Clint introdujo la flecha, ajustandola en el arco y preparandose para soltar la tensada cuerda, escuchando el latido de su corazón en sus oidos, ni un solo ruido más en la habitación. Concentración y relajación. ¡Boom, boom! Soltó la flecha entre una milésima de segundo y su tercer latido. Directo en el blanco. Pero… En realidad eso no había pasado, la flecha cayó, con un ruido demasiado estrepitoso en el silencio, directo hasta el suelo. Clint parpadeo, desconcertado, mirando la flecha tirada, inerte. ¿Qué? Volvió a tomar el arco, tensando sus músculos y haciendo un tiro rápido… Pero la flecha se estrelló de nuevo en el suelo. ¡¿Qué demo…?! Fruncio el ceño y los labios en una muestra de disgusto. Dos flechas fallidas, ni en sus peores días le había sucedido.
Levanto el arco en un rápido movimiento, preparándose para hacer un último tiro antes de hacerse una auto-revisión exhaustiva para comprobar que el problema no estaba en él; cuando una risa sofocada lo sacó de concentración. Giro su rostro buscando la fuente del sonido, una segunda risilla lo hizo girarse sobre sus talones, sin detensar su agarre sobre el arco, una ráfaga de viento azotó su rostro, y sin pensarlo soltó la flecha hacia donde él creía que se escondía el intruso. Más risas, que ahora sonaban sin ningún recato, hicieron que apretara los dientes, irritado. El rubio platinado apareció frente a él, con una sonrisa burlona y sus tres flechas en la mano.
-Creí que eras más rápido, Barton, no parecias tan lento antes - le dijo burlonamente, mientras le extendia las flechas. Clint le miro enojado, y trato de quitarselas de las manos, cuando Pietro, en un segundo estuvo a sus espaldas, dejándolo congelado en su actual posición. La risa cantarina del otro vibro en su nuca, haciendole sentir un escalofrío de pies a cabeza, y girarse en un dos por tres. - Demasiado lento, anciano.
-No tengo tiempo para tus juegos infantiles, Maximoff, ¿porqué no vas a jugar al arenero con tu hermanita?
-Ooohoo, ¿alguien esta siendo un anciano amargado? - Espeto Pietro con una media-deslumbrante-sonrisa, que hizo que el enojo de Clint bajara dos décimas - Piensa rápido - el chico le lanzó las flechas, y Clint trató de atraparlas en la corta distancia que los separaba, pero terminó trastabillando hacia atrás cuando Pietro apareció a menos de un centimetro de su cara, sonríendo descaradamente y con las flechas entre sus manos. Clint soltó el aire abruptamente y estuvo a punto de caerse hacia atras, cuando intento alejarse del más joven, que estaba mirando directamente a sus ojos con sus enormes pupilas azules.
Pietro estalló en carcajadas, doblandose sobre si mismo, míentras Clint trataba de recuperar el aire, mirandolo como si esperara atravesar su cabeza con una flecha imaginaria, salida directamente de sus ojos.
-Tu… De-debiste de haber visto tu rostro… - Se burló entre jadeos, señalandolo, recargado en sus rodillas, tratando de no ahogarse con su risa. Clint inhalo y exhalo antes de acercarse hasta el rubio y arrancarle la flecha de la mano.
-Si, si. Muy gracioso Maximoff,un placer ser tu burla. Ahora, si eso es todo lo que querías, ya te puedes largar - Clint le arrebató las flechas, puso se vuelta en su carcaj dos de ellas ,y colocó la restante de vuelta en el arco, ignorando al risueño muchacho a su lado. Hizo su tiro, y dejó escapar el aire, frustrado, míentras la flecha no llegaba a ningún lado.
Pietro apareció de nuevo frente a él, peligrosamente cerca. Clint se olvidó de que cosa iba a gritarle.
- En realidad…vine a tomar clases de tiro, contigo… Steve me envío- Dijo, sonriendole, míentras le ofrecía la flecha. Clint ni siquiera se inmutó, intercalo miradas entre la flecha y Pietro, y el menor solto una risotada justo en su rostro, lo que lo hizo parpadear desconcertado. Para cuando trató de enfocarlo, Pietro ya estaba detrás suyo, la flecha pendia floja de la cuerda, y el menor respiraba cerca de su oido - Entonces… ¿Cómo hacemos esto?
Clint dio un bote, mirando al otro de reojo. Le ponía nervioso, no sabía si porque era insufriblemente irritante o por que cuando andaba a su alrededor, con aquella velocidad suya tan desconcertante, embotaba sus instintos de espía. Clint estaba seguro de que aquella tensión, era una combinación de las dos cosas.
Sin saber muy bien porque, levantó el arco, sin mayor reclamo, dispuesto a comenzar la mentada “clase” en la que Steve lo había embaucado, Pietro soltó el aire detrás suyo.
- La cuerda se tensa… -Comenzó, hablando en susurros. El menor tuvo que dar un paso hacia adelante - Los músculos posteriores se endurecen y aprietan. - Pietro bajo su vista por los hombros y espalda del arquero, recorriendolo lentamente hasta la curva del firme trasero - Calmas tu respiración. - Dos latidos - Exhalas… - ¡Boom, boom! - … relajas tu mano… - ¡Boom…!
El tibio aliento de Pietro en su cuello, lo sacó de su ensimismamiento. La flecha había dado a varios puestos lejos del blanco, y tanto Clint como Pietro estaban en shock, aunque no por el mismo motivo.
Clint miraba atónito a la despreciable flecha incrustada en la marca número #7, a cuatro puestos del centro, míentras que Pietro no despegaba sus ojos del arquero, admirandolo en silencio, hasta que lentamente guió su mirada hacia el blanco en la pared y no pudo evitar estallar en carcajadas.
La estrepitosa risa del menor le sono terriblemente irritable en sus oídos, apretó el arco en sus manos al tiempo que fruncia el ceño. El de cabello plateado seguía riéndose escandalosamente, aún cuando Clint se giró a enfrentarlo, con un pequeño puchero y todo.
- ¿Te parece gracioso? ¿Qué tal si ponemos el tiro en tu trasero? te aseguró que daré justo en el blanco, talvez aún te parezca gracioso - le espetó irritado.
En ese momento, Natasha irrumpió en la habitación, abriendo la puerta de golpe, sobresaltando a ambos hombres en el interior. La pelirroja los examinó un segundo, sólo para dirigirse a Pietro con tono irritado.
- Steve ha estado buscandote todo el rato, te quiere en el salón lateral ahora mismo, para el entrenamiento. Muévete, Maximoff - Natasha salió tan abruptamente como entro, dejandolos plantados en silencio uno frente al otro. Clint arqueo una ceja en reproche.
- Creo que tendremos que dejar las lecciones para otro día, ¿eh? - Rompió el silencio, el menor, ofreciéndole una sonrisa un tanto cohibida. El arquero no se inmutó. - Bueno… eh, te veo luego.
Clint estuvo a punto de soltarle algo como “Espero que Steve pateé tu trasero” (aunque probablemente eso sólo se quedará en un deseo) o un “Espero no volver a verte”, cuando con un par de rápidos movimientos Pietro salió de la habitación, Clint parpadeo desconcertado, una vez mas, tratando de ubicarse en el tiempo y determinar si el viento que había levantado el menor con su corretiza, había rosado abruptamente su rostro o si Pietro le había robado un beso suave y rápido, antes de dejar la flecha pérdida entre sus manos y huir por la puerta