacto.  De ese modo en su interior surgían mares de sensaciones inexplicables para él, aquella presión que sentía en el pecho combinada con tanta euforia se esparcían por cada molécula de su ser. Sentirse así de feliz, estar así de sonriente… no era normal.

Perdido en sus pensamientos, no se había fijado que desde su regazo un tímido Taemin lo miraba desde su regazo. Veía como la luz del sol bañaba su perfil e iluminaban sus ojos, se deleitaba de su tallado pecho desnudo y su marcado abdomen. La timidez tal vez sería por la sensación de estar observando algo prohibido, pero nunca por su desnudez.

-          Buen día Sir Minho~, está usted muy radiante el día de hoy- dice Taemin desde el regazo del chico, mirándolo con los ojos iluminados con ternura.

-          Buen día mon petit – contesta Choi bajando su mirada para ver a los ojos al chico.- no tan radiante como tú. Pensé que era la luz del sol la que me cegaba… pero otro es el que me ciega con su belleza.- se sonroja-  y por favor… no más “Sir”.

-          Que cosas más hermosas dices~- Taemin se sonroja aún más- yo… estaba viendo como tu mirada se perdía en el horizonte… si no es sir… ¿cómo te digo?

-          No se mon petit… ya decía yo que me sentía muy  observado…

-          Mon petit… mon petit… - repite Taemin- suena más lindo si tú lo dices- sonríe ampliamente-  puedo…

-          ¿puedes?...– los ojos de Minho se posan en su linda boca. No sabía porque, pero sonreía como un idiota.

-          ¿D-darte un beso de buenos días? – mientras habla, el pequeño duque se sienta quedando frente a Choi.

-          ¿Desde cuándo para besar se pide permiso? Taemin… soy tuyo.

-          ¿mío?

-          Tuyo.

Taemin se acerca lentamente a Minho, clavando sus manos en el cabello del alto, se sumen en un beso apasionado y arduo. Podían sentir esa extraña conexión cada vez que sus labios se tocaban, sus corazones palpitaban rápido y sus ojos se dilataban. Cuando acabo aquel beso, Minho lo coge en sus brazos y lo abraza. La nostalgia atrapo su cuerpo y esta actitud sorprendió al duque, pues habría de adivinar que no estaba del todo feliz. Mientras le abrazaba, Taemin le dice:

-          ¿Qué sucede? Me da mala impresión esta clase de abrazos…

-          Solo abrázame mon petit. Me siento… feliz… muy feliz… de poderte sentir. Así. De esta forma.

-          ¿Por qué hablas como si me conocieras de mucho tiempo? – pregunta aun en sus brazos un curioso Taemin.

-          Shhh~ Shhh~ solo siente mi abrazo.

Taemin se rindió y se entregó a los brazos de Minho, lo abrazo más fuerte y sus corazones se unieron en un lazo invisible, pero más fuerte que el  mismo hierro. ‘No sé qué es esto. Pero me asusta. Me asusta… porque no sé cómo valla a terminar esto’ pensó el alto y como si le leyera la mente Taemin dijo:

-          No temas. Estoy contigo.

Lentamente y temiendo que ese momento se acabara, se separaron dudosos de hacerlo. Se miraron y Choi le dio un grato beso en la frente al chico, este en respuesta le sonrió.

-          Deberíamos ir a descansar. – agrego Taemin.

-          Yo… ya dormí y es de día…

-          Vamos a mi habitación. Quiero preguntarte tantas cosas… ¿por favor?

-          ¿Debería? Tus lacayos…

-          Es lo de menos. Mi servidumbre no dirá nada. Por favor Minho… - Taemin hace pucheros-

-          En ese caso… ¿Por qué eres tan lindo? Hahaha… vístete peu, vístete.

-          Vistámonos – sonríe Taemin.

Al vestirse, jugaban con sus ropas, brincaban, reían y hacían caras en los espejos. Parecían niños divirtiéndose en una feria. Pasados unos diez minutos, ya estaban medios vestidos, desorganizados y muy despelucados.

El cuarto de Taemin estaba atravesando el corredor que unía las dos torres del frente, un cuarto enorme bien iluminado con grandes ventanales, la decoración era majestuosa: su cama era de gran tamaño, cubierta con un edredón rojo y almohadas doradas y blancas, los parales de madera tenían una decoración en espiral y entre ellos un toldo en velo blanco. Las paredes tenían un papel tapiz en acabados victorianos rojos y vino tinto, y una alfombra blanca  que cubría todo el cuarto. Cada mueble, y cada cuadro decía mucho de él joven duque. Le gustaba el arte.

-          Creo que pareces estar sorprendido por los detalles de mi habitación- espeto Taemin.

-          No hay duda alguna… me encanta cada detalle, cada composición del cuarto es armoniosa. – dice sorprendido el joven alto.

-          Por favor siéntete cómodo, cerrare con llave para que nadie nos moleste. No demora en llegar Clementine a despertarme y molestar. – hace pucheros el duque.

-          Es una chica agradable…

-          Ven Minho… siéntate conmigo – lo llama Taemin, quien estaba sentado en el borde de su cama.

-          Será un gusto mon petit. – Choi camina hacia la cama y se sienta- ¿aun estas curioso de mí? ¿Después de todo lo que te conté anoche?

-          No es eso…  solo quería que estuvieras conmigo. Pero de cierto modo sí. Debes entender que esta clase de temas son nuevos para mí y me avergüenzan…  anoche…

-          Anoche… anoche te hice el amor- Minho lo mira a los ojos y ve como este se sonroja.

-          Mmmm ~ lo se… solo que… no sabía que todo eso se podía hacer… si quiera que existía… e-era virgen…

-          Lo sabía. Ya lo sabía. – Choi agarra su mandíbula y lo mira fijamente.

-          ¿C-como que lo sabias?

-          Es fácil saberlo pequeño, tu inocencia lo dice todo. Me gusto ser el primero… y la verdad quisiera ser el único pero…

-          ¿pero? – Taemin lo mira expectante.

-          Nada pequeño. No quiero pensar en eso ahora. Sería bueno tomar una ducha…

-          Me gustaría que me contaras tus temores Minho. Supongo que con el tiempo sabré entrar más en tu corazón.  Déjame lo preparo- dice Taemin levantándose de la cama.

-          Espera. Taemin. – Minho agarra la mano del chico- anoche… te hice mío… pero no quiero que pienses que solo lo hice por hacerlo… la verdad es que… me siento feliz contigo… no quiero nunca que pienses que no te quiero abrir mi corazón, pero entiende. Nos hemos visto por unas cuantas horas apenas… supongo que soy tímido. – sus ojos tenían un brillo de nostalgia.

-          Sé muy bien que nos conocemos hace poco. Pero dime. ¿crees en el amor a primera vista? Porque yo, sí. Ya vuelvo.

Taemin desaparece del cuarto dejando a Minho con una punzada de dolor en el pecho. Tal vez el pequeño no entendía las consecuencias de enamorarse de alguien que podría desaparecer de su vista en cualquier momento, pero el si entendía esto, a la vez de que sabía que no podría dejar de sentir lo que sentía cada vez que estaba con él, así hubiera sido en sueños. Tenía una guerra interna, entre salir corriendo de ahí para no lastimar en un futuro a Taemin o ser feliz y amarlo mientras podía, pues eso era lo que sentía. Amor.

Es aquella sensación de no saber cómo explicar lo que sentía, ni siquiera encontraba palabras para expresarlo. Puede que sea muy rápido, o tal vez lo confundía con un capricho, podría ser cualquier cosa, pero estaba feliz, de poder tocar aquel chico de sus sueños, el chico que lo había acompañado desde hacía tanto.

-          Minho~ ya está lista la tina, está preparada para ti.

-          Sorprendente. Un duque me preparo la ducha~ pero… ¿para mí solo?

-          ¿Qué propones?- Taemin lo reta con la mirada.

-          Que te duches conmigo, claro está.

Minho se levanta ágilmente de la cama, corre hacia el chico y lo levanta poniéndolo en su espalda, Taemin chilla en su espalda, pataleando sobre él.  Al llegar al cuarto de baño, lo baja y cierra la puerta a su paso. Un tímido duque le mira esperando a su próxima acción. Minho se para frente a él, y agarra su cuello atrayéndolo hacia su pecho, voltea su cara para poder besarlo y así lo hace, sus carnosos labios se apoderan de la bonita boca de Taemin, haciendo movimientos suaves y con su lengua saborea  esa cálida saliva. Taemin lo sigue.

Al terminar el beso, Minho une su frente con la del pequeño duque, sin aliento  y con palabras entre cortadas le dice:

-          En mis tiempos hay una mujer que escribe hermoso. Quisiera compartirte algo de ella…

-          ¿Cómo se llama ella?

-          Flora Delmis.

-          Te escucho mon haute.

-          “Cuando se quiere así como te quiero,
con tanto furor, ¡con ansias tantas...!,
no importa nada; tú eres lo primero:
el sol, la sombra, la espina de mis plantas.

Cuando se ama así, como te amo,
qué poquita es la vida para amarte;
que rota voz, si con mi voz te llamo,
porque el alma también sabe llamarte...

Cuando se ama así, ¡hondo..., profundo!,
qué importa la razón, si la razón resiste.
¡Está sordo mi oído para el mundo,
tu eres la norma de todo cuanto existe!”

 

Al oír estas palabras justo frente suyo, Taemin no supo que hacer, sus palpitaciones se escudaban hasta en sus oídos, su corazón desbordaba alegría y sus ojos se inundaron de lágrimas llenas de felicidad, pues en su corta vida nunca nadie le había dicho algo tan hermoso y poético. Así que se lanzó a él, apoyo sus brazos en sus grandes hombros y con un beso sello lo que sería el comienzo de una nueva era.

No había sentido que lo necesitaran así de esa manera, le sorprendió que su pequeño fuera el que tomara la iniciativa por un beso, pero le gustaba. Sin pensarlo ya lo estaba tocando, metió su mano debajo de la ropa del duque y empezó a acariciar su suave piel, ante el tacto Taemin se acercaba a él, pidiendo por más.

Sus ropas cayeron al suelo, se encontraban sobrios uno frente del otro viendo sus cuerpos desnudos, tan perfectos, tan sensuales. Ambos se miraban de arriba abajo, sus manos tocaban cada parte del otro sin perderse de alguna, había necesidad en sus cuerpos, había deseo pero ante todo había amor.

Taemin se separa de el por un momento, en ese instante Choi sintió morir, pues el chico se había metido en el agua de la tina. Llamándolo con los ojos, comiéndose con la mirada, el desnudo Minho camina hacia su amado, su erección prominente era el punto visual para Taemin, no podía explicar cómo eso tan grande había estado en su interior y muy pronto lo iba a estar de nuevo.

Minho se posa frente a él, y suavemente  ingresa en la tina, mira a Taemin con deseo y luego pone sus largos dedos en sus hombros. El alto hace fuerza en los hombros del duque para que se girara. Cuando Taemin le dio la espalda, este empezó a besarle el cuello y luego bajaba, y bajaba. Con una mano fue directo al pene de Taemin, quien erecto le llegaba al obligo, bajo el agua y en masajes lentos empezó a masturbarlo.

Los gemidos de Taemin  eran cantos celestiales a los oídos de Choi, le hacían ir más rápido, y en su ágil movimiento el pequeño duque movía sus caderas pidiendo por Minho, quien lo rozaba con su erección.

-          Mas ~ mas ~ Minho~

-          ¿Sí? ¿más? Pide más mon petit, pide más~

-          Señor duque vine a… ¡duque! – interrumpe en el cuarto de baño Clementine. Sus ojos se volvieron un plato al ver la escena de su amo cayendo en el orgasmo otorgado por el hermoso moreno alto.

 

 

 

 

Notas finales:

Se que fue algo corto ... pero lindo no ¡?

Abrazos ! dejen sus comentarios. 

Gracias por sus comenarios anteriores !


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